CAPÍTULO 1.
Mi nombre es Anna Morgan. Tengo 25 años. Hace pocos meses comencé a trabajar en la cafeteria de una escuela. Como todos los días, mi trabajo comenzaba al sonar la campana.
-Hola Anna.–Exclamo un niño nerd. –Que tenemos hoy?
-Lasaña,carne al horno con papas y licuado de frutas. –Respondí.
-Wow... Es una broma?. –pregunto sorprendido.
-Sí, lo es. –Dije sonriéndole.
Su cara hizo un terrible gesto al ver cómo le servía una cucharada de puré de papas con arvejas. Yo solo sonreí. Sé que para los niños es difícil aceptar estas cosas, pero al menos tenían las cuatro comidas diarias.
-No te quejes. No es tan malo. -Dije, amablemente.
En ese momento, la supervisora de la cafetería se acercó a mis espaldas.
-Ejem. –Aclaro su garganta. –Cuantas veces debo repetirte que sonrías y seas amable con los niños?.
Suspire ante su comentario. ¿Que tan amable tenía que ser? ¿Acaso no saben reconocer una simple broma inocente? Esa mujer era toda una amargada. Asi que, siguiendo su "consejo", me pase los siguientes cuarenta minutos sonriendo como una tonta. Al punto que las mejillas comenzaban a dolerme. Al terminar la hora del almuerzo, volví a la cocina. Mire para todos lados para cerciorarme de que no haya nadie observando. La supervisora no estaba a la vista así que era mi oportunidad perfecta.
Bostece, y decidí que lo mejor era irme a un rincón a descansar.
-Bueno. Hasta la vista, chicos. –Les dije a mis compañeros de trabajo.
-Hey. A donde te vas?. –Pregunto Jennifer, una de las cocineras.
-A dormir. –Dije, despreocupada.
-Pero Anna, nuestro turno aún no acaba. No lo recuerdas acaso?
-Ah, ya... Somos seres humanos, no maquinas. Nadie ha muerto por tomarse un descanso en el trabajo.
Confiada de que nadie estaba cerca, encontré un pequeño lugar en una esquina y buscando mi teléfono celular, me puse cómoda. Revise mi Instagram y encuentro fotos de una vieja amiga: Sabrina, quien estaba subiendo fotos de sus vacaciones.
-Dios, no puede ser. Sabrina se la pasa de vacaciones. –Pensé para mí misma, ¿Cómo le hace?. Decido enviarle un mensaje a través de WhatsApp para felicitarla por el bonito paisaje.
📲 Hola Sabri! Acabo de ver tus fotos en Instagram. Son increíbles. Decidiste gastar todos tus ahorros?. –Dije a modo de broma. Pasados los minutos, Sabrina no ha respondido a mis mensajes. A pesar de saber que puedo ver que los leyó por el doble tilde azul, debajo de mi texto.
-Es tan típico de ella. –Digo en voz alta con un suspiro de frustración. Siempre que Sabrina lograba algo mejor que el resto de sus amigas, se hacía de rogar. Supongo que le gusta mucho hacerse la superior.
-Lo mismo digo de ti. Eres una haragana. –Exclamo, la supervisora, dejándome al descubierto. Su voz me produjo sorpresa. Deje caer mi teléfono y me pongo de pie con firmeza.
-Que te he dicho acerca de usar el teléfono en horas de trabajo?. –exclamo levantando la voz.
-Yo no... no estaba... Solo...
-No me interesa. Ve a limpiar las mesas. –Dijo ella, con toda prepotencia.
Agachando la cabeza, me pongo a trabajar de mala gana sabiendo que después de todo estaba en lo cierto y llego a casa demasiado tarde. Luego de darme una larga, pero necesitada ducha, me recuesto en el sillón de la sala para relajarme, mientras bebía un té helado.
A los minutos, mi teléfono comenzó a sonar. Lo tomo, para ver quien estaba marcando mi número a estas horas y para mi sorpresa, era un mensaje de Sabrina. Supongo que se dignó a responder.
📲 Oye! Cómo estás? Lamento no haber respondido antes. Estaba super ocupada alimentando a los animales en el complejo turístico.
📲 Vaya... Que suerte tienes. –Dije. – Acaso tu último novio te dio por adelantado el dinero de la herencia?. -Dije bromeando, recordando que su último novio era un señor veinticinco años mayor que ella.
📲 Jajajaja... Ojalá!. –Exclamo ella. –Pero es un viaje de trabajo... La empresa que me emplea me hizo hacer este viaje con todos los gastos pagos.
📲 Wow! Para quien trabajas?. –Pregunte de forma directa. ¿Qué persona no desearía tener jefes como esos?
📲 Para seres humanos!. –Respondió ella y me di cuenta de que estaba bromeando conmigo y no tenía la intención de darme mas información.
📲 Me estoy quedando sin carga. Te hablo al rato. –Dije, para cortar con la absurda conversación. Y decido ponerme a investigar un poco por mi cuenta.
Comencé a buscar en sus redes sociales algún dato de empleo, publicidad o lo que sea, hasta que descubro una tarjeta de presentación.
...“JUNO....
...WEDDING PLANNERS”...
-Con que organizadora de bodas. –Exclame. - Que conveniente... Juno es la diosa romana del matrimonio. Un nombre bastante apto para un negocio de ese tipo. Mientras tanto, pensaba que Sabri siempre ha tenido una buena vida, ha podido darse los lujos de irse de vacaciones e incluso hace un tiempo atrás, salía con un Sugar que le pagaba absolutamente todos sus caprichos. No es que sienta envidia por ella, es solo que yo jamás he tenido una vida estable. Pero pensaba que, si tal vez, por mera casualidad tendrán algún puesto libre. Creo que eso sería bueno para mí. Siento que podría tener alguna oportunidad en ese negocio. Y teniendo esa idea en mente, me fui a la cama a descansar. Mañana será un nuevo día y... ya veremos que nos depara.
CAPÍTULO 2.
Un nuevo día comienza y yo despierto, teniendo en cuenta que si quiero enseñarle al sol como se brilla, primero debo brillar yo. Así que elijo el atuendo que voy a lucir hoy y una vez conforme con el resultado, me dirigí a mi trabajo.
Estando en la cafetería, no podía dejar de pensar en las ofertas de "destinos para tu boda" que ofrece Juno. ¿Cómo me vería yo organizando una boda? No creo que sea tan difícil.
-Anna. –Grito Jenny, chasqueando sus dedos frente a mi cara –Hola!. Estoy hablándote.
-Lo siento... Que decías?. –exclame, saliendo de mis profundos pensamientos.
Jennifer pone sus ojos en blanco y me pasa una bandeja con patatas para freírlas. Volviendo a pensar en el empleo de wedding planner, enciendo la freidora y coloco el aceite.
-Y si me presentara para un puesto en Juno y me contratasen? Debería renovar mi guardarropas... De seguro las personas que trabajan en tan prestigiosa empresa visten muy elegante. Creo Sarah y Ashley van a matarme si les digo que debo renovar mi guardarropas. –Pensaba para mis adentros. Como es habitual, comienzo a soñar despierta con aquello y salgo de la cafetería por la puerta trasera para tomar un poco de aire. Olvidando completamente que había dejado encendida la freidora y peor aún, con las patatas en ella.
Un rato más tarde, el detector de humo comienza a sonar y al ingresar nuevamente a la cocina, no lograba ver nada por la cantidad de humo que estaba presente allí.
-Ay no... Ahora si la cague. –Dije en un susurro.
El humo comenzó a desvanecerse de a poco y a los minutos veo entrar al decano a la cocina exigiéndole a la supervisora que le dé una explicación de lo que acaba de ocurrir.
-Anna! Tenemos que hablar. –Grito ella furiosa.
-Puedo explicarlo. –Dije. –Yo solo estaba...
-Quemando la cafetería? Me dirás que tienes una especie de piromanía?
-Qué? No, yo...
-Tienes algo que decir en tu defensa que pueda hacerme cambiar de opinión?. –Pregunto el decano en dirección a mí.
-No... No lo tengo. –Dije, avergonzada. Aprieto los dientes con evidente molestia y me marcho del lugar, dando un portazo al salir.
Me voy de la cafetería, visiblemente afectada. Era increíble como todo en mi vida era un completo desastre y absolutamente nada, me salía bien.
Lo único que me puede consolar es un bote de helado de chocolate. O tal vez muchos. Así que me dirijo al supermercado de camino a casa y una vez allí, entro apresurada en busca de mi consuelo.
-Disculpe. –Dije, pasando detrás de una mujer. –Señorita, esto es una emergencia. –Dije, ante la mirada confundida de esta.
Las pupilas se me dilatan cuando veo que solo queda un bote de mi helado favorito frente a mí. Cuando estaba a punto de tomarlo, se acerca un joven y toma el helado de la nevera antes de que yo llegase.
-Hey! Devuélveme eso. –Le digo, enojada. Como se atreve a arruinar mis planes?
-Estás hablando conmigo?. –pregunta él, sorprendido.
-Pues... No veo a nadie más robándome el helado. -Dije, con obviedad.
-Bueno... Permíteme corregirte, pero no lo estoy robando... Lo voy a comprar.
-Ni lo pienses! Yo lo vi primero.
-Y yo lo tomé primero. Lo siento, tendrás que elegir otro sabor.
-Oh vamos, por favor... Lo necesito más que tu... No tienes idea de lo que estoy pasando.
Sintiéndome vulnerable y triste, porque mi vida es un completo desastre, comienzo a llorar. En un momento, la gente comienza a mirarme extrañada mientras monto aquella escena digna de un Óscar.
-Ejem. –Dijo, aclarando su garganta. –Ya... Deja de llorar... Por favor... ¿Por qué no te calmas?. –Dijo él, frustrado, mientras se rendía y me entregaba el último bote de helado. Lo tomé rápidamente y salí corriendo hasta la caja sin siquiera darle las gracias.
Cuando estaba a punto de pagar, comencé a tantear en mi bolso y me di cuenta de algo...
-Oh, no... Donde diablos está mi monedero?. –pienso mientras reviso más rápido, ya que la gente que está haciendo la cola comienza a quejarse.
Cuando creí que tenía que dejar el helado, el mismo desconocido se ofrece a pagar por él. Le entrego el helado y con el corazón encogido me alejo.
-Oye... Espera. –Dijo, corriendo detrás de mí. –Señorita... Espere.
Me giro en dirección a aquel hombre y el sonriente, me entrega el helado.
-Yo... No... tu lo pagaste... Es tuyo.–Dije, intentando sonar amable.
-No... claro que no... Sin peros... Quiero que te lo quedes. Por favor.
-Bueno... Si insistes... Gracias!. –exclame. –Perdón por lo de allá adentro... Estoy algo nerviosa y... ya sabes... eso me ha jugado en contra.
-Creeme... He visto cosas peores. –Dijo él. Levanto su brazo para ver su reloj y luego volvió a hablar. –Lo siento... Tengo que irme... Ya llego tarde.
-Pero... no se como te llamas.
-Eso es algo que yo debo saber y tu preguntarte. –Dijo guiñándome un ojo y yéndose del lugar a paso apresurado.
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Lectores:
Solo paso a decirles que tenía pensado publicar un capítulo por día de esta novela, la cual ya tenía escrita, únicamente quería verificar algunos detalles antes de publicarla. Sin embargo, ante la cantidad de mensajes que me han llegado, decidí publicarla completa. Es una lástima, porque así pierde un poco el suspenso. Pero en fin.
En caso de encontrar errores de escritura u otros, debo repetir, apenas me dio tiempo de verificar todo.
Por último, y me pongo repetitiva, la novela ha sido publicada completamente. Sin embargo, está siendo verificada, así que no solo pido paciencia para conmigo, sino también para el equipo de editores de la app, los cuales hacen un excelente trabajo.
Una última cosa, para los seguidores de Goal!, estoy preparando el final. Así que solo les pido un poquito mas de paciencia. Prometo que no serán mas de dos capítulos.
Desde ya muchas gracias ❤
CAPÍTULO 3.
Horas mas tarde, me encontraba en mi casa, comiendo helado, mientras jugaba con mi perro, Nerón, cuando suena mi teléfono. Es Ashley, la cual me envía fotos que había subido ex con su nueva prometida. Fantástico! Si algo me faltaba por ver hoy. Dejo el helado a un costado y lanzo el teléfono, mientras me acurruco con Nerón en la manta que tenía sobre la cama.
Me la pase una semana completa sin querer hacer nada, ni siquiera salía de la cama... Me sentía demasiado deprimida como para hacer algo. Pero hoy, algo había cambiado. Me levanto de la cama y comienzo a buscar en mi armario la ropa que usaría. Opte por un vestido corto, con un lindo escote en “V”, en color rojo y deje mi cabello recogido hacia un lado. Al terminar de arreglarme, me miré en el espejo y ya comencé a sentir que tenía un mejor ánimo. Salí de casa para reunirme con mis dos mejores amigas. Llegue a la cafetería, donde ambas ya estaban esperándome. Tome asiento junto a ellas y comenzamos a hablar acerca de lo que paso el último tiempo.
-Que? Como que dejaste tu trabajo?. –exclamo Sarah.
-Ay no... No de nuevo. –Dijo Ashley.
-Es él, que? Séptimo? Octavo?. –exclamo Sarah, quien se notaba muy enojada.
-Oye... Eso dolió. –Dije, suspirando con pesar.
Quise darle una explicación a mis amigas acerca de lo ocurrido, pero los gimoteos de Nerón me interrumpieron. Él empieza a atragantarse y veo cómo cae al piso. Comencé a preocuparme. Diablos!.
-Vamos al coche. Conozco un lugar cercano. –Dijo Ashley.
Asentí, y las tres fuimos corriendo al auto rumbo a un veterinario que pueda verlo. Al ingresar a la clínica, vi una cara conocida. Sí, el desconocido del supermercado me saludaba dándome la mano. Él llevaba una bata de médico.
-Hey... Chica del helado. –Dice sonriéndome y mis amigas comenzaron a prestar mucha atención en aquello.
-Ayúdame... Por favor... No puedo perder a mi mascota. –Dije.
-Umm... Un perro... Bien, entremos... Veré que es lo que tiene. –Exclamo él, haciéndome ingresar a su consultorio con Nerón en brazos. –Quiero que respires y te calmes... Necesito que lo dejes en la camilla de ahí y luego esperes afuera... Lo revisaré y luego te llamaré.
Asentí con la cabeza e hice todo lo que él me había dicho. Después de un rato, el médico seguía dentro del consultorio mientras yo caminaba de un lado a otro sin poder controlar mis nervios. A pesar de que Nerón originalmente era la mascota de mi ex novio, el muy traidor lo había dejado a mi cuidado cuando nos separamos. Pasado un largo rato, él vuelve a salir con Nerón en brazos.
-Mira quien está en plena forma. –Dijo sonriendo. En ese momento, recibe una llamada que lo interrumpe. –Lo siento chicas, tengo que apurarme. –Dijo. –Oye, crees que puedes darme tu número de teléfono?
-Yo... Sí... Claro.
-Es para... para ver cómo sigue Nerón. –Dice él.
-Te lo hubiera dado de todas formas. –Dije coqueta.
-Es... No... No es eso... Yo...
No lo dejo terminar... Si no que le doy una enorme sonrisa y le doy mi número de teléfono antes de irme junto a las chicas y mi perro.
-Oigan... No nos estamos olvidando de algo?. –Dice Sarah, por la noche mientras cenábamos pizza en mi departamento.
-Claro... De cómo lavarle el cerebro a la Señorita que siempre se rinde para que vaya y recupere su trabajo. –Dijo Ashley.
-No pienso volver a ese lugar. –Dije, enojada.
-Y como es que planeas mantenerte? Pagar tus facturas? Ah?. –Interroga Sarah.
-Lo tengo todo pensado, Ok?. –exclame. Comencé a mostrarles a las chicas la página web de Juno a través de mi móvil.
-Una empresa de organización de bodas?. –pregunto Sarah, confundida.
-Y dime, genio. Cuando fue la última vez que organizaste una boda?. –pregunto Ashley.
-Cuando tenía 6 años organice la boda de Barbie y Ken. Acaso eso no cuenta?.
-Que tierna. –Exclamo Sarah, irónica.
-Ustedes eran las que llevaban los anillos. Recuerdan?. –pregunte, observando a mis amigas que me veían como si estuviera loca. Obviamente, ellas saben que tengo cero experiencia organizando bodas o... cualquier tipo de evento. Pero la verdad esque necesitaba emoción en mi vida, sentirme útil y mi mente me decía que yo sería perfecta para ese trabajo.- De acuerdo... Ustedes ganan... Me rindo. –Exclame. –Pero estoy hecha para esto... Siento que este es mi trabajo ideal.
-Sabes que es lo que más me gusta de ti?. –pregunto Ash viéndome fijamente, con una sonrisa. –Tus pensamientos positivos y tu falta de preocupación.
-Lo mismo digo... Siempre eres la que ve el lado bueno de las cosas. Pero por favor... Esta vez tomalo enserio, sí?
-Las amo, chicas. –Exclame. –Siento que esta vez voy en serio.
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