NovelToon NovelToon

Amor Clandestino [TERMINADA]

Fiesta de compromiso ︎

Erick

Mancho la orilla de la hoja con mi bolígrafo, distraído, dibujo círculos a su al rededor, soy caso omiso a las palabras de mi cliente. Por suerte, está Gaten. Pensé. Esperaba que está fuera la última reunión de la semana, el cansancio es demasiado y siento un peso en mis hombros como lingotes de hierro. Muevo el pie distraídamente bajo de la mesa, me percato que, a través del gran ventanal que da vista a la hermosa y hogareña ciudad de Berlín, un pequeño bicho que quiere adentrarse a la sala de reuniones, me le quedo viendo fijo. ¿Es que no se da cuenta de que hay cristal transparente que le impide el paso? Sigue insistiendo. Pero supongo que su instinto lo incita a seguir. ¿Cuándo te das cuenta de que es suficiente? El bicho se resigna y simplemente desaparece. Suspiro.

-¿Y qué te parece, Erick?

Pongo los pies en la tierra y me giro. Veo a Gaten y al señor de ojos grisáceo que me miran atentamente.

-Mmh...

Le doy una mirada a Gaten, él la entiende y me recalca que el señor esta deacuerdo con nuestra propuesta y que acepta invertir su dinero en nosotros.

-Confío plenamente en ustedes que harán un trabajo increíble. -Dice el hombre con acento ruso.

Nos despedimos y él desaparece por la puerta. Tomo mis cosas y regreso a mi oficina con Gaten pisándome los talones.

-Has estado muy distraído, ¿es por esta noche? -Me pregunta mi mejor amigo.

-Supongo que sí -contesto es voz baja.

-Sabes que aún estas a tiempo de cancelarlo y acabar con todo aquello.

Me lo quedo viendo como si lo que acaba de decir fuese inaudito. Me asiento en mi silla y organizo una carpeta con archivos adjuntos.

-No voy a romper mi compromiso con Mackenzie, Gaten. Amo a esa mujer y es con ella con quien voy a casarme, le guste a quien no le guste, así será. -Digo con determinación.

-Es que no te das cuenta de que esa mujer solo busca tu dinero. Erick, tú te mereces a otra mujer que te valore, que te represente, que te respete y que no te use como cuenta bancaria o una billetera.

-No voy a terminar mi relación de más de diez años por lo que dicen los demás, Gaten.

-¿De verdad la amas?

Eso es lo que yo quiero pensar y creer. Mackenzie es la mujer con la que me comprometí hace un mes. Lo recuerdo pero ahora, parece como si aquello fuese sido hace años. En una playa, con una cena, ella caminaba sobre la arena con las sandalias en mano. su vestido turquesa se movía por la intensidad de la brisa y su cabello rubio y suave como el lino se movía como bandera. Sus ojos verdes brillantes me miraban con felicidad. Ella aceptó mi propuesta y hoy se celebrará nuestro grato compromiso no muy aceptado por mis padres, pero sin embargo, muy bien visto por la sociedad. A mi mejor amigo y colega no le agrada mucho la idea y se niega a ser el padrino de nuestra boda.

-Piénsalo bien, Erick. Quizá, aun haya alguna mujer esperando por ti allá fuera.

Pero yo no quería otra mujer. Estoy seguro de que yo amo Kenzie, ¿por qué otra razón le pedí matrimonio? Todo eso era un asunto algo complejo, yo no tenía una relación tan buena con mis suegros, pero tampoco era la peor. Malcolm Morgan -padre de Mackenzie- siempre se mostró ante mí con cortesía y me usaba como ejemplo para la juventud, y yo sigo pensando que es porque no suelo ser un sujeto que sale a fiesta y llega tarde, no me gusta el alcohol, pero me encanta el vino, detesto el cigarrillo y no me gustan los ambientes ruidosos. Soy un tipo ideal como esposo para su única hija. Sin embargo, siempre noté cierta diferencia entre él y mis padres, parecían no llevárselas del todo bien, casi que no podían estar en el mismo espacio porque se mataban con la mirada.

-A estás alturas no quiero a nadie más en mi vida. Solo quiero casarme y tener mi familia con Kenzie.

Gaten me mira con desaprobación. Después de diez años, le cuesta tanto aceptar a Kenzie.

-Tu hermano si fue más inteligente.

-¿Por qué lo dices?

-Porque él sí consiguió a una mujer echa y derecha.

-Lucía Bernard no es mujer para mí, Gaten. Ya te lo había dicho. Es como una amiga a quien aprecio mucho.

Eso era un tema polémico entre la sociedad. Porque mi hermano se había fijado en una mujer con un rango profesional mucho mayor que él. Lucía Bernard es una mujer con mucha influencia, bien vista, con un apellido en alto y escrito en oro, con una fortuna y patrimonio inmenso que heredó de su padre después de su muerte, inteligente y que resaltaba por su gran y recelosa belleza inigualable a las demás. De pelo azabache, sedoso y brillante con pequeños mechones púrpuras desde la raíz, le caí recto hasta la cintura, su piel era de color canela como la arena tostada de la playa. Su cuerpo es alto y esbelto como la de una escultura griega, de largas piernas y cintura con definibles curvas pero lo que más llamaba la atención, eran sus ojos azules grisáceos. Era una especie de mezcla con colores fríos, hacían sus ojos hermosos y únicos. Ambos somos buenos amigos, desde la secundaria, pero, ¿por qué yo nunca pude verla con otros ojos? Y esa es la pregunta que más me hacía Gaten en cuanto a este tema.

Gaten suspira. Mi amigo es una persona obstinada pero con buen sentido del humor, extrovertido y llamativo. Resaltaba y se caracterizaba por su físico africano -no es africano-, pero sus padres son de nacionalidades distintas y nació en Alemania. Tiene ojos ámbares y pelo crespo. Era muy COOL.

-Espero de todo corazón que no te arrepientas de tus decisiones, Erick.

Yo también espero lo mismo.

...♡♡♡...

Llego a casa sin apuros. Aún faltaban unas cuantas horas para la fiesta.

Al entrar, veo la silueta de mi madre entre los jardines de la mansión, está rodeada de mesas y sillas forradas de seda y lazos grandes de color crema y turquesa. Se veía obstinada y estresada. Mi madre es una mujer joven de cuarenta y cinco años, de pelo negro y corto que le llegaba hasta por encima de los hombros, tenía ojos marrón claro. Muy bella.

No me acerco y sigo mi camino hasta las escaleras y en eso, me topo con mi pequeña hermana de diez años saltando como rana. Al verme, palidece y guarda su mano atrás en su espalda. Entorno los párpados.

-¿Qué tienes allí guardado, pequeño saltamontes? -Le digo en tono jocoso.

-Nada. -Responde y mira a través de la puerta de jardín.

Noto como tiene la boca llena de crema pastelera. Cuando estaba a punto de decir algo mi madre se adelanta y le arrebata el pastelillo. Evelyn se encoge como un cachorro siendo acorralado por su madre.

-¿Qué te he dicho sobre esto, Evelyn? Sabes que tiene prohibido comer azúcar a menos que se te autorice. -Eleva la voz en la sala y me siento con el deber de intervenir.

-Mamá, es solo un pastelillo, hay mucho más. Evelyn está pequeña y tiene el derecho de...

-Llegas justo a tiempo, Alexander. -Me mira, molesta. - Aún no sabes que te pondrás. Tomé el atrevimiento de escoger tu traje y lucirás uno de color azul marino con corbata negra estampada. -Regresa a Evelyn-. En cuanto a ti, niña desobediente, es hora de que te demos un baño.

La coge de la mano y se la lleva casi arrastras hasta la segunda planta. Suspiro y me topo con mi hermano que baja las escaleras casi saltando.

-Hola, hermano. ¿Listo para esta noche?

-Eso creo. -Respondo. - ¿Vas a salir?

-Sí, quedé en verme con Lucía esta tarde, llegaré con ella para la fiesta.

-¿Mamá lo sabe?

-Sí, la verdad prefiero ahorrarle el estrés. Vi que casi se lleva a Eve por los pelos.

-Sí, intenté intervenir pero ya sabes como es mamá.

-Bueno, nos vemos luego, bro.

Y se va. Lo miro andar con sus vaqueros viejos y tenis desgastados que Mamá odia tanto. Yo creo que su estilo era muy suyo. Hugo es así. Por una razón siempre se comporta de esa forma, no viste muy formal a menos que sea ocasiones especiales, siempre toma el coche prestado del abuelo porque es el único que se lo presta, y casi siempre desaparece por donde sabe quien. No era un sujeto muy convencional. Hugo no se animó a entrar en la universidad después de que se graduase por tanto tormento y notas desfavorables.

Subo a mi habitación y cierro la puerta detrás de mí. Me quito el gabán, el saco y me aflojo la corbata. Pienso en llamar a Mackenzie pero estoy casi seguro de que se encuentra en el salón de belleza arreglandose y cuando son ese tipo de ocasiones, ella prefiere que nadie la llame o la moleste.

Tomo asiento en el sillón y por una extraña razón. Siento un raro apretón en mi pecho que me corta la respiración como cinco segundos. Me relajo y echo la cabeza para atrás. No me doy cuenta del momento que me quedo dormido y siento que mamá me sacude y hace que me levante.

-Erick, mira la hora que es y ni siquiera te has dado el baño.

Corro al baño y me doy una ducha, me lavo el cabello, me afeito la barba que casi no me sale porque soy un delfín -o al menos eso dice Gaten-, me lavo los dientes, uso hilo dental y me enjuago la boca. Me visto con el traje que mamá puso encima de la cama, me peino el cabello para atrás y por último, me doy pequeños toques de perfume.

Salgo de la habitación y voy hasta el salón, mamá ya está arreglada y papá también, Evelyn sufre con su vestido, y el abuelo tiene un expresión extraña en su rostro.

-Ya estoy listo.

-Ya era hora. Mackenzie no tarda en venir. Prepárate para que recibas a tu prometida, Erick.

Mamá al notar la incomodidad de Evelyn y se la lleva un instante a su habitación, papá se va hasta su despacho y quedo solo con el abuelo.

-¿Está todo en orden, abuelo? -Le digo empujando su silla de ruedas hasta el lado del sofá. Tomo asiento y lo miro.

-¿Estás seguro de todo esto, Erick? ¿Estás seguro que ella es la indicada?

-¿Por qué me preguntas eso, abuelo?

-Porque no te veo feliz.

-¡Sí lo estoy!

-Tus ojos no dicen lo mismo.

-No es nada, abuelo, es solo que me gustaría que algunas cosas mejoracen, mi relación con mi padre no es la mejor, apenas nos dirijimos la palabra, mamá siempre decide por nosotros y la exclusión de Hugo no me tiene nada feliz.

Él asiente con la cabeza.

-Entiendo. A veces creo que todo eso es mi culpa.

-No es tu culpa, abuelo. No digas eso, no eres el culpable de que nuestra familia no sea la más unida.

-Esta casa se siente vacía; como si no hubiese nada que le diese vida. ¿Piensas vivir aquí con tu mujer después de que te cases?

-Es una decisión que quiero tomar junto a Kenzie. Mamá quiere que sigamos aquí, dice que es mi deber como el hijo mayor convertirme en el señor de la casa que ha sido nuestra por más de tres generaciones.

-Es increíble que se siga manteniendo en pie.

-A Mackenzie tampoco le desagrada la idea de venir a vivir aquí. Se siente cómoda y es lo importante.

El sonido de los coches a fuera hizo que mi madre bajase corriendo con Evelyn y papá saliese de su despacho. Me acerco al recibidor y sonrío feliz al ver a la mujer con la que me voy a casar. Llevaba un vestido hermoso de rosa pastel largo, su pelo recogido me dejaba ver su radiante y hermoso rostro y la belleza de sus ojos. Me acerco a ella y rodea sus brazos en mi cuello, me sonríe tierna y yo me sonrojo.

-¿No piensas en decir nada? -Me dice cerca del oído y yo suspiro como un tonto enamorado.

-Te ves radiante, amor mio -Acaricio su mejilla muy suave-. Me encanta ver tu rostro, y tus ojos encantadores. Espero que te hayan gustado las rosas que te envié por la mañana junto con el regalo. -Miro su collar de diamantes.

-Me encantó el obsequio, querido -Me besa los labios y mamá carraspea.

-Hay una menor presente.

Me giro y veo que mamá le tapa los ojos a Evelyn. Me percato de que mis suegros están presentes y los saludo con cortesía. Mamá lleva a Mackenzie y a su madre para mostrarles la gran decoración en el jardín. En eso me quedo junto a los hombres. Siento que Malcolm me da unas palmadas encima del hombro.

-Ella está muy feliz, Erick. Espero no la defraudes a ella ni a mí tampoco. -Dice jocoso mirándome y luego posa su atención en mi padre, éste, le da una mirada para nada buena, lo mira como si fuese un moribundo que tenía que ser degollado.

Entonces me veo obligado a intervenir.

-Créeme que eso no sucederá, señor Morgan. Amo a su hija con todo mi corazón y no pienso en defraudarla. Le doy mi palabra de hombre.

-Eso es bueno, Erick, casa vez me convensco más de que escogí el marido perfecto para mi bella hija. -Dice en un tono que no supe interpretar.

-Mi hijo es el mejor partido para cualquier jovencita. Una jovencita inteligente, profesional y bella -Dice padre apartando las manos de Morgan encima de mis hombro.

-¿Cómo la hija del difunto Bernard, Dominik?

Escucho el abuelo suspirar.

-Sí, ella a comparación de otras, es ella la mujer indicada para mi hijo. Esa joven no tiene comparación con ninguna otra, es única y ¡como me hubiese encantando que mi único hijo se comprometiera con ella!

-Papá, por favor.

-¿Único hijo, Fürts? -Pregunta con gracias Malcolm-. Creí que tenías dos.

-¡Bueno, ya basta los dos! -Elevo la voz.

Mamá aparece con las demás mujeres.

-¿Qué está sucediendo? -Pregunta.

-Nada, discusiones de hombres -digo-, nada importante.

-Cielo -me llama Kenzie cuando nos alejamos de los demás-, a tu padre sigue sin gustarle la idea de que nos casemos.

-No le hagas caso, cariño. Solamente ignoralo.

Ella asiente.

-¿Dónde está tu hermano? No le he visto desde que llegamos.

-Se fue con su novia. -Respondo con simpleza.

-Te juro que si no fuese novia de tu hermano, no la hubiese agregado en la lista de invitados.

-Aún sigo sin entender por qué ella te cae tan mal. Lucía es muy agradable.

-Es una ingrata.

Detengo mi caminata y la miro.

-Hey, no le digas así.

-No la defiendas, Erick. Sabes que ella siempre me ha caído mal, desde la secundaria. No la tolero.

-Pues tienes que hacerlo porque es la mujer que mi hermano ama, si supieras como habla de ella. Hacen una linda pareja a su manera.

Mackenzie carcajea llevando su mano hasta su boca.

-¿Qué es tan gracioso? -La miro extrañado.

-Nada, cielo, continuemos caminando. Tu madre hizo un excelente trabajo. -Me toma por el brazo y me obliga a seguir.

Continuamos caminando por el inmenso jardín de la mansión hasta que los invitados comenzaron a llegar por montones. Los recibimos amablemente al igual que ellos a nosotros. Mackenzie hace su mejor sonrisa; usa esos gestos que a mí, personalmente me tienen encantado, cuando habla, sonríe y mueve las manos.

Papá se encuentra reunido en su bola de colegas y socios del país. En esta fiesta, no hay nadie que no sea alguien.

Saludo a unos cuantos amigos de la escuela y de la universidad que asistieron. Gaten llega luciendo su traje rojo vino y se une a nuestra mesa de jóvenes empresarios.

-Ricky, ¿cómo te va la vida de casado? Te dije que no te casaras, el matrimonio es maldito y Erick no me hace caso.

Ruedo los ojos y Mackenzie lo mira de mala forma, ésta, se tambalea levemente en su silla y le pregunto si se encuentra bien.

-Estoy bien, amor, más que bien. -Me dice sonriente y deja un beso en el mentón.

-¡Pero si llego el diamantes en bruto de Alemania! -Grita un chico en nuestra mesa mirando a la entrada.

<<¡Lucía, estas hermosa! ¡Ese color te queda espectacular! ¡Esa es la hija del difunto Bernard, su hija es sin duda una belleza digna de admirar, lástima que se hay juntado con inservible como el menor de los Fürts>>. Oígo que la gente dice a nuestro al rededor. Me giro hasta la entrada y observo la bella figura de Lucía entre las personas. Contengo el aliento y me dedico a observarla sin caer en cuenta que la otra mujer a mi lado me jala de la manga de mi saco. Lucía se veía preciosa, el color azul marino brillante le quedaba espectacular, resaltaba el brillo de su piel canela y sus ojos azules como dos gemas grandes. Su cabello se mueve por cada movimiento o gesto que hace, saluda a todos con respeto y muestra su deslumbrante sonrisa que es la sensación de ella. Atrás de ella viene Hugo muy guapo, deja que ella dé su entrada triunfal con intensiones de que la gente la mirase y la admirase tanto, porque eso era típico de Lucía llamar la atención con su presencia sin tener intensiones de hacerlo.

Después, ella se acerca a nuestra mesa, a su lado la acompañaba Lizy, su mejor amiga desde siempre y casi algo de Gaten. Mi atención regresa en Lucía y tardo en responde cuando me mira y me felicita por mi compromiso.

Todos comenzamos una conversación muy grata. Nuestra mesa era la que más estaba llena de jóvenes como nosotros, graduados, emprendedores y empresarios hijos de políticos.

-Erick -Kenzie me susurra en el oído-, ¿Podemos hablar?

La miro confundido y ambos nos levantamos de la mesa. Fuimos a un lugar alejado del jardín, el lago de los patos y cisnes. Aquí nadie podrá escucharnos.

-¿Por qué miras a Lucía de esa forma? -Me reprocha.

-¿De que forma la estaba viendo?

-La mirabas de las misma forma cuando me pongo tu vestido favorito. Como si fuese lo más hermoso y radiantes de la fiesta y se supone que el centro de atención tengo que ser yo. Por esa razón no quería que viniera. ¡Lo está arruinando todo!

-Mackenzie, no tienes que ponerte así, cariño. Te ves espléndida.

-Es el colmo, Erick. Nunca antes la habías mirado así, ni siquiera habías puesto los ojos en otra mujer desde que me conociste. ¿Por qué ahora que estamos por casarnos?

-Hablas como si Lucía y yo fuésemos amantes.

-¿Lo son?

Su pregunta me hizo reír.

-Mi reina está celosa. -Me acerco a ella la tomo por la cintura-. ¿Cómo puedes tan si quiera pensarlo, Kenzie? Lucía es mi amiga, novia de mi hermano y le tengo una gran aprecio porque la conozco desde hace más de quince años, incluso más que a ti.

-A mi conociste antes de los quince años, Erick, para ese entonces ella ya estaba enamorada de ti.

-¡Y dale con lo mismo!

Yo pensaba que todas esas cosas que ella me decía a cerca de Lucía, eran ideas erróneas creadas en su cabeza, producto de su sexto sentido intuitivo de mujer. Por supuesto que Mackenzie no era tonta y se daba cuenta cuando algo no andaba en orden. Pero cuando es referente la novia de mi hermano, me limito a pensar en cosas más allá de una relación íntima, puesto que Lucía es mi amiga y colega y siempre nos hemos llevado bien. Lastima que eso era algo que Mackenzie no lo entende.

-Regresemos a la fiesta, los invitados deben de comenzar a murmurar y decir cosas.

Tomo su mano entrelazando nuestros dedos, ella me detiene.

-Erick, por favor, no pongas tus ojos y dejes que en tu corazón entre otra mujer que no sea yo.

Sonrío con ternura y le beso los labios.

-Eso no pasará nunca, mi amor. Soy tuyo. Desde el primer momento. Te amo y me casaré contigo y te prometo que intentaré ser el mejor de los maridos con tal de hacerte feliz.

...♡♡♡...

Mi prometida se había soltado de mi brazo hace ya una media hora. No la encontraba por ningún lado, pero sabía que no estaba tan lejos.

Las personas comenzaron a adentrarse en la pista de baile con sus parejas. A lo lejos visualizo a Gaten bailando con Lizy. Suspiro sin encontrar a mi novia, caminaba entre la gente y en eso me topo con Lucía con dos copa de champán en sus manos.

-Ve más despacio, no querrás tropezar con la gente. -Sonríe y yo no pude evitar hacerlo también.

-Lo siento, estoy buscando a mi prometida.

-Y yo busco a mi novio pero no sé en donde se metió. Quise buscar unas copas para nosotros y cuando regresé ya no estaba.

Miro alrededor sintiendo la mirada en nosotros.

-Te veo un poco agitado, Erick. Ten -me estrecha la copa de champán-, relaja los nervios.

Tomo la copa y bebo un sorbo.

-Tu fiesta está agradable, Erick. La gente de verdad se divierte. -Dice tranquila.

-¡Ya deja de mentir! Tú odias este tipo de reuniones tanto como yo..., aunque esta no la odio porque se trata de mi compromiso.

-¿De quien fue la idea? -Pregunta jocosa.

-¿De tú quien crees? -Le devuelvo la pregunta, gracioso.

-Sí, tú madre es toda una anfitriona organizando fiestas. ¿Crees que si me comprometo con Hugo hará lo mismo? -Dice pensativa.

-Claro que lo hará, pero no por Hugo sino por ti. Mis padres te adoran.

-Sí, ya lo sé.

Ella sonríe tímida y persibo un brillo hermoso en sus ojos que por breves segundo me deja sin aliento y quedo hipnotizado. Sin darme cuenta, yo también estaba sonriendo. Ella desvía la mirada hasta la pista de baile. Aprovecho que no me mira para recorres su cuerpo con la mirada. Mirarla con su vestido azul que se ajusta en sus caderas y cintura, su escote recto se ve perfecto al tamaño de sus pechos pronunciados, su pierna izquierda sobresalía por una apertura del vestido y me doy cuenta de que se ha pintado las uñas de los pies de color blanco, parecen perlas brillantes y ni hablar de sus labios que se veían tan apetitosos, voluminosas con ese brillo, esponjosos y tan...

-¿Quieres bailar? -Me pregunta.

Y caigo en la realidad. Lucía me mira nerviosa y ruborizada.

-La gente nos mira mucho, Erick, tenemos que hacer algo.

-¿Y crees que bailar sea lo correcto?

-No lo sé pero quiero salir de esta tensión que me esta torturando. ¿Dónde diablos se ha metido Hugo? -Exclama molesta.

Le quito su copa y dejo ambas encima de la mesa y la cojo de la mano, la llevo hasta la pista de baile. Pongo sus manos en mis hombros y las mías en su cintura, la acerco a mí de modo que su rostro ha quedado muy cerca del mío y siento su aliento y respiración.

-Bailemos. Es divertido darle comidilla a los peces. Lo están disfrutando, Lucía.

-Dios mío, Erick, estoy muy nerviosa. -Ríe nerviosa.

Ambos reímos. Bailamos durante un buen tiempo, olvidándonos que nuestras parejas había desaparecido sin razón alguna. Estar y tener contacto con Lucía no era para mí algo que me incomodase. Somo buenos amigos de toda la vida y ella es genial, incómodo era cuando me relacionaban con ella de una manera más íntima, de modo que nos hemos vuelto más reservado e cuanto nuestra amistad, por eso, somos el centro de atención en este momento.

-Vale, ya estoy cansada, paremos.

Le hago caso nos dirigimos a nuestra mesa. Aparto la silla para que ella se siente y suelta un jadeo con mueca de dolor.

-Los pies me están matando.

-Bailamos como no lo hicimos antes. Hace mucho que no lo hacemos, ¿desde cuándo?

-No lo sé, ¿desde que cumplí quince años?

La miro sorprendido.

-Tienes veintiséis años, Lucía. ¡Hace once años!

-Sí, mucho tiempo. Fuiste el primero hombre con el bailé el vals. -Dice y me mira de manera extraña.

Una tensión se crea entre nosotros. Lucía ya no tenía la misma mirada brillantes de antes, ¿por qué tan drástico su cambio de humor? No me lo explico del todo. Pero después caigo en cuenta y que hace mucho que no hacíamos este tipo de cosas que después nos traería problemas. Decido levantarme y buscar a mi prometida, al no verla entre la gente, entro en la mansión y la busco por los amplios pasillos. No hay nadie dentro de la casa más que empleados encargándose de los servicios. Cuando estoy cerca del despacho de la casa oígo ruidos, como dos personas estuvieran teniendo intimidad dentro de despacho. Dudo en entrar pero lo hago, abro la puerta despacio sin hacer ruido y asomo la cabeza y lo que veo me deja sin aliento.

El corazón se me detiene y mi respiración se corta. Palidesco y por un momento siento que caeré desplomado al suelo.

Mi hermano, jadeante entre las piernas de mi novia, mi prometida, la mujer con la que me casaría. Ambos, están teniendo relaciones encima del escritorio y jadeando como animales.

Salgo de allí con una mano en mi pecho y me recargo de la pared de mármol y lucho por no llorar y armar un escándalo. No sé de donde saco fuerzas para salir al jardín como si nada. Mamá me mira y percibe al instante que algo anda mal. Miro a Lucía sentada con la cabeza gacha, hombres jóvenes aprovechan de la ausencia de Hugo para dirigirle la palabra en muestra de cortejo. Siento tanta tristeza por ella y por mí, su mirada se topa con la mía, sonríe leve y yo soy incapaz de devolverle la sonrisa.

Una noche inolvidable ︎

Lucía

Arrastro los pies al salir del ascensor, busco con torpeza las llaves del Penthause y abro la puerta, casi me dejo caer en suelo de mármol. Los pies me duelen y solo quiero descansar. Cierro la puerta detrás de mí y enciendo las lámparas. Son casi más tres de la mañana y no es la mejor hora para darse un baño pero sin duda alguna en un momento donde la vida se siente diferente.

Me quito el vestido y lo echo a un lado, los tacones los dejo en la sala, me saco las joyas y las dejo encima del lavamanos, dejo que la tina se llene de agua caliente y pongo esencia de lavanda. Me quito el maquillaje y el peinado mientras iba pensando en lo rara que había sido la noche. Me sumerjo en la tina y cierro los ojos, recuesto la cabeza en la base de la tina. Veo los ojos de Erick en mis pensamientos, recuerdo el momento cuando bailamos y fuimos el centro de atención, él me miraba con una sonrisa brillantes, sus ojos verdes se veían hermosos, su cabello tan negro como la brea brillaba, ese traje de colo azul marino le quedaba como un guante. Erick es un hombre hermoso y guapo. Suspiro y sonrío. Desde que lo conozco siempre ha sido un persona simpática, noble y hasta humilde, siempre positivo, inteligente en muchos sentidos pero sobretodo es apasionado. No había manera de que yo describiera a Erick, yo estaba y sigo enamorada de él desde los trece y todo eso suena lindo hasta que caigo en cuenta de que él es un hombre con compromiso y soy la novia de su hermano. La sonrisa se me borra y pienso en Hugo quien no pide despedirme de él cuando me fui.

Sin embargo; yo había aprendido a vivir con mis secretos ocultos a pesar de cuanto malo era. Si mi padre estuviera vivo sentiría vergüenza hacia sí se enterase de lo que siento, mi disgusta madre también. Quería pensar que mi vida no era un desastre. Mi madre falleció cuando yo apenas nací, Francia -dónde nací y mi madre murió-, papá se quedó a cargo total de mí, decidió trasladarse a Alemania y trayendo consigo los restos de mamá. Papá mi temía una buena relación con mi abuelo, nunca supe el por qué. Mamá era hija adoptiva y tampoco conozco a mis abuelos. Hemos sido papá y yo hasta los diecisiete cuando falleció por cáncer terminal. He estado sola desde entonces hasta que apareció Hugo en mi vida.

No tuve una infancia normal, hubieron momento en los que sufrí mucho por la ausencia de una madre en mi vida lo que llevó a padecer de depresión crónica gasta después de la muerte de papá -algo con lo que, desgraciadamente sigo lidiando-. Pero he mejorado en muchos aspectos y eso es bueno, me siento orgulloso de ello.

Tomo el cepillo y me peino el cabello, aún con la toalla puesta. Saco de las gavetas un pijama de seda negro con bata y luego voy a la cocina por una vaso de leche tibia. Me siento en sofá bajo la poca luz del departamento y doy un respingon cuando oígo el timbre sonar.

Frunzo el ceño y me pregunto quien llamará a mi puerta a estas horas. Dudo en abrir. Espero que no sean algún ratero que intente robarme porque no lo va conseguir, primero muerta. Me acerco en puntillas hasta la puerta porque siento que si camino normal, cuya personas no se quien es puede escucharme y no quiero. Vuelve a sonar el timbre y miro por la mirilla de la puerta y... ¡es Erick quien de encuentra en frente de la puerta!

Sorprendida abro la puerta y lo veo recargado del marco. Lleva el mismo traje azul marino, su cabello está levemente despeinado pero sus ojos eran diferentes, no eran los mismos ojos que ví hace unos momentos atrás.

-Erick, ¿qué haces aquí a estas horas?

-Vine a verte. No te despistes de mí. -Dice y percibo el olor de alcohol en su aliento, sin embargo, el olor no está fuerte.

-No me sentía muy bien -miento-, además, estaba muy cansada.

-¿No me vas a invitar a pasar?

Quedo al perpleja y me echo a un lado para dejarlo entrar. Erick se adentra y mira las cosas a si alrededor, las veces que ha estado en mi departamento las puedo contar con las manos, no eran muchas y la última vez que vino fue hace mucho.

-Que linda es tu casa, cuñada, necesito el contacto del diseñador.

-En realidad, yo me he encargado al cien por ciento de la decoración.

Me mira con una sonrisa de lado.

-Vaya. Que buenos gustos tienes. Todo están perfecto y los colores pasteles quedan tan bien con los fríos.

-Dudo mucho que hayas venido a mi departamento a las tres de la madrugada solamente para hablar sobre la decoración de mi casa.

Él toma asiento en el sofá donde anteriormente yo estaba sentado, cruza las piernas como sintiéndose el dueño de todo. Lo miro incrédula desde el centro y veo como su sonrisa se convierte en una línea recta.

-Lucía, ¿qué tal va tu relación con mi hermano? ¿Eres feliz? ¿Lo amas?

-Estamos muy bien, aunque esta mañana estuvo al intensos pero estamos bien.

-¿Lo amas?

-Quiero mucho a Hugo.

-Eso no responde mi pregunta, Lucía. Te pregunté si lo amas.

-Claro que sí.

-¿Segura? -Entrecierra los ojos.

-Claro... ¿estuviste bebiendo, Erick? A ti no te gusta el alcohol, lo odias.

-Háblame más. ¿Es celoso?

-Sí.

-¿Qué tanto?

-Vale, lo está controlado.

Erick me mira con expresión aviesa. Le estaba diciendo verdades pero verdades con palabras claves porque en verdad, Hugo si era un novio celoso y hasta posesivo, una cosas que ha sido motivo de discusiones entre nosotros. Hugo es alguien inseguro. Eso lo supe ahora. Se preocupa mucho por lo que yo piense de él.

-¿Es bueno en la cama?

Parpadeo ante su pregunta. ¿Por qué demonios me preguntaba eso?

-No considero prudente que me hagas ese tipo de preguntas.

El suspirar, mirándome, palmea su lado del sofá, llamándote. Me acerco y en eso noto como su mirada se centra en mi piernas desnudas. Se lame los labios y veo un brillo de excitación en sus ojos.

-¿A qué has venido, Erick? -Le sigo en voz baja.

Erick se acerca mucho más a mí, de modo que sus muslos rozan con los míos y siento un cosquilleo.

-Estuviste preciosa esta noche. Nadie apartar los ojos de ti. ¿Cómo es que no me di cuenta de que eres tan hermosa? -Toca mi cabello y lo acaricia en toda su extension-. Mackenzie se puso muy celosa porque te estaba mirando mucho, me sentí culpable y sucio por mirarme de esa manera. Pero sabes..., ahora puedo entrar a Hugo y a todos esos hombres que van detrás de ti llamándo tu atención. Eres bella, Lucía...

-Erick...

-Shh. No digas nada. Déjame decirte lo que pienso de ti en este momento. Hace mucho tiempo que no toco a una mujer que no sea Kenzie. No he sentido la necesidad de hacerlo desde que la conocí. Admito que si he estado con otras pero eran momentos en los que ella y yo terminábamos y yo siempre volvió corriendo tras ella. ¿Haz sido infiel alguna vez, Lucía?

-No..., nunca.

-Todos somos infieles de alguna manera. Es curioso. ¿Alguna vez se te ha pasado por la cabeza serle infiel a mi hermano con otro hombre?

-No, no, Erick, ¿por qué me preguntas eso?

-Porque lo serás ahora.

Erick me toma por la nuca y junta nuestros labios. Enseguida sentí como todo en mi se revolvió, mi estómago se hizo un nido y comienzo temblar. Erick me besa profundamente, muerde mis labios y mete su lengua haciéndome sentir chispas.

Mis manos sube hasta nuca y lo separo tomándolo de los pelos, Erick me mira jadeante y siento una ola de calentura verlo de esa manera. Su mano se escabulle por mis muslos y los acaricia.

-Esto está mal. -Le digo.

-Para ellos está mal, pero para nosotros no. -Se acerca y roza sus labios con los míos pero no consigue besarme del todo.

-Esto no puede ser, Erick.

No me doy cuenta en el momento que se deshace de mi bata de seda y me mira soltando chispas de lujuria.

-Disfrútalo, Lucía, sientelo, tocalo y siente lo rígido que estoy.

-No sabes lo que dices.

-Si sé, y estoy consiente de todo esto, no bebí demasiado como piensas. Reconozco en donde estoy y con quien, sé lo que hago y nada de lo que está a punto de pasar va a ser impedido. Lo quieres, lo veo en tus ojos y sé que te mueres de las ganas por tenerme dentro de ti. Mi hermano no te complace lo suficiente y no le quieres del todo, me necesitas, tómame, Lucía. Yo también te deseos ahora más que a nada y te necesito como no tienes una idea.

Siento su cuerpo temblar. Erick a dedicado a besarme el cuello, moviendo su lengua por mi piel.

-Hueles tan bien. Tu piel están suave. -Dice acariciando mis muslos hasta llegar a mi abdomen.

-Erick... -Jadeo.

-Besar tus labios es mucho más delicioso como alguna vez lo imaginé. -Su pulgar me acaricia los labios y el planta un besito en ellos, me toma por la cintura y hace que me suba en su regazo.

-Erick, joder, esto está mal pero...

-Se siente bien.

Erick sigue besándome y siento su dureza bajo de mí. Me besa el dorso, los pechos y los hombros. Mis dedos se enredan en su cabello negro y busco con desespero su olor de hombre en su cuello.

-Vamos a la habitación.

...♡♡♡...

Erick

Dios mío, si hubiera una competencia en quien sería más idiota sin duda sería yo. ¿Cómo es que se podía sentir el infierno y a la vez el paraíso en casi un mismo día? Yo estaba ardiendo como el infierno entre las piernas Lucía. Me movía sin cesar, hundiendo mis manos en colchón para inclinarme más sobre ella.

Verla de esa forma me hacía sentir tan, pero tan poderoso. Toda la rabia que sentía, la estaba desquitando con ella. Era excitante, deliciosos. La manera en la se movía encima de mí, chillando de placer. Yo estaba más que consiente, tenía los ojos bien abiertos mientras la miraba.

Que me lleve el Diablo si quiere, pero esta era la mejor sensación del mundo. El sexo es fascinante, sobre todo para los hombres, las mujeres, el cuerpo de las mujeres y sus detalles que volvían loco a los hombres. Ni en mil años había yo sentido algo así. Yo era como un volcán hirviendo en erupción a punto de estallar y Lucía estaba igual, moviéndose encima de mí como una experta.

Pensé en mi hermano, en Mackenzie. Esto era solo el comienzo de una venganza, ambos tenían que pagar por el daño que me causaron. Vi otra vez aquella escena, ambos teniendo relaciones, solamente aumento mi rabia y me llené de ira. Tome a Lucía y la puse boca arriba me puse rodillas y le tome por sus muslos suaves y me moví con más velocidad. Choque de nuestras pieles eran música lata mis oídos y los chillidos de Lucía me hicieron sonreír inconsciente.

Lucía estaba desorbitada, apenas consiente. Sentí un cosquilleo en la parte baja de mi vientre, mis piernas y brazos empezaron a temblar hasta que explote dentro de llamar como un volcán.

Noticia inesperada

Lucía

Me despierto lentamente, sintiendo el suave roce de las sábanas de seda lila sobre mi piel desnuda. Los rayos del sol se cuelan por la ventana, iluminando la habitación con su calidez. Mi corazón comienza a acelerarse al darme cuenta de que no estoy sola en la cama. A mi lado, yace Erick, mi cuñado, con quien compartí más que solo palabras después de la fiesta de compromiso.

El recuerdo de la noche anterior se cuela en mi mente, mezclando pasión y culpabilidad. ¿Cómo pudimos llegar a esto? Mis emociones se agolpan dentro de mí mientras intento procesar lo que ha sucedido.

El cuerpo del hombre a mi lado está hundido en el colchón, me da la espalda y me percato que hay señales en su ancha espalda, siento una inmensas ganas de tocarle pero me resisto. Sostengo la sábana en mis pechos y me paso la mano por el pelo son poder creerlo aún y recordando todo lo de anoche.

Su cuerpo se remueve y suelta quejidos sueñolientos y poco a poco se va irguiendo en la cama de modo que se sienta y quedamos de lado a lado, mirando el espacio, pero no uno al otro. Lo oigo suspirar de forma pesada y rompe el silencio.

-Mm, Lucía, yo... no sé que decirte. Esto realmente pasó -dice sin poder creérselo y yo tampoco me lo puedo creer.

-Esto no puede salir a la luz, no puede. -Salgo de la cama y corro desnuda hacia al cuarto de baño y allí me encierro, esperanzada de que cuando vuelva a salir él ya no esté, pues no tengo la fuerza para mirarle a los ojos.

Me echo todo el cabello para atrás y me miro en el espejo del baño e investigo mi cuerpo y suelto un suspiro de alivio al no encontrar rasgos, o, al menos no tan visibles y nada que no se pueda ocultar con un pañuelo.

El agua tibia ayuda aliviar mi ansiedad y cuando salgo media hora después, no hay rastros de Erick por ningún lado.

...♡♡♡...

-¿Qué te parece este? Me gusta, puedo usarlo con un conjunto Chanel de la nueva temporada, ¡Lucía, tenemos qué buscar nuevos vestidos para las reuniones!

-Están muy lindos esos zapatos, Lizy -responde vagamente y mi amiga me mira muy seria.

-Estás muy rara desde que llegamos, me llamaste para distraernos, venimos de compras, ¡y que mejor distracción que venir de compras y derrochar dinero sin ningún resentimiento porque todo el dinero es tuyo y no dependes de ningún hombre! ¡Qué hermoso es ese sentimiento, vivir para ti y solo para ti! Dejar de depender económicamente de tus padres es un alivio inmenso, el sentimiento de ser independiente no se compara con nada. Mi padre ha estado de viaje por negocios y mamá obstinada por culpa de mis tías por que sus hijas no pescan ningún hombre millonario, es decir, ¿madre, que diablos te importa? Ah, y por cierto, yo comencé a escribir mi novela, en la noche te paso el archivo para que me des tu opinión.

-Sí, eso suena muy hermoso, me encanta ir de compras y estoy segura de que tu novela sera incluso mejor que las de Stephen King, Lizy, pero hay que me está perturbando la cabeza. Algo que hice.

-¡Nadie supera a Stephen King!

-Sí, eso lo sé.

-Y tampoco a Fiódor Dostoyevski.

-Concuerdo con eso.

Lizy se quita el zapato negro puntiagudo.

-¿Qué hiciste? -Me pregunta y le entrega en zapato a la chica que nos atiende-. Me gusta este. Ponlo en mi bolsa.

-Hice algo malo, Lizy.

-Dime, Lucía. Nos contamos todo, no hay cosa que no sepa de ti.

Yo me miro en el espejo que tengo en frente, llevo un abrigo crema de Dior y un pañuelo Hermes en el cuello y tengo las piernas forradas con medias de nilo blancas.

-Lucía.

Miro a todo alrededor para buscar individuos cerca y cuando veo la zona despejada, Miro a Lizy muy seria.

-Me acosté con Erick.

Aquel conjunto color manzana Chanel, que le queda de maravilla con la piel oscura de Lizy y su flequillo negro que hacen que su bello rostro se vea luminoso, ya no está tan luminoso porque palidece.

-¡Oh, Dios! Es una broma.

-No es broma, Lizy. Pasó anoche después de la fiesta, fue a buscarme y estaba un poco ebrio, pero no del todo. Los dos estábamos muy conscientes.

-Y tú no pudiste resistirte a estar en los brazos de Erick Fürts.

-No pude, Lizy, y me llena de vergüenza admitir que fue la mejor noche de mi vida, no se compara con nada. -Ladeo la cabeza sin dejar de verme en el espejo.

-La carne es débil. Algún día eso iba a pasar, lo digo porque ustedes siempre se gustaron.

-Yo no le gusto a Erick.

-¡Lucía! Querida, ¿Acaso no te diste cuenta como ese hombre te miraba anoche?

-Todos me miran de la misma manera, Lizy, ya me acostumbré.

-¡Da igual los demás hombres! El que te interesa es Erick, y él te miraba como si fueses... ¡una escultura griega en un museo de alta alcurnia! A Mackenzie le molestó un poco eso.

-Sé que no le caigo bien a Mackenzie, tampoco busco una amistad con ella. Pero me siento culpable, engañé a Hugo.

-¿Y crees que él no lo ha hecho?

-No lo sé, admito que no le presto la atención que debería a Hugo.

-Da igual, ya lo hicieron y no puedes borrar lo que sucedió, por lo tanto, tienes que seguir con tu vida y quizá, terminar con Hugo.

Voy protestar algo cuando dentro de mí bolso Hermes mi móvil suena.

-Hola, Hugo.

-Hola, Cariño, ¿cómo te encuentras?

-Bien, ¿y tú? -Miro a Lizy de soslayo, ella se ha puesto de pie y mirar unas diademas.

-Bien, te llamo porque está noche habrá un cena muy importante en casa, lo padres de Mackenzie también estarán, ¿Tú vendrás? Tienes que venir.

-Por supuesto.

-Yo pasaré por ti.

-Como quieras. Adiós.

-¿Está todo bien, cielo?

-Sí, cielo, todo está bien.

Y cuelgo el teléfono dejándolo de lado y luego me pongo de pie.

-Lizy, busquemos un buen vestido y luego vamos a la manicurista, peluquería y finalmente iremos al spa.

-¡Día de chicas!

...♡♡♡...

Me retoco el brillo en mis labios en frente de mi tocador y hunto un montón de perfume cuando oigo el timbre de mi hogar. Me pongo de pie de la silla de terciopelo azul rey y estudio mi aspecto una décima vez más y le doy las gracias a Lizy al ver tan belleza en el espejo. Ese vestido púrpura con escote recto, mangas largas y corto en las piernas.

Cuando suena timbre por tercera vez, tomo mi abrigo y cartera. Abro la puerta Hugo está recostado en la pared opuesta de la puerta.

-¡Hasta que por fin sales! Pero valió la pena la espera, te ves como una rosa.

Me besa y yo sonrío sintiendo un ácido en el estómago

-Gracias, tu también te ves muy guapo.

No montamos en el coche de su abuelo y el transcurso del camino, Hugo me cuenta alguna que otra cosa al azar y yo permanezco todo el rato callada y diciendo monosílabos. Me siento pensativa, nerviosa y ansiosa, pues iba a ver a Erick después de nuestra noche juntos haciendo el amor.

Al encontrarnos en el vestíbulo de la casa, nos recibe mi nuera y damos paso a la sala y yo aferrándome al brazo de mi novio. Pongo mi mejor sonrisa para aquellas personas, los padres de Mackenzie son una familia con la que yo tengo ningún tipo de acercamiento, papá solía decirme que no le gustaba esa familia, que pusiera distancia con Mackenzie en nuestra época estudiantil. Mi pequeña cuñada me saluda y hace que me agache para dejarle un beso y me dice que le encanta mi perfume.

-Mamá no me deja ponerme esos perfumes, aun soy muy pequeña. También me encantaría usar esos bellos vestidos que te pones, Lucy, ¡eres la mujer más bella del mundo!

Todo eso lo dice en frente de la novia de su hermano mayor, Mackenzie también es una mujer muy guapa que tiene mi edad, ella y yo somos muy diferentes en todos los aspectos: ella es rubia y yo soy morena, nuestras personalidades no van en lo absoluto. Ella es obstinada, caprichosa y hasta impulsiva; a casi nadie le cae bien y por eso mis suegros no entienden como es que Erick sigue con ella.

Cruzo las piernas y mis manos con anillos y un reloj de oro de catorce quilates encima de mi regazo en la falta púrpura. A mi lado se encuentra Hugo muy callado, y el padre de Mackenzie habla y habla y nadie le presta atención porque lo que dice no despierta ni el más mínimo interé, sin embargo, su yerno, en todo el ambiente puedo notar la pesadez de <> mirada, de cómo sus ojos se deslizan desde mi rostro, mis labios, el pecho, mis piernas hasta acabar en la punta de mis zapatos nuevos.

Varias veces pillo a Erick mirándome y aparta la mirada rápidamente y cuando vuelve a voltear es a mí a quien pilla y desvío los ojos hacia otro extremo. Noto en sus ojos que quiere decirme algo, su semblante en serio y se ha tomado siete vasos de whisky y ni siquiera hemos ido a cenar.

-Erick, deja de beber, vas a emboracharte y ni siquiera es media noche -su madre le riñe.

Mackenzie sonríe muy risueña.

-Tu madre tiene razón, querido. Después del anuncio tan importante que tengo que dar puedes beber todo lo que te se plazca.

Pero ciertamente, todo estamos muy inquieto de saber de qué se trata lo que tiene por decir Mackenzie, por tanto a puro de parte de mi suegra, pasamos al comedor y nos sentamos casa unos en sus respectivos puestos y obviamente, Hugo a mi lado y Erick en frente de nosotros.

En la mesa, quienes más hablan son los padres de Mackenzie, el señor Dominik ni siquiera levanta la mirada de su plato, pues no tolera la presencia de aquellos señores tan escandalosos. Eleonor muy educada es la que responde pero se le ve incomoda, Evelyn quiere salir corriendo, Hugo ha comenzado a sudar y no sé por qué, Mackenzie casi pega la cabeza del techo y Erick parece ansioso e inquieto como un niño, pero no deja de mirarme.

-Mackenzie, di de una vez aquello que tienes por decir.

-Bien, todos presten mucho atención a lo que les voy a anunciar, es corto pero la sorpresa inmensa, quizá no se lo tomen buena manera al principio pero conociéndo a mi querido Erick sé que todo va a ser prospero. A demás que ya estamos por casarnos, tengo el honor de decirles que estoy felizmente embarazada.

Todos quedamos en completo silencio y estupefactos. ¿Acaso ella acaba de decir que está embarazada? ¿Embarazada de un hijo de Erick, del hombre con el que ayer tuve la mejor noche de mi vida? ¿Acaso ella va a darle un hijo, un hijo que yo jamás podré de darle porque él no me ama y yo estoy con su hermano? Que tontas preguntas comienzan a surgir en mi mente. Podría caerme al suelo si no estuviera ya sentada, pero aún siento un gran mareo que me desenfoca la vista.

Aquella mujer de cabellos dorados sonríe como un brillante sol, Mackenzie está feliz, pero nadie se ha inmutado a reaccionar, el primero que lo hace es Dominik, se levanta de su silla y sin pedir permiso, se va. La pequeña Evelyn busca la reacción de su madre quien poco a poco esboza una sonrisa torcida mirando a la parejita que tiene en frente.

-¡Eso es fabuloso! Erick, vas a tener un hijo, pero... ¿por qué no esperaron hasta el matrimonio?

-No fue planeado, solo sucedió -añade Mackenzie con gran descaro.

Terrible para la familia Fürts, que Mackenzie estuviera embarazada antes del matrimonio.

-Erick, ¿no dirás nada, cariño? -La voz de Eleonor tiembla en cada sílaba.

Erick parece ido, inseguro y titubea un poco, se rasca la nariz y mira el umbral por donde salió su padre previamente.

-Estoy sorprendido, no tenía idea... disculpen. -Se pone de pie y sale del comedor.

Nadie dice nada por lo menos los siguientes tres minutos, Eleonor se le evanta sin decir nada y se va y minutos más tarde, se oyen grandes estruendos y gritos. La risa de Malcolm se hace un auge en el comedor y... ¡Maldición! Yo estoy sin entender nada de esto.

-No pongan esas caras, a Dominik se le pasará el enojo. Ya verán, ¿podemos pasar al postre?

No pasa mucho tiempo cuando Hugo y decidimos regresar a casa y él, amablemente me pide que pase la noche conmigo, no puedo negarme y ambos subimos el edificio hasta llegar al ático.

-Esto va a ser un caos -oigo que me dice Hugo desde la habitación, yo estoy en el baño quitándome las joyas y el maquillaje.

-Piensa que, Erick y Mackenzie se casarán, ese problema ya está resuelto.

-Aun así, sabes que no es bien visto eso en nuestra clase.

Ya con el pelo suelto y el camisón largo de seda, salgo del cuarto de baño para encontrarme con Hugo echado en la cama con sus calzoncillos negros.

-Si salgo yo embarazada en este momento, ¿cómo crees que se lo tome tu familia?

-Creo que mi madre va a alegrarse, pues toda mi familia te adora.

-¿Y por con Mackenzie en así o por que diablos Malcolm se estaba riendo a pesar de la situación?

-Ellos se odian, Lucía. Nuestro padre odia a Malcolm.

-¿Por qué se odian?

-Te das cuenta que no tienen buena reputación y los hombres solo quieren a Mackenzie como amante. Además, Erick es el hijo pródigo y heredero de grandes empresas y propiedades, un partido perfecto.

-Pero ellos han estado juntos todos estos años.

-Te sorprenderías. Mejor dejemos de hablar, vamos a dormir.

El tono de sus últimas palabras me deja pensativa toda la noche, sin entender muchas cosas y me doy cuenta de que la relación de Erick y Mackenzie no es como todos creen, y que tiene más altibajos de lo que se supone.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play