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El Secreto De Naru

Capítulo 1: Una noche en Nueva York

Naru caminaba por las calles de Nueva York, con la lluvia cayendo a su alrededor. La ciudad estaba sumida en la oscuridad y la lluvia hacía que las luces de los edificios destellaran y parpadearan como si estuvieran luchando por sobrevivir. La multitud de personas que corrían por las calles parecían estar tan perdidas en sus propios pensamientos como Naru. Él se sentía vacío, como si algo faltara en su vida.

Mientras caminaba, se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo. Podía sentir una especie de energía negativa en el aire, como si una oscuridad estuviera envolviendo la ciudad. Naru sabía que era un chico bastante sensible a lo que le rodeaba, pero esto era diferente, era algo que nunca antes había experimentado. Tenía la sensación de que algo estaba sucediendo, algo peligroso y que iba más allá de la lluvia que caía en la ciudad.

De repente, mientras caminaba por una calle oscura y solitaria, la lluvia empezó a caer con más fuerza. Naru se apresuró a buscar refugio en un pequeño callejón cercano. Mientras se acurrucaba bajo un toldo para evitar la lluvia, un rayo iluminó el cielo y en ese instante, algo extraño sucedió. Naru sintió como si estuviera flotando en el aire, como si su cuerpo se estuviera separando del suelo.

Luego, de repente, se encontró en un lugar diferente. No estaba en la ciudad, sino en un bosque desconocido para él. Naru se sobresaltó al darse cuenta de que algo inusual había sucedido. Se preguntó cómo había llegado allí y qué había sucedido con Nueva York y las personas que había dejado atrás.

Miró a su alrededor, el bosque parecía salido de un cuento de hadas. La luz del sol se filtraba a través de las copas de los árboles, creando un hermoso mosaico de luces y sombras. Naru se sintió abrumado por la belleza del lugar y por el hecho de que estaba en un lugar desconocido y extraño.

Mientras seguía caminando, Naru comenzó a darse cuenta de que estaba experimentando un cambio interno. Se sentía diferente, como si algo hubiera cambiado en su interior. Ya no se sentía vacío, sino que había algo dentro de él, algo que no podía explicar.

Naru se detuvo por un momento, cerró los ojos y trató de concentrarse en sus sentimientos. ¿Qué estaba pasando con él? ¿Por qué estaba en este lugar extraño? ¿Qué significaba todo esto? Sabía que no tenía respuestas a estas preguntas, pero estaba seguro de que lo descubriría pronto.

Mientras seguía caminando, Naru se sintió agradecido por la lluvia que lo había llevado a este nuevo mundo. Aunque sabía que estaba en una situación peligrosa y desconocida, sentía que estaba en el camino correcto para descubrir quién era realmente y qué significaba su vida.

Naru se quedó boquiabierto ante la belleza del bosque. La exuberante vegetación verde y la suave brisa que soplaba por los árboles creaban un ambiente de calma y tranquilidad que nunca antes había experimentado. De repente, se fijó en los animales que corrían entre los árboles. Eran animales extraños que nunca antes había visto en su vida, con colores vibrantes y formas que parecían sacadas de un sueño.

Sin embargo, la fascinación de Naru se vio interrumpida por un dolor de cabeza que le hizo caer de rodillas al suelo. Una voz penetrante resonó en su cabeza, haciéndolo sentir asustado y confundido. "Yo te guiaré y te mostraré el camino", dijo la voz. Naru no podía determinar si la voz era real o solo parte de su dolor de cabeza, pero en ese momento, no importaba.

Después de unos minutos, el dolor de cabeza se desvaneció, y Naru se levantó lentamente del suelo, confundido y desorientado. Mientras miraba a su alrededor, se dio cuenta de que no había nadie a su alrededor y se preguntó cómo había llegado allí. También se preguntó por qué la voz en su cabeza le había hablado de esa manera y qué significaba eso.

Mientras seguía caminando por el bosque, Naru comenzó a sentirse más y más perdido. Todo parecía tan extraño e inusual que comenzó a cuestionarse su propia cordura. Sin embargo, la voz en su cabeza seguía hablando, guiándolo en una dirección en particular. Con una mezcla de miedo y curiosidad, Naru decidió seguir las instrucciones de la voz y avanzar hacia su destino desconocido.

Mientras caminaba, Naru comenzó a ver cosas extrañas que nunca antes había visto. Árboles retorcidos y de formas extrañas, flores que brillaban con una luz extraña y animales que parecían salidos de una pesadilla. A medida que se adentraba en el bosque, el ambiente a su alrededor se hacía más oscuro y más pesado, como si hubiera algo allí que intentaba oprimirlo.

Finalmente, después de caminar durante lo que pareció una eternidad, Naru llegó a un claro en el bosque. En el centro del claro había un árbol enorme y majestuoso, cuyas ramas se extendían hacia el cielo.

La voz en su cabeza se hizo más fuerte y clara, diciéndole que se acercara al árbol. Con el corazón latiendo rápidamente en el pecho, Naru se acercó al árbol y esperó a que su destino se revelara.

Capitulo 2 el despertar de un mundo desconocido

Naru se quedó sin aliento al ver al majestuoso árbol frente a él. No podía creer lo que estaba viendo. Un árbol tan grande que se alzaba hacia el cielo, con ramas gruesas y hojas verdes que parecían brillar a la luz del sol. Estaba tan absorto en la belleza del árbol que apenas notó la voz que sonaba en su cabeza.

"Has sido elegido, Naru. Eres el elegido para llevar a cabo una tarea importante en este mundo."

Naru se sobresaltó ante la voz en su cabeza, pero no podía moverse. Se quedó mirando al árbol, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.

"¿Qué tarea? ¿Qué tengo que hacer?" preguntó Naru, sin saber siquiera a quién estaba hablando.

"Todo a su tiempo, Naru. Te guiaré y te mostraré el camino. Pero primero, necesitas despertar completamente en este mundo desconocido."

El árbol comenzó a brillar y se disipó como polvo dorado, dejando a Naru solo en el bosque. Era una sensación extraña, como si se hubiera despertado de un sueño profundo.

Miró a su alrededor y notó que la luz del sol había empezado a desvanecerse. El bosque estaba lleno de sombras y una niebla densa empezaba a cubrir todo a su alrededor.

Entonces, vio una luz a lo lejos. Una fogata que brillaba en medio de la niebla. Naru sabía que tenía que ir allí y averiguar más sobre este extraño mundo en el que había despertado.

Mientras se acercaba, pudo ver la figura de un hombre sentado junto a la fogata. El hombre llevaba una espada a su lado y su cabello oscuro caía sobre sus hombros. Naru se acercó lentamente, sin querer asustar al extraño.

El hombre levantó la vista y lo miró. "¿Eres nuevo aquí?" preguntó.

Naru asintió con la cabeza, sin saber qué más decir.

"Bienvenido al mundo de Othrys. ¿Soy un espadachín errante, y tú eres?"

"Naru, mi nombre es Naru", respondió.

El espadachín sonrió y le ofreció un asiento junto a la fogata. "Toma asiento, Naru, y calienta tus huesos. Este es un mundo lleno de peligros y misterios, y necesitarás toda la ayuda que puedas conseguir."

Naru aceptó el asiento y comenzó a hacer preguntas sobre el mundo de Othrys. El espadachín parecía conocer bien el lugar y le contó todo sobre las diferentes razas, la magia y el poder divino que existía en ese mundo.

Naru estaba fascinado por todo lo que escuchaba, pero al mismo tiempo, sentía que había algo más, algo que el espadachín no le estaba diciendo. Naru decidió mantener la guardia alta y estar atento a todo lo que sucedía a su alrededor. No sabía a qué se enfrentaba en este mundo desconocido, pero sabía que debía estar preparado para cualquier cosa.

El espadachín observó a Naru fijamente y comenzó a hablar con una voz profunda y seria. "Este mundo es muy peligroso, joven Naru. Si no tienes cuidado, pronto podrías encontrarte en situaciones de vida o muerte. Hay muchos peligros aquí, como bestias salvajes y demonios que buscan devorar a los débiles y desprotegidos".

Naru asintió con la cabeza mientras escuchaba atentamente. "¿Y tú? ¿Cómo terminaste siendo un espadachín?", preguntó Naru curioso.

El espadachín suspiró y se quedó en silencio durante unos momentos, como si estuviera recordando algo doloroso. "Antes solía ser un hombre diferente. Pero hace mucho tiempo, todo eso quedó atrás. Me llamaban Suzuki el Viento Veloz, aunque ya no me gusta recordar aquellos tiempos".

Naru notó que su expresión facial había cambiado a una de dolor. Decidió cambiar el tema para no incomodarlo más. "Oh, la sopa se está quemando", dijo Naru mientras se levantaba para revisarla.

De repente, un sonido aterrador y gutural resonó en el bosque. Los ojos de Naru se abrieron de par en par mientras se giraba para ver de dónde venía. La sensación de peligro inminente lo invadió mientras veía cómo algo enorme y oscuro se movía entre los árboles. "¿Qué es eso?", susurró con temor.

El espadachín se levantó de un salto y desenvainó su espada. "Es un demonio influenciado por la oscuridad", dijo en voz baja. "¡Naru, corre!"

Pero antes de que Naru pudiera moverse, el demonio se abalanzó sobre él con sus garras extendidas, listo para devorarlo. En un instante, el espadachín se puso en medio del camino del demonio y levantó su espada. Con un movimiento rápido y preciso, cortó la cabeza del demonio de un solo golpe.

Naru se quedó atónito mientras observaba la sangre oscura del demonio manchar el suelo. "¿Cómo lo hiciste?", preguntó con asombro.

El espadachín guardó su espada y miró a Naru con una sonrisa enigmática. "Tengo muchos años de práctica", dijo mientras se sentaba de nuevo junto a la fogata. "Pero no deberíamos subestimar los peligros de este mundo. Tenemos que estar siempre alerta"

Capítulo 3 "El viaje hacia el Reino de los Hombres"

Naru y el espadachín viajaban juntos en busca del reino mortal, cuyo nombre era conocido solo por los más experimentados viajeros. El camino que tomaron los llevó por extensas praderas, por montañas imponentes y por ríos caudalosos. Durante el camino, Naru y el espadachín conversaron sobre sus vidas, sus metas y sus experiencias.

A medida que se adentraban en el territorio del reino mortal, el paisaje se volvía cada vez más impresionante. Los campos verdes se extendían hasta donde alcanzaba la vista y las montañas se alzaban hacia el cielo en un espectáculo majestuoso. La flora y la fauna eran abundantes y exóticas, y Naru no podía dejar de maravillarse ante cada nueva especie que veía.

Durante el viaje, el espadachín le enseñó a Naru algunas técnicas de combate y le explicó la historia del reino mortal. Naru descubrió que el reino estaba gobernado por un rey sabio y justo, y que la gente vivía en paz y prosperidad.

Sin embargo, también había peligros en el reino mortal. Las fuerzas oscuras de la magia negra y los seres sobrenaturales amenazaban la seguridad de la gente común. El espadachín le aseguró a Naru que lo mantendría a salvo y lo ayudaría a encontrar un lugar seguro para vivir en el reino mortal.

Finalmente, después de varios días de viaje, llegaron a las puertas del reino mortal. Las puertas eran altas y magníficas, hechas de un metal dorado y adornadas con incrustaciones de diamantes y rubíes. Los guardias de la puerta les permitieron el acceso al reino, y Naru y el espadachín avanzaron hacia la ciudad capital.

A medida que se acercaban a la ciudad, la emoción y la anticipación de Naru aumentaban. No sabía lo que el destino le deparaba, pero estaba decidido a enfrentar cualquier desafío que pudiera surgir en su camino. Con el espadachín a su lado, Naru se sintió más seguro y valiente que nunca antes.

Pero justo antes de entrar al reino mortal.

Los guardias del reino mortal les bloquearon el paso y les exigieron ver sus papeles de identificación. El espadachín mostró sus documentos, pero Naru no tenía ninguno. Los guardias insistieron en que necesitaban ver algo que confirmara la identidad de Naru antes de permitirles el ingreso al reino.

Naru miró hacia el espadachín, que le dio una mirada tranquila y sacó una moneda de oro de su bolsillo. "Aquí está lo que necesitan", dijo con una sonrisa.

Los guardias aceptaron la moneda y les permitieron el ingreso. Naru se sintió incómodo al ver que la corrupción era tan común en este reino. Pero cuando entró en el reino, se sorprendió por su belleza. Las calles estaban llenas de gente y los edificios eran altos y majestuosos. Las casas estaban hechas de madera y ladrillos blancos, y los restaurantes emanaban aromas tentadores.

Naru se dejó llevar por la vista, pero de repente se sintió mareado y escuchó una voz en su cabeza. "Están aquí", dijo la voz. "Están ocultos. Están adentro. En lo profundo".

El espadachín notó que Naru no se sentía bien y le preguntó si estaba bien. Pero Naru seguía escuchando esa voz. Cuando miró a lo lejos, vio a un mendigo sentado en el suelo, pidiendo limosna. Al mirar sus ojos, vio la terrible oscuridad y dentro de su corazón un demonio que gritaba a la vida interior de esta persona, atormentando su vida y su mente. El mendigo se levantó y comenzó a gritar a todo el que pasaba frente a él.

Naru sintió una fuerza interna que lo guiaba hacia el mendigo, a pesar de las advertencias del espadachín. Se acercó lentamente, sintiendo cómo la energía se acumulaba en su interior y se expandía por todo su ser. El mendigo, al ver a Naru acercarse, empezó a gritar y a agitarse, como si estuviera siendo atacado.

El espadachín intentó detener a Naru, pero fue en vano. La fuerza que lo impulsaba era demasiado poderosa. Naru colocó su mano sobre la cabeza del mendigo y le habló en voz baja. El demonio dentro del mendigo respondió con furia, gritando y retorciéndose.

"¿Quién eres? ¡Aléjate de mí!", gritó el demonio a través del mendigo.

Pero Naru no se inmutó. Mantuvo su mano sobre la cabeza del mendigo con calma y seguridad. De repente, una luz brillante salió de su mano y envolvió al mendigo. El demonio aulló de dolor y una sombra oscura se desprendió del cuerpo del mendigo y se alejó a gran velocidad, desapareciendo en la distancia.

La gente que observaba quedó atónita. El espadachín no podía creer lo que acababa de presenciar. Tomó a Naru del brazo y lo llevó a una posada cercana para sacarlo de la vista de los curiosos.

"¿Qué acabas de hacer?", le preguntó el espadachín, incrédulo.

"No lo sé", respondió Naru, sintiendo toda la energía que fluía por su cuerpo. "Algo dentro de mí me impulsó a hacerlo".

El espadachín estaba desconcertado. Nunca había visto algo así. Pero sabía que había algo especial en Naru, algo que iba más allá de lo común.

"Tenemos que tener cuidado", dijo el espadachín. "No sabemos lo que nos espera en este reino".

Naru asintió, sintiendo toda la emoción de lo que acababa de ocurrir. Sabía que tenía algo más que lo que podía ver y tocar, algo que le permitía conectar con el mundo espiritual. Y estaba dispuesto a seguir explorando este nuevo camino que se había abierto ante él.

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