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CORAZÓN BLINDADO II Lágrimas Inocentes

FELIZ CUMPLEAÑOS

Bip… Bip Bip… Bip Bip Bip… Bip Bip Bip Bip… una mano cayó con pesadez sobre el pobre despertador apagándolo de golpe y fue arrastrado bajo las sábanas de seda azules. El dueño de las mismas miró con somnolencia la pantalla comprobando la hora. Siete y quince. Se paró como resorte la cama metiendo sus pies en las pantuflas peludas con forma de pata de oso que tenía y caminó arrastrando los pies hasta el armario. Bostezó sacando la ropa del día y se fue directo al baño…

Lunes, hoy toca azul. Nicholai abrió la ducha dejando el agua tibia mojar su rostro y terminar de despertarlo. Lavó su larga cabellera con el shampoo de “Star Wars” que le regaló Mina en navidad y luego de una buena ducha salió ya vestido para ir a la oficina. Saco y pantalones de vestir azules, camisa blanca de cuello redondo y unos tennis “Converse” rojos con agujetas blancas. Se colgó el crucifijo al cuello como todos lo días y se acomodó el cabello en el espejo. Se miró conforme y guardó el peine en su bolsillo cogiendo los anteojos sobre la cajonera. Había cambiado pero no demasiado. Su cabello era un poco más largo llegándole hasta debajo de los hombros, un físico un poco más marcado y acentuado pues se dedicó algo más a hacer deporte, empezó a ir al gimnasio y regresó a entrenar con Lucca. Nico tenía nociones de ello porque cuando era más niño practicaban con su padre pero lo fue dejando. Retomó aquello ahora que dirigía DOME Italia porque “quería poner el ejemplo” y solía decir, si yo puedo hacerlo los demás también. Además dejó de vestir tan formal y puso su toque al guardarropa. Podía decirse que era más “él mismo” ahora y estaba conforme con ello. Sonrió contento, otro día, otra nueva oportunidad. Era un joven entusiasta y con mucha energía, y se había propuesto a si mismo que sin importar qué pase, él podía con el reto.

Habían pasado casi dos años desde la boda, mismo tiempo que él llevaba a cargo de DOME Italia y tal como todos esperaban las cosas mejoraron enormemente con Nicholai Hoo Suin como el CEO de la empresa. Lucca era el jefe de operaciones y se encargaba de coordinar todos los asuntos relacionados con servicios y clientes, así como de verificar que todo en la academia esté yendo como debe ser. Ya que Nico no podía estar en ambos lados al mismo tiempo se dividieron el trabajo y mientras el joven Hoo Suin revisaba y mantenía andando el corporativo Lucca veía el paso en la academia. ¿Y Lucy? Bueno, le faltaba un año para recibirse en negocios internacionales, le iba muy bien en la carrera y tenía excelentes notas, decidió volver a echar a andar la finca y regresaron al campo del vino, trabajo que fue la pasión de su madre, además de sus obras benéficas claro. Poco a poco iba ganando terreno en el negocio y con un poco de ayuda de su novio y su hermano no era tan pesada la carga. Así era la vida de los más jóvenes en la familia. Cada uno luchando por superarse y crecer, así como sus padres, y ahora Mina, les enseñaron.

Nico hurgaba en la nevera para ver si comía algo rápido, su teléfono sonó y el chico aceptó la videollamada. Unos ojitos grises aparecieron en la pantalla y el muchacho echó a reír oyendo la voz de Mina “regañando” al pequeño ladrón que se robó el teléfono.

-Noah, da…dame eso… ¡ay Dios mío!

-jajaja, ¡hola! -saludó el muchacho contento- ¡buenos días Mina!

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS! -exclamó la muchacha apenas pudo quitarle el teléfono al pequeño pelirrojo que tenía en brazos.

-¡oh, te acordaste! -sonrió- Gracias, hey, ¡Hola Noah! Hola chiquis… ¿cómo estás? Chispas, está grandote, ya tiene rato que no lo veía Mina…

Nicholai miró con ternura al pequeño al otro lado de la pantalla. Una bolita rechoncha envuelta en un mameluco rojo como su cabello, con algunos rizos revueltos, su piel blanca y ojos grises de intenso color en sus irises, igual que su padre. Noah, su adoración por cierto, y él consentido de la famila, ¡hasta de Lilly! ¡Era al único que le daba de sus patatas! Ya ni Catalina tenía ese privilegio, y aunque el peque solo las chupaba con gusto a Lilly le fascinaba verlo “comer”. Nico estuvo feliz de recibir la llamada, los extrañaba mucho y no había podido viajar a verlos, pero ya pronto lo haría.

-si, la verdad tienes razón, crece muy rápido… ¡te extrañamos mucho Nico!

-y yo a ustedes, quiero ver si viajamos este fin de mes.

-¿como va todo?

-tranquilo, ya sabes, ya cerramos la investigación con lo de Capricci y si hubo mucha gente que estaba enterada, ya papá salió para allá, solo firmó con el juez.

-¿sabes si llega hoy? -preguntó dejando al pequeño en su sillita y mirando la pantalla del teléfono. Nicholai encontró a una hermosa mujer con el cabello algo más corto y grafilado, labios rojos y uniforme ejecutivo. Seguro iba para la escuela. No pudo dejar de notar lo linda que lucía.

-si pero creo que ya muy noche, no sé si voló con escala. Pero no te preocupes, doña Adelita vio que desayune y ayer fuimos a cenar todos por mi cumpleaños, lastima que no pudiste venir tú…-dijo algo triste.

-es que Noah está resfriado… pero te veo en unos días ¿no? Salúdame a “los tortolitos” y… de nuevo, feliz cumpleaños, mi niño, te quiero mil, ¿lo sabes?

-y yo a ti, besos, me tengo que ir a la ofi, cuida mucho a Noah… ¡bye!

Colgó el teléfono y salió de prisa con el auto. Se llevó un pan tostado en la boca y su portafolios negro, lo tiró en el asiento del copiloto y salió manejando rumbo a la oficina, mientras en su radio sonaba alguna canción random, Lucca se fue más temprano porque él iba a la academia y Lucy tenía clases, quedaron en verse los tres para almorzar así que de momento Nico no tenía nada planeado.

Condujo sin prisa hasta entrar a la ciudad, como todavía tenía tiempo decidió consentirse un poco y fue por un café, se le antojaba uno de esos panecillos dulces, así que se paró en una de las cafeterías del centro donde su padre compró esos postres tan ricos aquella vez, entró y se quedó de pie unos minutos frente a la vitrina mirando con atención a ver cuál llamaba su atención…

*********

El ruido del celular programado con la alarma apenas y sonó una vez, de inmediato fue apagado por un par de veloces dedos. Ella se levantó de la cama y la tendió con rapidez. Descalza y a paso veloz se encaminó al fregadero de la pequeña pieza y abrió la llave dejando el agua fría correr y lavándose de prisa la cara.

El espejo reflejó un rostro cansado y carente de emociones, la chica tomó la liga colgada en un clavo de la pared y se ató el largo cabello negro en una coleta alta. Todavía le dolía el cuerpo por la noche anterior, esos bastardos se quisieron pasar de listos…

la chica tomó la cosmetiquera en el estante y sacó algunas cosas. Con habilidad maestra maquilló las ojeras y ese golpe cerca del labio que le valió a esos tres estupidos la paliza del siglo. Listo. Volvió su vista al espejo. El reflejo le devolvió la imagen de un cuarto pequeño y lúgubre, cortinas grises y apenas remozado. Solo había más que lo necesario. Una cama, el espejo y el lavabo, una hornilla y una pequeña puerta que daba al inodoro. La luz parpadeante del foco en el techo y un ventilador que oscilaba con movimientos lentamente hipnóticos. Ella suspira una vez más. Otro día, otra pesadilla… miró las rosas negras tatuadas en cada una de sus muñecas y lamentó una vez más el que esas heridas no fueran suficiente para privarla de su vida. Estaba mucho peor ahora que entonces…

La puerta se abrió y ella miró con desdén como un apuesto hombre, joven de ojos verdes y cabello rubio bien recortado, le miraba de arriba hacia abajo, deteniéndose en sus piernas, desnudas y apenas cubiertas con el camisón blanco que traía. Ella cruza los brazos frente al pecho en señal que no le gusta tal escrutinio, el hombre sonríe captando la indirecta, que fue bastante directa mas bien.

-¿amanecimos de malas “diablita”? -dijo con un marcado acento extranjero, muy parecido al de ella solo que en la chica era más sutil.

-hn. -fue todo lo que contestó. El ceño fruncido y sin moverse de su posición. El joven arrojó a la cama lo que traía en las manos.

-vístete, Nathaniel quiere verte…

-bien, también quiero ver a ese “idiot” y decirle un par de cosas…-dijo de mala gana cogiendo el vestido ceñido en tono arena que el joven dejó sobre la cama. -¿no piensas “largarrte”? Me voy a cambiar…

-pensé en ver el “espectáculo” si quieres hasta te ayudo, muñeca… -dijo sonriendo de lado mientras recorría esas curvas con la mirada encendida. Ella sin decir nada se giró y tiró una patada directa a la mandíbula del rubio que lo dejó en el suelo algo descolocado, el tipo le miró furioso y se levantó amenazante, a lo que ella alzó los puños y se puso en guardia. Entonces él retrocedió.

-¡lárrgate Viktor! ¡¡O no respondo!! -rugió la chica con furia y él se echó hacia atrás furioso pero no intentó nada más.

-desgraciada… ¡maldita chiquilla “soberrbia”! Un día Nathaniel se va a hartar de ti y entonces… ¡entonces vas a “serr” mía! -gruñó el rubio saliendo del cuarto y aporreando la puerta.

Una vez cerró ella se dejó caer en el piso con un par de lágrimas silenciosas. Genial, ahora también le dolía el pie. Tenía que recordar jamás atacar con el cuerpo desnudo, un día se rompería un hueso…

“Bueno, no es algo que no haya pasado…” pensó con cierta ironía. Se puso el vestido Justo a tiempo. Otro hombre idéntico al anterior entró por la misma puerta, este un tanto más arreglado que el primero. Traje fino y elegante, cabello arreglado y hasta corbata. La pobre chica se levantó apenas le miró, sintió el mismo escrutinio a su frágil cuerpo por parte de este sujeto más fue incapaz de decir nada… él se acercó y con cierta brusquedad la tomó del mentón mirándole fijamente. Ella tembló ante esos intensos ojos verdes y él pareció sonreír…

-mira nada más…-siseó con una voz ronca y varonil sin soltar a la joven- ¿quién le hizo daño a mi muñeca?

-¡¡los “trres” imbeciles de ayer!! -replicó con enojo ella -¡dijeron que tú los mandaste!

-pues si, lo hice, pero no tenían por qué lastimarte… les dije que fueran “delicados” con mi juguete…-sonrió acariciando su rostro, pasando los dedos sobre el morado apenas visible bajo el maquillaje. Ella apartó la cara y lo empujó todavía más enojada.

-¡¡cierta tus “trratos” tú mismo, “idiot”!! ¡Al próximo que intente tocarme sin perrmiso lo mando al infierno!

-jajaja… bien, bien. Lo admito, fue un “last resort” un último recurso… pero es que tú tienes la culpa, mi diabla… tu los hechizas, les encantas…-el rodeó su cintura y la atrajo más a su atlético y musculoso cuerpo, la joven lo empujó con violencia y retrocedió.

-no soy moneda de cambio, imbécil, ¡no, es NO!…

-¡jajajaja! -rió sonriendo de lado, y ella vio en sus ojos la mirada de depredador- ¡por eso me encantas Anya! Y sabes, tienes razón, no eres moneda de cambio… tú eres solo mía…

Ella retrocedió más viéndolo quitarse el cinturón, tembló, no otra vez… ¡por lo menos no se lo pondría fácil! No le importaba que el hombre frente a ella fuera Nathaniel Glaskov, ¡¡ella no era juguete de nadie!!

El rubio se divertía de lo lindo sometiendo a esa fierecilla. Nunca se lo ponía fácil, cierto, y eso era lo que más le gustaba de ella, era altiva, orgullosa… pero al final sabía que le daría lo que quisiera… con mucho trabajo logró sujetarla y la tiró de espaldas a la cama poniendo su rodilla entre las piernas de la joven…

-Feliz cumpleaños Anya… -susurró a su oído con una risa perversa, y ella solo cerró los ojos apretándolos con fuerza. El móvil sonó y el rubio tuvo que dejar a un lado la diversión y contestar, trabajo es trabajo….

Anya escuchó una plática en ruso y permaneció quieta en su lugar tratando de entender lo mejor posible. Llamó su atención el que Nathaniel mencionara a la policía, también la palabra fiesta. Eso si era extraño porque no solían “convivir” directamente con la ley. Como vio que la plática duró de más se atrevió a moverse quedando sentada. Poco después el rubio colgó y miró a la muchacha con cierta decepción.

-bueno, tendremos que posponer la diversión, “perro” vamos, sal de aquí y dile a Christov que te lleve a tu cuarto… necesito que te pongas bella, mi diabla, “quierro” que estés irresistible esta noche…

-¿esta noche?

-si, iremos a una fiesta… -sonrió con malicia- uno de los socios de los DiMarco da una gala esta noche y nosotros “darremos” el golpe.

-estás loco Nathaniel, ¡esos tipos “contrrolan” todo aquí! Incluso a la policía, ¿como “saves” que no es una trap para cogerte?

-solo haz lo que te digo. Además, contigo a mi lado nadie podrrá tocarme…

Anya no respiró tranquila hasta que lo vio salir del cuarto. Bueno, al menos ya no pensaba mantenerla de castigo. No le gustó mucho la idea de que su juguete intentara quitarse la vida por segunda vez. Pero ella prefería una eternidad en el infierno que seguir un día más al lado de ese maldito abusador. Aunque… si escapara ¿a dónde iría? ¿Qué podía hacer? Desde que era una niña vivía este tormento, no tenía familia, tampoco papeles, era un fantasma en la sociedad en que vivía, y si moría o desaparecía no le importaría a nadie. Ni siquiera a él. Era tal y como dijo Nathaniel: una muñeca, un juguete. El juguete preferido del maldito jefe de un cartel ruso que intentaba penetrar en Italia. Solo que ese terreno era del clan DiMarco. Ellos ya tenían controladas todas las rutas y cubierto cada punto, hasta el comisionado de policía era aliado suyo, era imposible que no supieran que estaban ahí…

-Estan tendiendo la “carrnada” y vamos derechito al sedal…

Anya se sobresaltó cuando entró otro de sus hombres, uno alto de cabellera castaña y traje gris. Con un semblante más amable que el de los otros dos. Christov, guardia de Nathaniel y el único que la trataba bien, ver que se trataba de él y no de Viktor, el gemelo de Nathaniel, le dio más tranquilidad. El joven le miró con cierta tristeza…

-¿you all Right Nia? -preguntó si estaba bien. Lo malo de Chris es que solo hablaba en inglés, lo bueno de Anya, que hablaba cinco idiomas y entendía otros tantos.

-yeah, thanks. -respondió la joven suspirando.

-c’mon, let’s get out this hole, girl. - “salgamos de este agujero, niña” dijo. Anya sonrió un poco.

-ok.

-oh, hey, happy b’day Nia -sonrió un poco y sacó del bolsillo una barra de chocolate, Anya la tomó y esbozó una fugaz sonrisa.

-thanks Chris…

Luego ella lo siguió y ambos salieron de la celda.

LA FIESTA

Nico llego a la oficina y fue recibido entre saludos y felicitaciónes de todo su equipo de trabajo. Una guapa chica de cabello castaño y luces rubias se acercó corriendo y lo abrazó posando un gran beso en su mejilla. Nicholai suspiró algo desganado y luego le sonrió.

-¡hola mi amor! -exclamó la joven contenta. -feliz cumpleaños, baby…

-hola Belle…gracias. -dijo soltándose del abrazo de la chica. Gentil por supuesto, pero no le gustaba mucho lo empalagosa que era.

Belle Whilliams era la hija del comisionado de policía, hombre con el que había estado trabajando muy de cerca desde lo que pasó en la academia. Su hija se había encandilado con Nicholai desde que coincidieron en una de tantas fiestas y la chica se las ingenió para meterse hasta en su sopa. De algún modo Nico terminó saliendo con ella, no era algo formal, por supuesto, pero el comisionado no dejaba de insistir en “cuando pedía la mano de su princesa” y la verdad era que él no estaba realmente interesado.

-por cierto, ¿ya te dijo papá de tu fiesta sorpresa?

-umm… ¿que fiesta? -dijo nervioso. Nadie dijo nada sobre una fiesta, él odiaba las fiestas. ¡No era bueno socializando y sus amigos cercanos ya lo sabían! Pero como siempre Belle hacía lo que quería.

-ups, pues entonces ¡sorpresa! Jeje, papá te preparó una gala en el local presidencial. ¿No te encanta? Me compré un vestido ¡divino!…

-Eh, Belle, espera… yo no… -otro suspiro- umm… no me gustan las fiestas, además estoy muy ocupado…

-no puedes decir que no, todo el mundo irá Nick… “porfa”… -ella le puso unos ojos de cachorrito regañado y él se rascó la melena contrariado.

-pues… ya que insistes…-dijo resignado. Ya tenía planes, joder. Una pizza, monopoly con sus hermanos y un poco de vodka de fresa… aparte como le chocaba que le llamara “Nick”

-¡Gracias mi vida! Entonces te veo a las ocho, no llegues tarde. ¡Ciao!

Ella plantó nuevamente un beso en la mejilla al muchacho y salió casi corriendo del lobby chillando sabe Dios que tantas cosas que tenían que preparar para la noche, el joven meneó la cabeza. “Dios, dame paciencia…” no podía creer que le estuvo esperando. Tenía que admitir que era lindo que ella estuviera al pendiente, pero era como una chiquilla y él ya se sentía más maduro como para estar jugando con niñas. Además, la mujer que le robó el corazón dejó muy “alta la vara” como decía Lucca, y difícilmente hallaba una con cualidades semejantes. Sabía que como Mina no iba a encontrar otra igual, pero… pero bueno, Seguramente con paciencia y tiempo aparecería otra dueña para su corazón. Ella ya no dolía, y la amaba muchísimo, como a una gran amiga, no podía decir que como una hermana o a una madrastra porque seria mentir. Era un sentimiento complicado. Pero ahí estaba y siempre sería para ella.

-¡hey, cumpleañero! -Lucca se aproximó y le dio un fuerte abrazo. -felicidades bro.

-Gracias…-Lucca le entregó un pequeño paquete azul que Nico desenvolvió con cuidado hallando un anillo grueso de plata con una piedra azul clara, muy hermosa. El joven sonrió contento.- ¡está padrísimo! No te hubieras molestado… me encanta, hermano.

-nah, después del carrito que te dio papi ayer esto es nada… -rió divertido. Si, Nicholai tenía que admitir que el soberbio jaguar negro estacionado en su lugar de siempre, fue algo más de lo que esperaba.

-aun así, es genial. -sonrió de nuevo y se lo puso ahí mismo.

-¿y que te dio tu novia? -dijo el moreno risueño, Nicholai se estremeció un poco recordando lo de la fiesta.

-ay no, ni me digas. Belle organizó una fiesta, y su papá de solapa que todo le consiente, ¡no tengo la menor gana de ir, bro! Aparte, ¡no es mi novia!

-¿una fiesta con el comisionado de policía? -Lucca se quedó pensando un poco.

-si, pero no pienso ir. Le diré que me surgió algo, o yo que sé, pero lo que sea para no ir-dijo andando hacia su oficina, el moreno le siguió y subieron al elevador.

-no, ¿que dices? Tenemos que ir. Piensa Nico, ¿sabes cuantos de sus amigos están metidos hasta el cuello en “tú sabes qué” cosas? Es buena oportunidad para conocer a sus allegados así sabremos donde buscar…

-eso es cierto. Pero te juro que no quiero tener que lidiar con Belle, ¿Lucca que hago? es muy linda y todo, pero no siento nada por ella, me siento un canalla… no quiero lastimarla.

-pues habla con Belle, Nico. Se que no quieres herirla, pero yo creo que de veras le gustas, mientras más tiempo pase más le dolerá. -Nicholai suspiró dándole la razón a su hermano.

-supongo… pero no soy bueno en eso…

-mira, ve con ella a la fiesta al menos, lo hizo por ti. Aunque no te gustan las reuniones así, ella bueno… tal vez no lo sabe. O quizá intenta animarte un poco. Después hablas con calma con ella y le explicas lo que sientes. Créeme es mejor ser honesto.

-si. Y ahora qué me dijiste lo de los colegas del comisionado no hay manera de saltarme la mentada fiesta… uff a veces te odio hermano…

-jajaja, ni modo, eres responsable. Además hemos buscado una oportunidad por meses… no podemos dejar ir este chance.

-ok. Te veo en casa por la tarde, y por favor dile a Lucy que vamos en plan de trabajo, no quiero a mi hermana en ese nido de ratas.

-¡enterado jefe! -exclamó como si saludara a un Coronel del ejército, Nico echó a reír.

-jajaja ¡baboso…! -salieron del elevador y cada uno se dirigió a su oficina.

Lucca sólo revisaría unas cosas y se iba para la academia, tenía que dejar todo listo antes del medio día ya que habían quedado en ir a almorzar juntos y como ahora tenía el compromiso con Nico de la gala en la noche ya no podría quedarse tarde. El moreno se sentó y encendió su ordenador Justo en el momento en que sonaba su teléfono, sonrió al ver en la pantalla la palabra “princesa” y contestó.

-hola nena, buenos días.

-“amor, ¿vas a pasar por mi para el almuerzo con Nico o te veo en la academia?” -respondía la voz al otro lado de la bocina.

-si quieres voy por tí bebé, así no mueves tu carro. ¿Ya saliste de tu primera clase?

-no, me tocó presentar un tema y terminé, estoy esperando a que acabe el que sigue… pero quise llamarte, te extraño Lucca…-dijo Lucy entre risas.

-también yo. Pero nos vemos al ratito, princesa, yo paso a verte. ¿Te llevo algo?

-¡un frappé! -sonrió.

-bueno, te lo llevo. Ah si, en la noche tengo una reunión con Nico. Le organizaron una fiesta por la hija del comisionado…

-¡yo voy! -exclamó contenta- Belle es mi amiga, seguro que la veré ahí.

-eh, es que Nico dijo que no quiere que vayas…-dijo un tanto dudoso. Se veía venir una de sus rabietas. Lucy era una novia adorable y tenían una linda relación, pero a veces se le salía lo caprichosa y… bueno. Era difícil tratar con ella así.

-¿como que no? ¡Soy su hermana! -se quejó. Lucca casi podía ver su carita arrugando las cejas aunque estuviera al otro lado de la bocina. -¡no puedo creer que no me deje ir a una fiesta!

-es… es que no queremos tardar… ademas es más por trabajo, cariño, sabes que Nico ya tenía planes…-explicó tratando de ser paciente

-¡uy si, pizza y Monopoly! Gran celebración.

-conoces a tu hermano, amor, no le gustan las fiestas ni nada. Por favor, Lucy, no te enojes…

-Lucca, ¡sabes que me encantan esas galas! Además Belle es mi amiga, ¡Nico no puede hacerle eso a su novia!

-mira bebé, te lo compenso luego ¿si? El fin de semana… salimos, vamos a bailar, luego a cenar y … nos damos una vuelta por la playa…-Lucy sonrió mordiéndose el labio. Eso sonaba muy tentador.

-¿solos?

-claro… ¿qué dices? El mar, Champagne… tú y yo bajo las estrellas… no sé, piénsalo. -rió travieso.

-bueno ya, me convenciste. -dijo totalmente atrapada con la idea- pero de veras que Nico se pasó conmigo esta vez. Te veo al rato amor, ya terminó mi compañero…

-claro. Te amo…-sonrió al escucharla devolver la frase y colgar el teléfono. Uff. Eso si que fue difícil, pero ya había aprendido a manejar las cosas.

Lucy no tenía idea de los problemas que había. Mucho menos que Su hermano y él llevaban casi dos años cazando al clan DiMarco, Lucca necesitaba respuestas y ellos quisieron meterse en DOME, se aliaron con Diego Capricci y parte de los negocios turbios que pretendían concretar pasarían por la academia, pero claro, ellos no dejarían que eso pasara. Nico se movió más rápido de lo que él mismo hubiera pensado y en poco tiempo tenía apoyo internacional, CIA, Interpool y otros por ahí. Ni el mismo Matthew hubiera actuado de tal manera. Su tío era más visceral, hubiera actuado él mismo y usado a los agentes para operativos internos, cosa que tampoco era mala idea, ya que la policía no movería un músculo, pero también era una empresa peligrosa, Nico por otro lado era más frío y calculador, supo moverse bien y hablar con la gente correcta, lo sorprendió muchísimo cuánto había crecido. Lucca DiMarco era quizás la única persona que conocía a Nicholai Hoo Suin como realmente era… Nico tenía el rostro y la personalidad de un niño, pero guardaba dentro un monstruo dormido, y no querías despertarlo, o realmente conocerías el miedo…

Nicholai entró a su oficina y cerró con llave. Se dejó caer en el diván café que tenía en la pequeña sala de estar que estaba junto a la puerta corrediza del balcón mirando al techo como si fuera lo más interesante del mundo. Haría un par de llamadas rápidas para informar de la reunión a sus contactos, tal vez Lucca tenía razón y era posible que algo ocurriera, por eso estaría preparado. Tenía que ser cuidadoso, su padre empezaba a sospechar, y no quería que se involucrara en el asunto.

“Tienes a quien proteger y por quien vivir… pero yo… yo soy reemplazable…”

suspiró con cierta tristeza, a pesar de que todo iba muy bien y la vida le sonreía, ese vacío en su corazón cada vez se hacía más grande, y ya no encontraba cómo llenarlo. Mejor no pensar en ello. Se permitió un momento para relajarse y luego de cerrar los ojos unos minutos se levantó, bien, hora de trabajar.

¡TODO POR ESE BESO!

Aparcó el hermoso auto negro último modelo frente al local. Muchas otras personalidades también se encontraban ahí, eso no le gustaba demasiado que digamos. Belle le dijo que iba a ser una reunión pero no un evento masivo. “Buitres” pensó torciendo un poco la boca. Lucca rió con suavidad y le dio un ligero codazo, el rubio volteó a mirarle con un gesto de fastidio bajo sus delgadas gafas

-vamos, esfuérzate un poco, todos notarán que no estás a gusto, bro.

-¿se nota que no es mi ambiente? -dijo algo apenado

-a kilómetros -El moreno rió.

Fue como si activaran un swich en la memoria de Nico, como si desbloquearan un recuerdo. Unos ojos azul cristal y labios rojos como cerezas, ella y él tuvieron la misma charla esa noche en el bar. El rubio sonrió acalorado y Lucca no entendía ni jota. ¿Que bichó le picó? Pero Nico estaba más absorto recordando su primer beso. Si. Nunca pensó en ello, y no supo por qué de pronto ese pequeño detalle sin importancia saltó a su mente precisamente hoy, pero ese fue su primer beso. El no tenía facultades para hablar con mujeres, no hasta que Mina lo ayudó a superar ese problema, entonces si no podía hablarles menos pensar en besar a una chica. Esa noche sucedió sin que él esperara nada. Ella tiró de su corbata y se apoderó de sus labios virgenes con maestría experta. Sintió como su lengua lo dominaba por completo y el dulce sabor a fresas del vodka intoxicando su paladar. Fue delicioso, apasionante, sublime. Tal vez de ahí le vino esa afición por el vodka de fresa que no dejaba pasar. Se le hizo un gusto culpable. Y era raro porque las bebidas dulces eran más para mujeres. Tal vez era su subconsciente, que evocaba ese recuerdo neblinoso cada vez que un trago de ese licor pasaba por su garganta. Nico apretó los labios y se los mojó con la lengua con disimulo. Dios, por que hoy, por qué Justo ahora. Por qué su cerebro idiota no meditó las cosas hasta mucho después. Ahora ese pequeño detalle estaba en su cabeza, y estaría pensando en una extraña mientras bailaba con Belle. Eso era el colmo del descaro, y aunque solo él lo supiera (porque jamás le dijo a Lucca lo qué pasó aquella noche) no podía evitar sentirse culpable.

-hey, bro ¿todo bien? -el moreno lo regresó a la realidad y mentalmente se maldijo, hubiera deseado quedarse en sus recuerdos un poco más. Sonrió tratando de volver a enterrar esa sugestiva memoria y asintió.

-si, lo siento. Es que… recordé un pendiente que tenía. No importa. Vamos, al mal paso darle prisa…

Ambos entraron al local, y más de una dama les siguió con la mirada. Eran como el Ying y el Yang, Lucca enfundado en su traje Armani de corte europeo, negro y sobrio, corbata roja y pañuelo a juego, su cabello peinado y acomodado a la moda con algunos mechones rebeldes a un lado enmarcando ese lindo rostro. Nicholai con un traje claro, corbata negra y zapatos de vestir, se dejó el cabello suelto y las gafas delgadas de armazón rojo le daban un toque de sutil elegancia que las mujeres no pudieron ignorar. Apenas les reconocieron más de uno fue a estrechar la mano del festejado y desearle felicidades. Nico tuvo que hacer acopio de paciencia para no irritarse con tanta hipocresía y Lucca observando ávidamente memorizaba nombres y caras, ¿cuantos de estos gordos opulentos amasaron sus fortunas con dinero manchado de sangre? Si, era repugnante. Y más todavía para el, saber que por sus venas corría la misma sangre que los que hacían posible eso; que tipos como estos hincharan sus bolsillos con dinero sucio mientras inocentes pagaban por ello…

-¡baby! -una linda chica de cabellos cortos y castaños con luces rubias en un vestido dorado y corto de tirantes delgados abrazó a Nicholai delante de todos, el joven sonrió un poco- ¡Felicidades mi amor!

-Gracias Belle. -antes que ella intentara besarle el dio un tímido beso en la mejilla de la chica y ella tuvo que contentarse con eso. Belle Whilliams se estaba impacientado ¿cuando Nicholai le daría un beso como dios manda?

-ven, papá quería saludarte. Ah, hola Lucca, ¿y Lucy?

-en casa terminando un proyecto -ok, una mentira piadosa no hacía daño a nadie, pensó el joven con cierto remordimiento, pues sabía que su rubia traviesa se moría por ir pero Nico dijo no, y bueno, él era el jefe.

-lástima, me la saludas mucho, perdona, me robo a mi novio un ratito, su suegro pregunta por él. - la chica sonrió contenta y Nico hizo un gesto que solo su hermano entendió, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reírse del pobre rubio.

-claro diviértanse…

Nico fue arrastrado por la chica y suspiró pidiendo a los dioses paciencia para soportar la noche. De pronto algo llamó su atención. Una pareja pasó al lado suyo y el rubio no pudo evitar voltear. La hermosa joven que iba con ese hombre capturó sus pupilas casi al instante, no solo por lo bella que lucía con ese vestido negro brillante abierto en una pierna, hombros desnudos y con el escote en la espalda, sino por el tatuaje de alas de ángel en su espalda….

-es ella…-murmuró atontado.

-¿qué pasó amor? -preguntó Belle mirándole, Nico tuvo que apartar la vista para contestarle y cuando volvió a mirar los había perdido entre la gente.

-papi, mira, ya llegó Nick, -la muchacha saludó a su padre contenta y el comisionado movió su enorme barriga para levantarse a saludar al festejado, Nico tuvo que fingir otra sonrisa y seguir el hilo de la conversación vacía que empezaba el señor, pero sus ojos recorrían todo el enorme local buscando a la chica del tatuaje.

-eh, es un gusto verle comisionado, gracias por la fiesta. -dijo elocuente, pero por dentro tenía ganas de quitarlo del camino y salir corriendo. Belle se colgó de su brazo feliz.

-bueno papi, ya déjamelo un rato para que bailemos…

-seguro, jajaja ay, los enamorados. Bueno vayan y disfruten la fiesta…

-con su permiso. Belle, ¿me das un minuto? Debo ir al sanitario. -dijo lo primero que se le ocurrió para zafarse y fue directo a donde los vio hace rato.

Estaba seguro que era ella, no podía equivocarse, ese tatuaje tan especial no lo había visto de nuevo. Además era idéntica, piel blanca, cabellera espesa y negra como la noche, ojos azules y labios tentadoramente rojos. ¿Por qué la buscaba? ¿Por qué quería volver a verla? Quizá solo para darle las gracias por haberlo ayudado aquella vez, quizá era porque hasta hace un momento su corazón latió como loco recordando ese primer beso tan ardiente que ella le había dado… ¿quién sabe? Solo sabía que quería volver a verla… y hasta hace un momento no se sentía así. ¡Todo por ese beso!

-una mujer así no puede pasar sin ser vista…-se dijo a sí mismo pensando.

Mientras tanto ella estaba en la pista bailando con el rubio una canción lenta. Anya podía sentir las miradas de más de uno sobre ella. Nathaniel sonrió de lado abrazando las caderas de la chica y pegándola a su cuerpo, presumiéndola. “Es mía” decía su ademán. Ella apartó la mirada de esos ojos verdes y suspiró discretamente. Lograron entrar a la fiesta y era hora de empezar el plan. Nathaniel acarició su hombro con lujuria oliendo el perfume avainillado de su nívea piel. Acercó su rostro al cuello de la chica y le susurró al oído.

-lo hiciste de nuevo, mi diabla, los tienes embobados… “perro” no olvides tu “trrabajo” encárgate del objetivo.

-si no me sueltas, no puedo. -dijo enojada.

Nathaniel tenía sus motivos para no quitarle el ojo de encima, ella tal vez trataría de huir. No sería la primera vez, por eso tenía que mantenerla en la celda de castigo. Anya era un zorra astuta, la última vez le costó mucho trabajo atraparla y cuando lo logró ella lo descuidó y se cortó las venas. Dijo “antes muerta que volver contigo” pero no le funcionó. Y no pensaba dejarla ir así nada más. No solo tenía un encanto que cautivaba a cualquiera que le mirara, Anya era una joya. La tenían desde que era una niña, fue entrenada con el resto de las que secuestraron pero fue la única que logró sobrevivir, eso la hizo fuerte y dura. tenía una inteligencia prodigiosa, hablaba cinco idiomas, dominaba muy bien varias disciplinas y sabía manejar diferentes armas, terminaba los trabajos con rapidez y se había hecho muy hábil negociando, por eso muchos la llamaban “la diabla rusa” Además tenía una belleza fuera de lo común. Su encanto logró que cerrara más de un trato con varios de sus socios y más de uno le había hecho generosas ofertas por “su diabla” pero él no era idiota, no la dejaría ir tan fácil.

Decidió que ella estaba en lo cierto así que la dejó, no sin antes recordarle que el lugar estaba rodeado y que no intentara nada estupido.

-no me amenaces, Nathaniel…-lo encaró la chica.

-sabes que a donde huyas te encontraré así que mejor no pierdas tu tiempo… nos vemos, niña…

Anya suspiró y comenzó a buscar a su objetivo. Le indicaron que tenía que cargarse al socio del comisionado de policía, el que dirigía la seguridad privada. Le dijeron que lo anunciarían al cortar el pastel, y que mientras tanto esperara. Decidió ir por algo de tomar…

Nico estaba a punto de rendirse cuando halló lo que buscaba en la barra del local, ahí donde los meseros servían las copas. Ella caminaba a paso lento y al rubio se le detuvo el tiempo un momento. No pensó, solo actuó. En dos pasos ya estaba detrás y cuando la chica llamó al barman alguien más ordenó por ella…

-vodka de fresa con mucho hielo…-Anya se giró y sus ojos encontraron a un guapísimo y joven hombre de cabellos rubios muy claros y profundos ojos azules, una argolla de plata en la oreja y sonrisa encantadora. -hey, qué tal…

-¿nos conocemos? -dijo dudosa. El muchacho rió suavemente y asintió. Anya volvió a mirarle fijamente y reconoció esos ojos inocentes y puros…

-¿cachorro?… tú “erres” ese chico lindo del bar de aquella vez…

-me recuerdas entonces, que bueno. -Nico pareció contento, el barman trajo su trago y se lo entregó a la chica.

-¿qué haces tú aquí? No “esperraba” volver a verte.

-me arrastraron. -dijo simplemente y se encogió de hombros. -¿y tú? Viniste con tu novio, supongo.

-¿mi novio?

-el tipo con el que entraste.

-¿me viste entrar? -Anya esbozó una fugaz sonrisa.

-es… es difícil no ver a una mujer tan hermosa…-el rubio no supo de dónde salieron esas palabras, su lengua se movió sola. Un sonrojo en las blancas mejillas de la chica y supo que dijo lo correcto.

-oh, yo… bueno, gracias. -Anya sintió un cosquilleo en el estómago, era el primer cumplido decente que había recibido en mucho tiempo. Además este chico no era como “ellos” él no era un lobo más. Algo en esos ojos limpios y brillantes le decía que él era especial. -el tipo con el que vine no es mi novio. Es… es mi jefe.

-¿entonces estás aquí por trabajo otra vez? Oh… ummm, perdona si te interrumpo.

-no, de hecho, “prefierro” estar contigo que con “cualquierra” de estos tipos. Eres Nico, ¿no?

-¿lo recuerdas? -el amplió más esa sonrisa. Entonces tal vez pensó en él alguna vez. Anya asintió. Era difícil olvidar a alguien así. El mundo en que se movía estaba lleno de escoria humana, un alma limpia era rara de mirar…-quieres… ¿quieres bailar un rato?

La chica sonrió una vez más y tomó su mano dirigiéndose a la pista donde estaban las parejas. Nico estaba contento, se quejó mucho para venir pero ¡mira como son las cosas!

-no creí que recordaras mi nombre… -dijo moviéndose lento y elegante con la musica, la chica encontró que, al contrario de lo que parecía, no era un lindo cachorrito perdido, era un hombre galante, y… un muy buen bailarín también. Recordó esa noche en el bar, y como por arte de magia también ese beso en la barra. Un beso dulce, unos labios inocentes que correspondieron con torpeza a su destreza maestra… recordar aquello hizo que Anya perdiera el piso unos instantes. Se olvidó de quién era ella y lo que tenía que hacer, solo quería disfrutar esos minutos mágicos que hicieron que valiera la pena despertar el día de hoy…

-digamos que también… también eres difícil de olvidar… Nico…

-de hecho, mi nombre es Nicholai. -el muchacho sonrió y Anya sintió como el piso se alejaba de sus pies… Nicholai… ¡era en nombre del socio al que estaban buscando!

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