Estaba de regreso a casa luego de despedirme de mis amigos, estábamos dejando la ciudad con mis padres, mis abuelos habían muerto hace no más de una semana, me sentía triste porque sentí que no había convivido mucho con ellos, la última vez que los vi recuerdo que mi abuela me contó una historia de fantasía, decía que había una familia que vivió hace mucho tiempo en Arremiza, ellos solo salían de noche, los llamaban Los Nocturnos, se fueron luego de un tiempo, muchos aseguraban que ellos regresaban cada cierto tiempo, otros decían que eso era imposible, que ellos ya habían muerto y que sus familiares regresaban para no perder sus terrenos, eran personas amables, comunes a otros, realizaban fiestas en grande y vivían entre las montañas, nada céntrico, preferían la soledad, mi abuela se sentía identificada por eso vivía lejos de los grandes edificios.
Esta era la primera vez que íbamos a la casa de mis abuelos, siempre fueron ellos quienes nos visitaban, mis padres nunca estaban en casa, ahora les tocaba encargarse de la casa de ellos, mirarlos me daba un poco de lástima, jamás se preocuparon por ellos, incluso ahora.
Saque mis maletas de casa y las subí al coche, mis padres habían vendido nuestra casa así que durante el día llegaría un carro de mudanza a llevarse todo, mi padre se quedaría unos días más a asegurarse que todo estuviera en orden en su trabajo antes de renunciar, tenía suerte con los empleos, de hecho ya estaba contratado en Arremiza, con mejor sueldo del que ganaba ahora, mi madre y yo nos subimos al coche.
- Adiós amor, te veo en la casa de mis padres - dijo mi madre, al menos ellos se querían.
- Adiós, tengan cuidado en el camino, me avisan cuando estén allá - dijo mi padre, me despedí de él y nos fuimos, nos quedaba un largo camino por recorrer, al menos nos iba a tomar 7 horas llegar, tenía suerte mi padre que tomaría un avión y listo.
- Pondré algo de música - le dije a mi mamá, conecte mi celular - ¿Qué te gustaría oír? - pregunté.
- Me encantaría oír algo de Rihanna - dijo ella, era joven, apenas tenía 38 años, me había tenido muy joven, a veces me agradaba porque podía platicar de todo con ella, nos gustaba la ropa similar, aunque a veces las cosas no eran tan agradables porque ella y mi papá salían a clubs, bares y me dejaban sola en casa, los entendía, pero había días en los que no llegaban y se sentía tan mal.
...♡♡♡...
Luego de tantas horas por fin habíamos llegado a la desviación, la ciudad se veía no muy lejos, mi mamá aseguraba que de la casa de mis abuelos hasta el centro eran por lo menos unos 20 minutos, no estaba tan segura, ya estaba oscuro, al mirar mi reloj pude notar que eran las 8:30 pm, nos tomó unos 8 minutos en llegar a desviación cuando el coche simplemente decidió detenerse.
- Nunca había pasado esto - dijo mi mamá muy molesta, intento arrancar el carro, pero no quería encender por nada del mundo, mire a mi alrededor y todo estaba completamente oscuro, no podía entender por qué mis abuelos habían decidido vivir tan lejos y en un lugar tan oscuro - Esto no funcionará, debemos irnos, mañana revisamos - dijo ella y se bajó, me llene de pánico por un momento.
- ¿A dónde vas?, está completamente oscuro, puedo intentar empujar el carro - dije para ver si mi mamá se convencía, pero no lo hizo.
- Hailee, la casa está a 2 minutos, quizás 5 caminando, vamos - dijo - Aquí no va a estorbar el coche porque ya está en la entrada hacia la casa - dijo, había mirado la otra desviación y eso me dio un poco más de confianza, quizás vivía más gente cerca, me baje y entonces vimos que se acercaba un coche, mi corazón estaba a mil por hora, entonces se detuvo y sentí que mi corazón igual, me acerque lo más rápido que pude a mi mamá solo con la linterna de mi celular y la de ella, vimos como dos hombres se bajaron, uno de ellos se veía agradable y el otro chico sin duda tenía un problema.
- Hola, buenas noches, Sarah, no puedo creer que regresaste - dijo el tipo que se veía agradable.
- Robert, no pude reconocerte, de hecho venimos llegando, ella es mi hija, Hailee - dijo mi madre con una sonrisa en el rostro.
- Hola, mucho gusto - dije.
- Hola, igual te presentó a mi yerno, él es esposo de Gabriela - dijo, el chico saludo, dando una media sonrisa, mi madre lo saludo - Veo que tuviste un problema con el coche - dijo, mientras nos miraba - De otra forma no estarían aquí paradas me supongo.
- Si, no se que le pasa así que pensaba revisar mañana - dijo mi mamá mirando el coche de mala gana.
- Déjame ver que puedo hacer - dijo, abrió el cofre del carro y en menos de 1 minuto el asunto estaba arreglado - Prueba el carro - dijo Robert, ella hizo lo que le dijo y este encendió, ya me agradaba el tipo.
- Gracias - le dije, mi mamá bajo rápido para despedirse de él.
- Si necesitan algo, la casa está del otro lado, a unos 10 minutos de aquí, espero verlas pronto, cuando llegue tu esposo me avisas, pues por lo que veo aún no viene - dijo Robert.
- Por supuesto, Christian llega después, en cuanto él llegue le diré que te visite, adiós Rob - dijo ella, nos subimos al auto y avanzamos, tal y como dijo mamá, solo nos tomó 2 minutos llegar, la casa era enorme, había un portón enorme color blanco por lo que podía ver, tenía contraseña para abrir, aunque igual ella tenía un pequeño control con el cual pudo entrar, era un mundo diferente dentro, un jardín enorme de ambos lados, todo tan organizado, mientras avanzábamos mire un espacio amplio donde estaba una piscina, había mesas y sillas para estar cómodo, había un espacio para desayunar del otro lado, otro para sentarse y leer, era realmente hermoso, llegamos a un espacio amplio donde mi mamá estacionó el coche, había luces pues había personas que trabajaban para cuidar de la casa durante las noches, salimos del auto, al entrar a la casa fue otra historia, era de dos pisos la casa, al entrar nos recibía una enorme sala con sillones enormes, una pantalla plana grande, el comedor estaba cerca al lado izquierdo, donde estaba la cocina, del otro lado estaba un cuarto, posiblemente el baño y las escaleras - Hija, vamos a subir, ya es tarde, te mostraré tu cuarto - subimos en silencio, durante el camino cenamos algo así que lo único que queríamos era dormir, arriba habían por lo menos 5 cuartos, me llevó a uno que quedaba del lado derecho al fondo, abrió el cuarto, entramos, era hermoso, enorme, una cama gigante, un closet, estaba todo ordenado
- Puedes tomar más cobijas si tienes frío, están en el closet, mañana te muestro con más calma la casa y de ahí iremos a la ciudad para que veas a que escuela asistirás, descansa - dijo mientras cerraba la puerta, mire un poco más, había un tocador hermoso, un estante con libros, todo muy bien organizado, lo que me llamó más la atención fue que había un balcón, salí a mirar y entonces me detuve en seco, sentí mi corazón latir, no era de miedo, no sabía que sentimiento estaba experimentando, del otro lado había una casa enorme, era impresionante igual que esta, pero lo que llamó mi atención fue el chico que estaba en la parte alta de la casa, en un balcón como el mío, me miraba fijamente, sabía que algo grande me esperaba, lo sentía.
...♡♡♡...
A la mañana siguiente no podía dejar de pensar en ese chico, su mirada me había provocado miles de emociones, aún no podía comprender la razón, por el momento no podía seguir acostada mirando el techo así que tuve que obligarme a levantarme, por suerte este cuarto contaba con un baño propio, era más privado, al entrar me llene de emoción, era enorme, con jacuzzi, regadera y muy aparte el inodoro, además de un enorme espejo, no me había tomado el tiempo para observarme antes así que una vez que estaba bañada me tome unos minutos para mi rostro, no solía usar mucho maquillaje aparte de lápiz labial, delineador y rimel.
Al mirar mi rostro en el espejo mire con detalle cada parte de mi, tan solo tenía 18 años, mi cabello era largo, pelirroja, a veces tenía problemas con mi cabello ya que era un poco ondulado y otras un poco más chino, mi piel era muy blanca, casi nunca salía de casa y siempre vivimos en climas fríos, Arremiza no era la excepción, de echo el clima era muy frío, eran raros los días en los que estaba soleado, tenía ojos color esmeralda, mis labios eran algo abultados, no muy grandes, tenía cejas y pestañas abundantes, mis pestañas eran largas y chinas, no era tan alta pero al menos media 1.65, no me quejaba mucho. Me cambie rápido, solo me puse unos mom jeans, tenis con plataforma blancos y un top, tuve que usar sudadera pues el clima no era tan favorable, salí del baño y no pude evitar mirar por mi ventana, en la otra casa todo estaba en silencio, no se veía ni una sola persona. Baje a la cocina junto a mi mamá que ya estaba preparando el desayuno.
- Buen día Hailee, ¿te gustó tu habitación? - pregunto ella entusiasmada.
- No entiendo por qué nunca vinimos a ver a mis abuelos, no tengo ni un solo recuerdo en esta casa, es como estar en una casa extraña como muchas otras- dije - Me agrada poder estar aquí, es realmente hermosa la casa, intentaré formar nuevos recuerdos - dije.
- Lamento mucho no haberte traído antes hija, nos alejamos tanto de tus abuelos y ahora no hay forma de regresar el tiempo atrás.
Su mirada ahora mostraba arrepentimiento, las cosas habían pasado tan rápido, no pensaba cometer esos errores, era de la fiel creencia de que debemos hacer las cosas en el momento adecuado, luego podemos arrepentirnos, se trataba de vivir el momento, cosa que con mis abuelos había perdido, trataba de no culparla, simplemente pasó.
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Toda la tarde estuvimos en la ciudad, era realmente hermosa, tan grande, había cine, tiendas enormes, pero a la vez concerbaba cierta calma, no era como esas ciudades alarmantes y escandalosas, algo distinto, el clima mantenía cierta atmósfera de dolor y tristeza en algunas calles, algo melancólico, compramos ropa, sobre todo sudaderas, donde estaba ubicada la casa no era el lugar más cálido y menos porque estaba rodeada de tantos árboles, pinos enormes y altos, eso era lo que más amaba de ese lugar, compramos algunos adornos para la alberca y para la casa, algunas luces no quedarían mal, compre una mochila, algunas libretas y lapiceros para la escuela, mi mamá entraba a trabajar al día siguiente así que compro alimentos y zapatos para su trabajo, estaría sola así que tuve que comprar chucherías, algo que me mantuviera entretenida, cosas de limpieza y demás.
Llegamos de noche a la casa, dejamos los alimentos en la cocina y mi mamá se dispuso a preparar algo de cenar mientras yo subía otras cosas al baño y a los cuartos, las luces las dejé en la sala y otras las subí a mi habitación, colgué las luces y puse una canción para abrir ambiente, eran dos mundos en mi casa, mi mamá con música de jazz en la parte baja y yo con canciones de Taylor Swift, al terminar de colocarlas las mire con felicidad, había quedado hermoso, tome otra serie pequeña para el balcón, había una flor en cada esquina y de ahí agarre para colocarla, al sillón le coloque una cobija que había conseguido en el mercado y dos almohadas, había una mesa y le coloque un pequeño mantel. Ya cansada me sente, entonces empezó a sonar All of the Girls you loved before, el ambiente era perfecto, el silencio, la tranquilidad, al levantar la vista mire al chico que me observaba, tenía un libro en sus manos el cual estaba en su regazo, no podía evitar su mirada, no estaba diciendo nada, ni el ni yo, pero podía sentir que estaba conectada a él por alguna razón, mirarlo era relajante, no veía bien su rostro pero de lo poco que alcanzaba a mirar era lindo, su cabello era oscuro, tez blanca, usaba unos jeans y una sudadera negra, tenis blancos, quería conocerlo, quería hablar con él aunque sea una vez, desde ahí cada noche lo miraba, a veces ambos leíamos hasta tarde, siempre me iba primero, otras nos mirábamos en silencio, otras simplemente miraba mi celular y él seguía leyendo, hasta una noche antes de entrar a la escuela, mi mamá había ido a trabajar, mi papá aun no llegaba y estaba sola en casa, mamá solía llegar a las 2 de la mañana a veces, hoy era uno de esos días, en la tarde dejé calentando la alberca mientras preparaba algo de comer, luego de comer me quedé dormida hasta que el un sonido muy fuerte me despertó, era música, mire por mi ventana y era la casa de enfrente, al parecer no era la única sola en casa, se veían luces, demasiada gente, todos bailaban, unos cerca de la piscina, otros dentro de la casa, en su pequeño parque, baje y salí de la casa, una alberca tenía vista a la casa de enfrente, me quite la ropa dejando solo el biquini, estaba un poco decepcionada, no quería regresar a la realidad de que posiblemente él tenía novia, quizás me estaba imaginando muchas cosas solo porque a él le gustará leer fuera de su cuarto todas las noches, me sente cerca de la alberca y metí solo mis pies, la música era tan intensa que apenas podía oír mis propios pensamientos hasta que oí unos ruidos entre el bosque, se oían como pisadas grandes, no perdi el tiempo y me levante, camine hacia la puerta trasera de la casa intentando hacer el menos ruido posible, el portón que daba salida al bosque estaba abierto pues tenía problemas la cerradura, pude ver unos ojos brillar, mi corazón se detuvo en ese momento, no sabía que hacer, estaba sola en casa y con el ruido de los del frente jamas oirian si es que esta noche moría, su mirada era penetrante, estaba segura que era un animal grande, quizás un oso o un lobo, estaba arrepentida de solo pensar que era pues al acercarse a la luz era un lobo de al menos dos metros de altura, toque la perilla de la puerta, estaba segura que no me daría tiempo abrirla y entrar, temía lo peor, estaba helada, casi no podía respirar y este se acercaba cada vez más...
Intente mover mi mano hacia la perilla pero con solo verme gruñó, no me daría tiempo de hacer otro movimiento antes de que yo terminará siendo su cena esta noche, no sabía que más hacer, solo pedí que no fuera este mi final, tenía tanto que decir, al menos a mis padres
Mis pensamientos se dispersaron cuando oí un ruido fuerte en el bosque, el lobo no lo pensó dos veces y fue en dirección al sonido, yo solo esperaba que no fuera uno de los chicos de la fiesta, daba gracias poder estar viva pero no quería que fuera a causa de otra muerte, entre lo más rápido que pude a mi casa pero antes de cerrar la puerta oí muchos ruidos como si hubiera una gran pelea en el bosque, cerré la puerta, fue entonces que sentí que estaba temblando, mi corazón latía a mil por hora, subí lo más rápido a la segunda planta para poder mirar por el balcón pero antes tomé un arma, no tenía balas para asesinar ni nada por el estilo pero si sedantes, mire sin poder ver nada, todo se veía tan tranquilo, tanto que parecía como si todo hubiera sido parte de mi imaginación. Unos minutos después oí que alguien tocó el timbre de mi casa, baje con mucho cuidado como si esperara ver al lobo fuera de mi casa, mire por la ventana y vi al chico que había mirado cada noche desde mi balcón, no sabía como reaccionar a tal situación, me miré rápido en el espejo y junte el valor para abrir.
- Hola - me dijo con un poco de preocupación en su rostro - Me llamo Ahser, estaba preocupado por ustedes, oí algunos ruidos en el bosque y pensé que estarían preocupados, además pude observarte cuando estabas fuera de tu casa, cerca de la piscina, ¿todo bien? - pregunto.
- ¡Sí, pasa! - le dije corriendo, estaba más que asustada, ese lobo estaba en el bosque en alguna parte, él entró tan rápido como le señale - Estoy segura de que anda cerca - dije - Lo vi salir en dirección al bosque, incluso oí que atacó a algo - dije.
- No te preocupes, en estos momentos mis hermanos se están asegurando que todos estén bien en mi casa - dijo.
- Bueno - dije más calmada, había estado tan asustada por un momento que no me había detenido a mirarlo, sus ojos eran oscuros, su piel era tan clara, era un chico alto, era musculoso, pero no exagerado, su pecho era ancho, su cabello era algo ondulado, sus labios...
- ¿Y tus papás? - pregunto, lo cual me saco de mis pensamientos, no sabía cuánto tiempo lo había mirado en silencio.
- amm, ellos están fuera, regresan más tarde y pensé que era buena idea salir a tomar un poco de aire, no imagine ver tan cerca un lobo - dije.
- Es algo raro a decir verdad, por lo regular no andan por este territorio - me dijo - Cierto, no me dijiste tu nombre.
- Cierto, me dejo un poco distraída de que pude haber muerto hace unos segundos. Me llamo, Hailee.
- ¿A punto de morir? - preguntó.
- Si, el lobo se acercó a unos cuantos metros de mí, aún sigo pensando como es que aún sigo viva - le dije.
- Debo irme, no salgas y si vuelve a venir puedes llamarme - dijo, mientras me daba una pequeña hoja con su número.
Salió tan rápido que apenas pude decirle adiós y si, su espalda era realmente ancha.
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