Alice se encontraba haciendo algunas compras después de ir a clases. Eran para hacer una maqueta sobre un ambiente mítico. Alice nunca ha creído en esas cosas.
—Estoy de vuelta— dijo Alice al entrar a su departamento, para informar a su madre de su regreso, quien aún se encontraba trabajando.
La Sra. Francis es una persona muy ocupada. Es Médico cirujano y trabaja en el área de emergencias.
La Sra. Francis espera mucho de Alice. Cree que debe ser mucho mejor que ella y convertirse en alguien importante, en alguien que aporte o ayude a la sociedad.
Alice recorrió toda la casa para ver si encontraba algún rastro de su madre. Pero no consiguió nada. Así que decidió ir a su habitación para darse una refrescante ducha e iniciar con las tareas escolares.
Alice es una chica que quiere demostrar ser fuerte y que no necesita de nadie para progresar y lograr sus metas, pero en realidad es una chica delicada y en cualquier momento puede derrumbarse. Ha pasado por muchas dificultades durante su corto tiempo de vida. Por otro lado, se desenvuelve fácilmente en la sociedad, es muy comunicativa y no se le complica el hecho de hacer amigos.
Físicamente, Alice aparenta ser una chica de 15 años. Pero en realidad tiene 17 años. Solo le falta completar su último año de preparatoria para graduarse. Siempre han admirado su hermoso cabello castaño, ya que dicen que es algo mágico, pues es tan claro que cuando algún rayo solar lo toca, inmediatamente se torna un poco rubio. Sus ojos son color almendra, son tan hermosos que puedes perderte en ellos. Su contextura es delgada pero bien dotada de sus atributos, sin llegar a ser vulgar.
Le encanta vestir bien y usar perfume. Simplemente, es una chica común y corriente que hace, pues, cosas de chicas femeninas.
Luego de dejar su bolso en la cama, se quitó la ropa y los zapatos, quedando nada más en ropa interior y se dirigió a su baño personal. Estuvo bajo la regadera al menos 15 minutos. Cuando sintió que su cuerpo estaba relajado, salió y se colocó ropa de casa. Estaba a punto de iniciar con sus tareas cuando su teléfono sonó. Era su mejor amiga Megan.
—Helou— dijo en tono burlesco.
—¿Ya leíste el libro?— respondió Megan.
—Ni siquiera lo compré.
—¡¿Por qué no?! Hieres mis sentimientos.
—Cálmate tonta. No lo compré porque no haya querido, es solo que no me alcanzó el dinero que tenía. Además, relájate, existe algo llamado Internet en el que puedo buscarlo.
—No es lo mismo. No sientes esa emoción de leer un "libro"
—Voy a comenzar a leerlo para que seas feliz. ¿Ok?
—Bueno. ¡Y me dices que te pareció! Es buenísimo.
Megan por su emoción colgó el teléfono sin querer.
Alice, por otro lado, encendió su computadora para buscar ese bendito libro.
—¿Cómo se llamaba esa cosa?...— comentó mientras revisaba el bolso del colegio— ¡Lo encontré!
Rápidamente, se dispuso a colocar el nombre del libro en el buscador...
"Infernal Paradise"
"Por suerte", el libro tenía una página oficial, a la que Alice sin pensar dos veces entró. Pero las cosas empezaron a ponerse extraña. La página era segura y cargó normal. Le dio clic al libro para leer el primer capítulo y de repente se activó el antivirus, cosa que exaltó a Alice. Quiso cerrar la página, pero no le dejaba, no sabía qué hacer. Así que optó por desconectar la fuente de poder del CPU. Soltó un gran suspiro de alivio, el cual duró poco segundos, ya que de repente la pantalla se encendió mostrando un letrero que decía " Welcome to Infernal Paradise"
Sin poder lograr procesar lo que ocurría, Alice fue arrastrada por una fuerte corriente de aire proveniente de la pantalla, y sin más, desapareció de su habitación.
Luego de unos minutos, Alice recobró el conocimiento después de caer desmayada. Su cabeza dolía debido al golpe que recibió. Y al levantar su mirada quedó sin palabras.
—¿Qué ha pasado?
—¿Qué demonios?
Alice estaba en un estado de shock. Lo que había frente a sus ojos era una belleza de lugar. Parecía el paraíso: un cielo resplandeciente, tan azul como las aguas del mar que se hallaba a su lado izquierdo; la grama verde que tocaba sus suaves palmas, se sentía húmeda y estaba recién cortada; a su alrededor se elevaban grandes árboles de todo tipo, regalándole una sombra agradable; los pájaros cantaban y danzaban por el hermoso cielo. Y eso no era todo, a su lado derecho se levantaba una gran metrópolis muy sofisticada y moderna: rascacielos que tocaban las nubes; carros de alta gama, trenes balas que viajaban por toda la ciudad y aviones tan curiosos que le daban un toque único al ambiente.
Como pudo, Alice comenzó a levantarse del suelo. De repente se escuchó un estruendo que provenía de la ciudad. Volvió su mirada para averiguar qué se trataba y notó que había humo negro cerca de una zona residencial, por lo que se alarmó.
A los pocos minutos vio algo extraño volando por los cielos. A medida que se acercaba a ella, reconocía lo que era. Sin embargo, su cuerpo no logró reaccionar a tiempo.
—¡Apártate!— dijo el chico que iba a caer directamente sobre Alice, quien como pudo desvió su trayectoria para no golpearla. Mas no logró caer de pie, dándose un buen golpe en la cara.
—Maldición. ¿Acaso no escuchaste, tonta?— reclamó mientras limpiaba su aparatoso traje.
—¿Perdón? Tú fuiste el que llegó volando hasta...— no pudo completar la frase debido a la aparición de una criatura parecida a un ogro.
—¿Qué carajos? ¿Qué es eso?
—¿Vives debajo de una roca, o qué? No me desconcentres niña. De esto depende mi futuro.
Una vez dicho esto, aquel sujeto salió corriendo a encontrarse con aquel monstruo y de un salto logró llegar a sus hombros, que estaban como a unos tres metros de altura. La quijada de Alice casi se sale por el asombro.
—¡Muere bastardo!— gritó a todo pulmón ese muchacho de ojos verdes mientras se suspendía en el aire y le disparaba en el pecho a la altura del corazón con una S&W modelo 500. tres balas fueron suficientes para hacer caer el cuerpo inerte de la criatura.
El desconocido se veía agotado, pero no quiso bajar la guardia.
—¿Te encuentras bien?
—Eso no es de tu incumbencia.
—Oye, intento ser amable contigo, un poco de empatía no estaría mal.
—Ni siquiera te conozco. Además, ¿por qué estás en pijama?
— Eso no es de tu incumbencia, fíjate.
—Ja. Buena estrategia. Pero tienes razón. Mejor me largo.
—No, no. Espera. ¿Puedes ayudarme?
— Estoy ocupado, no tengo tiempo.
—Por favor— colocó una voz aguda y suave para tratar convencerlo.
—Bien. ¿Qué quieres?
—Pues verás...— Alice comenzó a contarle con detalles todo lo que había sucedido—y es por eso que necesito tu ayuda.
—Ja, ja, ja. ¿Estás mal de la cabeza?
como si esas cosas fueran cierto.
—O sea, no crees en esto que te estoy diciendo y si crees y luchas contra monstruos...
—Siempre han existido. Así que por eso creo en ellas, supongo.
—Tienes que creerme, te lo ruego...
Luego de muchos intentos, Alice logró convencer al chico. Él le comunicó que debía ir a una reunión con el escuadrón y que debía esperar a que terminara para poder ayudarla.
—¿Escuadrón?
—Sí. Verás, hace unos 5 años la vida aquí era tranquila y hermosa como el paisaje que ves ahora. Pero las cosas tuvieron un giro inesperado. Una mujer con habilidades para crear vida ha iniciado una revolución de criaturas extrañas y asquerosas con la intención de gobernar el mundo. Aún no sabemos por qué quiere hacerlo, pero tampoco nos importa. Ahora es una criminal y debe ser apresada y juzgada, pues ya ha arrebatado la vida de personas inocentes para hacer sus fechorías.
Debido a esto. La policía ha creado un departamento para reclutar voluntarios que quieran ser Agentes de Protección Civil. Si, somos como unas fuerzas especiales. Y tenemos misiones muy diferentes a las de un agente policial común y corriente.
— Ya veo. ¿Entonces aquí las personas tienes poderes?
—Se les llama habilidad. Y no, no todos tienen habilidades. Todas las personas al principio tienen una habilidad, pero si lo utilizas de manera inadecuada el Lord te lo arrebata.
—¿Quién es el Lord?
— El Jefe supremo. El que gobierna estas tierras. Es una persona sabia y justa. Al Lord no se le puede mentir. Ese viejo es increíble.
—¿Y tú que Habilidad tienes?
—Eres muy preguntona, guarda silencio y agárrate fuerte de mi cuello. El viaje será un poco agitado.
Sin poder decir nada más, Alice ha iniciado una aventura sin ella siquiera pensarlo.
—¡Dios! ¿No puedes ir más lento?— rogaba Alice desde los cielos.
—Estoy retrasado para ir a la reunión.
—¿Cómo te llamas? No te lo pregunté
—Dime Zen.
—¿Qué clase de nombre es ese?
—Es un apodo, tonta.
—¿Y tu verdadero nombre?
—No es importante.
En un instante llegaron a la base del Escuadrón Omega.
Zen caminaba con pasos largos, por lo que a Alice se le hacía difícil seguirlo.
—Quédate aquí en esta sala. En un momento regreso.
Alice admiraba el cuarto. El tiempo pasaba y Zen no regresaba, por lo que comenzó a inquietarse.
Como la curiosidad mató al gato. Alice tomó valor y caminó por el pasillo oscuro por el que Zen desapareció hacía media hora. Al final de éste había un gran portón de madera con hermosa decoración tallada en el marco. Y se encontraba mal cerrada. Por la pequeña abertura, Alice miró dentro a lo que era un estudio muy lujoso y prestó atención a la conversación.
—Tenemos que atraparla de una vez por todas— comentaba un señor con aires de superioridad y aspecto intimidante. Tenía una cicatriz en su rostro a la altura de la mejilla, en su lado derecho.
—Señor, según los últimos informes de nuestros exploradores, la Bruja Clarz ha tomado el pueblo que está al noroeste de Hustelia— intervino otro hombre con lentes.
—No me jodas. Tiene que ser un chiste— opinó Zen— he estado los últimos 3 meses intentando exterminar esas criaturas de los pueblos cercanos para que ella en una semana haya conquistado dos de las cuatro ciudades más importantes.
Los tres hombres seguían discutiendo en ese estudio mientras al otro lado del portón Alice se encontraba en aprietos.
Un hombre calvo la encontró espiando la curiosa discusión. El hombre dio un golpe a la puerta abriéndola completamente.
—Señor encontré a esta niña escuchando su conversación.
—¡Ay, no puede ser!— murmuró Zen
—Je, je, je. Hola, lamento interrumpir— dijo nerviosamente.
—¿Quién es esta intrusa, Robert?
—No lo sé mi Señor, estaba de paso cuando la encontré.
—Pu-puedo explicarlo señor—continuaba diciendo ella.
—¿Si? ¿Qué tienes que decir?— contestó el hombre tenebroso mientras se acercaba a ella.
— Yo la traje aquí, Jason. Ella solicitó mi ayuda y se la iba a dar. Pero esta reunión era primordial e importante.
— Sabes muy bien que no puedes traer personas que no están autorizadas.
—No empieces Jason, no soy un niño para que me regañes. Además, si la traje aquí fue porque pensé que tú podías ayudarla, aunque no sé, esta media loca. Sin ofender Niña.
—Ay no, cómo crees—comentó con sarcasmo.
—Dime chica...¿Cuál es tu nombre?
—Alice Hall, Señor.
Jason, el hombre de la cicatriz, empezó a buscar algo en su laptop. estaba buscando en la data alguna información de Alice.
—Mmm. Qué extraño, no existe ninguna información sobre ti. ¿De dónde eres?
— Aún no entiendo muy bien que ocurrió, pero digamos que soy de otro mundo.
—Ja, ja, ja—interrumpió la risa de Zen. Pero rápidamente desapareció cuando vio el rostro de Jason.
—Carajo, no de nuevo.
—Qué cosa?—preguntó Zen
—¿Cómo llegaste aquí, Alice? —continuó Jason.
—Mmm. entré a una página web donde se suponía iba a leer un libro y de un momento a otro apareció un destello que venía de la pantalla y llegué aquí.
—Comprendo. ¿Cómo se llamaba ese libro?
—Infernal Paradise— todos en la habitación se miraron los unos a los otros con preocupación.—¿Qué sucede? Por qué pusieron esas caras?—continuó diciendo Alice con la voz entrecortada.
—Lamento decirte esto, pero acostúmbrate a tu nueva vida. Es muy poco probable que logres regresar y si pudieras sería dentro de un buen tiempo. Quizás meses o incluso años. Lo siento— contestó el chicos de lentes, quien se había mantenido callado pero atento a la situación.
El mundo de Alice terminó por derrumbarse. cayó al suelo y comenzó a llorar—¿Cómo terminé en esto? ¿Qué voy a hacer ahora?¿Qué pasará con mi madre, con Megan, con mi vida en casa?
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