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El Amor De Vecino

Conociéndote

El molesto timbre que sonaba una y otra vez y su sonido es molesto como un perico me pregunto porque mi hermana tuvo el motivo de comprar esa cosa me despertó dejándome molesto ya que no me dejó terminar mi glorioso sueño así que me levanté de la cama y me dispuse abrir la puerta ya que si seguía sonando el timbre podrían despertar a Santiago. Al abrir la puerta me di cuenta de que había un chico con una apariencia apuesta tanto como si fuera un protagonista de una película de amor era alto como de un metro ochenta y cinco, ojos color miel, un rostro rectangular, cabello largo café castaño, con una complexión física de estar más fuerte que el vinagre o como la de un gladiador, piel clara como hojas de una libreta blanca.

—Hola, me llamo ángel torres me he mudado al departamento de a lado, además como ahora seremos vecinos me vine a presentar y si no es molestia ¿cuál es tu nombre? —pregunto con una voz gruesa como la corteza del planeta pero gentil.

—Ah, mi nombre es Lean Montes y mucho gusto en conocerte ángel —pronunció con una sonrisa.

—Quería saber si te podía pedir un favor —titubeo para verme ala cara y creo que para su mala suerte nuestras miradas se encontraron del mismo modo que el apresuradamente volteo la mirada y ahora miraba el piso tratando de evitar un poco el contacto visual hacia mi.

—Claro porque no —respondí sin pensar no sabia quien era este chico pero por su aspecto parece que no es nada malo.

—Que si me podrías regalar una taza de azúcar. —murmuro tímidamente su voz con una cara un poco seria, al ver que hizo esos gestos se veía lindo.

—Claro, pasa si quieres te puedes sentar en el sillón; pero no hagas mucho ruido. —ofrecí con amabilidad y apuntando con mi dedo del medio el sillón para que supiera dónde estaba, a lo que el al verlo se sentó y comenzó a mirar de reojo a los costados de la casa.

—Gracias… realmente la necesitaba —menciono al igual que el se sentó en una posición muy varonil.

Mientras el me esperaba sentado en el sillón yo me dirijo hacia la cocina y empecé a rellenar la taza de azúcar.

—¿Ángel te puedo preguntar algo? —pregunte con una inmensa tranquilidad y una sonrisa en el rostro.

—Claro —dijo algo sorprendido pero con la guardia baja entonces me procedí hacer mi pregunta.

— ¿Cuántos años tienes? —cuestiono terminado de llenar la taza y acercándome a la sala donde este el.

—Este acabo de cumplir veintisiete años ¿y tu? —cuestionó mientras qué entrelaza los dedos y mira de sigilosamente el lugar.

—Tengo veintidós —hable al igual que termine de llenar la taza con la azúcar y me comencé a dirigir hasta donde el estaba.

—Ok. Aquí tienes la taza de azúcar. —extendí mi mano con delicadeza el me miró con reojo a mi cara y se sonrojo un poco “a lo mejor le parezco lindo, el también me parece hermoso aunque se ve que es un poco tímido a lo mejor es porque es nuevo en hotel” pensé con la mirada en el y entregándole la tasa.

—Gracias —agradeció tomando la taza con su mano derecha y pude ver qué tiene un anillo como de compromiso y con una sonrisa de agradecimiento por el favor que le acababa de hacer.

—De nada. —dije y devolví la sonrisa pero la mía era de felicidad ya que en el lugar donde vivo se mudo un chico guapo.

Después de darle la taza llena de azúcar se levantó del sillón y fue caminando y se fue yendo a su casa, ahora mi sorpresa vivía justo adelante mío entonces cerré la puerta para luego que me recargue en ella y no lo podía creer que un chico apuesto y además de que es casi de mi edad se mudará al departamento de a lado además huele a vainilla mezclado con nueces debo dejar de desconcentrarme y debo apurarme para poder llevar a la escuela a Santiago, pero antes de despertarlo a qué prepararle su desayuno que es pan relleno de cajeta ligeramente tostado el pan y un te canela un poco tibio por qué si no se va a quemar la boquita a casi se me olvida también tengo que preparar su lonchera con su comida favorita las papas fritas de ambos lados con salsa de cátsup de la marca like music y el spaghetti con mucha salsa de tomate sin nada de picante y un dos vasos de agua Anti derrame uno con agua de limón fría y el otro con refresco popsil.

Veintinueve minutos después de preparar su desayuno y lonchera fui a su habitación donde estaba dormido con su piyama de los k–alam y con sus cobijitas de color verde y azul de la serie Monster palt.

—Santi lonti despierta bebé perezoso —susurre cercas de el al mismo tiempo que lo movía suavemente.

—Eh, ya es hora de volar por bomlanch – dijo alegremente al igual que lo miro con emoción

—¿Qué dices lonti? —indague algo confundió por lo que acaba de decir Santiago.

—¿ Que dijiste papi? —suspiro mientras se estiraba el pequeño dormilón y se veía que traía un calzoncillo rosa menta “me dice mami de cariño aunque soy un hombre lo sé pero cada vez que me lo dice es lindo” paso por mi cabeza al igual que miro a lonti.

Sobrino

—Ya es hora de ir ala escuela así que ya despiértate y vete desvistiendo para poder bañarte —murmure con calidez y armonía en mi voz mientras qué Santiago me ve aun soñoliento y sus ojitos ligeramente cerrados.

—Bueno mami —contesto con su tono de voz bajo y empezando a quitarse su suéter.

Tres minutos después se desvistió y lo lleve ala ducha para poder bañarlo donde el agua es calientita ya que su piel clara se podría lastimar o quemar por el agua. Diez minutos después de bañarlo camine por el baño y tome su toalla preferida una color salmón con mitad morada claro o purpura y lo fui secando despacio además le coloque su sandalias.

Luego le puse unos calzoncillos totalmente blancos con puntos negros y un poco ajustados, unos calcetines negros y largos que le llegan debajo de las rodillas, su camisa blanca, su moño rojo vino, suéter o sudadera roja vino, sus pantaloncillos o short negro; los segundo poco a poco después de que lo terminara de vestir y entonces procedí a probarlo con una gran agilidad el cuál elegí el peinado largo con los costados igual y el frente para atrás y quedó listo para que ya lo pudiera llevar a desayunarlo. Lo cargue en mi brazo izquierdo dónde va sentado y chupándose su pequeño dedito y no están pesado ya que pesa tan solo diecisiete kilogramos continúe caminando para llegar a la mesa donde lo senté y le puse una servilleta alrededor de su cuello para que no manche su uniforme y coloque su desayuno delante de él.

—Gachash mami (gracias), por hacher (hacer) mi comida favoquita ( (favorita) esperó que está chabocha (sabrrosa).—lamiéndose sus labios con una gran admiración y deseo de querer comer su desayuno en cualquier momento como si fuera un león esperando al antílope que se descuide para poder comérsela y se ve tan tierno.

—No es nada que agradecer solo hago lo que te gusta —dije mientras buscaba una servilleta para el —ten toma —hable dando la servilleta en su manita el cual tomo con ternura.

—No mami, esh (es) que mi mamá no shabe (sabe) cocinar tan rico como tú mami. —admiro con gran entusiasmo en su cara para después agarrar con su mano el pan y darle un fuerte mordisco y luego dar un sorbo ruidoso al te y se refiere a mi hermana quien es su mamá de verdad pero dice que yo sé cocinar mejor que ella.

—Bueno si tú lo dices, pero no debes de hablar con la boca llena eh nene. —corregi mientras comía su pan y asintió con la cabeza moviéndola de arriba a bajo con delicadeza.

—Ok, mami no te peocupesh (preocupes) —dijo para luego seguir con su desayuno. Pasaron los minutos entonces término con lo que estaba haciendo pero dio un ligero eructo y se limpio con la servilleta su mejilla derecha que tenía un poco de te, se levanto de la silla y fue por su mochila entusiasmado por ir a su primer día escolar aunque a veces pienso que es raro ya que no conozco muchos niños que en verdad le guste la escuela como a el. Entonces tomo mi mano y nos dirigimos ala puerta y después de salir del edificio nos fuimos caminando por la calle que es ruidosa y algo molesta pero que siempre es cómoda y alegre por toda la gente vive ahí ya sean conocidos, vecinos, desconocidos, entre muchos otros; hasta que llegamos ala institución marina Elías conlent una linda escuela donde todos son amables ya sean desde alumnos hasta conserjes una pintoresca escuela de color café madera y tipo blanco ya que es como café con leche de ese tipo de color yo podría describirla con lindos salones colores amarillos los del primer año, el segundo morado, el tercer año plateado, cuarto azul agua, quinto blanco y sexto negro con un ligero toque de blanco.

—Mami ya vosh (voy) ala eculita (escuelita). —se alejo de mi lentamente hasta estar cerca de la entrada donde me dijo con una sonrisa llena de felicidad e ingreso a aquel sitio pintoresco para que después yo diera la vuelta para irme ala casa, mientras que miro al suelo ya que casi siempre hago eso después de dejar a Santiago en la escuela.

—Esperen, esperen ya casi llego por favor no cierren —grito alguien con fuerza en su voz y preocupación se puede oír en esa frase y al mirar al frente me di cuenta que ángel quien es el chico de esta mañana que se mudo al edificio quien traía a dos niños que son una niña, un niño y niño pequeño o un bebito en una cangurita que trae en el pecho. Con un tipo de ropa que es un pañalero o pants de ejercicio verde fuerte, una sudadera negra con cierre en el centro y un lazo de algodón en el cuello para poder cerrarla que trae amarrada en su cintura, una playera un tanto ajustado color blanco con letras tipo grafiti que dicen The love, unos tenis blancos con puntos negros.

Entonces corrí hasta donde están las puertas de las entradas para decirle ala maestra o la persona encargada de verificar que los niños entren bien ala escuela.

—No cierren por favor aún falta algunos que ingresen ala institución —dije con mucho apuro y poniendo mi mano para que no la pudieran o tuvieran la oportunidad de cerrar la puerta.

Escuela

—Claro pero ¿quién es el que falta por acudir aquí? —cuestiono la señorita con un joven a su costado derecho que se acomodaba la gorra verde que trae para que dos minutos después llegara ángel con mucho sudor en su cuerpo al igual que jadeaba y con falta de oxígeno a su alrededor.

—Muchas gracias por hacer que no cerrarán la puerta, mis nenes ya deben de entrar ya ala escuela ya llegamos. —agradeció y luego les dijo eso a los pequeños, para luego dar unos suspiros que muestran su agotamiento físico y ordeno con simplicidad y con cariño mientras me miró de reojo al rostro.

—Si papi vamos a entrar y haremos nuevos amigos —dijeron los dos infantes al mismo tiempo haciendo que su voz hiciera un tipo eco pero con un poco de falta de sintonía por su voz ya que son una niña y un niño los dos como de ocho años ambos.

Dándole un beso en su mejilla uno de cada lado además de un dulce abrazo que se ve que es con mucho amor para después alejarse lentamente de el hasta llegar ala entrada de la escuela.

—No se olviden de portarse bien y que no hagan travesuras ¿entendido mis calabacines? —alzo la voz con un tono dulce como el de una madre.

—Sipi, no te preocupes nos comportaremos muy bien —respondió la niña mientras que el niño asintió con la cabeza de arriba abajo y luego con su pequeña manita hacer las señas de adiós e ingresar a esa academia.

—Muchas gracias por hacer que no cerrarán la puerta de la entrada —agradeció con dulzura en su voz y saliendo y entrando oxígeno a su nariz por lo cansado que está.

—No tienes que agradecer nada ayudaría a cualquier persona que lo necesitara, es lo que me han enseñado mis seres queridos y bueno te puedo hacer una pregunta.

—Eh si pero primero podemos sentarnos en algún lugar cercanos es que estoy muy cansado —comentó con sudor en l frente y suspirando mucho con la cara ligeramente roja por correr y más con el niño en brazos. .

—Por supuesto, que te parece esa banca —pronuncie mientras mi dedo índice señala una linda banca metálica de color verde con figuras de flores en los costados como decoración. Para que luego de que el observará mi dedo y viera a qué parte señala camino hasta allá a lo que yo procedí a caminar detrás de él pero se me hizo muy extraño o raro que el bebito que trae en esa linda cangurita negra con café; cargando no se allá despertado en ningún momento.

—¿Que cosa planeas preguntarme? —cuestiono mientras que su trasero se acomoda en esa banca bella para después acomodar al infante quien esta su cabeza en una posición que es un poco difícil esa postura.

—Ah, lo que te quería preguntar es que los niños que traías hace un instante que es lo que son de ti al igual que este adorable y hermoso bebé —interrogue un poco distraído ya que estaba viendo con mucha atención como salía de su boquita del bebé saliva.

—Ah ellos son nada más que mis hijos, mis bellos hijos – menciono orgullosamente dejando a la luz lo feliz que esta por tenerlos y yo lo pude notar.

—Nada en absolutamente es solo que tenía una ligera curiosidad al igual que no pensé que estuvieras casado. —pregunte. con mucha curiosidad como el agua que hay en una piscina olímpica

—No estoy casado ahora ya que mi amada esposa murió hace tan solo unos meses. —su expresión del rostro que unos minutos antes estaba algo cansado pero con alegría se convirtió tan repentino en una cara larga y triste, eso me hizo sentir muy mal conmigo mismo por hacer esa pregunta que era mejor que no la hubiese hecho y dicho.

—Perdón, lo siento tanto no sabía eso al igual no quise ponerte triste, que tal si mejor vamos ala heladería por un helado ya que está cerca.

—No tengo ganas, mejor otro día —dijo aún con esa tristeza en el rostro.

—Oh mejor que te parece ala cafetería que está tan solo a unos cinco minutos de aquí, además es uno de los mejores lugares con postres aunque no soy muy fanático de lo dulce o acaramelado —levantándome de mi asiento y ponerme enfrente de el con una sonrisa para que por lo menos se alegra un poco.

—Pues creo que esa invitación está bien, ya que aún no he desayunado por hacerle su lonchera y desayunos a mis pequeños.

—Además yo invito el desayuno y nos podemos conocer un poco más ¿Qué te parece?

—Pues eso suena bien entonces vamos, me llevas tú ya que aún yo no conozco por estos rumbos —dijo para que algunos pocos segundos fueran cambiando su expresión facial de una cara triste y larga a una feliz y con alegría cambiará totalmente en sus ojos para más tarde se levantara de su lugar y me empezará a seguir a mi por toda la plaza de nombre “la plaza de los héroes y el honor de mi hermoso México”.

Caminamos por tres minutos y medio, cuando ya casi íbamos a dar una vuelta por el restaurante “hojas de loto y rosas” el bebito que trae en la cangurita se despertó de la nada y comenzó a llorar mucho puede que sea por el movimiento no lo se pero sus lagrimas salen empapando sus pequeñas mejillas.

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