Este libro es el producto del esfuerzo, dedicación y sueños.
Muchas personas Cambiaron mi vida y me ayudaron a cumplir este gran sueño que es la elaboración de esta gran novela. Esas personas que siempre estuvieron conmigo en las buenas y en las malas, que siempre me apoyaron y dieron su opinión se los agradezco de todo corazón.
Debo empezar mis agradecimientos a Dios por regalarme este maravilloso don y acompañarme en este fabuloso viaje del arte de la escritura.
Gracias a mis padres, por siempre estar conmigo, inspirarme, acompañarme y convertirme en la persona que soy ahora. Gracias a ellos estoy orgullosa de seguir mis sueños de nunca rendirme y luchar por lo que quiero.
Gracias a mis hermanas, sin ellas no habría sido capaz de descubrir este magnífico don, siempre me apoyaron y estuvieron a mi lado acompañándome.
Gracias también a mis primos y tíos, que siempre estuvieron conmigo e hicieron que mis sueños sean asombroso e inolvidable.
Y por supuesto debo agradecer con todo corazón a esas personas especiales que siempre disfrutan leer cada proyecto, sí. Gracias a ti por todo porque siempre estuviste acompañándome en este hermoso e insuperable viaje así que de todo corazón te lo agradezco y espero que disfrutes de mi novela. "Eres mía".
Advertencia sobre la novela:"Eres mía".
Esta novela incluye contenido sexual, maltrato físico, peleas, celos y dominación.
...Género literário:...
Drama
Romance
Comédia
Mistério
Suspenso
Contenido:
Matrimonio forzado
Escenas fuertes
peleas
Celos
Dominación
Sumisión
Cada escena contienen contenidos eróticos. Lo cual no deja nada liberado a la imaginación y algunas palabras elevadas de tono. Ciertos lectores deben tomar en cuenta que pueden encontrar escenas de: sumisión, matrimonio forzado, seducción forzada, peleas, comedias, misterios, drama y romance.
Por eso les digo a cada lector que debe tener discreción a la hora de leerla y que puede contener escenas fuertes.
Nada de esto estuviera pasando si no fuera porque cometí un gravísimo error. Mi vida cambió desde el momento que lo conocí, no esperaba conocerlo o ser parte de su odio y rencor hacia mí, aquella persona que hizo que me convirtiera en alguien vacía, sin nada y con una baja autoestima. Aquel hombre que se encargó de hacerme ver que no era nadie y que nunca lo sería si él estuviera vivo. ¿Por qué fui tan tonta? ¿Por qué no me di cuenta? ¿Qué clase de vida tendré si este hombre me tiene atrapada en su isla? No recuerdo cuantos han pasado desde que empecé a vivir en esta isla o si mis padres y mi prometido aún estarán buscándome.
Cuando era pequeña mi vida siempre fue de cuento de hada, fui criada y tratada como princesa, padres con dineros y con un solo objetivo darme la mejor vida. No me quejaba porque de alguna manera era feliz y disfrutaba todo en especial cuando recibía obsequios de ambos, como única hija y heredera de una gran fortuna tenía responsabilidades que cumplir y una de ella era casarme con el hijo del dueño de una empresa Alemana. No era una sorpresa, estaba dispuesta en casarme, no amaba a mi prometido, pero lo respetábamos, ya que ambos sabíamos que debíamos cumplir con nuestras obligaciones.
Sin embargo, nada de sus obligaciones pudo completarse como lo pensaba, el día de mi boda fui raptada por Alexander White, un hombre malvado, frío, déspota, tirano, de corazón frío, empresario y con un solo objetivo que es destruirme completamente de la manera más ruin que es casándome con él para poder proteger a mi familia.
-Es su noche de boda señora kristine.
Ante la llegada de María, sabía que ella estaba disfrutando lo que estaba sucediendo, pero no se podía hacer nada, había aceptado casarme con Alexander y no había vuelta atrás, me convertí en su esposa por el bien de mi familia y el de mi prometido.
-Tiene suerte, el señor White es un hombre poderoso que cualquier chica desearía tenerlo de esposo.-María me miraba con arrogancia.-antes de consumar el matrimonio debo informarle que la opinión suya no importa, la única dueña de la casa es la señorita Susie usted es solamente una intrusa y una mujer sucia que se encargará de calentar su cama.
Entendía muy bien la arrogancia de María desde que Alexander perdió a sus padres en un accidente automovilístico, ella se había convertido en su madre adoptiva y la única persona que él obedecía sin decir una sola palabra.
De hecho, esperaba cualquier cosa por parte de las empleadas, yo no era bienvenida en la mansión, ya que muchos empleados me veían como la asesina y única responsable de la muerte de Susie.
-Entonces. ¿Alexander es una persona sucia también?
“Por supuesto, no eres capaz de tocar a la esposa de tu jefe”.
-¿Cómo se atreve? No debería decir esos comentarios.
La expresión de María quedó ligeramente distorsionada ante mi comentario. Sí, estaba enojada, nunca esperó que la persona que era rehén le contestara de esa forma.
-Disfrute su noche de boda. No voy a contestarle el mejor castigo para una persona como usted es estar en la cama con la persona que más usted odia es el mejor castigo.
Después, de unos minutos, la mirada de Alexander se encontró con la mía, no era capaz de diferenciar entre si era su corazón o el mío el que estaba latiendo con fuerza, era la primera vez que me acostaría con una persona que no es mi prometido.
-Hoy legalmente te convertirás en mi mujer.
Al escuchar el sonido de su voz fue como una sentencia de muerte, estaba sorprendida por la confesión de aquella persona, la sensación de saber que no tenía escapatoria y que lo que acababa de decir era verdad para mí era como ir a la guillotina, sentía el sudor recorrer mi espalda.
Si pudiera, elegir o pedir un deseo, elegiría no cruzarme nunca con Alexander White y su prometida Susie. Quería correr y escapar de esta maldita isla de una vez por todas, son embargo sabía que no podía hacerlo, la vida de mi familia y la de mi prometido corrían peligro si no aceptaba.
-Me obligaste casarme contigo, lo hice. No necesitas acostarte conmigo.
-Kristine….
Aquella persona caminó hacia mí. Era inútil intentar correr, sus empleados se encargarían de capturarme nuevamente y llevarme donde Alexander, pero no podía tener miedo, lo único que debía tener era valor y demostrarle a aquel hombre que nunca le temería.
Sentía sus largas manos ásperas tocar mi rostro. La mirada de Alexander era cada vez más cálida. Lentamente, sentí los labios de él, tocar los míos, aunque no podía detener lo que iba a pasar, lo único que podía hacer era no hacer nada.
“Si cerraba los ojos y pensara en otra cosa. ¿Sería capaz de fingir que nada de esto estaba sucediendo?”.
Alexander apretó los dientes al ver como su esposa no reaccionaba o hacia nada. Aquella mujer se había encargado de quitarle a su prometida y aun estando casada y sin muchas opciones, ella era capaz de actuar al revelarse ante él.
-No importa como actúes, hoy vamos a consumar nuestro matrimonio, aunque no te guste, te convertirás en mi mujer, quieras o no.
Él me miraba con una sonrisa torcida.
-Puede que me conviertes en tu mujer, pero nada cambiará, podrás tener mi cuerpo, pero mi corazón o mis pensamientos hacia ti no cambiarán, siempre serás considerado como un poco hombre y eso no lo podrás cambiar. Alexander White.
El sol brillaba cada vez más sentía como el rayo de luz entraba a la enorme habitación. Todo mi cuerpo me dolía aquella noche Alexander no se contuvo al convertirme en su mujer, de alguna forma debo escapar de este lugar y pedir ayuda, pero al pensar en mis padres y lo que es capaz de hacer él mi corazón se encoge en que si cometo un pequeño error puedo perder a todas las personas importantes en mi vida.
Sabía lo peligroso y aterrador que es perder a mi familia en manos de una persona malvada como lo es Alexander.
No era que me importara que la persona que se convirtió en mi esposo pasara tiempo conmigo. Desde el principio de este matrimonio sabía que esto era por contrato mejor dicho por venganza al perder a su amada prometida. Era frustrante siempre ver a Susie feliz en su vida y aunque era pobre me molestaba que ella lo fuera feliz, por eso en mi vida me encargué de perturbarla completamente.
-El señor White está en una reunión.-informó una joven empleada de cabello castaño, piel bronceada y ojos negros como la noche. La manera en que me miraba era de forma arrogante como si ella tuviera más poder que yo, la esposa de “Alexander”. Claro que si lo vemos desde el punto de vista, todos los empleados de esta mansión tienen más poder que yo, aunque conociendo la personalidad de mí “esposo” era probable que él no permitiera que algún chisme sobre su gente o esposa saliera a la luz.
Dejé de comer mi desayuno, y miré a la joven empleada que se encontraba de pie esperando a que terminara de desayunar.
-¿Cuál es tú nombres?
-Katrina.
-Bien, Katrina. Yo no pregunté por Alexander. Además, no me interesa lo que él haga o lo que dejé de hacer ambos, viviremos nuestras vidas como queremos que es separada.
Katrina tosió al escuchar el comentario.
“No me importa. Creo que si se comienzan hacer rumores sobre Alexander, su tiranía y su arrogancia puede caer, eso sería un punto ventajoso para mí”.
A petición de Alexander, María se acercó apresuradamente a mí con una mirada altanera. Y pensé que si la persona más cercana de Alexander me ve de esa forma es porque ella y él planearon algo para avergonzarme, sabía que ellos querían vengarse por la misteriosamente muerte de Susie.
Esa mujer, por supuesto, usaba su poder de niñera personal como una manera de demostrar que ella era la “madre” del dueño de esta gran mansión, por lo que para las demás personas ella es la segunda persona con más poder y no importaba que aunque fuera la esposa de Alexander yo no era más que una simple intrusa.
-Hay un trabajo que como esposa del señor White debe hacer.
-¿Qué tipo de trabajo?
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