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Te Pertenezco

Parte 0

"Para Becca.

La primera vez que supe de ti, me alegré, supe que ahora estaba completa. Siempre quise tener una niña, no digo que no ame a tus hermanos, ese par es algo especial; sin embargo, una pequeña que fuera la luz de mis ojos, que al final ella me contará todo lo que sucedía sobre ella.

Tus hermanos son iguales a tu padre, un hombre serio y frío, que solo pocos pueden llegar a conocer detrás de ese armamento que siempre mantiene cuando alguien se acerca. Mi niña, nunca creas que no eres amada por esos hombres, eres la luz de ellos.

Incluso ahora mientras te escribo esta carta ellos están pegados a mí, acariciando mi vientre donde estás. Lo que ellos no saben es que solo una de nosotros puede existir, desde el principio me habían dicho que si llega a tener otro hijo sería de alto riesgo. Espere 12 años para que llegarás.

Si tu padre lo supiera me diría que te abortará, pero yo creo que tú lo vales más que yo, yo viví mucho... Viví de una manera plena y llena de vida, tanto que no creo que haga falta seguir, es mi turno de ceder el amor que siempre me dieron mis hombres otorgártelo a ti, mi pequeña.

Soy egoísta, lo sé. Pero, no me importa lo que digan, mis hijos son prioridad, tus hermanos van a estar solos, sin embargo, ¿crees que será mucha falta?, después de todo ellos han sido muy independientes desde que tengo uso de razón, más que todo recuerdo levemente que la única que pidieron ayuda eran unos bebés, que no sabían cambiar pañales siempre decían "Yo puedo, yo puedo", tan competitivos entre ellos que sacaban lo mejor de ambas partes.

Tu padre siempre los regañaba cuando corrían por toda la mansión, muchas veces sin ropa interior, ¿Qué te puedo decir?, era un poco enferma para seguirlos a mano propia. Cuando los di a luz estuve en cama durante ocho meses para que mi cuerpo mejorará, por esa razón, nadie quería que volviera a tener hijo, por eso tu papá me dijo que me operará. ¡Lo hice!, aunque no quería, al final llegaste tu a mi vida, mi adorable bebé.

Miller es un amigo muy querido de parte de tus hermanos, es un poco serio, y tosco con todos a su alrededor, aunque siempre me lleva dulces cuando viene después de su instituto, van a esa escuela toda creída, ¿Qué le ven de bueno?, nunca le vi sentido a ese lugar, sin embargo, tu padre me discutía siempre con "Es la mejor escuela", espero vayas a esa escuela, con la condición de que ¡Se una revolucionará!, haz comer esos niños ricos de sus zapatos, quiero que seas la más inteligente, la atlética, la instruida en cada ámbito. Se mejor que tus hermanos, pero no tengas miedo si eres mala en algo. errar es de humanos.

No tengas miedo por tu cuerpo, no creas que por tener piernas de pollo eres menos que alguien, o porque eres más alta que el promedio de niñas, nadie te va a mirar, habrá una persona que te va amar tal y como eres... Sin embargo, primero debes amarte a ti. Habrá alguien que te haga animar a seguir las locuras que te van a caracterizar, ¡Síguelo!, así como yo lo haré desde el cielo, donde te voy apoyar en primera fila.

Mi amada niña... No podré estar contigo, pero te ame, te amo y te amaré por toda la eternidad.

Con amor, tu mamá"

Parte 1

Becca

Cinco años de edad, mi cumpleaños. Era un gran día, ¿no?, todos mis compañeros dicen que es algo bueno porque estás cumpliendo entonces eres el centro de atención, juguetes, muñecas, vestidos, todo... ¿Yo?, yo tenía dos hermanos con un padre que me miraban llenos de odio.

Resentidos contra mí, era el aniversario de muerte de mi madre. Cuando escucho sobre ellos, lo único que hablan es el gran parecido de ambas, siempre mencionando que somos hermosas y de buen corazón. ¿Eso me haría tener el amor de mis padres?, mis ojos se llenan de lágrimas al ver que mi padre y mis hermanos no me dijeron feliz cumpleaños.

Lloré... Lloré toda esa noche, tanto que mi cuerpo tan pequeño no pudo soportar ese dolor que solo me quedé con fiebre ese día. Mi papá era un empresario conocido, siempre se esforzaba, estando ocupado continuamente, los empleados de la mansión dicen que siempre fue amable con mi mamá, que la amaba demasiado, y que incluso ahora lo sigue haciendo.

—Papá —Me acercó a él, quería pedirle algo para festejar con mis amigos. Jalé levemente su pantalón para llamar su atención, moviendo de forma brusca me hizo caer sobre mis nalgas, sentí muchas ganas de llorar. Sin embargo, al recibir la mirada de asco de mi padre me hizo temblar y baje la cabeza, para levantarme e irme a mi habitación.

Tal vez por eso era la más joven de mi jardín, un montón de niños un poco mayor que yo, ¿Por qué?

Al cumplir siete años, mis compañeros me dieron una pequeña torta que mi maestra también ayudo, pero no recibí nada de mi familia. En el colegio decían que la familia era lo más importante por esa razón debías decirle te amo.

—Los amo mucho —Fue lo que dije a la hora de la cena, donde todos estaban reunidos. Esta vez fueron mis hermanos quienes me miraron con cara de asco, y la mirada de mi padre...Tan fría, me recordaba a la noche.

—No digas estupideces —Menciona uno de mis hermanos mayores, eran iguales, decían que era gemelos. Ellos eran más grandes que yo, según todos, yo nací cuando ellos cumplieron los 13 años. Regularmente siempre estaban con papá o con un montón de papeles para poder estudiar.

Ese día, recibí unas flores, unas flores muy bonitas. Amarillo... Un delicado color, la profesora decía que era una flor que a todos les gustaba, ella una vez lo dibujo, cuando me acerqué a ella, sonreí... Había sido uno de mis hermanos, o mi padre. ¿Cierto?, estaba satisfecha.

Al día siguiente mi piel había salido un gran sarpullido, me rascaba mi cuerpo y me dolía. Me tuvieron que llevar al hospital para ayudarme a mejorar eso.

—Feliz cumpleaños, Koalita —Giro a ver al mejor amigo de mis hermanos, era la persona más amable del mundo, siempre se acordaba de mí.

—Mimi —Pone sus ojos en blanco.

—No puedo creer que me sigas llamando de esa forma.

—Me agrada, me hace recordar que eres amable por dentro —Suelto sin pensarlo mucho.

—Bueno, es una buena forma de decirlo —Él se levanta de la silla del hospital, y me da un beso en la frente —¿Esos neandertales no vinieron? —Les decía a mis hermanos de esa forma, no sabía por qué.

—No, pero ellos me dieron unas dulces flores por mi cumpleaños. ¡Se acordaron! —Le doy una dulce sonrisa, estaba feliz. Él me mira y acaricia mi cabeza, asintiendo.

—Tal vez.

Ese día no lo volvía ver, fueron días después que alguno de los empleados mencionó la pelea que tuvo Miller con mis hermanos y mi padre. Dejando que nunca volviera, por primera vez salí donde mi padre para rogarle que dejará volver al castaño oscuro, rogando que lo dejaran volver, el ojiazul siempre había sido una gran persona, no podía permitir que se fuera de esa forma.

—¿Qué necesidad tienes de tenerlo a tu lado?, no sirve para nada —La mirada fría de mi papá, me hace temblar, bajó mi cabeza. El rostro de burla de mis hermanos me hace temblar.

Incluso ahora que acabo de cumplir 14 años siento como mi cuerpo tiembla por esos recuerdos tan horribles de mi infancia. Estúpidos, malditos... No podía odiarlos, después de todo eran mi familia, la primera patada de la dan ellos, y la mía había sido durante toda mi vida.

No tenía amigos, me había aislado a tal punto de no querer ningún contacto humano con otros individuos, solo me dedicaba a mis estudios, y quedarme leyendo hasta que tenía la oportunidad. Quería salir de mi casa lo más rápido posible, pero la vida es jodida mierda y nunca te da lo que quieres.

Salía rumbo a mi instinto, tenía que agarrar el bus sola. Muchos piensan "Es lo más seguro del mundo", mi familia era rica, sí... Pero, si fuera tan rica no me hubieran metido en un colegio del gobierno, no estaría yendo en transporte público; supe hace unos años que yo no era nada para ellos, aún más que solo era desconocida que tenían que cuidar por obligación.

Suspire, al menos Miller había tenido un final feliz. La única condición que habíamos tenido era que nunca nos volveríamos a cruzar, no tendría contacto conmigo, era algo bueno, después de todo podía verlo a los lejos. Era algo que era cruel, pero justo para todos, después de todo, se mostraba la autoridad de mi papá junto a mis hermanos.

¿Qué hacían ese par?, Mathias y Mathew, agradables. Hasta cierto punto, de una manera un poco cruel. Eran hombres que siempre estaban en una revista, uno era publicista, el otro era el subdirector de la empresa de papá. Trágica historia, ¿por qué?, mis compañeras de curso siempre preguntaban por ellos, decían que teníamos apellidos similares. Nunca había estado en los medios, a diferencia de ellos. Los pocos que me conocían, habían sido callados para que nunca hablaran de mí, por esa razón decían el parecido.

Aun sumando la trágica historia de mi madre. Oh dulce mamá, te veo en fotos y veo nuestro parecido, nuestro rostro es el mismo, en todos somos iguales... La única diferencia es que tuviste el amor de ese trío de hombres, mientras que yo recibo solo odio.

Me estiré mientras esperaba el bus en la parada, tenía un poco de sueño, después de todo tenía que madrugar bastante para llegar a tiempo. Un carro pasó, y pude distinguir a mi hermano el publicista, Mathias. Sabía que estaba aquí, pero me daba igual, había perdido el sentido de querer algo de ellos; tenía una buena libertad.

—¿Te vas a quedar aquí? —La voz de alguien conocido me hace saltar del susto, cuando me fijo en quien es, me hace recordar muchas cosas.

—Gracias, Petrov —Digo mirándolo, el bus se estaba acercando —Pero, ya estoy acostumbrada —De esa forma subo al transporte público, para hacerlo con todo el ánimo que tengo.

Que día tan bello, olvidando el hecho que los fantasmas vuelven, todo estaba de maravilla, no importaba que tan malo fuera con él. Ciertas cosas estaban enterradas, y no me importaba nada más, solo quería olvidar todo por un segundo, así quede sumida en una linda imaginación que me podía llevar con mi familia, lindo y tierno pensamiento de una niña.

Cuando salí de esa tonta fantasía me encontré en la puerta de mi instinto, entonces bajé a tiempo para no llegar tarde. Me estiré cuando pude llegar al lugar, estirándome para entrar con todo el ánimo del mundo. Pensando en las próximas materias que vería hoy, y si había hecho todo a tiempo.

Sentirse solo es algo, pero estarlo es aún peor. De esa forma solo respire hondo para el lugar más terrorífico de todos, un salón de clases. Sería extraño que no lo fuera, en ese lugar se forma mujeres y hombre que juzgan todo lo que haces, lo que llevas vestido, con cuantos te has acostado, porque debía ser realista, ser un año menor que todos era algo tan pequeño en la línea de limite, y al mismo tiempo algo que significa una puta tortura que solo te dejaba fuera de base.

Muchos cuchicheos a mi alrededor, esas lindas voces diciendo "Ya llegó", la rara del salón, la que tiene el apellido de los más ricos de la ciudad, pero está aquí, en un colegio estatal, porque no sirve para nada o simplemente es una bastarda. No estaba tan mal los chismes, la cosa era que mi familia no me quería porque asesine a mi madre. Irónico, ¿no?, nunca decidí nacer, yo no quería hacerlo.

—Rebbeca Smith, se necesita en la oficina del directo —¿Qué hora era?, ¿por qué estaba siendo llamada?, solamente suspiré para irme, sin embargo, el profesor que me estaba llamando para llevarme me dijo que recogiera todo; simplemente le hice caso. No me dijeron mucho, solo me llevaron a fuera, donde uno de los empleados de mis hermanos estaba, su rostro serio para abrirme la puerta del lujoso auto, ¿ahora que chismes iban a salir?, solamente entre para salir rápido de esta situación.

Me estaban llevando a uno de los mejores hospitales. Las noticias siempre hablaban de este lujoso lugar, solo los que tienen el dinero pueden permanecer en este lugar. ¿Alguno había muerto?, sentí una punzada en mi corazón al imaginar algo tan cruel, aunque no estaba huyendo de la realidad.

El hombre que había conducido hasta aquí, me estaba llevando a la habitación, yo no era muy alta, pero con este montón de persona me estaba viendo el doble. Al llegar a la habitación me encontré con mi padre y un montón de tubos, mis hermanos estaban pendiente de él, el doctor hablaba.

—Se encuentra en estado crítico, no sabemos cuándo va a despertar. Por eso creemos que lo mejor es desconectarlo —Les decían a mis hermanos, ¿Se iba a morir?, mire al hombre que tuvo que ver con darme la vida. ¿Qué debía sentir?, ¿Estaba segura de sentir odio?, ¿Amor?, ¿Qué era el amor?, una mierda cuando no es mutuo, en mi caso... Siempre estuve rogando por él, y nunca me lo dieron —Es decisión de ustedes —Me senté un sofá de la zona VIP, me recordaba a cuando estuve en el hospital, una habitación como si no tuviera salud, no tenía nada.

La gente del hospital salió, solo quedaron los empleados de mis hermanos y mi padre. Mathias y Matthew hablaban entre ellos, ¿yo?, los ignoraba mientras veía el cuerpo del esposo de mi madre.

—¿Tu qué opinas? —Todos se giraron a verme, no tenía ninguna expresión. No respondí, esta vez fue Matthew quien me habló mientras se acerca.

—¿no dirás nada? —Me sacudió por los hombres, sentí como mi cuerpo se movía de una manera violenta que solo me hizo cerrar los ojos por la fuerza tan bruta que tenía este hombre.

—¿Qué quieres que responda? —Es lo primero que dice que mi boca sin pensarlo mucho, la cara de horror que ponen todos me hace soltar una carcajada, me estaba volviendo loca, pero no podía parar con que los mismos idiotas que me ignoraron toda mi maldita vida me estaban preguntando por la vida de alguien que me odia, ¿no debía devolverle de la misma forma? —¿Quieren que diga que lo dejen vivir?, ¿Qué esperen un puto milagro de Dios?, ¿Quieren eso?, ¿Qué yo tenga fe?, dejen de ser tan ilusos —Suelto una carcajada mientras llevo mi cabello hacia atrás, con mucha rabia dentro de mí —¿Por qué no le dicen a esos empleados que están aquí como me trataban?, por su rostro de horror me hace enfadar, ¿tengo la culpa de ser tratada durante mis 14 años de vida como basura?

—Becca... —Mathias se trata de acercar para calmarme, sin embargo, lo esquivo y lo miro seria.

—No te acerques, no el mismo hombre que hoy en la mañana a las 6 am paso por donde yo tomaba el bus para el colegio, y no me dijo un leve "Te llevo", no... Ustedes no saben nada de mí, así como yo de ustedes —Señalo el cuerpo del que se supone es mi padre —¡Déjenlo morir!, Quiero que se pudra en el infierno, así como ustedes, ¡Los odio!, Los odio! —Siento como alguien me eleva del suelo y me cubre los ojos, el olor del perfume me hace saber quién es, y mis lágrimas chocan con su mano, sin saber que estaba llorando.

—Respira profundo, Koalita, respira —La ira que tenía contenida me hizo llorar más fuerte mientras apretaba con fuerza la mano que cubría mi rostro, mientras que la otra me cargaba como si fuera una niña pequeña.

Parte 2

Becca

Mis hermanos habían cambiado, a tal punto que me estaban cuidando más de la cuenta, para alguien que está acostumbrado sería bonito, divino, maravilloso. ¿Para mí?, es una mierda, ¿creen que con eso me van a ganar?, son 14 años de mucha ignorancia, y eso es lo que más me mata, el día que reaccionó de la peor forma, ellos de un momento a otro cambian, ¿Por qué?

—Becca, ¿no necesitas que te llevemos? —Fue el primer día del coma de la cabeza de familia Smith, mi padre fue declarado en coma hasta tiempo indefinido. Es donde mis hermanos ven lo poco que puede durar la vida de una persona y la locura de otros.

—No —Respondo seca para salir de la casa, tenía que estudiar, estaba siendo muy raro que saliera de esa forma ese día.

—Pero, ¿no necesitas que te llevemos?, ¿no es peligroso? —Giro a mirar al tonto que habló.

—Sí, bastante, a decir verdad, me ha tocado pervertidos que se sacan su pene para tocarse. Sí, es una puta mierda cuando sucede eso. Pero, no tengo a nadie quien me proteja, ¿Qué puedo hacer?, ¿esperar mi príncipe azul?, eso no existe, ustedes me lo han mostrado —Y vuelvo mi camino hacia el bus, suspirando... Había sido el día de ayer un día bastante loco, aún más la escena que protagonice junto a Miller.

Me preguntaba cómo había sido capaz conmigo, yo no era alguien delgada, era más bien un poco gorda, entonces no podía comprender como me había alzado de esa forma. Cubriendo los ojos para llorar de esa forma tan desesperada, me gustaba que fuera de esa manera, aunque al mismo tiempo era algo cursi, ¿Qué suponía que hiciera?, ¿Parar de llorar?, claro que no, ¡Necesitaba soltar esas lágrimas!, en parte porque no podía agarrar a los hombres Smith y darle un golpe para que dejarán de joder.

Suspire para agarrar el aire que necesitaba el día de hoy, una escuela pública, ¿Qué diferencia una pública de una privada?, la capacidad de estudio, y las personas... Aunque no tanto, tengo un fuerte pensamiento "El que quiere estudiar, sale adelante, aunque estudie en el peor lugar", con ese credo estudiaba mucho, aunque procrastinaba bastante con mi celular, ¿hablando con alguien?, ¡No!, ¡Jugando!, me gustaba esa adrenalina, y me enojaba cinco minutos cuando perdía, para volver a intentarlo y tratar de ganar esa ronda.

Al llegar al salón, el grupo popular y el rarito estaban diciendo un montón de cosas. En cierta parte uno cree que eso no existe en el mundo real, que es puro fake, la cosa es que sí existe, simplemente que no lo analizamos demasiado porque las personas que de verdad piensan sobre eso están sumergidas en una lectura o en juego, en mi caso. Ahora, escuchaba como ambas partes se decían cosas feas.

—No eres mejor que yo, simplemente eres más puta —Suspire, tenemos 14 años, en los tiempos atrás no se hablaba de esto, ¡Se jugaba con barbie!, ahora es "¿Quién es más raro?" o "¿Quién es la promiscua?", soy demasiado joven para estás pendejadas, aún más soy demasiado joven para muchas cosas, para la muerte de mi madre, para el trato de mis tontos hermanos, ¿no puedo tener una familia mejor?

—Al menos no soy una rarita —Suspiro, me había cansado de esos insultos, giro hacia ellas.

—Tu eres una promiscua que piensa que lo único que importa es el sexo, ¡adivina!, aunque subas en un futuro a puntas de darle orales a tu jefe, nadie te va a querer, y cuando seas lo bastante vieja, se cansará y te va abandonar por alguien más joven —Giro a ver a la otra —¿Tu?, bueno, eres extraña por cómo te maquillas y te vistes, ¿eso te hace especial?, no, yo veo que respiras normal, que tienes los mismo órganos que nosotros, por buena o mala suerte estás en nuestra vida, ¿Qué quieres que te diga?, ¿Qué eres genial? —Niego con mi cabeza —Es lo mismo que con la otra, al final todos crecemos y vamos a madurar de una manera cruel que vamos a querer nunca nacer —El sonido del timbre suena dejando a las dos con las palabras en la boca, me giro para esperar a la profesora, yo no era de hablar, no me llevó bien con casi nadie, entonces no me importaba. Ya había explotado con mi familia, ¿Por qué no hacerlo aquí?

Un día de forma cotidiano paso, un poco aburrido, más que todo en la clase de lengua, ¿Qué necesidad se tiene de repetir lo mismo?, el inglés no era mi fuerte, pero me esforzaba el doble para sacar buenas notas. Después de todo, necesitaba buenas notas para sacar adelante una buena beca para vivir sola.

El turno de deportes, ¡No era un fracaso!, pero tampoco era la mejor. Me podía defender en basquetbol, fútbol me gustaba ser arquera, podía sentir mejor la adrenalina en ese lugar, en voleibol, había hecho un año o dos un entrenamiento que por cosas de la vida me tuve que salir. Recuerdo bastante ese momento, otro pervertido en el bus a esa hora, que supo a qué hora cogía el bus, y siempre estaba. Cambie de horario, aun así, volvió.

Esta vez no tenía muchas ganas de jugar, entonces me dedique a mirar como jugaban a los quemados, de una forma bastante agresiva. Me levanté para ir a guardar las pelotas, mientras murmuraba las cosas pendientes que haría al llegar a casa, sintiendo impotencia al recordar que tendría que volver a su territorio.

—Rebecca, ¿Te puedes quedar en la tarde para ayudarme con el equipo masculino de fútbol?

—¿Qué puedo hacer yo por ellos?

—Los chicos me cancelaron para recoger las pelotas, ¿entonces me puedes ayudar? —¿Quedarme y ver un montón de neandertales o ir a casa y ver los personales?, mejor me quedaba aquí.

—De acuerdo —Asiento para ir de vuelta a la clase.

Todo de forma lenta esperando que llegará la tarde donde se iban a ir todos. Me estiré para ir a comprar algo para hacerlo pasar como almuerzo, siempre tenía dinero guardado para poder quedarme el día; siempre estaba preparada para estás tonterías.

Cuando llega la hora me acercó a la maestra que me ordena recoger todas las pelotas que estaban alrededor. Lo hago mientras me pierdo en mis pensamientos, ¿Qué tenía pendiente?, la tarea de matemáticas, era un poco fácil entonces solo me iba a tardar alrededor de 30 minutos, sumando la tarea de lenguas otra media hora, más el juego diario que debía tener, que al final era como tres, estaba bien de... Siento mi cabeza contra algo, con la fuerza me hace caer al suelo, el cielo estaba lindo, demasiado brillante a mi gusto, sin embargo, no podía que era feo, para alguien que no siempre estaba de humor, era algo medianamente lindo.

—¿Estás bien? —Veo el único animal que se dignó a venir hacía mí, incluso la profesora estaba en la mierda, quien sabe haciendo qué.

—No —Respondo sin querer levantarme, sin dirigir la mirada a ese chico, era dos años mayor que yo, estaba en el penúltimo año, estaba haciendo un énfasis en deportes, quería dedicarse solamente al fútbol. Una vez me puse a investigar porque los mejores deportistas salen de un lugar pobre, al principio los explotan para conseguir algo, sacando el talento... Sin embargo, su motivación es el dinero, ¿No es mejor sacar dinero por algo que te gusta?, aunque nada dura para siempre, como no saben administrar el dinero, muchos quedan sin nada.

—¿No te vas a levantar? —El chico seguía mirándome.

—No —Respondo seca, me recordaba a mis hermanos y eso me hacía enojar el doble, me giro aún costado, dándole la espalda. ¡Debería estar yendo a mi casa!, mis hermanos trabajan, ¿de qué me estaba preocupando?, el miedo de volver a verlos me hizo pensar con la parte de mi cerebro tonta, ¡Me faltaron neuronas!

—¿No me vas a decir más? —Cierro los ojos, "Si no veo imbéciles, no los escucho" repito varias veces en mi mente para ignorar al chico parado al lado mío, rezando a quien sabe qué para que lo quité y me dejé reposar por el balonazo tan duro que me dieron —¿Debo llevarte a la enfermería?, Me van a reportar por tu culpa, ni siquiera fui yo quien te dio el golpe —Sigo repitiendo palabras bonitas, ya había estallado hoy, ¿debía volver hacerlo?, eso ya es avaricia, entonces mejor no lo hacía —Es en serio, tampoco quería venir, pero luego nos castigaban a todos —Dios mío, Jesús mío, padre mío, dame la paciencia que le diste a las madres cabezas de familia al tener un niño llorón en la noche, y no ponerles una almohada para que dejarán de llorar. El neandertal seguía hablando como si su vida dependiera de ello, aunque en realidad su carrera si lo hacía, culparlos sería divertido, sin embargo, no tengo respaldo.

—¿Están todos bien? —La maestra había llegado, giro a verla, creo que la parte roja de mi cabeza la hace sobresaltar, y me ayuda a levantar —¿Quién fue? —Se gira a ver a los chicos, me tiro al suelo, mi pobre cabeza estaba dando vueltas, lo mejor que podía hacer era recostarme.

Oh vida mía, creo que estaba a mi madre en el cielo, creo que sí. Cierro los ojos para descansar un poco, mucho ruido a mi alrededor llega.

—¿Qué importa?, ni siquiera es bonita —Suspiro al escuchar lo machista que fue el comentario.

—Tengo vagina, es lo que único que les importa —No sabía cuándo me había acostado, me levanto mientras habló —Aunque tengo más bolas que ustedes —Sonrío y les muestro el dedo del medio para alejarme.

—¡Rebecca! —Grita la maestra, pero me despido con la mano sin dar la vuelta, que dolor tan cabeza tan infernal, el golpe de calor haría efecto.

Me voy a quedar unos minutos, para no ir al autobús con ese golpe tan notorio, sentía la parte afectada caliente. Agarré mi celular, y vi muchas llamadas desconocidas de un número desconocido, hago una mueca, ya sabía de quien era el número. Suspiro, después lo iba a contestar, ¿no?

Primero al baño para ver el maldito golpe, si estaba un poco rojo, pero no eran tan grande. Fui por hielo a la cafetería de la escuela, mientras lo esperaba me puse en el celular a ver cualquier cosa, para esperar. Los animales del fútbol tenían su receso en ese momento.

—¿En serio tenías que decir que tenías más bolas que nosotros? —Habla uno de ellos, suelto una risa sin poder evitarlo.

—Yo no me escondo cuando golpeo alguien.

—¿Habrás golpeado alguien? —Pienso un poco.

—No, pero ganas nunca faltaron.

—No es tan bueno como parece, terminas igual herido que la persona —Me dice el fastidioso que se quejaba hasta por existir.

—Bueno, la adrenalina hace un buen efecto. Es parecido a cuando sacas una buena nota, al final te das cuenta que no hace mucha diferencia —Ellos sueltan una carcajada al escucharme.

—¿Eres Rebecca qué? —Frunzo el ceño al escuchar al otro tipo, ¿debía decir el apellido?

—¿Me van acosar y mandar a sus novias para que me hagan la vida imposible?

—Muchos libros de Fuckboy, cariño —Dice el capitán del equipo, mientras me da una palmada en el hombro suavemente.

—Señorita —Llama la señora de la cafetería, me iba a levantar, sin embargo, uno de ellos se acerca y me lo entrega.

—Una disculpa por el golpe —Suelto una carcajada mientras niego con la cabeza.

—¿Me van a decir quién fue?

—¿Para que tengas más huevas que él? —Suelta el capitán en tono burlón.

—¡Oye!, no dice que era así, que sentidos —Entrecierro mis ojos mientras me pongo el hielo en la zona afectada.

—Bueno, nunca olvidas que una chica que es menos del doble tamaño que tú te insulta mientras sale como si fuera la ama del mundo.

—¿Quién dice que no puedo? —Mi sonrisa es burlona, la primera tanda había sido de cinco chicos, sin embargo, sin poder evitarlo estaba rodeada de 20 hombres que estaban preguntando mi nombre completo. ¿Sería el clásico que se enamoran por qué no les prestó atención?

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