ESTA NOVELA PERTENECE A UNA SAGA DE AMOR, VENGANZA Y MAFIA
Prólogo
Mijaíl Kosovo es un hombre que lo tiene todo, una hermosa familia y un empleo soñado tras ser el CEO de una corporación multimillonaria. Sin embargo, pese a ser un gran esposo y padre de un adorable niño; también es uno de los líderes de una organización llamada “Los Superiores”. Siendo uno de sus parientes lejanos quien fundó dicho grupo, carga con una responsabilidad mayor a la de cualquiera de los otros cuatro líderes, por lo que debe estar a la altura de la situación todo el tiempo. Sin embargo, su esposa le revela que se está muriendo. Tiene cáncer en fase terminal, y solo le quedan unos meses de vida, quizás semanas. Nada de lo que él posee puede salvarla de ese destino. Su pequeño hijo Alexander deberá enfrentar con tan solo cuatro años la devastadora pérdida de su amada madre. Lo que vuelve a Mijaíl, un hombre sin escrúpulos dispuesto a hacer lo que sea para postergarle ese dolor a su hijo.
Nota de la autora
Bienvenidos a esta novela del 2023. Gracias por acompañarme en este proceso de escritura y aprendizaje constante.
Algunas aclaraciones
Esta novela fue pensada para un concurso, por lo que es posible que comparta algunas características con otras que hayan leído. Mi intención es dar mi perspectiva y tratar de sorprenderlos. No quiere decir que comparto el pensamiento, ni concuerdo con las acciones que realizan los personajes.
Sus opiniones y mensajes son bienvenidos, ya que enriquecen a la historia, sobre todo mientras la estoy escribiendo. Recuerden hacerlo desde el respeto.
Trataré de responder a sus comentarios y dudas siempre que esté a mi alcance.
Por último
Si mi novela les gusta, no se olviden de dejar sus votos y sus me gusta; porque eso me hace saber a cuantas personas he llegado, posibilitando a sí también a que más personas me lean. Puesto que es inmenso el tiempo que le dedico a crear historias que ustedes son capaces de devorar en días. Desde ya muchas gracias por ser parte de estas aventuras junto a mí.
Volviendo a la novela, el señor Mijaíl Kosovo es un personaje que despertará mucho debate con respecto a su conducta. Les pido paciencia. Si bien, quien haya empezado a leer “Lisandro” sabrá que el señor Mijaíl Kosovo es un personaje secundario de esa novela. Aquí se vuelve protagonista y nos presta su voz para mostrarnos su perspectiva de lo que es nacer, crecer y vivir en la mafia.
**Otras novelas completas **
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"La malquerida" 2020-10-16
"Ámame" 2022-05-16
"Una niñera para el CEO II" 2022-09-12
"Venganza, en el infierno" 2022-10-08
"El corazón del CEO" 2022-10-22
"Un amor imposible" 2022-11-02
"Titán, tres son multitud" 2022-11-23
"Lisandro, un amor inolvidable" 2023-01-02
"Violeta, la nueva esposa del CEO" 2023-02-13
"Lo hago por ti" 2023-02-22
"Amanda, una mirada distinta" 2023-03-18
"Un día de febrero" 2023-04-10
"Ella es Mía" 2023-04-11
"Me enamoré, del despiadado CEO" 2023-05-03
"Ponle La Firma, Serás Mía" 2023-06-13
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Saludos, Osaku
Mi esposa acaba de morir y aún no sé cómo haré para que Alexander entienda que su madre ya no estará con nosotros. Hace días que quiere venir al hospital conmigo a verla, pero ya hacía una semana que ella se encontraba inconsciente por los fármacos que pusieron en su suero para que no sufriera dolor. Pocos son los que saben que es lo que estoy viviendo, ya que soy una persona con demasiados enemigos como para mostrarme débil.
Elena siempre fue una buena esposa, había sido criada por sus padres para ser la madre del heredero de un imperio, por lo que entendía cuál era su lugar en mi vida. Sin embargo, no aprecié lo que hacía por mí y por nuestro hijo hasta que ya no estuvo ahí, y ahora ya no puedo darle las gracias por ello.
—Señor Kosovo, disculpe que lo moleste —dijo uno de mis hombres entrando al cuarto donde yo estaba despidiéndome de mi esposa. Saqué el revolver para dispararle en la cabeza, pero este habló más rápido—. Encontramos lo que pidió. Hemos secuestrado a la mujer.
¿A caso el disparate que dije semanas atrás había sido escuchado por mis hombres? En medio de la desesperación insinué que necesitaba hallar a una mujer que lograra reemplazar a Elena, pero no era posible que alguien existiera con esas características. Hice que el hombre se ponga de pie y me mostrara una fotografía que le habían tomado con el móvil.
—¿Es ella? —pregunté y me dijo que si sin mirarme—. Esta mujer es rubia.
—Es lo único distinto, señor Kosovo. Si mira su rostro es idéntico al de la señora —dijo y le disparé en una pierna.
—Nadie, nunca jamás podrá ser como mi Elena —le recordé y me pidió disculpas—. Cambien su cabello, y tráeme otra fotografía.
—Si señor Kosovo —el empleado estaba por irse y lo detuve.
—Envía a otra persona a hacerlo y has que traten tu herida —dije ya que parecía sangrar mucho.
—Gracias, señor Kosovo y, disculpe mi atrevimiento —después de eso se fue.
Tomé mi saco y después de besar la frente de Elena pedí que prepararan todo para el funeral, debíamos ser discretos. No quería que otros supieran nada, por lo que al ir a casa de mis suegros a buscar a Alexander les conté que el tratamiento que Elena hacía parecía no estar funcionando y ellos se pusieron mal al igual que yo. No les dije la verdad porque aún esperaba poder resolverlo por mi cuenta.
—¿Qué pasará con Alexander? Es muy pequeño para entender lo que la muerte significa —mi suegra no paraba de llorar.
—Por ahora no le diremos nada —indiqué y mi suegra me miró molesta.
—Sin importar el poder que tengas, ¿cuánto más podrás ocultar la ausencia de mi hija? —no me enojé porque la mujer estaba devastada con la idea de perder a su hija. Por suerte para ella mi suegro le pidió que dejara todo en mis manos.
Trajeron a Alexander, este estaba durmiendo. Su niñera subió al coche con él en brazos y volvimos a casa. Pasé la noche con él en su cuarto y por la mañana fui al refugio donde hacia mis negocios para la organización y entré a uno de los cuartos donde solíamos torturar a los traidores, ahí estaba ella. Al parecer era rebelde, había mordido a uno de mis hombres y golpeado a dos más. Me miró con desprecio y sonreí. La tomé del cuello y la levanté. Era sorprendente cuan parecida a Elena se veía solo con el cambio de cabello.
—Mátame —dijo con el poco aire que le quedaba y la solté.
—¿Por qué te mataría si te necesito viva? —pregunté mientras miraba sus movimientos.
—No dejaré que abusen de mí. Si me metes algo en la boca lo perderás —me aseguró con valentía.
—Lastimaste a tres de mis hombres, no sé si debo castigarte o premiarte. Aun así, estoy aquí para ofrecerte un trato —dije y trajeron una silla para que pudiera sentarme—. Te ofrezco un millón al año por fingir ser otra persona. ¿Qué te parece?
—No quiero. Introdúzcase su dinero en el cul*–era más atrevida de lo que parecía.
Mis hombres me trajeron la investigación que habían hecho sobre ella. Hojeé un poco el archivo y lo cerré. La miré fijo y volví a hablar.
—No voy a desperdiciar mi tiempo contigo. Así que seré más claro. Debes fingir ser mi esposa hasta que yo lo decida o asesinaré a todo aquel que te importe —aseguré y ella empezó a reír.
—No hay nadie que me importe —dijo y escupió en mi dirección, pero sin éxito.
Hice que mis hombres entraran con su padre y su hermano mayor. Ambos tenían los ojos vendados, por lo que no entendían nada y solo pedían misericordia.
—¿Estás segura de que nadie te importa? —le pregunté nuevamente y ella no respondió. Así que me puse de pie y fui hasta donde ellos se encontraban y le apunté a su padre en la cabeza—. ¿Segura?
Tras esperar tres segundos y sin oír nada, le disparé y asesiné a su progenitor. Al verla entendí la razón de su apatía.
—Me hiciste un favor —dijo ella con una sonrisa en su rostro.
—¿Crees que no me di cuenta? —dije mientras hacía que callaran a su hermano mayor—. Ahora dime, consideras que, así como le disparé a tu padre; ¡no podré ser capaz de dejarte en un dormitorio a solas con tu hermano?
Su rostro palideció, esos malditos habían abusado de esta chica y por eso no había sentido más que alivio al ver cómo uno de ellos se iba al infierno. Le tomé el rostro y me escupió de nuevo.
—No será nuevo para mí —dijo tomé mi arma y le disparé seis veces a su hermano en el cuerpo.
—No me gusta que me falten el respeto, te lo dejaré pasar por esta vez, pero la próxima te castigaré —dije mientras me limpiaba la cara con el pañuelo—. Aun así, no soporto que alguien abuse de una mujer de la forma en la que ellos lo hicieron contigo. Así que creo que no pude evitar hacerte el favor y acabar con ellos.
Autora: Osaku
Hice que quemaran los cuerpos de esos dos y pedí que investigaran más sobre esta mujer, estaba claro que con esa actitud no podía dejarla a cargo de mi hijo en mi ausencia. Tuve que partir, ya que en la organización había una nueva adquisición, hice acto de presencia como siempre, aunque fue bastante aburrido. Una vez que el iniciado escogió a una mujer para llevarla a la cama, el señor Li vino a donde yo me encontraba y me preguntó por la salud de mi esposa.
—Ella está mejorando —mentí con una gran sonrisa.
—Me alegro, mi esposa también estuvo enferma un tiempo y después de varios sustos se recuperó, pero la verdad es que no sé qué haría sin ella —el señor Li era un hombre mayor al cual mi padre respetaba mucho, pero ya casi no contribuía.
—Dígame, señor Li, escuché que su sobrino es abogado. Nos vendría bien otro en la organización —dije cambiando un poco el tema—. Además, supe qué piensa retirarse.
—Usted siempre está un paso delante de todos —reía algo nervioso, al parecer él no podía controlar a su propia familia—. Mi sobrino no es un hombre como nosotros. Tiene sus propias ambiciones.
—Siempre las personas quieren algo de nosotros y estoy seguro, por lo que he escuchado, que él pronto nos pedirá ayuda. Así que, si es tan amable, le pediré que le ofrezca ocupar su lugar. Necesitamos sangre nueva en esta organización —le dije y lo despedí luego de que tomáramos un trago juntos como indicaba la tradición.
Uno de mis hombres se acercó, al parecer debía volver a casa. Alexander no estaba pudiendo dormir en casa por tener algunas pesadillas. Tomé un avión y llegué por la tarde. Escuché desde la puerta, como mi pequeño hijo lloraba y pedía por su madre. Fui hasta su dormitorio y después de verme corrió hasta donde yo estaba y me abrazó. Sus ojos estaban hinchados, por tanto llorar.
—Disculpe, señor, no queríamos tener que llamarlo, pero anoche no durmió nada —dijo su niñera y le pedí que saliera del cuarto.
—¿Por qué haces que papá se preocupe por ti? —le pregunté a Alexander y me aseguró que esa no era su intención—. Mamá está en el hospital, no se siente bien. Debemos ayudarla haciendo bien las cosas si quieres que se recupere.
—No quiero que mamá vaya al cielo. La abuela dice que desde ahí me verá mejor, pero si ya no puedo hablar con ella no quiero —dijo mi hijo con lágrimas en sus ojos.
—Te aseguro que mamá estará pronto en casa, pero debes compórtate —mi suegra volvía a hacer algo que no le pedí. Tendría que hablar con ella; sin embargo, primero debía asegurarme que mi nueva esposa estuviera lista para ocupar su lugar. Ya que estaba seguro de que querrían verla pronto.
Ella ahora me esperaba en mi dormitorio, no iba a dejarla en el calabozo con los cadáveres de esos monstruos, por lo que les pedí a mis hombres que la trajeran y la encerraran ahí. Después de dejar a mi hijo dormido en su cama fui a mi oficina donde me entregaron el nuevo informe y al verlo dudé. No estaba seguro si podría aceptar a esta mujer como sustituta para madre de mi hijo. Estaba cansado, por lo que traté de ir al grano con ella. Al entrar en mi dormitorio los hombres que la cuidaban salieron de ahí.
—Estamos en mi casa, así que si gritas o haces algún truco no dudaré en dispararte en la cabeza —le advertí antes de quitarle la cinta de su boca.
—¿Qué quiere? —preguntó aún con los ojos tapados.
—Quiero que finjas ser mi esposa por un tiempo —dije y le quité la venda.
—¿Puedo negarme? —preguntó, parecía más accesible que la vez anterior.
—Si te niegas te asesinaré —le aseguré mientras buscaba uno de los platos que la cocinera había traído—. ¿Prefieres dulce o salado?
—Salado —dijo y le di de comer en la boca una porción de huevo.
—Tengo reglas que si la rompes deberás pagar con tu vida. No son muchas y son sencillas —dije y le di otro bocado—. Nunca puedes contradecirme delante de nadie. No puedes drogarte, beber alcohol o tener sexo sin mi permiso.
—¿Si me autorizas puedo? —preguntó con ironía y la miré con malestar.
—No puedes interrumpirme. Hay mucho en juego por lo que no pueden descubrirte o mataré a esa persona, en caso de que sea más importante que el rol que tú cumples te mataré a ti —le recordé y seguí alimentándola—. Vestirás como te indique, aprenderás modales y toda la información que pida que sepas para desempeñarte correctamente. Te daré una tarjeta para que gastes en lo que te apetezca, y una vez al año te daré un millón en efectivo. Si haces algo mal te descontaré cien mil cada vez, por cada mes sin errores depositaré un millón para ti en una cuenta y cuando el año termine se te entregará con tu pago anual. ¿Has entendido?
—¿Qué me garantiza que alguna vez dejarás que me marche? —preguntó con serenidad.
—Mi hijo tiene cuatro años, no entiende el concepto de la muerte. Tal vez en un par de años ya pueda asimilarlo y solo entonces podrás irte —le aseguré—. Esto lo hago por él.
Una vez que ella terminó de comer, desaté sus muñecas y sus piernas para permitirle que fuera a ducharse y se cambiara la ropa. Se veía igual a mi esposa, incluso su mirada era similar, pero en esta mujer parecía haber mucho dolor. Algo peligroso si no encontraba una razón para hacer que deseara vivir. El problema con las personas no era lo fuerte que se creyeran, sino a cuantas personas amaran. Entre más personas amaras, más vulnerable te volverías. Y en mi caso eso ayuda a que hagan lo que quiero, pero si no se aman ni a sí mismo debo ir por otro camino, uno que no disfruto. Torturar a las personas es algo que prefiero no hacer, pero casi siempre obtengo buenos resultados. Mi padre decía que me había convertido en el jefe sin corazón que todos en la organización anhelaban. Incluso tras la muerte de mi esposa casi no siento dolor, lamentable; sin embargo, preciso para ser uno de los más grandes jefes de la mafia rusa.
—Ya terminé de bañarme. ¿Volverás a atarme? —preguntó la mujer quien venía con el pijama de mi esposa puesto. Se veía hermosa.
—No, duerme y descansa. Mañana empezaré a entrenarte —le dije y salí del dormitorio cerrando la puerta.
Autora: Osaku
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