Se conoce como destino a una serie de acontecimientos que ninguna persona puede escapar, nada ocurre al azar, sino que todo tiene una causa ya predestinada y se le atribuye a una fuerza totalmente desconocida.
¿Alguna vez te has topado con un ser de luz?
Si, si, como lo estás leyendo, pero no me refiero a un ángel con grandes alas y poderes alucinantes... estoy hablando de un simple y común humano.
Conocidos como los ángeles sobre la tierra, aquellos que llevan el sol dentro de su interior, cálidos como ninguno, con su sola presencia provoca sensaciones difíciles de explicar, e incomodan a aquellos que están sumergidos en la oscuridad.
A veces existen personas tan heridas mental y físicamente que se sienten asfixiadas, buscan una salida fácil, un desahogo rápido a aquello que les atormenta.
Sin embargo siempre hay una luz que desvanece la oscuridad, la calidez que reblandece el corazón de aquellos que se han endurecido, la mano que te sostendrá firmemente cuando caigas a un vacío que ni siquiera tú mismo creas que puedas salir.
Si bien el destino es quien maneja los hilos, nosotros somos los protagonistas de nuestro propio juego, quizás no todo tenga un "porque", quizás tengamos la libre elección de avanzar y retroceder, de luchar, de cuestionarnos cada acción, de superar todo aquello que nos atormente y nos intoxique, porque quizás a lo largo de todo lo que la humanidad llamo "vida" dos almas se han encontrado mucho antes de tenerse cara a cara.
Todos somos libres en la inmensidad de este mundo y nada está escrito.
Washington DC, Distrito de Wisconsin, Estados Unidos.
Ella tenía una vida feliz como la de todas las adolescentes, salía a fiestas, pensaba en chicos como una tonta enamorada, salía con sus amigas de compras, todo seguía un orden favorable, lo que comúnmente estaría bien en una adolecente, su familia lo era todo, su pilar fundamental en su desarrollo como persona, sin embargo todo cambio cuando el tirante más fuerte e imponente para ella cayo, y la estructura familiar con el tiempo se deterioró hasta el punto del colapso.
La vida de Melody cambio para siempre el día que regreso del colegio a casa, abrió la puerta del cuarto de su padre para contarle sobre un viaje escolar que pronto llegaría, pero todo se volvió tristeza y dolor, un dolor agonizante como nunca lo había experimentado, un dolor que poco a poco se volvió una maldición que la está consumiendo por completo.
Delante suyo observo los pies colgando en el aire de su padre, sus ojos verdes se abrieron en grande cuando subió poco a poco la vista, diviso una soga atada a un tirante, y a su padre colgando del cuello, su cuerpo estaba inerte, vestía su traje habitual de oficina, lo había hecho horas antes de que llegara su amada hija del colegio, para la mala suerte de Melody ya era demasiado tarde, sus intentos por bajarlo fueron en vano, él se había convertido en una víctima más del suicidio.
¿Por qué lo hizo? ¿Cuál es la razón? ¿Por qué llego a esa situación? ¿Era infeliz?
Es algo que nunca se iba a explicar, no lo entendía y nunca lo iba a entender, no hubo una nota, una carta que explicara el porqué, simplemente sucedió, la incertidumbre y el misterio no la dejan dormir por las noches y a veces la depresión por la ausencia de un ser querido, puede ser una sombra asesina detrás de cada persona...
Sin embargo desde ese día oscuro en la vida de Melody poco a poco comenzó a destruirse...
— ¡Melody ven aquí ya mismo! —Exclamo su madre en el medio de la sala mientras su hija se dirigía a su cuarto, tratando de huir, se quitó el saco oscuro y apoyo el portafolios sobre la mesa de sopetón, dando a entender que ya estaba hasta la coronilla de los problemas que estaba ocasionando.
Melody giró y exclamo con furia— ¡¿Qué quieres Samara?! ¡Deja de molestarme la existencia! ¿Qué no te das cuenta que no te soporto? ¿Qué no ves que no me interesa hablar contigo? —Se llevó el dedo índice a la sien y comenzó a tocarse rápidamente— ¿Qué no te da la cabecita? ¿Eres mogólica?
—No me llames por mi nombre—Soltó un suspiro—Estas a menos de un pelo a que te de una cachetada.
—Te lo ganaste a pulso ¿No, Samara?
Su madre rodo los ojos con fastidio y entrecruzo sus brazos, vestía una camisa blanca y una falda oscura, tenía la típica pose de "Te voy a moler a golpes si no cooperas señorita"— ¡Me llamaron del colegio otra vez! ¡Es la quinta! ¡La quinta vez que haces lo mismo! ¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué te escapas? Eres grande para estas cosas, no tengo tiempo para estas estupideces ¿Por qué no entras a clases? Tus notas apestan en casi todas las asignaturas, así no van las cosas, señorita...
—No tengo ganas de entrar a las estúpidas clases ¿Qué te parece? ¿Tienes alguna queja al respecto? Dímelo, lo anotare en las cosas que me importan un reverendo comino, si te molestaras más, si fueras mejor madre, sabrías lo que me pasa, no tienes tiempo porque te la pasas con tu noviecito como si tuvieras veinte y no tienes veinte, tienes cuarenta y cinco, cambiaste rápido a papa...que fácil te resulto... como un par de medias sucias, me parece que no tenías tanto amor... solo te interesaba el sueldo, el si me entendía, él era mi mejor amigo, pero tu ni te le acercas a los pies...ya ni el anillo llevas puesto... eres patética, Samara.
Su madre la observo furiosa y le dio una bofetada con fuerza la cual resonó en la sala por faltarle el respeto—Respétame mocosa mal educada, que sea la última vez que me hablas de esa forma.
Melody asintió y con lágrimas en los ojos le sonrió con cierta mofa—La verdad duele, eso dicen... remueve la culpa de los pecadores—Retrocedió algunos pasos—Ni me dolió...
—Quiero ver buenas calificaciones, es lo único que tienes que hacer, ir al colegio y estudiar, definitivamente no sirves para nada más que para perder el tiempo con ese vago que tienes de novio, así te va a ir en la vida, serás una mediocre.
—Entonces deberías haber tenido otra hija, una esclava que haga todo a tu voluntad, su majestad.
—A veces lo pienso, una con modales y no una salvaje que no tiene ni idea de lo que es el mundo.
— ¡Pues ve y tenla con ese estúpido con el que te revuelcas! —Se giró y se fue rápidamente escaleras arriba.
— ¡Melody! ¡Ven aquí mocosa! ¡Te voy a enseñar lo que es el respeto!
— ¡Déjame en paz! —Cerró la puerta con brusquedad y le coloco el seguro.
Su madre golpeo y toco el picaporte varias veces tratando de abrir la puerta— ¡Ábreme con un demonio!
— ¡Lárgate!
—Sabes que, has lo que quieras, me tienes harta, si quieres ser una perdedora en la vida, se una perdedora, vas encaminada a ser una, después no vengas llorando, por que hice lo que pude para sacar algo bueno de ti.
— ¡Me encanta la idea!
—Si quieres comer prepárate la cena sino no comas, me voy.
Melody se apoyó contra la puerta y se deslizo hasta caer al suelo, sus ojos se inundaron y trago grueso llena de impotencia al darse cuenta de que ni siquiera su propia madre comprendía lo que le sucedía.
—Me siento tan sola—Musito entre sollozos, luego se le produjo un nudo en la garganta.
Se dirigió hacia su escritorio y tomo el portarretrato donde salía con su padre, abrazados el día en que cumplió dieciséis, ella lucía un bello vestido azul, sus ojos verdes resaltaban a lo lejos y su largo cabello oscuro estaba alisado hasta su región lumbar, su padre llevaba un espléndido traje de color negro, ambos se veían sonrientes, eran felices en esa época.
—La última vez que te vi sonreír...—Toco el cristal con sus dedos y luego se llevó el retrato al pecho aferrándose con fuerza, posteriormente se dejó caer sobre la cama—Cuanto te extraño...tú eras la persona que más quería en el mundo, la que comprendía el desastre que soy, tú me consentías... te preocupabas...¿porque te fuiste así? Tan de repente... Te necesito papa...te necesito mucho...—Sollozo fuertemente.
De pronto el teléfono sonó sobre su mesa de luz, se refregó los ojos quitando las lágrimas de su rostro y lo tomo, era un mensaje de Whatsapp de un número que no tenía entre sus contactos, le resultó extraño, ya que nunca recibía mensajes de desconocidos.
Desconocido: Hola Melody ¿Te gustaría ver lo que hace tu novio en este momento a tus espaldas? Te aseguro que te quedaras con la boca abierta, te resultara divertido conocer la verdad, avísame, la curiosidad a veces mata el gato... ¿Tu confías en él? Pobre tonta no sabes lo ridícula que eres...
— ¿Qué? ¿Quién demonios me mando esto?
Busco el numero entre sus contactos y le marco a su pareja, no le atendía, hasta que en el cuarto intento le respondió al tercer repique.
—Hola amor ¿Qué sucede? ¿Está todo bien? Vi varias llamadas ¿Paso algo? ¿Tú mama bien?
—Nada... em solo quería oír tu voz y... ¿Qué haces?
—Dormía... pero me despertó el vecino, esta con esa música molesta que me dan ganas de volarme la cabeza de un escopetazo ¿Segura estas bien? ¿Quieres que vaya a tu casa?
—Sí, estoy bien, discutí otra vez con mama... está cada vez más pesada...
—Uh, lo imagino ¿Segura que no quieres que vaya? Unos mimos te vendrían bien si estas triste o estresada.
—Descuida, estoy bien, se escuchan voces ahí ¿Con quién estas?
—Es mi hermano, esta con algunos compañeros del colegio en la sala, están bebiendo una cerveza y comiendo pizza.
—Ah que bueno ¿me quieres? ¿Soy... importante para ti?
—Obvio mi amor, eres lo más importante en mi vida, no hay nada más importante que tú.
—Gracias...
—Te escucho rara ¿De verdad no quieres que vaya? Me cambio y en veinte estoy ahí, vamos por una cerveza y nos relajamos por ahí.
—No hace falta, nos vemos después, te quiero.
—Yo más, osita.
Entorno la vista con fastidio—Tus apodos son una cagada.
—Tu tan delicada como siempre—Rio y corto la llamada.
Melody soltó un suspiro de fastidio—Seguro es su ex buscando inyectar veneno, seguramente...
Lanzo el teléfono sobre la cama y se recostó observando el techo, levanto su mano—Quiero un respiro...aliviar para siempre este sufrimiento...quiero descansar en unas verdes praderas rodeada de aguas de reposo...para así no ver más a nadie...
El móvil sonó nuevamente sobre la cama, estiro su mano soltando un soplido de fastidio y vio nuevamente la notificación de Whatsapp del número desconocido, abrió la app y toco en el mensaje, eran tres en total, el primero era una fotografía, la cual mostraba a su novio con una rubia abrazados muy acaramelados.
Desconocido: ¿Te interesa, estúpida?
Desconocido: Filomena Ristorante 1063 Wisconsin Ave NW
— ¿Qué demonios? Debe ser una broma—Se puso de pie y le marco al número desconocido pero este no contestaba, hasta que en un momento le dio apagado o fuera del área de cobertura.
—Maldita... lanzas el veneno y luego huyes, da la cara hija de perra.
Camino por el lugar de un lado a otro, el pecho le dolía, quería creer que era una vil artimaña de la ex para separarlos, confiaba en su pareja, nunca había demostrado actitudes raras que la hicieran pensar lo contrario.
Dudo en llamar a su novio y reclamarle por los extraños mensajes que estaba recibiendo, si era cierto lo negaría a muerte o se iría rápidamente como una rata del lugar antes de que llegara, por lo que decidió ir al lugar para echar una mirada sin decirle nada a él, si era mentira no perdería nada, pero tampoco quería quedarse con la duda, la incertidumbre le estaba carcomiendo desde adentro, sobre todos los problemas que tenía, lo único que faltaba era que su novio le fuera infiel.
Melody tomo lo primero que encontró, unas converse negras, un jeans azul, una sudadera y por ultimo su chaqueta oscura con capucha favorita la cual tenía mil usos, agarro su móvil, su cartera y salió de su cuarto, camino hasta la sala y tomo algo de dinero que su madre había dejado sobre la mesita ratonera, era el dinero de su cena.
Agarro el juego de llaves y salió con prisa de su casa, lo primero que sintió fue un aire fresco que arremolino sus cabellos, se aferró a ella misma y comenzó a caminar con prisa en la noche iluminada por las farolas, cuando llego a la esquina casualmente observo un taxi que se aproximaba, levanto su mano haciéndole una señal para que se detuviera y lo abordo.
Un señor mayor de unos cincuenta años, de cabello ligeramente largo y abundantes canas, la observo por el retrovisor— Buenas noches ¿A dónde nos dirigimos? —Inquirió mientras se acomodaba sus anteojos.
Melody observo su teléfono—Filomena Ristorante, dese prisa, me urge llegar lo más pronto posible.
—Bien, bien.
Melody tenía los ojos llorosos, vio la foto y sintió rabia, pero a la vez duda, vieja no era porque se veía igual como lo veía a menudo a su pareja, quizás era una prima o algo...pero si era familia, le había dicho por teléfono que se encontraba en su casa, con su hermano, algo no le estaba cuadrando...y eso era como espinas clavándose en su interior esperando la oportunidad para desgarrar sus carnes sin piedad alguna.
Cuando el taxi se detuvo unos locales atrás, ella observo el lugar por la ventanilla, veía parejas salir caminando tomadas de la mano, otras ingresaban.
—Ya llegamos.
—Bien, tome el dinero, muchas gracias.
—Espere, le tengo que dar su cambio.
—Quédeselo—Abrió la puerta y se bajó.
El taxista bajo la ventanilla— ¡¿Quiere que la espere?!
—No hace falta, muchas gracias.
Cuando camino hacia el Restaurante se detuvo en la entrada, veía la gente desde afuera bien vestida, con vestidos de tubo y zapatos de tacón, algunos chicos de camisa, otros de traje y zapatos.
Cuando entorno la vista observo a su novio con sus amigos, lo vio reírse y comiendo muy a gusto, se veía con una camisa negra arremangada y unos jeans oscuros, a su lado había una rubia de cabello lacio y muy largo, tenía un vestido de color blanco, efectivamente era verdad y para colmo desde los ojos de Melody su enemiga era mucho más bonita que ella.
Trago grueso y apretó su puño llena de impotencia.
—Que estúpida eres, pero esto no se queda así—Se dijo así misma—No se queda así hijo de perra—Musito entre dientes—A mí nunca me trajo a un lugar así, pero a sus perras si...
Cuando decidió ingresar al lujoso local, para cantarle sus verdades a su pareja un sujeto enorme, calvo y de traje oscuro la detuvo en el acto cerrándole el paso, se veía rudo e intimidante tanto que la hacía ver pequeñita, pequeñita—Lo siento no puede ingresar, esta noche estamos llenos ¿Tiene reservación, señorita? —Inquirió observándola con cierto menosprecio al ver su atuendo informal.
Melody abrió la boca y desvió la mirada un segundo hacia el interior, luego presto atención en el sujeto, lo observo mientras levantaba su mano para revisar la lista.
—Obviamente titán colosal, tengo reservación, no estaría parada aquí sin una, ósea hazte a un lado ¿Si? Llego tarde a mi cita.
El sujeto la observo seriamente— ¿Apellido?
Y de entre todos los nombres que existen en el mundo se le fue a ocurrir el menos indicado para la situación—Walker...Paul Walker hizo la reservación.
El sujeto reviso y luego levanto la vista hacia ella — ¿Paul Walker?
Melody asintió algo nerviosa mientras jugaba con sus dedos de la mano
— ¿Usted viene a cenar... con Paul Walker? —Inquirió riéndose.
Melody rio levemente—Lo sé, su nombre es igual que el del actor... que en paz descanse el pobrecito, a lo mejor reservo como Michael, revise otra vez, por favor me está esperando... diez llamadas tengo de él.
Cuando el gigante miro de nuevo la lista, Melody le paso por un costado corriendo a toda prisa, era como una de esas situaciones cuando estas aterrada porque te están robando y tratas de huir sacando el cien por ciento de tu capacidad física con tal de sobrevivir, se dijo en voz alta para ella misma "¡Corre perra, corre!"
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