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La Que El Amor Olvidó

Capítulo 1

Tenía que mirar hacia arriba para ver la sonrisa de su padre. La menuda palma de su mano se perdía entre la mano grande y ahora callosa. Claire Bellamy de seis años de edad estaba feliz de ir a la feria del pueblo junto a su querido padre. Gaston Bellamy era un comerciante próspero, era alto y pálido, de cabellos y ojos castaños, su esposa Blanche Marchal era una mujer rubia de ojos castaños, de contextura gruesa. Además de Claire el matrimonio Bellamy tenía dos hijos más: Adelaide de doce años y Thomas de diez. Adelaide era muy parecida a su madre, rubia de ojos castaños y con doce años ya tenía senos y caderas prominentes. Thomas con trece años era muy parecido a su padre, alto y de carácter reservado pero en realidad Thomas evitaba hablar porque era tartamudo y su madre no perdía oportunidad para burlarse de él.

Blanche Marchal tenías tres hijos pero solo quería con locura a Adelaide. Claire y Thomas se parecían demasiado a Gastón Bellamy un hombre con el cual Blanche solo se casó por interés. Gastón tenía un floreciente comercio de cordeles para barcos y vivían cómodamente. Sin embargo, Blanche se había empeñado en que Gastón abandonara por completo sus actividades comerciales para dedicarse a la minería.

-Nos haremos ricos, Gastón. Piensa en el futuro de tus hijos-repitió Blanche.

-El comercio va bien. Creo que nuestros hijos y tú viven bien, Blanche-respondió Gastón con calma.

-Eres tan conformista,Gastón. Eres tan corto de miras. El negocio de las minas es el futuro.Puedes tener tu propia mina y convertirte en un hombre verdaderamente rico.Piensa en Adelaide, pronto será presentada en sociedad y necesita hermosos vestidos para atraer a un pretendiente rico.Tal vez un noble...- dijo Blanche en voz alta.

-Las minas están al sur.No podré estar en casa casi nunca. Estaré lejos de mis hijos... Recuerda que además de Adelaide también tenemos dos hijos más y me preocupo por los tres-dijo Gastón.

-No importa la distancia,Gastón. Piensa en el dinero.Además me considero lo suficientemente capaz para llevar las riendas de esta casa en tu ausencia. Thomas y Claire no son ni muy guapos ni muy brillantes.Eso debes reconocerlo. Adelaide es preciosa y vivaz. Debemos enfocarnos en ella. Ella logrará grandes cosas-dijo Blanche con altanería.

-No me gusta que te expreses así de Claire y de Thomas. Adelaide recibirá como siempre todo mi apoyo, pero no creo que le haga bien que la ensalzes tanto.Es demasiado vanidosa y se preocupa en exceso por su apariencia. Iré a las minas y cerraré el negocio, para complacerte.Mañana mismo hablaré con el abogado Bonnet-dijo Gastón

-Al fin has tomado una decisión sensata.El abogado Bonnet es un hombre de mundo y muy sagaz. Él ha insistido en que el negocio de las minas es el más rentable. Me ocuparé de la casa y tu ausencia ni se notará-dijo Blanche.

Blanche se retiró a su habitación donde desde hace mucho tiempo su esposo no tenía permitida la entrada.Ella se aquejaba de constantes jaquecas y con el tiempo Gastón dejó de insistir. Blanche nunca había sido cariñosa con él ni siquiera cuando estaban recién casados. Gastón hace mucho tiempo había abandonado la idea de tener un matrimonio medianamente feliz, para él lo más importante eran sus hijos,por ello se dedicaba al trabajo con todas sus fuerzas.No estaba muy seguro de que el negocio de la minería fuera lo suyo pues no tenía experiencia en el ramo.Además donde se encontraban las minas era un lugar bastante retirado e inhóspito. Sin embargo, la convivencia con Blanche se le hacía cada vez más pesada. Ella solo vivía para ocuparse de su apariencia, todo el día intentaba que su cabello lacio se rizara, se probaba vestidos y se miraba al espejo por horas. Había convertido a Adelaide en su copia exacta, la niña con doce años solo se ocupaba de intentar rizarse el cabello e imitaba a su madre en todo. Lamentablemente, también la imitaba en su conducta y por ello la niña despreciaba a Claire y a Thomas igual que lo hacía su madre.

Thomas se alejaba de casa. Se había vuelto un chico bastante huraño y Claire era demasiado tímida. Sin embargo, Gastón quería a sus hijos y tenía un especial afecto por Claire que aunque nerviosa y tímida era muy inteligente.

Blanche se lamentaba que Claire había heredado los grandes ojos azules de su abuela materna. Lo que ella y Adelaide no habían podido heredar pues ambas eran rubias con ojos castaños. Claire tenía el cabello castaño como su padre pero tenía los ojos azules que Adelaide y su madre hubiesen querido tener.

Claire vivía escondiéndose por los rincones.Cualquier rincón fresco y oscuro era un paraíso para ella.Un lugar donde su madre y su hermana no la encontrasen. Su madre siempre la comparaba con su hermana y la hacía sentir insignificante y Adelaide envanecida por los halagos de su madre también se comportaba de modo arrogante con ella. Thomas también huía y Claire no podía encontrar un aliado permanente en él. Sin embargo, ninguno le hacía daño al otro. Era una especie de pacto secreto y silencioso entre ellos. Más de una vez Thomas la había encontrado escondida en un rincón y jamás la delató. Así también ella lo había visto escaparse por la ventana y jamás lo delató.

La madre de Claire y Adelaide se burlaban de la tartamudez de Thomas, que además era demasiado pálido y demasiado delgado como su padre y Claire. Por eso escapaba de casa en cuanto podía y su padre ocupado con sus actividades comerciales por lo general jamás presenciaba tales burlas, aunque si notaba perfectamente que Blanche prefería a Adelaide y que discriminaba a sus otros hijos.Varias veces habían discutido al respecto sin llegar a una solución. Gastón pensó que ganando más dinero podría comprarle una casa a cada hijo, incluso ya había ahorrado para asegurarles una vida cómoda.Todo esto lo había establecido con el abogado Bonnet.

Claire amaba a su padre y ahora que él había vuelto de la mina nada le hacía más feliz que caminar de su mano. Aunque ahora su mano era callosa, sus ojeras eran más profundas y estaba más delgado. Ella apretaba su mano con fuerza y casi podía olvidar que inmediatamente después que él se fuera a las minas había visto a su madre sentada en las piernas del abogado Bonnet, en el estudio de su padre. Escuchó la risa de su madre y como se burlaban de Gastón, su padre. Gastón Bellamy el hombre que Claire más amaba en este mundo.

Capítulo 2

Blanche Marchal había visto los ojos azules de Claire abiertos de par en par espiándola mientras se dedicaba a mimar a su amado abogado Bonnet. Para Blanche, Claire era una molestia.Una niña nerviosa, frágil y tonta.Todo lo contrario a su adorada Adelaide. Thomas y ella eran demasiado débiles e insignificantes para ser sus hijos. Eran idénticos a Gastón,un pobre infeliz que ni siquiera había notado que era la amante de su abogado desde hace tiempo.

El hecho de que Claire la hubiese visto sentada en las rodillas del abogado le pareció gracioso en un primer momento pero luego Blanche pensó que no sería conveniente que la pequeña le contara a su padre lo que había visto. Obviamente, ella negaría todo pero Gastón parecía tener cierta predilección hacia Claire. Tal vez escucharía a la niña.

Luego de pasar la tarde encerrada en el estudio con el abogado Bonnet, Blanche buscó a Claire por toda la casa. La niña parecía un ratón escurridizo y se metía en cualquier escondrijo. Solo aparecía a las horas de las comidas y luego volvía a desaparecer. Después de buscarla por largo rato, finalmente la encontró agachada detrás de un viejo armario.

-¿Qué haces allí niña tonta? ¡Levántate ahora mismo!-le gritó Blanche a la pequeña Claire.

Claire tenía miedo. Sabía que su madre había notado su presencia en el estudio. Entendía que lo que su madre estuvo haciendo en el estudio con el abogado era algo que solo debía hacer con su padre... Al menos eso le había explicado la sirvienta de la casa, que los esposos se besaban y hacían otras cosas para hacer bebés...¿Su madre entonces tendría un bebé con el abogado Bonnet? esto pensaba Claire que estaba confundida y también triste, sentía que había visto algo que nunca debió ver. Tenía mucho miedo ahora de su madre, su corazón latía muy rápido y sentía que no podía respirar bien. Claire experimentaba una crisis de angustia ante la mirada severa de su madre.

-Lo que viste en el estudio jamás lo viste. Debes mantener la boca cerrada. Si te atreves a contarle algo a tu padre le diré que estás loca y haré todo lo posible para que te encierren en el manicomio- le gritó Blanche a la niña

-No vi nada-dijo Claire con un hilo de voz.

-Eres una mentirosa. Si me viste bien con esos ojos que solo sirven para espiarme-dijo Blanche para luego darle una fuerte bofetada a la niña

A Claire se le llenaron los ojos de lágrimas. Pero no dijo nada. Estaba aterrada.

-Tú decides. Si te pasas de lista y le cuentas a tu padre irás directo al manicomio. Allí los dementes se comen a las niñas metiches como tú- le dijo Blanche a la niña para luego reírse con sorna.

Los pasos de Blanche se perdieron por un largo pasillo y Claire se agachó de nuevo en su rincón. Tenía miedo y estaba triste. No solo había visto a su madre haciendo "cosas de esposos" con otro hombre sino que su madre y ese hombre se estaban burlando de su padre, de su abnegado y amoroso padre.

A partir de ese día Claire le temía hasta a su propia sombra. Su madre la amenazaba con internarla en un manicomio y ella estaba tan angustiada que hasta había tenido terribles pesadillas con esto.

Thomas casi no estaba en casa y a su madre no le importaba.Una tarde oyó cuando su madre le decía a Adelaide que esperaba que Thomas pronto se fuera de la casa.Incluso le pediría a su padre que se lo llevara con él a las minas.

-Sólo tú eres hermosa, Adelaide. Thomas y Claire son una vergüenza para ti y para mi. Con ellos cerca será difícil encontrar un esposo distinguido para ti- le decía Blanche a su hija Adelaide que se miraba en el espejo.

-Quiero un esposo distinguido mamá-dijo Adelaide bajando el escote de su vestido para que sus prominentes senos pudieran notarse más.

-Y lo tendrás cariño.Serás irresistible como tu madre. Ocúpate de ser bella- le dijo Blanche a Adelaide mientras salía de la habitación.

Claire que había estado oculta escuchando no pudo evitar asomarse a la habitación de Adelaide luego de que su madre saliera. Adelaide casi estaba sacando los senos fuera de su vestido y estaba roja del esfuerzo pues apretaba su corsé al máximo. Luego comenzó pintarse los labios con carmín. Claire la miraba embelesada, Adelaide era hermosa pero Claire no entendía porque Adelaide quería mostrar sus partes privadas como sus senos y pintarse los labios. Adelaide notó la presencia de Claire y la miró con desaprobación.

-No deberías estar aquí. A mamá no le gusta que entres a mi habitación-dijo Adelaide frunciendo el ceño.

-¿Por qué arreglas tu vestido así? ¿Por qué pintas tus labios de rojo?-preguntó Claire ignorando la advertencia de Adelaide.

-Jamás lo entenderías.Yo debo ser bella, es lo que mamá dice.-dijo Adelaide rizando con su dedo un mechón de cabello.

-Para mí eres bella, no necesitas esforzarte-dijo Claire.

-No entiendes nada de nada. No necesito ser bella para ti, sino para... para los pretendientes distinguidos. Mamá dice que ya tengo cuerpo de mujer y que los hombres se volverán locos por mí cuando me presenten en sociedad. Pero debo esforzarme en ser la más bella y ganarle a todas las arribistas que quieran arrebatarme a los hombres más guapos y ricos-dijo Adelaide con aire de fastidio.

-¿Tienes que pelear con otras chicas por los pretendientes? -dijo Claire asombrada.

-Algo así.Mamá dijo que debo vencerlas a todas. Ella tuvo muchas rivales y por triquiñuelas de esas mujeres que se interpusieron en su camino tuvo que conformarse con papá. Pero ella dice que conoció hombres mucho mejores que papá y no quiere que a mí me pasé igual.No quiere que me conforme con un simplón como papá-dijo Adelaide.

-No hay un hombre mejor que papá y él no es un simplón-dijo Claire con rabia.

-Lo dices porque eres igual que él. Por eso lo defiendes. Sal ahora de aquí. Si mamá te ve te pegará con todas sus fuerzas-dijo Adelaide sin dejar de mirarse en el espejo.

Claire salió de la habitación llena de rabia y esperó con ansias el regreso de su padre que coincidió con una feria en el pueblo. Su padre la invitó a Adelaide y a ella a dar una vuelta pero Adelaide no quiso salir. Estaba muy ocupada rizándose el cabello.

Así que Claire salió sola con su padre y se sentía completamente feliz. Su padre la tomó de la mano y caminaron juntos. Luego él le compró una manzana bañada en caramelo que a Claire le supo a gloria.

-La semana que viene debo volver a la mina-dijo Gastón Bellamy a su pequeña hija.

-¿No puedes quedarte conmigo?-dijo Claire con ojos tristes.

-Te prometo que volveré-dijo él.

Claire no sabía en ese momento que esa sería la última vez que vería a su padre.

Capítulo 3

Gastón Bellamy iba en el carruaje rumbo a las minas.Era un viaje largo y tortuoso. No se sentía bien, pues le pesaba alejarse de sus hijos en especial de Thomas y Claire. Había tenido una desagradable conversación con su esposa Blanche quien insistió en que se llevara a Thomas a las minas. Esto era algo impensable para Gastón pues consideraba que el ambiente de las minas no era buen lugar para su joven hijo. Blanche también insistió en que debían trasladar a Claire a un internado para niñas huérfanas y pobres pues ella argumentó que Claire necesitaba ser corregida con severidad. Pero sus hijos no eran una carga para él, había trabajado duro para ofrecerles una vida confortable y no permitiría que nadie los echara de su propia casa.

Gastón estaba pensando abandonar el negocio de las minas.Su salud había empeorado por el trabajo forzado y las precarias condiciones de vida.Tampoco vislumbraba un futuro muy brillante lleno de riquezas de seguir en ese negocio. Aunque había perdido mucho dinero Gastón pensó que podría empezar de cero con su anterior negocio.Sería duro pero creía que podría recuperar su antigua posición con mucho esfuerzo.

En cuanto a Blanche, él había tolerado sus frivolidades por mucho tiempo pero parecía estarse excediendo con sus hijos. Adelaide estaba convertida en una coqueta vanidosa y Claire y Thomas cada vez estaban más taciturnos y tristes. Él nunca había amado a Blanche, pero era un hombre solitario y reservado y ella una mujer bonita y sana. Ahora se lamentaba de haberse casado con ella. Todo pareció arreglarse entre sus familias sin que él pudiera intervenir demasiado. En menos de lo que se imaginaba pasó de ser un pretendiente a un esposo con una mujer embarazada. Todo sucedió con prisa, nació Thomas, luego Adelaide y por último Claire. Después de esto Blanche lo alejó de su cama y se dedicó exclusivamente a su acicalamiento y arreglo personal. Había aguantado sus tonterías durante mucho tiempo. Sabía que debía intervenir con firmeza para proteger a sus tres hijos. Pues Adelaide aunque adorada por su madre también era una víctima.Su madre la había manipulado y le había llenado la cabeza con banalidades.

Gastón comenzó a sentirse un poco mareado.Pensó que le hacía falta descansar y al cabo de un rato se desmayó en el carruaje.

Claire había quedado muy triste tras la partida de su padre. Hubiese querido irse con él a las minas, así el lugar fuese horrible. Si estaba al lado de su padre todo estaría bien.

Blanche seguía recibiendo con frecuencia las visitas del abogado Bonnet. Ya no se preocupaba de guardar las apariencias ante la servidumbre. Más de una vez Adelaide vio a su madre besándose apasionadamente con el abogado y luego practicaba frente al espejo los gestos que hacía su madre y besaba su propio reflejo. Practicaría mucho y así cuando un pretendiente soñado apareciese en su vida lo conquistaría fácilmente y nadie se lo arrebataría. Blanche estaba segura de que Claire no le había dicho nada a su padre, la niña era una cobarde y ella se encargaba de amenazarla con el manicomio de vez en cuando.

El abogado Bonnet había no solo puesto las manos en la mujer de Gastón Bellamy sino también en su patrimonio. Había comenzado a disponer de sus bienes poco a poco. Sentía que la suerte le sonreía, su patrimonio personal iba en aumento y disfrutaba de los favores de Blanche a su antojo. Ella era pretenciosa y banal pero podía llevársela a la cama en cualquier momento. Siempre estaba dispuesta, nunca le decía que no. De joven el abogado Bonnet nunca fue muy agraciado, de contextura gruesa y rasgos corrientes nunca atrajo demasiado a las mujeres. Ahora se había dejado el bigote y se engominaba el cabello, con palabrerías había seducido fácilmente a Blanche Marchal, una mujer inculta con aires de grandeza que creía ciegamente todo lo que él decía. El panorama del abogado Bonnet lucía brillante, pues Blanche le había dicho que Gastón Bellamy había regresado a las minas muy fatigado y enfermo. Tal vez no resistiría mucho, la vida en las minas era dura y Gastón no era un hombre fuerte. Si Gastón desaparecía, él podría disponer de todo pues tendría a su viuda en la palma de su mano.

Pasaron cinco meses y Gastón Bellamy no había enviado ni una sola carta. Adelaide había cumplido trece años y su madre le organizó una fiesta donde a Claire se le prohibió asistir. Thomas estaba poco tiempo en casa y a Blanche no le importaba en absoluto su ausencia. Claire miró desde el piso superior de la casa la llegada de los invitados. Adelaide usaba un vestido rosa muy escotado casi idéntico al vestido color vino de su madre, ambas tenían el cabello rizado y los labios muy rojos. El abogado Bonnet llegó acompañado por dos caballeros que dejó en compañía de Adelaide mientras él tomaba del brazo a Blanche para subir con ella al estudio. Claire sin saber que hacer se escondió precisamente en el estudio de su padre bajo el pesado escritorio. Al cabo de unos minutos Blanche y el abogado entraron al estudio y cerraron la puerta.

-Mi palomita, tenemos excelentes noticias. La providencia nos ha favorecido inmensamente-dijo el abogado Bonnet besando las manos de Blanche para luego besar su prominente escote.

-Querido ¿Qué noticias tan maravillosas son esas?-dijo Blanche con una risita.

-Bellamy ha muerto en un derrumbe. Murió hace un mes pero fue hasta hoy que recibí la noticia como su apoderado legal-dijo Bonnet acariciando toscamente el cuerpo de Blanche.

-¡Oh querido que noticia tan maravillosa!Ahora podremos estar juntos siempre y casarnos-dijo Blanche extasiada.

El abogado Bonnet se apartó un poco.

-¿Casarnos? Guarda la compostura,Blanche. Eres una viuda recuerda. Debes tener una larga temporada de luto.Mientras tanto déjame a mí todo lo tedioso de lo relacionado con el patrimonio de Bellamy-dijo el abogado Bonnet

-Pero quiero casarme contigo lo más pronto posible.Y quiero que Adelaide tenga profesores de idiomas y música. Quiero comprar muchos vestidos para nosotras, quiero tantas cosas...Pero tengo que deshacerme de Claire y Thomas...-dijo Blanche pensativa.

-Adelaide tendrá todo.Es una reina como tú. Pero debes guardar el luto. Ya pensaremos que hacer con ellos. Ahora debes preocuparte de parecer una viuda afligida-dijo el abogado

-Mañana seré una viuda. Hoy celebraré con más ganas¡Me haces tan feliz, Paul!-dijo Blanche lanzándose al cuello del abogado.

Después de una larga sesión de besos decidieron regresar a la fiesta.

Mientras tanto Claire que había escuchado toda la conversación entre su madre y el abogado estaba hecha un ovillo y empapada en lágrimas bajo el escritorio de su padre. Su padre, al que jamás volvería a ver. Estaba infinitamente desconsolada. Su padre la había dejado sola en este mundo.

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