En un desierto de arenas rojas, una batalla como pocas se habían visto se libraba.
Una alianza sin precedentes de un gran número de razas con siglos de enemistad luchaban codo con codo. Poderosos Orcos llenos de cicatrices cubrían y protegían a un grupo de elfos para que tuvieran la oportunidad de preparar sus hechizos, terribles no-muertos vestidos con túnicas harapientas, creaban runas junto a hermosas driadas con vestidos florales, humanos con ostentosas armaduras, pequeños goblins montados en lobos disparando flechas, inmensos trolls, y ogros, con armas tan variopintas como troncos de árboles y señales de tránsito. Hombres mitad dragón, guerreros con facciones animales, seres amorfos llenos de tentáculos que peleaban disparando ponzoña.
Casi un centenar de razas y millares de soldados luchaban incansablemente contra números incalculables de soldados de piedra.
Sin embargo, durante esa batalla campal que no tenía un final aparente, una figura sentada en un trono en medio del inmenso desierto observaba el combate con expresión aburrida.
Cuando los soldados de piedra parecían agotarse, levantando una de sus manos con largas uñas pintadas de negro, hacía un pequeño gesto un único dedo, y un millar de nuevos soldados surgían de las arenas.
Con un aburrido bostezo, la mujer del trono hizo un nuevo gesto está vez con dos dedos, y un nuevo tipo de soldados de roca, más grandes y más poderosos de que los que llevaban tanto tiempo combatiendo llegaron al campo de batalla y casi obligaron a la alianza de razas a retirarse.
Pero en ese momento, el sonido de cuernos y trompetas se escuchó a la distancia, y con un haz de luz, desde el cielo una ciudad con castillo de cristal apareció flotando.
De la torre más alta, donde un enorme diamante reflejaba el sol, centenares de flechas de luz empezaron a volar contra los soldados de piedra con una precisión milimétrica, y cayendo en picada, un centenar de soldados alados vistiendo armaduras blancas bajaron para reforzar a la alianza de razas que chillaban y vitoreaban que su victoria estaba cerca.
Una solitaria flecha intentó impactar contra la emperatriz en el trono, pero una gran barrera invisible detuvo el golpe, sin embargo, lejos de conservar su rostro aburrido, la mujer había adoptado una expresión de odió e ira contra los insensatos que se atrevieron a desafiar su poder.
Poniéndose en pié, la mujer distaba mucho de ser humana. Su altura superaba los 3 metros desde la punta de sus pies descalzos y a los cuernos que salían de cada lado de su cabeza. Escamas esmeraldas cubrían su cuello hasta la mitad de la altura del mentón, y sus ojos rojos brillaban cual rubíes. Un largo cabello como hebras de fino oro caía grácilmente hasta su cintura, donde su vientre quedaba al descubierto, y únicamente cubría sus piernas con una larga falda abierta a los lados, y su pecho con una suerte de placa de metal. Dejando caer al suelo la larga capa de terciopelo que cubría su espalda. La mujer gritó.
— ¡¡De rodillas!!
Ante su orden, sus propios soldados se vieron destruidos al ser incapaces de ejecutar tal orden, sin embargo, la alianza de razas, luchaba contra una tonelada de peso que había caído sobre sus hombros. Para la emperatriz, acostumbrada a que sus órdenes sean absolutas, ver que nadie la obedeciera la enfureció.
Inclinado levemente las piernas, la emperatriz del desierto pegó un inmenso salto de más de 20 metros en el aire, y cayó justo en medio del ejército enemigo causando el caos entre sus filas. Los insensatos que habían desafiado su poder, habían colmado su paciencia.
Con gesto de una mano, pilares de fuego caían del cielo para evitar que los magos preparen sus hechizos, un movimiento de la cabeza, y gigantescas estacas de hueso empalaban a los sacerdotes para evitar que curen las heridas de los soldados, un leve movimiento del pié, y terremotos impedían a los caballeros acercarse para atacar con sus armas.
Sin embargo, aunque el poder que demostraba la emperatriz era absoluto, y ella sola podía contener al gigantesco ejército nacido de la alianza de las naciones y las razas. Sus ataques no eran tan efectivos como se pudiera pensar.
Cada gesto de la emperatriz fue fríamente estudiado, y sabían que magia o que ataque venían ligado a él, y el ejercicio con una organización increíble, estaba preparando para contrarrestar lo. Cada ataque tenía una forma de ser evitado y un método para escapar.
Las columnas de fuego dejaban ver por su sombra, el lugar exacto donde iban a caer, las estacas de hueso podían ser partidas por armas contundentes, y el terremoto solo afectaba en un área de un cono de donde la emperatriz miraba.
Y aunque la pelea fue larga, y poco a poco el campo de batalla empezó a llenarse de cadáveres de aquellos que no pudieron correr a tiempo. Las flechas habían empezado a impactar, la magia acertaba los tiros, las espaldas cortaban la piel, los golpes hacían eco a la distancia. A la gran emperatriz, que nunca había conocido algo ni similar a la derrota, se le estaban agotando las fuerzas.
Mirando a su "reino" del que solo quedan un árido desierto, la gran emperatriz que gobernó con puño de hierro, tuvo a grandes monarcas y conquistadores a sus pies, y nunca tuvo miedo de desafiar a dioses o demonios, respiró su último aliento, y cayó al suelo, derrotada por primera vez en toda vida.
Una lluvia de confeti multicolor empezó a llover del cielo, mientras fuegos artificiales empezaron a volar en todas direcciones. Con letras brillantes y coloridas, un mensaje apareció en el cielo.
..."Felicidades por superar el evento final"...
..."El staff de Fantasy Wonderland les agradece por todos estos años"...
El ejercicio, al ver el mensaje empezaron a gritar y a bailar, algunos incluso encima de los cadáveres de sus compañeros, que poco tardaron en volver a levantarse.
Barras de texto empezaron a aparecer en la cabeza de muchos "jugadores" algunos pidiendo que entraran a las salas de chat de voz, porque la fiesta todavía continuaría haciendo una invasión a todas las ciudades.
En una habitación semi a oscuras, una mujer observaba toda esta fiesta desde una de las pantallas de su computadora. Con una sonrisa en los labios, miró la pantalla lateral donde tenía abierta 5 pestañas, cada una con un streaming de una página famosa de videojuegos, personas de todo el mundo habían venido a "su evento de despedida" y su juego, se había convertido por esa noche en la sensación del momento.
Más de 15 mil personas habían venido a luchar en la batalla final, y casi 5 millones siguieron los hechos de cerca en las diferentes transmisiones. Ensanchando su sonrisa y cerrando los ojos, una sensación de satisfacción la invadió, su evento había sido todo un éxito.
Su pequeño bebé al que le había dedicado 15 años de su vida, llevaba desde el año antepasado con muchos problemas para mantener una base estable de jugadores, tal era la situación que la fría mesa directiva le había cortado los fondos y obligado a cerrar los servidores. Sin embargo, después de haber conseguido tal repercusión mediática, si bien sabía que no podría conseguir una prórroga o mucho menos una nueva expansión. Al presentar sus números a los idiotas hombres trajeados a los que solo les importaba el dinero y los espectadores, podría conseguir que la pusieran a cargo de una segunda parte, o quizás un nuevo MMO aprovechando todas las nuevas tecnologías de los últimos años, de las cuales el anticuado motor de Fantasy Wonderland era incapaz de replicar.
Suspirando de satisfacción, noto un movimiento en la pantalla central donde tenía el juego, y volviendo su atención, se dio cuenta que un grupo de jugadores se había quedado cerca de su avatar y hacían de todo para llamar su atención.
Ajustando los auriculares en sus orejas, apretó un par de teclas, y con una animación bastante arcaica, típica de un juego de más de 15 años, la gran emperatriz volvió a levantarse.
"Esta vez se superó a sí misma, hace años que no veía este sitio tan lleno, ¿De verdad los servidores deben cerrar hoy?"
Con un largo suspiro, abriendo la ventana de chat, empezó a escribir.
"Así las cosas deben ser. Al juego no le había estado yendo bien desde hace un par años, y toda gente solo vino por "el gran evento" menos de la mitad se conectarian mañana, y la mitad de esa mitad sobrevivirán hasta el final del mes"
Muchas caras tristes aparecieron sobre las cabezas de los jugadores, y en nada empezaron a proferir sus quejas. Reconociendo los nicknames, ella sabía que muchos eran jugadores desde hace años, súper activos en los foros, y en cada evento que ella organizaba.
En ese momento, un correo electrónico llegó ocupando parte de una de sus pantallas, y abriéndolo y leyendo su única línea, una sonrisa apareció en sus labios.
"Acabó de tener al presidente al teléfono, dice que tienes su atención"
Levantando su puño al aire la pequeña mujer de lentes, apenas y pudo contener un gritó. Y mirando a sus tan leales jugadores, decidió que no era mala idea darles un poquito de esperanza y crear un poco de expectativa.
"Fantasy Wonderland cierra sus servidores el día de hoy, sin embargo, la aventura está lejos de terminar. Síganme en mis redes sociales, puede que tenga buenas noticias pronto"
Una oleada de júbilo se mostró en el grupo de jugadores que tenía delante, y a uno lo vio escribir.
"Estoy transmitiendo para 20 mil personas en este momento, ¿está confirmando Fantasy Wonderland 2?"
Teniendo represalias de sus jefes, tuvo que hacer una improvisada declaración de prensa.
"No puedo confirmar ni negar nada"
"Fantasy Wonderland 2 confirmado gente, ya lo vieron en exclusiva"
Con una leve risa, sabiendo que ya nada de lo que dijera podría detener a la poderosa internet y sus usuarios fanáticos de las teorías y montarse películas en sus propias cabezas, se dijo que quizás la presión de millones de internautas obligaría al estudio a hacerle caso y hacer una secuela del juego.
Apretando un par de teclas, una haz de luz iluminó la pantalla, y el escenario cambió, ya no estaba en el inmenso desierto, si no en lo alto del castillo de cristal de la ciudadela flotante.
Desde su nueva posición, completamente inaccesible para los jugadores, la pequeña mujer de lentes se puso a contemplar a la alta figura que usaba como avatar.
— Hemos pasado muchas cosas juntas tu y yo.
Le dijo en voz alta a la persona en su pantalla.
— ¿Estás molesta por haber perdido? Venga, tu sabes que era solo por el espectáculo. No sería divertido lanzar un hechizo de muerte instantánea a todos los jugadores.
Ajena a las palabras de su creadora, la alta mujer de cabellos dorados, permaneció inmóvil, solo haciendo movimientos bastante básicos para similar que respiraba.
— volveremos a estar juntas en el próximo juego que haga, aunque probablemente conociendo a la mesa directiva me obligarán a meter armas modernas y robots futuristas ya sabes, porque eso está de moda y siempre hay que buscar las últimas tendencias.
Aún sin responder, la gran emperatriz parecía imponente solo estando de pie, y como era costumbre, su creadora siguió hablándole como lo llevaba haciendo por años.
— Aunque eso no suena tan mal, te pondré todo un arsenal enteró, cañones, láseres, misiles, ya tengo mil ideas para el diseño, te vas a ver increíble.
Con un largo suspiro, y acostumbrada a que su avatar nunca le responda, y sabiendo que necesitaría un psicólogo el día que lo haga, se quitó los lentes y lo dejó en la mesa mientras se reclinó en la silla.
15 años se dicen rápido, pero son en realidad mucho tiempo. ¿Cómo comenzaron las cosas?
Se preguntó mientras hacía memoria.
Con un afiche que ofrecía pizza gratis.
Recordó con una sonrisa.
Ya hace casi dos décadas desde que era una estudiante de diseño gráfico, y un día después de hacer vaciado todo el dinero de sus bolsillos, en fotocopias de un libro para una clase, vi un pequeño afiche en su universidad donde un grupo de estudiantes de programación de último año estaban buscando diseñadores gráficos para crear un videojuego.
Ella no había tocado un videojuego en su vida, solo era una friki a la que le encantaba dibujar escenarios de fantasía en su cuadernos, pero había pizza solo por asistir a la reunión, y cuando eres estudiante universitario nunca puedes rechazar una comida gratis.
En el garaje de una casa bastante elegante, después de haber comido 4 rebanadas casi sin respirar, se encontró a sí misma más interesada de lo imaginó que estaría. Los estudiantes de programación tenían la idea de hacer una cosa llamada MMO que era un juego en línea donde muchos jugaban a la vez. Era en parte su trabajo final y en parte el sueño de sus vidas, pero observando los burdos dibujos que tenían para ilustrar sus ideas, y las imágenes claramente robadas de internet, era más que obvio que eso de dibujar y crear escenarios no era exactamente lo suyo.
Uno de ellos y el líder del proyecto venía de una familia bastante adinerada, y la idea de crear un mundo entero de fantasía le era más interesante que la perspectiva que tenía al graduarse de crear logotipos para frías compañías sin nombre. Algo en el proyecto le llamaba la atención, y mirando de reojo a uno de sus cuadernos donde una alta mujer con cuernos estaba dibujada, levantó la mano y dijo que estaba dentro.
Fueron meses de arduo trabajo, tanto que el juego se escapó de la fecha de entrega para los estudiantes de último año, y tuvieron que presentar una versión muy beta para poder graduarse, sin embargo, como los fondos no eran un problema gracias a unos padres demasiado adinerados que preferían tener a su hijo ocupado que encerado en su habitación, siguieron financiando el proyecto hasta que año y medio después, el juego vio la luz.
Durante todo ese tiempo que pasó con sus nuevos mejores amigos, se había contagiado completamente de su fiebre y el amor por el proyecto, tanto fue así que si bien esperaba una buena recepción, gracias a toda la expectativa que se había estado creando alrededor gracias a los foros de una joven internet, el juego fue un éxito rotundo al punto que colapsó debido al exceso de jugadores durante sus primeras dos horas.
Fueron años de ensueño y bastante complicados también, siempre tenían problemas encontrando servidores capaces de soportar la creciente demanda de su juego, y un día, el chico de los padres adinerados llegó con la noticia que marcaría un antes y un después para todo el proyecto.
"Una gran compañía de juegos ofreció comprarnos, y como estaba tan emocionado firme de inmediato"
Esas palabras al principio inocentes, poco a poco resultaron en un veneno que terminó seperando al grupo de amigos.
Con las nuevas directrices de tener una mesa directiva y unos inversionistas detrás, el desarrollo tenía las manos atadas y siempre tenían que moverse en la dirección en que las "tendencias actuales" marcaban.
Alrededor de su octavo año en servicio, el último de los desarrolladores originales abandonó el proyecto, cansado de no poder hacer lo que quería, y queriendo ir y hacer su propio juego desde cero, y abandonando un proyecto carente de alma y de amor.
Fue un día que bebiendo una taza de café, le llegó la notificación que a falta de alguien mejor, y al ser la única que quedaba del staff original, ella quedaba a cargo del desarrollo con un presupuesto bastante reducido, pero con una gran libertad debido que la mesa directiva había perdido interés, pero como el juego era un estandarte de la compañía, no querían cerrarlo aún.
No es necesario decir que al enterarse, escupió el café a la pantalla de su computadora.
Con ella al mando de un equipo bastante joven, donde la mayoría eran becarios, pero con muchas ideas y libertad. Hizo lo que nadie había creído que jamás podría llegar a ocurrir, le devolvió la vida al juego, y volvió a ponerlo en el top de los más jugados.
Escuchando y manteniendo una estrecha relación con su comunidad, creando eventos demenciales que anunciaba en las redes sociales, estando activa en los foros, y creando "mitos" alrededor de su juego. De la niña que cuando mucho había jugado Pong en una Atari ya no quedaba nada, a sus casi 30 años ella entendía los videojuegos y sobre todo, entendía cómo funcionaba el internet.
"Dale a los fans lo que quieren, aunque no tenga exactamente mucho sentido, y a veces sea contradictorio"
Esa frase se había vuelto su lema, y por 4 años el juego volvió a la cima, era un dinosaurio entre muchos juegos con gráficos hiperrealistas, y mecánicas de realidad virtual, pero su juego crecía y se nutría de la propia internet, y era un fenómeno de masas que constantemente salía en los noticieros cuando un grupo de jugadores hacían algo bastante estúpido a la par de increíble.
— Fueron los mejores años…
Dijo con nostalgia mientras veía a su alrededor. La habitación donde se encontraba estaba llena a reventar de afiches, figuras, juguetes, tazas, y sin fin de mercancía de su juego. Sin embargo, en una de las paredes, casi en un sitio de honor, había una gigantesco póster que retrataba 1:1 a una mujer con cuernos que sin pretenderlo se había vuelto la nueva cara del juego.
Sazshen, era el avatar que había usado desde de primer día en que el juego estuvo en línea, al ser la diseñadora gráfica, y una ser parte del staff, había hecho un par de arreglos para tener su avatar soñado, y para traerlo tal cual existía en su cabeza, y no estar limitada al burdo sistema de creación de personajes.
Al principio no fue más que eso, una avatar exagerado para satisfacer un ego bastante reprimido al ser una chica bajita con gafas, pero un día revisando los foros se dio cuenta que podría ser algo más.
Desde que tomó las riendas del proyecto, para ahorrar un poco de trabajo a su equipo, ella misma recorría el mundo con Sazshen para buscar bugs y errores de programación. Cada vez que veía un mito en internet de que si llevabas x pieza de equipo a cierto lugar, podía multiplicarlo infinitamente y venderlo para hacerte rico, ella misma iba para comprobarlo. Como siempre viajaba por todos lados usando un avatar imposible para un jugador, y completamente ajeno a la historia del juego, poco a poco en internet se empezó a formar una leyenda alrededor.
"¿Quién es la misteriosa figura que recorre los mundos de Fantasy Wonderland?"
Fue el título de muchas entradas en los foros, y la gente fanática de hacer teorías no se hizo esperar.
"Es la guardiana del mundo" "es la que vigila que nadie haga trampas" "es solo una de las creadoras del juego buscando bugs, ya se lo pregunté y no sean payasos" "es la verdadera jefa final del juego"
Tantas eran las voces que querían algo más y tan poco eran escuchadas la que decían la aburrida verdad, que mirando al Avatar en su pantalla, simplemente se preguntó, ¿Porqué no darle a la gente lo que pide?
— la verdadera jefa final del juego… Me encanta la idea.
Dijo en voz alta en la soledad de su habitación.
Durante los siguientes años, Sazshen estaba en todos lados, pero siempre ajena a la historia del juego. Cuando un grupo iba a desafiar una nueva mazmorra, mirando desde un pequeño palco, ahí estaba Sazshen observando con gesto aburrido. Cuando un nuevo jefe final era derrotado, entre sus muchas posibles líneas de diálogo al morir, podía soltar "mi gran señora, le he fallado…". Contemplando a los simples mortales, desde zonas inaccesibles para los jugadores, ahí estaba Sazshen. En habitaciones secretas, en lugares de peligro extremo hasta para los jugadores de más alto nivel, podían encontrarse altares donde alababan la figura de Sazshen.
Ella estaba en todos lados y a la vez estaba en ningúno, los forros estaban atestados de historias y teorías sobre su participación en la historia del juego, y como era la mente maestra responsable de la corrupción que estaba invadiendo el tranquilo mundo de Fantasy Wonderland, internet estaba haciendo su trabajo, y cientos de jugadores seguían llegando día con día atraídos por la leyenda de la misteriosa mujer que habían visto en vídeos de internet, y en imágenes picantes o divertidas.
Sazshen y Fantasy Wonderland eran una sensación, pero como todo, tenía que llegar a su fin.
El mundo seguía su curso sin importarle nada más, la tecnología seguía avanzando, nuevos misterios de internet se creaban todos los días. La sensación de Sazshen y Fantasy Wonderland pasó.
El juego y su anticuado motor gráfico ya no daba el ancho contra las nuevas tecnologías, muchos otros MMO que habían bebido de Fantasy Wonderland habían aparecido haciendo cosas similares y mejores, la gente tenía muchas otras teorías en las que perder su tiempo, y poco a poco el número de jugadores empezó a bajar, y nada de lo que hicieran Sazshen y su creadora podían evitarlo.
Sin embargo, cuando la mesa directiva le entregó la fecha del cierre de los servidores, lejos de ponerse a llorar o deprimirse, apretando los puños se dijo.
"Si nos vamos a ir, nos iremos en todo lo alto"
A partir de ese día, anunció por todos los medios que era capaz y el internet hizo el resto del trabajo. Un evento final, una mazmorra final, una pelea final donde la emperatriz Sazshen finalmente daría la cara y se enfrentaría a la horda de jugadores que había humillado por años.
No es necesario decir, que aquel evento fue un éxito rotundo.
Sonriendo, y tocando la pantalla con la punta de sus dedos, dijo en voz alta en la soledad de su habitación.
— fue divertido ¿No es verdad? Tu y yo hemos estado juntas desde el principio, y nunca creí que llegaríamos tan lejos.
Mirando la hora en la pantalla de su computadora, está marcaba las 11:58.
— solo 2 minutos más. En 2 minutos todo habrá terminado, es triste, pero no creas que me voy a olvidar de ti.
Mirando al Avatar que había llevado por años, por un segundo creyó verla sonreír, pero frotándose los ojos, se dio cuenta de que solo era una frame intermedio entre la burda animación de ella respirando.
— cierto, tu nunca sonríes, la gran y poderosa Sazshen siempre es estoica, y solo puede expresar aburrimiento e ira.
Volviendo a colocarse los lentes, se dijo que solo estaría un rato más para ver la cuenta regresiva y el cierre de los servidores. Mañana tendría un día ocupado, si su pequeño evento había tenido la repercusión que creía, debía sacarle provecho de una vez, antes de que la mesa directiva cambie de opinión.
— y esos idiotas me querían poner a cargo de un juego para celulares.
Dijo con tono levemente ofendido.
— Mañana será un día ocupado…
Exclamó cerrando los ojos, y reclinándose en la silla mientras la cuenta regresiva marcaba un 10.
— Un día ocupado y no puedo esperar.
Aún sin abrir los ojos, escucho como la música de fondo dejó de oírse en su audiculares, y la colorida pantalla fue reemplazada por una en negro. Su juego había terminado, y apunto de levantarse, escuchó una pequeña voz como la de una niña decir. "Por favor ayúdame, no quiero estar sola"
Cincuenta figuras encapuchadas se encontraban de pie entonando al unísono un cántico gutural que hacía eco en las paredes de piedra.
La habitación en la que se encontraba era extensa, fácilmente podría contener un millar de personas de pie, pero en este momento, se encuentra casi vacía y en una oscuridad casi total que solo era perturbada por dos inmensos braceros que ardían a cada lado de la habitación.
En el centro de la misma, en un intrincado dibujo que había sido tallado en el suelo de piedra, otras dos figuras encapuchadas empezaron a verter un líquido rojizo que poco a poco empezó a soltar un tenue brillo mientras el dibujo era rellenado.
Docenas de inmensos barriles fueron necesarios para terminar el trabajo, y cuando la última gota cayó, el extraño líquido empezó a cristalizarse, indicando que el pago había sido aceptado.
Desde un pequeño palco, una solitaria figura con el rostro enmascarado, observaba que todo marchara según lo planeado y cuando desde su elevada posición, noto como el suelo empezó a brillar y palpitar, apenas y fue capaz de contener una risotada.
El sonido de los cánticos hacían un eco bastante extraño que parecía que te penetraba hasta los huesos, y aterrada, una pequeña niña sucia y vestida con harapos apenas podía contener su miedo. Sin embargo, un hombre bastante grande la tenía bien sujeta del brazo, y no podía escapar por mucho que lo intentará.
Había llegado "tarde" eso fue lo que les escuchó decir, había llegado tarde y no fue parte de la ofrenda, pero el grupo estaba convencido que después de su largo sueño, "su señor" como así lo llamaban, estaría hambriento.
El ambiente se sentía más y más pesado, y el aire apenas respirable, algo estaba apunto de ocurrir, algo, estaba apunto de llegar, sin embargo, desde su elevada posición, la figura enmascarada noto algo extraño, algo fuera de lugar.
— ¡Detengan todo!
Gritó la figura enmascarada desde lo alto, pero ya era tarde, la luz rojiza que iluminaba la habitación, había tomado un tono dorado con destellos de plata, y en una inmenso haz de luz que obligó a todos los presentes a cubrir sus ojos, una alta silueta apareció en medio de la habitación.
Justo en el lugar donde debería estar su señor, una extraña "mujer" había aparecido. Le decía mujer porque era imposible determinar su raza pero sus rasgos eran femeninos.
Era alta, imposiblemente alta, más de 3 metros contando los cuernos que salían de su cabeza. Un largo cabello como hebras de oro caían hasta su cintura, y en algunas partes de su piel escamas esmeralda brillaban con la luz que desprendían los braceros.
— ¿una dragonante?
Se preguntó la figura enmascarada al contemplar a la intrusa.
— no, ni los dragonantes son tan altos, y esos cuernos parecen de demonio. Pero…
Casi como si lo hubieran escuchado, la alta figura abrió los ojos, revelando unos ojos escarlata que parecían iluminar toda la habitación.
Con una expresión estoica, la alta figura empezó a contemplar su propio cuerpo, admiró largo rato sus manos y sus largas uñas, comprobó de una manera un poco desvergonzada su amplio escote, y admiro sin mucho interés todo lo que había a su alrededor. Durante todo este tiempo, nadie se atrevió a hacer un solo movimiento, estaban tan conmocionados por la criatura que había aparecido.
Llevando su mano hacia un bolsillo dentro de su túnica, la figura enmascarada dudó un momento, pero terminó apartando la mano. No podía gastar eso aquí. No era el momento.
Al balcón donde se hallaba, uno de sus subordinados llegó corriendo bastante aterrando.
— mi señor, ¿Qué es esa cosa?
Negando con la cabeza, el enmascarado solo pudo decir.
— no tengo idea.
Admirando a la "intrusa" la figura enmascarada comenzó a aclarar su garganta para "entablar una conversación" sin embargo, apenas se disponía a dar un paso, la alta figura movió levemente la boca, y con una voz que retumbó en toda la cámara dijo.
— De rodillas.
Ante esta única frase, dicha sin apenas ser más fuerte que un susurro. La multitud entera cayó al suelo arrodillándose, y casi pegando el rostro contra el piso de roca.
La alta figura miró con gesto altivo como toda la multitud la había obedecido, y pese a que su expresión apenas denotaba interés, desde su perspectiva, las cosas eran muy diferentes.
¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Dónde estoy? ¿Qué está ocurriendo?
Eran las preguntas que rondaban su cabeza.
Al abrir los ojos, ya no estaba en la pequeña oficina de su casa, si no en una extraña cueva rodeada de figuras encapuchadas.
¿Quién es esta gente? ¿He sido secuestrada por una especie de culto?
Por dentro solo podía sentir el más absoluto pánico, sin embargo, su cuerpo apenas reaccionaba a lo que su mente sentía.
En ese momento se dio cuenta de algo extraño, la cueva apenas estaba iluminada, y sin embargo, podía ver tan claramente como si fuera de día.
Levantando una mano, se dio cuenta que no llevaba sus lentes, y fue ahí que vio que las manos que aparecieron en su campo visual no eran las suyas. Ella tenía manos pequeñas y con dedos regordetas, y las uñas muy cortas debido a que le molestaba tenerlas largas cuando tenía que teclear, sin embargo, sus manos ahora eran diferentes. Sus dedos eran largos y blancos como el marfil, y haciendo contraste, sus uñas eran largas y estaban pintadas de negro.
Por más de un minuto, examinó sus propias manos sin saber qué pensar al respecto. Lo que veía no tenía sentido, y queriendo comprobar si el resto de su cuerpo estaba en su sitio, inclinó la cabeza, pero algo bloqueó completamente la visión de su vientre y sus pies.
Dos montañas gemelas acaparaban todo su campo visual, impidiendo la vista de cualquier cosa más abajo, aún más incrédula que al contemplar sus manos, con miedo tocó los perfectos melones albinos que salían de su pecho, y estrujando los, comprobó que efectivamente eran suyos.
Ehh… gracias… supongo…
Fue lo único que fue capaz de pensar en esa situación.
Tocando levemente su rostro, notó que su cabello era largo, y dorado, al tocar su piel sintió unas escamas en su cuello y en la parte baja de su mentón, y subiendo un poco más, dos grandes cuernos en U, crecían a cada lado de su cabeza.
Esto no puede ser…
Dijo para sí mientras empezaba a reunir las piezas.
Largas uñas negras, cabello dorado como el oro, escamas esmeralda, cuernos que se elevaban en lo alto, y unos enormes pechos copa XXX, no había duda. Se había convertido el avatar que usaba en su juego.
Solo… solo hay una forma de comprobarlo…
Se dijo para sí bastante asustada, y concentrándose, una especie de pantalla con los iconos de sus habilidades aparecieron en su mente, sin embargo, cada habilidad era más destructiva y peligrosa que la anterior, sin embargo, en una esquina estaba la que siempre fue su habilidad favorita, y cuando mentalmente apretando el botón, de sus labios salió una frase.
— De rodillas.
Dos palabras suyas bastaron para que la multitud que la rodeaba y que no sabía cómo reaccionar en su presencia, cayeran al suelo arrodillados. Su habilidad "Orden Imperial" requería una cantidad exorbitante de "Temple" para ser resistida, e incluso los jugadores de más alto nivel tenían problemas para hacerlo si no estaban equipados con las mejores armaduras para su clase.
Mirando a la multitud y que nadie había sido capaz de siquiera oponerse a su orden. Con gesto aburrido, de manera instintiva, dijo la típica muletilla característica del personaje de Sazshen.
— que diminutos son…
Espera…
Se dijo abriendo mucho los ojos y volviendo a recordar su situación.
Esto no tiene ningún sentido, estaba en una especie de cueva rodeada por un culto extraño, y había tomado la forma del avatar de su juego…
Todo era tan absurdo y tenía tan poco sentido que solo podía creer que estaba soñando o se había vuelto loca.
Debo preguntar qué está pasando aquí y dónde estoy…
Mirando a la multitud arrodillada, se dio cuenta que esas figuras encapuchadas le provocaban bastante miedo.
Siempre había tenido pánico escénico, nunca le había resultado fácil hablar en público, no había sido mucho problema cuando solo era una diseñadora gráfica encargada de hacer escenario y crear armaduras. Sin embargo, desde que la pusieron a cargo del desarrollo, y tenía que hablar ante el resto de su equipo, y a la fría mesa de directiva de la compañía, había adoptado un método para poder hablar.
"Imagina que eres Sazshen"
Se repetía a sí misma antes de cada reunión o cada plática motivadora. Imitando el tono seguro y autoritario de la más grande Emperatriz que había visto Fantasy Wonderland, se le había hecho más fácil hablar en público. Sin embargo, ahora que se había convertido de verdad en Sazshen, se había dado cuenta que su voz le aterraba incluso a sí misma.
Alguien normal por favor…
Se dijo mientras miraba alrededor buscando con quién hablar. Y fue en ese momento que entre un pequeño grupo en una esquina, había una niña bastante pequeña. Suspirando aliviada, pensando que su pánico escénico no le afectaba cuando hablaba con niños, se dijo que había encontrado a la persona idónea.
— tu, pequeña, ven aquí.
Dijo intentando sonar lo más amable que podía, pero la voz imponente de Sazshen hacía que todas sus palabras sonarán como las órdenes absolutas de una monarca.
Con paso lento, ya libre del control de la "Orden Imperial" la pequeña niña camino bastante confundida en dirección a la alta mujer. Debía estar asustada, todos sus sentidos le decían que debía estarlo, sin embargo, al mirar a la persona que le devolvía la miraba con expresión interesada, una sensación de calma la invadía. Era hermosa, era por mucho la mujer más hermosa que había visto en toda su vida. Rememorando los relatos que había escuchado en su más tierna infancia, la niña había escuchado hablar de princesas de reinos de fantasía, y reinas que gobernaron bastos territorios que eran más grandes de lo que alcanza la vista, sin embargo, esas figuras fantásticas producto de su imaginación, nada tenían que hacer con la "persona" que había aparecido enfrenté de ella.
Quedando frente a la inmensa mujer, a la que apenas superaba la altura de sus rodillas, y sin esperarlo, esta se sentó en cuclillas para acotar la distancia entre ambas.
— ¿Cómo te llamas?
Le preguntaron con una voz que expresaba interés, y quizás hasta un poco de ternura.
— Bea…
Respondió tartamudeando, pensando en cuándo fue la última vez que alguien le preguntó su nombre.
— Bea…
Replicó la alta emperatriz, contemplando a la pequeña niña con un verdadero interés.
En una inmensa camara de subterránea, un centenar de encapuchados se encontraban arrodillados con la cabeza casi tocando el suelo. Por la mente de cada uno, pasaban millares de preguntas, y no había uno solo que no estuviera confundido ante la situación. Sin embargo, por mucho, la persona más confundida de todas, era una que hasta hace unos minutos, estaba sentada en la pequeña oficina que tenía en su casa, y que actualmente, era la responsable de que toda la multitud se arrodille.
Haciendo un esfuerzo para entender su situación, la alta mujer cerró los ojos, y comenzó a lanzar ideas, ¿estaba soñando? ¿había habido una fuga de gas y ahora alucinaba? Con lo poco que sabía hasta ahora le era imposible encontrar la respuesta. Sin embargo, cuando abrió los ojos su atención volvió a la pequeña niña que tenía delante suya.
Es muy pequeña…
Pensó, para sí.
O mejor dicho, Sazshen es muy grande.
No lo había notado, pero su inmensa altura se había respetado, y ser tan alta era bastante molesto cuando intentaba hablar con una figura tan pequeña, como la niña que tenía delante.
Aún confundida, pensó que tenía un montón de preguntas que hacer, pero detrás suya, una voz jadeante llamó su atención.
— ¿Quién es usted? Oh poderosa monarca que nos honra con su presencia. Le suplico que nos diga su nombre.
Desde lo alto de su balcón, un ser con una máscara blanca, a duras penas había logrado escapar de la "Orden Imperial". Sin embargo, no lo había conseguido exactamente por sus propios medios.
Temiendo que el ritual trajera por error a una criatura desconocida, el enmascarado portaba un medallón que lo protegía del control mental, sin embargo, cuando la mujer dio su absoluta orden, el medallón lejos de protégelo, había explotado, y la única razón del porque había logrado escapar del control a duras penas, fue que el inmenso dolor causado por trozos de metal incrustado en su pecho le habían devuelto el control de su cuerpo.
Sabiendo que sea lo que sea que el ritual había invocado, no estaba tratando con ningún mequetrefe, intento sonar lo más obediente y respetuoso que fue capaz.
— mi sublime señora, por favor, dígame con que nombre debo…
— No te he dado permiso para hablar.
Fue la respuesta que obtuvo de la extraña figura que se había agachado para poder hablar con una niña.
— ¡De rodillas!
Volvió a declarar está en voz de gritó, y una vez más, el peso de una tonelada obligó al enmascarado a volver al suelo.
¿Ehh? Eso sonaba mejor en mi cabeza...
Fue lo único que pudo pensar en esa situación. Ella únicamente quería decir que esperara su turno para hablar, debido a que estaba hablando con la pequeña, sin embargo, lo que salió de su boca, fue mucho peor de lo que esperaba.
Nerviosa, sin saber que hacer a continuación, de la nada la tierna voz de la pequeña llamó su atención y volteó la cabeza para verla a la cara.
— ¿Es usted una reina?
Preguntó con una voz inocente que solo le provocó ternura.
Colocando suavemente su mano en la cabeza de la pequeña empezó a acariciarla, y mientras lo hacía se hizo a si misma la pregunta. ¿que le respondo?
¿le digo que soy la exjefa de desarrollo de una compañía de videojuegos y que fui transportada a este lugar encontrá de mi voluntad? ¿¡cómo demonios le explico todo eso!?
Cerrando los ojos un instante, y mirando de reojo sus manos, la idea de la identidad que debía adoptar para evitarse problemas, le fue clara como el agua.
— Soy una Emperatriz, eso significa que hasta los reyes deben postrarse a mis pies.
— Emperatriz…
Repitió la pequeña maravillada por la palabra.
— Emperatriz…
Repitió el enmascarado que una vez más, el dolor de sus heridas había roto el control mental.
Sabiendo que quizás no tenía otra opción, el enmascarado metió la mano dentro de su túnica, y sacó una pirámide de cristal donde dentro, una especie de llama oscura que bailaba.
Con una sonrisa en su rostro, Bea sentía mucha paz en ese momento. La gran mano que era más grande que su cara, lejos de provocarle miedo, infundía una sensación de seguridad y calma que no había sentido en su vida. Delante suya había aparecido una extraña mujer que la miraba con ternura y acariciaba su cabeza suavemente, y si bien la pequeña niña no sabía que era aquel ser, algo le decía que no era mala.
Contemplando a la niña que sonreía como un cachorrito al recibir caricias, Sazshen, como había decidido que sería su nombre si se lo preguntarán, la observó más de cerca y apenas pudo contener su irá.
Tan confundida estaba por su propia situación que había tardado tanto en ver el horrible estado en el que estaba la pequeña. Era una niña muy pequeña, eso era claro, quizás unos 8 o 9 años, tenía un cabello negro muy corto, y unos bonitos ojos azules, también diría que tenía una piel muy pálida, si no fuera por la cantidad de tierra y barro que la cubría.
La niña estaba mugrosa, como si la hubieran revolcado en el barro, su ropa eran unos harapos que simulaban un vestido muy arcaico, sus brazos y piernas dejaban ver una colección de cortaduras y moretones, muchos todavía frescos.
Una rabia subió desde su estómago hasta su garganta. Si había algo que odiaba, algo que simplemente no soportaba, era el maltrato o la explotación infantil. Cuántas veces no había superado su pánico escénico para gritarle a una madre negligente que apaleaba a sus hijos en medio de la calle. Además, por su el obvio maltrato no fuera poco. ¿Qué demonios hacía una niña tan pequeña en una oscura y húmeda cueva rodeada de adultos con capuchas?
Ohh, apenas encuentre a sus padres, se van a llevar el regaño de sus vidas…
Se repitió mientras levantaba a la pequeña en brazos y se ponía de pie.
— ¿¡Quién está a cargo aquí!?
Preguntó en voz de gritó mientras miraba a la multitud arrodillada.
— ¡Que los padres de esta pequeña se hagan presentes!
Volvió a gritar a una multitud inmóvil y silenciosa.
Con la cara enterrada en medio de dos bollos de carne casi tan grandes como todo su cuerpo, la pequeña Bea no sabía cómo decirle a la gran Emperatriz, que era huérfana desde hace años, y que esto era un culto satánico que intentaba devolver a la vida a un antiguo señor demonio.
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