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28 Días Para Creer En El Amor

capitulo 1

Roberto era un joven exitoso en los negocios, el no creía en el amor o al menos pensaba que no era para él hasta el momento no había conocido ninguna mujer que despertara ese sentimiento, había tenido sexo con varias pero solo era satisfacción física, el disfrutaba de su vida de soltería, el había decidido vivir en la ciudad tenía un lujoso departamento, a parte de los negocios familiares también tenía sus negocios que eran principalmente centros nocturnos, bares y antros, para Roberto la vida nocturna era maravillosa, no había compromisos, ni por quién preocuparse para el todo era diversión.

Aunque para sus padres esa no era la vida que querían para su hijo no podían exigirle más cosas, Roberto era muy eficiente en su trabajo llevaba con bien las empresas de su familia había multiplicado las ganancias en la cadena hotelera que tenían aunque aún el primer lugar lo compartían con otra empresa los dueños eran Rebeca y Antonio, aunque su cuñado Diego muchas veces quiso asociarse con ellos había ciertas rivalidades entre Apolo y Antonio ya que ellos siempre compitieron en sus vidas y no solo por los negocios si no también con las mujeres así que lo peor que pudiera pasar es que Roberto se involucrará con alguien de esa familia pero el destino es muy caprichoso nosotros muchas veces hacemos planes o creemos que a nosotros nunca nos va a pasar pero todo cambia y tenemos que adaptarnos a las diferentes situaciones o simplemente morir.

Roberto creía que jamás se iba enamorar que su vida desordenada sería hasta su muerte, él jamás persiguió a ninguna mujer muchas de ellas lo seguían así que no tenía varias conquistas pero ni cuba formal, él jamás les mintió siempre les había dicho que él no era un hombre de compromisos, él solo disfrutaba de un buen sexo, solo con pocas había repetido pero como buen hombre mujeriego también tenía sus reglas, número uno no vírgenes ya que serían muy sosas y el no estaba dispuesto a enseñar a ninguna, número dos no tríos con otros hombres, número tres nada de mujeres casadas y mucho menos con hijos ya que el no sería el culpable de destruir un hogar por lo demás no había problema.

Roberto era un joven empresario muy exitoso y no solo por la fortuna de sus padre a su corta edad tenía varios centros nocturnos y bares los cuales eran de gran prestigio siempre había grandes filas para entrar aunque tenía algunos más privados donde se practicaban algunas parafilias sexuales, aunque para Roberto la que más practicaba era el sadismo era algo extraño le gustaba infringir dolor, le gustaba someter a sus parejas sexuales, le gustaba mantener el control en todo pero muy pronto eso cambiaría.

Roberto abriría un nuevo centro nocturno en las Vegas y de paso aprovecharía para ganar la licitación hotelera no se iba a dejar ganar el mandado por la familia de Antonio ya era tiempo de demostrar quién era el mejor.

Todo estaba listo para aquel viaje, Roberto estaba dispuesto a ganar y no iba haber nada que lo impidiera al menos eso era lo que creía la vida había dispuesto algo muy distinto, él salió dos días antes para revisar la próxima inauguración del club nocturno, había contratado algunas bailarinas y como era costumbre las chicas querían algo más con él y claro el se dejaba consentir está vez su amante en turno era una rubia despampanante con él no había romanticismo así que fue directo al grano, con él solo podían aspirar a sexo sin compromiso, sin amor, solo sexo después la recompensará de alguna manera económica pero hasta ahí, después de todo el solo buscaba placer.

capitulo 2

Camila era una chica rebelde, soñadora, aunque ella soñaba con enamorarse parecía demostrar lo contrario, siempre era voluntariosa en el carácter se parecía a su madre, aunque parecía toda una experta en la vida sobre todo en cuestiones de amor era completamente inocente ya que ella había estudia en un colegio de monjas exclusivo para señoritas aunque la mayor parte era de entrada por salida había veces que se quedaba de interna a si que su contacto con el mundo exterior era poco, tenía muy pocas amistadas la mayorías de ellas eran iguales recatadas, sus actividades sociales se limitaban a pijamada, nunca había tenido algún novio o algo parecido, a su corta edad era muy hábil para los negocios así que su padre no dudo en ponerla enfrente de las cadenas hoteleras ya que había demostrado convencer muy bien a los clientes ganando varias licitaciones quizá eso la detenía de conseguir pareja ya que el trabajo era lo primero para ella pues quería que su padre se si tierra orgulloso de ella, aunque para Antonio tanto como Camila, Eliza y su esposa Rebeca lo tenían completamente dominado era incapaz de negarles algo. Camila a penas llevaba pocos meses trabajando en la cadena hotelera y había demostrado sus habilidades con apenas 22 años y seis meses trabajando había conseguido ganarle varias licitaciones a la competencia por lo que sabía que si ganaba la licitación de las Vegas por fin tendría el primer lugar y ya no lo compartiría con su competencia, Camila había estudiado muy bien para lograr convencer a los clientes había hecho varias estrategias y aunque le decían que jamás podría superar ya que Roberto era un tiburón en los negocios, todos desconfiaba de ella y aunque su papá al principio tuvo dudas sabia que su hija tenía la suficiente capacidad y es que ante los comentarios malintencionados de otros empleados habían logrado sembrar dudas pero Antonio a si decidió apostar todo por su hija y su que era la primera vez que Camila viajaba sola sabía que debía dejarla crecer.

Camila había llegado un día antes a las Vegas tenía muy buen diseñado su plan de ataque, ese día no salió para nada de su habitación, ella iba a luchar por conseguir ganarle a su contrincante pero el destino le tenía preparado algo muy distinto.

Durante la reunión con los clientes a pesar de que ellos la miraban con desconfianza por su corta edad y también porque aparentaba menos años ella no se dejó intimidar mostró una gran seguridad al hablar, quizá los clientes fueron mucho más duros con ella pero eso en vez de retractara la hizo mucho más fuerte sabía que no se iba a dejar vencer, cuando terminó la reunión con los clientes estos le dijeron que dentro de algunos días le harían saber la respuesta, ella se despidió con una gran sonrisa aunque por dentro tenía miedo de no haber podido lograr convencerlo y para colmo escucho a una de las secretarias decir que Roberto era el seguro ganador jamás nadie había logrado ganarle una y menos una mocosa venida a menos y es que Camila quería gritarle unas cuantas verdades a esa tipa pero sabía que no era el lugar indicado quizá en otro momento lo haría, salió del lugar rumbo al hotel ahí paso varias horas hasta que llamo a la recepción pues estando en las Vegas debía de conocer, el chófer la llevo a conocer diversos lugares comió en un restaurante, Camila se encontraba sola comiendo al lugar llegó un hombre de buena apariencia alto debía de medir casi 1.90, cabello oscuro aunque su piel era blanca y que decir de su sonrisa, sus ojos también eran oscuros, tenía una ligera barba muy bien cuidada lo que le daba una aura de chico malo, él se sentó enfrente de ella por instantes sus miradas se cruzaban y aunque Camila trataba de disimular sus miradas se juntaron lo que hizo que ella se ruborizara el al verla no pudo evitar sonreír, se acercó a ella

—¿Puedo sentarme a tu lado?, Veo que estás sola—

Por un momento Camila no supo que contestar nunca imaginó que aquel hombre se acercaría a ella.

—Disculpe pero no hablo con desconocidos —

—Eso tiene solución me presento soy Ernesto Acure—

capitulo 3

Roberto después de ver a sus posibles clientes pero está vez sabía que no había logrado convencerlos por completo está vez dijeron que tenían que tomar una decisión y se la harían saber en unos días, Roberto se encontraba muy nervioso así que después de la reunión salió a comer a un restaurante desde que entró pudo notar a una chica muy bella su cabello era rojizo, su piel era clara y sus ojos eran verdes como los de una esmeralda, sus labios eran carnosos, ella era una mezcla entre inocencia y sexualidad, el capitán de mesero lo llevo hasta su mesa donde podía ver muy bien a esa chica pues la tenía de frente por primera vez no sabía cómo debía de abordarla, así que primero la miró varias veces hasta que sus miradas se cruzaron él al ver qué ella se sonrojo no pudo evitar sonreír pues sabía que no le era indiferente así que decidió acercarse y aunque la chica se mostró algo distinta siguió insistiendo, pero a la hora de presentarse decidió cambiarse de nombre ya que no quería que está chica al conocer su verdadera identidad se pegará a el como mosca a la miel, después de que el se presentó la chica dejo que se sentara a su lado

—Por cierto no me has dicho tu nombre —

Camila dudo en decirlo así que mejor tomo el nombre de su tía

—Me llamo Vanessa Fernández —

—Por lo visto también eres de México, ¿Y ha que has venido?—

—Por diversión — contesto ella.

—Que bueno así puedo invitarte a salir en la noche—

—Lo siento pero no podré mis padres llegan está misma noche— mintió y es que ella comenzó a sentir algo raro por aquel hombre ella sabía que lo mejor era retirarse ya que comenzaba a sentir algo per él que no podía controlar.

—Me gustaría volver a verte —

Camila se sentía muy nerviosa a si que lo mejor era cambiar de tema

—Pero dime tú ¿A qué has venido?—

—Prácticamente a negocios, pero por ti soy capaz de volverme guía de turistas solo por volver a estar cercas de ti—

—Eres un descarado — dijo ella entre risas —Además creo que vas muy a prisa—

—No lo creo — Camila sonreía mientras que Roberto estaba completamente embobado con ella, eso era un sentimiento raro en el pero no le desagradaba, los dos comieron entre risas y una plática muy amena, entre coqueteos de ambos, Roberto pidió un vino, aunque Camila no tomaba está vez se dejó llevar, cuando se si tío un poco mareada decidió que era tiempo de parar se comenzó a despedir de Roberto

—Lo siento Ernesto pero tengo que irme— Camila tomo y a servilleta y anoto un número de teléfono.

—Créeme que te voy a llamar—dijo Roberto mientras besaba aquella servilleta.

Camila salió del lugar le pidió al chófer que la llevara hasta su hotel, ella sabía que no le había dado el número correcto pues ella no quería compromisos era cierto que le gustaba, pero ahora no quería distraerse de su trabajo y el amor eso era un distractor.

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