El viento soplaba fuerte y las copas de los árboles se doblaban ante su impetuosa fuerza, el enemigo estaba muy cerca y el miedo se podía sentír entre mis soldados.
No luchabamos con un enemigo desconocido, mi enemigo, era mi propio hermano, el que nació del mismo vientre de mi madre.
El quería mi reino y con él, también mi muerte.
Los hombres miraban de lejos el vaivén de las ramas de los árboles y temían la multitud de las gentes que podrían venir contra nosotros.
De pronto como si me invadiera una fuerza mayor a mi mismo, me levante de mi asiento y grité con fuerza a mis soldados: ¡No tengan miedo la victoria hoy es nuestra!
Todos gritaron al oír mi voz, y a una dijeron todos: ¡Viva nuestro rey y con el nuestro reino!
No podía negar que sentía miedo dentro de mí, mi hermano era más fuerte que yo, pero no iba a acobardarme ante él ni ante mi ejército, tome valor de mi debilidad y me puse de pie.
Esta era mi guerra y yo sería el primero en enfrentar al enemigo.
Levanté mi mano y como si todas las fuerzas de este mundo entrarán en mi ser, una fuerza sobrehumana me poseyo, el miedo desapareció dentro de mí y en su lugar quedó la seguridad de mi victoria.
Al ver aparecer entre los árboles a mi hermano le dije en alta voz: ¡Vienes por mí! ¡Deja a todos fuera de esto Ridom! Es contra mí con quién vienes...
¡Aquí estoy! ¡Enfrentate a mí!
Puedo vencerte con las manos atadas y con los ojos vendados, ¡no eres digno de llamarte rey!
¡Vengo por mi reino y por mi corona! Que legítimamente me pertenece a mí y no a ti...
Prepárate para morir Anjegor ¡porque vine a destruirte!
¡Nunca te daré el reino que nuestro padre me dio, fue a mí a quién él consideró digno de su corona! Le contesté con firmeza a mi hermano
Yo soy mejor que tú y soy el primogénito, ¡me pertenece a mí y vine a tomarlo!
De repente sentí un fuerte golpe sobre mi pecho y una corriente de poder se abría paso con mucha fuerza sobre mi cuerpo.
Era su primer golpe y sus soldados creyeron que ese golpe sería mi muerte.
Pero un torbellino de poder entró de mí ser y la energía que mi hermano usó en mi contra se volvió contra él como un poderoso rayo y le cobró la vida de un solo golpe.
¿Esto es lo que ustedes llamaban un líder? A un hombre tan débil...
Les ofrezco la paz, pero no entrarán en mi reino...
¡Venciste a nuestro líder, pero nuestro pueblo no se sujetara a ti jamás!
Somos muchos y te perseguiremos a ti y a tu gente durante toda su travesía y cuando se sientan más seguros...
¡Cobraremos venganza!
Esas últimas palabras dejaron un sello de por vida en mi reinado.
Han pasado ya dos décadas y sigo llevando a mi pueblo año tras año a mejores tierras y cuando estamos más seguros allí y las tierras nos responden con su fruto, un enemigo oculto envenena nuestras aguas o mata nuestros ganados.
La gente siempre se volvía hacía mí con preguntas y yo no sabía que decirles...
¡Estoy cansado de pelear contra ellos y lo peor es nunca saber quién es el enemigo oculto!
Quiero descansar por unos minutos, salir de aquí y disfrutar de otros aires...
Su Alteza, ¿Se siente bien? Puedo ver que está pensando porque su rostro real, arquea su ceja en señal de preocupación...
Si es por el agua del pozo no debe preocuparse más su Alteza, ya lo resolvieron los hombres del pueblo, esto no es nuevo para nosotros y siempre estamos preparados...
Gracias Máximo; pero no estoy preocupado por eso, siempre hemos sabido como solucionar este tipo de problemas, ¡pero me siento muy cansado!
Porque no sale de este reino por unas horas su Alteza, yo les diré a los que pregunten por su majestad que usted está descansando...
Es una buena idea Máximo, ¿pero a dónde iría?
¡Al mundo de los humanos! Allí nunca lo buscarían; Podría caminar por sus bosques, son lugares muy tranquilos, allí solo escuchará el sonido del cántico de sus pájaros...
¿El canto de los pájaros? Creo Máximo que tienes razón, iré a caminar un poco, volveré en unas horas...
Salí del palacio por un portal y llegue a un hermoso bosque, caminaba sereno porque tal como me lo dijo mi fiel amigo Máximo, ese era un lugar muy tranquilo.
Podía escuchar el canto de sus pájaros y el sonido del viento jugando con las ramas de los enormes árboles.
Caminaba escuchando, y no quería pensar en nada...
De pronto una voz muy dulce y melodiosa me detuvo.
Era la voz más hermosa que había escuchado....
Sentí curiosidad de saber de quién venía tan hermosa voz. Caminé muy silencioso entre los árboles hasta hallar esa bella voz.
¡Es una belleza!
¡Que hermoso color de piel! y su cabello....
Las hojas rojas de los árboles se confunden con él, es tan bello...
Y sus ojos, tan verdes y tan llenos de vida...
Y esa boca....
¡Espera! ¿La estoy codiciando? Eso no se me permite, ¡No es de mi mundo!
Quise irme por temor a lo que estaba sintiendo hacía ella , cuando la escuche decirle a su perro...
¡Es hora de irnos Fido! Volveremos mañana por más zetas, hoy no pude encontrar muchas ¿Vamos a casa Fido?
A mis tíos no les importa si me pierdo en éste bosque, lo que les interesa es que lleve muchas zetas, así que mi pan será ésta noche la cena para los dos...
Una sonrisa triste se dibujo en los labios de la muchacha causandome mucha pena y un enorme deseo de protegerla.
La vi tan triste y la imaginé comiendo un trozo viejo de pan. Cuando su perro paso a su lado ella le dijo: Todo sería muy diferente para los dos Fido si me casará con el conde, pero no quiero casarme sin amor...
Además es tan viejo que sería mi abuelo y no mi esposo...
Su tristeza aumentó en su mirada y sentí mucha pena y un fuerte deseo de convertirme en su protector.
Y como si mis manos fueran movidas por voluntad propia hicieron un par de movimientos y su perro ladro al ver moverse las hojas del suelo.
Instintivamente empezó a rascar las hojas haciendo un hueco.
¡Mira Fido! ¡Cuantas zetas! Esto es un milagro, o es la obra de un ángel...
O de un hermoso príncipe...
Jaja, ¡o de un magnífico rey!
Su perro movió la cola muy contento al oírla reír y acercándose ella lo acarició.
¡No soy digna de un rey! Soy la niña que rechazo su padre por ser hija ilegítima del hijo del rey; soy la vergüenza de la que nadie habla y que vive y llama sus tíos a alguien que no la quiere...
Sino fuera por ti Fido, mi vida sería muy solitaria y miserable...
Vamos a recoger todas estas zetas y hoy mi fiel amigo cenaremos un poco mejor, primero se que habrá para ti un exquisito trozo de mi carne...
¡Eres mi héroe! Me ayudaste a encontrar este tesoro y te mereces la mitad de mi carne...
Me dolía escuchar lo que decía y queriendo saber dónde vivía, la seguí.
¡Hasta ahora llegas! Mira la hora que es...
El señor Hamilton a esperado demasiado por esas Zetas...
No la reprenda tan duro, es solo una niña...
¿Niña? ¡Es toda una mujer!
Es verdad Mavita, usted y su esposo la han cuidado muy bien, talves llegó la hora de qué alguien más la cuide...
¿Quién va a cuidar de una chica como ella? Preguntó la anciana
Yo podría llevarla a mi casa y ella podría ser mi esclava...
¿Usted señor Hamilton haría ese sacrificio?
Por ayudarlos, claro que sí... Su sobrina es joven y podría serme útil de muchas formas...
La forma en cómo la miro al decir esas palabras me hizo sentir furia y asco, la quería como esclava...
Como su esclava de amor...
Al mirar a la bella chica, note que temblaba y pude sentir sus deseos de correr, me provocó ternura y me dije a mí mismo: ¡Yo te protegere!
Estaba haciendo un pacto con ella sin que supiera de mi existencia, debía alejarme y no involucrarme en vidas humanas, pero la veía tan triste y sola con la única compañía de un perro a sus pies.
Vendré por la chica mañana, le prepararé un lugar entre mi servidumbre...
Volviéndose a la muchacha levantó su rostro y aprovechando que estaba de espaldas a los dos ancianos le susurró: ¡Te disfrutaré al máximo!
La vi temblar y desee matar a ese hombre, mis sospechas resultaron ciertas, ese hombre le haría daño a la hermosa chica y lo haría apesar de que para conseguirlo tuviera que usar la violencia.
El sol se empezaba a ocultar en el cielo, yo debía volver a mi reino, se hacía tarde...
Pero mi alma se había pegado a esa muchacha de la que no conocía ni su nombre...
Rosalinda, yo seré tu dueño a partir de esta noche. Eso le dijo aquel miserable hombre
¡Rosalinda! Que nombre tan hermoso, justamente eso parece, una rosa muy hermosa, su piel se ve tan sedosa como los pétalos de las rosas y el color de sus labios son tan rojos como el color de una de ellas...
Era tan bella que una parte de mí podría excusar a aquel truan por querer usar cualquier truco para hacerse de ella.
Pero aúnque vi como pactaban la venta de la bella mujer, yo me propuse venir por ella y liberarla de ese patán.
Volví a mi reino, como Máximo mi sirviente personal lo imaginó, volví una horas después, atendí algunos asuntos pendientes y le dije a Máximo que estaba muy cansado y deseaba irme a descansar temprano.
Pediré que le traigan la cena su Alteza...
No tengo hambre Máximo; deseo descansar, no quiero que me molesten, ¡estoy muy cansado!
¡Como usted diga su majestad! Prepararé su habitación...
¡No es necesario! Estoy exhausto y lo único que deseo es estar sólo...
No quiero que nadie interrumpa mi descanso... ¿Está claro Máximo?
¡Clarísimo su Alteza!
Muy bien, nos veremos mañana Máximo...
¡Que descanse su Alteza!
Una vez dentro de mi habitación abrí un portal y llegué a su habitación.
Sus ojos se clavaron en mí, no vi temor, ni en ella ni en su perro.
¡Eres a quién vi en el bosque!
¿Me viste?
Sí, y creo que fuiste el responsable de la gran cantidad de Zetas. ¿Quién eres? O debería preguntar: ¿Qué eres? ¿Un ángel? Porque siento paz al sentirte cerca...
¿Quién eres?
Soy un amigo. Le respondí. Uno que viene a ayudarte...
¿Me sacaras de aquí?
Sí, solo toma mi mano...
Pensé que al extender mi mano ella se negaría a tomarla por temor, pero su perro me movía la cola y eso para ella fue suficiente razón para confiar.
Tomó mi mano y sin pensar en lo que hacía abrí un portal y entre con ella en él. En segundos estaba en una acogedora casa que yo había creado para ella.
¿Te gusta? Le pregunté
La casa es muy hermosa y tiene la mesa servida para dos...
Comida para mi perro y una cama grande y muy cómoda, la cocina está llena de frutas y verduras...
¿Todo esto es para mí?
Todo Rosalinda fue creado para ti, todo es tuyo...
De lo feliz que estaba hizo algo que me traspaso...
Ella no se dio cuenta de lo grande que había hecho y del calor que le hizo sentir a mi corazón.
Nunca había sentido algo así y esa sensación tan exquisita me llevo a buscar una más intensa.
La acerqué hacía mí y en segundos me estaba bebiendo su miel y volviéndome adicto al sabor de su boca.
Correspondía con tal dulzura e intensidad que yo me rendía ante sus besos, esa locura se llevaba mi razón y me dejaba en su lugar las ganas de embriagarme de sus caricias y enloquecer con sus besos.
Estaba viviendo lo prohibido y deseando disfrutarlo hasta sus últimas consecuencias.
Beso a beso me hallé deseando más y más de su calor y cuando ya no pude más con lo que me hacía sentir, con un movimiento de mi mano nos hallamos desnudos y en la cama.
Ame a esa mujer humana como no debía hacerlo...
Pero no pude resistir tantos deseos y al hallarme dentro de ella, no hubo duda en mí de qué esa hermosa virgen sería mi mujer por siempre.
El viento soplaba fuerte y las copas de los árboles se doblaban ante su impetuosa fuerza, el enemigo estaba muy cerca y el miedo se podía sentír entre mis soldados.
No luchabamos con un enemigo desconocido, mi enemigo, era mi propio hermano, el que nació del mismo vientre de mi madre.
El quería mi reino y con él, también mi muerte.
Los hombres miraban de lejos el vaivén de las ramas de los árboles y temían la multitud de las gentes que podrían venir contra nosotros.
De pronto como si me invadiera una fuerza mayor a mi mismo, me levante de mi asiento y grité con fuerza a mis soldados: ¡No tengan miedo la victoria hoy es nuestra!
Todos gritaron al oír mi voz, y a una dijeron todos: ¡Viva nuestro rey y con el nuestro reino!
No podía negar que sentía miedo dentro de mí, mi hermano era más fuerte que yo, pero no iba a acobardarme ante él ni ante mi ejército, tome valor de mi debilidad y me puse de pie.
Esta era mi guerra y yo sería el primero en enfrentar al enemigo.
Levanté mi mano y como si todas las fuerzas de este mundo entrarán en mi ser, una fuerza sobrehumana me poseyo, el miedo desapareció dentro de mí y en su lugar quedó la seguridad de mi victoria.
Al ver aparecer entre los árboles a mi hermano le dije en alta voz: ¡Vienes por mí! ¡Deja a todos fuera de esto Ridom! Es contra mí con quién vienes...
¡Aquí estoy! ¡Enfrentate a mí!
Puedo vencerte con las manos atadas y con los ojos vendados, ¡no eres digno de llamarte rey!
¡Vengo por mi reino y por mi corona! Que legítimamente me pertenece a mí y no a ti...
Prepárate para morir Anjegor ¡porque vine a destruirte!
¡Nunca te daré el reino que nuestro padre me dio, fue a mí a quién él consideró digno de su corona! Le contesté con firmeza a mi hermano
Yo soy mejor que tú y soy el primogénito, ¡me pertenece a mí y vine a tomarlo!
De repente sentí un fuerte golpe sobre mi pecho y una corriente de poder se abría paso con mucha fuerza sobre mi cuerpo.
Era su primer golpe y sus soldados creyeron que ese golpe sería mi muerte.
Pero un torbellino de poder entró de mí ser y la energía que mi hermano usó en mi contra se volvió contra él como un poderoso rayo y le cobró la vida de un solo golpe.
¿Esto es lo que ustedes llamaban un líder? A un hombre tan débil...
Les ofrezco la paz, pero no entrarán en mi reino...
¡Venciste a nuestro líder, pero nuestro pueblo no se sujetara a ti jamás!
Somos muchos y te perseguiremos a ti y a tu gente durante toda su travesía y cuando se sientan más seguros...
¡Cobraremos venganza!
Esas últimas palabras dejaron un sello de por vida en mi reinado.
Han pasado ya dos décadas y sigo llevando a mi pueblo año tras año a mejores tierras y cuando estamos más seguros allí y las tierras nos responden con su fruto, un enemigo oculto envenena nuestras aguas o mata nuestros ganados.
La gente siempre se volvía hacía mí con preguntas y yo no sabía que decirles...
¡Estoy cansado de pelear contra ellos y lo peor es nunca saber quién es el enemigo oculto!
Quiero descansar por unos minutos, salir de aquí y disfrutar de otros aires...
Su Alteza, ¿Se siente bien? Puedo ver que está pensando porque su rostro real, arquea su ceja en señal de preocupación...
Si es por el agua del pozo no debe preocuparse más su Alteza, ya lo resolvieron los hombres del pueblo, esto no es nuevo para nosotros y siempre estamos preparados...
Gracias Máximo; pero no estoy preocupado por eso, siempre hemos sabido como solucionar este tipo de problemas, ¡pero me siento muy cansado!
Porque no sale de este reino por unas horas su Alteza, yo les diré a los que pregunten por su majestad que usted está descansando...
Es una buena idea Máximo, ¿pero a dónde iría?
¡Al mundo de los humanos! Allí nunca lo buscarían; Podría caminar por sus bosques, son lugares muy tranquilos, allí solo escuchará el sonido del cántico de sus pájaros...
¿El canto de los pájaros? Creo Máximo que tienes razón, iré a caminar un poco, volveré en unas horas...
Salí del palacio por un portal y llegue a un hermoso bosque, caminaba sereno porque tal como me lo dijo mi fiel amigo Máximo, ese era un lugar muy tranquilo.
Podía escuchar el canto de sus pájaros y el sonido del viento jugando con las ramas de los enormes árboles.
Caminaba escuchando, y no quería pensar en nada...
De pronto una voz muy dulce y melodiosa me detuvo.
Era la voz más hermosa que había escuchado....
Sentí curiosidad de saber de quién venía tan hermosa voz. Caminé muy silencioso entre los árboles hasta hallar esa bella voz.
¡Es una belleza!
¡Que hermoso color de piel! y su cabello....
Las hojas rojas de los árboles se confunden con él, es tan bello...
Y sus ojos, tan verdes y tan llenos de vida...
Y esa boca....
¡Espera! ¿La estoy codiciando? Eso no se me permite, ¡No es de mi mundo!
Quise irme por temor a lo que estaba sintiendo hacía ella , cuando la escuche decirle a su perro...
¡Es hora de irnos Fido! Volveremos mañana por más zetas, hoy no pude encontrar muchas ¿Vamos a casa Fido?
A mis tíos no les importa si me pierdo en éste bosque, lo que les interesa es que lleve muchas zetas, así que mi pan será ésta noche la cena para los dos...
Una sonrisa triste se dibujo en los labios de la muchacha causandome mucha pena y un enorme deseo de protegerla.
La vi tan triste y la imaginé comiendo un trozo viejo de pan. Cuando su perro paso a su lado ella le dijo: Todo sería muy diferente para los dos Fido si me casará con el conde, pero no quiero casarme sin amor...
Además es tan viejo que sería mi abuelo y no mi esposo...
Su tristeza aumentó en su mirada y sentí mucha pena y un fuerte deseo de convertirme en su protector.
Y como si mis manos fueran movidas por voluntad propia hicieron un par de movimientos y su perro ladro al ver moverse las hojas del suelo.
Instintivamente empezó a rascar las hojas haciendo un hueco.
¡Mira Fido! ¡Cuantas zetas! Esto es un milagro, o es la obra de un ángel...
O de un hermoso príncipe...
Jaja, ¡o de un magnífico rey!
Su perro movió la cola muy contento al oírla reír y acercándose ella lo acarició.
¡No soy digna de un rey! Soy la niña que rechazo su padre por ser hija ilegítima del hijo del rey; soy la vergüenza de la que nadie habla y que vive y llama sus tíos a alguien que no la quiere...
Sino fuera por ti Fido, mi vida sería muy solitaria y miserable...
Vamos a recoger todas estas zetas y hoy mi fiel amigo cenaremos un poco mejor, primero se que habrá para ti un exquisito trozo de mi carne...
¡Eres mi héroe! Me ayudaste a encontrar este tesoro y te mereces la mitad de mi carne...
Me dolía escuchar lo que decía y queriendo saber dónde vivía, la seguí.
¡Hasta ahora llegas! Mira la hora que es...
El señor Hamilton a esperado demasiado por esas Zetas...
No la reprenda tan duro, es solo una niña...
¿Niña? ¡Es toda una mujer!
Es verdad Mavita, usted y su esposo la han cuidado muy bien, talves llegó la hora de qué alguien más la cuide...
¿Quién va a cuidar de una chica como ella? Preguntó la anciana
Yo podría llevarla a mi casa y ella podría ser mi esclava...
¿Usted señor Hamilton haría ese sacrificio?
Por ayudarlos, claro que sí... Su sobrina es joven y podría serme útil de muchas formas...
La forma en cómo la miro al decir esas palabras me hizo sentir furia y asco, la quería como esclava...
Como su esclava de amor...
Al mirar a la bella chica, note que temblaba y pude sentir sus deseos de correr, me provocó ternura y me dije a mí mismo: ¡Yo te protegere!
Estaba haciendo un pacto con ella sin que supiera de mi existencia, debía alejarme y no involucrarme en vidas humanas, pero la veía tan triste y sola con la única compañía de un perro a sus pies.
Vendré por la chica mañana, le prepararé un lugar entre mi servidumbre...
Volviéndose a la muchacha levantó su rostro y aprovechando que estaba de espaldas a los dos ancianos le susurró: ¡Te disfrutaré al máximo!
La vi temblar y desee matar a ese hombre, mis sospechas resultaron ciertas, ese hombre le haría daño a la hermosa chica y lo haría apesar de que para conseguirlo tuviera que usar la violencia.
El sol se empezaba a ocultar en el cielo, yo debía volver a mi reino, se hacía tarde...
Pero mi alma se había pegado a esa muchacha de la que no conocía ni su nombre...
Rosalinda, yo seré tu dueño a partir de esta noche. Eso le dijo aquel miserable hombre
¡Rosalinda! Que nombre tan hermoso, justamente eso parece, una rosa muy hermosa, su piel se ve tan sedosa como los pétalos de las rosas y el color de sus labios son tan rojos como el color de una de ellas...
Era tan bella que una parte de mí podría excusar a aquel truan por querer usar cualquier truco para hacerse de ella.
Pero aúnque vi como pactaban la venta de la bella mujer, yo me propuse venir por ella y liberarla de ese patán.
Volví a mi reino, como Máximo mi sirviente personal lo imaginó, volví una horas después, atendí algunos asuntos pendientes y le dije a Máximo que estaba muy cansado y deseaba irme a descansar temprano.
Pediré que le traigan la cena su Alteza...
No tengo hambre Máximo; deseo descansar, no quiero que me molesten, ¡estoy muy cansado!
¡Como usted diga su majestad! Prepararé su habitación...
¡No es necesario! Estoy exhausto y lo único que deseo es estar sólo...
No quiero que nadie interrumpa mi descanso... ¿Está claro Máximo?
¡Clarísimo su Alteza!
Muy bien, nos veremos mañana Máximo...
¡Que descanse su Alteza!
Una vez dentro de mi habitación abrí un portal y llegué a su habitación.
Sus ojos se clavaron en mí, no vi temor, ni en ella ni en su perro.
¡Eres a quién vi en el bosque!
¿Me viste?
Sí, y creo que fuiste el responsable de la gran cantidad de Zetas. ¿Quién eres? O debería preguntar: ¿Qué eres? ¿Un ángel? Porque siento paz al sentirte cerca...
¿Quién eres?
Soy un amigo. Le respondí. Uno que viene a ayudarte...
¿Me sacaras de aquí?
Sí, solo toma mi mano...
Pensé que al extender mi mano ella se negaría a tomarla por temor, pero su perro me movía la cola y eso para ella fue suficiente razón para confiar.
Tomó mi mano y sin pensar en lo que hacía abrí un portal y entre con ella en él. En segundos estaba en una acogedora casa que yo había creado para ella.
¿Te gusta? Le pregunté
La casa es muy hermosa y tiene la mesa servida para dos...
Comida para mi perro y una cama grande y muy cómoda, la cocina está llena de frutas y verduras...
¿Todo esto es para mí?
Todo Rosalinda fue creado para ti, todo es tuyo...
De lo feliz que estaba hizo algo que me traspaso...
Ella no se dio cuenta de lo grande que había hecho y del calor que le hizo sentir a mi corazón.
Nunca había sentido algo así y esa sensación tan exquisita me llevo a buscar una más intensa.
La acerqué hacía mí y en segundos me estaba bebiendo su miel y volviéndome adicto al sabor de su boca.
Correspondía con tal dulzura e intensidad que yo me rendía ante sus besos, esa locura se llevaba mi razón y me dejaba en su lugar las ganas de embriagarme de sus caricias y enloquecer con sus besos.
Estaba viviendo lo prohibido y deseando disfrutarlo hasta sus últimas consecuencias.
Beso a beso me hallé deseando más y más de su calor y cuando ya no pude más con lo que me hacía sentir, con un movimiento de mi mano nos hallamos desnudos y en la cama.
Ame a esa mujer humana como no debía hacerlo...
Pero no pude resistir tantos deseos y al hallarme dentro de ella, no hubo duda en mí de qué esa hermosa virgen sería mi mujer por siempre.
La estaba amando intensamente y se suponía que eso no debería pasar entre los dos, éramos de dos mundos diferentes, ella era humana y yo pertenecía a otro reino.
Esa bella mujer y yo no podíamos estar juntos y lo que acababa de pasar entre nosotros había sido un error.
Podía entenderlo en mi cabeza, pero mi corazón se negaba a entender esa realidad.
Estar dentro de ella me llenaba de una fuerza que jamás había sentido, algo que me invadía de la cabeza hasta los pies.
Era un amor tan exquisito que no quería separarme de su piel, no deseaba dejar de sentir sus besos y mucho menos dejar de sentir sus manos acariciar mi piel.
Me reprochaba dentro de mí haber intervenido en su vida y arrancarla de su posible futuro; ¿Pero que más podía haber hecho para ayudarla?
¡Iban a venderla! A esas personas infames no les importaba ver su temor y observar como temblaba su cuerpo, se veían más interesadas en lo que les pagaría aquel infame hombre por la bella muchacha.
Sé que como rey lo que estoy haciendo es una traición a mi pueblo, se espera de mí que contraiga matrimonio en algún momento para alcanzar la paz o una unión con otro reino...
Ese es mi deber y probablemente sea mi destino...
Pero Rosalinda ha llenado mi ser de luz y me siento volar en sus brazos y desear quedarme a su lado para siempre.
Puedo sentir como me pide amor y sus ojos verdes se vuelven un hermoso y profundo lago en el que me pierdo al mirarme en ellos...
Ella es un bello cielo que me envuelve en su universo...
Me estoy perdiendo mientras la amo; ¿Que puedo hacer? Sí amandola me siento más vivo de lo que imaginé poder sentirme alguna vez.
Rosalinda hermosa mujer, me has cautivado de tal manera que no puedo pensar con claridad, en mi cabeza solo caben tus ojos y tus labios...
En mis manos las ansias de tocarte y el calor de tu cuerpo...
Rosalinda, quisiera darte mi vida...
¡Pero no puedo.! Le dije mientras mis manos acariciaban su hermoso rostro
No te he pedido nada, ni tampoco he preguntado tu nombre, me has dado la libertad que deseaba y que nunca pensé tener; sólo puedo agradecerte lo que has hecho por mí...
Aquí estaré segura lo sé y todo gracias a ti...
Hermosa Rosalinda, como quisiera llevarte conmigo y vivir para ti...
No sé de dónde vienes, pero sé que tu corazón es de oro puro por lo que has hecho por mí, gracias por esta casa, gracias por alejarme de ellos y de una vida de esclavitud...
¡Si pudiera te daría más! Pero te prometo que en tu puerta siempre habrá todo lo que necesites y aúnque no pueda volver...
Nunca esta tierra dejará de darte su fruto y de darte el alimento y ni tu comida ni tu vestido faltará para ti...
Gracias por ayudarme y por ser tan bueno conmigo, yo te ofrezco como compensación, que cada vez que lo desees puedes venir a mí y amarme...
¡No me ofrezcan eso Rosalinda! ¡No te ates con tus palabras a mí!
Ya estoy atada a ti; aunque no lo quieras, te pertenezco...
Rosalinda eres dueña de tu vida, no te ates a la vida de un hombre que no podrá ser para ti...
Estás en mis adentros y tu calor llenó de mariposas mi vientre y fui mujer...
Felizmente tu mujer y lo seré por siempre, toda tuya; ¡por siempre tu mujer!
Puedes venir a mí cuando lo quieras o no hacerlo si lo deseas, pero yo siempre seré para ti...
Oh Rosalinda; amada mujer, pones en mis manos un preciado regalo al que no puedo acceder...
Mi hermosa mujer, voy a morir cada vez que enloquezca por venir a ti.
Voy a morir al desearte y no poder amarte Rosalinda.
No me entregues un regalo tan grande que voy a sufrir al saberlo mío y no poder poseerlo...
Sabía que debía salir de ella y huir de la miel de su amor o no podría tener el valor de dejarla.
La besé profundamente y el sabor de su boca me envolvió.
Me vi en segundos profundizando nuestros besos hasta que las olas se adueñaron de nuestros cuerpo y el mar del amor nos cubrió de nuevo.
El calor de su amor se me metió tan dentro que de nuestra unión salió luz, la vi iluminar su vientre e infundirme un placer infinito.
Chocaban nuestro cuerpos como olas en un risco, intensas y fuertes rompiendo el silencio y pidiendo volver...
Entre más intenso el golpe en las rocas más altas eran las olas, de esa manera se sentía nuestro amor.
Cuando mi río se derramando en sus adentros como torrentes, una luz salió de en medio de nuestros cuerpos y se dividió en dos.
Una luz rosa tan hermosa como la más bella flor, y una intensa luz azul que se asemejaba ha haberle robado un trozo al cielo fulgurante de una mañana.
Esas luces chocaron en las paredes de la habitación y volvieron a entrar en el vientre de mi mujer.
Esa increíble señal yo la tomé como algo que debió pasar por amar tan intensamente a una mujer humana.
En todas mis generaciones ningún rey había cruzado el portal y se había involucrado con un mujer humana.
Yo había cruzado la línea de lo prohibido de la forma más profunda y no sólo había amado a una mujer humana, sino que sentía haberle entregado todo mi corazón.
Después de amarnos yo debía irme, no le prometí que volvería, aunque dentro de mí deseaba hacerle miles de promesas.
Me marché herido en lo más profundo de mi ser, mi enemigo había sido el amor y su flecha había destrozado mi corazón.
Mientras yo llegaba a mi habitación por el mismo portal por dónde me marché y lo cerraba con dolor, pensando que probablemente no volvería a ver a Rosalinda y no volvería a amarla otra vez.
Me quedé sentado en mi cama deseando no ser rey y poder estar con la mujer que amé.
Rosalinda lloraba en su cama, oliendo el perfume del hombre que la había amado tan intensamente, su corazón agradecía su libertad pero le dolía a la vez haber quedado pegada a él.
Al llegar la mañana aquel hombre ansioso llegó por Rosalinda a la casa de sus supuestos tíos.
Buenos días señores, vine muy temprano porque tengo mucho que hacer el día de hoy...
¡Llamen a la muchacha que no tengo tiempo que perder!
El hombre no había podido dormir al imaginarse ser el dueño de Rosalinda.
No planeaba llevársela a su casa ni convertirla en esclava al servicio de su casa o de su esposa, tenía otros planes para la bella Rosalinda.
Se convertiría en su esclava de amor, le daría una casa a la que él vendría a su antojo y la tomaría tantas veces como quisiera, por eso había llegado tan temprano esa mañana, porque ya no aguantaba las ganas de poseerla como mujer.
Pero los tíos de la muchacha no la encontraron en su habitación, la chica no estaba en su cama, en su lugar había una maleta con mucho dinero y una nota que decía: Compro mi libertad.
Esa nota la escribió el rey copiando la letra de Rosalinda y el dinero lo puso él mismo para que esas personas no buscaran a Rosalinda y la dejaran tranquila seguir su vida.
Salieron fingiendo sorpresa por la ausencia de la muchacha.
¿Cómo qué no está? ¿A dónde pudo haber ido? ¿Cómo pudieron perder de vista a la hija del rey?
Ella es ilegítima y por eso se la entregaron a ustedes, ¿creen que no sé que le mintieron diciéndole que era la hija del heredero a la corona?
¡No pueden olvidar que Rosalinda es la hija del rey y de la hermana de su esposa!
¡Esa muchacha es de sangre real! y la esposa del hijo del rey no le ha dado hijos aún, si algo le pasara al príncipe ella podría ser la heredera al trono...
¡Eso nunca! El rey no puede reconocer ante el pueblo que engañó a la reina con su propia hermana...
El secreto de su hija fue bien guardado...
Y que haya desaparecido no importa; ella no tiene idea de quién es realmente su padre...
Por eso no nos interesa si se fue, ¡ya nos pagaron! Y lo que haga esa niña tonta, ¡No nos importa!
Y no finga que le interesa el rey o si Rosalinda es la hija de la mujer que ama el rey Darío, a Rosalinda la escondieron con nosotros para no matarla, y nadie sabe de su existencia.
¡Nosotros ya cumplimos!
Ahora lo que haga con su vida, no nos interesa...
Así qué no venga a fingir que le importa Rosalinda, lo único que a usted le importa es que ella se fue y lo dejó con las ganas.
Muy molesto el hombre se marchó en su carruaje tal como lo dijeron los ancianos, con las mismas ganas que había llegado a buscar a Rosalinda.
El rey Darío nunca se enteró de lo que había pasado con su hija, ni la hermana de su esposa a quien el rey amaba realmente tampoco supo que pasó con su hija, les mintieron a los dos y por eso no se habían enterado realmente de lo que había pasado con la niña.
A los dos se les dijo que la bebé había muerto al nacer.
Se la entregaron a una pareja en el campo y les dieron mucho dinero por su silencio y hicieron pasar otra niña por su hija muerta.
Rosalinda nunca debía enterarse que ella era la hija del rey y no del príncipe Gerald.
Mientras la heredera ilegítima dormía después de ser amada por un rey sin saberlo.
El rey de Zouqibia sentía su corazón completamente dividido.
Amaba a su pueblo y por su reino se había enfrentado a la muerte muchas veces.
Pero había conocido un amor en aquella preciosa mujer que le hacía sentir deseos de entregarle la vida.
Dos corazones de dos reinos distintos estaban unidos por un lazo sin saber, habían sido unidos por un destino que tenía planes para ellos sin que ninguno de los dos supiera cuál sería su destino.
Se habían conocido sin esperarlo y en medio de un sentimiento que nació al verse, se sintieron atraídos como dos imanes y al amarse no solo se unieron dos cuerpos sino que sus corazones quedaron anclados en la ribera del amor.
En su Palacio el rey Anjegor sufría una herida muy profunda y cerraba el portal por dónde salió después de amar a Rosalinda.
Mientras la joven mujer se adaptaba a su nueva vida en un lugar lejano a donde creció y era cuidada por dos mujeres que el rey Anjegor había enviado a su puerta.
Dos mujeres, madre e hija que necesitaban de abrigo y protección. Almas generosas que se encargarían de ser la compañía que Rosalinda necesitaba.
Serían su familia y su apoyo, algo de lo que había carecido la bella muchacha.
Durante semanas el rey Anjegor, entraba a su habitación y cerrando la puerta abría un pequeño portal para ver a Rosalinda, cada día lucía más hermosa y podía sentír como su amor lo llamaba.
Desea no tener tantas ansias de amarla otra vez y de poder tener las fuerzas que necesitaba para olvidar el precioso momento que vivió con ella.
Pero no podía...
Se desesperaba por verla y aquella sensación se estaba volviendo en su alma una necesidad imperante.
Angegor luchaba todos los días con sus deseos de no traicionar a su pueblo deseando estar con una humana, pero una noche su corazón lo traicionó terriblemente.
Rosalinda podía sentír que la miraban, sentía su presencia y Anjegor lo comprendió al verla levantar su mano en el aire como si tomara su mano que estaba extendida hacía ella.
Al ver su mano Anjegor tan cerca de la suya, quiso tomar la de Rosalinda y sentirla. De pronto un enorme rayo de luz lo hizo cerrar sus ojos y sintió que lo atravesó por completo, al abrir de nuevo sus ojos estaba ante Rosalinda y sus manos estaban unidas en una sola.
Los ojos verdes más hermosos que había visto en mi vida se adueñaban de mi mente y no podía dejar de mirarlos, nuestras manos estaban unidas como cadenas de amor y parecían haber nacido para estar juntas.
Tenía tanto miedo al tenerla tan cerca de mí, la había contemplado todas las noches desde un pequeño portal que abría en un rincón en mi habitación.
Cada día me prometía a mi mismo olvidarla y era traicionado por mis propios deseos de verla, cada noche solo podía dormir si mis ojos la miraban, mi corazón podía descansar tranquilo si antes de dormir la veía sonreír...
Ahora que la tenía frente mí y podía ver en su mirada que estaba feliz de verme y en sus labios dibujarse una sonrisa, mis ojos se clavaban en su boca deseando sus labios con tal intensidad que sentía que mi corazón salía de mi pecho y se metía en el pecho de Rosalinda fundiendose con su corazón en un fuerte abrazo.
Rosalinda... ¡No debo estar aquí!
Lo entiendo; sólo regáleme un beso y prometo cerrar mis ojos para no verte partir...
No me pidas que te bese Rosalinda; ¡Que me muero por comerte a besos!
Entonces... Cerrare mis ojos para que te vayas...
La sentí soltar mis manos y alejarse de mí, la vi cerrar sus ojos para no verme partir...
Pero mis ojos seguían clavados en su boca, deseaba fundir mis labios con los suyos en un beso...
Con dolor me aleje de ella y tomé valor para pasar por el portal, la podía ver con sus ojos cerrados aún y se veía tan bella y tan dulce parada al otro lado del portal con un aura de inocencia.
¡Cierra el portal Anjegor! ¡Cierralo! Me decía a mi mismo.
De pronto la vi morder sus labios y me dije: ¡No puedo! No...
¡Matenme! ¡Venga sobre mí lo que venga, pero tengo que amarla!
Cerrando el portal del lado de mi tierra entré a su habitación de nuevo y bebiendo de sus labios el amor enloqueci pidiéndole: Rosalinda, ¡Déjame amarte! ¡Mi amor déjame ser tuyo que me voy a morir si no me amas!
¡Te necesito Rosalinda, te necesito demasiado!
Sus manos entraron suavemente en su viaje por mi cuerpo y yo ya no quise estar en otro lugar.
La culpa desapareció de mi mente y de mi alma el temor y lo único en que podía pensar era en la suavidad de su piel que recorría con mis manos.
¡Quiero perderme en ti; mi amor mi Rosalinda, amame hasta la locura y enloquece todos mis sentidos mi amor...
¡Te necesito Rosalinda, mi amor he sufrido todos estos días lejos de ti, tu recuerdo me ha perseguido de día y de noche y no podía dormir por las noches sin mirarte!
¿Podría saber cómo te llamas? Deseo amarte pronunciando tu nombre...
¡Anjegor! Ese es mi nombre...
Anjegor... ¡Eres mío, como yo soy completamente tuya!
Oh mi amor, mi Rosalinda...
Me entregué al amor sin tiempo ni espacio, el único lugar en mi mente estaba en su piel y el mar más profundo me inundaba con sus olas...
Me moría de amor en sus adentros y ella me poseía por completo...
Oh Rosalinda... ¡Ya no podré vivir sin ti!
Le decía mientras me derramaba en sus adentros hasta que mi mar invadió todo su interior por completo...
Podía verla moverse bajo mi cuerpo como una suave hoja que cae de un árbol muy alto, una hermosa hoja que era movida por el viento y al sentirla enloquecia de amor por la belleza y la ternura de esa mujer.
Ella se convertía en una fuerte tormenta que mojaba mi alma con su intensidad, me encantaba sentirme mojado en sus aguas, nadaba en la profundidad de sus besos y no deseaba salir de su mar.
Rosalinda mi amor; ¡Te pertenezco!
Había quedado pegado a ella como su esclavo y su fiel servidor.
Pero por más que yo deseaba quedarme a su lado, debía volver a mi habitación, así que después de muchos besos y de acariciar su cabello y su hermoso rostro le dije: Debo irme mi amor, pero ésta vez no te diré adiós, te prometo volver...
Vendré a ti cada noche, sea solo por uno de tus besos o porque me muero por amarte...
Pero vendré a ti Rosalinda, porque ya nunca más podré vivir sin ti...
Solo hay una cosa mi amor que quiero preguntarte antes de irme: ¿Cómo supiste que te veía? ¿Cómo pudiste sentirme?
Tomando mi mano Rosalinda la puso en su vientre y un calor tan tierno inundó mi mano y lo comprendí todo...
¡Tú y yo estamos unidos para siempre mi amor!
¡Así es mi amor, estamos unidos por siempre Anjegor!
Me di cuenta de que me había convertido en padre con una mujer humana al poner mi mano en su vientre; Rosalinda y yo seríamos padres...
Eso nunca había pasado en nuestros mundos, un rey de un mundo paralelo nunca había dormido con una mujer humana y mucho menos había concebido hijos de una mujer del reino de los humanos.
Había atravesado la línea de lo prohibido de la forma más profunda que un ser de Zouqibia podía hacerlo y había traicionado a mi pueblo al concebir hijos con una mujer de otro mundo.
¿Pero que podía hacer? Cuando salí de mi reino no vine a buscar aventura o me propuse a mi mismo enamorarme de una mujer humana...
Mi corazón la eligió a ella y la amé y la amo más que a mi propia vida...
Ahora soy el padre de sus hijos, y digo hijos porque acabo de comprender que esos rayos de luz que salieron a la hora de amarnos aquella vez, eran la señal de dos vidas que se habían sembrado en el campo fértil de su vientre.
No podíamos evitar la vida, solo darles abrigo en nuestros corazones.
Mi amor prohibido sería mi secreto, y junto a ella formaría mi hogar, aunque nunca nadie se enterara de que el rey de Zouqibia ya tenía preso su corazón de por vida.
Me marché de su cálida cama dejando a mi mujer dormida como un ángel, su rostro de niña y su candor de mujer me envolvían en una ternura indescriptible.
Amaba tanto a esa mujer que por ella esconderia mi corazón en un domo de acero sólido, para ocultar mi mayor tesoro, mi amor por Rosalinda y por nuestros hijos
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