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YO SOY EL CULPABLE

OBRA MAESTRA

Sandra Segura es una chica de 24 años, 168, de estatura, trabaja de mesera en uno de los mejores restaurantes de la ciudad de Cartagena.

Durante su jornada de trabajo conoció a Cristian Villa, se hicieron amigos y después de diez días él le pidió ser su novia, ella aceptó porque le demostró ser sincero con ella.

Después de varios días le propuso matrimonio y ella aceptó feliz, pero con la condición de seguir trabajando, no quería ser una mantenida.

Él aceptó sus condiciones, porque eso le demostraba que ella era una gran mujer.

Cristian Villa 25 años 173 de estatura

Elías 26 años 175 de estatura

Cartagena, Colombia

ELÍAS: ¿Está seguro sobre el niño y su madre?

Elías apretó el teléfono con fuerza por la información que estaba recibiendo.

–Es usted quien debe estar seguro, señor Elias

Elías escucho la voz del investigador privado.

‐La información y algunos otros elementos encontrados los mandé a su casa como envío urgente, encontrara todo lo que necesita saber, dirección de la madre y varias fotografías tomadas discretamente. Cuando lo haya visto todo, podrá sacar sus propias conclusiones. Si necesita alguna cosa más…

ELÍAS: no necesito nada más. Le enviaré una transferencia con él dinero en cuanto haya visto la información.

Elías cortó la comunicación bruscamente, y se sentó a esperar con paciencia la información.

vivía en una inmensa mansión que era de su familia los Villa, lo había sido durante más de cien

años.

Él era el último heredero de la familia Villa hasta que se demostrará lo contrario.

Elías miró un grupo de fotos familiares que había en el despacho. En la más grande, dos sonrientes jóvenes mostraban a la cámara lo que habían pescado. Sus facciones eran tan parecidas a las de su hermano Cristián.

Cuando se hicieron la fotografía tenían una relación estupenda.

Tres años más tarde, Cristián se había enamorado de Sandra Segura, ella era mesera en uno de los mejores restaurantes en el centro de Cartagena, la conoció durante una cena que el tenía con unos inversionistas, Cristián empezó con una amistad con ella y durante ese tiempo conoció bastante a Sandra; se dio cuenta que era una mujer trabajadora, honesta, sencilla y no era materialista, esto lo hizo tomar la decisión de casarse con ella, esto lo llevó a él pelearse con su familia.

Convencidos de que Sandra era una casa fortuna, Elías y sus padres habían hecho todo lo posible para inpedir que Cristián cometiera esa locura, pero el resultado había sido una brecha entre Cristián y Elías que nunca llegó a

Curar del todo. Y cuando volvía a su casa, después de un fin de semana en una isla, para celebrar el cumpleaños de Sandra, la lancha donde Cristián regresaba se había estrellado contra un muro de piedras por fallas.

Su familia se enteró del accidente y llegaron al lugar viendo donde las autoridades levantaban el cuerpo sin vida de Cristian.

El dolor había llevado a su padre a la tumba y había convertido a su madre en una mujer amargada.

Sandra se enteró de lo sucedido y estaba destrozada, no podía acercarse a la tumba de Cristián porque no sabía donde lo habían sepultado y más que la familia no la quería ver ni en pintura y ya se lo habían hecho saber el día de su cumpleaños.

Ella mejor desapareció, no quería que la familia Villa la buscara para culparla de todo y humillarla.

SEIS AÑOS DESPUÉS

Elías estaba en su computadora adelantando algunos trabajos, cuando termino se le dio por revisar las noticias del día, él iba viendo las fotos vio una fotografía que le hizo llamar al mejor investigador privado de Colombia. Y estaba seguro de que el informe del detective confirmaría lo que sospechaba.

Que Sandra no solo les había robado a

Cristián, que peleo con ellos por defenderla, también se había marchado con el hijo de su hermano.

Ella lo hizo para protegerse de ellos porque sabía que iban a hacer hasta lo imposible por dañarla.

SANDRA: ¿estás haciendo un hermoso dibujo hijo?

Sandra se levantó de la silla frente al ordenador para acercarse a su hijo.

SANDRA: ¿Qué estás haciendo?

Él niño le mostró el dibujo, a su mamá con una alegría.

LIAN

LíAN: es nuestra familia, el bajito soy yo y está del pelo largo, eres tú mi mamita hermosa.

SANDRA: ¿Y quién es el de arriba?

LíAN: es papá, que está en el cielo cuidando de nosotros, como tú dijiste.

SANDRA:ah, muy bien. ¿Quieres que lo ponga en la puerta de la nevera?

para recordarlo

Sujetando su obra maestra, el niño corrió a la cocina y Sandra tuvo que hacer un esfuerzo para controlar la emoción y no llorar porque sabe que su hijo le hace falta su papá.

No era fácil vivir con un recordatorio diario de Cristián, pero había querido que Lian no se sintiera huérfano y tenía una fotografía enmarcada en la mesa del niño y un álbum de fotos de los buenos momentos que vivió junto a Cristián.

La mayoría de las fotos mostraba a Cristián y a Sandra juntos. No había fotografías de la familia de Cristian Después de cómo la habían tratado, no quería saber nada de ellos, especialmente

de Elías.

Fue el quién, el día de su cumpleaños, había ido a decirle que Cristián había muerto. No había dicho mucho más, pero su actitud dejaba bien claro lo que pensaba, unas semanas antes, la familia

Villa le había ofrecido un cheque en blanco, ella solo tenía que poner la cantidad por alejarse de Cristián y si hubiera aceptado, él seguiría vivo.

Sandra nunca olvidaría la amargura en esos ojos

grises que la miraban con odio.

Ella pensaba como era Cristián tan diferente a su familia, ella lo había experimentado de primera mano.

El timbre interrumpió sus pensamientos.

Voy yo! Gritó Lían

SANDRA: un momento, pequeñajo! Tú sabes que no debes abrir si no es conmigo.

Ella lo tomó en brazos para llevarlo a su cuarto,

Pagaba un alquiler razonable por el apartamento de dos dormitorios, pero el vecindario no era el mejor de la ciudad, y cuando sonaba el timbre Sandra enviaba a Lían a su habitación hasta

comprobar que no había ningún peligro, le daba miedo por algunos casos que se habían presentado en algunos vecinos al cual intentaron robarle.

Ella está trabajando desde su casa de call center y estudiando en línea para ahorrar y poder vivir en un aparmento cómodo para su hijo.

Dejando a Lían en su cuarto, Sandra cerró la puerta. No recibía muchas visitas y no estaba esperando a nadie, de modo que se acercó a la puerta para ver quien era.

.

Elías se puso nervioso al escuchar pasos. Ver a Sandra otra vez no sería agradable para ninguno de los dos, el la había besado y ella correspondió, después de estar esperando que alguien abriera pensó en que Tal vez debió haber

enviado a alguien en su lugar, alguien que le pudiera informar sin hacer que Sandra se pusiera a la defensiva.

Pero no, fuera lo que le fuera al otro lado de la puerta, tenía que hacerlo personalmente, se lo debía por su familia, por la memoria de su hermano, incluso por Sandra, si, el tiempo había hecho que pensara bien las cosas.

HIJO

Elías escucho que corría el cerrojo y contuvo el aliento mientras la puerta se abría hasta donde daba la cadena de seguridad.

Unos ojos de color negro se clavaron en él, unos ojos rodeados por largas pestañas. Elias casi había olvidado lo preciosos que eran.

SANDRA: ¿Qué quieres,Elías?

Le preguntó ella, con una voz ronca y

sexy que recordaba bien.

ELÍAS: para empezar, Hola, ¿cómo estás? me gustaría entrar un momento.

SANDRA: ¿Por qué?

Aparentemente, seguía siendo tan obstinada como antes.

ELÍAS: para hablar con tranquilidad.

SANDRA: no creo que tengamos nada de que hablar, no te acuerdas que junto a tu familia me dijiste todo?

Elías dejó escapar un largo suspiro acordandose de lo sucedido.

ELÍAS: déjame entrar para que podamos hablar como dos personas civilizadas escucha lo que tengo que decirte.

Elias hizo una pausa.

ELÍAS: ¿Quién sabe? Puede que te interese lo que tengo que decir.

El esperó que ella hiciera algún comentario irónico o lo corriera, pero en lugar de eso Sandra cerró la puerta y él esperó en silencio. Unos

segundos después, oyó que quitaba la cadena antes de abrir del todo.

Elías entró y miró alrededor. el lugar era pequeño pero alegre y limpio el pensó en que su baño era más grande que ese lugar, era lo maseconómicos que podía pagar.

No había ni rastro de su hijo, pero una pista de carro sobre la mesa delataba la presencia de un niño en el apartamento.

Debía haberlo escondido. Tal vez por eso había

tardado tanto en abrir la puerta.

Sandra llevaba puesto una blusa verde y un short

Seguía siendo tan seductoramente bella como hacía cuatro años.

Elías tuvo que hacer un esfuerzo para no recordar ese momento en el coche, el sabor de sus lágrimas, el calor de sus labios, sus curvas apretadas contra él.

Había sido un error, uno que no había vuelto a repetirse nunca.

Y había hecho todo lo posible por borrarlo de su memoria, pero olvidar a una mujer como Sandra no era fácil.

Elias se aclaró la garganta.

ELÍAS: ¿Puedo sentarme?

Ella señaló el sofá, estaba incómoda.No confiaba en él y era comprensible, pero el tenía que hacer que lo escuchara. Tenía que solucionar aquello.

Si podía ayudar al hijo de Cristián y a la mujer a la que había amado, entonces tal vez el alma de su hermano lo perdonaría, y quizás algún día Elias podría perdonarse a sí mismo.

Elías Villa no había cambiado nada.

Sandra estudió sus fríos ojos grises, y pensó que si sonriera se parecería a Cristian, pero nunca había visto a Elías sonreír.

Al verlo, el pulso se le había vuelto tan loco como el de un animal acorralado. Elías se parecía mucho al hombre al que había amado, pero su corazón era difente.

Si se había molestado en localizarla, no sería para preguntar cómo le iban las cosas.

SANDRA: ¿Cómo me has encontrado?

le preguntó ella asustada.

ELÍAS: Por Internet, vi tu foto en la portada de la micro empresa que estas haciendo. Lo vi por pura casualidad, pero después sentí curiosidad y busqué todo lo relacionado contigo.

Era tu foto trabajando frente a un

ordenador, y no pude dejar de notar que no estabas sola.

A Sandra se le encogió el corazón, al momento de la foto Lian se había acercado a la mesa, y por eso fue que su cabecita aparecía en una esquina y no se le ocurrio cortar la imagen, Pero esa foto no podía haber hecho que Elías fuera a buscarla.

SANDRA: ¿me has estado investigando?

Ella le preguntó con rabia.

Él apretó los labios y cerró los ojos y le dijo:

ELÍAS ¿Dónde está el niño Sandra? ¿Dónde está Lían?

SANDRA ¡no tienes derecho a preguntar! no tengo porque contestar nada, acuérdate que me querian lejos.

Le dijo ella, como una tigresa defendiendo a su cachorro.

Lían es mi hijo. ¡Mi hijo! ustedes no tienen ningún derecho.

ELÍAS: también es el hijo de mi hermano! tengo una copia de su partida de nacimiento y tú misma pusiste el nombre de Cristián como el padre.

suponiendo que sea la verdad, algo se rompió dentro de ella.

SANDRA: lo hice por Lían, para que supieran quién era su padre, pero Cristián, él nunca supo que estaba embarazada. Iba a decírselo

cuando volviera a casa por mi cumpleaños.

ELÍAS entonces no se casaron en secreto.

SANDRA: no, claro que no. Y yo no tengo la menor intención de reclamarle nada a tu familia, así que puedes irte y dejarnos en paz.

Sandra estudió el rostro de Elías para ver si sus palabras habían hecho algún impacto, pero su expresión parecía esculpida en frío

mármol.

ELÍAS: Porque no no los contastes? Mis padres

deberían haber sabido que Cristian tenía un hijo.

SANDRA: ¡Tus padres me odian!

ELIAS: Quiero ver al niño!

Dijo Elias, entonces el corazón de Sandra latía como loco ella sentía que se le iba a sali, no había tenido tiempopo más bien no había querido contarle nada a Lian.

No creo que… empezó a decir, Pero era demasiado tarde, porque en ese momento oyó que se abría la puerta del cuarto, era Evidentemente que Lian se había cansado

de esperar y había decidido ir a ver por sí mismo quién era la visita.

Sandra vio horrorizada que el niño entraba en el salón y miraba a Elias con los ojos como platos.

LIAN: ¡Papá! dijo emocionado corriendo hacia él ¡Papá, has vuelto!

Lo último que Elias hubiera esperado era aquel ser diminuto lanzándose hacia él para abrazarse a sus rodillas, de repente experimentó una extraña sensación de impotencia ¿el niño creía que era Cristian?

Elias levantó la cabeza para mirar a Sandra, estaba pálida y tuvo que hacer un esfuerzo para hablar:

SANDRA: Tiene muchas fotografías de Cristian, Le he dicho que su papá está en el cielo, pero es tan pequeño.

Con mano firme, Elias cargo al niño para sentarlo sobre el centro de mesa del mueble.

Si había tenido alguna duda sobre la paternidad de Cristian, desaparecieron de inmediato. Lian tenía la piel como su madre, pero aparte de eso era un Villa, se parecía mucho a Cristian.

Aquel niño tenía que ser hijo de Cristian.

Lian lo miraba con cara de adoración, pero le temblaba el labio inferior, como si intuyera que pasaba algo. Tal vez se preguntaba por

qué su padre no parecía contento de verlo.

Elias tuvo que contener el deseo de marcharse, el no le gustaban los niños.

ELIAS: Yo no soy tu padre Lian, Soy tu tío Elias, el hermano de tu padre. Nos parecíamos mucho, eso es todo. ¿Lo entiendes?

Una lágrima rodó por la mejilla del niño y cuando Elias miró Sandra sin saber qué hacer, ella le devolvió una mirada cargada de dolor.

SANDRA: ven aquí Lian, Sandra lo apretó contra su pecho, mirando a Elias por encima de su cabeza.

SANDRA: aún no me has dicho qué haces

aquí?

Elias dejó escapar un suspiro, ¿Por dónde podía empezar?

Había ensayado el discurso en el coche, mientras iba hacia allí, y aunque esas palabras le parecían arrogantes no se le ocurría nada mejor.

ELIAS: tengo una obligación hacia mi hermano. Cristian hubiese querido que su hijo tuviera todas las ventajas de su posición y su apellido, un

hogar del que sentirse orgulloso, una buena educación, oportunidades en la vida, todo lo que nosotros podemos darle.

SANDRA: yo puedo darle cariño, que es lo más importante, el dinero no lo es todo en la vida.

ya estoy por terminar mi carrera de diseños y la estoy ejerciendo, hago diseños y los vendo por Internet; hasta el momento me va bien y cuando alcance mi meta podre ofrecerle todas esas ventajas. Si crees que voy a aceptar tu dinero…

ELIAS: no estoy hablando de dinero, y se que te va bien en tu emprendimiento.

En los ojos de Sandra vio un brillo de pánico. ¿Pensaba que quería quitarle al niño?

Al notar la angustia de su madre, Lian hizo un puchero.

ELIAS: escúchame! se apresuró a decir Elias los estoy invitando a vivir en la casa. Hay mucho espacio y tendrás la independencia que necesites.

En cuanto a Lian…

SANDRA: espera un momento!.

ELIAS: no he terminado, escucha lo que tengo que decir y luego dime lo que piensas.

Suspirando, Sandra apartó un poco al niño para mirarlo a los ojos.

SANDRA: cariño, vuelve a tu habitación a jugar, si eres bueno después haremos palomitas y veremos una película juntos.

Cuando Lian salió de la sala, Sandra miró a Elias molesta.

SANDRA: ¿Cómo se te ha ocurrido esa idea? Tu madre apenas me dirigía la palabra cuando Cristian vivía y era para ofenderme, tenerme en su casa ahora, a pesar de Lian, sería un desastre para todos.

Elias negó con la cabeza para responder a sus inquietudes.

ELIAS: hace dos años, tras la muerte de mi padre, mi madre se mudó a una urbanización para personas retiradas, y dijo que nunca volvería

a casa. Demasiados recuerdos.

SANDRA: ¿Entonces vives allí solo?

Elias se preguntó si estaría pensando lo mismo que él.

Los dos solos en esa casa por las noches, mientras Lían dormía…

Pero aplastó esa idea antes de que tomase forma, tenía muchas razones para odiar a aquella mujer, pero eso no significaba que no pudiera disfrutar teniéndola en su cama, aunque eso no iba a

ocurrir; Sandra lo odiaba por ese beso y los malos tratos tanto como él se odiaba a sí

mismo.

ELÍAS: en casa siempre hay gente, empleados, que van y vienen y por supuesto tendrías un carro para ti sola.

Ella se miró las manos sin decir nada en el incómodo silencio,

Elías leyó la pregunta.

ELÍAS: no me verías mucho, viajo a menudo.

Sandra se puso colorada y Elías supo lo que estaba pensando.

Él había pensado lo mismo.

ELÍAS: deja que te aclare una cosa, si quien te preocupa soy yo, te aseguro que jamás haré nada que te haga sentir incómoda. Lo único que quiero es lo mejor para el hijo de mi hermano.

Si quieres lo mejor para él, vete y déjanos en paz.

ELÍAS: maldita sea Sandra, mira el vecindario en el que vives. El niño ni siquiera puede salir a la calle a jugar, piensa en la vida que podría tener en la mansión, sabes que una finca espacios abiertos, animales, gente cariñosa cuidando de él…

SANDRA: no voy a permitir que digas que no sé cuidar de mi hijo. Este apartamento no está en un barrio lujoso, pero nos va bien y no necesitamos ayuda.

ELIAS: ¿Cómo puedes…?

RECUERDO Y REALIDAD

SANDRA: escúchame Elias, Mis padres eran emigrantes.

Ella empezó contandole algo de su vida trabajaban en el campo de la mañana a la noche para que sus hijos pudieran tener una vida mejor. No siempre teníamos suficiente para comer, pero nunca aceptaron caridad y yo no pienso hacerlo ahora.

Elias tuvo que hacer un esfuerzo para contener su impaciencia.

¿Qué le pasaba a aquella mujer? ¿No entendía que no estaba ofreciéndole caridad sino lo que le correspondía al niño por ser hijo de su hermano? la mansión sería algún día la herencia de Lian.

ELIAS: no se trata de caridad, Lian es el hijo de mi hermano y tiene derecho a…

SANDRA: tiene derecho a aprender el valor del trabajo y a ganarse la vida. Yo puedo darle una educación, que es lo más importante.

Ella se levantó temblando de la rabia, así que puedes irte cuando quieras, no necesitamos tu ayuda y no la queremos.

Elias se levantó también, era más alto que ella y la fulminó con la mirada, pensó que era hora de retirarse para pensar en otra solución.

ELIAS: muy bien, Como no quieres aceptar mi ayuda lo único que puedo hacer es marcharme, pero si cambias de opinión…

SANDRA: no cambiaré de opinión, adiós Elias.

Sin decir una palabra, el salió del apartamento y, de inmediato, escuchó que Sandra cerraba el cerrojo y ponía la cadena.

Era una orgullosa pensó, al rechazar su oferta había cometido un error y no merecía otra oportunidad.

Pero el hijo de Cristan merecía todas las oportunidades y era su responsabilidad ofrecérselas.

Recordaba la alegría en el rostro de Lian al verlo, pensando que su padre había vuelto.

Después de ver al niño, Elias supo que no podía darle la espalda, no podía hacer que Sandra aceptara su oferta, pero sí dejarle un número de contacto por si cambiaba de opinión.

Suspirando, sacó una tarjeta de la cartera y anotó su número privado en el dorso antes de meterla bajo la puerta.

Sandra seguramente la rompería en pedazos, pero tenía que arriesgarse.

Por la noche Sandra daba vueltas en la cama, no podia dormir pensando en lo ocurrido con Elias.

La tarjeta de Elias estaba sobre la mesa, ella pensaba que debería haberla tirado, no iba a ponerse en contacto con él porque no pensaba

aceptar su oferta; Lian y ella estaban perfectamente. Tenían un techo, alimentos pero no dejaba de pensar en esa visita.

Ella pensaba ¿Y si su negocio fracasaba? Tendría suerte si encontrara un trabajo donde le pagaran lo justo. ¿Y si se enferma? o ¿si Lian se enferma?

Ellos no tenían un seguro médico.

¿Y qué pasaría en los próximos años?

¿Y qué pensaría Lían al saber que la familia de su padre era rica y ella lo había criado en la pobreza por no aceptar su ayuda?

Aquel día había recibido una oferta que podría terminar con todas sus preocupaciones, pero el orgullo era solo parte de la razón por la que se había negado a aceptarla para darle a su hijo una vida mejor.

RECUERDO

La celebración de cumpleaños de la amiga de los hermanos Villa le vino a la cabeza como una película, una amiga de los jóvenes Villa había organizado una fiesta en su casa ella y Cristian habían ido juntos, Elías había llegado un poco después, solo, y para entonces Cristian ya había bebido más que suficiente, su amiga estaba muy pendiente de él, pero Sandra pensó que era por la amistad que los unía, ellos fueron a la cocina y Sandra quedó esperando, ella al ver la demora fue por ellos y al llegar en silencio los encontró besándose y decidió que ya había tenido más que suficiente.

Cuando se dirigía a la puerta se encontró con Elías y, como estaba desesperada, le había pedido que la llevase a casa.

Sandra se echó a llorar, pensando en lo que había descubierto por la mañana había mirado con incredulidad los dos puntos rojos en la prueba de embarazo, estuvo pensando cuándo y cómo contárselo a Cristian y, de repente lo había pillado besando a otra mujer.

Sandra limpio las lágrimas furiosa, y Elías

sacó unos pañuelos de papel de la guantera. No le había contado nada, pero aparentemente él había sacado sus propias conclusiones.

ELÍAS: lo siento quiero mucho a mi hermano, pero

cuando bebe un par de copas puede ser un auténtico imbécil.

Sandra había oído decir que el embarazo hacía que las mujeres se volvieran más sensibles.

Cuando llegaron Elías apagó el motor del carro y se volvió hacia ella.

ELÍAS: ¿Estás mejor?

Le preguntó preocupado.

Sandra levantó la cara, con los labios temblorosos, de repente Elías la abrazó, y ella lloró sobre su hombro.

Al principio, él se limitó a pasarle una mano por la espalda para consolarla.

Sandra recordaba el aroma masculino de su piel, la sensación de estar segura en sus brazos eran fuertes, no había ninguna razón para qué le gustará Elías, pero esa noche lo necesitaba.

¿Era porque sus hormonas estaban descontroladas?, se preguntó Sandra, recordando. ¿Por qué Cristian le había roto el corazón? O porque su estado emocional había despertado un deseo escondido por su cuñado?

Sandra levantó la cabeza, con los labios entreabiertos Elías la besó, le había parecido natural que la besara, pero no había anticipado el deseo que explotó en ella.

Un gemido ronco de sorpresa escapó de la garganta de Elías y el beso se volvió apasionado. Suspirando, ella tiró de su cabeza hacia

abajo, enredando los dedos en su pelo, abriendo la boca para recibir la invasión de su lengua.

Elías metió las manos bajo su blusa y ella dejó escapar un gemido cuando le acarició los pechos, estaba perdiendo el control, como si estuviera borracha y no pudiera parar. Cuando él pasó un

dedo por el bajo de la falda, sus piernas se habían abierto en espera, pero eso no podía ser, le dijo una vocecita, aquel hombre ni siquiera había intentado ser su amigo y el oportunista de Elías no se pararía ante nada para romper el compromiso con su hermano.

De repente, todo tenía sentido, Elías quería acostarse con ella para contárselo a Cristian y celebrar luego su victoria y ella estaba poniéndoselo facilísimo.

¡No! le dijo ella, apartándose para darle una bofetada.

Luego salió del carro y Elias no intentó detenerla.

Al día siguiente, Cristian apareció en su casa con un ramo de flores pero, incluso después de hacer las paces, Sandra decidió esperar un poco antes de hablarle del embarazo.

Nunca le contó lo que había ocurrido con Elías.

La siguiente vez que vio a Elías fue el día de su

cumpleaños, cuando fue a decirle que Cristian había muerto en un accidente en la lancha.

Sandra se sentó en la cama y siguió pensando, Elías siempre tenía intenciones ocultas y no había ninguna razón para pensar que no las tuviera en aquel momento.

¿Qué podía querer? Seguramente querría controlar al hijo de su hermano por cuestiones económicas, pero fueran cuales fueran sus

intenciones, sería una tonta si confiara en él.

La cuestión era que no confiaba en Elias y no estaba segura de confiar en sí misma.

Desde la calle, un estruendo de gritos y carreras interrumpió sus pensamientos, entonces sonó un disparo, seguido de dos más.

REALIDAD

Una bala dio en el marco de la ventana, ella al escuchar se asustó mucho y es cacho a su hijo:

LÍAN: mamá, tengo miedo Lían estaba en la puerta de su cuarto, abrazado a su osito de peluche.

¡Tírate al suelo, Lían! ¡Ahora mismo! Gritó Sandra, saltando de la cama. Con el corazón acelerado, se colocó sobre su hijo para protegerlo con su cuerpo mientras otra bala rompía el vidrio de la

ventana y caía en el colchón.

Había peleas entre pandillas, era algo que se vivía a diario en algunos barrios de la ciudad, pero nunca la había escuchado tan de cerca. Y pasó una eternidad hasta que escucho la sirena de las motos de la policía.

Lían había empezado a llorar.

Acaba de llegar la policía, cariño Sandra. No te

muevas, no va a pasar nada.

Y no iba a pasarle nada, se juró a sí misma que Sacaría a su precioso hijo de aquel barrio y le daría una vida decente, aunque para

eso tuviera que sacrificarse.

Alargando el brazo, encendió la lámpara y buscó tanteando en la mesita la tarjeta que le dejo Elías.

Marco el número y elias le contesto, aun estaba despierto; escuchó la voz temblorosa de Sandra junto sirenas que el no sabía si era de ambulancia o la policía.

ELIAS: que paso Sandra? ¿ el niño esta bien?

SANDRA: si esta bien, hubo peleas de pandillas y varias balas dieron en mi apartamento, estamos muy asustados.

ELIAS: ya tranquilízate y tranquiliza al niño que ya voy por ustedes.

Cuando Elias llego vio el desastre que había de vidrios partidos en diferentes casas incluyendo la de Sandra.

Elias tomo al niño en brazos y le dijo que todo estsba bien, cuando iban en el carro el le dijo a Sandra que si todavía no necesitaba de su ayuda.

Cuando llegaron el niño despertó y cuando vio la casa sus ojitos se le iluminaron de alegría, iba a vivir en una casa grande, tendría mucho espacio para jugar.

La nana de Elias se había mostrado fríamente amable y Sandra recordó que había visto crecer a Elias y Cristian quien había sido siempre su favorito.

No iba a ser fácil vivir en una casa en la que todos la veían como el enemigo, pero Lian parecía contento de estar allí y, por su hijo, haría lo que tuviera que hacer.

No había visto a Elias había prometido dejarla en paz, pero una palabra de bienvenida no habría estado de más.

ya por la tarde, cuando empezaban a aparecer las primeras sombras de la noche, Sandra no podía evitar sentirse como una extraña a la que nadie quería allí.

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