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"NUESTRO DESTINO"

Espejismo

Les contaré un poco mi historia desde pequeña…

El matrimonio White tenían ya cinco años de feliz matrimonio pero aún no podían cumplir su mayor anhelo por varios años intentaron quedar en cinta, ni con tratamientos costos lo lograban, pero después de mucha lucha Dina White dejó de insistir, hasta que ocurrió un milagro después de años de estar en lucha, solo quedó embarazada, pasaron sus nueve meses sin ningún malestar, estaban felices y con muchas ansias esperaban la llegada de la que sería su única hija KELLY WHITE.

Al nacer la llenaron de mucho amor, cuidándola como su tesoro más preciado, le dieron todo lo que podía su economía, ellos eran una familia humilde que a pesar de que carecían de muchas cosas porque gastaron los ahorros en aquellos tratamientos, pero el amor y la unión nunca faltaron en su casa.

Cuando comencé a crecer me daba cuenta de que mi padre trabajaba largas jornadas en una bodega de alimentos para sacarnos adelante y poder sobrevivir, mi madre no trabajaba por cuidar de mí, y siempre tuve en, mente que cuando fuera adulta, trabajaría duro para sacar a mis padres y devolverles todo lo que han hecho por mí.

A la edad de diez años sufría insultos en la escuela a la que asistía, por no llevar la mejor mochila o mis zapatos muy desgastados y ni hablar del uniforme me dolía, era más que obvio pero siempre me hacía la valiente para no mostrarme débil ante aquellos niños, que eran crueles con los demás solo por no tener las mismas oportunidades.

Cuando comencé la secundaria, me hice reservada con los demás así no me dañaría pero estaba harta de no poder tener cosas o comprarme un simple dulce en la tienda, cuando pase a segundo grado decidí buscar trabajo después de tanto andar pude encontrar y ser solamente ayudante de un salón de belleza, limpiando, acomodando y si necesitaban ayuda asistir a la estilista.

No era mucha la paga pero para mí era la gloria, mis papás no sabían de ese trabajo, lo poco que me sobraba lo guarda. Hasta que un día, sin querer escuche hablar a mis padres, que no tendrían dinero, ya que en la empresa donde trabajaba mi padre hubo recorte de personal y le toco a él, sin derecho a liquidación por préstamos que hizo mi padre para mis estudios.

Dándome cuenta que estaba siendo egoísta con ellos, que lo han dado todo por mí, llore por qué me sentía mal conmigo misma por ser una mala hija, regrese a mi habitación sacando de una cajita el dinero que había guardado desde que comencé a trabajar, y fui a la cocina donde estaban mis padres abrazados.

Al verlos los abrace y llore pidiéndoles perdón, les di el dinero explicándoles que hace dos meses tenía un trabajo de medio tiempo, mi padre estaba en desacuerdo que yo nada más tenía que estudiar pero le dije que solo seria en lo que encontraba otro trabajo, pero la verdad nunca lo deje hasta que mi padre de la nada tenía un mejor trabajo no se dé que, pero ganaba mucho dinero hasta nos cambiamos de vecindario a uno de clase alta.

Era extraño la verdad, pero quien era yo para cuestionar a papá yo comencé a ir a colegio, no me sentía cómoda en ese ambiente pero mis padres me decían que era lo mejor, y tenía que acatar su decisión, todos ahí eran unos pretenciosos solamente presumían de viajes y quien tenía más que la otra persona.

E hice lo mismo; me aislé solamente dedicándome a estudiar, hasta que pase a la preparatoria, todo ya no era lo mismo a mi padre casi no lo veía y mi madre se la pasaba fuera de casa dejándome sola en la gran casa, que la verdad no sé en que momento dejamos de ser esa familia humilde, amorosa y unida.

Cuando estaba en segundo grado conocí a Rafael Smith, me sentía afortunada porque era el muchacho más popular de la preparatoria y que se fijará en mí y me hablara era un sueño echo realidad, comenzamos con simples pláticas cada que salíamos al descanso, hasta que nos hicimos amigos y solo meses después nos hicimos novios.

Estaba perdidamente enamorada de él, de hecho él fue mi primera vez, el tiempo fue avanzando y cada vez él era más mi apoyo a la gran ausencia de mis padres, cuando estaba a punto de iniciar la universidad solamente en horas mi vida dio un vuelco de 365°.

Recibí la peor noticia del mundo a mis apenas 18 recién cumplidos, en la mañana me llamaron diciéndome que mis padres tuvieron un aparatoso accidente y tenía que ir para reconocer los cuerpos, mi corazón se había estrujado demasiado, le hable a Rafael y él me acompaño, al ver los cuerpos casi me desmayo de la gran impresión de verlos así.

Al salir; la policía me detuvo, alegando que tenía que ir con ellos a la comandancia y sin más fuimos, interrogandome que si sabía a lo que se dedicaba mi padre, negué porque la verdad era que no sabía nada y ahi me entere que mi padre estaba en malos pasos y su muerte fue por una persecución, por intentar escabullirse de la policía perdió el control.

Era un balde de agua fría para mí, enterarme en tan solo una hora todos los delitos que había cometido mi padre y mi madre fue su cómplice, y antes de salir me dijeron que irían al día siguiente para revisar cada rincón de la casa, acepte y nos fuimos de aquel lugar, Rafael me llevó de regreso a casa pero al poner un pie en la casa la sentía diferente más vacía de lo que estaba, no quería pensar solo me fui a mi habitación encerrándome y me acosté obligándome a dormir.

Unos fuertes golpes a la puerta principal me despertaron viendo el reloj eran apenas las 8 de la mañana, me cambie con lo primero que vi y fui a la puerta al abrir eran los policías con un montón de gente, solamente me entregaron una hoja e invadieron mi casa intente leer aquel documento y la verdad no le entendía muy bien, hasta que un policía solo me dijo que tenía que desalojar la casa porque estará confiscada al igual que todo el dinero que mi padre tenía.

Me quede más que asombrada, intente sacar mis cosas de mi habitación pero solamente me negaron alegando que todo lo de la casa era evidencia y sin más salí de mi casa solo con lo que tenía puesto, ya que ni mi celular pude sacar de mi habitación, camine por las calles hasta llegar a la casa de Rafael.

Le pedí ayuda y él me dijo que podía quedarme solo en lo que regresaban sus papás de viaje, sería el tiempo justo para encontrar trabajo, pero no contaba con que a cada establecimiento que iba para pedir trabajo, simplemente me cerraban la puerta sin dar una explicación, solo decían que no, ya era extraño para mí al decirles mi apellido simplemente se negaban sin motivo aparente.

La desesperación se avecinaba a tan solo días de aquel accidente, mi vida solo parecía un espejismo.

Trabajar o morir.

Cuando me entregaron los cuerpos de mis padres, gracias a Rafael pude darle un sepelio digno, a pesar de que mis padres por haber tomado ese camino, me han dejado sola y sin donde vivir. Cuando velamos a mis papás solo éramos Rafael y yo frente a los ataúdes de ellos, no sé en que momento me perdí en mi melancolía que no me di cuenta que Rafael ya no estaba junto a mí.

No le tome importancia pensando que estaba en el baño; pero eso no fue así él se fue dejándome ahí, al día siguiente los sepultaron y fui a buscarlo a su casa y mi gran sorpresa fue; que él ya no vivía en su casa, ¿quién podría irse tan rápido de un lugar?, en cuestión de horas.

Así que sería yo sola de ahora en adelante, enfrentándome a lo que se me viniera encima. Fui a mi antigua residencia donde en aquellos tiempos éramos felices, con la única esperanza de poder vivir ay, pero ya la habían derrumbado; esto en verdad era una mala jugada de la vida hacia mí, ya no tenía a donde más ir; llegando la noche y con ella el frío abrazador, busque un sitio donde podría pasar la noche ya al día siguiente Dios diría.

Llegue a un parque, busque el árbol más frondoso y bajo él me acosté, intentando dormir pero en realidad me era imposible, los recuerdos me llegaban a mi mente, añorando regresar a la época donde no teníamos muchas cosas pero aun así éramos unidos.

La madrugada avanzo e imposible pegar un ojo con el frío que estaba haciendo era insuficiente la ropa que traía para no sufrir, traia solo una maya deportiva, una blusa y un suéter de Rafael, intentaba pensar en algo cálido para poder calentarme un poco, mis lágrimas salían sin control porque solo en cuarenta y ocho horas mi vida ya habia sido una mierda.

Aún estaba perdida sufriendo por mi vida tan miserable, cuando un jalón de brazo me saco, viendo a un hombre demasiado sombrío frente a mí con hombres atrás de él acompañados de armas en mano, me sonrío y por mi columna pasó un escalofrío horrible poniéndome los vellos de punta.

Me levanta del pasto ejerciendo fuerza en mi brazo y aún recuerdo las palabras que me dijo; se acercó a mí pudiendo apreciarlo bien, tenía una enorme cicatriz desde su frente atravesando por su ojo hasta llegar a su labio superior.

-mira a quien me vine encontrando; a la hija de Obed White- aún lo vea con terror, sin saber que me pasaría de ahora en adelante.- tú me pagarás todo lo que tu estúpido padre, me quedo a deber serás mi princesa.- viéndome de arriba abajo casi detallando todomi cuerpo.

Quedándome prácticamente en shock por aquellas palabras, solo dio media vuelta caminando a su auto, los hombres me agarraron obligándome a entrar a la camioneta, comenzando a moverse y solo pude sentir un ligero pinchazo en mi brazo, en cuestión de minutos o segundos no lo sé bien; me quedarme inconsciente.

-EN LA ACTUALIDAD-

Aún recordar mi vida duele, a pesar de como hayan sido mis padres y la decisión que tomaron, ellos aún me hacen falta. Hoy estoy aquí en Italia trabajando de lo que menos pensé, era trabajar para vivir o si me rehusaba moriría pero si hubiera sabido que sería una prostituta, sin duda hubiera preferido morir mil veces, cuando estuve por primera vez con un hombre, cliente de Cipriano sufrí mucho, tenía miedo de lo que tenía que hacer y de lo que podía pasarme si no le gustaba, pero con el tiempo solo fui bloqueando mi mente en cada encuentro con esos hombres enfermos, pero tengo aun la esperanza que algún día podré salir de esto, tengo la Fe puesta en Dios...

Me levanto como todos los días a hacer ejercicio, porque este malnacido de Cipriano nos lo exige por sus clientes, me pongo un deportivo bajando las escaleras de la gran mansión donde vivimos muchas chicas, encontrándome a África, nos saludamos bajo la mirada de Antonella quien es la que nos cuida, caminamos hasta el gimnasio.

-hola corazón ¿cómo estás? -me enojo de hombros sin emitir sonido alguno.

-y tú; ¿cómo has estado de tu lesión?- sonríe asintiendo y comenzando a calentar para hacer nuestra rutina.

-bien corazón, lo bueno que no paso a mayores, fue ventaja para mí y no estar con esos hombres- asentí con pesar.

-si, lo sé; pero desventaja para mí Ica, porque tenía que recibir a esos hombres por ti- asiente acercándose para abrazarme.

-lo siento nena, de verdad- asiento aun abrazadas, hasta que una voz chillona nos grita.

- ¡ya!, a moverse rápido dejen sus cursilerías para otro momento; y para notificarles a todas, que hoy abra fiesta en la mansión Rinaldi y ustedes estarán allí para complacer a los invitados, así que muevan sus traseros rápido.- cuando nos grita, los hombres nos apuntan con las armas, para que nos movamos.

Estamos haciendo la rutina, y solo se escucha un estruendo ensordecedor en el lugar, viendo caer a Briana la más joven de nosotras, comienzan a gritar, yo intento concentrarme bloqueando aquella imagen de Bri, entre gritos y llantos terminamos nuestra rutina, al salir nos escoltan hasta el pequeño laboratorio que está aquí en la mansión.

Nos sacan sangre como cada semana para saber que estamos libres de enfermedades o de un embarazo; nos indican que subamos a las habitaciones al entrar me encierro dándome una ducha y acostandome en la cama boca arriba, he pensado de una y mil maneras de escapar pero en todas moriría.

Salir de madrugada a los jardines es muerte segura con los dóberman sueltos en la zona, pedir ayuda a uno de los clientes esa es una idea completamente descartada, escapar cuando salieramos de la mansión sería imposible las camionetas les ponen seguro; y solo con hacer el intento el hombre que va con nosotros no dudaría en volarme la cabeza, o cuando vamos a visitar a un cliente tampoco el escenario no se prestaría, hay vigilancia tanto del hombre, como de Cipriano y escapar sería nulo, ya que si lo logrará me encontrarían rápido, gracias a un maldito localizador que llevamos bajo la piel y la verdad sería peor, para el temperamento tan especial de ese hombre no quiero ni saber o imaginarme de qué es capaz enojado.

KELLY WHITE

Mansión

Me desperté con el grito de Antonella en la puerta, me levanto para abrirle y solo me da una bofetada tan fuerte que me parte el labio inferior.

-porque carajos cierras la maldita puerta; -no digo nada ante sus gritos- arréglate que iras a la mansión; te quiere Cipriano- asiento y ella sale de la habitación.

Me di un baño, al salir me comencé a arreglar el cabello, después me maquillé al terminar me puse la lencería que aunque no quisiera era lo único que tenía, abren la puerta intempestivamente y corro de inmediato a taparme, era uno de aquellos hombres con un vestido de gala color Azul eléctrico, lo dejo sobre la cama y no deja de verme ladeado su sonrisa.

-ya veo porque el patrón está obsesionado contigo -niega saliendo de la habitación.

Al ver el vestido claro esta que seré carnada para tanto lobo hambriento, me lo puse junto con mis zapatillas y camine hasta el espejo y al verme reflejada pude detallar todo el vestido; iniciaba con una gargantilla pegada al mismo de encaje azul, de este salían dos telas que su trabajo eran solo tapar mis senos era con transparencia y el decorado era el alto bordado con pedrería en tonos azules mi espalda en total desnudez, bajando hasta mi cintura estando unido a un faldón ajustado en mis caderas y suelto de abajo con una gran cola en tono azul con glitter y una gran apertura en mi pierna y parte de la otra, dejándolas al descubierto; definitivamente esto es demasiado revelador, era mejor ir desnuda.

Mi cabello estaba completamente recogido, lo solté para hacerme solo una coleta y que al menos mi largo cabello difuminara un poco mi espalda desnuda, me coloque el perfume que me indico Antonella y sus gritos nos indicaban que teníamos que salir ya; de la habitación.

Al bajar solo noté que no éramos todas las chicas y aún más los vestidos de ellas eran muy diferentes al mío, eran cortos demasiado cortos y casi transparentes, un terror invadió mi mente y mi cuerpo, de él ¿por qué yo voy diferente?, ¿con qué fin?, Antonella nos esperaba dándonos el último vistazo, llevándonos a la camioneta, cuado iba a subir me detiene uno de los hombres y para mi sorpresa yo iría en otra camioneta, al verla era otro modelo a las que ya tengo más que vistas.

Abrieron la puerta subí y de inmediato encendieron el motor yéndonos a la mansión de Cipriano Rinaldi, pero mi sorpresa fue que al bajar él me esperaba me ayudo a bajar y caminamos hasta su despacho al entrar era igual de tenebroso que él.

-con este negocio hoy; habrás pagado la deuda de tu padre -al escucharlo sonreí pensando que por fin sería libre, hasta que volvió a hablar.- en la fiesta conocerás a tu nuevo dueño, sé obediente porque si llega a querer regresarte, ¡créeme!, que te mato ¿entendiste preciosa?- asentí con un gran nudo en mi garganta y una pequeña lágrima amenazando salir de mi ojo.

Él me ordenó levantarme y salir a caminar por toda la mansión, así lo hice encontrándome a África al verla la abrazo sollozando en bajo, nos separamos y la veo más que preocupada.

-¿que sucede corazón?-volteo a los lados y la llevo hasta el baño apenas cerrando aquella puerta lloro en sus brazos.- nena dime ¿que pasa?, me estás asustando.

-ica; Cipriano me vendió a no se quien y hoy me iré con ese hombre, tengo miedo- vuelve abrazarme más fuerte, alisando mi coleta, nos separamos y me limpia un poco las lágrimas.

- que te puedo decir nena.-vuelve abrazarme, hasta que abren la puerta de golpe entrando uno de los hombres.

- ¿que hacen aquí?, ¡afuera! y tú arréglate que se nota que has llorado- asentimos e ica sale dejándome en el baño, intento retocarme para que no se note mi tristeza.

Salgo y veo que comienzan a llegar hombres y una que otra mujer, solo siento sus miradas casi atravesarme, camino hasta la mesa de comida para al menos probar algo y aminorar mi agonía, estoy tan concentrada decidiendo que bocadillo pondré en mi plato cuando una voz me hace estremecer.

-hola linda, buenas noches-volteo y al sonreírme me quedo más que embobada viendo lo guapo de aquel hombre, pero recuerdo que si está aquí es solo con un fin, buscar una de nosotras para satisfacer sus fantasías- me presento soy Ugo Giordano- extendiendo su mano hacia mí.

Apenas iba a tomarla para presentarme, cuando un jalón me hace trastabillar, al ver quien es, su mirada inyectada de rojo sangre daba más que terror.

-alguien te espera, ¡camina!- asiento bajando mi vista al suelo,aún sujeta del brazo camino a la par de él.- tú ya no debes buscar clientes, eso no le gustará a Ezequiel

-lo siento, pero yo solo buscaba que comer- cuando termine de decir mi explicación solo sentí mi mejilla arder de la gran bofetada que me había propinado.

-¿te dije que hablaras?, ¿no verdad? así que guarda silencio -asiento con mi vista cristalizada.- sonríe que tu nuevo hombre viene hacia nosotros.

Al decir eso, mi vista se posó en un hombre alto, fornido se notaba que ya tenía sus años como de cincuenta y picó no lo sé, tenía la vista libidinosa desde kilómetros se le notaba la clase de hombre que era, estaba frente a nosotros y Cipriano solo ejercía más presión en mi brazo hasta que lo salude estirando mi mano pero mi, más grande sorpresa y tan desagradable fue que me abrazo posando su mano en mi trasero, la otra detrás de mi nuca dándome un beso con sabor a tabaco y coñac.

-hola Cipriano, si que es una hermosura- se saludan de mano sin soltarme de la cintura.

- te dije, que los valía-el hombre asiente sin dejar de verme, recorriéndome con su mirada.- bueno los dejo.

Antes de irse solo me mira de una forma de advertencia y se da la vuelta perdiéndose entre la gente, me toma de la mano llevándome hasta una mesa donde están sentados otros hombres y entre ellos se encuentra; el de la mesa de comida que no a dejado de verme, ni un solo instante.

Las horas pasan y es una total tortura ese hombre no a dejado de tocarme, besarme a lo que a veces lo esquivó, lo veo levantarse y sin más hago lo mismo se despide de todos, comienza a caminar yendo tras de él al salir por la puerta me jala del brazo con tanta violencia que me caigo al piso.

-levántate ramera, crees que no me di cuenta que mirabas a ese hombre, pero no se te olvide que eres mía de ahora en adelante maldita puta- me levanta del suelo jalándome escaleras abajo.

Caminamos hasta su auto, en total pánico de lo que ese hombre me podría hacer, comencé a llorar y eso lo enfureció aún más dándome una bofetada tras otra partiéndose mi labio, solo podía sentir el sabor de la sangre en mis papilas gustativas, me tomo del cabello aventándome contra el auto resbalando por el capo hasta volver a caer al suelo que este estaba empedrado, al tocar me lastime las rodillas y mis manos.

-¡anda!, levántate prostituta de mierda, que en casa espero que atiendas bien a mis hombres muévete-me intente levantar pero fui derribada por su fuerte patada en mi abdomen.

Me dolió tanto que me queje del fuerte golpe y fue mi peor error, ya que recibí no sé cuantos más, me faltaba el aire a consecuencia de los fuertes golpes, mi vista cada vez estaba borrosa en ese momento lo más que pedía era morirme antes de entrar a la casa de aquel hombre.

Solamente sentí alivio de no sentir más golpes, me dolía todo, tenía unas inmensas ganas de vomitar por el sabor a fierro en mi boca revuelta con la adrenalina, el miedo, mi brazo no lo sentía, solo mi último deseo era morir en este mismo instante, imploraba un milagro; pero para mí ya estaba más que claro que no existían.

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