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No Puedo Amarte

Capítulo 1: Amarilis De Novak

¡¡¡MATENLA, ELLA Y EL MERECEN LA MUERTE!!! - *Gritos*

- ¡¡¡SON LO MÁS ASQUEROSO E IMPURO DEL REINO!!! - *Gritos*

Eran los gritos de los ciudadanos del pueblo, mientras yo caminaba directo a la guillotina en dónde cortarían mi cabeza, como castigo por mis pecados.

Al llegar a el lugar un hombre me hizo un arrodillarme y colocar mi cabeza en la guillotina, pero en frente mío estaba el Emperador Augustus Fiodort, un hombre de 25 años que hace un año se convirtió en el actual Emperador y yo era su prometida.

- Mírate, tu belleza está desecha, esos hermosos ojos carmesí ahora están apagados, yo estaba dispuesto a darte todo, pero tú preferiste al bastardo de mi hermanastro - *Dijo el Emperador Augusto, con una mirada fría y cruel ante ella*

- Oh vamos cariño, sabes perfectamente que tú merecías más que una hija ilejitima - *Dijo su esposa la Emperatriz Annabelle*

En ese momento ella lo beso, pero era un beso sin sentimientos por parte de Augustus ya que el a quién quería fue a Amarilis.

~ Dónde está, por favor solo déjenme verlo una vez más ~ *Dijo Amarilis con lágrimas en los ojos*

Amarilis De Novak fue una de las 10 mujeres más hermosas en el imperio, pero era muy tímida y reservada, muchas damas quería tener su belleza y entre ella estaba Annabelle De Novak, su medía hermana y hija legítima del Conde De Novak, Annabelle tenía una belleza “pura” cabello largo y brillante dorado, con ojos púrpuras cómo los de la realeza, pero Amarilis tenía una belleza seductora cabello largo, ondulado y plateado pero lo más característico eran esos hermosos ojos rojos como si fueran gemas.

Entre los hombres que se enamoraron de la belleza de Amarilis estaba el principe heredero Augustus, un hombre de cabello rubio y ojos azules como los de un principe en los cuentos de hadas, se enamoró de ella a primera vista y en cuanto supo su nombre, fue hasta el conde y pidió su mano en matrimonio.

- Ni siquiera en tu final, dejas de pensar en ese maldito - *Dijo Augustus muy molesto por ello*

~ No, porque yo siempre lo amaré ~ *Dijo Amarilis sonriendo con dulzura*

Augustus estaba lleno de irá por ello, nunca logro entender que ella jamás lo amaría, pero si le entregaba su amor a su hermanastro, que aún sabiendo que nunca tendría nada aquel hombre aún así lo amaba con locura.

- ¡¡¡AMARILIS!!! - *Grito un hombre*

Ella al verlo lloro de la felicidad, ya que al ser su último momento de vida, estaba feliz de volver a verlo por última vez.

Aquel hombre era Maximiliam Fiodort el medio hermano del Emperador Augustus y el hijo ilegítimo del difunto Emperador, era un hombre de cabello negro muy oscuro y ojos azules como los de su hermano y padre.

Maximiliam fue corriendo hasta ella, pero lo detuvieron los guardias reales ya que el estaba en la prisión real, solo que el escapó para verla una vez más.

- Tú, que demonios haces aquí Maximiliam - *Dijo el emperador Augustus furioso*

- Por favor hermano, te lo suplico castigarme a mí, por favor déjala vivir personala a ella, yo recibiré su castigo - *Dijo Maximiliam arrodillándose ante Augustus suplicando por la vida de su amada*

~ No Maximiliam, no lo hagas por favor ~ *Dijo Amarilis con su voz muy débil*

En ese momento, Augustus estalló en irá por la forma en la que ambos se amaban, incluso aún muy cerca de la muerte no dejaban de aferrandose a ellos con tanta fuerza como si fuera la primera vez, el los odiaba por ello, a Amarilis por no ser las del montón que se enamoraban de el y a su hermano por tener el afecto de alguien a quien el deseaba.

- Ja aún eres tan patético, no lo entiendes aunque yo le perdone la vida, jamás los dejaré ser felices incluso después de la muerte, por eso es que ella morirá y tú vivirás para sufrir en su lugar - *Dijo Augustus riendo en la cara de Maximiliam y pisando la mano de su hermano*

- ¡¡¡SUELTEN LA GUILLOTINA!!! - *Grito Annabelle, con mucha fuerza pues ella que quería ver a su hermana muerta*

¡¡¡NO POR FAVOR, AMARILIS!!! - *Grito Maximiliam con lágrimas caer de su cara*

En ese momento Amarilis cerro sus ojos y por esos pocos momentos logro ver su vida, los malos tratos por parte de la Condesa y su hermana Annabelle, su padre haciendo oídos sordos por ello, el momento donde se le notificó su compromiso con el príncipe Augustus, que al principio estaba feliz pero la realidad le dió a conocer que para el, ella solo sería un insignificante trofeo mientras se rodeba de muchas mujeres y el momento en dónde conoció a Maximiliam, el hombre más dulce y sensible que a pesar de su vida, sus inseguridades y sus defectos la amo con mucha pasión incluso durante su muerte.

Maximiliam en el momento que vió la cabeza de su amada rodar y llenarse el piso de su sangre, enloqueció por lo que atacó a un guardia y tomo una de las dagas que traía el guardia.

- ¿Que crees que hacés Maximiliam? - *Dijo Augustus*

- Tu que crees - *Dijo Maximiliam apuntando con la daga su cuello*

- ¡¡¡SUÉLTALO!!! - *Grito Augustus enojado*

- ¡¡¡NO PREFIERO NO VIVIR MÁS QUE VIVIR EN UN MUNDO DONDE ELLA JAMÁS ESTÉ!!! - *Grito Maximiliam y se cortó el cuello con la daga*

Aquel lugar se llenó de la sangre de ambos amantes que sin importar que tan impuro, imposible y denigrante fuera aquel amor se acompañarían impulso en la muerte...

Capítulo 2: Retroceso.

Luego de aquel evento todo el mundo entro en pánico ver demasiada sangre era horroroso.

- Majestad, ya todo termino por fin podremos ser felices para siempre - *Dijo Annabelle abrazando a Augustus*

- Aléjate, entiende de una vez por todas que a pesar de ser mi esposa te odio, yo quería a tu hermana no a tí - *Dijo Augustus empujándola ya que le daba asco su presencia*

- Pero ella nunca te amó, en cambio yo eh estado enamorada de usted majestad durante años - *Dijo Annabelle llorando con una cara muy dulce y que daba pena*

- Quita esa cara, te recuerdo que tú falsedad no funciona conmigo - *Dijo Augustus muy molesto y llendose del lugar*

Mientras Annabelle se mordía los labios, no entendía que era lo que el Emperador vio en su hermana, lo único que ella tenía era belleza pero nada más, no era muy lista, ni fuerte ni nada ella era una don nadie pero aún así siempre obtenía lo mejor de todo y todos.

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Pasaron los días y todos en el reino estaban muy felices, pero Augustus no lo estaba, el se había sumergió en un mar de desesperación y dolor por haber matado a la única mujer que amo con todo su corazón, la única la cual hizo nacer aquel lado dulce y cariñoso que a nadie le mostró, pero que nunca le dió la oportunidad de conocer.

Pero solo hacia falta tiempo, ya que hace unos días antes de la muerte de Amarilis encontró un conjuro para volver en el tiempo, este un hechizo prohibido que te daba la oportunidad de volver 5 años atrás, pero para ejecutarlo debías pagar un valor muy alto por ello, no eran joyas, tierras, ni oro o diamantes, era entregarle la vida de la persona que más amas en tu vida y fue por ello que mando a matar a Amarilis acusándola de un delito que jamás cometió, en aquel momento el se sintió devastado al verla morir, pero se reconfortaba al saber que la volvería a ver, pero está vez estaba decidido a ganar su corazón, y si no lo hacía volvería a utilizar el hechizo y la volvería a matar las veces que fueran necesarias para hacerla suya para siempre.

Pero ahora necesitaba terminar el hechizo, este último consistía en Su¡c¡d@rse para hacer que las almas de los se volvieran a encontrar y así lo hizo tomo una daga y la enterró en lo más profundo de su cuello y con ella la deslizó hasta el otro extremo, la sangre no tardó en correr y con ello la muerte llegó a él, esa herida fue tan letal que no le dió tiempo ni para pensar en nadie más que no fuera Amarilis.

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El sonido de los pájaros cantando por la mañana, junto a la luz del sol que entraba por su ventana, ella al sentirlos se levantó de inmediato.

- ¿Pero qué, en dónde estoy? - *Dijo Amarilis quien recordó su muerte*

- ¿Cómo es posible que esté viva o esto es un sueño? - *Dijo ella sostenido su cuello*

De pronto ella se levantó de la cama y fue corriendo a verse a su espejo, quería ver qué había sucedido ya que no era posible que aún siguiera con vida después de que le cortarán su cabeza, pero al mirarse se quedó en shock.

Su cara era más joven que antes, al parecer había viajado en el tiempo viviendo a la edad de 17 años sólo que no sabía en qué día estaba precisamente.

De pronto la puerta se abrió lo que la hizo salir de sus pensamientos y mirar a la persona que había entrado a su habitación.

Era un mujer de cabello largo y negro liso, ojos púrpuras y suaves labios rojos.

Su mirada estaba llena de preocupación, aquella mujer era la Condesa Novak, la esposa de su padre y madre de Annabelle.

- Amarilis estás bien, te duele algo y tienes al síntoma?? - *Dijo la mujer con mucha preocupación en su mirada*

- Descuide Condesa Nelly yo me encuentro mucho mejor, pero no recuerdo que pasó - *Dijo Amarilis con una mirada de confusión*

La Condesa Nelly Worhing Novak, ella a pesar de que el Conde no la amará y siempre le reprochará por haberse casado con ella, nunca trato mal a Amarilis, de hecho fue la única persona que siempre se preocupó por ella y la ayudo a escapar del Emperador para vivir feliz con él príncipe ilegítimo ya que ella no quería la misma vida que ella a tenido que soportar a lado de un hombre que no la ama y solo la desprecia.

- Bueno no sabemos quién fue todavía, pero el Conde está buscando al responsable que te envenenó en la cena - *Dijo Nelly algo asustada*

- Gracias Condesa, usted siempre me ayuda en todo - *Dijo Amarilis sonriendo*

Nelly se acercó a su cama, tomo una almohada y se la aventó en la cara.

- Y yo ya te eh dicho que me digas mamá Nelly, no me gusta que solo me hables con mi nombre de pila - *Dijo Nelly haciendo un puchero de enojo, pues ella la quería como una hija*

- Jejeje está bien mamá Nelly - *Dijo Amarilis sonriendo dulcemente*

En ese momento logró ver una enorme sonrisa en el rostro de la Condesa se notaba que estaba muy feliz, en el pasado Amarilis nunca le dijo madre ni siquiera la llamada por su nombre Nelly ya que nunca se sintió con derecho de llamarle madre a alguien que no fuera de su sangre.

- Bien Amarilis, deja le hablo a la sirvienta para que te traiga tu desayuno, en un momento vuelvo - *Dijo Nelly llendose muy feliz*

Amarilis sonrió por ello, así que buscaría un vestido apropiado para ponerse y salir a caminar por un momento.

- Vaya la bastarda por fin despertó esto no es grandioso madre - *Dijo una mujer de cabello rubio y ojos púrpuras*

Ella reconoció la voz y con algo de miedo volteo a verla, ella era Annabelle Novak su media hermana y la mayor.

- Si es sorprendente, creí que se quedaría acostada sin hacer nada como siempre, pero no sé puede hacer la tran cosa con ella - *Dijo otra mujer de cabello blanco y ojos azules*

Ella era Míriam Linnett Novak, su madre y la amante de el Conde, en su otro vida ella a pesar de ser su madre siempre la desprecio por no nacer siendo hombre ya que al ser otro hija no podría heredar el Condado de su padre, por lo que siempre apoyo a Annabelle y también la maltrataba juntas como si fueran “madre e hija”.

Capítulo 3: Mi Padre

Amarilis las miro, talvez en el pasado ella agacharia la mirada y comenzaría a llorar, pero ahora que volvió no permitiría que la humillen o al menos no tan fácilmente.

- Pero cómo podría hacer algo si yo fui envenenada, Annabelle tu deberías entenderme no??, cuando tú enfermaste solo por una pequeña tos, hiciste todo un drama por ello - *Dijo Amarilis sonriendo y cruzándose de brazos*

Ambas se quedaron sorprendidas por las palabras de Amarilis, pues ella nunca les había contestado siempre les decía lo siento o solamente comenzaba a sollozar en silencio.

- Cómo te atreves a contestarme hermana yo solamente busco tu bien pero veo que tú solamente me odias - *Dijo Annabelle con un rostro preocupado*

- No creo que una persona como tú sepa realmente preocuparse o sentirse angustiada por alguien más, y usted señorita Miriam, creo que tampoco tiene el derecho de reprocharme algo cuando usted aún sigue siendo la amante de un hombre ajeno, yo que usted tendré un poco más de vergüenza y de pudor sobre mi persona - *Dijo Amarilis con el seño fruncido por la molestia, ya que esas eran las palabras que se habían guardado durante mucho tiempo*

- ¡¡¡CÓMO TE ATREVES A HABLARME DE ESE MODO MALDITA BASTARDA!!! - *Grito Annabelle y le dio una cachetada Amarilis, lo que hizo que la tirara al suelo*

En ese momento la Condesa Nelly entró a la habitación junto a dos mucamas, las cuales venían a servir a Amarilis, ellas vieron el momento en donde Anabelle golpeó a Amarilis por su enojo.

La Condesa se molestó mucho por eso, sabía perfectamente que su hija o bueno su verdadera hija siempre se mostró celosa hacia el afecto que recibía Amarilis por parte de su padre, ya que la quería más a ella pero no a Anabelle porque se parecía mucho a él.

- Anabelle Pero qué haces acaso no sabes que Amarilis está muy débil, si no quieres que informe al Conde sobre lo que hiciste será mejor que tú y esa mujer se vayan de aquí - *Dijo la Condesa ayudando a Amarilis a levantarse del suelo*

Anabelle comenzó a apretar su vestido por el enojo, Así que solamente se marchó lo más rápido que pudo y enseguida fue seguida por Miriam.

- Gracias mamá Nelly, aunque yo pude haberme enfrentado a Anabelle - *Dijo Amarilis con su cuerpo temblando ya que aún se sentía débil*

- No, no digas tonterías, sabes que yo siempre quiero ayudarte aunque desgraciadamente no puedo hacerlo, el Conde le da más prioridad a tu madre que a mí pero haré lo que puedas incluso si tengo que encerrar a esa hija mía para que aprenda la lección lo haré - *Dijo La Condesa Nelly riéndose un poco*

Ambas se comenzaron a reír por el comentario de hace un momento, sin duda alguna cualquier persona que las vieras pensaría que ambas son madre e hija.

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...Más Tarde......

ya había llegado la tarde, y en ese momento se comenzaba a servir el almuerzo, las cuatro mujeres estaban en el comedor solamente estaban esperando a que apareciera el Conde el cual llegó en ese preciso momento.

El Conde Magnus Novak era el esposo de la Condesa Nelly, amante de la señorita Mariam y padre de Anabelle y Amarilis.

Conocido por ser un hombre bastante inteligente en cuanto a los negocios, muy frío de corazón y alma, pero dichas palabras parecían erróneas al momento de estar junto a su amada hija Amarilis, porque todo el mundo sabía de que él le daba más prioridad a ella que a su verdadera y legítima hija, pero no era porque no la quisiera, también la ama pero quiere que aprenda a ser más educada ya que si no lo hace por su cuenta, los demás nobles no querrán dejar que Annabelle tomo el título de Condesa.

- Amarilis me alegra saber de qué te encuentras mejor, me preocupé mucho cuando caíste de repente después de cenar, pero no te preocupes mandé a mis guardias a que busquen al responsable de ello - *Dijo el Conde mientras cortaba la carne de su comida*

- Gracias padre, aunque ya me siento agradezco mucho tu preocupación - *Dijo Amarilis con una gran sonrisa en el rostro*

En ese momento ella de verdad se sentía muy feliz de verlo, en su otra vida su padre murio envenenado por Annabelle, dicha muerte fue de la que la culparon y la llevaron a la orca por el crimen cometido.

- Por cierto hijas, el Emperador está buscando una esposa para su hijo el principe heredero, así que todas las damas están invitadas a ir al palacio y presentarse ante el - *Dijo el Conde muy tranquilo*

- Encerio, wow es maravilloso padre, prepararme mi mejor vestido para visitar al principe - *Dijo Annabelle muy feliz ya que ella creía que sería elegida por el*

- Padre, me darías permiso de comprar un vestido, ya que el dinero que mi madre me da no creo que me alcance - *Dijo ella muy “timida"*

- Cómo que el dinero que te da tu madre no alcanza, un vestido nuevo por muy costoso que sea no alcanza el valor de 100 monedas de oro - *Dijo el Conde algo confundido*

Miriam en ese momento comenzó a sudar frío, ya que el dinero que el Conde le daba para Amarilis se lo gastaba en accesorios de oro, maquillaje y vestidos súper costosos los cuales compartía con Annabelle.

- Bueno es que mi madre talvez esté ahorrando pero ella solo me da 15 monedas de oro y se molesta si le pido más ya que dice que no es necesario gastar tanto en mi - *Dijo Amarilis con lágrimas bajando de sus mejillas*

El Conde en ese momento miro mal a Miriam y se levantó de la mesa muy molesto.

- Miriam Linnett, a mi despacho ahora - *Dijo el Conde muy enojado*

Miriam se levantó muy asustada y fue en dirección hacia el despacho del Conde, La Condesa Nelly fue también ya que se requería de la presencia de ella en está situación.

- Que rayos te pasa Amarilis, no sientes pena por mamá, el Conde seguramente la reprendera fuertemente por tu imprudencia - *Dijo Annabelle enojada*

- Y eso que, no me importa si la vota a la calle, total yo soy más hábil que ella y descuida hermana mayor al igual que madre buscaré una forma para sacarte de este Condado y nunca verte nuevamente - *Dijo ella sonriendo con su dulce sonrisa, para fingir inocencia*

Amarilis se fue del comedor, ya que si volvió en el tiempo talvez no podría cambiar su final, así que se resignara a casarse con el príncipe, pero no le dará su vida en bandeja de plata y peleará para no estar a su lado, solo que está vez no involucrara a Maximiliam ya que lo que si no soportaría es verlo sufrir otra ves por su culpa...

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