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Epic Conquest: la odisea de Edna

Prólogo

Hace casi cien años, en el cielo apareció una grieta; un portal dimensional que comunicaba a este mundo, con algo más; a lo que los humanos conocimos, como el reino de los demonios.

A través de esta, miles de demonios cruzaron hacia nuestro mundo, con solo una finalidad, masacrar sin piedad a todo lo que se encontrara en su camino sin importar cuánta sangre se derramara.

La humanidad, en ese momento, se encontraba en una guerra contra sí misma, pero frente a una adversidad tan grande como los demonios, no tuvieron otra opción qué unirse para luchar contra un enemigo en común. Por primera vez los humanos bajaron sus armas y detuvieron las guerras; fue así como nació la Alianza.

Décadas de sangre y obscuridad ha tenido que soportar la humanidad en esta guerra contra los demonios, que, a pesar de tantos años, no ha querido cesar.

Décadas han pasado y la grieta responsable de esto, ha dejado de existir, pero la era de los demonios no ha cedido ni un poco, debido a su rápida reproducción y expansión por el territorio dominado.

Mientras el tiempo transcurría, el cruce de humanos y demonios fue inevitable, una aberración que anunciaba una nueva era de conflictos

Y de esta manera nacieron estos híbridos, que a simple vista tienen apariencia normal. Pero, por sus venas corre sangre demoníaca, lo que les otorga poderes sobrenaturales, que duermen en su interior. No solo su aspecto es humano, también su comportamiento. Sin embargo, cuando su corazón es consumido por la oscuridad, se vuelven demonios por completo. Fue así que nació lo que conocemos como magia.

La Alianza vio a los híbridos como una amenaza, y se refirieron a ellas de forma despectiva como “Brujas”, y ordenaron la muerte inmediata de niña o adulta con estos rasgos, para de esta forma proteger a la humanidad de estos seres.

Pero ante esta orden, las brujas se rebelaron contra la Alianza para proteger a sus seres queridos. Dando inicio de este modo a una guerra civil, en la que se derramó aún más sangre de la que yacía en el suelo por la guerra contra los demonios.

Muchas vidas inocentes se perdieron, también muchas brujas sucumbieron en la oscuridad, volviéndose demonios y causando más muertes de las que ya había.

Desde aquel día, la humanidad no ha Dejado de sufrir. La Alianza y las brujas se ven como enemigos. Su odio y rencor prevalece aún en el día de hoy.

Con todo el odio que existe, ¿podrá la humanidad estar unida?

¿Podrá el mundo estar libre del caos…?

...Capítulo I...

Una cabaña se puede divisar a lo lejos con los primeros rayos del amanecer. El reconfortante clima hacía que la suave brisa se sintiera muy reconfortante. El sonido de los animales por el despertar hacía parecer el ambiente como un coro de sonidos, que a pesar de ser tan aleatorios, suenan de forma muy agradable.

En el interior de la cabaña se encuentra una hermosa chica de cabello rojo, y con ojos del mismo color. Su apariencia es la de una adolescente, su cadera ensanchada, cintura estrecha y rostro angelical, haría que cualquier hombre se quedará embelesado con solo verla. Y su ropa consiste en un vestido corto que le llega a su pierna, común pequeño chaleco gris y unos shorts cortos de color negro, y un libro de mediano tamaño en sujeto con un pequeño estuche de cuero a su cintura.

Frente a la chica… Frente a ella una mujer de túnica negra, cuya capucha le cubre el rostro hasta los ojos, su postura la hacía ver con ansias… hasta que hablo.

— No hay nada más que pueda enseñarte, mi querida Edna. Después de tantos años… por fin es momento de decir adiós.

Decía la mujer de la túnica

— ¿A dónde vas a ir, maestra?

Preguntaba la chica de cabello rojo, con un brillo melancólico en su mirar

— Es mi deber guiar a otras brujas perdidas como tú. Quien una vez perdió la esperanza y lleno su corazón de odio en su lugar… pero ahora eres una buena persona, con un corazón puro. Ya no siento una presencia demoniaca en ti. Aunque la sangre de demonio corre por tus venas, solo tu corazón dicta quién eres realmente.

Dijo aquella mujer abriendo la puerta.

— Te estoy muy agradecida. No únicamente me salvaste de la oscuridad, también me diste la oportunidad de salvar a mi hermano pequeño. Me sentiré muy sola sin ti…

— No te preocupes querida. Estoy segura de que encontrarás mejor compañía que yo. Bueno… es hora de que me vaya. Tú también deberías apurarte para encontrar a tu hermano, tengo un mal presentimiento. Adiós…

Al decir esto, la mujer desaparece del sitio, dejando sola a Edna, con una sonrisa de alegría y nostalgia.

— Y ahí va… Siempre desapareciendo en un parpadeo. Ni siquiera me da tiempo de decir adiós…

La agarra un bolso, y empieza a guardar ciertas cosas necesarias para su viaje. Una vez terminado, sale de la cabaña.

La chica saliendo lentamente comienza a observar el paraje donde estuvo muchos años entrenando con el fin de aprender a controlar su poder y liberarse de la obscuridad de su corazón. Fue inevitable que algunos recuerdos saltarán a su mente; Tantas vivencias y experiencias que le ayudaron y le ayudarán en su viaje, le dieron la valentía de seguir su camino; a todo esto ella nada más sonrió por el cariño que le tiene a aquel lugar.

— Bueno, supongo que es hora de empezar mi viaje. Espérame Aiden… Sea como sea, te salvaré.

Su rostro se tornó bastante serio, puesto que la ilusión de salvar a su hermano era lo que la motivaba; y así, una vez que ordenó sus pensamientos, salió Edna en su viaje.

***

Edna está en un camino lleno de árboles, observando a su alrededor como si estuviese buscando algo o estando atenta ante los ataques de demonios.

— Hace ya una semana desde aquel día. He caminado por bosques… praderas… Sin tener idea de a donde voy…

Edna tenía un rostro de cansancio, mientras hablaba para sí misma.

— Bueno… lo único que puedo hacer ahora es seguir caminando. Puede ser que haya una aldea cerca. Sí, Edna ¡Sigue pensando en positivo! Vamos solo cree en la comida.

Luego de caminar por largas horas, llega a un lugar en donde se encuentran vallas y casas. Pero ella está jadeando y cansada, por lo que sé no se da cuenta de donde está.

— Nunca pensé… que este viaje… sería tan agotador… Estoy empezando a ver cosas… vallas… casas… ¿¡Vallas!? ¡¿Casas! ¡Es… una aldea! ¡Por fin! Los pensamientos positivos valieron la pena~. Primero visitaré la posada. Hace días que no duermo en una cama…

En ese momento su estómago gruñe, y así vez su rostro muestra una expresión de profunda decepción mientras se lleva las manos a su estómago. Por lo que ella continúa:

— vale~ no puedo dormir con el estómago vacío, ¡comida sabrosa, allá voy!

Edna corre tan rápido como puede, pero al entrar a la aldea aparecen dos demonios. Su piel es de color verde, su aspecto es muy similar a la de un hipopótamo de pie, pero en lugar de orejas tienen cuernos.

— ¡Eh~! Justo cuando pensaba que por fin iba a poder descansar. Acaban de hacerme enfadar mucho ¡Deberían saber que no tengo piedad cuando tengo hambre! ¡Prepárense para ser calcinados!

En ese momento, de las manos de Edna comienzan a formarse flamas de un rojo resplandeciente muy fuerte, preparándose para la batalla.

Los demonios se abalanzan contra ella, y la intentan golpear con todas sus fuerzas, sin embargo, ella se agacha, hace que su llama tenga más calor, y con un giro incendia todo a su alrededor con una llama tan fuerte que acaba con ambos demonios a la vez.

— Ahora tengo aún más hambre. Un momento… ¿Un demonio aquí en la aldea? ¡¿Esto no es malo?! Siento la presencia de muchos demonios en esta aldea, Además de una gran presencia demoniaca. Debo darme prisa…

Cuando va a ponerse en marcha la acorralan cuatro demonios.

— Uno… dos… cuatro de ellos. Esto va a ser complicado. Pero… ¡Todo este entrenamiento no fue para nada! ¡Allá vamos!

Los demonios comienzan a atacar a Edna en grupo, pero ella se las arregla para esquivar todos los ataques. Luego toma una postura, comenzando a lanzar bolas de fuego hacia ellos, creándoles mucho daño y cuando están acumulados en un área, crea un remolino de fuego en donde están, acabando con todos de inmediato.

Justo cuando termina, escucha algo.

— He oído un grito. Viene de esa dirección. Espero que no haya ningún problema.

La chica empieza a correr muy preocupada. Va tan rápido como puede a donde escucho el grito y ve un chico frente al cuerpo de una mujer.

— ¡No…! ¡Hermana despierta!

El chico está llorando y desesperado con las manos en la cabeza.

— ¡No puede ser! ¡¿Llegué tarde?! ¡Esperen ahí! ¡Voy para allá!

La chica intenta llegar donde están esas personas, pero un demonio aparece en medio de ella y las personas. La diferencia es que este es mucho más grande que los otros, y su fuerza no es para nada comparable.

— ¡¿Uno grande!? Así que esta es la fuente de esta abrumadora presencia. No tengo mucho tiempo. ¡Acabaré con esto rápido e iré a ayudarlos!

Edna estaba muy nerviosa, una gota de sudor recorría su mejilla y no había terminado de pronunciar las palabras que estaba diciendo cuando el demonio se propuso a atacarla y no solo su fuerza era de otro nivel, sino también su velocidad. Edna apenas y tuvo tiempo de esquivar su ataque; aprovecho el momento para crear otro remolino de fuego para acabar con él, como hizo con los otros, pero el demonio resistió el fuego y pateo una roca grande directo a Edna. Ella solo pudo pensar por unos segundos, así que inclinó un poco su rostro, pero un filo de la roca le hizo una pequeña herida en su mejilla.

(Este demonio es, por mucho, más fuerte que los otros, tendré que acumular mucho maná para poder derrotarlo) opinaba Edna mientras podía hacerlo.

Así que se puso de pie, empezó a acumular una gran cantidad de llamas en su cabeza hasta generar una bola gigante que lanzó contra el demonio, que apenas pudo acabar con su vida.

— Ese demonio sí que era fuerte… Pero la pesada presencia demoniaca… sigue aquí. Si eso no era la fuente, ¡entonces la aldea sigue en peligro!

Sien embargó, está muy preocupada por los aldeanos, por lo que corre tan rápido como puede a donde está el chico.

— ¡Eh, tú!

Dice Edna para llamar la atención del chico.

— Señorita, ¡¿Usted acabó con los demonios?! Muchísimas gracias.

— No hay problema. Más importante… ¡¿Cómo está tu hermana?! ¿Los demonios le hicieron daño?

— No… no lo sé…

Edna se arrodilla frente la mujer y la examina.

— Gracias a Dios, aún respira.

— ¿De verdad? ¡¿Aún está viva?!

— Puedo asegurarlo. Solo deja que descanse un rato. Um… ¿Este es el único sitio atacado por los demonios?

La chica se pone de pie.

— No. Hay más en el otro lado de la aldea.

— ¡Llévame allí! ¡Rápido!

— Vale ¡Por aquí señorita!

Capítulo II

El Salón de los caballeros, un sitio de prestigio para aquellos que luchan para mantener la paz con esta crisis de los demonios. Hay caballeros con sus armaduras por todas partes, listos para pelear si se decidiera de inmediato. El comandante de este salón, está en su escritorio leyendo un informe que le acaba de llegar. Cuando de pronto, alguien toca la puerta.

— ¡Pase!

Exclama el Comandante. Él es un hombre como de cincuenta años, robusto, de voz ronca, con el cabello castaño claro y ojos negros. Su armadura es reluciente con un bordado dorado y una capa que usa como símbolo de su posición, el comandante del lugar.

Al abrirse la puerta, entra un chico de cabellos y ojos azules, con una edad aproximada de diecinueve años, una armadura bordada, pero sin casco, solo una espada y un escudo como muestra de que es un caballero de elite. Debajo de su armadura, tiene un suéter de color azul.

— ¿Me llamó, comandante?

Preguntó el chico.

— Así es, Alaster. Hemos recibido un informe sobre un caso de demonio en una aldea remota, cerca de las llanuras de Sill. Y esta vez… son Bogus de nuevo. Son demonios inteligentes que aprendieron a utilizar armas, pero su fuerza física es solamente la mitad de un hombre saludable. Alaster, ¿puedes hacerlo solo?

— ¡Sí, señor! Los mataré a todos y cada uno de ellos.

El chico se pone firme y hace el saludo de caballero, el cual consiste en colocar la mano izquierda sobre el pecho.

— ¡Lo primero es proteger a la gente!

Grita el comandante golpeando el escritorio y poniéndose de pie.

— ¡Perdón, señor! Protegeré a la gente y mataré todos los demonios.

Corrige el caballero de inmediato.

— Tienes que tener claras tus prioridades. Escucha, Al. Si dejas que una sola persona muera, no dudaré en echarte de mi división.

— Entendido, señor. Por mi orgullo de caballero, prometo… que volveré con buenas noticias. Entonces, ¿cómo llego a la aldea? Está muy lejos y parece que necesita ayuda inmediata.

— Ve en carruaje de dragón.

Responde el Comandante retomando su asiento y empezando a revisar sus informes.

— ¡¿Quieres que monte un demonio?! ¡Ni de broma! Mejor voy a pie…

Alaster parecía bastante enojado, pero es interrumpido por el comandante.

—… ¡¿Y dejar que destruyan toda la aldea!? ¡No digas tonterías o le daré la misión a otro!

El comandante fija sobre él una mirada fría y poderosa, juzgándolo.

Alaster chasquea los labios muy bajos para que el comandante no lo escuché y dice:

— Perdón por mi rudeza, señor.

— Técnicamente, no montarás al dragón. Te subirás al carruaje, alguien lo montará y te llevará a la aldea. Luego puedes volver a pie cuando termines el trabajo. Prepárate, solo tienes diez minutos.

— ¡Sí, señor!

Alaster se dio media vuelta y salió de la sala del comandante.

(¡Mataré a todos y cada uno de ellos!) piensa Alaster al cerrar la puerta. (Si… por el mundo) se mostró con una determinación increíble nunca antes vista, reflejada en su mirada.

***

En medio de un bosque, cerca de la aldea, se acerca un carruaje tirado por un dragón. Al llegar al lugar se detiene, y al abrir la puerta sale Alaster, no muy contento, por el hecho de haber sido transportado por un dragón.

Al bajarse, le da las gracias al que conduce al dragón y se marcha hacia la aldea. Mientras que el carruaje vuelve a la capital.

— Ese carruaje de dragón fue realmente rápido. Habrían sido cinco días a pie, pero… Aun así, es un demonio sin corazón que podría matar gente inocente… No podemos recuperar la paz en el mundo si siguen usando demonios como mascotas. Tsk… La aldea está solo unos pasos hacia el sur. Mejor me doy prisa, no quisiera que me saquen del escuadrón de elite.

Alaster camina hacia donde está la aldea y al entrar, siete demonios aparecen delante de él.

— Heh… ¡¿Ya están dando la cara?! Bien, ¡vamos a calentar!

Responde con una sonrisa maliciosa al ver a los demonios.

Alaster flexiona un poco su cuerpo y desenvaina la espada. Calcula la distancia de los demonios, y se desvanece del lugar, dejando solo una estela de polvo. Su velocidad es increíble. A tal punto que aparece cerca de los demonios y con pocos espadazos acaba con todos ellos. Algo interesante es que los cuerpos de los demonios, se desvanecen dejando solamente la sangre en el suelo.

— Como esperaba. Ni un poco de sudor.

Comienza a observar su entorno y continua:

— No hay nadie aquí. Debería ir a la plaza.

Mientras intenta llegar, una considerable cantidad de demonios lo rodean.

— ¡¿Una emboscada?! Bueno, era de esperar. Pero aun así, ¡es una pelea justa para mí! No quisiera quedarme con ganas a media batalla.

Él se abalanza contra los demonios y empieza a esquivar todos los ataques.

No solo esquiva a los demonios, sino que también los mata al instante, y con un solo corte, logro acabar con la gran mayoría. La espada la mueve a tal velocidad que no es posible verla a simple vista, nada más algunos destellos por donde ella pasa. No pasa mucho tiempo cuando ya ha matado a todos los demonios.

— Me pregunto por qué estos Bogus no llevan armas. Tienen la inteligencia para usar armas humanas. Qué más da… Solo unos pasos más, para llegar a la plaza.

Se dice a sí mismo mientras toma aire.

Luego de esto, Alaster camina hasta donde sé encuentra la plaza, pero no encuentra a nadie, ni una sola persona o víctima.

— No veo a nadie aquí. ¿Escaparon? ¡¿O fueron secuestrados? Esto no gusta nada.

Muestra bastante preocupación en su rostro.

En ese momento, no terminaba de observar el área cuando aparece un Bogu gigante, que lleva ciertas armaduras de cuero y hierro, además de un hacha gigante de batalla. La altura del demonio es la equivalente a dos personas. Alaster al verlo se sorprende al respecto.

— Un demonio… ¡Nunca he visto uno como este! ¡Está lleno de armas y armaduras!

— ¡Un caballero!

Dice el demonio al ver a Alaster; con una voz que era muy ronda y resonante.

— ¡¿Puede hablar?!

Responde Alaster muy sorprendido.

— ¡Tengo que matarlo!

Continúa el demonio, con su voz de bestia.

— Tsk… ¡Esto será complicado! ¡Pero allá vamos!

En ese momento llegan Edna y el chico. Ella se sorprende al ver al Bogu, por las armaduras que tiene y todas sus armas.

— Whoa… Es como esos cerdos demonios de antes ¡Pero este da más miedo! ¡Estoy segura de que él es la fuerte presencia demoniaca!

Edna está muy sorprendida por lo que ve.

— Hay un caballero real luchando contra él

Le dice el chico a su lado.

(¿Caballero real? Mi maestra me dijo que no me acercara a ellos. Me advirtió de que no mostrará mi poder, o me metería en grandes problemas) pensó Edna.

Alaster estaba frente al demonio sin miedo. Solo tenía ira cuando se abalanzó contra él lo más rápido que pudo, y le lanza un espadazo; pero el Bogu rápidamente lo detuvo con el hacha, creando una onda expansiva.

— Eres fuerte, humano. ¡Pero demasiado lento!

El demonio le lanza un corte que le da en la parte del pecho, el cual fue tan rápido que no pudo esquivarlo. El corte rompió en varios pedazos la armadura de Alaster, y aunque no lo hirió, el impacto hizo que él escupidera una cantidad de sangre considerable, mientras caía a unos cuantos metros y recibiendo unos cuantos golpes por la inercia.

Alaster se puso de pie con dificultad, aguantando el dolor a duras penas. No sabía cuanto más podía resistir.

— Ese caballero… ¡Al paso que va la pelea él morirá!

Grita el chico, lleno de preocupación por él.

— ¡¿Qué?! ¡¿Morir?!

Edna está muy asustada.

(¿Debería ayudarlo? ¿O debería pasar de él?) Piensa Edna dudando de que hacer.

— Hhhh… Hhhh… Este demonio… Nunca lo vi en nuestra lista. Es demasiado fuerte…

El caballero dice eso, con la poca fuerza que le queda.

— Mataré todo lo que vea.

El demonio apuntó con su hacha a Alaster, para darle el golpe de gracia.

(Lo siento, maestra. Pero no puedo dejar que alguien muera. No cuando tengo el poder para salvarlo)

Luego de pensar eso, Edna empieza a acumular todo el maná que puede y crea una bola de fuego gigante, luego la lanza contra el demonio. Él no esperaba un ataque así, por lo que no pudo esquivarlo. Al impactar, lo hizo retroceder bastante.

— ¡¿Una bruja de fuego?! Qué interesante… ¡Rrrrahahahahah! ¡Debo informar a mi Lord!

Dice el demonio luego de que lo impacte el ataque.

Luego solo desaparece con un salto, frente a Alaster.

— ¿Una… bruja…?

Dice Al con su último aliento mientras pierde la conciencia, desplomándose al instante.

El chico corre a donde está Alaster, en su ayuda.

— Solo está desmayado. Llevémoslo a mi casa. Llevaré a mi hermana también.

Luego de examinar a Alaster, lo recoge y lo sube a su espalda, luego a su hermana.

Edna al verlo se impresiona por la fuerza de un chico tan joven como él.

— ¿Estás seguro de poder con los dos?

— No se preocupe, señorita. Soy bastante fuerte.

El chico se dirige a una casa que está un poco alejada del lugar, mientras Edna lo acompaña…

Capítulo III

La luz tenue de la tarde entra por la ventana, dando a la habitación un tono rojizo. Todo allí está perfectamente ordenado, y en medio una cama. Alaster se encuentra acostado de ella, completamente inconsciente. Al lado de la cama se encuentra Edna, leyendo un libro, mientras que el chico, está revisando algunas herramientas en la habitación.

Alaster poco a poco va recuperando la conciencia, y al abrir los ojos Edna se da cuenta de inmediato.

— ¡Whoa! ¡¿Se está despertando?!

Dice Edna al lado de la cama de Alaster.

Alaster al abrir los ojos y recuperar la conciencia; trata de recordar lo que pasó. En su mente llega el recuerdo de la bola de fuego y el demonio.

— Ese demonio… La aldea… Debo… detenerlo…

Alaster parece aturdido mientras se sienta en la cama con la mano en el rostro.

— Tranquilo… Todo está bien ahora

Le dice Edna con voz suave para calmarlo.

— Y la bruja de fuego… debo encontrarla y matarla.

— Espera… ¡¿Qué?!

Le responde Edna bastante exaltada.

El chico se dio cuenta de que Alaster despertó, así que fue a donde estaba Edna.

Al, al ver que a Edna y al chico, se calmó un poco.

— Oh. Lo siento, eso fue grosero. Gracias por traerme a tu casa. ¿Estaban viéndome luchar contra ese demonio? Y esa bruja, con esa gigantesca bola de fuego… Si una bruja tan poderosa se convierte en demonio… el mundo será…

Edna no puede ocultar su sorpresa al escuchar lo que Alaster dice. El chico se da cuenta de eso, y se acerca a Edna.

— {Señorita… no use su poder aquí…}

Le susurra el chico a Edna.

Luego el chico mira a Al, y le dice en voz alta:

— Diga, señor caballero… ¿Por qué quiere matarla…? ¡Ella salvo su vida de aquel demonio!

— ¡¿Por qué?! ¡Obviamente, porque son una amenaza para la humanidad! ¡Todas son demonios disfrazados de humanas! Tarde o temprano despertarán el demonio en su interior…

Decía Alaster, con gran exaltación.

— ¡Pero esas que llamas brujas, son humanas! ¡No demonios! Mientras sus corazones no sucumban en la oscuridad, permanecerán humanas el resto de su vida.

Le grita Edna que no pudo contenerse por más tiempo a las palabras de Alaster.

— ¡Tú qué sabes! Sucumbir en la oscuridad es parte de la naturaleza humana. Nadie puede escapar de eso, no importa el esfuerzo que hagan.

(Whoa, qué punto de vista tan oscuro… no me extraña que no se lleve bien con las brujas). Piensa el chico.

Edna estaba muy furiosa por lo que Alaster acababa de decir, así que empezó a acumular mana y encendió sus manos en fuego.

— ¡¿Qué?! Señorita, ¿qué está haciendo…?

Exclama el chico asustado ya por el problema que se había formado. (Esta… muy enfadada… y la verdad no me impresiona.)

Alaster, al ver las llamas, se queda sin palabras por unos segundos.

— ¡¿Magia de fuego?! Tú… ¡No me digas que…!

En las palabras del caballero, se nota su sorpresa.

— Sí. Soy esa bruja que querías matar. Después de todo lo que hice por salvar tu vida… ¡¿Es así como un Caballero Real devuelve un favor?!

Edna está enfurecida a tal punto que la sangre en sus venas está a punto de hervir.

— ¡Cállate, bruja!

Alaster desenvaina su espada.

— ¡¿De verdad quieres luchar?! Con toda esa armadura que llevas, creo que quedarás bien asado… ¿Cómo prefieres? ¿Término medio? ¡¿O quizás bien cocido?!

Edna está muy convencida de su fuerza.

— ¡Heh! ¡Atrévete!

Al, muestra una sonrisa de medio lado.

(¡Esto es un desastre!) piensa el chico, al ver que van a empezar a pelear. (¿Qué debería hacer?)

En ese instante una mano los golpea a ambos en la cabeza con mucha fuerza.

— ¡Ouch! ¡Eso duele…!

Alaster y Edna gritan de dolor a la vez mientras caen al suelo de rodillas con las manos en la cabeza por culpa del dolor.

El chico voltea a ver a quién lo hizo. ¡Era la mujer que salvo Edna! Es una mujer muy hermosa, su cabello es de un tono marrón muy claro, sus ojos son verdes como la esmeralda; por la forma de su cuerpo y apariencia, debe sé un poco mayor que Alaster y Edna.

— ¡Hermana! Gracias a dios… ¿Pero desde cuándo…?

— Espera, Leo. Aún tengo algo que decirle a nuestros invitados.

La mujer voltea a ver al caballero y la bruja, levantando y presionando su puño frente a ellos con mucha fuerza, mientras desprende un aura asesina.

— Ustedes dos, ¿pueden parar? Quiero mantener mi casa ordenada. Si quieren luchar, háganlo afuera. Pero… Yo no lo haría si fuera tú, señor caballero.

Al, captó de inmediato la atención de aquella mujer, por lo que abrió los ojos.

— ¡¿Huh?!

— Bueno… Si la conduces a la oscuridad y se transforma en demonio… Destruirá la aldea, matará a todos… Y al final la culpa no será de nadie más que tuya, no de la Señorita de Fuego. ¡¿De verdad quieres cargar con esa responsabilidad, quiero decir… tal vergüenza, solo por hacer que una bruja enfurezca?! Serías encarcelado de por vida si volvieras a la capital.

— Bueno… Eso es… puede que sea cierto… ¿Cómo es que sabes sobre esto? ¿Quién eres?

Alaster se pone de pie mientras recuerda las palabras del Comandante.

— ¿No lo ves? Soy solo una chica cualquiera de aldea

— ¡Está bien! No la mataré hoy.

— ¡Eh~! ¡¿Solo hoy?!

Edna se pone de pie al escuchar lo que acaban de decir.

La mujer se calma y sonríe mientras le da una palmada a Edna en el hombro, mostrando que quiere la paz en su hogar.

— Bueno…, ya que estamos en calma, ¿Qué tal si cenamos juntos? Ha sido un día difícil. ¿Qué dicen, Señor Caballero, Señorita de Fuego?

— Es Edna. Y sí… por fin puedo comer algo. Toda esta tensión me hizo olvidar a mi amiguito ahí abajo.

Mientras dice eso se coloca las manos en el estómago.

— Me llamó Alaster. Perdón por causar problemas.

Inclina su cuerpo haciendo una reverencia en señal de disculpa.

— Está bien, Señor Alaster. Pueden llamarme Lea. Y este es mi hermano pequeño, Leo.

La mujer señala amablemente al chico.

— Hola… Y gracias por salvar la aldea. Así que no peleen, por favor.

— Bien, supongo que ahora empezaré a preparar la comida. Pueden esperar aquí.

Lea da unos pasos fuera de la habitación.

— Yo voy a ayudar, señorita lea. Sería incómodo quedarme aquí con esta chica. Además, estoy bastante orgulloso de mi habilidad en la cocina.

Alaster habla con una sonrisa maliciosa.

— Gracias. Tu ayuda es bienvenida y puedes llamarme solo ‘Lea’.

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