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UNA PRIMAVERA EN OTOÑO

PROLOGO

He llegado a estas alturas de mi vida con sacrificios en todos los sentidos. Dejando de lado sueños propios y procurando ser el empuje para que todos al mi alrededor alcancen los suyos. Mis hijos, mi esposo, mi familia....

Ellos son mi mayor logro...

Si me preguntan si he sido feliz, podría responder que nunca se es completamente feliz. La vida está llena de momentos felices, de alegrías y tristezas. Solo cuando nos tomamos el trabajo de hacer un balance, podemos saber cuan infelices o infelices hemos sido.

Pero aún así es triste pensar que nada de lo que se sueña alcanzar se logra a la perfección.

Creía que a esta edad, cuando los hijos crecieran y hubiera llegado el momento de tomar la vida con un pco más de tranquilidad, mi vida sería otra. Pero no es así...

Un monstruo llamado enfermedad, con nombre propio, cáncer, se ha encargado de oponerse a todos mis anhelos y a los sueños que mi esposo y yo pretendíamos en algún momento hacer realidad.

Esa maldita enfermedad me ha arrebatado ya a una persona amada, mi padre, y ahora amenaza con hacerlo con otra, mi esposo. Pero lo peor es que él parece menospreciar la fortaleza del enemigo que lo ataca.

Solo deseo que esto termine pronto, deseo poder llevar a cabo mis sueños junto a él, después de 30 años de matrimonio y de luchar por forjar un hogar estable, creo que es lo más justo, aunque no sé si para él sea lo mismo.

Cuánto debe amarse una persona a si mismo para poder tomar la decisión de salvarse? Cuánto debe amar a los demás para desear evitar causarles dolor? Que puede ser más importante que tener salud para poder disfrutar de la vida y demostrarle a tus seres queridos cuanto los amas?

Cuando de la enfermedad de un ser amado se trata, todos en el entorno nos enfermamos de diferentes maneras, emocionalmente, físicamente, espiritualmente, pero no hay nada que hacer cuando el afectado no toma decisiones a tiempo.

Esta lucha se siente tan solitaria aún estando rodeado de personas que participan en ella. Tanto que en ocasiones siento desfallecer. Pero sigo aquí. Ya he caído tantas veces y otras tantas me he levantado, que una más no va a destruirme.

He vivido, he luchado, he ganado, he perdido, he caído y me he levantado, y sigo aquí, soñando con que al siguiente amanecer, las pesadillas terminen.

Anhelo la paz en mi interior, vivir intensamente y dejar atrás todo el dolor. Solo espero que la vida actúe en esta ocasión a mi favor, estoy cansada de tantos altibajos.

Solo anhelo un final feliz...

Mi final feliz...

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Hola a todos queridos lectores. Esta nueva historia es especial para mi, ya que está basada en una historia muy real y cercana.  Puede que no esté narrada al pie de la letra de los acontecimientos y esté rodeada de situaciones imaginarias. Juzguen y elijan ustedes cuáles son ciertas y cuáles no. Los amo, disfrútenla.

Un nuevo lugar

Sophie

Miro a mi alrededor mientras camino hacia el sillón ubicado en el porche a la entrada de la que será mi nueva casa de ahora en adelante. Estoy verdaderamente agotada.

Las mudanzas no son algo nuevo para mí, pero aún así no dejan de ser agotadoras.

Esta, en especial, me ha dejado sumergida en el cansancio.

Miro alrededor. Es un lugar hermoso.

Un suburbio residencial exclusivo, creado dentro del concepto de brindar a personas con problemas de salud un ambiente agradable, al igual que a sus familias, ubicado cerca a los mejores centros de salud de la ciudad de Atlanta.

Después de varios años de enfrentar los problemas de salud de mi esposo, y ahora que ha llegado el momento de cuidar de mi madre, he sentido la necesidad de hacer todo lo posible para que la carga que representa manejar situaciones como estas, sea más llevadera para mi y para ellos.

A mi edad, las cosas ya no son tan fáciles de llevar. Tengo 50 años, aunque a muchas personas les cuesta creer que esa es mi edad y se sorprenden al saberlo ya que en realidad no los aparento.

Este lugar será bueno para mi...

Amplios espacios al aire libre con senderos para caminar y hacer ejercicio. Plazas con bancas y parques junto a árboles que serán un buen sitio para llevar a mi madre y leerle un poco.

La cercanía al hospital donde mi esposo recibe su tratamiento para el cáncer que padece desde hace más de 10 años, seguramente representará un alivio para la angustia que siempre me embarga al pensar en las urgencias que hemos tenido durante este tiempo.

Maldita enfermedad...

Se lleva lo mejor de quien la padece y de quienes los rodeamos....

Mi padre falleció de lo mismo y fue una experiencia dolorosa para todos, pero en especial para mi ya que fui la encargada de cuidarlo durante algo más de dos años, tiempo en el que con impotencia vi como la enfermedad lo consumió hasta la muerte.

Respiro el aire limpio del lugar mientras me pongo de pie para terminar de organizar las últimas cajas que se encuentran en la sala de la casa.

Al ingresar me siento satisfecha. Es una casa hermosa. Una sala amplia que se une al comedor y una cocina de concepto abierto, completamente blanca. Una puerta de cristal corrediza que da al jardín posterior.

En la primera planta hay dos habitaciones, una que ocupará mi madre, con todo lo que una persona de su edad y senil necesita para estar cómoda.

La segunda la utilizaré como estudio.

En la segunda planta hay tres habitaciones con sus baños. La principal que ocuparemos mi esposo y yo, tiene su propio baño, muy amplio y cómodo con todo lo que él pueda llegar a necesitar, una gran puerta de cristal que da a un amplio balcón con vista al jardín, las otras dos estarán disponibles para cuando nuestros hijos vengan de visita.

Pero lo que más amo de este lugar es una zona construida al lado de la casa. Un salón con piso de manera firme, grandes espejos de pared a pared y barras de sostenimiento. El vendedor me explicó que los anteriores dueños tenían una hija que había sido bailarina la cual enfermó de esclerosis múltiple, y que habían construido este salón para que ella pudiera bailar allí hasta cuando ya no pudo hacerlo más.

Una de mis auto terapias para evitar el estrés extremo, es escuchar música fuerte con mis audífonos y bailar mientras lo hago, así que saber que tendría un espacio exclusivo para hacerlo, fue un atractivo más al comprar esta casa.

No lo he mencionado, mi nombre es Sophie Aschever, y como lo mencioné anteriormente, tengo 50 años.

Me dirijo hacia la cocina con la última caja en mis brazos. Contiene las vajillas y los cubiertos. Termino de organizar y me dirijo a revisar las habitaciones. Compruebo que la temperatura sea la adecuada, tomó mi teléfono para llamar y avisar a mi prima Julieth que puede traer a mi madre a casa.

Llamo a mi esposo, su nombre es Peter Knigth y tiene 58 años. Estamos juntos hace ya casi 30 años. Tenemos cuatro hijos, todos adultos ya.

Cuando responde mi llamada, escucho su voz algo más animada que en otras ocasiones.

-Hola, ¿está todo listo?- me pregunta.

-Hola- respondo, -Si, todo listo, ¿crees que puedas conducir, o voy a buscarte?

-No te preocupes, hoy me siento algo mejor, no es mucha la distancia, así que conduciré, así podrás descansar un poco - responde.

Y en realidad agradezco que hoy sea un buen día para él, estoy muy agotada y trasladarme a nuestra antigua casa en un taxi para luego conducir de regreso, sería un esfuerzo más.

Decido tomar una ducha. Mientras el agua tibia corre por mi cuerpo siento alivio, realmente deseo que esta nueva etapa de mi vida no sea tan frustrante como las anteriores.

No ha sido fácil mudarme a este lugar, pero si logro alcanzar la estabilidad, con todo lo que ofrece para mi familia y para mi, estaré satisfecha.

Mientras lavo mi cabello, mi mente viaja al pasado.

Realmente he alcanzado muchas cosas, una casa soñada, un buen plan de retiro, buena salud para mi, aunque no sea lo mismo con mi esposo, cuatro hijos maravillosos, pero no siempre fue así... Hay aún dolor... uno que se revuelve cada vez que miro mi reflejo al espejo...

FLASH BACK

Abro mis ojos y por unos segundos no logro identificar el lugar donde me encuentro. Un fuerte dolor en mi rostro me trae poco a poco los recuerdos...

Miro alrededor, estoy en el pequeño apartamento de mi hermana Angelique. Desde hace un mes estoy en este lugar, mientras ella está de vacaciones. Nunca hemos sido las mejores hermanas, pero debo agradecer que me haya permitido quedarme aquí ahora que decidí dejar a Alfonse...

Me levanto para mirarme al espejo y veo mi rostro, un gran hematoma ha empezado a formarse desde mi pómulo derecho, alcanza mi nariz y mi boca, la cual está muy hinchada, siento un terrible dolor en mis dientes y hay algo de sangre seca que sale de una de mis fosa nasales.

Un dolor en mi costado derecho me hace levantar mi vestido para encontrarme con un hematoma enorme justo debajo de mis costillas y otro en el  abdomen ...

Lo hizo... al fin lo hizo...

Alfonse me dio la gran golpiza que tanto había prometido...

No he logrado entender como una persona que dice amarte puede hacerte tanto daño al mismo tiempo...

Los recuerdos vienen a mi mente en medio del dolor insoportable que estoy sintiendo y de la casi incosciencia en la que me encuentro.

Estamos casados desde hace dos años...él es el padre de mi Daniel. Fue mi primer novio, es cinco años mayor que yo, pero era un joven amable y muy comprensivo con las terribles situaciones que mi familia horriblemente disfuncional vivimos.

Al terminar la escuela quería entrar a la universidad, pero sentía temor de que mis problemas familiares fueran un impedimento, por lo que le dije a mi madre que me iría a vivir a casa de mi abuela. Pero ella se negó rotundamente, no quería que yo repitiera la historia de Angelique, quien se había embarazado a los 17 años. Así que simplemente lanzó la frase "Solo saldrás de esta casa el día que te cases y vestida de blanco".

Así que lo hice, me casé con Alfonse..., error número uno, el segundo fue irnos a vivir a casa de su familia.

No se si en aquel entonces lo amaba, pero se que ya no... él se encargó de lograr eso...

Es muy posesivo, y sus creencias religiosas no ayudan, aunque en un principio yo creía compartirlas también y asistíamos juntos a las reuniones de algo que resultó siendo lo más parecido a una secta, en la que la principal doctrina era creer que a través del sexo se puede llegar a la realización espiritual, negándose al placer físico... absurdo... pero... yo era tan ingenua en aquel momento y creía todo lo que él decía y lo que sus líderes enseñaban...

Cuando nos casamos era virgen, y no tenía idea de cómo sería esa primera noche, me imaginaba una escena de película romántica... todo lo contrario a lo que sucedió... Esa noche empezó mi decepción...

Alfonse decía que debía cuidarme y tomar anticonceptivos, porque yo aún no entendía cómo era el poder abstenerse del placer sexual y probablemente lo haría "caer", así que si llegaba a suceder eso y resultar en un embarazo, sería una vergüenza para sus líderes...

Así que comencé a cuidarme.

Recuerdo lo culpable que me hacia sentir cada vez que teníamos relaciones y él alcanzaba un orgasmo.

Con él, nunca experimenté placer, no me lo permitía...

Pero aún así quedé embarazada, pues una que otra vez olvidé tomar la píldora...

Recuerdo lo terrible que fue para él enterarse del embarazo...

Recuerdo lo enojado que estaba, la manera como me culpó, como se culpó, todo lo que insistió en que debíamos hacer algo, las bebidas, el ejercicio arduo, las inyecciones, pero nada funcionó... yo no quería abortar a mi bebé y tal vez ese deseo tan fuerte de tenerlo, logró que nada funcionara.

Recuerdo como l final terminó aceptándolo, y como su trato se volvió más tosco hacia mi...

Recuerdo cuando sus amigos decían que él se encontraba en la búsqueda de alguien que le sirviera para su ritual sexual, por que yo lo había hecho caer... Dos veces más absurdo...

Lo sorprendente que fue para mí era que nada de eso me afectara, me enfoqué solo en mi bebé, en mis estudios y en mi trabajo, una rutina difícil pero muy satisfactoria.

Recuerdo como con el tiempo se acostumbró al hecho de que sería padre, consiguió un mejor trabajo y dejó de asistir a sus reuniones y cómo llegue a creer que podríamos empezar a ser una familia normal.

Recuerdo lo felices que su madre y su hermana, con quien vivíamos, estaban  con la noticia, no tenían idea alguna de cómo era nuestra vida luego de cerrar la puerta de nuestra habitación. Sabíamos disimular muy bien.

La casa de su familia era relativamente grande, así que su madre le propuso dividirla y construir un apartamento para nosotros y nuestro bebé, tercer error...

Las remodelaciones no son fáciles y los imprevistos siempre están a la mano.

Recuerdo una de mis peores noches cuando estaban cambiando el techo... cayó un aguacero infernal y toda la casa se inundó, todos tuvimos que levantarnos para sacar el agua que había logrado llegar hasta las habitaciones.

Recuerdo el enojo de su madre  y eso era algo que él no toleraba, la mujer se volvía muy hiriente en momentos como ese. Estaba en mi séptimo mes de embarazo, pero aún así ayudé a sacar el agua, a riesgo de sufrir una caída, aún en contra de las recomendaciones de su hermana, quien temía que yo sufriera un accidente.

Recuerdo a Alfonse no soportar la presión y en medio de su ira y frustración soltar una frase que jamás pude olvidar "Todo es culpa de ese niño que no debería nacer..."

Recuerdo que ese día, el poco amor que aún sentía por él, murió...

No sé si con el tiempo se arrepintió de sus palabras. Solo se que al nacer Daniel, su actitud fue diferente, tal vez al mirar el hermoso rostro de mi niño, su dulzura, el endurecido corazón de Alfonse se quebró, por que durante estos dos años, no puedo decir que no ame a su hijo, y es tal vez por esa razón que me quedé tanto tiempo a su lado... 

Y la razón por la que ahora me encuentro en esta situación...

FIN DEL FLASH BACK

....

-¿Sophie?¿Estás ahí?

La voz de Peter me trae al presente. Cierro la llave del agua y tomo una toalla para secarme. La envuelvo sobre mi cabello y me cubro con una bata de baño.

-Hola - respondo, -No tardaste mucho en llegar, ¿estás bien?

Pregunto mientras observo el rostro algo pálido de mi esposo.

-No es tan lejos como imaginaba- me responde mientras se sienta sobre la cama. -Estoy bien, tranquila, es solo que hace mucho tiempo no conducía, estoy algo mareado- añade.

Me dirijo hasta el closet para tomar mi ropa interior, unos pantalones cortos y una camisa de algodón.

-Descansa un poco, voy a preparar la cena mientras Julieth llega con mamá- le digo mientras vuelvo al baño para vestirme.

Mi relación con Peter se ha vuelto así, tranquila y triste, es una de las cosas que su enfermedad ha causado.

Al salir ya vestida lo encuentro acostado sobre la cama, mira un partido de fútbol en la televisión frente a nuestra cama.

-¿Quieres comer algo antes de la cena?

Le pregunto a lo que él responde negando con su cabeza.

Me dispongo a hacer una cena nutritiva en especial para Peter, algo que no acostumbro a hacer, su dieta es especial y estricta, por ello decidimos contratar el servicio de un restaurante especializado en comida macrobiótica, el cual le suministra a diario su almuerzo y su cena. Pero hoy, debido a la mudanza no pudieron enviarlo. Yo solo me encargo de su desayuno y las meriendas. Intenté durante mucho tiempo preparar yo misma sus comidas, pero siempre había algo que le caía mal, así que en definitiva, contratar ese servicio ha sido lo mejor.

Amo esta cocina. Desde la ventana puedo ver el jardín y aunque ya está anocheciendo las tenues luces le dan un toque romántico a la pequeña piscina rodeada de algunas plantas.

Mis hijos amarán ese lugar, seguramente les traerá muchos recuerdos felices.

Mis pensamientos son interrumpidos por el sonido del timbre y me dirijo hacia la puerta para abrir.

-Buenas noches querida prima, he traído a tu madre sana y salva.

Es la voz de Julieth quien entra llevando de gancho a mi madre.

-Hola Julieth, te lo agradezco mucho. ¿Cómo estás mamá?

Mi madre responde con su voz baja, diciendo que se encuentra bien y que la han traído de visita, pero que no piensa quedarse mucho.

-Me he reído mucho con todas las cosas que la tía ha inventado mientras viajamos hasta aquí, es muy divertido, pero también es muy triste verla así- me dice Julieth mientras me acompaña hasta la habitación de mi madre.

Mi madre fue una excelente catedrática universitaria en una prestigiosa institución en San Diego hasta su retiro, pero la vejez le ha llegado con una fuerte senilidad, y yo prefiero cuidarla a llevarla a una casa de retiro especializada, no confío en esos lugares.

Es triste ver como una mente brillante se va perdiendo con el deterioro de la vejez.

-Si, es triste Julieth, creo que no es justo para ella, pero es lo que le ha tocado.

Mientras sentamos a mi madre en un cómodo sillón y le enciendo la televisión con un programa de concurso Julieth le dice que su habitación es muy hermosa, que no puede quejarse de lo bien que estará en el lugar.

Al salir de la habitación Julieth recorre un poco la casa antes de preguntar

-Y...¿Peter ya llegó?

-Si, está en la habitación- Respondo.

Su pregunta me incomoda un poco. Hace algunos años tuve dudas acerca de si ella y Peter tuvieron un romance. Nunca pude comprobarlo, aunque no hubiera sido raro. Mi esposo no siempre fue un hombre fiel.

-¿Puedo subir a saludar?- pregunta

-Claro, aunque ya sabes que ahora no le gusta recibir visitas- le respondo

-Bueno, espero que no se moleste -responde mientras sube las escaleras.

-¿Te quedas a cenar?- pregunto

-Si- responde ella

Algunos minutos más tarde subo a mi habitación para llevar la cena de Peter. Al entrar veo a Julieth, acostada en mi lado de la cama escribiendo en su celular, ríe de algún chiste que Peter ha hecho. Ella siempre ha sido así.

Julieth es la menor de mis primas, y casi una pequeña hermana para mí, por eso siempre tuvimos mucha confianza. Nunca me importó si se metía en mi cama y se acostaba entre Peter y yo mientras veíamos una película o un partido de fútbol. Pero todo cambió cuando tuve sospechas de que algo había sucedido entre ellos.

Pero ha pasado ya tanto tiempo de eso, que verla allí solo me da espacio para que vuelvan los buenos recuerdos.

-Eso huele delicioso Sophie, siempre he dicho que tu sazón es de las mejores de la familia- dice ella mientras se levanta de la cama.

Peter lo hace igual para sentarse en la mesa que hemos dispuesto para que tome sus alimentos en la habitación.

-Gracias nena- me dice con una sonrisa tierna.

Me sorprendo ante el apelativo cariñoso, hace ya tanto que ha dejado de utilizarlos...

-Bueno Pete, me voy, disfruta la cena- dice Julieth mientras le da un abrazo por la espalda.

Bajamos juntas las escaleras hasta el comedor donde mi madre ya se encuentra cenando, nos sentamos y mientras cenamos conversamos, reímos, nos ponemos al día de sus hijos, de los míos, de la familia, promete que en unos días vendrá para que hagamos una reunión junto a la piscina.

Un tiempo después Julieth se despide y al marcharse, retiro los platos de la mesa y me dispongo a llevar a mi madre a su habitación y organizarla para que duerma.

Subo a mi habitación, Peter ya se ha dormido y solo se encuentra encendida la luz tenue de una lámpara en la mesa de noche a su lado. Recojo los platos de su cena y bajo a organizar la cocina.

Tomo mi teléfono celular y hago una videollamada a mis hijos, tenemos un grupo en WhatsApp, y aunque todos se encuentran en un lugar diferente, podemos estar juntos aunque sea de manera virtual.

Están felices por la nueva casa, acordamos buscar una fecha en la que puedan coincidir para venir a visitarnos, y luego de charlar y bromear terminamos la llamada.

Los extraño tanto...

Luego de sacar la basura, apagar las luces y revisar la seguridad, subo a mi habitación, me pongo un pijama, me acuesto y siento a Peter acomodarse en la cama, termina el día en una nueva casa, pero sigue siendo la misma rutina.

Las huellas del dolor

Sophie

Me preparo para ir a la cama, cepillo mis dientes y al hacerlo, el dolor vuelve a hacerse presente. Si, es físico, es una constante en mi vida, consecuencia de aquella golpiza de hace años. Termino de prepararme, apago la luz y camino hacia mi cama, donde mi esposo hace ya mucho se encuentra dormido.

Cierro mis ojos con fuerza y trato de alejar esos malos recuerdos trayendo a mi memoria situaciones más felices, poco a poco me quedo dormida.

FLASH BACK

Veo mi cara golpeada frente al espejo y me pregunto cómo llegué a esta situación... ¿Dónde quedaron mis planes, mis sueños, en qué momento mi vida se convirtió en esta pesadilla?

Mientras intento caminar con dificultad hacia la puerta los recuerdos del último año vienen a mi mente…

Hace un año, quedé embarazada nuevamente, esta vez fue diferente, yo no quería otro hijo, no entiendo como sucedió, procuré cuidarme, pero pasó, y todos los recuerdos dolorosos volvieron a mi mente...

Sentí que no era justo, soportaba a Alfonse por mi Daniel, tener sexo sin amor y sin obtener alguna satisfacción a cambio, ¿y ahora otro hijo?

Pero abortar no estaba en mis planes.

Aún así, para Alfonse otro hijo significaba retroceder. Volví a tomar bebidas, sabía que eso no me iba a funcionar, me propuso inyectarme otra vez, y lo hice, si antes no había funcionado, seguro esta vez también sería así, estaba muy equivocada...

Dos noches después de haberme inyectado me desperté con unos fuertes cólicos, sentí mucho temor y me levanté rápidamente para ir al baño. Mi ropa interior tenía una mancha de sangre muy oscura. Aún así me tranquilicé, sabía que era normal tener algún sangrado durante los primeros meses de embarazo, así que tomé una toalla higiénica y volví a dormir.

Había terminado mi primer ciclo de estudios, por lo que había logrado conseguir un ascenso en mi trabajo, ya no sería una empleada temporal. Firmaría un contrato y obtendría un mejor sueldo, pero tendría que esforzarme más, mi horario sería más extenso, y aún no informaba de mi embarazo. No lo haría hasta haber firmado el contrato, así en la compañía tendrían en cuenta que yo era su empleada desde antes y no habría inconveniente.

Esa mañana en la oficina, sentí unos fuertes cólicos que me obligaron a ir al baño. Mi toalla estaba empapada de sangre maloliente, me asusté muchísimo y pedí permiso para ir de urgencias al hospital.

Al llegar allí estaba muy mareada y fría. Pedí que llamaran a Alfonse a su trabajo, él llegó unos cuantos minutos después.

En el hospital me hicieron los exámenes correspondientes. El médico dijo que estaba teniendo un aborto, pero que los síntomas no eran los normales, me preguntó si había hecho algo, y yo fui sincera. Aún así mencionó que la inyección que me había colocado no era abortiva, por eso con Daniel no pasó nada, que seguro se trataba de otro medicamento. Necesitaban saber su nombre para poder tratarme.

Al escuchar al médico, el rostro de Alfonse palideció, ante la insistencia, no tuvo más opción que dar el nombre del producto que me había inyectado.

-Esto ha sido muy peligroso señor- dijo el médico mirando a Alfonse con desagrado.

-Su esposa hubiera podido morir, ahora debemos practicarle un legrado, para evitar que sufra una septicemia...

No entendía lo que pasaba... no podía creer que me hubiera inyectado algo que podía matarme solo por no querer otro hijo, no había pensado en el riesgo que yo podía correr, en que Daniel me perdería.

A partir de ese momento Alfonse se convirtió en un extraño para mi, solo sería el padre de Daniel, no permitiría que me tocara nunca más. Quería alejarme de él para siempre...

Al regresar a mi trabajo algunos días después, oculté el motivo de mi ausencia médica, temía ser juzgada, así que continué con el proceso para el contrato. Me ordenaron los exámenes médicos y para mi sorpresa, la prueba de embarazo aún salía positiva.

Al hacerme la revisión física, el médico laboral me preguntó si estaba embarazada a lo que respondí que no. El hombre me miró con desaprobación mientras hacía unas anotaciones antes de decir:

-Bueno Sophie, pasaré el informe a la gerente, ella se comunicará contigo.

Al terminar mi jornada de trabajo, mi jefe, Amelia, me llamó a su oficina.

-Pasa Sophie, toma asiento

Me senté en la silla frente a su escritorio mientras ella me miraba fijamente

-¿Sucede algo?- pregunté ansiosa

-Sophie, llevas casi un año trabajando conmigo, creí que te había brindado la suficiente confianza como para que me contaras algo tan delicado como esto.

Me dice Amelia mientras siento como un sudor frío corre por mi espalda. Lo sabe... ella lo sabe.

No pude hacer más que bajar la mirada

-¿No crees que hubieras podido contarme lo que estaba pasando?, se que tu relación con Alfonse cada vez es peor, te he visto llorar, me has contado tantas cosas, pero esto? Si te ibas a practicar un aborto me hubieras dicho, para estar preparada y que no pasaras por el examen médico.

Me dice Amelia, ella da por sentado que esto fue voluntario.

Sin evitarlo rompo en llanto, y le cuento todo lo que sucedió, incluso detalles que antes no le había contado de mi relación con Alfonse.

-Oh por Dios Sophie, cómo es que has pasado por tanto, eres solo una niña, y ahora esto, siento tener que sumarte un problema más, la gerencia me ha dicho que no puedo contratarte...

Siento que el mundo entero reposa sobre mis hombros, mis sueños se caen a pedazos, este empleo era mi mejor oportunidad para reunir el dinero que necesito para dejar a Alfonse definitivamente e irme a otro país con mi Daniel.

Pero ahora tendré que empezar desde cero, y no se cuanto tiempo mas me tarde en conseguir un buen empleo, tendré que quedarme en casa de Alfonse quien sabe por cuánto tiempo más.

No se como voy a lograr mantenerlo alejado de mí, no se como voy a evitar que me toque, o que quiera tener relaciones, siento que es una pesadilla que no tiene fin.

Al volver a casa solo me consuela la sonrisa de mi Daniel que me espera con sus pequeños brazos abiertos. Su abuela es muy cariñosa con él y lo cuida muy bien mientras estoy fuera, pero no estoy segura de cómo ella vaya a tomar el hecho de que ahora estoy desempleada.

Me sorprende su reacción comprensiva, me dice que aproveche ese tiempo para compartir con Daniel, para adelantar mis estudios y para mejorar mi relación con Alfonse, es muy evidente que entre nosotros las cosas no van bien.

Al contarle a él lo sucedido en la compañía, se entristece, no puede evitar sentirse culpable y avergonzado por lo que ocasionó, trata de ser cariñoso y comprensivo, pero ya nada de lo que pueda hacer va a cambiar lo que siento.

Los siguientes días me enfoco en Daniel, y por las tardes voy a la universidad para ponerme al día con algunas materias.

Ahí me encuentro con Ariadna, ella es mi única amiga en la universidad. Es una chica de mi edad, pero al contrario de mi, ella es muy sociable, fiestera y cambia de novio a cada rato.

-No entiendo cómo pudiste casarte tan joven Sophie, no has disfrutado la vida, tienes un hijo y tu esposo no tiene ninguna virtud, es un antisocial, patán y ni siquiera es guapo, ¿Qué le viste?

Me dice con su acostumbrada imprudencia.

Yo solo sonrío vagamente y digo 

-Lo se Ariadna, aún me lo pregunto, pero por ahora solo necesito encontrar un buen trabajo, necesito ahorrar dinero y poder tomar una decisión que no perjudique a mi Daniel.

-Hola hermosuras

La voz de Peter interrumpe nuestra conversación. Es el novio en turno de Ariadna, el insoportable Peter Knigth.

En California, los chicos que viven junto a las playas tienen fama de ser los más odiosos, mujeriegos, fiesteros, irresponsables, es lo que he percibido en todos los que he conocido, y Peter es uno de ellos. Ha salido con casi todas las chicas que conozco y eso que él está algunos semestres por delante de nosotras y es algo mayor.

Su familia es reconocida en su ciudad de nacimiento, Santa Mónica, su hermana mayor está casada con uno de los hombres más ricos de esta ciudad, San Diego, y Peter ocupa un cargo de importancia en una de sus empresas.

Así que además de odioso tiene dinero, una combinación tóxica que no le favoreció mucho, pues gracias a ello hubo una época en la que solo pensaba en fiestas y chicas, hasta cuando su familia lo obligó a mudarse a San Diego, para que por fin terminará sus estudios y trabajara en una de las empresas de su cuñado.

-Hola amorcito- dice Ariadna mientras le da un apasionado beso que él le corresponde sin pudor alguno.

-Hola Sophie- me saluda mientras yo le devuelvo el saludo con una media sonrisa.

-¿Decidiste volver a clases?- me pregunta

-Si, quiero aprovechar que tengo tiempo de sobra para ponerme al día- respondo.

-A propósito amorcito, Sophie está buscando un empleo, ¿será que tu puedes ayudarla con algo en la empresa de tu cuñado?

Le pregunta Ariadna mientras yo la miro con algo de enojo, la verdad no quisiera tener que deberle algún favor a Peter.

-Pues creo que es tu día de suerte Sophie, la asistente de mi cuñado está siendo investigada por un fraude, y seguro va a ser despedida en algunos días, si te interesa puedes hacer una entrevista, tendrías un buen sueldo, tiempo para estudiar, y no te preocupes, yo no seré tu jefe, sé que no te agrado- me dice sonriendo de manera sarcástica.

-Me interesa, claro que sí, y no es que no me agrades tú en específico, son los tipos como tu, arrogantes, que se creen más que todos- respondo con enojo

-Wao, cuidado amiga, no se le habla de esa manera a quien puede decidir si te dan ese empleo o no- dice sonriendo malvadamente.

Conversamos un poco más y quedamos en que me llamaría para darme una cita, aunque no creo realmente que lo haga, el tipo me cae muy mal y no he podido evitar decírselo a la cara…

.................

Interrumpo mis recuerdos al lograr salir a la calle en busca de un taxi. El dolor en mi rostro es insoportable.  

Me dirijo al apartamento de Peter. No se me ocurre a dónde más ir. A mi casa es imposible, no se como podría reaccionar mi padre o mi hermano si me vieran así, y realmente no quiero más problemas.

Al llegar al lugar veo a Peter sentado sobre las escaleras del frente hablando con Cecilie, su hermana menor que estudia medicina. Me avergüenza que ella me vea así, por lo que le pido al taxista que me haga el favor de llamar a Peter para que se acerque.

Al llegar ve mi rostro y su cara lo dice todo. Sin decir una sola palabra le paga al taxista y abre la puerta para que me baje.

-Ese maldito...- dice entre dientes

Y yo no puedo sino llorar.

-¿Sophie?  ¿Pero qué te ha pasado?- pregunta Cecilie, -¿Quien fue el bastardo que te hizo eso?

Se acerca a mi y entre los dos me sostienen mientras entramos al apartamento, pues los sollozos me han debilitado de tal forma que siento que me voy a desmayar.

Luego de unos minutos cuando me he tranquilizado, Cecilie me revisa. Los golpes del costado y las piernas no le preocupan tanto. Los de mi rostro si. Teme que tenga una fractura de la nariz, pero más le preocupan mis dientes. El golpe los ha aflojado bastante.

-Es un animal Sophie, tienes que denunciarlo, pero antes debes ir a un hospital. Debes hacerte una radiografía.

Asiento con la cabeza mientras las lágrimas salen de mis ojos.

-Debo irme Peter- dice ella, -Ve que vaya a un hospital y denuncie al maldito.

Ahora estamos solos y rompo en llanto mientras Peter me abraza para consolarme.

-Es un maldito Sophie, quisiera matarlo...

-Es el padre de Daniel... que voy a hacer, tengo tanto miedo- es lo único que logro decir.

FIN DEL FLASH BACK

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