No sé si alguna vez han escuchado a un hombre decir que será soltero para siempre, tal vez sí, pero yo conozco uno que afirma que es y será un soltero experto.
Llevo 28 años viviendo con él, Alejandro Del Monte, mi hijo menor, el único hombre de la familia, tengo dos hijas más, Katia la mayor que en estos momentos tiene 32 años, es una mujer de familia, tiene dos hijos y un marido que, aunque es un completo idiota, la quiere y la respeta, y mi hija Estefanía de 30 años, quien
tiene un hijo y un buen hombre a su lado.
Ambas formaron sus familias y son felices a su manera, yo quede viudo cuando mis hijos tenían 14, 12 y 10 años respectivamente, desde el momento que Julia murió me dedique a ellos, a hacerlos felices y a construir un emporio para que cuando yo muera no les falte nada.
Alejandro ha sido mi dolor de cabeza, a la fuerza logre que se graduara del colegio, la universidad no pasaba por sus pensamientos, pero al final decidió estudiar negocios internacionales, eso me alegra porque estoy seguro que se encargara de los negocios de la familia, a pesar de todos es el único de mis hijos que es un profesional.
Lo que me preocupa es que estará solo, y no me dará nietos por lo cual mi apellido se perdería, quiero la felicidad de mi hijo, verlo con su familia y con una buena mujer a su lado.
No me he presentado, soy Juan Felipe del Monte, y acabo de recibir una noticia que me ha llevado a tomar varias decisiones, necesito cambiar la vida de mis hijos, antes de dejarlos para siempre.
-Papá que pasa porque esta reunión tan repentina- dice Katia entrando al despacho.
-Pasa hija necesito hablar con ustedes, esperemos a tus hermanos- le respondo.
-Papi, buenas tardes, que ocurre, estas enfermo, que pasa, por qué tanta urgencia para vernos- pregunta Estefanía entrando preocupada al despacho.
-Solo falta Alejandro, tengo algo muy importante que contarles- le digo.
Como siempre nos tocó esperar al soltero experto, con cuál de sus conquistas estará hoy.
Una hora después de la acordada, entra Alejandro al despacho.
-Disculpen la demora, tenía asuntos importantes que atender- dice tomando asiento.
-En serio hermano, no me hagas reír con quien estabas hoy, Sofía la rubia, Constanza la pelirroja o Daniela la morena- dice Estefanía en tono de burla.
-Eso no importa ahora, tengo algo muy difícil que contarles, necesito que me escuchen con atención- les digo con mucha seriedad.
-Está bien papá, que sucede- pregunta Alejandro.
-Hijos, hoy visite a Ricardo, mi médico de confianza y no tenía buenas noticias, tengo cáncer y no me queda mucho tiempo- les digo con tristeza.
-No papá eso no puede ser, tenemos que visitar otros médicos, saber otras opiniones, algo se podrá hacer- dice mi hija Katia muy preocupada.
-Hija, no hay mucho que hacer, por eso los llame, él dice que tengo entre 6 meses y un año de vida, necesito dejar todo listo antes de partir- les digo.
-Un año papá, no eso es poco tiempo, no nos digas eso por favor- dice Estefanía.
-Hijos, mamá nos dejó pronto y siempre hemos sabido que yo también debo partir, quiero vivir el tiempo que me quede muy tranquilo, y en compañía de todos ustedes- le respondo.
-Esto es un tema muy complejo papá, dinos que podemos hacer por ti- dice Alejandro.
-Quiero que Katia y Estefanía terminen sus carreras, yo amo a mis nietos y soy feliz de que ustedes tengan sus familias, pero quiero que estén preparadas para tomar el control de la empresa de diseño, el mayor logro de su madre-
-Y tú, Alejandro quiere verte formar tu propia familia, quiero antes de irme verte feliz, al lado de una buena mujer, también quiero que estés preparado tú te harás cargo de la constructora, eres el indicado para hacerlo- les respondo
Podía notar la tristeza de mis hijos, las chicas lloraban y Alejandro miraba el retrato de su madre.
-Hijos también quiero que regresen a casa, quiero tenerlos cerca de mi, estar rodeado de mis nietos y yernos- les pido.
-Está bien papá, yo estoy dispuesta a hacer lo que tu digas- responde Estefanía.
-Si papá, regresaremos a casa, pero déjame llevarte a otro médico por favor necesitamos una segunda opinión- responde Katia.
-Muchas gracias pequeñas- les respondo- Y tu Alejandro que piensas- pregunto.
-No lo sé papá, dame unos días, si por favor, esto es algo muy delicado tengo muchas cosas que pensar- me dice saliendo del despacho.
Mis hijas se acercan y me abrazan, después de secar sus lágrimas me dejan solo en el despacho.
-Perdóname Julia, se que te prometí cuidar a nuestros hijos y no lo voy a cumplir, pero antes de ir a tu lado me encargare de que ellos retomen el control de su vida- digo mirando la foto de mi esposa.
-Señor, se siente bien, las chicas salieron llorando, le puedo ayudar en algo- pregunta Violeta mi enfermera entrando al despacho.
-Creo que si Violeta, tu eres la indicada- le respondo.
Bienvenidos a esta nueva historia… Estaré actualizándola dos veces por semana, espero la disfruten.
Alejandro…
El amor y las relaciones siempre han sido complicadas para mí, lo intente, lo juro siendo muy joven, me enamore y pensé que había encontrado el amor de mi vida, me veía casado y con una familia, pero el destino tenía preparada otra historia para mí.
Ella a quien creía diferente, con la que ya había planeado mi futuro, me engaño días antes de una cena sorpresa que le estaba preparando para hacerle la gran propuesta.
La decisión tomada después de eso fue ser un soltero experto, como me llama papá, es simple, son tres reglas para que una relación funcione y no involucres tu corazón.
La primera y más importante no te enamores, no involucres tu corazón desde el principio, la segunda trátala como una reina, consiéntela, háblale bonito, bésala, ámala, hazla sentir que es importante para ti, así cuando la tercera regla llegue tendrá buenos recuerdos de lo que vivió contigo.
Y se preguntarán, ¿Cuál es la tercera regla?, es muy simple, pero la más valiosa, yo la llamo la regla de oro, tu relación no debe durar más de tres meses, dicen los expertos que en ese tiempo se pasa de la atracción al enamoramiento y es lo último a lo que debemos huir.
Han pasado varias por mi método, y les juro que es cien por ciento efectivo, no salen lastimadas ellas, y no salgo lastimado yo.
Me explico con algunos ejemplos, Sara, con quien salí hace un año, ahora es una mujer felizmente casada, Antonia, con la que termine hace tres meses, acaba de conocer un tipo millonario y se dice que hay planes de boda.
Y Constanza, mi última conquista con la que me faltan menos de 15 días para que esto acabe, sé que encontrara un gran amor.
—Lo siento amor, pero tengo que irme, papá necesita hablar conmigo y ya llevo media hora de retraso— le digo levantándome de la cama.
—Quédate un rato más si— dice mostrándome su cuerpo totalmente desnudo.
—Me encantaría quedarme mi amor, pero necesito ir a casa, después que salga de la reunión con mi familia nos vemos de nuevo— le digo dándole un beso.
Ya es tarde, ahora tendré que aguantar las burlas de mis hermanas mayores.
No les he contado mucho de mi familia, tengo dos hermanas, Katia y Estefanía, son excelentes personas, tengo tres sobrinos que son mi adoración, mi padre con quien estoy muy agradecido, ya que se hizo cargo de nosotros desde que mamá murió y mi nana Leonor que ha estado con nosotros desde que éramos niños.
Al llegar a casa noté que el ambiente estaba un poco tenso, no pude evitar preocuparme, sé que mi familia es extraña, pero se nota cuando algo malo pasa.
—Disculpen la demora, tenía asuntos importantes que atender— digo al ingresar al despacho.
De inmediato escucho las risas de mis hermanas y la ironía con la que hablan de mis conquistas, pero evito prestarles atención, en ese momento lo que me intrigaba era el rostro de tristeza de mi padre.
—Eso no importa ahora, tengo algo, muy difícil que contarles, necesito que me escuchen con mucha atención— responde papá muy serio.
—Está bien papá que sucede— pregunto preocupado.
Lo que vino después fue como un baldado de agua fría cayendo en mi cabeza, primero, mamá nos deja y ahora, estamos a punto de perder a nuestro padre.
Un año, ese es el tiempo que nos dan para tenerlo junto a nosotros, esto no puede ser posible.
Mis hermanas empiezan a llorar, están igual de preocupadas que yo, mi padre solo quiere ver que mis hermanas continúen con sus carreras, que se hagan cargo de la empresa de mamá y a mí me pide quizás lo más difícil, verme feliz al lado de una mujer y con una familia.
Entiendo la preocupación de mi padre, aunque no la comparto, pero les aseguro que ante esta situación, no sé qué hacer.
También nos pide que volvamos a casa, que estemos con él estos últimos días y eso es algo que si puedo hacer, me gusta mi vida de soltero, mi apartamento, mi espacio, pero en estos momentos mi familia me necesita.
Mi mente empieza a divagar en los recuerdos de mi niñez cuando mamá se fue, empiezo a mirar su foto y las palabras de mi padre se vuelven un susurro encima de mis pensamientos.
—Y tu Alejandro, ¿Qué piensas?— escucho decir a mi padre.
—No lo se papá, dame unos días, esto es algo muy delicado, tengo muchas cosas que pensar— le respondo saliendo del despacho.
Decidí visitar mi antigua habitación en casa que aún se conservaba, tan cuál la recordaba, mi cama, mis juguetes, hasta mi ropa de adolescente aún estaba allí, ver la foto de mamá me ayudo a tomar una decisión.
Me despido de mis hermanas quien salen de casa muy tristes, me dirijo al despacho, pero al parecer papá está ocupado.
—Señor se siente bien, las chicas salieron llorando, le puedo ayudar en algo— pregunta una chica que no creo haber escuchado antes su voz.
—Creo que si Violeta, tú eres la indicada— responde papá.
La indicada para que, ahora que estás planeando, Juan Felipe del Monte— pensé entrando al despacho.
—Papá, podemos hablar— digo abriendo la puerta.
—Si hijo pasa— me responde.
—Con permiso señor, estaré en la cocina por si me necesita— responde una hermosa chica saliendo del despacho.
—¿Qué pasa hijo, ya pensaste las cosas?— pregunta papá.
Yo no escuche nada de lo que papá decía en ese momento solo pensaba en esos ojos negros que habían acabado de salir de aquel lugar.
—¿Ella es la indicada para qué?— pregunto con curiosidad.
—Para ser la esposa que necesitas, por lo menos en este año que me queda de vida— responde papá.
Muchas gracias por leer, estaré atenta a todos estos comentarios.
¿Qué tal les ha parecido el soltero experto?
¿Aceptará Alejandro la propuesta de su padre?
No se pierdan los próximos capítulos de esta nueva historia.
Alejandro…
Salí del despacho inmediatamente papá me propuso esa tontería, como piensa que me voy a casar con una mujer que ni siquiera conozco, una mujer que ni siquiera sabia de su existencia.
La enfermedad está afectando mucho a mi padre, todo esto es una completa locura, iba en mi coche sin rumbo, saben aunque todo parezca loco, es lo último y lo único que me está pidiendo mi padre que quizás este muy poco tiempo con nosotros.
Mi teléfono no para de sonar, debe ser Constanza que me está esperando en su casa, pero la verdad no tengo ganas de verla en este momento, para que no aparezca en mi apartamento, voy a visitar a mi nana, hace mucho no la veo, ella es mi lugar seguro.
Conduje hasta casa de mi nana, quien vive a dos horas de la ciudad en un pueblo muy bonito y tranquilo, me gustaría que nana regresara a la mansión, pero su hija enferma y está cuidando a sus nietos.
Toco la puerta en casa de mi nana…
—Buenas noches— dice la misma joven que estaba esta tarde en casa con papá.
—Buenas noches, estoy buscando a Leonor— le digo mirándola sorprendido.
—Pase joven Alejandro, mi abuela está en la cocina preparando la cena— me responde la chica tímidamente.
Yo entro a la casa de mi nana, de inmediato el aroma de sus deliciosos platillos me llevan a la cocina donde Leonor me recibe con un fuerte abrazo.
—Mi niño, hace tanto no te veía, te pasa algo— me dice dándome un abrazo.
—Nana, discúlpame por no haber venido antes, he estado un poco ocupado, si nana muchas cosas, con papá, me imagino que ya sabes— le respondo
—Si mi niño, tu padre me llamo a darme la noticia, pero no te preocupes que todo va a salir bien— me responde mi nana— Ven, vamos a comer, prepare una cena deliciosa— dice mi nana cariñosamente.
En la mesa ya nos esperaban los nietos de mi nana, la joven que estaba en casa, un niño y una pequeña niña.
—Alejandro, te presento a mis nietos, Violeta, que trabaja con tu padre hace más de un año, Jerónimo que tiene diez años y la pequeña Valentina que tiene tres años.
—Es un placer conocerlos— les digo tomando asiento.
Mi nana me contó por todo lo que habían pasado en el último año, la muerte de su hija, de la que no estaba enterado, y de como papá les ha ayudado a salir adelante en estos meses, me desconcentraba un poco los hermosos ojos de Violeta, quien se mantuvo callada la mayoría del tiempo.
Quise regresar esa misma noche a casa, pero mi nana no lo permitió, me organizo una habitación y allí me quede dormido de inmediato.
Al día siguiente una visita muy pequeña me despertó.
—Hola pequeña, te llamas Valentina, verdad?— le pregunto al verla al lado de mi cama.
—Si soy Valentina, y tú como te llamas— me pregunta la niña.
—Yo soy Alejandro, tu abuela me cuidaba cuando era niño— le respondo con una sonrisa.
—Valentina, hermanita, ¿Dónde estás?— dice Violeta caminando por toda la casa.
—Disculpe joven, ven amor, vamos a cambiarte, ya me tengo que ir a trabajar— le dice a la niña tomándola entre sus brazos.
—no te preocupes, fue una agradable visita, si quieres te llevo a tu trabajo— le respondo.
—No se preocupe joven, no quiero molestar— me responde saliendo de la habitación.
Tome un baño rápido y baje a la cocina, allí ya nos esperaba mi nana con un delicioso desayuno.
Después de mucho insistirle a Violeta para llevarla a su trabajo, acepto, me despedí de mi nana, sin antes decirle que regresara a casa con sus nietos, que toda la familia los recibiría con mucho amor.
Mi nana me prometió que lo pensaría, minutos después salí junto a Violeta hacia la ciudad.
—Por qué casi no hablas Violeta, o te incomoda mi presencia— le pregunto después de un rato de largo silencio.
—no es eso joven, solo que no sé qué decir— me responde con timidez.
—Hace cuanto tiempo trabajas con papá, porque nunca ta había visto— le digo.
—No lo sé, señor, llevo un año siendo la enfermera de su padre, el habla de usted, pero lo visita poco— me responde.
—Eso es verdad, muy poco, pero eso va a cambiar, nos veremos más seguido, volveré a casa— le digo con una sonrisa.
Ella me mira y se ruboriza, se ve tan hermosa, su cabello negro y ondulado y esos ojos oscuros como la noche brillan como nunca pensé que pudieran unos ojos brillar.
—¿Qué pasa Violeta, no te gusto la noticia?-le pregunto.
—Me alegra por su padre joven, él lo necesita mucho en este momento— me responde con una hermosa sonrisa.
El resto del camino a casa fue muy silencioso, pero no era un silencio incómodo, por el contario junto a ella sentía una paz que no había experimentado antes en mi vida.
—Bueno, Violeta, hemos llegado a casa, dile a tu abuela que piense mi propuesta, y avísale a papá que hoy mismo, me mudo de nuevo a la casa, que organice mi habitación— le digo parqueando en frente de la portería de la mansión.
—Está bien joven, yo le digo a su padre— me responde saliendo rápidamente del auto.
Al verla salgo de inmediato y le digo.
—Oye Violeta-
—Dígame, señor— responde volteando a verme.
—No me digas, señor, está bien, ni joven, soy Alejandro, no puedes hablarle tan formalmente a quien va a ser tu futuro esposo— le digo subiéndome al auto y saliendo de inmediato de allí.
La decisión estaba tomada, iba a hacer lo necesario para hacer feliz a mi padre el tiempo que le queda de vida, me voy a casar con Violeta, todo lo hago por él, haría cualquier cosa por ver a mi padre feliz y tranquilo.
¿Estás seguro de que lo haces por tu padre Alejandro?
Muchas gracias por leer, estaré actualizando lo más rápido que me sea posible.
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