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Las Flores De Miel

1 Capitulo *Casarse*

No deberíamos de juzgar o pensar cosas erróneas por rumores y chismes que las personas inventan, además si no tienen fundamentos, ya que las personas se pueden confundir de cuál es la verdad y cuál es la mentira; ya sea pequeño o grande por lo que debemos primero averiguar si lo que se dice de boca en boca es cierto o simplemente una falacia.

Ella se encontraba con la nariz metida en un libro de la biblioteca de la casa, al igual que está tan concentrada en ello que oír el leve crujido de la puerta al abrir no pudo percatarse; sin más un fuerte grito de su padre, la espanto cerrando de pronto el libro golpeándose en el rostro con el mismo no tan duro pero sí dejando un diminuto dolor.

—¡Señorita, perdoné por entrar tan deprisa y alzar le la voz, pero hay un problema con su padre, del mismo modo que con su hermana! —hablo con el cabello despeinado ligeramente por correr mucho, hasta llegar hasta la habitación de la muchacha, agachando la cabeza por la falta de respeto que acaba de hacer.

—¿Clefel que es lo que pasa para que la voz de mi padre llegue hasta esta aquí? —pregunto la magnífica y atractiva mujer levantándose de su aposento preferido.

—Joven ama lo que pasa es que su hermana se niega —contestó levantando un poco su cabeza y un tanto con las manos temblando y la garganta seca, pero no tan riesgoso, ya que aún puede hablar.

—¿Negar? ¿A qué cosa podría negarse mi hermanita? —interrogó con la voz más tranquila posible y con el pulgar en la punta de sus labios, rozándolos y con la duda en mente.

—Podría mejor venir para que pueda entender el asunto mejor, puesto que no me siento capaz de poder explicar dicho suceso —respondió la mucama luego de tragar saliva y con el corazón entrante palpitante similar al terminar de hacer ejercicio o correr demasiado.

Sin más ella asintió con la cabeza y su sirvienta se la llevó hasta la sala de estar donde el elevador las dejó en el lugar, pero que de un fantasma se tratara y que Clefel no deseaba subir, ya que el señor aupequet les advirtió que el elevador es exclusivamente para los invitados al igual que para los que viven ahí y no para los sirvientes incluyendo al mayordomo, chófer, cocineros, entre otros; pero Lirían le dijo que no habría problema por lo que en menos de cinco minutos ya se encontraba en ahí donde los muebles grandes, onerosos demostrando que si hay bastante dinero en la familia aupequet; con las paredes color negro carbón y los muebles color gris plata y ceniza parece un lugar deprimente.

Ella entró sin tocar la puerta, como mayormente lo hace todos los días la sirviente mordiéndose el labio con fuerza y cerrando los ojos, así como apretando su mandil color blanco, pensando que el señor de la casa la acusara de ser una lengua suelta, pero la señorita Lirían la tapó con su cuerpo.

—¡Yo no me pienso casar con él! —grito la hermana de Lirían de nombre Marena una mujer de cabello con bucles café como un árbol podrido por la lluvia, labios gruesos y pintados con color rojo carmesí, uñas bien cuidadas al mismo que sus manos suaves, nariz perfilada de diosa gruesa, cuerpo delgado y atlético que cualquier chica quisiera tener, ojos grandes como los de un gato, pero que detrás de ellos ocultan mucha maldad, piel blanca como el algodón para colocar el alcohol para una inyección, con los pómulos marcados y el mentón pequeño con la barbilla diminuta, cejas delgadas y depiladas del color café similar al de la tierra seca en un día de verano con un fuerte calor, los dientes todos cuidados, pero un tanto amarillentos por la inmensa cantidad de dulce que come, pero que oculta con blancura para tapar esa imperfección; con los shorts pequeños de mezclilla color azul claro como el cielo, una cola de caballo sujetado por una bolita del mismo color que el short, un delineado muy ligero, unas botas llenas de lodo que anteriormente por entrar a la casa tan apresurada terminó manchando el piso que luego las criadas finalizarán por limpiar, una blusa rayada parecida al de los reclusos en las caricaturas, de manga larga color negro y blanco. 

—Hija, piensa con esto, nos puedes ayudar mucho, si te casas con él puede que nuestra empresa no llegue hasta el punto de la bancarrota —suplico la madre de ambas mujeres con los ojos un poco llorosos, pidió de favor.

—¿Madre que es lo que pasa? ¿Qué es a lo que mi hermana se niega hacer? —cuestionó la chica con la expresión en su rostro de que se encuentra sorprendida por dicha situación, que no podía comprender del todo el porqué su madre pedía de esa forma aquello.

—Hija, lo que pasa es que tu hermana no quiere casarse con el heredero de la familia rogueyet —dio su respuesta el padre, quien previamente se encuentra en el sofá sentado con las manos en la cabeza; además de que la madre con un nudo en la garganta no pudo responder.

—¡Que ya dije que yo no me casaré con el maníaco de sur, solo porque ustedes me lo piden!... hay rumores de que es un psicópata… que por su apariencia es todo un adefesio, que no sale de su casa… además que su actitud hacia todo que lo haya visto o conocido ha salido traumatizado con el simple hecho de estar a su lado.

Yo Lo haré

Salieron de la boca de la chica que se tocaba con las yemas de sus dedos por su rostro y sentándose a un lado de su padre; el cual no sabe qué hacer por la actitud que está tomando su hija preferida.

—Padre, madre no se preocupen si quieren, yo estoy dispuesta a casarme con él… todo sea por el bienestar de nuestra familia, solo digan cuando es el punto de partida para alistar mi equipaje e irme —comento Lirían con una sonrisa en su rostro al igual que sacó un suspiro tan ligero que nadie pudo notar.

Aparte de que observó a la cara a sus padres, quienes estaban sorprendidos de que su hija mayor propusiera eso, ya que nunca les paso por la cabeza que su hija, quien para ellos toda su vida fue una molestia, por lo que decidieron tener a Marena y que están encantados con ella y no con Lirían.

“Está bien, todo sea por mi familia, les debo la vida a mis respetables padres, al igual que todo lo que han hecho por mí; además hasta puede que conozca a personas, animales y lugares nuevos… aunque me dolerá estar lejos de mi familia, es lo mejor que puedo hacer para agradecerte todo el esfuerzo que han hecho hacia mí”, pensó Lirían con el pecho inquieto y la nariz con una pequeña comezón.

—Es en serio de que piensas casarte con el maníaco del sur... ! ¿Qué van a decir mis amigas?! —indagó muy indignado la chica, debido a que nada de lo que proponen le parecen; “que es lo que pasar conmigo, todos me van a tachar de loca y todo por mi estúpida hermana que siempre se quiere hacer la heroína, que no se puede quedar con la maldita boca cerrada… están ella nunca se preocupa por mí, todo solo lo hace para su estúpido beneficio, pero mínimo tendrá su merecido si se casa con el maníaco del sur; ja, ja, ja qué tonta será su fin” pensó la chica hermosa que, por el contrario, su mente es tan retorcida que nadie nunca sabría lo que piensa en sí.

—¿Hija, crees que es lo que correcto? —preguntó el padre levantándose y tomando la mano de su hija con la mirada preocupada, sus ojos se encontraron, pero con tan solo mirar sus ojos supo de qué su hija ya había tomado la decisión y en los ojos de Lirían se nota dicha determinación por lo que él solo sonrió y la abrazo.

—No tienes de qué preocuparte, lo hago por ti y por mi hermana, además es para salvar la empresa por lo que entendí… —susurro al oído del señor al mismo tiempo que contenía las lágrimas y devolvía el abrazo de su padre, con sus corazones latiendo y el señor sintiendo los latidos de su hija, pero que ella podía oír el latir del corazón de su incomprensible padre que jamás demostró compasión o cariño hacia ella si no más bien a su hermana que piense es la hija perfecta a los ojos de ella. Lirían sin más separo del abrazo, dado que está el límite sus ojos para llorar, porque su padre por fin había demostrado el cariño que ella tanto deseaba desde hace años, lástima que en tan solo unos días se iría de ahí.

—No hay nada que temer hermana, si es horrible, no sería un problema para mí, ya que todos tienen un corazón puro y noble… aparte no tienes de que estar molesta, haré todo lo posible para que este matrimonio contractual no dañe la imagen de la familia y la tuya —mencionó con las manos juntas intentando calmar su tristeza y dolor que sentía, pero que también es felicidad porque por fin podría ser útil en ayuda para su familia.

Sin ella salió del lugar y su madre sin decir nada y al igual que nunca la aprecio, para ella no era lo suficientemente buena o hermosa en algo que llamara o fuera de su interés por lo que nunca le presto interés; la tarde llegó y su padre fue hasta su recámara donde le habló sobre el matrimonio arreglado que se iría dentro de dos días al amanecer y que viajaría en un barco que es propiedad de la compañía de su futuro esposo dado por las fuertes nevadas que se aproximarían sería difícil el viajar por avión, también que debe obedecer y no hacer enojar al heredero de la fortuna rogueyet, porque si llegara hacer eso el contrato que sería la salvadora de la quiebra podría cancelarse por incumplimiento de contrato y hasta quedar en la ruina total, adicionalmente que el matrimonio sería en menos de una semana por lo que tiene que adaptarse a todo desde idioma hasta costumbres lo antes posible para ser perfecta y por último que podría llevarse su maleta con lo que desee y alguien de los empleados, pero rotundamente se negó, ya que no quería que alguien sufriera por su culpa sin más el hombre se marchó y ella con la mente inundada de pensamientos hicieron que fuese casi imposible pegar el sueño, pero lo logró al final con su pijama blanca resaltando el color de su piel y con el cabello hecho trenzas para que no sé enredarse como le solía hacer su abuela antes de que ella partiera de este mundo.

Por la mañana siguiente, al levantarse una hora antes por el motivo de no dormir bien, decidió terminar de leer el libro que no terminó ayer y con el separador detrás de ese trozo de papel decía con cariño Mirilth que es nombre de la abuela.

Abuela

Por curiosidad busco quien es la autora del libro, que tiene en la mano y al ver noto que ese libro lo escribió su abuela, por lo que decidió llevárselo con ella y es una de las primeras cosas que ingresó a su maleta. Más tarde se cambió así como se vistió con: vestido ligero color salmón, con unas medias largas color blancas, unos zapatos pequeños negro, con una diadema con perlas y jade incrustadas en ellas, aparte que finalizó con sus trenzas dando fin a sus rizos con un peine frente al espejo al terminar comenzó en su armario a buscar la ropa para el invierno que está en el sur país, dado tras recibir la información de su padre sacó más que nada puras chamarras, pantalones acolchonados por dentro de color blanco y negro todos, guantes y bufandas además que una que otra pijama.

—Joven señorita, el cocinero ha mencionado que el desayuno está preparado —mencionó Clefel observando que la hija de su patrona estaba por empacar, por lo que su sonrisa cambió a un dolor en el pecho y una mirada triste marcado en su rostro.

Lirían no pronunció ninguna palabra solamente asintió y fue al comedor con tranquilidad del mismo modo con la mente más despejada que ayer; al estar abajo noto que toda su familia está, hasta su pequeño hermanito Ramifleo un niño pequeño de tan solo nueve años que al igual que los padres él también prefiere a Marena desde el momento que nació, pero Lirían únicamente se postró en la silla y desayunaría en silencio para nuevamente volver a su habitación y preparar lo faltante de su equipaje; “que alegría que ahora está sentada toda mi familia reunida, regularmente suelo alimentarme después de los demás”, “hace demasiado tiempo que deseaba pasar tiempo con mi familia y desayunar con ellos, pero puede que esta sea mi último desayuno” pensó mientras que su expresión facial cambió de una cara seria a una un tanto triste y dolida; sin embargo, nadie se pudo percatar para lograr consolarla y decirle que todo estaría mejor.

—Hija, el día de mañana por la mañana debes irte a tu destino, un carro preparado vendrá por ti y te llevará hasta el puerto, donde tienes que estar lista, ¿entiendes? —hablo la madre de manera tan indiferente, de igual forma que no movió su cara para mirarla mínimo por unos segundos; sin embargo, se metió un trozo de comida, todos están masticando sin pronunciar absolutamente nada.

—Si madre tendré en cuenta eso… ¿Pero ustedes no vendrán el día de mi boda?... M-me harían muy feliz que ustedes me acompañen —Lirían con la mirada triste cambió al preguntar el saber si asistirían a dicha celebración, que para ella sería un día importante. 

—Sabes muy bien que no podemos asistir que dirían mis amigas si supieran que te casaras pronto con el maníaco del sur… además que tu hermana sabes que los lugares fríos y nevados no le favorecen por lo que no podemos ir; sabes muy bien que tu hermana tan bien quiere que la acompañemos los tres para la nueva exposición de arte que se ha abierto —comentó nuevamente la madre quien le dio un sorbo a su taza de té de manzanilla, pero que lo sintió ligeramente amargo, dado lo dicho por su hija más bien le disgusto.

—hemaña malol tabes que es mul impocate pera malena (Hermana mayor sabes que es muy importante para Marena) —mencionó el pequeño hermano quien detuvo sus pies de los cuales se encontraban en movimientos uno adelante y uno atrás como si se encontrara subido en un columpio.

—Perdonen familia, no pude recordar que para Marena es un día importante; te pido perdón Marena te deseo buena suerte para que te la pases genial —dijo con la cara que dan a relucir su vergüenza y tristeza que por supuesto no le importa a nadie de dicha casa, para luego dar una sonrisa para seguir en un santiamén con su comida. 

—Está bien hermana, no te preocupes… pero una cosa, no es a fuerza, tus migajas de suerte sabes que nunca la necesite, así que es mejor el guardar silencio para no echar tu poca dignidad al suelo, ¿no crees que es lo más conveniente? —comentó burlonamente de su hermana esas son las palabras salieron tan frías parecidas a un trozo de hielo rozando la piel, Lirían solo asintió y como le dijo su hermana menor guardo total silencio y finalizó de ingerir sus alimentos.

Subió a su recámara donde tomó una ducha y lloro “¿por qué mi familia no que quiere?”, “sin tan solo me dieran las buenas noches o preguntarme de vez en cuando como me encuentro y siento, no me sentiría de esta manera, pero lo mínimo es que no soy huérfana es mejor que me apure” dando por fin las lágrimas que se mezclaban con el agua, que dejaron de salir y se alistó para ir otra vez a la biblioteca.

Camino por el pasillo que conduce hasta la biblioteca, sus tacones hacían un mínimo ruido al rozar con el suelo; no tardó tanto en llegar, no obstante como a su familia no le gustaba estar en dicho lugar, para ella se convirtió su sitio favorito donde con unas sillas sujetadas con un arnés en el techo solía estar y leer todos los días hasta quedarse dormida, pero que era rara vez que tal suceso ocurriera, se retiró los zapatos con calma y suavidad, dado que a ella con sus calcetines suele deslizarse en el suelo resbaladizo, que da la ilusión de que patinando en dicha locación.

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