Soy Luz tengo 21 años, mis dias nunca terminan pasando de un trabajo a otro. Todo para que a mí pequeña nunca le falte nada. Ella tiene 4 añitos, es muy animada y su sonrisa ilumina mis días.
Recuerdo
*Fui madre muy joven, para ser exactos a los 16 años, dos meses antes de cumplir 17 años. Un amor de secundaria, al que me entregué completamente creyendo en sus promesas de una vida juntos. Corrí a contarle la buena noticia ni bien me enteré de mí embarazo y me cerró la puerta en la cara diciendo:
-No es mí problema, si te gusto el durazno, aguanta las consecuencias.
Con el llanto brotando en mares le juré que el era él padre, que fue el único con el que estuve, pero nada. Volví a casa sin saber que hacer, mis padres son muy conservadores, por más que estemos en el siglo XX ellos aún siguen con la idea que solo en el matrimonio hay que tener hijos. Cómo soy delgada no se me nota nada, hasta entonces trataré de conseguir un trabajo y así poder darle a mí bebé lo que necesite. Mí padre es muy severo en sus enojos por lo que una noticia así le sacaría de quicio y mí madre es sumisa en lo que él decida, por más que sea un amor de mujer siempre hace lo que él decide.
Mí único confidente es mí hermano mayor, que es un año más grande parecemos mellizos, los dos delgados altos de tés clara, cabello castaño que parece oro cuando le da el sol, la única diferencia es que tengo ojos marrones y el verdes. Al verme tan callada sumergida en mis pensamientos me pregunta.
-¿Que pasa pimpollo? Con su dulce voz.
Sollozo, sin encontrar las palabras, hasta que lo suelto:
- Carlos me embarazo y no quiere saber nada de mí, dice que ... No es de él...Lloro en sus brazos. Me acaricia y queda callado, como que la noticia fue un balde de agua fría. Hasta que coordino una frase que por mí llanto no oí. Se incorporó y salió.
Esa noche como nunca cene sin decir una palabra, no sabía cómo decirles a mis padres. En eso llega Ángel. Al verlo mí madre le dice:
-¡Por Dios hijo que te paso!, tenía la mano derecha lastimada y le sangraba.
- Nada mamá tranquila, le di su merecido a Carlos.
- ¿Pero que pasó? ¿Porque se pelearon?. Tenía entendído que eran muy buenos amigos.
- ¡¡El maldito desgraciado embarazo a Luz y no se quiere hacer cargo, eso pasa!!!
- ¡Como dijiste!! Mí padre se levantó tirando todo lo que tenía adelante, los platos cayeron al suelo, rompiéndose en mil pedazos. Yo me estremecí del miedo. Ángel aún con la bronca a flor de piel no se freno en lo que dijo.
"Tragame tierra", no se que hacer. Pienso.
Mi madre con la mano en la boca aún sin poder asimilar se sienta, se tambaleó como si se fuera a desmayar.
Mí padre se dirige hacia donde estoy sentada a pasos agigantados y Ángel se le pone enfrente.
¡No le hagas nada! ,el que merece los golpes es Carlos, ya le di una dosis, de su propia medicina.
- ¿Como has podido hacernos esto?, ¡has traído vergüenza a la familia!. Vas a tener que abortar, o arruinaras tu futuro.
- No, no papá, no. Yo quiero a mí bebé. Voy a trabajar para darle todo .
- Aún no terminas la secundaria.
- Iré al turno nocturno y trabajaré de día.
- Ya no te podremos presentar en los círculos de nuestros amigos.
- No me interesa, solo quiero a mí bebé.
Mí padre estallo cada vaso de su mesa de licor contra la pared de su despacho. Y mí madre no dejaba de llorar. Era la vergüenza de la familia.
Mí hermano fue el único que me apoyo. Mí padre siempre me evitaba y mí madre trataba de hacer como nada pasaba.
Anita nació un día frío y lluvioso, mí querido hermano me acompaño a la maternidad ni bien sentí las contracciones, él la recibió en sus brazos y le puso el nombre. Yo me quedé dormida del cansancio, nunca en mí vida sentí tanto dolor, ni durante el embarazo tuve malestares y como no se me notaba asistía a clases y para las vacaciones de invierno mí pimpollito llego. Así que cuando inicio las clases pude asistir. Al final mis padres se encariñaron a Anita y la cuidaban mientras estudiaba y trabajaba. Porque cumplí con mí trato.
*Presente
Ahora trabajo los fines de semana en un restaurante ayudando en la cocina. Me levanto a las 5 am para estar a las 6am en el restaurante. Al principio solo lavaba platos, después ayude a la chef en un platillo, justo ese día faltó su ayudante y desde entonces me tomo como su mano derecha, se me da muy bien la cocina. Y ella prepara todo temprano, así tiene en orden lo que va a preparar ese dia.
Entre semana a la tarde trabajo en la universidad, soy secretaria administrativa, una amiga me consiguió el puestos, soy muy buena en dactilógrafia, y siempre me encargan que anote todo lo que se habla en las reuniones. A mí pequeñita la llevo al jardín a la mañana y la retiro. A la tarde queda con sus abuelos.
Hoy la tuve que traer, mis padres debían ir al médico y Ángel está estudiando para ser diseñador gráfico, tenía clases.
- Princesita voy a estar en esa oficina en una reunión, tu como niña buena te quedas aquí sentadita a esperarme, juega con tu muñequita y tienes en la mochila, si quieres comer algo.
- Si mamita, te espelo. Me dice con su dulce vos.
- Yo voy a estar aquí, no te preocupes amor. Le repito
- Si mami, me responde sentadita moviendo sus pies.
Ingreso a la reunión y me acomodo en mí lugar para tomar notas en la computadora.
Anita como todo niño de su edad no se pudo quedar sentada mucho tiempo así que subía y bajaba las escaleras que iban en dirección a una oficina. Sin poder aguantar su curiosidad llego hasta el final de la escalera y espía por la puerta entre abierta.
(*Roberto)
Estoy absorto en unos documentos que me presentaron, tengo una reunión en 10 minutos, pero no quiero dejar esto sin resolver.
" Me hace falta una secretaria", pienso, fregando mis ojos.
En eso veo una carita angelical que se asoma apenas y esos ojos grandes, parece una muñequita.
- Hola. La saludo con dulzura.
- Hola. Sonríe y entra.
Tiene un vestido rosado pomposo como princesa y unos zapatos haciendo juego, el moño de su cintura es más grande que ella.
- ¿Qué haces?. Pregunta poniéndose de puntas como para espiar.
- Trabajo. ¿y tú que haces?
- Espelo a mí mami. Ella está tabajando en esa pueta. Señala con su dedito en una dirección.
- Te acompaño así me muestras. Le sugiero incorporandome.
- Bueno, pelo no hay que ental. Responde con sus manos hacia delante balanceándose.
- Y¿ porqué no se puede entrar?
-No hay que molesta a mami cuando tabaja. Noto que la R casi no pronuncia y su dulzura me conquista.
- Bueno, podemos ver sin hacer ruido. Va tomada de mí mano, ingresamos despacio, nadie nota nuestra presencia.
- ¿Quién es tu mami?. Y me indica en dirección a una joven que está tomando nota en la computadora. Salimos despacio como entramos.
-¿ Quieres comer algo? Hay un Bufet cerca.
- No gacias tengo y saca de una mochilita un juguito y me pasa. - Toma es dico.
Hago de cuenta que tomo y le regresó el jugo.- Mmm muy rico. Me mira de costado haciendo una mueca como que no me cree.
Haces como mamá. Me dice.
- Y ¿cómo hace?.
Que toma, pelo no toma.
- Jajaja, me atrapaste, sos una niñita muy inteligente. - Debo regresar a mí oficina. Le comento.
- ¿Puedo ayúdalo?, mamá tada mucho.
- Si, ven no hay problema.
(*Luz)
La reunión duro más de lo esperado salgo preocupada por Anita y no la veo, mí corazón se acelera. No está en mí escritorio, salgo a buscarla y no la veo, pregunto si alguien la vio y nadie sabe decirme, ya comienzo a desesperarme en eso escucho su risita dulce y viene del despacho de arriba o por Dios en al oficina del jefe. Me dirijo en esa dirección. Golpeó.
"Toc" "Toc"
- Si pase. Escucho que dice.
- Permiso señor Decano.
Si adelante. Al verla se me abraza mí pequeña.
- Me diste un susto. Le digo y la beso.
- Lo siento mamita, estaba ayudando, tiene muuuucho tabajo, no puede solo. ¿Puedes ayúdalo? Su madre sonríe mirándola con ternura.
- Por supuesto corazón. Pero ahora debemos irnos.- Disculpe las molestias señor Decano.
No se preocupe, resultó muy buena compañía. Se retiraron.
*Roberto
La dulce niña es la copia exacta de su madre, al verlas juntas no podía negar que eran madre e hija. Ella tiene una figura delgada, piernas largas, parece modelo, pero su forma de ser calmada me dice que no es pretenciosa, no mostró un poco de coquetería como suelen hacer todas las que pasan por aquí, su atención siempre estuvo en su pequeña en mí apenas se fijó para saludar de manera cordial. Llamo al administrativo en jefe, y le consulto sobre la señorita, si es parte del personal.
-Se ocupa de redactar lo que se habla en las reuniones, se llama Ferreira Luz, tiene 21 años, hace 6 meses trabaja en este puesto, por recomendación de una de alumnado llamada Campos Lila.
- Muy bien gracias. ¿Existe la posibilidad de que sea mí asistente personal?.
- Solo haga la solicitud.
- Muy bien puede retirarse.
(*Luz)
Llego a casa cansada, pero no puedo dormir, entro a bañarme y me alistó para ir a mis clases nocturnas, estoy capacitándome en pequeños talleres que se habilitan cada semestre, ahora es de repostería, el semestre pasado fue de corte y confección, ahí fue que le diseñe a Anita su vestidito de princesa que le gustó mucho y lo usa siempre, debo esperar para que duerma y poder lavarlo porque no quiere sacarse.
Nosotras dos vivimos en mi pequeño departamento y cuando debo trabajar le llevo a mí madre para que la cuide, ellos con su nieta son muy buenos. Mí presencia en esa casa no es bien vista por mí padre, ni me interesa, me desheredo por ser la vergüenza. Solo con Anita son dulces.
- Mi padre dijo en su momento- "Hasta que no te cases no puedes regresar a esta casa". Palabras que me dolieron en un principio. Lo que me impulso irme fue que quiso hacerme casar con no se quién para salvar el honor. "Que estupidez", pienso.
La verdad ya casi no recuerdo cómo inicio la discusión con mí padre. Ahora me siento más tranquila.
- ¡En que piensas mami! Me interrumpe mi niña.
- Que debemos irnos, ¿ traes todo lo que quieres en tu mochila?.
- Si mamita. Y me besa.
- ¿No te gustaría quedarte con tus abuelitos? Me mira como pensando.
- Quielo esta con vos. Me tomo el rostro con sus pequeñas manitos, dándome un beso.
- Y porqué va haber pastel, cierto.
- Si, tu maesta siempe me convida.
- Bueno, vamos que debemos caminar.
- Si me canso me alzas.
- Bueno cariño.
(Roberto)
*Voy en mí auto absorto en mis pensamientos, cuando diviso un vestidito de princesa que conozco, va de la mano de su madre saltando cada cuadrado de la vereda. Les tocó bocina, haciendo que se sobresalte Luz.
- Buena noches ¿Las llevo?.
- Oh, no hace falta ya llegamos. Se escuso Luz.
- Pelo falta muuuchoo y ya me cansé. Dijo la pequeña colgándose de la mano de su madre como si se cayera. Es tan simpática.
- No es ningún problema, las llevo, no le cobro nada.
- Viste es bueno, no coba. No viendo otra opción ante la súplica de su niña acepta. Les abro la puerta.
- ¿Dónde las llevo? Les consulto ni bien suben en la parte del acompañante.
- Mamita tiene clase, debe hace pastel. Es tan dulce, ella responde rápido antes que su madre.
- Si, queda en esa dirección es en el Colegio. Aclara Luz.
Pongo en marcha y las llevo, al llegar me dan las gracias. Y la niñita me dio un beso en la mejilla. Sonrio y me despido.
- ¿Que voy hacer contigo cariño?. Le dice Luz a su pequeña.
- Queleme mucho y sonríe.
*Luz
La clase avanzó con las explicaciones de la profesora y Anita dibujaba en el pizarrón con una tiza que le dio.
-Bueno en la próxima clase, pasaremos a decorar, pueden llevar a su casa sus bizcochos. Nos dijo la profesora una ves que pasaron dos horas.
Camino con Anita en brazos, se durmió sentadita esperando, llevo el bizcocho en un bol en una bolsa y mí mochila con mis utensilios en la espalda. Llego agotada, acuesto a mí niña, la cambio poniéndola cómoda para dormir, con una remerita y shorts. Me cambio de ropa, solo uso una remera y un pequeño shorts, me abrazo a mí pequeña y quedó rendida a los somníferos del sueño.
Me levanto a las 5 am, me preparo mí desayuno, confirmo que día es para realizar mis actividades.
" sábado", "me toca en el restaurante", pienso.
Así que me alistó y mí pequeña aún duerme preparo su bolso me los pongo al hombro y a ella la cambio dormida, la cubro con una manta, está fresco temprano, salgo con ella en brazos y su bolso colgado de mí hombro izquierdo y mí mochila con mis cosas por mí espalda. Una madre saca fuerza de donde sea por sus hijos. Eso lo aprendí con mí pequeña las veces que siento decaer, que parece que no voy a poder avanzar, su dulzura su sonrisa me dan fuerzas a seguir.
No necesito de un hombre en mí vida. No quiero ser como mí madre, que cree que ella sola no va a poder salir a adelante y soporta todo lo referente a mí padre.
(Recuerdo)
Soy mayor, me dice, ¿que voy hacer?.
- Por Dios mamá, tienes 46 años, no eres una anciana.
Pero la entiendo, toda su vida estuvo rodeada de lujos y comodidades, jamás conoció otra vida. En cambio yo, por un vuelco del destino, conozco lo que es sacrificio.
(Fin recuerdo)
Llego a la casa de mis padres, ruego no verlo a él, pero maldita suerte, al ingresar saludo a mí madre ella alza a Anita, y escucho del despacho de mí padre,
-¡Si es Luz que venga!. Tan temprano y levantado, como siempre.
-Buenos días, saludo por compromiso. Ni me saluda, solo atina a decir.
- Puedes dejar todo eso, me dice mí padre. Solo te casas y no tienes que sufrir todo lo que sufres.
"Por Dios que machista, considera que un hombre debe ser el que aporta todo y la mujer solo le debe veneración y respeto".
- No padre, no necesito de un hombre, estoy bien con Anita, no nos hace falta nada.
- Acepta mí propuesta, no vas a conseguir a nadie con una hija, ¿quién se querra casar contigo, con una pequeña?.
- Y ¿a ver quién es el dichoso candidato? que conseguiste está ves, uno de eso viejos millonarios que se le siente el abano a distancia.
- Carlos....
-Al escuchar ese nombre se me congelo la sangre, después de tantos años volver a escucharlo aún me provoca repulsión. -¡ Ya no hay nada que hablar debo irme!, le concluyo.
Y mí padre golpea con con sus palmas la mesa. - ¡Al menos escucha lo que tiene que decir!.
- Y que va a decir, que después de 4 años ¿le despertó el instinto de padre?, tu mismo lo aborreciste y ahora lo escuchas. La verdad no te entiendo.
No lo busque, nos cruzamos de casualidad en una reunión de negocios.
A "ya apareció el peine". -Dejame adivinar, deben cerrar algún tipo de negoció, de los que realizas con frecuencia, pero eso no sería posible si no me vendes.
- Nada que ver, alucinas. Él me comentó todo como pasó y está arrepentido, dale la oportunidad y escúchalo, solo pienso en tu bienestar, no vas a ser joven toda tu vida.
-¡Ya fue suficiente! Y me giro, al salir mí madre escuchando detrás de la puerta, como siempre no se atreve a interrumpir.
-Mamá ¿que haces?
- A Anita la acosté en donde era tu pieza, aún duerme.
- Bueno, nos vemos.
- Hijita...
- Si ma.
- Toma lleva el auto, así llegas más rápido.
- No mami, no hace falta, caminar me sienta muy bien.
Pero ...
- No mami, no quiero gracias y le doy un beso. Me apresuró, la discusión se alargó más de lo esperado.
La verdad solo quiero correr, no quiero estar en ese lugar ni un segundo. Lo que me deja tranquila es que Anita está bien, siempre fueron muy dulces con ella, ahí tiene todo lo que sus abuelos compran para ella, no acepte nada, en mí departamento no entrarían esas cosas, y como Anita está el mayor tiempo en esa casa mejor que este todo ahí.
Llego a mí trabajo, un poco agitada, con el tiempo justo.
- Buen día Luz, me estaba preocupando, me dice mí jefa.
- Lo siento, tuve una reunión con mi padre. - Ella asiente, conoce mí historia, y no hace preguntas.
- Bueno, vamos a iniciar, llegan los proveedores a traer lo necesario para el día.
- Bueno, mientras organizo los utensilios.
- Quisiera que prepares unos de tus postres, lo incorporamos como postre del día, y si gusta a los comensales capaz se vuelva permanente.
- Bueno.
Así inicia el día, armamos todo para el desayuno, y el almuerzo, después un breve receso, para recuperar energía. Aprovecho a ir a ver a Anita y compartir un momento con ella a la tarde, para después regresar y continuar con la cena.
- Hola mamita, me abraza ni bien me ve. Con su dulzura me llena de energía.
- Hola mí pimpollito, ¿ Cómo estuvo tu día?
- Muy bien, con el tío fuimos y comimos helado.
- Que rico, me alegro corazón.
- Hola mí pimpollo, escucho su vos. Mí hermano un amor de persona.
- Hola Ángel, y lo abrazo. ¿Cómo estás?
- Muy bien, ¿ tienes tiempo?, podemos ir al parque con Anita.
- Si, vamos.
- Deja que avise a mamá y nos vamos.
Salimos y nos subimos a su auto, llegamos a un parque que tiene para que juegue Anita unas hamacas y tobogán. Ella corre a subirse en los juegos.
- ¿Cómo andas Luz?. Me consulta Ángel, cuando me dice por mí nombre se que quiere hablar algo serio.
- Bien, dentro de lo que se puede.
- Nuestro padre me comentó que apareció Carlos...
- Si ya tuve esa discusión temprano por ese tema. Lo corte antes que siga.
-Bien, ¿Qué piensas al respecto?
- No hay nada que pensar, Anita es mí hija, lleva mí apellido, yo me ocupe de ella estos cuatro años. Él nunca se calentó ni siquiera de querer conocerla. Tu has sido más padre para ella de lo que se podría decir de él. ¡No tiene derecho a nada!.
- Lo que tu decidas, te voy apoyar. Solo me interesa de que estés bien.
- Si, solo me exaspera hablar de él.
- Mamita, mila ¿puedo juga con ese nenito en la alena?
- Si corazón. La miro jugar tan alegre, y niego con la cabeza, no quiero saber nada de Carlos.
Regresamos a la casa de mis padres, Anita queda con mi madre y Ángel me acerca a mí trabajo.
-¿porqué no tienes tu auto?. Me consulta en el trayecto. Suspiro.
- No quiero nadá que provenga de mí padre, no quiero deberle nada.
- Bueno, pero te hace falta un vehiculo para movilizarte.
Por ahora estoy bien, caminar me mantiene en forma, y sonrío de lado. Me deja en mi trabajo y solo me concentro en lo que debo hacer, hay muchos comensales que hicieron reservación, se ve que hay algún tipo de reunión.
-Luz hay muchos clientes esta noche, no doy a vasto con los que deben atender, por lo que voy a solicitar tu colaboracion en servir a los que estan en el salón privado para las reuniones.
Pero ¿quién te ayuda con los platillo? Pregunto afligida.- jamás serví, no tengo idea de cómo hacerlo.
- No te preocupes, ya está todo listo, solo debes llevar los platillos los sirves por la izquierda y lo retiras por la derecha. No te pido nada más, si tuviera otra opción no te pediría esto. Toma ponte esta chaquetilla. Te ves bien, lleva estos primero.
Tomo aire y salgo con la bandeja agarrando con las dos manos esta pesado. Al llegar al salón que siempre asignan para reuniones o algún evento, veo que son diez en total y hay algunos lugares vacíos se ve que aún no llegan los demás. Siguen en su conversación, no se percatan de mí presencia.
- Buenas noches. Saludo.- ¿Quién solicito el plato principal y el del dia?.
- Aquí, levanta la mano uno, el plato principal. Son señores de traje muy serios, entrados en sus 50, si que no es más. Asi a cada uno les coloco sus pedidos.
- En un momento les traigo los demás.
- Si no se haga problema. Me dice un señor mucho mayor que el resto.
(Roberto)
* Es un día muy agotador ademas de ser Decano, debo atender los negocios de mí padre, hoy nos cito a almorzar, me dijo que debe anunciarnos algo. Él es un hombre de campo, su riqueza la ganó con trabajo y sudor. Desde pequeño anduve a caballo ayudando en lo que haga falta, con el ganado. Pero mí padre quería que estudie sea algo más, como hombre de negoció supo invertir por si el día de mañana ese estilo de vida no podía seguir teniendo, tengo un hermano que es abogado y otro especialista en finanzas, yo me especialice en administración de empresas e ingeniería en informática. Por mis contactos llegue a ser Decano, sin contar que tengo la idoneidad para el cargo, pero sin los contactos eso no es posible. Llego al restaurante, un poco retrasado debido a mis ocupaciones.
- Buen día padre. Saludo ni bien llego. Y a los presentes les pasó la mano. Lo que me extraña ver al abogado de mí padre, su contador, sus socios.
- Buen día Roberto, toma asiento. Me tomé la libertad de hacer el pedido, ya que no llegabas.
- Está bien. Me siento y desabrocho el botón del saco.- ¿Porque me convocaste a esta reunión?
- Tranquilo, esperemos a tus hermanos y hablaremos del tema. Me dice mí viejo. Tuerzo la boca en señal de fastidió. En eso llegan Guillermo y Germán, mis hermanos que son gemelos, siempre engañaban a todos haciéndose pasar el uno por el otro, pero nosotros los conocemos, Guillermo es el abogado y Germán el Financista.
- Buen día. Saludan y le pasan la mano a todos.
- Por fin llegaron, siéntense.
- El motivo por los que los reuní, es para comunicarles que me voy a retirar ya no tengo la energía para seguir manejando el negocio familiar y ustedes van a ser los encargados de llevarlos a cabo. Desde jóvenes saben cómo es, y ahora mucho más fácil con toda la tecnología y las personas que trabajan en nuestro rancho. Pero deben manejar los negocios. Por lo que vos German estarás a cargo de la parte financiera, vos Guillermo te ocuparas todo lo referente a lo legal y de solucionar con tus habilidades si es que surge algo. Porque siempre surge algo, deben estar preparados para enfrentar a esos malditos que roban el ganado, de los cuatreros, de los que se quieren adueñar de nuestro campo. Y tú Roberto con tus habilidades en informática crearás un programa que controle que no haya escape de dinero, porque últimamente e notado que se estuvieron desapareciendo sumas importantes y aquí mí contador presente no supo cómo pasó.
Al decir esto lo miro de reojo, se nota que no le cree y este acomoda sus lentes como haciéndose el desentendido.
- Por mucho tiempo me reuse a involucrarme con el avance tecnológico, pero así no se llega a ningún lado, ustedes que son jóvenes y están más adepto a ello, lo van a lograr. Así que sin más nada que agregar, les contestaré a sus preguntas.
"Que preguntas se le puede hacer, si ya nos tiró la bomba", pienso.
- Puedo ayudarte desde aquí. Le informo. -acordate que soy Decano y no puedo dejar mí puesto.
- Si, lo sé, pero puedes ir una o dos veces a la semana, para verificar que todo marcha acordé a lo que implementas. Y cuando finalice tu periodo como Decano, espero estés de lleno en el negocio familiar.
Al negocio familiar a qué se refiere mí padre es el de la carne, posee grandes cantidades de cabeza de ganado, frigoríficos repartidos en el país, en la comercialización interna y externa. En el cual tiene muchos competidores y le fue difícil mantenerse a flote.
- Muy bien, dicho todo disfruten del almuerzo, yo me retiro. Les anuncio.
- Espera hijo, te pedí un platillo, come con nosotros, al menos una vez. Me dice mi padre.
- Bueno. Me siento resignado.
En eso ingresa una moza, con los platillos. Nos sirve a cada uno y cuando está por marcharse mí padre la detiene.
- A mí tráeme el postre, ya terminé.
- Si señor. Le responde.
Tiene cara conocida, esos ojos ya lo había visto en algún lugar. Por lo que vi mí padre pidió que me sirvan unos canelones con queso gratinados, están delicioso, por estar en una reunión siempre tomo agua, pero en la mesa hay vino, whisky, Fernet. Al regresar la chica con el postre de mí padre, le solicito:
-Puede traerme agua. A lo que asiente.
(Luz)
*En la cocina
- Luz ¿Cómo vas con los de la reunión?
- Están por terminar. Uno está comiendo su postre, que encargo y ahora le llevo agua a uno que se ve no le gustan las bebidas.
- Que bueno. Al terminar con ellos, puedes retirarte.
*Atiendo a todos y me quedo cerca por si se le ofrece algo más, no veo la hora de irme y estar con mí pequeña. El señor mayor comió su postre me hizo señas por la cuenta. Casi no levanto la mirada, no los observo directamente, es lo que me aconsejo mí jefa, para no incomodarlos, miro en un punto en la pared y de vez en cuando una mirada general por si alguien levanta la mano. Ya están terminando.
Me dirijo a la caja a solicitar la cuenta, mientras espero siento que alguien me toca la espalda al girar me quedo helada,
"¿Cómo es posible que esté aquí?", me pregunto.
- Hola Lucí. Me saluda como si nada, tragó saliva y lo miro de una manera fulminante. No le respondo. Giro a recibir el ticket para llevar.
- Espera quisiera hablar contigo, es una casualidad encontraste aquí.
- No hay nada de que hablar. Le respondo y me voy. Veo que se gira y me sigue. Ingreso y le pasó al señor su cuenta dentro de una carpetita negra.
Sirvasé.
- Muy amable. Me responde. Coloca el pago y me lo entrega. Giro para salir y en la puerta me topo con él innombrable.
- ¿Qué haces? Estoy ocupada, que no ves.
- Solo quiero hablar contigo, dime el lugar y me iré.
- Ya nada hay que hablar, tu tiempo paso y eso fue hace cuatro años. No me deja pasar, en eso sale un hombre alto del salón dónde fue la reunión, apenas veo su traje gris oscuro.
¿La está molestando? pregunta.
- Este asunto no le concierne. Responde Carlos fulminando con la mirada.
- Yo creo que si, está lastimando a la señorita, por lo que eso es agresión. Retiraté, si no quiere una demanda, o mejor señorita puede hacerla ahora mismo mí hermano es abogado y sabrá aconsejarla para mantener a raya tipos así. Carlos afloja en su agarre y se retira.
- Gracias. Le digo en un hilo de vos, no le quite la vista a Carlos hasta no ver qué se fuera. Al girar y mirar a mí salvador me doy cuenta que es el Decano, los colores se me suben de la vergüenza.
- Que pena, hacerlo pasar por esto.
- No debe apenarse, ¿Qué paso no le gustó la comida? y sonrío.
Niego con la cabeza, -otro asunto del que no quiero hablar.
- Bueno, me retiro. Buenas Noches. Sonrio en señal de saludo y entrego el pago en la caja. Me meto a la cocina y respiró agitada.
- ¿ Qué te pasó? Me pregunta preocupada mí jefa.
- Apareció mí ex. Aún no lo puedo creer
- ¿Cómo es posible? No era que estaba en otro pais.
- Se ve que volvió. Suspiro tomándome las manos con el rostro.
- ¿Qué te dijo ? Para que estés así.
- ¿Qué quería hablar?. Logré esquivarlo, no quiero saber nada de él.
No quise contarle que uno de los clientes fue participe de lo ocurrido, siempre aconseja que los problemas personales sean fuera del trabajo.
Luz eso es todo por hoy, ve a descansar. Me dice mí jefa, una vez que se fue el último comensal.
Junto mis cosas, me coloco la mochila, me pongo los auriculares para escuchar algo de música mientras me dirijo a la salida. Estoy concentrada eligiendo el tema que no me doy cuenta quién se pone delante mio, al levantar la vista es él nuevamente.
"¿Pero qué carajo quiere?, pienso. Atino a esquivarlo e irme, pero me ataja.
- Hablemos Luz... necesito hablar contigo. Lo miro enojada, me tiene del brazo.
- SUELTAME. NO TENEMOS NADA DE QUE HABLAR. TU TIEMPO PASO ESE DIA QUE ME DISTE LA ESPALDA. Afirmo con los dientes apretados.
- ENTIENDE QUE ERA UN NIÑO INMADURO, ¡ME ASUSTE!. NUNCA DEJE DE QUERERTE. Afirma elevando la voz.
- NO ME DIGAS Y QUE PASO, DESPUES DE CUATRO AÑOS TE DISTE CUENTA DE ELLO. Expreso con sarcasmo.
- MIS PADRES ME ENVIARON AL EXTRANJERO A UN INTERNADO, ¿QUÉ PODIA HACER?, NO PODIA DECIDIR POR MI MISMO.
"Si claro, él muy pobrecito", pienso con ironía.
- Y QUE CREES QUE PARA MI FUE FACIL... NO ... NO LO FUE... ASI QUE DEJAME IR. Me sacudo tratando de zafar de su agarre.
(+Roberto)
* Estoy fuera del restaurante fumando y poniéndome al día con mis hermanos, hablando de lo que podemos hacer con lo que nos dijo nuestro padre, apoyado en el auto antes de marcharme, en eso escucho unos gritos de una mujer y nos vamos a ver qué pasaba.
La veo a Luz tratando de zafarse de un tipo que está de espalda. A lo que atino a girarlo y ensartar un golpe en medio de su rostro con el puño cerrado. Mis hermanos lo retienen. Y llaman a la policía.
- Luz ¿Estás bien?. Ella se me aferra llorando. Trato de calmarla. Pasado unos minutos llegan los oficiales, y les comento lo que sucedía.
- Señorita ¿se encuentra bien?. Pregunta el oficial. Ella no deja de llorar.
- Lo llevaremos a la cárcel para que piense en lo que hizo. Estara encerrado está noche. Puede presentarse temprano el Lunes, a brindar su declaración. Informo el oficial.
- Si gracias oficial, ahora la llevaré a que le revisen y mañana la acerco si no es problema. Respondo.
-No por supuesto que no. Pero recién el Lunes podrá hacerlo. Aclara el oficial.
-Luz ven conmigo, te llevaré a revisar con un doctor. Le susurro y ella niega con la cabeza.
-Debo buscar a Anita. Me dice entre sollozos.
- Y ¿con quién está?. Le pregunto tomando su rostro entre mis manos para mirarla a los ojos.
- Con mis padres.
- Mira acompáñame, primero debes calmarte, así no puedes ir. Yo te llevo.
Mis hermanos me hacen señas que ellos se van y después me llaman a lo que asiento con la cabeza. La llevo a Luz a mí auto ella aún aferrada a mí, parece un gatito asustado. La subo al asiento del acompañante y la llevo a mí departamento, ahí llamo a mi doctor de confianza para que venga a verla. Hago que se siente en el sofá y le ofrezco un vaso de agua, hasta que llegué el doctor.
(+Luz)
* Tiemblo como hoja, me asusté de Carlos, no me dejaba ir aferrado a mí muñeca, me la torcia. Por más que le gritaba seguía en su afán de retenerme. En eso aparece el señor Cáceres, y me libera de él atinando un golpe en su rostro, otros dos muy idénticos que parecen gemelos lo retienen, hasta que llega la policía. Me siento tan afligida que no puedo dejar de llorar. No puedo decir nada, por lo que los oficiales me dijeron que el Lunes podía ir a declarar. Solo quería estar con mí niña. Pero no puedo aparecer así, me dijo el señor Cáceres. Por lo que ofrece llevarme para que me revisen si me lastimó mucho. Para mí sorpresa llegamos a su departamento y no a un sanatorio, me aclara que tiene un medico de confianza que ya viene. Me ofrece agua y acepto como si fuera a morir de sed. En eso tocan el timbre.
Mientras espero, veo que es un bonito lugar espacioso, y se ve que vive solo, porque solo vi una silla en la parte del bar de la cocina, un solo sofá amplio delante del mismo una mesa ratona y en un rincón una computadora con su escritorio, el piso de un color gris hasta el sector de la cocina. Todo está pintado en un color blanco y marrón clarito y los muebles al tono, tiene una escalera que da a un segundo piso, pero no está cubierto, se puede ver la cama.
"¿Cuanto costará un lugar así?" Pienso. "No podré pagarlo".
En eso ingresa un señor con un maletín negro y un estetoscopio colgado del cuello.
- Buenas noches saluda. Soy el doctor Caballero Javier, Permítame revisarla.
- Si. Le extiendo mí muñeca derecha. El la gira la observa y me aprieta, cuando hace esto gritó,
-¡¡Ay!! ¡Me duele!.
- Por suerte es solo un golpe, no tiene rota la muñeca, solo tome este analgésico y se le pasara.
- Gracias doctor. Él acompaño al doctor hasta la puerta y se despidió.
(Roberto)
- Bueno Luz, ¿ahora me puedes decir qué pasó?. Veo que se pone tensa, a lo que atino a sentarme a su lado y le acaricio la espalda, ella se recuesta por mí. Suspira.
- Ese fue mi novio de adolescente. Cuando quede embarazada, me cerró la puerta en mí cara, sabiendo que el fue el primero y el único, me acuso de mentirosa.... Traga saliva como reteniendo para no llorar.... Todo después vino cuesta a bajo para mí. Todos querían que aborte para no arruinar mí futuro. Me negue, me enfrente a mí padre, y tuve a Anita, que es la niña más dulce y tierna, la cree a mí imágen, ella es mí ganas de vivir cada día... Él nunca se interesó. Y después de cuatro años cree que tiene derecho como Padre. No se merece serlo. Y llora.
- Tranquila Luz, cuenta conmigo, te voy a ayudar en lo que necesites.
- Ya hizo mucho por mí, no quisiera molestarlo.
- No es molestia. Que te parece si buscamos a Anita. Ella asiente se la ve más aliviada. Nos dirigimos en la dirección que me dio y noto que las casas son de personas de renombres. Me detengo ante una mansión imponente y me preguntó cómo es posible, se ve que sus padres están bien acomodados, pero ella en cambio lucha día a día y con dos empleos.
Baja del vehículo y me dice "ya regreso", ingresa a la casa espero unos minutos y al rato sale con Anita en brazos dormida, la recuesta en la parte de atrás abrazada a una muñeca y se sienta nuevamente a mí lado.
- Ahora si, me lleva a mí departamento. Se la ve sonreír, tener a su niña la hace Feliz. Nos dirigimos a su departamento. al llegar la ayudo alzando a la niña que sigue re-dormida, ella lleva los bolsos. Al ingresar veo que es un lugar acogedor, bien ordenado.
Al cruzar la puerta caminamos por un pequeño pasillo que nos lleva directamente a una habitación donde tiene un sofá, una cama y una mesa con dos sillas. Acuesto a Anita en la cama.
- ¿Disculpa el baño? En esa puerta me indica.
Me giro y la veo.
- Ok gracias. Ingreso al baño.
Es pequeño, ordenado y limpio. Se nota que cuida bien todo, a pesar de tener dos empleos. Lo que note que tiene libros se ve que estudia, pero en qué momento, me entró la curiosidad. Me lavo las manos y salgo. Ya acomodo a Anita en la cama.
-Gracias, por las molestias una ves más. Me dijo ni bien me vio.
- De nada, no es molestia. Te puedo hacer una pregunta. Me mira de lado.
- Por supuesto. Se pone firme mirándome directo a los ojos.
- ¿Porque no vives con tus padres? Por lo visto quieren a su nieta, pero tú no vives con ellos. Y se ve que les sobra espacio.
-Toma asiento. Me dice, ella se sienta y piensa un momento.
- Mis padres son millonarios, como pudiste ver, mí padre sobre todo valora mas el dinero que los sentimientos de sus hijos. Son muy buenos con Anita, no conmigo que traje vergüenza en la familia según ellos por tener una hija fuera del matrimonio. No sé que dirá de mí en sus círculos y poco me importa, solo me importa Anita. Si quisiera volver a esa casa debería casarme y eso no está en mis planes.
- Por lo que oí, se quedaron en el pasado.
- Jajaja, mejor definición que esa no hay.
- Y ¿terminaste la secundaria?
- Si llegue a terminarla, en eso me apoyaron cuidando a Anita. Pero no me dejaban contar sobre ella. Disculpa, no se porque te cuento todo esto. Debes estar cansado y querrás irte. Mejor no te distraigo más.
- Jajaja, para nada, al contrario me haces un favor.
-¿ Cómo es eso?. Me pregunta y sonrío.
- Estaría en la computadora trabajando sin dormir, y no teniendo una charla tan amena y tranquila como la que tenemos. Pero debo saber si aparecerá algún pretendiente para irme y no causar malos entendidos.
- No aparecerá nadie, aquí solo somos Anita y yo. ¿Quieres un café? Voy hacer, aún no cene.
- ¿Cómo es posible? Eso hay que remediarlo. ¿Te ayudo en algo?
- Si quieres, seguime.
Fuimos por el pasillo e ingresamos a la cocina que es pequeña como todo lo demás, tiene un pequeño refrigerador bajo mesada, un pequeño horno eléctrico, pava eléctrica y nada más. Los cubiertos ordenados en su lugar, tiene un par de todos, se ve que no recibe visitas. Me pasa un pastel que tenia en la heladera de chocolate y fresas. Ella arma el cafe y los sirve en unas tazas de porcelanas. -"Coloca el pastel en la mesa", me dice y yo obedezco.
"Aquí no soy el jefe", sonrío por lo que pienso. Al sentarnos me sirve una rebanada y se sirve ella. Tomamos el café en silencio, hasta que decido romperlo, ella parece disfrutarlo.
- Está muy rico, dónde lo compraste. Me mirá y sonríe.
- Lo prepare.
"Que versátil resultó ser", pienso.
- Y ¿cómo lo hiciste? Le pregunto para continuar la charla.
- Pues en mí clase de repostería. Me sorprende oír eso.
- ¿A que se debe que te interese estudiar eso?
- Pues que cuando tuve a Anita, cai en la cuenta que no sabía hacer nada, por lo que me capacitó en cada taller que surja y pueda utilizarlo a favor de mí hija. Era una mimada, antes, no te puedes imaginar.
- Puede que si en parte. Terminamos de tomar el café y me despedí, para regresar a mí departamento.
Nunca me sentí bien hablando con una mujer de esa manera. Con Luz es distinto, se nota que su atención está centrada en su hija y en nadie más. Llego, me ducho y subo para dormir, enciendo la tele en el canal de noticias y me duermo escuchando.
(*Luz)
* Nunca imagine que el Decano fuera asi de amable, siempre escuché historias sobre él, que es un mujeriego empedernido, que no sale con la misma dos veces, exigente con el trabajo. Y ahora que lo pienso, ese rumor lo habra provocado alguna despechada. La noche se me había teñido de luto con la presencia de Carlos pero gracias a Dios había alguien que me ayudara. Lavo los platos sucios y limpio nuestro departamento, como no es muy grande termino enseguida, me gusta que tenga ese aroma a pinos. Me baño y me acuesto a descansar, por suerte el Domingo tengo franco, al menos que surja algo y me llame mí jefa, pero hasta entonces voy aprovechar a dormir.
(* Carlos)
Soy Carlos Mosconi de 1.80 de estatura, tés blanca, rubio, ojos celestes, tengo 22 años. Tuve mi amor de adolescente, mis padres supuestamente me apoyaban, con ella experimente el amor. Hasta que un día me callo con la noticia de que hiba a tener un bebé, no me vi siendo padre en ese momento, actúe como un pendejo, la acuse de que no era mío. Le cerré la puerta en la cara. Después de eso fui a un internado.
Me volví calculador, prepotente, además de capacitarme para desenvolverme en el mundo de los negocios. Al regresar mi padre me pone al frente de sus empresa él se siente cansado pero no se retira, por lo que veo debo asistir a las reuniones e informarle de todo, siendo él quien de la última palabra. En una de esas, me cruzo con él que fue mi suegro, y por casualidad escucho que le preguntan por su nieta y el responde todo bien. Mi corazón por alguna razón comenzó a latir fuerte, será que Luz no aborto como creí. Seria una excelente oportunidad para cerrar un buen trato. Así que lo enfrentó, sin importar lo que me vaya a decir quería saber la verdad. Fue duro al principio, pero después me confirmó mi sospechas.
-Si la niña es de Luz y tiene cuatro años.- ¿Piensas hacerte cargo? Me pregunta. -Todo depende de cómo lo tome Luz, ella segun se no quiere saber nada de ti.
- De todos modos hablare con ella. Le respondí.
Se que su padre es hombre de negocios y el hecho de unir nuestras familias seria beneficioso para todos, y con esta unión tendría el ingreso a parte de las acciones de la familia Luliano. Pero mis planes de encontrar la manera de confrontarla se vinieron a bajo, soy muy impulsivo en mis acciones, para lo negocios suele resultar bueno, pero para otras cuestiones no, y si quiero algo no me detengo a esperar, lo busco como sea.
Estoy en un restaurante reunido con unos socios, cuando la veo vestida de moza, cerca de la caja. Sin decir nada voy a confrontarla, esperaba una cara de sorpresa algunas lágrimas y que caiga rendida a mi presencia, alguien como yo es difícil de olvidar. Ya antes me pasó, que hasta ahora algunas me buscan por más que las rechacé. Pero me topo con una frialdad de su parte que recorre mi espalda, no se muta ante mi presencia, me ignora dandome la espalda.
" A MI NADIE ME DA LA ESPALDA" pienso enojado, la sigo, trato de aparentar tranquilo, pero su expresión me saca de quicio y la atajo exigiéndole que hablemos que le conviene escuchar.
Pero somos interrumpidos por un tipo grande se nota que es un poco mayor. Diciendo "que si no quiero una demanda debo dejarla". La suelto por el momento. Averiguo a qué hora sale y espero en el auto, estoy con los mil demonios, al verla salir la enfrentó de nuevo.
DISCUTIMOS ACALORADAMENTE, NADA DE LO QUE DIGA LA CONVENCE.
Y nuevamente aparece alguien que me tumba de una piña. Termino siendo arrestado, pero con un par de llamadas todo se solucionó, se ajustaron bien unos tornillos y no paso en la cárcel la noche. Por recomendación de mi abogado, debo mantener perfil bajo. Por lo que decidí mantener vigilada los movimientos de Luz.
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