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Atrapada En El Callejón

Capítulo 1

Esta historia comienza en una oficina, dos hombres se encontraban discutiendo sobre el futuro de una muy importante empresa, estos dos eran Aron Buquer y su hijo Byron Buquer, el padre le exigía a su hijo que se casara para asegurar el futuro de su empresa y también porque quería que su hijo se establezca de una vez con alguna mujer, siendo sinceros no le importaba demasiado con quien se casara mientras sea una buena mujer y por eso se había encargado de encontrar a una por su propia cuenta. Lo que hizo a continuación fue informarle a su hijo que se casaría o de otra forma perdería todos los derechos de la empresa y pasarían a ser solo de su hermano menor, a quien no presionaba porque estaba en pareja hace 8 meses ya... Byron hervía de la furia, no podía con la molestia de que su padre intentara controlarlo de esa manera, para él las mujeres nunca fueron un problema, las veía más bien como una fuente de diversión, pero nada más que eso le parecía innecesario casarse.

 Luego de la discusión con su padre, tuvo que viajar por negocios a Italia, ya que aún su padre no había cumplido con lo que dijo y le dio un tiempo gracias a ese asunto que tenía que resolver.

Byron era un empresario de 24 años, de cabello oscuro y ojos verdes... era un hombre muy inteligente, pero su defecto era que no paraba de trabajar, siempre estaba pensando en nuevos proyectos para la empresa y en cómo opacar siempre a la competencia, era un especialista en eso... podrían decir muchas cosas sobre su vida personal, como que va de cama en cama o que no tiene vergüenza, pero jamás criticar su trabajo porque era simplemente perfecto. Estaba viajando en el coche hacia una sucursal de la empresa, la noche estaba horrible y llovía mucho, pero eso no le interesaba, solo quería resolver un asunto pendiente y volver a su hogar en Rusia, él se había criado allí desde pequeño, pero no era de origen ruso.

 Volvamos a Byron viajando, mientras miraba por la ventana planeaba cómo es que iba a hacer para zafarse de la decisión de su padre, entonces fue cuando recibió una llamada de su hermano menor, Alexander.

—Habla Alexander ¿Qué quieres?

—Ya solucioné el problema de la empresa, nuestro padre dijo que ya no tienes que encargarte de eso.

—¿De qué hablas? Vine a Italia solo por eso -responde con una notable molestia y con intenciones de colgar a su hermano

—Espera… hay algo más, tienes que ir a Levino Milano

—¿Por qué iría? Voy a mi departamento Alexander, no me molestes

—Es una orden de mi padre Byron, organizó una cita a ciegas, suerte hermano -Contestó rápido y colgó la llamada

—Juro que voy a matarte Alexander —en ese momento miró hacia la calle y vio una oportunidad, en un callejón se encontraba la solución a su maldito problema, se bajó rápidamente sin importarle la lluvia y se paró delante de una mujer que se encontraba llorando sentada sobre una valija, tal vez se había quedado sin hogar, quizá la habían echado. Cuando Byron se acercó, la mujer se limpió las lágrimas y se levantó enseguida. Claramente, la mujer estaba alerta, no era de lo más común que un hombre se baje de su auto de la nada y vaya hacia ella con buenas intenciones, por un momento se vio secuestrada y vendida por ahí, de todas formas nadie la buscaría... Byron le ofreció un pañuelo y le preguntó si estaba bien como si realmente le importara cuando en realidad eso ni se acercaba a la realidad de sus pensamientos, la mujer solo dijo que no era nada importante e intentó alejarse de la forma más natural posible, Byron notó eso por lo que se dispuso a actuar e irse.

—Tome, es mi tarjeta, tengo un trabajo disponible si lo necesita

—¿En serio?, ¿Para una mujer que acaba de conocer y que no sabe qué tipo de experiencia laboral tiene?

—¿Qué puedo decir? Soy muy caritativo, piénselo —Dijo para luego darse la vuelta y volver al auto para finalmente ir a su cita, dejando a aquella mujer bajo la lluvia confundida por lo que acababa de pasar. Llegó al restaurante completamente empapado y con un semblante serio, se sentó en la mesa que le dijeron y ahí estaba la mujer que su padre había encontrado para él, una mujer alta, rubia y que al parecer era de buena familia por su forma de vestir, lo saludó con una radiante sonrisa, pero él solo la veía como unas cadenas que su padre quería ponerle y de las que tendría que encontrar la llave, la cena fue muy incómoda para Ana, ya que Byron no decía una palabra a no ser que ella haga una pregunta antes.

—Ya es hora de que me vaya, es tarde y tengo cosas que hacer

—¿Tanto te desagrado? Si vamos a casarnos, mínimo deberías mirarme ¿No lo crees?

—No tengo tiempo para estas cosas, yo no vine por decisión propia, eres linda, pero no de mi tipo, solo hablaste de moda, tendencias actuales, modelaje.

—¿Y cuál es tu tipo entonces? Puedo intentar serlo para ti

—Aún no lo sé, pero de lo que si estoy seguro es que una niña rica y hueca no lo es, mi tipo ideal de mujer tendría mínimamente la dignidad de no ceder tan fácil frente a un hombre, tendría algo de cerebro... como ya dije, es hora de irme —sin decir más salió del lugar

—¿A dónde lo llevo, señor? —pregunta el chofer

—Volveré solo, ten, toma un taxi —el hombre bajó del auto, Byron subió y comenzó a manejar hasta su departamento, cuando llegó dejó el auto en la entrada y su seguridad le dio un paraguas para que no se mojara hasta que entre a la casa. Fue directo a su habitación y se acostó, el teléfono volvió a sonar con una llamada de su hermano, por lo que no le quedó otra que contestarle.

—…

—No vas a hablar, hermano, padre, se enteró de que tu cita no salió bien y está enojado, quería que lo sepas ¿Era tan fea o mala la mujer?

—Era simplemente superficial, no quiero una esposa así

—¿Acaso quieres una esposa?

—No, pero esperaba algo más por lo menos

—Hermano, solo acepta a cualquier mujer que te diga padre y luego vemos cómo lo arreglamos, haz el esfuerzo, es una mujer más… estás acostumbrado a estar con varias, no entiendo el problema de agregar otra a la lista

—Adiós Alexander —contesta y tira su celular en la mesa de noche

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Capítulo 2

Byron se despertó muy temprano por la mañana, ya que era su costumbre ir a trabajar, pero esta vez no tenía nada para hacer, por lo que estuvo en el gym por casi dos horas hasta que recibió la esperada llamada.

—Buenos días

—Buenos días ¿Cómo estás hoy?

—Me interesa la propuesta que me hizo ayer ¿Dónde lo podría ver?

—Nos vemos en el restaurante Acanto, te espero ahí

Byron salió tranquilo y relajado de su casa al restaurante, se había puesto una camisa que se arremangó y un reloj, estaba más cómodo de lo que andaba usualmente y estaba confiado de que esa mujer aceptaría cualquier cosa, al menos eso quería creer él. Llegó al lugar y vio a la misma mujer que la noche anterior parecía estar completamente perdida, pero que hoy parecía encontrarse decidida a avanzar, le pareció algo extraño, la esperaba más bien desesperada y con urgencias de llamarle la atención, pero estaba vestida sencilla y elegante, ambos se sentaron y les trajeron un café.

—Debo admitir que esperaba que estés algo desesperada por el trabajo

—Primero tengo que saber cuál es el trabajo y si puedo estar a la altura, aunque tengo experiencia en varios campos, quizá no sea la persona adecuada.

—No creo que tengas ningún problema

—Dígame de que se trata entonces

—Antes me gustaría saber en qué trabajaste

—Cuando era joven trabajé en restaurantes como mesera, también cociné, todo mientras estudiaba… tengo estudios en economía, administración de empresas y publicidad.

—¿Algo más?

—Tengo cursos en estética, pero no creo que sea de gran importancia

—En realidad no necesitas ninguno de esos saberes para el trabajo que voy a ofrecerte

—Hable entonces de una vez así puedo tomar una decisión

—Necesito que finjas ser mi prometida y luego mi esposa —habló sin dar vueltas— te pagaría muy bien y tendrías que aparecer en algunos eventos públicos conmigo, conocer a mis padres, nada de otro mundo —ella solo lo miró un momento y contestó

—Debí asumirlo desde el principio, no me interesa su oferta, no estoy a la venta. Señor, ¿me trae la cuenta?, por favor

—Espera, no es tan malo, te pagaría solo por actuar —el mesero trajo la cuenta y ella sacó el dinero que correspondía de su café

—Ya le dije que no me interesa venderme de esa forma, puede buscar a otra mujer para eso, seguramente encontrará una más apta para el trabajo que quiere.

—No, las otras son mujeres interesadas, además van a querer sacar beneficios de mí o se querrán acostar conmigo para tener un hijo y retenerme

—¿No le parece demasiado fantasioso eso?, hablando seriamente, si realmente cree eso de las mujeres, ¿Por qué yo no haría lo mismo según su pensamiento?

—Si tengo que ser sincero, pensé que con ofrecer una gran cantidad ya estaría, pero ahora que me rechazaste, así veo que eres perfecta para el trabajo

—Ya no hay nada que hablar, que tenga buen día, señor…

—Byron

—Byron, lindo nombre, me retiro —en el momento que ella se dispuso a irse, Byron la tomó de la mano casi en la salida para impedir que salga del lugar

—Por favor, te necesito…

—Mi nombre es Samara, que loco que ni siquiera nos hayamos presentado, ¿no le parece?

—Byron, nos volvemos a ver —quien sabe de donde salió Ana justo en ese momento, en lo único que pensaba Byron era que no era para nada agradable verla

—¿Ve, ahí tiene otra opción? —dice Samara soltándose del agarre

—Hola, mi nombre es Ana, ¿Quién eres? —pregunta impidiendo otra vez que Samara se vaya de una vez, esto la empezaba a molestar bastante

—Ella es Samara, mi novia —contestó desinteresado, tanto Ana como Samara lo vieron enojadas

—Yo ya me iba, que tengan un buen día —dice ella saliendo lo más rápido que pudo y se tomó un taxi para no darle oportunidad de detenerla nuevamente a Byron

—Parece celosa tu novia, yo no te daría problemas

—Y por eso digo que no tienes dignidad alguna mujer

—Eres un idiota Byron Buquer, esto no se va a quedar así, tu padre se va a enterar de esto —sin prestarle atención, Byron se fue nuevamente a su departamento mientras pensaba en como convencer a esa mujer testaruda de aceptar el trabajo. Era verdad que podría conseguir quizá a alguien mejor para ayudarlo, pero su orgullo no aceptaba un no como respuesta, en algún momento aceptaría, solo tenía que encontrar eso que hiciera que acepte, ya sea por voluntad propia o no.

Pasaron solo dos días y Byron ya no aguantaba no tener nada para hacer, pero tampoco quería irse de viaje porque quería que Samara acepte su oferta. Además, dentro de poco seguramente lo que le dijo a Ana llegaría a oídos de su padre, para distraerse un rato salió por la noche a un bar nocturno donde las mujeres eran parte de la mercancía. No era raro que él fuese visto en esos lugares, estuvo tomando varios minutos hasta que el show principal comenzó; varias mujeres bailaban de forma seductora, nada nuevo que le llamara la atención, hasta que las luces se apagaron y entró una mujer entre luces rojas que se encendieron a sus espaldas, él solo se dispuso a ver que pasaba. La mujer tenía un traje de danzas árabes de color rojo y un pañuelo que cubría su rostro, ella bailaba al ritmo de la música y parecía cautivar a todos con sus movimientos lentos, pero precisos, de repente tomó una espada y comenzó a usarla para danzar también. Sus caderas se movían de un lado a otro moviendo el piercing de su ombligo, se paseaba por el escenario mientras todos esos hombres la veían como si fueran a devorarla en segundos. Sin darse cuenta, Byron tuvo un “accidente” y alguien se despertó, la mujer se retiró del escenario y él se levantó a hablar con el dueño, había una larga fila allí, pero el dinero lo es todo, por lo que pasó al frente de la fila para preguntar por esa mujer, realmente hizo que la desee, como no le pasaba hace mucho tiempo con otras, ese deseo incontrolable.

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Capítulo 3

Una vez que Byron estuvo frente al dueño del lugar, al cual por cierto conocía, le preguntó de inmediato por aquella mujer que lo había puesto así para pasar la noche con ella, pero según su amigo, esa mujer no estaba a la venta, solo era una bailarina y no iban a obligarla a nada.

—No puedes decirme eso Dante, quiero a esa mujer hoy, sabes que no acepto un no fácilmente.

—Lo siento amigo, pero ella no está a la venta, es una amiga y le estoy haciendo un favor al dejarla trabajar aquí, no tiene de otra, pero no va a hacer nada más que bailar.

—Déjame hablar con ella y quizá la convenzo, soy muy bueno en eso. —comenta orgulloso y convencido.

—Créeme Byron, no tienes oportunidad con esa mujer, es una bestia y está furiosa con los hombres… sé que es mi amiga, pero es salvaje, no la molestes —dice Dante con una expresión seria, al final, esa mujer era una gran amiga suya y no quería que su amigo la molestara, pero también sabía que él seguiría insistiendo. Resignado a que su amigo no desistiera de su idea, terminó por dejarlo pasar para que ella misma lo rechazara.

—Hola, ¿qué tal? —dice Byron teniendo a la mujer de espalda, ella voltea al escuchar que le hablaban y para sorpresa del hombre, ya conocía a esa mujer —¿Samara? Así que dices que no vendes tu cuerpo, pero este es tu trabajo, no digo que esté mal, pero ¿no te parece algo hipócrita?

—Nos volvemos a ver Byron, tal vez si es algo hipócrita, pero es mi trabajo ahora, no hay nada que hacer.

—¿Y si aceptas mi oferta? Aún sigue disponible

—¿Tendría que estar contigo? —pregunta ella pensando en la posibilidad de aceptar esa oferta, ya que no tiene nada que perder tampoco.

—Vivirás conmigo, pero yo trabajo durante el día, así que casi no nos veríamos, solo tendrías que hacer algunas apariciones públicas y dejar este trabajo… Y si te refieres a estar involucrados sexualmente, no, no lo estaríamos a no ser que ambos queramos hacerlo, pero no figuraría nada de eso al respecto en el contrato.

—Está bien, acepto entonces —contesta decidida

—¿Así de simple? Creí que ibas a rechazar mi oferta como antes ¿Qué cambió?

—No quiero seguir molestando a Dante, no quiero ser una carga para él, es un gran amigo para mí y realmente lo aprecio

*¿Esta mujer no sabe que es la sensación del lugar? ¿Acaso no sabe lo deseada que es aquí? Hasta yo mismo estaba dispuesto a pagar lo que fuese para estar con ella\, pero ahora que sé quien es\, ya no es mi tipo* —pensaba Byron mientras Samara lo veía confundida\, de repente había dejado de hablar.

—Bueno ¿Cuándo empezamos?

—Ahora mismo, nos vamos de este lugar

—¿Cómo que ahora? Supuse que dirías mañana o algo así.

—No, mientras antes mejor, nos vamos a mi departamento, sé que mañana me visitará mi padre por sorpresa, por suerte mi hermano me avisó de antemano, tenemos la oportunidad perfecta para que te conozca.

—Entiendo, solo una cosa más ¿Cómo sabías que estaba aquí? ¿Me buscaste?

—No, solo fue una hermosa coincidencia, el destino tal vez.

—¿Estabas aburrido y solo? —comenta ella con una sonrisa de burla

—Ya no hables, vámonos —él la tomó de la mano y salieron del lugar encontrándose a la fila de hombres que la vieron como si fuese un pedazo de carne en África. En ese momento Byron se dio cuenta de que ella seguía vestida como había actuado, se sacó su campera y se la puso, Dante estaba completamente sorprendido y Samara le dijo rápido que luego le explicaba qué sucedía. Ambos se subieron al auto y Byron manejó hasta una casa de ropa y le dijo que bajara.

—¿Qué hacemos aquí? Este lugar está cerrado

—No para mí, siempre que tengo una emergencia, vengo, y tú, eres una emergencia ahora mismo

—Tengo ropa, no necesito que me compres más —comenta ella algo molesta, no le gustaba que la controlen de ninguna forma y sentía que Byron lo haría, ya se estaba arrepintiendo de irse con él, fue más bien un impulso del momento.

—Necesitas algo para ahora y un vestido para mañana. Vamos a fingir que vives conmigo hace un tiempo y que estamos enamorados

—¿No te parece extraño que viva contigo y no haya nada mío en tu casa? Por más que compremos ahora, se dará cuenta de que no está usada —explica ella, lo cual Byron no había pensado, pero tenía razón, su padre no era estúpido.

—Pasaremos por tu casa a buscar algunas cosas —dijo el tranquilo y entró a la tienda por atrás, ni siquiera había recibido una respuesta, una mujer lo saludó y él le dijo que es lo que quería, terminó llevando 5 vestidos que le habían gustado, ya que hizo que Samara se pruebe muchos. Luego siguieron con su camino y Byron le preguntó en donde vivía para ir a buscar sus cosas.

—Eso es lo que iba a decirte, estoy viviendo con Dante, de todas formas mis cosas ya están listas, no desempaqué nada aún

—Entiendo, vamos a la casa de Dante, entonces, va a ser una larga noche para todos

—No se para qué me metí en esto, ya me estoy arrepintiendo un poco —dice ella mientras Byron se enfoca en manejar hasta la casa de Dante.

Samara quiso entrar sola y salió con aquella valija en la que había estado sentada llorando en ese oscuro callejón el día que conoció a Byron, él subió la maleta al baúl y finalmente fueron al departamento. Al llegar Samara quedó más que sorprendida, eso no era un “departamento”, era más del doble que la casa en la que vivía antes, había seguridad, empleados, todo era demasiado caro, los empleados veían sorprendido a su jefe quien entraba de la mano con una hermosa mujer y una maleta, ambos entraron y fueron a la habitación de Byron.

—Tendremos que dormir aquí juntos por esta noche, antes hay que acomodar tus cosas por aquí, no me gusta la idea si te soy sincero, pero es solo por hoy, mañana sacamos todo y listo —Samara acomodó sus cosas personales en el baño y una empleada ordenó su ropa junto a la de Byron, ahora si parecía que vivieran juntos.

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