Había amanecido con mucho frío en un pueblito cerca de la ciudad de México, había una inmensa neblina que tapaba todos los techos de las casas.
Muy cerquita de la iglesia se encontraba una pequeña casa construida de cemento, justo allí vivía una joven muchacha hermosa de cabellos rubios naturales como el sol, llamada Topacio García.
Ella vivía con sus padres, era la única hija de ese matrimonio que tenía casi toda una vida juntos, su madre llamada Juanita y su padre Bernardo, vivían de lo poco que Topacio podía conseguirles trabajando en las casas de algunas familias pudientes del pueblo. Su madre no podía trabajar porque tenía que atender durante todo el día a su esposo Bernardo, él estaba muy enfermo y necesitaba de un trasplante urgente de médula, pero lamentablemente no tenía el dinero suficiente como para hacerle la operación, además de no poder encontrar un donante que pudiera salvarle la vida, aunque Topacio estaba dispuesta a ser esa donante, pero lamentablemente para poder conseguir el dinero ella tenía que irse a vivir fuera de allí, para así poder encontrar un trabajo en donde ganara lo suficiente para poder enviarlo a sus padres.
La madre de Topacio, tenía a una amiga que era como su hermana, ella a su vez tenía una hija que vivía en Estados Unidos específicamente en la ciudad de Miami, allí trabajaba en la casa de una familia muy adinerada y además ganaba muy buen dinero, por lo que Juanita le pidió el favor de que ayudara a Topacio a poder salir de México para así conseguir trabajo en esa misma casa donde la hija de su amiga trabajaba, y reunir el dinero necesario para la operación de Bernardo.
Milagritos se llamaba la hija de la amiga de Juanita, como cosas de Dios, ese fin de semana su amiga Soledad fue a su pueblo y aprovechó de visitar a su entrañable amiga Juanita, estando en su casa viendo la situación tan precaria por la que estaba pasando, ella enseguida le dijo a Juanita:
— Ay amiga me preocupa mucho la salud de Bernardo, cada vez está peor, además la situación que ustedes tienen es realmente preocupante, veo que a duras penas tienen para comer.
— Sí soledad, la verdad es que estoy muy preocupada porque ni siquiera puedo salir a trabajar para poder ayudar a la pobre Topacio que es la única que trae algo de comer a la casa.
— Bueno amiga no te preocupes, yo te traje algunas cosas de comida que sé que te van a servir por unos días, también le traje un poco de ropa a Topacio, que sé le va a caer muy bien porque ella es la que está saliendo a trabajar, esas cositas me las mandó mi hija Milagritos de allá de Miami, allí en la casa de familia donde trabaja le está yendo muy bien.
— Qué bueno que le trajiste algo de ropa a Topacio, ya la pobre no tiene casi que ponerse, y la verdad es que con lo poquito que gana, apenas nos alcanza para comer.
— Hablando de Topacio, quería decirte que sería muy buena idea que ya me fuera a vivir a la ciudad de Miami, así puede trabajar en la casa de familia donde trabaja mi hija Milagritos, estoy segura que si ella le recomienda la van a recibir con los brazos abiertos porque ya mi hija tiene 3 años trabajando allí y hasta los momentos le ha ido muy bien. Además sería una forma de reunir dinero para que ella los pueda mandar para la operación de Bernardo. ¿no te parece?
— La verdad es que sería una grandiosa idea, lo que pasa es que no creo que Topacio acepte irse de aquí y dejar a su padre enfermo como está.
Soledad enseguida le contestó:
— ¿Pero no te parece que hace mucho más yéndose de aquí, que quedándose en este pueblo donde no tiene ningún futuro y encima no puede ayudarlos económicamente? La verdad es que toda esta situación me preocupa grandemente, Topacio puede tener la oportunidad de trabajar y al mismo tiempo estudiar algo en lo que pueda desempeñarse más adelante, y además tal vez pueda mandarlos a buscar después y puedan reunirse todos allá en Estados Unidos como lo piensa hacer mi hija milagritos conmigo.
En ese momento entró Topacio y venía muy contenta porque en la casa donde había trabajado ese día haciendo la limpieza, la señora de la casa le había obsequiado una bolsa repleta de comida. Estaba demasiado feliz porque era suficiente como para pasar una semana sin preocuparse de comprar nada. Cuando Topacio entró a la pequeña casita, se emocionó muchísimo al ver a Soledad, ya que era como su tía y la hija de esta Milagritos era además de su mejor amiga, como si fuera su prima, ya que habían crecido juntas desde muy pequeña y había nacido en ellas una relación de mucha hermandad.
— Tía Soledad pero qué alegría volver a verte.
— ¡Ay mi muchachita qué bella estás! A mi también me da mucha alegría verte, estás hecha toda una mujer.
Juanita enseguida las interrumpió diciéndole:
— Topacio hijita, Soledad tiene que decirte algo muy importante, necesito que la escuches con mucha atención.
Topacio se quedó extrañada por la forma como le había hablado su madre, ella pensó que algo malo estaba pasando.
— ¿Pasa algo? No me asusten, ¿Por qué tienen esas caras?
Se quedaron viéndose entre ellas puesto que no sabían cómo iba a reaccionar Topacio con la propuesta que le iba a hacer su tía soledad.
Topacio estaba intrigada porque no sabía que querían decirle su mamá Juanita y su tía Soledad, las miraba a las dos ansiosa y muy temerosa porque no sabía lo que estaba pasando, hasta que les dijo:
— Pero bueno ya hablen, me tienen en ascuas, ¿Acaso le pasó algo malo a mi padre?, porque de lo contrario no sé porque tienen esas caras, ¿Acaso fue por la gallina que me robé en la casa de al lado? Pero bueno es que tenía hambre y bueno.. la verdad aquí no había nada que comer.— en ese momento Juanita la interrumpió diciéndole:
— Pero ya cállate Topacio por Dios, deja hablar a Soledad que es la que tiene que decirte algo.
— Bueno perdón mamá, es que me quedan viendo así con esa cara de reclamo y pensé que me iban a regañar por haberme robado la gallina.
— Eso estuvo muy mal Topacio, yo no te crie para que hicieras ese tipo de cosas, robar es malo aunque sea un botón, si tú quieres algo tienes que pedirlo o a diferencia de eso trabajar duro para poder comprarlo. Que yo no me entere que andas por ahí agarrando lo que no te pertenece, porque te voy a dar una paliza que te vas acordar del día que naciste. ¿Me escuchaste niña?
— Está bien mamá, no lo vuelvo a hacer, pero ahora díganme ¿qué es lo que pasa? Me tienen nerviosa, porque yo no recuerdo haber hecho más nada. — Topacio se había puesto muy nerviosa porque era una joven realmente muy ingenua, no tenía malicia y además lo único que hacía era trabajar para poder llevar comida a su casa y que a sus padres no les faltara nada.
Soledad enseguida se acercó a Topacio y la tomó por ambas manos mientras le decía:
— Topacio, mi niña, ven acá hijita siéntate aquí, quiero que sepas que no se trata de nada malo lo que vamos a hablar contigo tu mamá y yo, al contrario sólo es algo que te va a cambiar la vida para bien y al mismo tiempo vas a poder ayudar a tus padres, especialmente a Bernardo que necesita urgente que lo operen.
Topacio abrió los ojos totalmente sorprendida puesto que no le pasaba por la mente qué podía ella hacer para lograr ayudar a sus padres más de lo que ya lo hacía.
— Ahora sí se subió la gata a la batea, ¿Y de qué forma puedo ayudar más a mis papás? La verdad es que trabajo muy duro todos los días limpiando casi todas las casas de las viejas adineradas de aquí del pueblo, no me imagino de qué forma pueda ayudar más.
Topacio, como sabrás tu mamá y tu papá ya están bastante maduros, los pobres necesitan que alguien se ocupe de ellos, pero tú no puedes estar todo el tiempo metida en estas cuatro paredes sólo cuidando de que no les falte nada, además tienes que trabajar muy duro porque sino ¿quién traería la comida y los medicamentos? Y además también tú necesitas comprar tus cosas, tener para tus estudios o lo que quieras comprarte, entonces hemos buscado una solución que va a beneficiarlos a todos. Te explico, como sabrás mi hija Milagritos trabaja en la ciudad de Miami con una familia de mucho dinero, en una casa que prácticamente es del tamaño de casi medio pueblo jajajaja — dijo entre risas bromeando para hacer el momento menos tenso y Topacio hizo un gesto sintiéndose muy impresionada — Soledad continuó: entonces tu mamá y yo hemos pensado que sería una buena idea sacarte de México para que vayas a vivir a la ciudad de Miami y trabajes en la casa donde se encuentra actualmente trabajando Milagritos. ¿Qué te parece? Milagrito y tú se llevan muy bien, ustedes son como hermanas, estoy segura que te puede ayudar a conseguir trabajo como servicio en esa mansión y te aseguro que vas a ganar en un mes lo que ganas aquí en el pueblo en un año limpiando casas.
Topacio se quedó en shock lo menos que pasó por su cabeza era la idea de abandonar el pueblo donde nació y peor aún dejar a sus padres, pero muy especialmente a Bernardo que era el que más necesitaba de ella por su enfermedad.
Topacio salió de sus pensamientos, suspiró y les dijo a ambas:
— Tía Soledad, eso suena muy bonito y todo lo que tú quieras, pero yo no puedo dejar a mi mamá sola con la enfermedad de mi padre, eso sí que no, ¿quién los va a cuidar? Mi padre se moriría de dolor si sabe que voy a abandonarlo para irme a los Estados Unidos.
Juanita la madre de Topacio enseguida se acercó a ella y le dijo con lágrimas en los ojos:
— Hija por nosotros no te preocupes yo voy a estar bien, y te prometo que voy a cuidar muy bien de tu padre, pero tu tía Soledad tiene razón, nos ayudarías mucho más yéndote a vivir a la ciudad de Miami, porque de esa forma puedes reunir el dinero suficiente para hacerle la operación a tu padre, además también existe la posibilidad de que puedas mandarnos a buscar y reunirnos todos allá.
— No mamá, yo no me quiero ir de aquí, no quiero dejarlos, yo nací en este pueblo y me he criado aquí, sería algo totalmente horrible el tener que empezar de nuevo en un país que no conozco y con gente que no sé si me vaya a tratar bien.
Soledad enseguida intervino diciendo:
— Por favor Topacio, es una buena oportunidad que no deberías desaprovechar, además conozco a alguien que puede sacarte de México sin ningún tipo de problemas, puedes llegar a los Estados Unidos y ella te va a recibir mi hija Milagritos, esa familia es muy adinerada y además siempre han tratado muy bien a mi hija, no tienes porqué tener miedo.
Juanita se acercó y le dijo:
— Piensa en todas las oportunidades que vas a tener, vas a conocer una ciudad totalmente diferente a este pueblo, estoy segura que todo eso es muy bonito y te va a gustar.
Topacio comenzaba a convencerse puesto que ella lo que más quería era poder ayudar a sus padres y especialmente a Bernardo con su operación. Enseguida les preguntó:
— Y si decido irme a los Estados Unidos, ¿cuándo sería eso?
— Tendrías que venirte conmigo mañana mismo a la ciudad y de allí yo te pondría en contacto con las personas que van a estar encargadas de sacarte de México.
— ¡Mañana! ¿pero tan rápido? No me va a dar tiempo de recoger mis cosas, y además no voy a poder pasar mucho tiempo con ustedes, eso me parece demasiado rápido.
Soledad respondió:
— Hija lamentablemente yo no sé cuando pueda regresar al pueblo porque sabes que tengo trabajo fijo en la Ciudad de México, hoy fue algo realmente muy casual porque mis patrones están de vacaciones y me dieron estos días libres, por eso es importante que decidas venir conmigo mañana mismo la ciudad para yo ponerme en contacto con el coyote que es el que puede sacarte de México, él fue el que sacó a Milagritos hace 3 años y ya ella tiene sus papeles gracias a la ayuda que le prestaron sus patrones y en dónde está trabajando actualmente.
Juanita enseguida le dijo:
— Topacio, a veces las oportunidades se presentan una sola vez en la vida, sé que esto no estaba planificado para ninguno de nosotros, pero sí así se han dado las cosas creo que no debes pensarlo mucho.
Topacio abrazó a su mamá y ambas lloraron porque sabían que se iban a hacer mucha falta y que quizá ya no se volverían a ver, pero sin embargo, Topacio iba con todas las esperanzas puestas de que ella iba a regresar a buscar a sus padres.
(…)
Al día siguiente….
Llegó la hora de partir, Topacio no había dormido la noche anterior de tanto pensar, no sabía si esa decisión que había tomado había sido la mejor, pero ya no había vuelta atrás, lo poco que tenía lo había recogido y solo faltaba despedirse de sus padres. Ella no quería dejar su pueblo, allí había crecido, estaban todos los recuerdos de su infancia y además le daba temor dejar a su mamá en medio de la enfermedad de su padre, pero lo único que le daba fuerzas, era pensar que podría darles una mejor vida ambos aunque estuviera lejos de ellos.
Soledad enseguida le dijo:
— Topacio hijita ya tenemos que irnos, despídete de tus papás y no te preocupes que yo te prometo voy a estar pendiente de ellos, recuerda que siempre vengo al pueblo cada 15 días y te voy a tener informada siempre.
Topacio se acercó a su mamá con lágrimas en los ojos, la abrazó fuerte y le dijo:
— Mamita te prometo que voy a portarme bien, voy a trabajar mucho para poder operar a papá y hacerle por fin el trasplante de médula, fui hasta su cuarto para despedirme, pero está dormido, y creo que es mejor así porque no tengo valor de decirle adiós.
— Hijita de mi corazón, mi hija amada, todo esto lo estoy haciendo por tu bien, para que puedas tener una mejor vida. No te preocupes por nosotros porque vamos a estar bien. Ya vas a ver que pronto volveremos a vernos. Se obediente, hazle caso a tu tía Soledad en todo lo que te diga y trabaja para que puedas ayudarnos a nosotros también.
Soledad también estaba conmovida y se le salieron las lágrimas al ver a Topacio despidiéndose de su mamá. Así que agregó para que ambas se quedaran tranquilas.
— Ya no sigan llorando que aquí nadie se ha muerto, sé que es duro todo este cambio que va a tener Topacio, pero después me lo van a agradecer.
(…)
Ya era mediodía, el viaje fue bastante largo y ya estaban en la Ciudad de México.
Topacio estaba un poco aturdida de ver la cantidad de gente, el ruido de los carros, la música en la calle, cantidad de vendedores ambulantes, realmente era todo una locura.
Se subieron a un taxi y partieron rumbo a la pensión en donde Soledad tenía un cuartito rentado, ayer iba a dejar a Topacio hasta dentro de unos días que el coyote le avisara para poder sacarla de México.
Topacio estaba viendo la ciudad por la ventana del taxi, estaba maravillada de lo grande de esa ciudad, no podía creer la belleza de los edificios y los centros comerciales que parecían del tamaño del pueblo.
— Muy bien Topacio, ya llegamos a la pensión, es un cuarto muy pequeño pero vamos a estar cómodas porque va hacer por pocos días hasta que te vayas a los Estados Unidos
Un mes después….
Topacio ya había llegado a la ciudad de Miami después de haber estado un mes viviendo en la ciudad de México, Milagritos la estaba esperando para llevarla a conocer a su patrón a quién ya le había hablado de ella.
— Topacio qué alegría volver a verte, estás bellísima. — le decía Milagritos mientras abrazaba con mucho cariño a su amiga y hermana.
Topacio por su parte estaba emocionada de poder reencontrarse después de tantos años con su amiga Milagritos.
— Tú estás demasiado linda Milagritos, has cambiado demasiado pero te ves radiante. No sabes el alivio que me da el poder verte porque estaba muy nerviosa de llegar aquí a Miami.
— Quédate tranquila que todo va a estar bien, pero pasa quiero que conozcas la casa donde trabajo.
Topacio había llegado a la mansión de los Grimaldi luego que contactara a su amiga Milagritos apenas llegó a la ciudad de Miami, ella estaba totalmente impresionada porque no podía creer todo lo que estaba viendo en esa mansión, era algo que tan solo había visto en la televisión, una casa llena de lujos y muebles muy costosos, además de una decoración realmente indescriptible para ella. Al entrar a la mansión solo miraba a su alrededor lo inmensa de la casa y solo pensaba:
“Dios mío pero esta casa, es del tamaño de medio pueblo”
Topacio no caía de su asombro y mientras más caminaba dentro de la casa acompañada de Milagritos, más impresión le causaba.
— Topacio por favor aterriza, pareciera que estuvieras en el espacio.
Topacio le respondió:
— Milagritos es que no puedo creer todo lo que estoy viendo, es una casototota. Aquí de seguro que cabe toda junta la gente que vive en el pueblo. Aquí debe vivir muchísima gente.
Milagritos no pudo contener la risa y enseguida le contestó:
— Jajajajajaja ¡Ay Topacio qué cosas tienes tú! Sí es cierto, es una casa inmensa pero aquí sólo vive el patrón con su hijo.
— ¿Pero cómo pueden vivir en una casa tan grande tan solo dos personas? No les debe dar tiempo de caminar por toda la casa en todo el día.
— Bueno Topacio, te voy a llevar al área donde están las habitaciones de la servidumbre y allí vas a tener un cuarto para ti sola nada más. Quiero aprovechar para advertirte algo, no hables nada a menos que yo te diga, porque de esa forma puedes evitar meterte en problemas. Otra cosa, aquí tienes que tratar de pulirte y hablar lo mejor que puedas, mientras tanto es mejor que te quedes callada mientras yo te voy a indicar cuáles son las cosas que debes y no hacer.
— Tranquila Milagritos, yo me voy a mantener muy discreta solo esperando a que tú me digas lo que debo hacer, te prometo que no voy a traerte problemas.
— Lo sé amiga, sé que eres una persona muy inteligente y vas aprender poco a poco todo el manejo de la casa. Pero por lo pronto te voy a llevar primero a la cocina, me imagino que debes venir hambrienta así que te voy a preparar algo ligero de comer.
Topacio enseguida le dijo:
— ¿Me podrías llevar antes a la que va hacer mi habitación? Es que quisiera guardar todas mis cosas de una vez.
— ¡Si claro! Por supuesto, así te vas refrescando mientras te preparo algo de comer. Lo bueno es que hoy el patrón está en la playa con su hijo y vamos a estar solas y así podemos ponernos al día con todos los cuentos.
Milagritos llevó a Topacio a la que iba ser su habitación a partir de ahora, era un cuarto pequeñito, tenía una ventana que daba hacia el patio trasero, una camita individual y un baño sencillo, realmente tenía sólo lo necesario. Pero Topacio al verlo se quedó totalmente impresionada de lo grande que era hasta llegó a pensar que era mucho más grande que la casa donde vivía en el pueblo.
Es que estaba acostumbrada a vivir en extrema pobreza por eso estaba tan impresionada en ver el lujo y lo grande de esa mansión.
La casa en donde vivía era deplorable y ella había crecido en medio de ese ambiente y no conocía otra cosa, su mundo se limitaba a ese pequeño pueblito. Por esa razón nunca le hizo falta vivir de otra manera.
Topacio observó la habitación totalmente impactada, se sentó en la cama y no podía creer lo suave de las sábanas. Ella siempre había dormido en un chinchorro porque era la única forma de poder ahorrar espacios en aquella casita tan pequeña.
— Ay amiga, qué suave y blanda es esta cama, además todo se ve tan hermoso que me cuesta creer que de ahora en adelante vaya a vivir aquí
— Si Topacio, y eso que este es uno de los cuartos de la servidumbre, el mío está aquí junto al tuyo, y puedes buscarme cuando lo necesites.
Topacio estaba todavía incrédula de todo lo que le estaba pasando, para ella era como estar en un mundo totalmente desconocido, y sentía emoción y miedo al mismo tiempo porque no sabía si era capaz de acostumbrarse a vivir en medio de tanto lujo y frivolidad.
— ¿Y esta puerta a dónde dirige?
— Ese es el baño Topacio, aquí vas a tener tu propio baño.
— ¿Qué? ¿En serio voy a tener mi propio baño? No puedo creerlo, en el pueblo me bañaba en el patio y con pipotes de agua. Quién iba a decirlo, es que si mi mamá y mi papá me ven de seguro no lo van a creer.
— Créeme que te entiendo porque esa misma reacción fue la que yo tuve cuando entré por primera vez en esta casa, pero luego con el pasar del tiempo me he ido acostumbrando y ya todo lo veo normal y eso mismo te va a pasar a ti ya verás.
— La verdad es que me lo dices y me cuesta creerlo pero tal vez tengas razón, el tiempo hace que uno se acostumbre a todo, pero de lo único que no me voy a acostumbrar es a estar lejos de mis padres.
Milagritos estaba muy contenta en ver que Topacio estaba aceptando con buena actitud su cambio de vida, de alguna forma le daba tranquilidad porque sería mucho más fácil que ella se acostumbrara al modo de vida de Miami, porque eso le iba a facilitar mucho más rápido su trabajo.
— Topacio, te voy a dejar un momento sola para que aproveches a instalarte y si quieres te puedes dar una ducha o te cambias y luego te vengo a buscar para ir a comer a la cocina.
— Me parece bien Milagritos, la verdad es que sí estoy muy cansada y me gustaría darme un buen baño.
Topacio se quedó totalmente contenta aunque al mismo tiempo tenía muchos sentimientos encontrados al recordar a su mamá y a su papá, definitivamente los extrañaba muchísimo y no era suficiente todo el lujo y el confort que ahora iba a tener puesto que ella cambiaría todo eso con tal de poder volver a estar con ellos una vez más.
(…)
Media hora después…
Milagritos fue a buscar a Topacio a su cuarto para llevarla a comer a la cocina.
— Ya veo que te bañaste y te cambiaste, bueno realmente no es que te veas mal pero yo te voy a prestar un poco de ropa para que puedas estar aquí en la mansión mientras más adelante comienzas a comprarte algo más adecuado apenas cobres tu primer dinerito.
— Sí Milagritos, sé que mi ropa no es la más adecuada para estar en esta mansión tan lujosa, pero de verdad no tengo otra cosa que ponerme, pero te agradecería mucho que me ayudarás prestándome algo de ropa y te prometo que apenas cobre mi primer sueldo voy a irme comprando mis cosas.
— No te preocupes por eso ahora, de todas formas aquí el patrón no da uniforme y con eso evitas gastar ropa.
— Bueno Topacio, si ya estás lista podemos ir a la cocina para que comas algo.
— Sí, la verdad es que ya estoy lista, aunque sé que no es la mejor ropa, pero al menos estoy limpia. — Dijo Topacio mientras sonreía.
— Ay amiga tú te ves hermosa como sea, estoy completamente segura que le vas a caer muy bien a mi patrón y a su hijo y aquí te va a ir muy bien.
(…)
Ya había llegado la noche, y de pronto llegó de forma inesperada Roberto Grimaldi, Milagritos estaba muy nerviosa, ella quería que todo saliera bien y que Topacio fuera aceptada sin ningún tipo de problema para trabajar en la mansión. Realmente la quería como una hermana y deseaba muchísimo que todo le saliera bien.
— Topacio llegó mi patrón el señor Roberto, está en la sala, tenemos que ir para que te conozca.
Topacio enseguida se puso muy nerviosa porque ella no se esperaba conocerlo ese mismo día ya que Milagritos le había dicho que estaba en la playa esa noche e iban a estar ella solas, pero hubo un cambio de planes de forma inesperada y Roberto apareció antes de lo que había planificado.
Topacio temblaba de los nervios ya que todo había sido muy violento, Ella tenía miedo de no caerle bien al jefe de Milagritos y que este no la aceptara para que trabajara en su casa. Sin embargo se armó de valor y se fue con milagritos hasta la sala para conocer al tan mencionado Roberto Grimaldi. Cuando por fin llegaron a la sala de estar, Topacio vio un salón inmenso, con unos techos altísimos que tenían unas lámparas más grandes que la habitación en donde ella iba a dormir esa noche.
El sofá donde se encontraban Roberto era exageradamente grande, ella al verlo enseguida pensó:
“En ese sofá caben todos los niños de la escuelita del pueblo, no puedo entender por qué esta gente rica es tan exagerada comprando cosas tan grandes”
Milagrito temblorosa se acercó a su patrón Roberto mientras le decía:
— Buenas noches señor Roberto, disculpe que lo moleste pero es que quiero presentarle a la amiga de quién le hablé, es que ella llegó hoy a la mansión y se encuentra aquí conmigo.
Roberto estaba concentrado viendo la pantalla gigante de su televisor pero sin embargo había escuchado lo que le había dicho Milagritos, en ese momento solo se limitó a responder sin voltear a mirar aún a donde estaba Topacio.
— Hola Milagritos, está bien puedes traerla para conocerla.
— Señor Roberto ella está aquí a mi lado.
Cuando Roberto la miró, se quedó totalmente impactado y pálido de la impresión, ya que Topacio era igual a la difunta esposa de él, parecían dos gotas de agua y Roberto no podía creer lo que sus ojos estaban viendo.
Para Milagritos realmente fue algo muy sorpresivo ya que era primera vez que lo veía actuar de forma tan extraña, y ni hablar de la cara que tenía Topacio, ella más que nada estaba totalmente inmóvil y sin decir una sola palabra ya que Milagritos le había advertido que solo hablara lo necesario.
Para Roberto fue tanta la impresión, que enseguida le dijo mientras tocaba su rostro:
— Julia, eres tú Julia.
Topacio abrió los ojos de la impresión y enseguida miró a milagritos tratando de encontrar una respuesta a todo lo que estaba pasando, Milagritos solo alcanzó a decir:
— Señor Roberto, no se llama Julia, mi amiga se llama Topacio.
Roberto con una mirada algo desquiciante le dijo a Milagritos:
— No, claro que no, ella es Julia, ¿Acaso no te das cuenta? Dios mío es que no puedo creerlo todavía..
A pesar de que Milagritos le había advertido a Topacio que no dijera una sola palabra a menos que ella se lo dijera para así evitar meterse en problemas, no pudo aguantar y enseguida le dijo a Roberto:
— Señor disculpe pero creo que está un poco confundido, yo no me llamo Julia, mi nombre es Topacio.
Roberto no salía de su asombro, el parecido de Topacio con su difunta esposa Julia, eran realmente asombroso.
Él solo miraba a Topacio fijamente, detallándola muy despacio y mientras más la veía, más se convencía de que definitivamente ella era Julia, la mujer con la que se había casado y a la cual amó incondicionalmente, además de haberle dado un hijo al que prácticamente crio solo en vista de la muerte tan temprana de Julia.
Por su parte Topacio se encontraba muy nerviosa, no sabía qué hacer o qué decir, porque ya Milagrito le había advertido que no dijera nada, que solo permaneciera callada para evitar así meterse en problemas.
Roberto la tomó de la mano y le dijo con lágrimas en los ojos porque estaba muy conmocionado con el parecido tan grande de ambas mujeres:
— Pero…¿Cómo es posible que tú te parezcas tanto a mí Julia? …Es que no pueden existir dos mujeres tan parecidas….pero ¡No! ¡Claro que no! No tendría ningún sentido, tú eres mucho más joven, y ella falleció hace algunos años, creo que sería absurdo pensar que eres ella…. Perdón…he sido un idiota, es que todavía no puedo superar su ausencia.
Roberto se puso muy afligido, porque por un momento su mente le había jugado una mala pasada y él terminó creyendo que definitivamente era la misma Julia.
Topacio le contestó:
— No se preocupe señor, entiendo su dolor, pero no sé ponga así, ya va a ver qué Diosito lo va a sanar de esa herida que todavía tiene en su corazón.
Roberto se sentó en el enorme sofá y luego se llevó las manos a la cabeza, no podía entender por qué la vida lo había puesto en frente de aquella joven que le había removido todos los sentimientos de dolor que tenía dentro de su corazón.
Milagritos enseguida le preguntó angustiada al verlo así tan afligido y triste:
— Señor Roberto, ¿Se siente bien? ¿Necesita que le traiga algo?
Roberto se levantó del sofá y le respondió:
— No, no quiero nada, tranquila Milagrito estoy bien…solo que su parecido con Julia me sorprendió, pero no sé preocupen por favor…voy a estar bien.
Milagrito estaba muy incómoda y además preocupada al Igual que Topacio, porque en vista de la impresión que le había causado el gran parecido de Topacio con su esposa, las cosas podían complicarse y eso podía significar que Roberto no aceptara que Topacio se quedara a trabajar en su mansión. Así que Milagrito con todo el temor que esto le daba porque también podía estar en riesgo su trabajo, le preguntó:
— Señor Roberto…dispense usted que le pregunte…pero es que necesito saber si después de este incidente usted va a aceptar que Topacio se quede a trabajar en la mansión.
Roberto miró a Topacio con una mirada que denotaba una gran tristeza, luego después de un largo silencio que para ambas chicas fue eterno, respondió:
— ¡Claro Milagrito! Topacio puede quedarse sin ningún problema…pero ahora sí me disculpan me voy a retirar mi habitación, tuve un día bastante agitado con mi hijo y quiero descansar.
En ese momento bajó las escaleras una mujer muy elegante, era algo obesa, sin embargo se vestía muy bien, tenía un gusto muy exquisito y la ropa que se ponía se le veía muy bien, a pesar de las libras demás que tenía.
Al llegar a la sala mucho antes de que Roberto se retirara, se encontró de frente con Topacio que estaba parada al lado de Milagrito, enseguida cuando la vio pegó un grito aterrador que la puso totalmente pálida, las manos le temblaban y enseguida se las llevó a la cara tratando de taparse la boca de la impresión.
Por supuesto eso hizo que tanto Topacio como Milagrito, se alarmaran considerablemente porque no conocían a aquella mujer, al menos Milagrito en el tiempo que ya tenía trabajando en la mansión, era primera vez que la veía.
Roberto se quedó mirándola también un poco aturdido y luego se acercó a ella mientras le decía:
— Alondra, por favor Alondra cálmate no es lo que tú piensas. — le decía Roberto tratando de calmarla, pero sin embargo la mujer no escuchaba de razones, ella no salía de su asombro cuando al ver a Topacio por un momento pensó que se trataba de su difunta hermana Julia. Por supuesto Roberto solo trataba de tranquilizarla y hacerla entender que no era ningún fantasma ni nada parecido ya que lo mismo le acababa de pasar a él.
Alondra estaba despavorida sin reaccionar, definitivamente le había causado tanta impresión el parecido de Topacio con su hermana Julia, que no reaccionaba bajo ninguna circunstancia, sólo decía mientras tartamudeaba:
— E.. Eeella ella es Ju.. Ju.. Julia. No puede ser, Julia está muerta, Noooooo…. ¡Julia está muerta!
Roberto ya desesperado en vista de que Alondra no reaccionaba, enseguida le pegó un grito que provocó la reacción inmediata de ella quedando totalmente paralizada.
Luego Roberto se acercó a ella mientras le decía:
— Discúlpame Alondra, pero no me dejaste otra alternativa, tenía que gritar a ver si así me escuchabas y reaccionabas. Lo que tengo rato tratando de explicarte, es que ella es Topacio y comienza a trabajar a partir de hoy en la mansión como parte de la servidumbre…y… bueno… sí es increíble el gran parecido que tiene con Julia, lamento que la hayas visto así sin antes estar preparada, pero es que yo apenas acabo de enterarme.
Alondra enseguida le respondió:
—¿Pero.. Pero cómo es eso que se va a quedar a trabajar aquí en la mansión? ¿Y de dónde salió esta joven? ¿Tienes alguna referencia? Es que la verdad me has tomado por sorpresa.
Roberto le dijo enseguida :
—Pues así como lo acabas de escuchar Alondra, Topacio se va a quedar en la mansión porque comienza a trabajar hoy mismo, ella acaba de llegar de México y es prima de Milagrito. ¡Ah por cierto! Disculpen que no les haya presentado a Alondra, ella es mi cuñada, era la hermana de mi difunta esposa. —les dijo Roberto a ambas chicas las cuales estaban todavía algo sorprendidas con la reacción que acababa de tener la tal Alondra, que ya la empezaban a ver como una persona no grata para ellas, ya que por la forma tan despectiva como se había dirigido a Topacio, se dieron cuenta de que no era muy amable como lo era Roberto y se veía que además era una persona clasista. Sin embargo Milagrito por ser la más antigua trabajando en esa mansión, fue la primera en extenderle su mano y presentarse mientras le decía de la forma más cordial:
— Mucho gusto, por aquí me tiene a la orden para lo que necesite. — Alondra la miró de arriba abajo y la dejó con la mano extendida, mientras le decía:
— Muy bien, por lo pronto lo que necesito urgente es un trago doble para ver si termino de pasar este susto tan espantoso que me ha causado la presencia de esta joven.
Milagrito enseguida le respondió:
— Sí, inmediatamente se lo sirvo. — Mientras decía eso, le hizo señas a Topacio con la mirada para que también se presentara ante Alondra, ella enseguida le captó lo que ella le quiso decir y se acercó a la mujer mientras le decía:
— Mucho gusto señora Paloma, mi nombre es Topacio y también estoy aquí para servirle.
La cara de Alondra era de molestia al escuchar a Topacio confundir su nombre de esa forma, Milagrito que se encontraba en el bar de la sala sirviendo el trago que le había pedido Alondra, se quedó paralizada y a punto de desmayo al ver que su amiga se había equivocado con el nombre de la mujer y eso podía ocasionar un problema bastante grande por el carácter de Alondra, pero definitivamente el que no aguantaba las ganas de soltar la carcajada sin lugar a dudas era Roberto, que le había parecido muy gracioso la confusión que Topacio había tenido con el nombre de su cuñada.
Pero a la que no le había parecido nada agradable y mucho menos gracioso, era a la misma Alondra, que enseguida no esperó para inyectar su veneno en contra de Topacio:
— ¿Pero cómo te atreves a cambiar mi nombre por ese animal? Claramente Roberto dijo que mi nombre es Alondra, no Paloma o cualquier otra ave que se te ocurra mencionar.
Milagrito enseguida fue corriendo a llevarle el trago a Alondra tratando de que ésta se calmara, enseguida se lo dio mientras le decía muy asustada y nerviosa:
— Aquí está su trago señora Alondra y por favor disculpe a mi prima Topacio, es que ella acaba de llegar de su pueblo y la verdad es que está muy nerviosa porque es su primera vez en esta casa.— Alondra enseguida le contestó:
— ¿Y acaso es muy difícil prestar atención y decir las cosas correctamente? Me parece una total falta de respeto, que confunda mi nombre de Alondra con Paloma.
Topacio que no se quedaba callada ante nadie enseguida le contestó:
— Bueno señora disculpe, la verdad es que no fue mi intención, pero para efectos es lo mismo, las dos son aves, solo me equivoqué en el nombre, pero las dos igual tienen plumas.
Roberto no pudo aguantar las risas y enseguida soltó una carcajada que dejó totalmente impresionada a Alondra. Ella indignada ante tal falta de respeto, enseguida le dijo:
— Ésta chica es una insolente Roberto, y tú en vez de estar riéndote de sus estupideces, deberías llamarle la atención para que me respete. Y además, deberías informarles a las dos de una buena vez, que a partir de hoy voy a vivir en la mansión, por lo que tienen que respetarme y acatar también mis normas.
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