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Perpetuo Amor.

Realidad.

☆☆☆ Natalia ☆☆☆

Me siento tan cansada, he estado como una maldita máquina toda lo noche, como de lugar estos informes y las respectivas presentaciones debe encontrarse lista para mañana, lo último que quiero encontrar son los sermones y las palabras afilidas de mi jefe, juro que no se como le hago para no estrangularlo, es tan arrogante y soberbio.

- Te falta mucho.- entra mi amiga y compañera de vivienda con un café en la mano.

- Lo siento liz, intentaré apurarme.- me disculpo.

Ella es como una hermana para mi, es lo mas cercano que tengo a una familia, encontrarla en ese frío y desolado orfanato me dio la fuerza de seguir viviendo y superarme cada día, gracias a su apoyo pude graduarme de la universidad y acceder a una de las vacantes en la mejor empresa de la ciudad, Montenegro.

- No te preocupes, solo no te sobreesfuerce, no es bueno para tu salud.- me sonríe para después marcharse.

Rápidamente, dirijo mi vista sobre los documentos y respiro profundamente, sin perder más tiempo retomo mi postura inicial y termino de coordinar y verificar la información, agotada transcribo todo en la computadora y realizo sus respectivas gráficas, muerta del cansancio me encamino hacia mi cama y me dejo caer, lo único que ansío en estos momentos es dormir por días.

El sonido de la alarma me despierta, haciendome comprender que mi mal día ha comenzando, como un zombie me dirijo hacia el baño, con las pocas fuerzas que aún posee mi cuerpo voy hacia la cocina y me preparo algo rápido de comer, creo que solo he dormido un par de hora, solo espero que todo mi esfuerzo y dedicación valga la pena.

- ¿Te vas?.- me pregunta Lizbeth al verme a medio vestir.

-.Ya casi.- le respondo a prisa, mientras agarro mi cabello en una coleta alta,.

- Espero que te vaya bien.- me desea suerte.

- También lo espero.- donde salga algo mal, mi jefe me echara la culpa.

Apresurada salgo del edificio y tomo el autobús, solo espero llegar a tiempo y organizar todo ante su llegada.

Al notar que no aun no ha llegado un respiro de alivio sale de mi, sin pensarlos dos veces me encamino hacia la cafetería y preparo su cafe, tan oscuro como su ser, para después dejárselo en su escritorio con los informes y tomar mi puesto.

Seguidamente miro su libreta y clasificó los eventos importantes mientras hago apuntes, la verdad trabajar de asistente están agotador que no puedes tener un momento para ti, vives y respira para tu empleador.

- Hola Nat, ¿cómo amaneciste?.- como todo los días entra Cristina a mi sala, la cual es secretaria de finanzas y del señor Samuel.

- Bien, un poco atareada, ¿ y tú?.- le respondo calidamente.

Se puede decir que es la unica persona que se lleva bien conmigo en todo este gigantesco lugar, el resto me odia por ser la persona más cercana al inigualable Pablo Montenegro, si supiera la clase de ser humano que es no me envidiarian, no digo que sea excatamente malvado o que abuse de su poder indiscrimidablemente, pero es de aquellos que piensan que sus empleados son máquinas y es poco importante tener en cuenta su bienestar, es decir, nos ve como dígitos.

- Bien, estresada porque hoy es cierre de mes, el señor Samuel esta como loco.- se ríe.

Es inevitable que no me burle, ver como el señor Samuel se pone histérico a no cuadrar los estado financieros es todo un espectáculo, cuando me dispongo a responderle entra mi renombrado jefe.

Sin emoción alguna me levanto de mi silla con la agenda en mano para esperar cualquiera orden, como cosa común de él ni un buenos días recibo de su parte, ignorando su gesto lo sigo a su oficina.

- ¿Se encuentran todo para la junta de hoy?.- dice mientras toma su cafe.

- Si señor, le recuerdo que la junta se modifico para las 9 y después tiene que encontrarse con su padre en el restaurante Geranium, me he comunicado con su asistente y esta a confirmado su asistencia, ¿desea algo más?.- mantengo mi gélida expresión.

- Nada, ya puedes retirarte.- ordena sin mirarme.

Depronto su indiferencia hacia mi me hubiese afectado en otro tiempo, pero ahora estoy acostumbrada y hasta le agradezco que trate como un cero a la izquierda, quiero involucrarme lo menos posible con él.

Con el cansancio a mil me tiro en la silla deseando que este día se acabe, pero creo que Dios así no lo quiere, porque alimenta mi karma.

- Hola, mi hermosa Nat, ¿como te encuentras?, pero mirándote bien la repuesta es obvia, es imbécil de pablo te esta matando.- se empieza a reír.

La verdad no sé que hace el idiota de su amigo aquí, solo sirve para mortificar mi vida y llenarla de problemas.

- ¿Desea algo, señor Lucas?.- lo miro molesta.

Solo espero que se marche rápido.

- Ya te dije varias veces que me digas solamente lucas, ¿Pablo esta ocupado?.- me mira fijamente.

- Deja y compruebo.- hago que miro la agenda, pero se perfectamente la respuesta, ese idiota esta sin hacer nada solo firmando papeles, los cuales ya leí y memorice.

- ¡ !.

- Puedes pasar.- forzó una sonrisa.

- Por eso me caes bien, se gano la lotería con una asistente tan diligente y bella, Chao.- me envía un beso con su mano.

Este es el descaro andante, se que en estos momentos parezco una momia que asustaría a cualquier niño, pero creo que así está bien, con esta apariencia estoy fuera del rango de ese par de playboys, así que no me quejo, aunque hay aveces que extraño a la vieja Natalia.

Sacudiendo la cabeza en señal de negación, me obligo centrar mi atención y terminar de hacer todas mis actividades.

Muerta del sueño empiezo a recoger mis cosas para marcharme a casa, gracias a Dios que mi jefe no me encargo nada y se retiró temprano de la empresa, hoy por fin podré platicar cómodamente con mi almohada y cama, realmente las extraño mucho, creo que esta es mi recompensa por este arduo mes de trabajo.

Expectativas.

☆☆☆ Pablo ☆☆☆

Levantarme y ver que no ha sido una ilusión las palabras de Andrea ayer me enfurece, como se le ocurre cancelar nuestro compromiso y echar a la borda cuatro años de relación, no puedo decir que me afecto porque mentiría, lo nuestro no era más que un acuerdo, en esta supuesta relación no había amor solo sentimiento de responsabilidad hacia nuestras familias, pero bueno quién soy yo para juzgarla, se enamoró y no le importo arruinar su vida, pero yo no haría tal estupidez.

Molesto miro el reloj, supongo que es hora de levantarme e ir a la oficina, rápidamente me dirijo a la ducha, ya listo con mi traje me encamino hacia el comedor, miro el omelet y la fruta ya preparada por la servidumbre, con poco apetito les ordeno quitar esa comida de la mesa, solo decido tomar un poco de jugo y dirigirme hacia la empresa.

Al poner un pie en esta los empleados quedan estáticos, pero apresuradamente se obligan a retomar sus labores, sin importarme me encamino directamente hacia mi oficina, cuando estoy por ingresar escucho como dos personas se ríen, para hacer notar mi presencia aumento el sonido de mis pasos y creo que ha funcionado, ya que sus risas se callan.

Como es costumbre Natalia se encuentra parada a un lado de su puesto esperando alguna petición de mi parte, tengo que admitir que ha sido una de mis más eficientes asistentes, pero no puedo decir lo mismo de su apariencia, de tan solo mirarla me da dolor de cabeza.

Sin decir mis pensamientos internos llego a mi oficina y me siento en mi escritorio, al ver mi café ya servido bebo un sorbo y le pido a Natalia que me ponga al corriente, esta rápidamente me informa, pero al escuchar el nombre de mi padre siento como mi día desastroso se convierte a uno catastrófico, ya me estoy imaginando los reproche de mi progenitor.

Pasando mis manos sobre mi cabello le indico retirarse lo cual hace en silencio, inmediatamente debato si decirle la verdad o crear una excusa, pero conociendo a mi padre sé que me culpara por mis aventuras.

Sacudo mi cabeza intentando despejar estos pensamientos y centrarme en los documentos que necesitan de mi atención, rápidamente leo cada uno de esto y coloco mi firma donde es necesario, cuando me dispongo a llamar a mi asistente para otro café alguien entra abruptamente a la habitación, instantáneamente dirijo mi vista para comprobar que se trata de Lucas, era la cereza que falta al pastel.

Este con su típica sonrisa toma asiento y me mira fijamente.

- ¿Qué es lo que quieres?.- hablo sin emoción.

- Un día de estos vas a matar a la pobre de Nat, no viste sus ojeras y aspecto, parece un zombie.- dice mientras juguetea con un esfero.

- Deja las estupideces, dime a que has venido.- desvío la mirada a los documentos.

La verdad no me había percatado lo que dice, creo que está exagerando, como en todo, un poco de trabajo no mata a nadie y tampoco es que ella se ha quejado.

- Es verdad el rumor de que se ha esparcido recientemente, que ustedes rompieron el compromiso.- me mira fijamente intentando descifrar algo.

- Si, la mismísima Andrea lo dio por terminado ayer, está enamorado de otro.- simplifico la noticia.

Es como si su boca se dividiera en dos de la impresión al escuchar la noticia.

- No me estés jodiendo, Pablo; no me digas que Andrea te la hizo y prácticamente te ha dejado plantado en el altar, esto será una bomba en nuestro círculo. -habla irónicamente.

- Si querías escuchar eso ya puedes retirarte, tengo muchas cosas que hacer.- le doy a entender que su presencia es innecesaria en el momento.

- Dale, pero no pienses que te libras de mí, ¿qué tal si salimos hoy a beber unos tragos?.- propone.

- Ok.- intento librarme de él.

- Casi se me olvidaba, en serio bájale un poco tu intensidad a Nat, la estas matando.- me reclama.

- ¿Y de cuándo son tan amigos para que abogues por ella?, no me digas que te mando a ti.- hablo molesto.

- Estás loco Pablo, pasas por encima de ella y no dirá nada, no sé si es porque ama o necesita su trabajo, pero eso no justifica que abuses.- dice enojado.

- Ok, comprendo intentaré bajar su carga laboral, pero no te conocías esos gusto, no es precisamente fea, es simplemente normal.- exclamo.

- Estás ciego, no porque esté desarreglada sea fea o normal, si la miras con detenimiento puede ver que tiene finos rasgos, cabello rubio natural, ojos verdes, labios ni tan grande o delgados, un cuerpo curvilíneo aunque las ropas que lleva puesta no lo permita apreciar, tienes por bombón a una asistente y no lo notas.- afirma.

Al escuchar sus palabras no puedo controlar mi risa, creo que su radar está empezando a fallar.

- Si tu lo dices.- me burlo.

- Bueno no me escuches, cuando vengas diciendo que mis palabras eran ciertas, seré yo quien me burle, bueno te dejo porque tengo una cita con una linda portuguesa.- se levanta de la silla y se marcha.

Con sus palabras en mi cabeza me coloco a pensar un momento, creando en mi imaginación su figura y para nada se asemeja a lo que dice Lucas, riéndome por lo estúpido que fui al dejarme llevar por sus palabras me levanto y me dirijo hacia la sala de juntas.

La reunión pasa en total tranquilidad, en la cual se toca temas como la liderazgo de la empresa frente a otras, su liquidez y la rápida respuesta a las necesidades de nuestro consumidores, entre otras.

Fatigado tomo mis cosas y me dirijo hacia donde mi padre, su asistente tiene a Natalia agotada de tanta insistencia, antes de retirarme le comunico que se puede marchar temprano lo que ocasiona que se emocione y me de la gracias.

Su actitud me sorprende siempre está con su tipica cara de inexpresión, pero ignorando el hecho me retiro, creo que es mejor matar de una vez al pez por la cabeza para que deje de saltar, si mi padre quiere escuchar que su futura nuera me mando al demonio, que así sea.

Reunión.

Pensaba que ya no ibas a llegar.- me reprocha mi padre mientras observa su reloj.

- Disculpa, hubo algunas complicaciones en la empresa, ¿para qué querías verme?.- voy directo al grano.

- ¿Qué paso con Andrea?, su familia me llamo pidiendo explicaciones, ¿qué hiciste esta vez Pablo?.- declara con leve tono de molestia.

- Nada, porque siempre debes considerar que el malo soy yo, ella fue la que cancelo el compromiso.- omito la gran mayoría de los detalles.

- Sabía que tu vida de mujeriego traería estos problemas, si hubiese sido menos lujurioso quizás hubieras atrapado su corazón.- escupe enojado.

- Como te hago entender que no tuve nada que ver, ella se enamoró de otro y decidió no ser infeliz a mi lado.- le suelto la bomba.

Al escuchar mis palabras el rostro de mi padre pasa de la molestia al desconcierto, sabía que no iba a tomar muy bien la noticia, pero era algo inevitable.

- Pues abiertamente estamos en una relación, pero cada quien podía hacer lo que quisiera por su lado, ninguno de los dos podía interferir en la privacidad del otro, ese fue nuestro trato del comienzo.- le confieso.

- Los desconozco, porque no hablar y comunicar lo infelices que estaban con esta relación, juro que nunca hubiese accedido a ese compromiso si hubiese conocido tus sentimientos.- se reprocha a sí mismo.

Mi padre nunca fue de avaricia, siempre pone por delante la felicidad de sus hijos muy diferente a mi madre, pero sabía lo mucho que anhelaba este matrimonio y además esto sumaba poder a mis empresas, era una oportunidad que no iba a desperdiciar.

- Por eso no te lo comentamos, simplemente dejamos seguir las cosas a su ritmo, pero como vez no funcionó.- lo miro.

- Yo ya te hacía realizado hijo, mi mayor deseo es verte casado y con una buena mujer antes de marcharme de este mundo, me preocupas.- habla frustrado.

- Y mis hermanos?.- intento cambiar de tema y que se deje de centrar en mí.

- Ellos ya están establecidos, tiene a sus esposas que los apoyan, pero tú; no es bueno seguir con esa vida de soledad.- intenta persuadirme.

- Tendré en cuentas tus palabras, creo que es momento de comer.- necesito hacerlo desistir de este tema ya.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

☆☆☆ Natalia ☆☆☆

Al llegar a mi dulce hogar lo primero que hago es tomar un rico baño caliente y relajarme, es momento de dedicarme un espacio para mí, somnolienta y con mucho sueño voy a la cocina y caliento la comida que Lizbeth ha hecho para mí, sin perder tiempo la como para después acostarme y cerrar los ojos de la misma fatiga.

El sonido del despertador me ayuda salir de mi profundo sueño, animada y con mejor espíritu entro al baño y me arreglo un poco más de lo habitual, para después hacer unos sandwiches con malteada, con las pilas al cien tomo el autobús y llego a mi trabajo.

Como es mi diario vivir espero a mi jefe y realizo cada uno de sus ordenes, sin embargo su última petición me deja fuera de sí.

- Cómo sabes todo los años en la empresa se realizan un banquete o evento para los miembros, de acuerdo que con planeación la temática se tratará de disfraces, así que quiero que escojas uno para mi, si necesitas algo me puedes decir.- indica.

- Entendido.- solo soy capaz de aceptar.

Aunque no será muy difícil encontrarle un disfraz perfecto a mi jefe, con ese cuerpo y cara que se manda nada le quedaría mal, pero lo que sobresalta de él es su mirada con eso ojos claros grisáceo, cualquiera mujer podría caería rendida antes él, menos yo; conozco muy bien mis límites y la clase de persona que es, así que no me hago ilusiones estúpidas.

.............................

Hoy por fin es la dichosa fiesta, ocupe todo mi fin de semana buscando el atuendo ideal a mi jefe, mis primeras propuestas le parecieron un insulto, hasta dar con el que le hiciera justicia a su figura no quedó satisfecho.

El sonido de mi celular interrumpe mis pensamientos, deseando que no sea imbecil de mi jefe contesto el teléfono.

- Nat, ya vienes?.- habla Cristina.

Había quedado con ella en ir a su casa y arreglamos, pero por enfocar mi atención en mi jefe se me olvido escoger mi disfraz.

- Lo siento, no creo que asista, no tengo disfraz.- le comento, aunque en parte me alegra no tenerlo, así no tendré que ver las caras largas de mis colegas.

- Sabía que ibas a decir algo parecido, pero tengo la solución a tus problemas, solo ven a mi casa.- afirma con risa maliciosa.

En conflicto acepto su propuesta solo espero no arrepentirme, con pesimismo llego a su casa, la verdad lo único que quería hacer es ver una serie y dormir, total nadie va a notar mi ausencia.

- Al fin llegas, que te tomó tanto tiempo mujer?. - me jala del brazo hacia su hogar.

Rápidamente me obliga a sentarme en su sofa , para después mostrarme el atuendo.

- No, estas loca, no me colocaré eso.- sacudo inmediatamente mi cabeza al contemplarlo.

- Nunca digas nunca.- me obliga entrar al baño y probarmelo.

Me siento tan extraña al verme al espejo, es todo lo opuesto a mi, realmente no combina conmigo, voy más desnuda que vestida.

- Se que tus intenciones son buenas Cris, pero no me iré vestida de esta manera.- salgo del baño y le muestro.

- Sabía que te iba a quedar como anillo al dedo, tengo buen ojo.- ignora mis palabras.

- ¡Cristina!.- llamo su atención.

- Es momento de salir y divertirte y si te preocupas que alguien te reconozca tengo la solución, un antifaz combina con tu atuendo de Diosa griega, te dará un aire seductor.- sonríe mientras me lo entrega.

Ante su insistencia no tengo de otra que aceptar, solo espero que todo salga bien.

- Pero primero tenemos que retocar ese hermoso rostro, debemos dejar brillar a la Nat hermosa que tienes por dentro.-dice mientras empieza a maquillarme.

- Cris.- intento reclamarle por tal mentira, pero no lo permite.

Se perfectamente que no soy fea, pero tampoco bella, estoy conforme con lo que soy.

- Hoy yo estoy al mando, tu confía en mi.- me sonríe.

En una cosa si tiene la razón, esta actual Natalia no es lo centésima parte de la que solía ser en la juventud, a los 25 años ya no ves el mundo con ojos de entrenamiento o diversión, te enfrentas a la cruda realidad.

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