Mi madre tiene un lema de vida, que me ha hecho la persona que soy, y este es todo tus sueños pueden ser realidad si luchas por ellos, desde que era pequeña, mi madre y padre viven una vida positiva, siempre ven el vaso medio lleno y no medio vacío, son de los que ven en las crisis una oportunidad, a pesar de que crecí en este entorno, no soy tan optimista como mis padres y eso es porque nací con un nivel intelectual más alto que ellos, y he descubierto que entre más capacidad de análisis tiene una persona es manos positivas.

Pero a pesar a estar renuente a creer, que todo por lo que me esforzara llegaría a mi vida, así sucedió, a pesar de tener un alto IQ, mi talento más desarrollado era el Arte, podía pintar cuadros que evocaban sentimiento que incluso yo misma no sentía cuando los pintaba, todos se maravillaban con mi talento, a mí me gustaba imaginar cosas fantásticas y pintarlas; como una chica que vive en una pequeña granja de tomate en Alabama, puede llevar su talento artístico a todo el mundo, no lo creí posible; sin embargo mis padres si lo creían, que yo un día podría exponer mi arte en los museos más prestigiosos del mundo; pero para que eso fuera posible debía estudiar en una buena universidad de arte, como dice un salió, talento sin conocimiento es como un barco en la arena.

Cuando fue hora de solicitar para la universidad mis padres me hicieron hacer el examen tanto para universidades locales como para escuelas de artes prestigiadas en Londres, llego un punto en que no sabía si este era mi sueño o el de mis padres, mi madre tenía los nervios de punta, esperando la carta de aceptación, entonces el milagro sucedió la Universidad de Westminster me acepto en su programa de artes plásticas y visuales; todo lo que pensé en ese momento que mis padres lloraban a mares de alegría, era que la persistencia de ellos pudo hacerlo realidad, otras universidades me habían aceptado también, pero mis padres a pesar de que nuestros recursos eran limitados, habían ahorrado por muchos años para que yo tuviera esta oportunidad, por mi parte también había aplicado para el programa de becas de cara universidad a donde había enviado mi solicitud, no vivía en el mundo color de rosa que mis padres tenían esa burbuja que siempre tenían en la cabeza, que les llevaba a pensar que todo puede solucionarse en el camino.

Por suerte para nuestra familia la Universidad de

Westminster me había otorgado una beca, completa; sin embargo, debía trabajar algunas horas en la misma universidad semanalmente, lo que era muy bueno, además que iba a poder dormir en los dormitorios de la universidad, solo necesitaría algunos gastos para la vida diaria, mis padres no lo preveían, pero el cambio del dólar a libras esterlinas, haría sus ahorros de años una broma, la inflación nos comería a todos si no hubiera podido tener una beca completa.

Cuando fue hora de volar a Londres, fue un día muy triste para mi familia y yo, en dieciocho años no nos habíamos separado nunca, incluso mis padres iban conmigo a los campamentos de veranos y a todas las actividades familiares, escolares, incluso de la iglesia y los clubes de arte, mis padres siempre estaba ahí, para ellos el amor familiar lo es todo, lloramos a mares en

el aeropuerto, era la primera vez que tenía el corazón roto por dejarlos y que iba a volar con mis propias alas, porque en toda mi vida, mis padres han sido mis alas y el motor que me mueve.

Subí al avión y comencé a recordar toda mi niñez, y me di cuenta de algo muy asombros, este era el día más triste de mi vida, en mis

dieciocho años de vida nunca viví, la tristeza o la soledad, ni un solo día, hasta hoy, como tampoco nunca he tenido un novio o me he enamorado, el centro de mi vida adolescente siempre fue el arte y mis padres; nunca pensé en salir con los chicos idiotas de la secundaria y los que eran igualmente brillantes como yo me resultaban demasiado nerd y aburridos; tampoco he tenido relaciones sexuales y mi curiosidad por eso no se ha despertado lo suficiente como para experimentar, no dormí en el vuelo, simplemente dibuje mis sentimientos de separación con mis padres y con mi vida adolescente, ahora como una universitaria debía

ser diferente.

Mi nombre es Christine Taylor, estudiante de arte en la Universidad de Westminster, tengo dieciocho años, soy de Alabama, y voy a Londres a cumplir mis sueños de ser una artista mundialmente famosa como Picasso o Davinci, esto era lo que tenía en la mente cuando baje del avión, hacia un frio terrible, estaba el personal de la universidad esperando en el aeropuerto, no solo me esperaban a mí, sino también a otro dos estudiantes, uno era un estudiante de arte escénicas de california que a simple vista se veía que era de buena cuna, cuando subimos al minibús de la universidad ni nos miró a mí y a la otra chica que iba a estudiar administración de empresas que a pesar de que se veía también de buena cuna era simpática e hicimos amistad  en el camino se llamaba Lara Hamilton, tenía diecinueve años y su padre era ingles pero estaba radicado en New York, y él quería que ella estudia en Westminster igual que él, me dijo que su madre era americana así que era mitad inglesa y mitad americana, pensé que sería agradable ser compañera de cuarto de esta chica, pues no se quedó solo en pensamientos, cuando llegamos al campus de Westminster,

nos asignaron la misma habitación, con otras dos chicas, también de buen carácter, una Livi Dutt que estudiaba literatura y Margarret Douglas que iniciaba la carrera de arquitectura.

No me había instalado bien, cuando recibí la llamada de mis padres, era media tarde en Inglaterra y de noche en Alabama,  salí de la habitación y puse la cámara, y comencé a enseñarles el campus a mis padres que estaban muy emocionados, después de un rato me de dar vueltas y vueltas me senté en el césped hablar de todas las cosas me habían ocurrido en las pocas horas que nos habíamos separado, media hora después colgamos la llamada, pensé que estaba sola, en ese lugar, hasta que alguien hablo,

- Nunca antes vi tal amor familiar, tú y tus

padres sí que son unidos,

Me volteé y vi un chico de unos veinte y algo, seguro era de último año, de alguna carrera, era alto y delgado, de piel blanca como el papel, pelo negro y brillante, y los ojos azules más hermosos y grandes que hubiera visto jamás, me quede mirándolo sin ninguna vergüenza, era inevitable, nunca vi un chico así en Alabama, ni el más popular de la escuela podría comparar,

- ¿Por qué me miras así?

- Lo siento, es que tus ojos son muy hermosos,

siento incomodarte con mi insistente mirada.

- Entonces, tú y tus padres siempre son así.

- Sí. Es natural para nosotros en mi casa lo más

importante es el amor familiar, y mis padres son mis mejores amigos, cada uno me da consejos según lo necesite.

- No pensaba que existían familias así.

- ¿Por qué dices eso? Yo siempre he pensado que todas las familias son

como la mía.

- No, casi todas las familias del mundo soy

disfuncionales y cada miembros es egoísta, y solo se interesan en sus propios

asuntos.

- ¿Es tu familia así? ….  Lo siento no debí preguntar eso.

Me di cuenta que se puso incómodo por mi pregunta, que imprudente soy.

- ¿Y cómo te llamas? Le pregunté para romper el momento incómodo.

- Alan, ¿y tú?

- Christine.

Se estaba haciendo tarde, por lo que me despedí de Alan, y me fui rápidamente al dormitorio, que pena que no le pedí su número de teléfono pensé cuando ya iba lejos, pero si es nuestro destino, nos íbamos a encontrar otra vez.

La primera semana en el campus universitario fue muy movida, el cambio de horario actuó en mi contra los primeros dos días, caminaba más dormida que despierta, mi cerebro no había podido procesar el hecho de que habían varias horas de diferencia horaria entre estados unidos e Inglaterra; por suerte del tercer día en adelante naturalmente mi cuerpo se adaptó a la nueva circunstancia, camine de un lado a otro, programando mis clases y mis horarios de trabajo, que fueron asignados en la biblioteca, algo me agrado mucho, una porque me gusta leer y la otra porque no había bullicio en la biblioteca, mi trabajo era acomodar libros y ayudar a la señora Stone la encargada de la biblioteca en otras cosas; la señora Stone era una mujer muy culta, de carácter fuerte y disciplinada de unos 40 años, ella y yo nos llevamos bien de inmediato, ya que seguir órdenes se me daba bien y además me gustaba la lectura incluso compartíamos el gusto por algunos autores, por lo que acoplarnos no fue un problema.

Sin embargo, algunos de mis profesores no eran de mi agrado, lo encontraba demasiado negativista y rígido, especialmente el profesor de artes visuales el Señor Green, que aunque su apellido era un color hermoso y lleno de vida como es el verde, el parecía haber muerto hace tiempo, sus métodos de enseñar era muy bueno, pero su actitud nefasta, en la universidad se

decía que era el profesor que más alumno de la escuela de arte reprobaba, y que en sus exámenes donde ponía a pintar cosas inanimadas para darle vida en el lienzo, ponía a sudar a los estudiantes tanto que muchos de los que no lograban pasar renunciaban a la carrera, obvio que todos esos rumores deben de tener

algo de verdad, pero estoy segura que el Señor  Green, no es quien va a destruir mis sueños con un obstáculo tan pequeño como ese.

Lo único que me ponía un poco triste, era el poco tiempo que me quedaba para llamar a mis padres, pero las cortas llamadas que teníamos

diario era el combustible que me daba energía para seguir día con día, además que lo más difícil es adaptarse los primeros días, estaba segura que pronto todo andaría sobre ruedas.

Por su parte mis compañeras de habitación estaba más interesadas en la fiesta de bienvenida, que se celebraría en el domingo en el campus, que en sus clases y asuntos relacionados con sus respectivas carreras, y todo se debía porque en la carrera de ya cursado su último año estaba el chico más popular de toda la Universidad de Westminster, quien además de ser extremadamente guapo según los rumores, tiene un título de la nobleza, es decir el chico tiene sangre azul, no me sentía motivada para nada, en asistir a esa fiesta, pero después lo pensé mejor, cuando Alan vino a mi cabeza, Alan realmente parecía ser un príncipe de algún cuento, me gustaría ser cenicienta, si él fuera mi príncipe azul; al parecer mis hormonas adolescentes que no se habían despertado en dieciocho años, ahora por un chico guapo que solo he visto una vez, cuya única información tengo de su persona es que se llama Alan han despertado.

El día de la fiesta de bienvenida se iba acercando y las chicas en mi dormitorio cada vez estaban más locas por la emoción,  se medían vestidos, zapatos y entre ellas se maquillaban de diferentes maneras para destacar los rasgos más bellos de sus rostros, apenas era jueves y era como si fuera domingo y se fueran para la fiesta, el dormitorio era un caos y todas parecían divertirse lo que hacían, salí hacia donde casi no hubiera gente, así que recordé el lugar donde me senté hablar con mis padres la primera vez, llegue al sitio, mire por todas partes, no vi a nadie y llame a mis padres,

- Hola, papá, mamá ¿Cómo estuvo su día?

- Hija, no te ves muy bien hoy, ¿paso algo?

- No mamá, solamente estoy un poco cansada, nada de qué preocuparse.

- ¿Ya es tarde porque no vas a tu dormitorio a descansar?

- Si, hija has eso.

- El dormitorio es un poco inconveniente ahora, mis compañeras de cuarto están locas por la fiesta de bienvenida para los nuevos estudiantes que es el domingo, y se han medido, una gran cantidad de vestidos, zapatos y maquillaje, quieren impresionar a un chico que dicen que es muy guapo.

- Chris, ¿y tú que te vas a poner?

- Papá, porque te preocupas por eso en lugar de mamá.

- Mamá, compro unos vestidos para mí, pensando en distintas ocasiones solamente me pondré el que más me convenga y listo.

- Chris, ponte el azul, es cuál y bonito, con las zapatillas negras, y recoge tu pelo.

- Está bien, mamá eso haré.

- Hija, si consigues un novio tienes que presentármelo, y tráelo a casa, iremos al lago a pescar los cuatro juntos.

- Papá, llevo pocos días aquí y ya estás queriendo en tener un yerno inglés que vaya a pescar contigo.

- Tu padre siempre espera tener un yerno, para tratarlo como el hijo varón que siempre quiso y abandonarnos.

- Ja, ja, ja, este va a hacer el drama de nuestra familia, el suegro cambia a la hija y la esposa, por el yerno.

- Hija tu madre está exagerando, saben que ustedes son mi vida, pero algo de apoyo masculino no me caería mal.

- Está bien, ya me voy al dormitorio se hace tarde.

- Adiós.

Coge la llamada y me recosté un poco en el césped antes de irme al dormitorio, siempre que hablaba con mis padres mi estado de ánimo mejoraba mucho.

- Es mejor que no tengas un novio, romperá tu familia.

Me levanté al escuchar aquella voz, que me habla con tan buen ánimo, era Alan.

- Hola, no me digas escúchate mi conversación otra vez.

- ¿Eso te molesta?

- En realidad no.

- Entonces tú no quieres impresionar al duque.

- Dicen que es guapo, y le dan muchos elogios, que también es inteligente y agradable y muchas cosas más, pero no quiero cambiar mi personalidad para impresionar a una persona que ni siquiera conozco, eso me convertiría en una persona falsa.

- Tu pensamiento es muy puro y franco,  no te da miedo que los demás no te acepten por no querer vivir, una vida de falsas apariencias e ir con la corriente, la mayoría de las personas siguen un patrón de conducta con el fin de caerle bien a los demás.

- Te diré la verdad, si lo que me quieren me aceptan como soy, porque me tengo que preocupar los que no me quieren, o por los que no me conocen.

- Eres la primera persona que me pone a pensar en eso, porque deberíamos preocuparnos tanto por personas que ni nos conocen.

- Me tengo que ir, nos vemos.

Tome mi camino hacia el dormitorio ya casi iba a oscurecer, el destino es una fuerza maravillosa, hoy me encontré otra vez con Alan y todo fue por el destino, cada vez que veo sus ojos me parecen más y más hermosos.

El viernes paso tan rápido que no me dio tiempo ni de asimilar todo lo que hice en el día, solo sé que en la noche aunque, Lara, Livi y Margarret, seguían en su lucha de conseguir look perfecto para la fiesta de bienvenida de los nuevos estudiantes, yo simplemente, me tire en mi cama, y dormí hasta el otro día, cuando abrí los

ojos, eran cerca de las diez de la mañana, no tenía clases, pero en la tarde tenía que ir a trabajar a la biblioteca.

Todas las chicas estaban, otra vez frenéticas, haciéndose faciales entre ellas, no  sé de dónde

sacan tanta energía, para ir a clases, hacer todas las tareas y dedicar tanto tiempo a su arreglo personal, yo no presto tanta atención  a esas cosas, lo máximo que puedo hacer por

mí misma estos días en bañar, cepillar mis dientes y peinarme el pelo en un moño o una cola, entre más simple y rápido mejor,  la experiencia universitaria no es fácil como estas chicas lo hacen ver.

Cuando salí del baño, estaban en una conversación, en la que me incluyeron y yo no sabía ni de lo que estaban hablando, solo escuche;

- ¿Verdad Chris? Me dijo Lara.

- ¿Qué cosa? Le respondí.

- Chris anda en otro mundo. Dijo Livi.

- Estamos hablando de la fiesta por supuesto. Dijo Margarret.

- Entonces cual fue la pregunta, lo siento chicas,

tengo muchas cosas estos días y no me he puesto a pensar ni una vez en esa fiesta.

- Te estábamos preguntando que si vas a ir a la

fiesta, no piensa perderte la fiesta de bienvenida ¿verdad?

Todas me miraron con cara expectante, que más podía hacer más que contestar lo que ellas estaban esperando escuchar.

- Claro que voy a ir, tengo curiosidad de conocer

al señor perfecto, del cual ustedes hablan todos los días.

Puse mi mejor sonrisa, para que se convencieran de que las tomaba en serio, sin embargo, como le dije a Alan ayer, no me interesa seguirle la corriente a nadie y no me interesa conocer al dichoso Duque, me da un poco de lástima, ese Duque la gente espera demasiado de él y nadie se preocupa en verdad por él, sino que por lo que veo es solo por su posición, bueno tengo que decir a favor de las chicas en muy raro que una persona normal conozca a alguien que tenga un título noble a decir verdad, el pobre duque viene siendo una de esas cosas, raras que ponen en exhibición y todos quieren verlo.

Antes de que continuaran con el asunto de la fiesta, recogí algunas cosas y les dije, cuando ya estaba en la puerta,

- Nos vemos chicas, tengo que trabajar en la

biblioteca hoy nos vemos en la noche.

No le di tiempo a contestar, cerré la puerta y salí casi corriendo del dormitorio, todo el edifico estaba muy animado con mujeres, de un lado a otro, haciendo preparativos para la fiesta.

Todavía faltaban varias horas para ir a la biblioteca, así que fui por una comida a la cafetería y luego por un café, di varias vueltas en el campus, al final busque un sitio tranquilo y

llame a mis padres, ellos estaban en una reunión familiar con mis tíos y los abuelos, escucha en el teléfono que todos me saludaban y que estaban pasándola bien, como siempre la familia Taylor es una familia llena de amor, que comparten todos juntos los fines de semana, recuerdo las reuniones de los sábados y a veces también los domingos, todos se divertían, comíamos,

jugábamos, hasta se discutía sobre algunos demás de actualidad. La llamada no duro mucho, no quería que mis padres se perdieran de la diversión, así que después de que se terminara la llamada, decidí ir a la biblioteca, aunque faltaban dos horas para que comenzara a trabajar, pensé en leer un libro, de preferencia uno de los clásicos que nunca me canso de leer El Conde de Montescristo, que por mucho tiempo ha sido mi libro favorito, me enseño que aunque he vivido una vida con amor, existen también cosas, como el dolor, el engaño, la traición, la desesperación y muchas cosas más que pueden llegar de quien menos uno se lo imagina; como Edmundo nunca imagino que su vida llena de amor y sueños, fuera a ser destruida por su mejor amigo Fernando, quien secretamente estaba enamorado de la novia de su mejor amigo y por esa razón mezquina lo

traiciono.

Camine hasta la biblioteca y al entrar, estaba la señora Stone sentada junto a la chica que le tocaba en turno de la mañana,  cuando me vio se levantó y

dijo,

- Christine, todavía faltan dos horas para tu turno, ¿Por qué llégate tan temprano?

- Hola, Señora Stone, no tenía nada que hacer, así que vine antes, me gustaría pedir un libro en lo que llega mi turno.

- ¿Qué libro quieres?

- El Conde De Montecristo.

- Buena elección, espera un momento.

La señora Stone reviso por un momento la computadora, antes de decirme,

- Está en el último pasillo, en el estante superior.

- Gracias Señora Stone.

Me dirigí al último pasillo, y camine hasta el fondo, donde indicaba que estaban las novelas, mire todo en el estante antes de que pudiera encontrarlo, solo hubo un pequeño problema, estaba muy alto y yo no podrí alcanzarlo, tercamente intente estirarme para agarrarlo, pero aunque lograba tocarlo con la punta de mis

dedos, no era lo suficiente para tomarlo, mire a mi alrededor con la esperanza de ver la escalera que se usa para estos casos, pero no estaba a la vista, hice mi último intento para agarrar el libro, pero casi me caigo al suelo, por suerte alguien me agarro antes de que mi cara fuera a dar al piso, cuando me voltee a mirar en brazos de quien estaba, me quede paralizada mirando eso

hermosos ojos azules, que parecían tener la capacidad de traspasar a las personas con cada mirada.