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Con El Corazón Lastimado

1

Capítulo 1

Mariana Chaves, era la hija de un acaudalado matrimonio, dueños de una gran empresa hotelera. Desde hace más de cinco años que conoció a Dante Salvatierra en la universidad donde ambos estudiaban. Él se especializó en finanzas y ella en administración de empresas.

Ambos estudiaron eso, ya que se harían cargo de los negocios de sus padres cuando se graduaran. Dante provenía de una familia dueña de un gran banco. Tenían dinero para despilfarrar por años. Sin embargo, eran muy cuidadosos con el dinero y no vivían tirando dinero a lo loco.

Cuando ambos empezaron a salir, después de conocerse durante dos años, a ninguna de las dos familias les gustó la noticia, ya que los padres de ellos tenían problemas desde jóvenes cuando ambos se enamoraron de la misma mujer y no se perdonaban que los dos se dejaron engañar por ella rompiendo su amistad.

El padre de Dante no quería ni ver a Mariana, la madre, por su parte, siempre la trato correctamente, pero no con cariño, algo que a Mariana le dolía mucho. El padre de Mariana le prohibió a su hija ver a ese muchacho, al ella no hacerle caso le dijo que solo le pagaría la universidad y el alojamiento, pero que hasta que no terminara con Dante no volviera a pisar su casa y que ni pensara en dirigir la empresa familiar. La madre de ella, al no poder ver a su hija en su casa, tenía que hacerse unas escapadas hasta la universidad donde ella estudiaba para poder pasar tiempo con ella.

Todo siguió así hasta que se graduaron, al poco tiempo Dante le propuso casamiento y para ella fue lo más importante y feliz que le podía pasar. Sin embargo, su padre, al enterarse del casamiento, dijo que como él no estaba de acuerdo con esa unión, él no asistiría. A Mariana le dolió mucho saber la decisión de su papá, pero lo entendió, así que decidió hacer su vida sin él.

Así que sin más Dante y ella, se casaron y todo era espectacular. Ellos eran la pareja perfecta. Había problemas familiares, como en todos las familias, pero eso no hacía que ellos dos se dejaran de amar.

Lastimosamente hace aproximadamente un mes que Mariana noto una actitud muy sospechosa en su marido y ese fue el comienzo del fin.

Esa mañana, cuando Mariana despertó, a su lado estaba su bello esposo. El hombre por el que se tuvo que alejar de su familia. Más, sin embargo, no se lo reprochaba porque ellos eran felices juntos y hasta ese momento pensó que fue una buena decisión, ya que su papá no quería verla feliz al lado del hombre que ella amaba.

Dante estaba todavía dormido, pero sin poder evitarlo se acercó a él y empezó a besarlo en la boca. Cuando vio que él le empezó a responder se fue a por su cuello y su pecho.

-Cariño, así si da gusto que lo despierten a uno.

-Mmm. ¿Te gusta que te despierte así?

-Claro que sí. Ahora ven aquí.

Le dijo Dante tomándola de las caderas y llevándola encima de él.

Ahí, en esa habitación y en esa cama, ellos sin saberlo harían por última vez el amor.

 Ese cuarto se llenó de pasión y gemidos, como cada vez que ellos se entregaban al amor. Al terminar, los dos se quedaron en la cama un rato mientras recuperaban el aliento. Luego ambos se fueron a bañar. La ducha pudo sacarles el olor a sexo que tenían encima.

Una vez arreglados, bajaron a desayunar. Rosa, la muchacha encargada de la cocina, les puso el desayuno en la mesa y los dejo para que desayunaran solos en la tranquilidad del comedor. Hablaron un poco de lo que tenían que hacer el día de hoy y después se despidieron.

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Mariana estuvo todo el día en la pequeña pastelería que Dante le había comprado para que ella pudiera hacerse cargo y practicar lo que había estudiado, sin la necesidad de tener que salir a conseguir trabajo. Aunque esto en un principio le había molestado, después entendió por qué él lo hacía y eso era para que estuviera segura y además porque en el banco de él no podría trabajar, ya que su padre no la quiere ver por allí.

Si bien al principio no le había gustado mucho la idea de la pastelería, ahora la amaba, era su escape y su motor a las discusiones que a veces tenía con Dante por culpa de los padres de ambos.

Después de un agitado día de trabajo, ya que ayer se había vendido mucho y había que contabilizar todo y volver a hacer pedidos y otras cosas más, fue rumbo a casa. Cuando llego eran las ocho de la noche. Encontró a Rosa en la cocina, haciendo la cena.

-Hola mi querida Rosa. ¿Ya llego Dante?

-Hola mi niña, todavía no llego.

-Está bien, me voy a bañar y después cenamos. Él ya tendría que estar por llegar de todos modos.

Cuando Mariana ya se había terminado de bañar bajo y le volvió a preguntar a Rosa por Dante, ya que no lo veía.

-Todavía no llego. Estoy empezando a preocuparme.

Al ver que habían pasado ya las nueve de la noche y su esposo no volvía, Mariana, muy preocupada, decidió llamarlo al celular. Sin embargo, después de sonar varias veces se iba a buzón de voz. Sin otra alternativa, decidió llamar a Marcos, el asistente personal de Dante. El hombre le contesto al segundo tono.

-¿Hola?

-Hola, Marcos, soy Mariana... ¿Sabes donde está Dante? Hace más de una hora que tendría que haber llegado a casa y todavía nada que llega y lo he llamado y no contesta el celular. Me estoy empezando a preocupar.

Hubo unos segundos de silencio, en donde Marcos no sabía qué contestarle a la esposa de su jefe, por lo que decidió mentirle.

-Tranquilícese, señora, el señor está en una junta muy importante. Están tomando mucho, así que lo dejaré en el hotel durmiendo. No se preocupe que no le pasara nada.

-Ho... ¿Y por qué no me avisó?

-No lo sé, señora. Se le habrá olvidado entre tanto trabajo de hoy.

-Claro, tienes razón. Por favor cuídalo mucho y no dejes que beba en exceso. Nos vemos otro día, adiós Marcos.

-Adiós, señora.

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Mientras que Mariana se quedaba tranquila porque su esposo estaba bien, en la oficina de Dante, al terminar la llamada, Marcos le contó cada palabra que ella había dicho. Un furioso Dante, al oír las cosas que su esposa dijo, tira todo lo que encuentra en su escritorio.

-¡Maldita, mil veces maldita! ¿A que es una buena actriz?

-¿Señor, usted está seguro que lo que le dijeron de la señora es verdad?

-¿Señora? Esa, lo que es, es una zorra que se atrevió a querer jugar conmigo, pero se va a arrepentir. De mí no se va a burlar.

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Capítulo 2

Al día siguiente, Mariana se levanta y se prepara para salir a trabajar, baja a la cocina y Rosa ya le estaba preparando el desayuno. Se saludan y charlan un poco hasta que se le hace la hora de salir. Agarra su cartera y se va a la pastelería a empezar con su día.

Hace muchas cosas durante todo el día y cuando se acerca la hora de ir a su casa se va. Al llegar, saluda a Rosa y esta le dice que Dante estaba arriba. Emocionada por ver a su marido, Mariana sube corriendo las escaleras. Al llegar al cuarto abre la puerta y lo ve empacando. Extrañada por esto le dice.

-Hola cariño. ¿Qué haces con esa maleta? ¿A dónde vas?

-Me voy de viaje, por unos días. Te aviso cuando vuelvo.

La manera de hablarle, la dejó helada. Dante jamás le había hablado de esa manera, no sabía que era lo que le pasaba.

-¿Qué es lo que está pasando? Anoche no llegaste a dormir y hoy me tratas de esta manera. Ni siquiera me has dicho "hola", Dante.

Respirando hondo, Dante tomó fuerza para no decirle todo lo que quería a su esposa y solo le dijo.

-Estoy muy cansado, dormí mal, fui a trabajar y ahora me tengo que ir de viaje. Hablaremos cuando vuelva, no me quiero poner a discutir contigo ahora y perder mi vuelo.

Mariana cada vez estaba peor, no estaba entendiendo nada de lo que le pasaba a su esposo. Dante terminó de hacer la maleta en el silencio que hizo Mariana y cuando la cerró, se disponía a irse sin decirle nada, cuando ella le dijo.

-Ven cariño, dame un beso antes de irte. No quiero que estemos peleados, mientras no estés.

Dante la miró a la cara y como pudo se acercó a darle un beso. Aunque en realidad, solo fue un pico, ya que no podía darle un beso de verdad. Ya no era capaz. Para él su esposa ya no era la mujer que él amaba y pensaba inocente, ahora todo eso se veía manchado por la verdadera cara de ella y de lo que era capaz. Ella en estos momentos le daba asco.

Después del beso, se marchó sin decir nada más, dejando a Mariana en la habitación en un silencio que la hizo llorar por unos minutos, luego de que escuchó el auto de él irse de la propiedad.

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Dante en realidad no se había ido de viaje, simplemente se fue a un departamento que usaba cuando era soltero. Se quedó ahí desde ese día. Iba a trabajar y volvía al departamento a emborracharse y olvidar a la mujer que le había destruido el alma.

Su pobre asistente ya no sabía qué hacer con él, Dante se la pasaba bebiendo y rompiendo cosas. Todos en la empresa le tenían miedo en este momento y si lo veían salían corriendo del lugar. Estaba empezando a odiar un poco a Mariana por en lo que había convertido a su jefe; sin embargo, sabía que todavía no estaba claro si ella era o no culpable de todo de lo que la habían acusado.

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Desde el día en que Dante salió de la habitación, Mariana no había podido tener más noticias de él que las que le daba Marcos y eso era porque este se cansaba de que ella lo llamara y le contestaba la llamada. Sin embargo, cada vez que ella pedía saber de él, Marcos solo le decía que estaba en una junta. Siempre en una junta.

Ya para la tercera semana dejo de llamar a Marcos, sabiendo que el asistente solo se lo negaba, decidió esperar a que su marido la llamara o que él decidiera volver. Sabía que en algún momento él volvería. Ellos se amaban, las discusiones son cosas que pasan en la pareja, así que ella lo perdonaría por este pequeño percance. Sin embargo, dos semanas después, Dante no la había podido llamar ni siquiera una sola vez.

Estos días han sido tan difíciles para Mariana. Rosa está muy preocupada por ella, no la ha visto comer bien y pasa casi todo el día acostada en la cama. Ni siquiera ha ido a la cafetería, para ver como va el local. El que su marido se haya enojado con ella, sin ella poder entender bien el porqué, la tiene tan mal que ha entrado en una pequeña depresión.

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Tres días después de que se cumpliera el mes de que no se veían, Dante llegó a la casa. Rosa apenas lo vio, se alegró, pues pensó que él vendría a arreglar todos los problemas con Mariana de una buena vez. Lamentablemente, no era eso lo que él tenía en mente.

Apenas vio a Rosa pregunto con una vos, helada que asusto a Rosa, ya que jamás lo había escuchado hablar de esa manera.

-¿Sabes donde está Mariana?

-Sí, señor. Ella está en su habitación.

Sin decir más nada, Dante subió las escaleras hasta la habitación que antes compartían los dos. Al llegar abrió la puerta sin llamar asustando a Mariana, quien estaba en la cama.

-¡Dante!

Rápidamente, al procesar que era él, se levanta de la cama de inmediato y le salta abrazándole por el cuello, ocasionando que Dante se tensara de solo sentirla tocándolo.

-Te he extrañado tanto cariño, no sabes cuanto.

-Me hago una idea.

Dijo con voz fría, haciendo que Mariana se apartara de él.

-No tengo mucho tiempo. Tengo que ir a la oficina, así que firma estos papeles.

Le dice y abre su maletín y le da una carpeta y un bolígrafo. Mariana toma lo que Dante le da y cuando abre la carpeta el alma se le cae a los pies al leer en la parte superior del documento, "Acuerdo de divorcio".

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3

Capítulo 3

Mariana al leer las palabras del documento le pregunto a Dante.

-¿Qué es esto? ¿Acuerdo de divorcio? ¿Cómo que es un acuerdo de divorcio?

La pobre no entendía nada de lo que estaba pasando.

-¿Me estás pidiendo el divorcio Dante?

-¿Es que acaso eres tan idiota, que no entiendes para que es un acuerdo de divorcio?

-¡Dante! ¿Qué demonios es lo que te pasa? Tú jamás me habías hablado así. Y ahora me vienes con esto, luego de desaparecer durante un mes.

Le gritó, sorprendiéndolo. Ella nunca le había levantado la voz. Eso lo irritó, porque ahora Mariana estaba dejando ver su verdadera personalidad. Al darse cuenta de esto, él también le gritó, diciendo unas palabras que la lastimaron.

-No desaparecí, solo no quería ver tu maldita cara.

-¿Qué?

-Que no quería ver tu cara, ni escuchar tú vos, por eso tampoco te atendía las llamadas.

-¿Entonces si lo hacías a propósito? ¿No fue por qué estabas metido en reuniones todo el día?

Mariana cada vez estaba peor, no comprendía que era lo que le pasaba a Dante. El hombre que ella amaba no era de tener esos arrebatos, ni mucho menos era capaz de hablarle así. Cada momento que pasaba se preguntaba con quién se había casado.

-No eres tan tonta como para creer eso, así que ahórrame el tiempo y firma los papeles de una buena vez.

-Yo no voy a firmarte nada, hasta que hablemos. ? ¿Cómo puedes querer terminar nuestro matrimonio sin decirme, aunque sea el porqué?

-Eso es fácil de saber. Porque ya me cansé de ti, ya no te amo. Ya ni siquiera me da ganas de follarte. ¿Es tan difícil de entender, que quiero que te vayas de mi vida?

El escuchar esas palabras fueron un puñal en su corazón, su marido dice ya no amarla más, que ya ni deseo provocaba en él. De sus ojos empezaron a salir lágrima, tras lágrima.

-No puedo creerlo. ¿Todo lo que sacrifique por ti y así me lo vas a pagar?

-Yo no te pedí que sacrificaras nada, esa fue tu decisión.

-Sí, pero lo hice porque te amaba. Yo te amo.

Dijo mientras ahora ya no trataba de ocultar lo que sentía. Ni siquiera que él la estaba matando, con esta decisión que tomó.

-Si tú me dices que es lo que no te gusta más, lo puedo cambiar. Por ti, lo puedo cambiar.

Dijo Mariana, llorando a mares mientras trataba de tocar el rostro de Dante. Sin embargo, apenas su esposo, sintió el toque de sus manos, se corrió hacia atrás para evitar que ella lo pudiera tocar, más de lo que ya lo había hecho. Su expresión mientras hacía eso era de asco, lo que lastimaba más el corazón de Mariana.

Dante se apartó dos pasos más y volvió a hablar para después darse la vuelta y tratar de salir de la habitación.

-Te doy una semana para que aceptes que esto se terminó y firmes el divorcio, si no será peor para ti.

Antes de que cruzara la puerta de la habitación, una desesperada Mariana, se tiró a sus piernas abrazándolas.

-Por favor, no me hagas esto. Yo sin ti no puedo vivir Dante. Yo te amo tanto. Deje todo por ti, no me hagas esto.

Los gritos de desesperación de Mariana, se escucharon hasta la cocina, donde Rosa se preocupó por ella. Sin embargo, a quien le tenían sin cuidado esos gritos, era a Dante. A él solo lo molestaron más de lo que ya estaba, ocasionando que agarrara con fuerza a Mariana del cabello, para levantarla y tirarla en la cama y así poder salir de ahí sin que ella se lo impidiera.

-No se te ocurra a volver a hacerme estos numeritos. Ya te lo dije, una semana y quiero los papeles firmados.

Dicho esto, salió como alma que lleva el demonio de esa habitación y de esa casa.

Mariana, por su parte, al escuchar el auto de él arrancar recién ahí pudo reaccionar como era debido. El llanto le salió de inmediato, por todo. Porque no sabía el por qué su esposo había cambiado con ella, por el mes en que no se pudieron ni ver ni hablar. Y ahora por esto, por el pedido de divorcio, por todas esas cosas horribles que le dijo, pero sobre todo porque llegó tener miedo de que él, su Dante, la golpeara. La forma en la que la levantó del suelo de los pelos, fue algo inimaginable hace dos meses. Todo el cuero cabelludo le ardía de lo fuerte que había sido el tirón.

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Al salir de la casa, Dante se fue al apartamento en donde se estaba quedando desde hace un mes. Ya había dejado atrás el tiempo en que solo bebía y se emborrachaba para después destruir todo lo que tenía adelante. Sin embargo, apenas llego se empezó a recriminar el haber levantado así a Mariana y haberla arrojado a la cama. Él no era de esos hombres que maltrataban a una mujer. El haber sido llevado a eso por ella, o eso es lo que pensaba él, solo hacía que se enojara más aún con ella.

Se sentó en el sofá y recordó la conversación que había tenido con la amiga de Mariana, Lucia, donde esta, le mostró audios y fotos donde se comprobaba que su esposa solo estaba jugando con él desde hace un tiempo. Recordó las fotos de Mariana y ese hombre que la abrasaba a la salida de un hotel. Un hombre con el que ella reconocía en uno de los audios que Lucia le mostró, que ella se había acostado con él y ahora ambos estaban tratando de robarle dinero y escaparse juntos.

Estuvo unos minutos sumido en el odio y en la venganza hasta que se le ocurrió una idea, una manera de que la maldita de su esposa sea borrada de su vida sin nada y esa era humillándola como jamás nadie lo hizo y dejándola sin nada. Se rio durante un tiempo, solo de imaginar su cara cuando se tenga que ir sin nada.

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