últimamente me sentía más hambrienta que nunca, aunque a veces medio probaba la comida, otras ni la tocaba porque me daban nauseas, Maximiliano solo trataba de cumplir con mis caprichos y antojos.
-amor, despiértate, tu hijo me acaba de decir que quiere comerse una pizza, con champiñones, maíz y extra de queso- le dije mientras la boca se me hacía agua de solo imaginarme la pizza.
-vico, son las 3 de la mañana, duérmete!- me dijo con una voz ronca y adormilada.
-no!- dije haciendo puchero- quiero comer pizza.
-amor mío, dónde puedo conseguir pizza a esta hora?.
-vamos a un súper de esos que duran 24 horas y compramos unas masas de pizza.- dije inventandome una solución.
-en serio tienes ganas de comer a esta hora?- volvió a preguntarme con dulzura.
-si que si, tu hijo o hija dice que lo alimente- dije esbozando una gran sonrisa .
-a ver, si el no habla como sabes que te ha dicho eso?
-porque, yo dormía muy tranquila y luego me entraron unas ganas horribles de pizza, y me desperté, eso quiere decir que el o ella quiere comer pizza ahorita- le dije solemne.
-bien, iré a cambiarme para ir a buscar la pizza- max se levantó de la cama y se alistó lo más rápido que pudo.
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MAXIMILIANO
Victoria últimamente pensaba en comer, ya no le importaba la hora, cada vez que me hablaba, venía con una comida en mente, está era la 5ta vez que me despertaba en la madrugada porque le daba hambre.
desde que comenzamos el segundo trimestre, su apetito aumento, junto a el, su sensibilidad, y sus cambios drásticos de humor.
llegué a un restaurante donde trabajaban 24 horas, no eran las mejores pizzas de la ciudad, pero me ayudarían a complacerla, despues de todo, aún no era tan estricta de complacer.
tome el pedido y me despedí.
+te he encontrado una pizza como la deseabas, no es la mejor, pero espero te sirva.- le escribí antes de comenzar a conducir.
-gracias, te amo! si consigues en el camino algún local abierto, tráeme un jugo de durazno, un helado de mantecado y una torta de chocolate
no podía creer lo que estaba leyendo, esta mujer si que tenía un apetito incontrolable.
+muy bien, tardaré un poco mientras busco lo que has solicitado mi bella dama.
-no te preocupes yo te espero.- respondió enseguida.
tarde aproximadamente 30 minutos en conseguir todo lo solicitado por victoria.
cuando llegue a la casa, la encontré profundamente dormida en el sofá de la sala.
-vico, te he traído la comida, amor!- le susurre para despertarla
-mmmmm- murmuro.
decidí dejarla dormir, guarde las cosas en el refrigerador, y deje la pizza en la encimera de la cocina
tome a mi esposa en brazos, y la subí hasta nuestra habitación.
-si que has engordado- le susurre- dándole gracias a Dios, de que no estaba conciente para escucharme.
la deposite con cuidado en la cama y me recosté con ella, para dormir un rato más.
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VICTORIA
Cuando abrí mis ojos, la luz entraba por la ventana.
-max, me has traído la comida?- le pregunte con voz somnolienta.
-mmmm- murmuro aún dormido.
-por que no me despertaste- le dije molesta - tenía ganas de comer pizza anoche no ahora
-si que te has vuelto difícil de complacer - se quejo.
-es que tú no entiendes, vivo con hambre todo el tiempo, estoy engordando cada día más, lo único que te pido es que me consientas pero no puedes- dije mientras comenzaba a llorar.
-no, no, no, amor, porque estás llorando.- se levantó max y me abrazo preocupado
-no lo se- dije sin poder detenerme.
-ovida lo que pasó, que deseas desayunar, yo te cumplo todos tus antojos.
-no, tu no quieres complacerme- me queje aún con lágrimas corriendo por mi rostro.
-ya amor, dime qué deseas y yo te lo traigo.
-pues en ese caso, quiere unos sandwiches de pollo, con tomate y lechuga y mucha salsa, que tenga maíz, jamón y queso, con un vaso de chocolate frío, un pudin de manzana y helado de fresa.
-pero si está madrugada pediste de vainilla, y yo te lo traje.
-vez que no me entiendes, quiero de fresa no de vainilla - dije mientras comenzaba a llorar de nuevo.
-no, no llores Vico, voy a traerte todo lo que has pedido, ahorita vuelvo- dijo mientras me daba un beso en la frente y salía a asearse para ir a comprarme lo que faltaba.
40 minutos más tarde, llegó de nuevo con las compras.
yo ya me encontraba en el comedor, había desayunado omelette, con pan.
no era exactamente lo que quería pero tenía demasiada hambre.
-victoria, no me digas que ya desayunaste otra vez- se quejo Maximiliano al verme.
-si, pero no importa, dame el pudin de manzana y el helado.
el me dejó lo que pedí, me dió un beso y salió a alistarse para ir al trabajo.
-leila, que has sabido de tu sobrina?- le dije pregunté mientras colocaba el desayuno de mi esposo en la mesa.
-no lo sé niña victoria, desde que el señor Samuel fue encarcelado ella se fue sin avisar.
-en cuanto sepas de ella, agradecer que me informes- le pedí con amabilidad
-si niña lo que ordene- dijo y se retiró
emilia se había ido sin informar a dónde, porque o con quien, yo sabía que ella tenía que ver con Samuel, así que cuando esté cayó en la cárcel ella decidió huir, por otro lado Amaia, seguía en el extranjero, al parecer estaba disfrutando de unas largas vacaciones, doña adelaida estaba ganandose la vida en la clínica, el Doctor Stevens, me mantenía informada de cada paso que daba, en cuanto a Samuel, pues no había vuelto a saber de el y para ser sincera así estaba mucho mejor.
podía tener una vida, plena y feliz al lado de mi esposo, nada podría dañarnos nuestra dicha ahora.
yo lo amaba, el me amaba y eso era todo lo que necesitabamos para ser completamente felices.
el día estuvo como.de costumbre, mi humor era una montaña rusa, estaba estresada, segundos más tarde irritada, minutos después lloraba desconsolada.
-jefa, porque lloras ahora?- me preguntó Adriana extrañada.
-no lo sé, me siento frustrada por no poder crear algo digno- dije mientras mis lágrimas corrían por mis mejillas.
-necesitas que llame a Maximiliano.?
-no, no quiero hablar con él - dije molesta- le he marcado 5 veces y no me ha podido contestar ninguna llamada.
-vico, el jefe Maximiliano está en una conferencia con los inversionistas de Francia, el te informo ayer.
me quedé pensándolo por un momento, recordaba algo sobre una junta, pero la verdad no le había prestado mayor atención, ahora me sentía como una estúpida.
-creo... creo que tienes razón.
-ahora cálmate, seguro Maximiliano aún no ha salido de la junta, Joshua tampoco me ha respondido - dijo para consolarme.
-bien en ese caso, tratemos de crear algo impactante - dije limpiando mis lágrimas y esbozando una enorme sonrisa.
-vaya, tus cambios de humor si que dan miedo- dijo Adriana en broma.
-lo se, es tan difícil poder controlar mis emociones- dije soltando un largo suspiro de resignación
-creo que debemos agregar ropa para mujeres embarazadas, no estaría mal expandir nuestra versatilidad - propuso Adriana.
me sentí un poco furiosa, yo estaba embarazada pero no se me había ocurrido crear diseños para esta etapa de la mujer, aunque había Sido una excelente idea, no había manera de que esa sentimiento se disipará del todo.
nos sentamos frenta al computador y comenzamos a crear nuevos bocetos.
estar embarazada, hacia que mi inspiración fluyera más rápido, debido a que sabía cómo quería verme y sentirme en mi estado actual.
habían algunas prendas que me molestaban un poco, otras me ajustaban mucho mi parte abdominal, así que recaude todas mis molestias y comencé a crear algo que me encantaría usar a diario.
al finalizar el día había creado 3 hermosos diseños, uno era conservador, diseñado especialmente para un día de oficina, el otro era algo más casual, y por ultimo un hermoso vestido para una cena nocturna o una gala importante, era imponente, elegante y llamativo a la misma vez.
-mi amor, se me ha hecho algo tarde lo siento- dijo max, entrando a mi oficina.
-bien, dile a Fabián que me lleve - le dije con indiferencia.
-vico, vine a buscarte.
-si, lo se, pero yo no pienso irme contigo.
el me miró sin comprender mi actitud.
-te tengo una sorpresa.
-no me interesa, ninguna sorpresa- me levanté de mi escritorio tome mis cosas y salí.
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MAXIMILIANO
detestaba la actitud que tomaba victoria, aunque trataba de ser comprensible con ella, sabía que todo esto se debía a las hormonas, pero maldita sea, era agotador tratar de contener mi enojo.
había estado todo el maldito día en una reunión, apenas salí de allí salí con Joshua a comprar unas cosas y alistar otras tantas para darle una sorpresa a Victoria, y ahora ella se comportaba de una manera cortante t fría.
la Vi salir de la oficina con sus cosas, así que decidí seguirla en silencio.
cuando llegamos a la entrada de la empresa, se detuvo a un lado esperando un taxi.
-victoria, deja de ser tan infantil, por favor, déjame llevarte a casa.- le pedí.
-he dicho que no quiero irme contigo.
suspiré con frustacion.
-por favor, si llegamos y no te gusta la sorpresa, me iré a dormir en la habitación de invitados como castigo.- le ofrecí.
-no me interesa ni dónde duermas ni tu sorpresa max.
-se puede saber porque estás tan enojada conmigo?
-te llame irrepetibles veces, te escribí y no obtuve ninguna respuesta de tu parte.- me espeto
-amor, olvide el celular en la oficina, lo siento- sabía que era una excusa poco creíble, pero era la verdad, cuando salí a toda prisa de textilmax, olvide mi celular en el escritorio, y debido a que no había regresado a la.empresa, no pude recuperarlo de vuelta.
ella me miró con incredulidad.
-bien, como usted diga señor Singer.
-muy bien, entonces esperaremos un taxi ambos para regresar- le ofrecí en modo de tregua.
-yo no me subiré a un taxi contigo.- me dijo con amargura.
en ese momento Ignacio iba pasando y se detuvo enfrente de nosotros, bajo la ventanilla de su auto.
-que hacen ustedes dos ahí?- pregunto confundido.
-oh!, querido cuñado, podrías ser tan gentil de regresarme a mi casa.- le dijo Vico con una dulce voz.
-esta todo bien?- dijo mirandome a mi.
-estamos bien - le dije de mala gana- es mejor que la lleves tu, a qué se vaya en un taxi.
-muy bien, pasaré antes por Sabrina- le informo Ignacio a Vico mientras le abría la puerta para que subiera.
-no hay problema, no tengo ninguna prisa- subió al auto y la Vi alejarse con Ignacio.
regrese a mi auto, y me puse en marcha para llegar a casa antes de que Victoria, aún tenía que asegurarme que la cena estuviera lista.
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VICTORIA.
-Ha pasado algo con ustedes?- pregunto Ignacio curioso.
-no.... bueno no lo se, estoy molesta porque no me respondió las llamadas ni los mensajes hoy, me ha dicho que se olvidó el celular en la empresa.
-por eso es que no he podido comunicarme con él- dijo Ignacio reflexionando.
-no tienes que fingir para hacerlo quedar bien, delante de mi.- podía sentir el sabor amargo en mi voz.
-no, no lo estoy justificando, se supone que te daría una sorpresa hoy y necesitaba confirmar algunas cosas, pero no pude contactarlo en todo el día, hasta que se me ocurrió llamar a Joshua.- me explico.
-entonces me he enojado con el, sin razón alguna- me volví a sentir impotente, y comencé. a llorar de nuevo.
-vamos Victoria, no tienes por qué llorar, max te ama, lo sabes.
-es que últimamente he estado muy sensible, este embarazo me hace llorar por todo- dije tratando de calmarme.
-en ese caso, deberías de confiar más en max, y tratar de dominar las emociones que te hacen llorar.
-como si fuera tan fácil - le dije mientras colocaba los ojos en blanco.
esperamos un largo rato hasta que Sabrina salió de la empresa de tecnología de mi suegro, TecnoMax.
-buenas noches- dijo al subirse al auto- hola victoria- dijo dedicándome una sonrisa.
quien podría imaginarse que la mujer que había contratado max para casarse y a la que había cambiado por mi, terminaría siendo nuestra alianda y la novia de Ignacio.
-hola sabi, bien tu que tal?- le respondí con la misma emoción de verla.
-muy bien, pensé que nos esperarias en la casa con Maximiliano.
todo el mundo, sabía sobre la estúpida sorpresa, menos yo; ahora me sentía mal por no haber hablado antes con max, tenía que llegar a casa y decirle que todo estaba bien.
llegamos a la casa, apenas entre busque con la mirada a max, pero no lo pude ver en ninguna parte de la sala o el comedor, subí las escaleras hasta nuestra habitación pero también estaba vacía.
baje de nuevo y entre en busca de Leila.
-leila, no sabes dónde está mi marido?- pregunté nerviosa de que el no hubiese llegado, y estuviera enojado conmigo.
-niña victoria, el joven max, está en su estudio desde hace un buen rato.- dijo Leila con precaución de no ser imprudente - llegó algo triste.
-muy bien Leila, iré a hablar con él; por favor encárgate de nuestros invitados - le sonreí y seguí hacia el estudio de max.
me detuve frente a la puerta, no sabía si tocar o entrar de una vez, mire a ambos lados en busca de ayuda pero nadie llegó.
luego escuché la voz de Maximiliano, desde el otro lado, parecía estar discutiendo con alguien; me llene de valor y entre.
justo en el momento que me vio entrar, su mirada sombría cambio, y sin esperar un segundo más colgó la llamada.
-alguien importante?- dije enarcando una ceja.
-no, en absoluto- dijo y siguió mirando el computador.
-max, lo siento- trate de explicarme- se que últimamente ando irritable, o muy emocional, todo me molesta, nada me agrada y lloro con facilidad, pero es tan duro sentir tantas emociones en segundos, no sé cómo controlarlas, se que te esfuerzas por darnos lo mejor, quizás no soy justa contigo, te despierto 3 veces en la semana a las 3 de la mañana porque tengo hambre y no te quejas, solo sales a buscar lo que yo te pido, te doy órdenes, que se que al igual que yo no te gusta recibir ninguna, pero te tragas tu orgullo y solo lo haces para complacerme, y aún así cuando necesitas que yo te comprenda no lo hago, me comporto tan egoísta.
el me miraba, sin decir nada.
-siento el drama de hoy, me molestó el hecho de no saber de ti, estás siempre a mi lado que tu ausencia me enloquece- dije con sinceridad- no es porque dude de ti, es que necesito tener tu atención, saber que estás ahí cuando yo te necesite- volvía a sonar egoísta- si soy muy posesiva y egoísta lo sé, prometo no serlo.
el me miró con incredulidad, mientras enarcaba una ceja.
-bueno, está bien, trataré de no serlo tanto.- dije mientras me reía.
-eso si que es todo un reto para usted señora Singer.- dijo riendo con malicia
-si que lo es- ambos sabíamos que dejar de ser tan posesiva con el, era algo prácticamente imposible, así que no servía que nos mintieramos.
-me disculpas?- le dije colocando mis ojos suplicantes.
-si me miras de esa manera, terminaré haciéndote mía, aquí mismo- dijo con picardía.
me acerque más a él, me coloque a su espalda y me incline para poder pasar mi lengua por su oreja.
-creo que sería un buen paso para solucionar esta situacion- dije con descaro.
enseguida max, se levantó me tomo por el cuello y me dió un beso con urgencia, me subió mi vestido me bajo las bragas dejando mi sexo totalmente expuesto, me tomo en sus brazos y me sentó sobre el escritorio.
hundió su cabeza en medio de mis piernas, haciéndome retorcer de placer, tome su cabello entre mis manos, tratando de hacerlo subir pero el se resistía a hacerlo, su lengua estaba haciendo maravillas allá abajo, mientras el mordía y chupaba mi sexo, yo ahogaba mis gemidos, despues de todo teníamos invitados en la casa
-max, para...- dije jadeando.
-mmmmm- dijo el sin detenerse.
-tene...mos, visitas- le recordé.
el hizo caso omiso a mis palabras y continuo, dándome placer, hasta que hizo que estallara, inundando su boca de mi.
-estas más divina que nunca- dijo lamiendose los labios.
bajo su pantalón y sus boxers, dejando al descubierto su erección, sin pensarlo dos veces entro en mi, y comenzó a moverse pausadamente, pero tan exquisito, cada movimiento era una sensación única de deseo, me había vuelto viciosa al sexo gracias a max, apresuró un poco su marcha mientras me hacia soltar pequeños gemidos ahogados.
mantuvo su ritmo, hasta que ambos llegamos al climax.
debía de confesar, desde el embarazo, hacíamos el amor cada noche, pero con la única diferencia de que ya no hacíamos el sexo tan salvaje, Maximiliano era muy precavido de no lastimarme a mi o al bebé que llevaba dentro.
-te amo Max - dije mientras el estaba recostado de mi pecho.
-te amo más victoria- dijo dándome un casto beso en mis labios ya hinchados.
-te ves tan jodidamente sexy, cuando acabamos de hacer el amor- dijo mientras reía.
-solo espero que nadie más lo note- dije mientras me ruborizaba.
-bien, alístate y salgamos a la cena- ordeno max.
tardamos unos pocos segundos en salir juntos del despacho, para cuando llegamos a al comedor todos ya estaban en su lugar, esperando por nosotros.
-disculpen la tardanza, estábamos arreglando un asunto- dijo max mientras tomaba asiento.
-no te preocupes hombre, todos sabemos que victoria no te la está poniendo facil- dijo Joshua con burla.
-pero me imagino que arreglaron el asunto- dijo don máximo con seriedad.
-claro papá, no ves la cara de relajación que tiene tu hijo- declaró Ignacio.
yo sentí que me ruborizaba de nuevo.
-muy bien, pues comencemos a comer- declaró mi suegro para no darle más largas al asunto.
pasamos la velada felizmente en familia, como solíamos hacerlo amenudo, ya que no estaba ni Samuel ni su madre para arruinar la cena.
-mañana conoceremos al sexo del bebe- anuncio max con alegría.
-eso es genial, yo apuesto que es niña- dijo Ignacio
-yo igual- dijo Sabrina.
-yo digo que es niño- dijo mi suegro.
-yo me voy con el señor máximo - declaró Joshua.
-te equivocas amor, seguro es niña - dijo Adriana sonriendo.
al parecer el sexo del bebé se había convertido en un pequeño debate familiar, max y yo veíamos a todos opinar en silencio.
-me encantaría que fuera una niña- dijo Leila mientras servía el postre.
-y yo que sea un señorito- dijo Mary.
-pues ya mañana saldremos de dudas- dije algo disgustada, sabía que no estaban diciendo nada malo, pero mis emociones no podían ser controladas.
-adriana necesito que vayas conmigo.
-todos me miraron sorprendidos.
-pense que iríamos los dos - declaró max con asombro.
-si, pero ya que todos están tan entusiasmados por el sexo, porque no lo revelamos en casa- sugerí.
-me parece genial - chillaron Adriana y Sabrina al unisono
-nosotras nos encargaremos de todo.- dijo Sabrina con total felicidad.
seguimos compartiendo la velada, tranquilamente, hasta que Leila coloco un pequeño cupcake enfrente de Adriana.
todos la miramos con curiosidad.
-que es esto?- dijo Adriana extrañada, ya que solo a ella le han traído un cupcake.
-eso es un pastelito en miniatura- dijo Joshua poniendo los ojos en blanco.
-eso se lo ha traído el señor Joshua a usted por cumplir medio año de relación- dijo Leila sonriendo.
-aay amor gracias- dijo adriana mientras sonreía feliz a Joshua.
quitó la fresa que estaba encima y se la comió, luego procedió a tomar su cucharilla y comenzo a comerse su cupcake feliz.
-adriana que tal si vamos a la consulta al salí de la empresa- le propuse.
-no, no puede ser tan tarde Vico, porque debo informarle a Sabrina para comenzar a organizar todo aquí- dijo ella mientras seguía comiendo su postre.
-bien, al mediodia- dije sin ganas
en ese momento adriana comenzó a escupir como loca.
-maldita sea Joshua, quieres matarme?- dijo enfadada.
todos la mirábamos curiosos.
-hay algo raro en el cupcake.
busco entre el monton de cupcake que había escupido y consiguió un hermoso anillo con un diamante en medio.
-que mierda es esto?- dijo soltando el pequeño aro en la copa de vino blanco que tenía enfrente.
cuando el anillo quedó limpio de restos de cupcake adriana abrió los ojos como platos por el asombro.
-Adriana Jhonson, quieres casarte conmigo?- dijo Joshua mientras se colocaba de rodillas.
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