La velada era encantadora, las damas lucían vestidos dignos de la alta sociedad y tenían sonrisas enormes en sus rostros los hombres estaban todos en trajes hechos a medidas, la prensa enloqueció cuando un Lamborghini freno y de este bajo Marcello Drake el hijo único y heredero principal de una empresa muy bien posicionada, las mujeres lo miraban con deseo pues lo único que se sabia de el era que en determinado momento había estado enamorado de la flamante modelo Samantha y habían tenido una fugas relación que fulmino por una gira de modelaje de la mujer; de eso ya hace tres años cuando él tan solo tenia 21 años y ella escasos 18
-La miras como si fuera tu mundo -Marcello había estado mirando a su ex novia con un profundo amor, que se olvido de quien lo esperaba en la velada- así me gustaría que me miraras a mi que soy tu esposa desde hace dos años
-Por favor Alya sabes que nuestro matrimonio fue por un contrato al inicio
-Asi lo fue Marcello, te aprovechaste de el hecho que te amaba y que aun te amo para proponerme tal cosa que no me beneficiaria en nada -Alya se movio impidiendo que la mirada de Marcello siguiera centrada en Samantha- rompiste el contrato matrimonial cuando te acostaste conmigo, cuando comenzaste hace un año a tener muestras de amor para conmigo; bien sabias en esa fecha que estaba planeando separarme de ti y volviste a envolverme a ti pues sabias que nunca había dejado de amarte y aprovechaste completamente esa ventaja
-Por favor Alya, hoy no quiero dramas
-Claro, tu nunca quieres dramas -Alya hablaba con sutileza y cracteristica voz suave- mírame, me he acostumbrado tanto a ser tu esposa oculta o amante, que te hablo suave para no llamar la atención y sonrio como tu para que quienes nos miran pienses que estas hablando con tu amiga de la infancia
-Alya ¿Cuál es el motivo de esto? Hoy te presentare frente a todos como mi esposa y revelare que mantuvimos nuestra relación oculta por decisión mutua, te presentare a mi amigo del alma que no has conocido ¿Qué mas deseas?
-Respóndeme Marcello ¿Por qué ahora? ¿Por que tan de repente me informaste de esto ayer en la mañana?
-Por que lo he pensado bien y te mereces que te de tu lugar a mi lado, además ayer parecías bastante feliz con la noticia, no entiendo que es lo que hoy te pasa
-Si créeme, estaba tan emocionada que fui a comprar este vestido rosa, el color que tanto me repetías que te gustaba, me pinte el cabello con destellos rubios pues siempre dijiste que ese color hacia ver mas angelical a cualquier mujer, compre incluso nuevo maquillaje que quedara a juego -Alya limpio una lagrima que rodo por sus mejillas, ante la mirada confusa de Marcello- mi felicidad se esfumo anoche cuando quería llevarte un te a tu despacho y escuche como hablabas con tu gran amigo de la infancia
-Alya sabes que no me gusta que me espíes -la voz de Marcello contenía cierto nerviosismo oculto en su tono de enojo- ¿Por qué hiciste algo así?
-Ah tan típico de ti, poniéndote a la defensiva; escuche lo que le decías y como planeabas hasta lo imposible para utilizarme como el perfecto señuelo para que Samantha volviera, esa era tu meta esta noche ¿Me equivoco?
Debiste escuchar mal Alya, debiste confundirlo todo -Marcello miro directo a los ojos a Alya y reconoció esa mirada determinada que hacía años no veía- solo mírame, una última vez, solo una última vez ayúdame, como mi mejor amiga
-No Marcello, me he prestado a ser tu juguete sexual y tratante de relaciones públicas, te di mi corazón cuerpo mente y alama, ahora me pides que vuelva a hacer parte de tus juegos y aunque te ame con toda mi alma voy a negarme; no voy a permitir que sigas utilizándome, eres el amor de mi vida pero, cambiaré de vida solo para dejar de amarte. Deje los papeles de divorcio firmados, fírmalos y déjame en paz.
Marcello disponía a seguirla, no solo por su plan, sino que también la amaba como a su mejor amiga habían pasado tantas cosas que los había unido, sin embargo, habían pasado muchas cosas mas que los habían alejado el había planeado ese estúpido contrato matrimonial solo para olvidarse de Samantha. Los periodistas lo envolvieron pues no solo hoy había planeado anunciar que había estado casado, además había anunciado que hoy por fin tomo la cabeza de la empresa de lleno. Luego de hablar con los periodistas pudo zafarse solo para encontrarse de frente con Julson su gran mejor amigo que había estado viajando según el construyendo los cimientos de una nueva empresa alejada por completo de los negocios de sus padres quienes tenían una empresa centrada en la salud.
-Cuanto tiempo amigo -Julson abrazo rápidamente a Marcello y apretó fuertemente su mano- pensé que no alcanzaría a llegar antes de la “presentación” de tu esposa ¿No te has arrepentido aun? Digo, lo que le vas a hacer es una canallada y solo lo haría el peor de los cobardes; apropósito, hablando de tal mujer ¿En dónde se encuentra? No debería estar aquí a tu lado de lo mas ilusionada la pobre
-Se ha ido, probablemente estará en casa preparando una escena -Marcello había ido a un espacio menos concurrido para fumar un abanó- aunque extrañamente en esta ocasión se siente diferente, su mirada era tan triste, oh amigo le he hecho tanto pero tanto daño
-Pues te lo advertí, siempre te he dicho que con las mujeres no se juega, corrijo, con las personas no se juega. ¿Y si vas a buscarla? Debe estar destrozada y aunque puede ser tarde para recuperar a tu esposa, puede que aun sea pronto para recuperar a tu gran mejor amiga -Julson vio la cara de nostalgia impresa en el rostro de Marcello- se que la amas aunque no de la manera que ella quiso y tu le hiciste creer, pero, se que la apreciabas tanto que jamás quisiste que la conociera por miedo a que nos volviéramos demasiados cercanos, siempre la celaste de todo el mundo como si fuera tu ser mas preciado
-A donde vas con todo esto
-A que debes ir por ella, que debes disculparte y aceptar tus errores
Marcello asintió y salió junto con su amigo, por mucho que le pesara aceptar la verdad es que siempre había podido contar con Alya en su vida y el sentir que se iba alejando le oprimía poco a poco el pecho, sin embargo, ahora que parecía ser un adiós eterno la sensación de no poder respirar y su corazón palpitando fuertemente le hacía temblar y palidecer ante la situación. Su concentración ante esto era tal que no noto que Samantha le había seguido por todo el camino y le estaba llamando.
-Oye -Julson tiro del brazo de Marcello obligándolo a detenerse- te necesitan, te esperare, se rápido.
-Samantha -Marcello siempre pensó que cuando la volviera a ver tan cerca sentiría una profunda emoción, y aunque si le alegraba la situación no se sintió mínimamente como lo imaginaba- lo lamento ¡, no tengo mucho tiempo conversamos después
-Creí que estarías mas emocionado de verme
-Créeme que lo estoy Samantha pero, lamentablemente para ti hay un asunto bastante mas urgente que he de atender
Marcello jamás pensó en decir que había otra persona mas importante que Samantha
Marcello.
Llegue a la villa y el auto que había dispuesto para Alya estaba en el porche, una pisca de esperanza me inundó, Julson me iba como copiloto y al estacionar no le espere y entre a la casa; en el aire aún estaba inundado de un olor muy familiar a ginebra dulce era un aroma natural de mi esposa, vi a una de las chicas de servicio en la cocina y la llamé
-¿Dónde está la señora de la casa? -pregunté impaciente mientras Julson hasta ahora entraba a la casa- ¿Esta en la alcoba?
-No señor, la señora pidió que hiciéramos una maleta con cosas muy específicas y hace poco salió en un taxi -la mujer me acercó un sobre y lo puso en mis manos- dejó esto señor, dijo que era algo que ambos deseaban hacía mucho tiempo
Abri el sobre y cómo lo intuía eran los papeles de divorcio ya firmados por ella, su letra era descuidada como siempre un hilo de nostalgia envolvía mi alma haciéndome subir las escaleras corriendo hacia la alcoba; entre a la habitación que desde hacía un año compartíamos y su closet estaba a la mitad, había dejado todo lo que en alguna ovación le había obsequiado de igual manera las joyas todo lo que en algún momento había sido un obsequio de mi para con ella estaba intacto
-¿Que sucede amigo? -interrogó Julson- subiste desesperado.
-Se ha ido amigo
-Bueno quizá no sea seguro
-Si que lo es -el sobre aún estaba en mis manos y sentí algo bastante familiar allí, al sacudirlo sobre la cama dos anillos cayeron- el de compromiso y el de casada, jamás se los quitaba.
Alya
Subí al primer vuelo a París, era una ciudad que siempre había deseado conocer y no había tenido la oportunidad; envié un último mensaje de texto a mi Madre diciéndole que estaría bien y que no se preocupe por mi que yo le llamaría, hace tanto tiempo la abuela de Marcello me hablaba de París y su frase para culminar su relato fue "No hay herida en el alma que París no te ayude a sanar" lo comprobarse y espero poder olvidarlo. Al aterrizar lo primero que hice fue ir a una estética y cortar mi cabello largo sobre los hombros también le teñí de negro, seria yo misma en todo mi esplendor y no volvería a tratar de ser otra mujer solo por complacer a un hombre; busque un pequeño apartamento y justo frente al edificio había una cafetería, deseaba con toda mi alma un café; al estar allí por fin tuve tiempo para llorar por dos años perdidos, dos años más todos los que estuve tras de Marcello además de como había sido yo la villana para la vida de Samantha quien siempre fue una buena chica conmigo y yo le pague siendo una arpía y contando cosas que no debía. Vi mis ojos grises reflejados en el cristal que me separaba de la calle, las lágrimas rodaban por mis mejillas y entendí que así como tenía que tratar de olvidar todo debía perdonarme a mi, perdonar a Marcello y aceptar que era completamente responsable de este destino.
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