-Hijo, arriba, que llegas tarde al colegio-. Y sí, todos mis días comienzan así, con mi mamá despertándome para que vaya al colegio, se supone que a los 16 años ya yo debería levantarme por mi cuenta, pero por alguna razón, mi mamá ha sido bastante paciente y me sigue despertando por las mañanas antes de que llegue Jimena, la mujer que mantiene la casa limpia y en orden durante el día y nos prepara la cena.
6:01am, y yo sigo viendo fijamente mis pantuflas, quedo como una estatua mientras me animo a levantarme, pero es un proceso lento, así como el reiniciado de un celular. Bulma, mi perra, bulldog francés, sale desde lo más profundo de mis sábanas y va corriendo hacia mi mamá, que la baja a la parte trasera del edificio en el cual vivimos para que Bulma haga sus necesidades, dándome tiempo de que yo me aliste. Ahora que han salido, coloco algo de música, me es imposible hacer algo sin escuchar buena música, como las canciones que hacen Bruno Mars, Harry Styles, Ariana Grande y Justin Bieber. Ya he iniciado el playlist, me fui a lavar los dientes y luego tomé una ducha bastante veloz, son las 6:20 y aún no he desayunado, y mi hora de entrada es a las 7:10am, no puedo llegar tarde el último día de clases.
Ya mi madre y Bulma han vuelto, y yo he preparado un par de platos con cereal para que mi madre y yo comamos antes de irnos, por fortuna el colegio queda a unos pocos minutos del apartamento en que vivimos. Y sí, mi madre también me lleva al colegio, no es que no sepa cruzar la calle, es que siempre voy tarde y como el colegio queda de camino a la clínica veterinaria de la cual es dueña, me da un aventón hasta el colegio.
-Que tengas un buen día, hijo- me dice mi mamá mientras me bajo del auto y le doy un beso en la mejilla.
-igual tú, mami- le respondo, luego procedo a abrir la puerta y bajarme.
7:00am. Justo a tiempo para que no me den un llamado de atención por impuntualidad, ya tengo varios acumulados este mes. Al entrar me encuentro con mi buen amigo y compañero Jeremy Vásquez, con quien no hablo de otra cosa que no sean los exámenes finales.
-¿Qué tal, bro? ¿Ansioso por los resultados de los exámenes finales?- Me dice Jeremy mientras vamos caminando hacia el aula de clases.-Un poco, la verdad siento que obtuve una buena calificación en todos los exámenes, todo el año me he esforzado por no obtener una calificación menor a 17/20 ya que mi mamá prometió que me llevaría con ella a Canadá por su viaje de trabajo si sacaba una nota mayor a 17/20- le respondo mientras abro la puerta del aula y permito que él pase primero. Jeremy luego de que entramos me dijo:- ¡Increíble! Yo la verdad me conformo con obtener un 15/20, no hice ningún trato especial con mis padres, solo haremos lo de siempre, iremos al campo a visitar a mis abuelos y mis tíos-. Nos sentamos en los asientos vacíos y poniendo mi teléfono boca arriba sobre la tabla del pupitre le dije:-Es un buen promedio, te mereces unas vacaciones-.
Estamos sentados en los pupitres de adelante en el aula de clases, estamos esperando que entre el jefe de evaluación estudiantil y nos entregue a cada uno los resultados de nuestras pruebas, yo a decir verdad, estoy súper nervioso, estoy que me como las uñas, cada segundo pasa como si fuese un minuto. Son las 8:00am, todos mis compañeros están conversando unos con otros o están chateando, excepto yo, estoy mirando fijamente la puerta, fue en ese momento que recibí un mensaje de Victoria, mi mejor amiga, con quien siempre estoy, ya que nos sentamos uno al lado del otro, éste decía: “¿Estás bien?” yo con una carcajada volteo a mirarla y le digo:-Algo, me pone ansioso que tarden tanto en traer los exam…- justo en ese instante, la puerta del salón se abrió, y todo quedó en completo silencio, mientras la directora del plantel, Virginia Pérez, entra y se sienta en el escritorio del docente y dice:
-Buenos días estudiantes, por favor, no se levanten de sus asientos. He venido a entregarles personalmente los resultados de los exámenes, me complace decirles que este es el curso académico que mejor rendimiento y desempeño ha tenido durante este trimestre, así que a medida que mencione sus nombres, por favor vengan a retirar sus notas.
En ese momento sentí como si el estómago se me fuese a salir por la boca de lo nervioso que estaba.
-Ortega, David. Venga a retirar sus notas- dijo la directora, siendo yo el último en ser llamado para recibir mis resultados. Mientras me acercaba, todos mis compañeros voltearon a ver la expresión en mi rostro al recibir el boletín, era súper incómodo, pero cuando llegué a donde la directora se encontraba, ella se levantó y estrechó mi mano, diciéndome:- Felicidades, David, tú alcanzaste el promedio más alto en este último trimestre.- al recibir mis resultados y ver que tenía puntaje perfecto, no pude contener la emoción y abracé a la profesora Virginia, quien me susurró al oído: -Disfruta las vacaciones, te lo has ganado, nos veremos el próximo año escolar.- con esto, ella se retiró del aula y fui de nuevo a mi asiento.
Al sentarme de nuevo, Victoria y Jeremy se acercaron y me felicitaron, y yo a ellos, todos obtuvimos un resultado alto. Luego todos nos pusimos a revisar el celular, pasando el rato mientras se hacía la hora de salida, cuando de repente Victoria dijo:- ¿Por qué no vamos a la pizzería al salir de aquí? Debemos celebrar que aprobamos, mi padre estará complacido de preparar pizza para todos ya que él es el dueño.
Jeremy respondió entusiasmado:-¡Buena idea! Podríamos ir todos, en total somos 15 personas, ocuparemos una mesa grande. Avisaré a todos.- y se levantó del pupitre para hablar con el resto de nuestros compañeros, dejándonos a Victoria y a mí lanzándonos pelotas de papel el uno al otro, ¿Qué más podíamos hacer? Estábamos demasiado aburridos.
Tal y como dijo, Jeremy avisó que iríamos a celebrar a la pizzería del padre de Victoria, todos aceptaron sin ningún tipo de problema y fuimos una vez se hicieron las 12 del mediodía. Nos fuimos caminando, éramos un montón, y Victoria y yo veníamos caminando detrás de todos, conversando sobre lo que parecían sus planes para las vacaciones, hasta que llegamos al sitio donde íbamos a comer.
Todo era muy lindo dentro del sitio, que lleva por nombre “Melendi’s Pizzas”, lo que tiene sentido ya que el padre de Victoria se apellida Melendi. La mesa en la que nos sentamos era redonda y bastante grande, cabíamos todos sin tener que estar muy juntos. Una chica que trabaja en el sitio nos preguntó qué queríamos para beber, y recuerdo que la mitad de mis compañeros quería Pepsi y la otra mitad quería Coca Cola, a mí la verdad me da igual así que sólo pedí una limonada con miel en modo frappé, sabe mucho mejor que las gaseosas y permanece mucho más tiempo frío.
-La mesera se marchó luego de preguntar qué queríamos beber, pero no preguntó qué íbamos a comer.- dijo Jeremy, a lo que Victoria le respondió:-Mi padre dijo que nos sorprenderá con una especialidad de la casa.
En ese momento se acercó el papá de Victoria con dos meseros, colocando una gran pizza del tamaño de la mesa encima de ésta. Y sí que nos sorprendió, la pizza tenía tocineta, peperoni, chuleta,… Tenía muchos ingredientes, fue picada en quince pedazos, un pedazo para cada uno. Cada pedazo era enorme, era el equivalente en tamaño a una pizza tamaño mediano estándar. Más de uno pedirá una parte de su trozo para llevar. Todo estaba siendo increíble, la estábamos pasando muy bien, hasta que vi mi teléfono, y tenía un mensaje de mi mamá diciendo que tenía que estar en clases de canto a las 2:00pm, por lo que tenía que marcharme inmediatamente a casa para que me diera tiempo de cambiarme el uniforme del colegio y ponerme lo primero que consiguiera en el clóset, ya que era la 1:20pm y tenía que ordenar un taxi para que me lleve hasta el instituto. Me estaba despidiendo de mis compañeros, quienes aún luchaban con la pizza para poder comérsela, cuando me despedí de Victoria, se levantó para acompañarme a la puerta y esperar conmigo el taxi que había pedido por la app. Cuando éste llegó, Victoria me dio una nalgada cuando abría la puerta, le dije:-deja la manía de pegarme-. Le di un beso en la mejilla y me subí para irme a casa.
Una vez en casa, esperaba que Bulma y Jimena viniesen a saludarme, pero no ocurrió, cosa que me extrañó pero no me sorprendió ya que Jimena siempre saca a pasear a Bulma para que juegue con Sherlock, un Pastor Alemán, cuyo dueño vive en el penthouse del edificio frente al nuestro, así logra que llegue suficientemente agotada para que duerma un buen rato y no entorpezca el aseo de la casa. En fin, es la 1:35pm, debo apurarme en cambiarme, así que me puse una franela con el logotipo de Nike en el costado superior izquierdo del frente en color negro, un pantalón azul marino Wrangler, y unos zapatos Nike, de la línea “air force one” completamente blancos, tomé mis llaves, mi teléfono, me eché una colonia, Carolina Herrera, me parece, no recuerdo muy bien, pero a mi mamá le encanta, dice que si la uso conseguiré novia más rápido, causa demasiada gracia, pero ese no es el caso, el punto es que voy a llegar tarde a mi clase de canto, que empieza en aproximadamente 20 minutos.
Llamé un conductor de Yummy rides, es lo más rápido que llega a recogerme siempre, y le pago el dinero del translado por transferencia electrónica. Ya estoy en el salón de práctica, el profesor Miguel no ha llegado, él es quien me instruye, así que mientras espero, decidí hacer un pequeño calentamiento, afinando y practicando con una guitarra una canción que llevo muchos días intentando tocar completa, pero no lo logro. Decidí ensayarla, se llama “Mirrors” de Justin Timberlake, en serio es una obra maestra, es la canción perfecta, sin duda alguna.
El profesor Miguel llegó a las 2:12pm, e inmediatamente comenzamos a trabajar en mis registros tonales. La lección terminó a las 6:12pm, así que avisé a mamá que iba saliendo en dirección a la casa por medio de un mensaje de WhatsApp, me respondió con un “Te estoy esperando afuera de la academia”. Fue muy cool que me viniera a buscar, mientras me acercaba al auto y me tomaba el té de manzanilla que ofrece la academia, ha bajado el vidrio del copiloto, estaba mi madre conduciendo y junto a ella venía Verónica, su mejor amiga y socia, quien me dice:
-Hola guapo ¿Cómo estás?-. Con una sonrisa en su rostro, me acerco a ella, le doy un beso en la mejilla y redondo:-bien ¿Qué hay de usted?-.
-Por favor, no me digas “usted”, no estoy tan vieja, y no trabajas para mí, así que evita las formalidades, entra- me dijo con un tono chistoso, pero se notó que se ofendió porque la llamé “usted”.
Al entrar al auto, saludé a mi mamá, me levanté un poco para poder darle un beso en la mejilla, y abrazarla antes de que comenzara a conducir. Le hice un breve resumen de lo que hice en el día y de cómo me había ido con los resultados de las pruebas, en ese momento se alegró mucho y me dijo:
-Yo sabía que lo harías, no ibas a perderte un viaje fuera del país, así que ya tenía los boletos comprados desde hace unas semanas, partimos pasado mañana.
Verónica me felicitó y me preguntó: -¿Qué quieres comer? Esto hay que celebrarlo-. Yo no sabía qué responder, la verdad, tenía demasiada pena ya que apenas y conocía a Verónica, así que le dije:-No se preocupe, no tiene que molestarse de esa forma.
-Te dije que te dejaras de formalidades conmigo, y… ¡Por favor! Obtuviste un puntaje perfecto en el colegio más prestigioso de Caracas, esto hay que celebrarlo. Ya que tú no sabes lo que quieres, escogeré por ambos. ¿Te gusta el sushi?- me respondió Verónica, bajando el cubre sol del auto para utilizar el espejo para pintarse los labios. -está bien, comamos sushi- le respondí.
-Entonces ¿vamos al San Ignacio o vamos al Sambil? En ambos centros comerciales hay restaurantes de sushi muy ricos y el sitio es bastante agradable- dijo mi mamá mientras paraba en un semáforo que estaba en rojo y aprovechaba para colocar la dirección a la que íbamos en el navegador del auto.
Verónica sacó su celular de su cartera apresuradamente ya que recibió una llamada, parecía importante por la manera en la que le bajó el volumen a la radio y contestó.
-Dime, hija… ¡¿Que hizo qué?!... No te preocupes, recoge tus cosas y ya voy para allá- dijo Verónica estando al teléfono, la vi bastante molesta, y nos dijo a mi mamá y a mí:- por favor discúlpenme, mi hija tuvo un problema con su padre, tengo que ir a buscarla. ¿Podrían dejarme por acá? Llamaré un taxi.
-Déjate de estupideces, te vamos a acompañar. ¿Dónde vive el mugroso de tu ex?- le respondió mi mamá.
-Matthew vive en las Mercedes, muchas gracias por acompañarme- dijo Verónica con una cara muy preocupante.
Mi mamá comenzó a conducir rápido, parecía piloto de la Fórmula 1, fue demasiado sorprendente, hasta que comenzó a llover cuando casi llegábamos a la casa del tal Mathew, ahí bajó la velocidad para evitar accidentes. Al llegar, Verónica llamó a su hija para que bajara. El aguacero era inmenso, eran las 6:45pm y el cielo aparentaba que fuesen las 8 o 9pm de lo oscuro que estaba. Pasaron cinco minutos y seguía lloviendo, mi mamá y Verónica conversaban mientras esperábamos y yo escuchaba música con mis audífonos, cuando miro por la ventana, veo salir a la hija de Verónica con una maleta y una sombrilla, la reconocí porque nadie estaría saliendo con una maleta gigante con este clima, además de que el parecido era notable, así que me bajé del auto, cargué la maleta y la puse en el maletero del auto junto al neumático de repuesto, luego ambos subimos al auto.
-¡hola mamá! ¡Hola señora Carla!- dijo la chica al entrar al auto.
-Hola ¿cómo estás?- le respondió mi mamá.
-Muy bien ¿Y usted? Gracias por venir a buscarme- respondió Valeria mientras colocaba la sombrilla en el suelo del auto
-Ni lo menciones. A David es a quien deberías agradecer, él se bajó a ayudarte con la maleta y ni siquiera lo has saludado- le dijo mi mamá mientras el auto comenzaba a moverse.
Valeria se volteó hacia a mí y extendió su mano hacia mi, diciendo:-Mucho gusto David, de verdad agradezco que me hayas ayudado a cargar la maleta-. Yo simplemente estreché su mano y le dije:-Es un placer.
Había demasiado tráfico ya que continuaba la lluvia, y Verónica, que acababa de terminar una discusión por teléfono, le dijo a Valeria:-¿Ya comiste?- Valeria le hizo señas con la cabeza que no, así que Verónica le dijo a mi mamá:- ¿Por qué no estacionamos el auto dentro del centro comercial que está a la izquierda? Así esperamos que deje de llover y celebramos lo que tenemos pendiente.
-Excelente idea, me muero de hambre- le dijo mi mamá mientras giraba el volante hacia la izquierda para entrar al estacionamiento. Al bajarnos del auto es una costumbre que yo camine siempre detrás de todos cuando somos tres o más personas, así que mi mamá y Verónica comenzaron a caminar y estaban hablando, pero Valeria se quedó a mi lado y estaba caminando junto a mí sin decir una sola palabra, era un momento incómodo, así que decidí romper el hielo mostrándole mi código QR para que obtenga mi número de teléfono. Ella comenzó a reírse, y me dijo:-¿cómo sabías que quería pedírtelo?- yo no lo sabía-. Le respondí. Ella escaneó el código y me envió un sticker para que yo guardara su número.
Valeria:¿Qué edad tienes?
Yo: tengo 16 ¿ y tú?
Valeria: Yo también tengo 16, que cool.
Yo: ¿En serio tienes 16? Pensé que tenías 14, eres tan pequeña que cabes en una maleta.
Valeria: Ja, ja. Muy gracioso, payaso.
Veníamos entre risas y risas, hasta que llegamos al restaurante. Yo me senté junto a mi mamá y ella junto a la suya. Estábamos viendo el menú y Verónica me dijo:-Okay, guapo, pide lo que quieras que yo lo pagaré. Volteé a mirar a mi mamá pero me hizo la típica seña con las cejas y la respiración lenta de “no le desprecies el regalo” así que solamente pedí un mojito sin licor, un “tiger roll” y una ración de camarones.
Vino el mesero luego de que Verónica le hiciera señas, ordenó lo que le pedí, para ella ordenó un “alaska roll” y una cerveza, Valeria pidió la especialidad de la casa y un jugo de piña, mientras que mi mamá ordenó un “Caracas roll”, un mojito, y específicamente pidió que el licor que no le echarán al mío, se lo echaran al de ella. Verónica pidió que trajera la cerveza y el mojito de mi mamá de una vez, ya que querían beber algo, mientras que a Valeria y a mí nos ordenó un helado frito para cada uno, para que comiésemos algo mientras esperamos que venga nuestra orden.
Todo estaba yendo de maravilla, y al terminar de comer, fui al baño, cuando volví, Verónica estaba pagando la cuenta para irnos, ya había dejado de llover, y mi madre y ella estaban pasadas de tragos, puesto que habían estado tomando durante un muy buen rato, y ya eran las 10:15pm, a esa hora hay oficiales de policía en todas partes, y un viernes, más aún, saben que ese es el último día laboral y las personas van a beber, por lo que el índice de conductores ebrios aumenta, así que no podía permitir que ni mi mamá ni Verónica condujera ya que podrían multarlas, y yo no puedo conducir porque no tengo licencia, así que le dije a Valeria:-¿Sabes conducir?- hizo un gesto como que si no sabía a lo que me refería, así que opté por dejar el auto en el estacionamiento y llamar un Yummy rides para que nos llevara a casa, y nos quedaríamos todos ahí ya que no sé dónde vive Verónica. De camino a la salida del centro comercial fue bastante problemático, mi mamá y Verónica de tambaleaban de un lado al otro mientras caminaban, así que Valeria llevaba por la cintura a Verónica y yo cargaba a mi mamá.
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