Las familias, son tan diferentes cada una, pueden existir, de distintos modos y maneras de llevar la vida, pero la mayoría busca la paz para la convivencia cotidiana.
¿Pero que pasa cuando se miente o se daña a los seres que tanto se ama? Conoceremos a la Familia Rodríguez, personas que pueden ser, buenos, malos y misteriosos. Cada uno lleva un interés propio para buscar lo que se plantean.
Rigoberto Rodríguez, un hombre trabajador que tiene 4 hijos, convive con su hermano, sus dos hijos y las respectivas señoras de ellos. Su vida está enmarcada en lo que ha creado, su tienda y su familia pero además existe algo en su alma que no lo deja vivir. Y tratará de algún modo sanar las heridas del pasado, lo más conveniente para él es olvidar y seguir con su vida, así tendrá a su familia feliz.
Cierta noche, Mauricio el hijo mayor de este, llegaba a la casa muy agitado por el cansancio de tanto correr, resulta que la tragedia a tocado la puerta de ese hogar.
-¿Qué te sucede hijo?- Dijo Rigoberto.
-Han matado a mi hermano Fernando, está muerto.- dice Mauricio.
El hombre se fue poniendo pálido al momento de escuchar la noticia, ya que el era su último hijo y lo amaba con locura.
Su mundo ha cambiado totalmente, con lo sucedido a su amado hijo.
María la esposa de Rigoberto al escuchar lo que su hijo decía, suelta el llanto diciendo.
-No, mi hijo no….
-Cálmate mujer, te prometo que le haremos justicia a nuestro hijo.-dijo Rigoberto.
-De nada me vale la justicia cuando me han quitado la paz en esta casa. Cuando le han quitado la vida a mi hijo. La justicia no me vale- dijo María.
-Mamá, que eso no nos quité la paz, tenemos que ser fuerte ante todo esto.-dijo Mauricio
.
La familia Rodríguez ha quedado devastada por el fallecimiento de uno de sus integrantes.
Salomón, un joven sordo mudo, solo lloraba desconsolado al ver que la familia se sumergía en lágrimas.
Los hermanos restantes no habían llegado a la casa, porque estaban de fiesta.
Solo Paulina la esposa de Rubén el hermano de Rigoberto se despierta de mal modo.
-¿Qué sucede aquí? ¿Cuál es el escándalo?, ¿Es que acaso no se puede dormir en esta casa?- decía de mal genio Paulina.
Roseta, una amiga de la familia contesta.
-Han asesinado a Fernando.
-Tengo que ir a ver a mi hijo. – decía María.
-Yo te acompaño.- agrega Roseta.
Y salen en busca de el cadáver de su hijo.
Por otro lado los hermanos de el difunto, solo vivían de fiesta en fiesta.
-La vida es muy corta y tenemos que seguir bebiendo, ya me vale lo que piense Fer de nosotros- decía Francia.
-No hay que pararle a lo que diga el monigato de Fer, ¡es un niño muy consentido!, que se vaya a la porra- Santiago agregaba esas palabras.
Y seguían la vida alegre que tenían.
La diversión era de lo más natural ya que ellos no se llevaban con su hermano por lo perfecto que era el chico. Otra cosa que Fer tenía era que fue muy consentido por sus padres, pero era muy maduro y centrado en cada paso en la vida, por eso llevaba de lo mejor la empresa de Calzado del padre. Muy admirado y carismático que lo hacían una eminencia.
El asesinato de Fernando, marca está historia, ¿Qué motivos existirá para que el joven muera de esta manera?
¿Habrá un culpable?
¿Habrá paz? ¿Habrá justicia? Solo se sabe que ha muerto y que nadie por los momentos es el culpable, pero alguien debe de saber, alguien sabe lo que pasa, porqué todos alguna vez en la vida pueden vivir bajo la sombra de la mentira, incluso Fernando.
Fer yace en los brazos de su madre ya sin vida, las lágrimas de ella salen sin medida al ver y sentir que su hijo la dejaría.
-No hijo- solía gritar María de forma desmedida al ver que su hijo a dejado el cuerpo.
Salomón observa nerviosamente a todos los que están, quería acercarse a ella pero no podía, tal vez por miedo, culpa o vergüenza, cuidaba mucho a Fer, era uno de sus mejores amigos, porque en realidad no tenía muchos.
Rigoberto destrozado no quería aceptar ver a su hijo así, tal vez se lamenta darle tanto poder que lo había convertido en una persona despreciable.
Blanca la novia de Fer se acerca a María y llorando a su lado, solo se ponía la mano en la barriga, porque sabía que estaba embarazada, el dolor aumentaba cada vez en ella al sentir una culpa que la hace sentir de lo peor.
Los hermanos que venían aproximándose al lugar cuando ven tales escenas suelen reaccionar de la manera más brusca, nunca pensarían que había sido Fer quién estaría muerto.
Francia ve que su madre aun tenía el cadáver y dice.
-Mamá ¿Qué sucedió?- ella no contesta.
En cambio su hermano Santiago se sumerge en la desesperación total, y decide lanzarse cerca del cadáver. A llorar las penas de esa muerte.
-Fer no, responde hermano. Fer, Fer- Gritaba con todo el dolor almacenado en su alma porqué nunca pudo llevar una buena relación con el y se lamenta haber perdido el tiempo y no aprovecharlo de la mejor manera con el.
Mauricio un poco más calmado, decide despejarlos a todos.
-Ya es tarde Santiago, es mejor que se retiren -se acerca a su madre y tomándola le dice- mamá suéltalo por favor, no deberías haberlo agarrado.
-Es mi hijo- decía gritando y dejando salir nuevamente sus lágrimas- es mi hijo. Y nunca lo dejaré.
-Es algo que no queremos vivir mamá, pero tenemos que dejarlo.- dijo Mauricio.
Tobías, un policía que siempre ha estado enamorado de Francia en silencio, se acerca a dirigir la operación, con la intención de empezar a aclarar lo que ha sucedido, se percata que el cadáver estaba lleno de sangre, provocado por dos disparos, con una pistola FN Five Seven. Así le daría una claridad por dónde empezar y la manera en que podría encontrar al culpable de esta muerte. Todo puede apuntar de forma empírica a su familia, pero en este momento el decide ser precavido, ya que pretende conquistar de forma sana a su amor eterno Francia.
Olimpia, una empleada de la tienda de calzados, observa el cadáver y hace un pensamiento.
*-Por mi me da felicidad que te hallas ido, no sabes cuánto te aborrecía *- al ver a blanca.
-Es una pérdida lamentable, que dolor que se haya ido. ¿Pero quien hizo algo así?-dijo.
-No se Olimpia, solo se que perdí a mi Fer. Y nada más me lo regresará.- dijo blanca.
-Ánimo, aunque en este momento es imposible que te diga esto. Pero se que tienes mucho porque luchar.- agrega Olimpia.
-Calla ya Olimpia, solo me duele que Fer me ha dejado- le dijo Blanca- No sé que haré sin él.
Irene, también trabaja en la tienda de calzados. Y odiaba a Fer, pero al verlo así su alma se parte.
-*Lamento que te hallas ido, no te soportaba*
-Pero que será de la vida de todos sin tu aptitud.- dijo Irene.- Todo será muy diferente, seremos felices, eso te lo aseguro.
Fer se había ganado mucho odio de parte de los empleados que dirigía, era arrogante, pedante y de mal humor, solo su madre podría soportarlo, también tenía secretos que hacía que uno de ellos quisiera eliminarlo de la historia.
Solo Salomón sabía cada detalle de lo que le pasaba, pero la modalidad de su amigo es que era sordomudo, solo el sabe lo que ha ocurrido con Fer.
A la mañana siguiente, ya en el entierro todos, lloraban de forma desmedida por la muerte tan injusta de este joven. Sobre todo Carlota, quien es su prima y empieza a revelar un secreto que nadie se imagina, lloraba tan fuerte que llamó la atención de su padre, el se acerca y trata de calmarla.
-Hija por favor, ya cálmate, Fer se ha ido. Pero nosotros estamos aquí para seguir con la vida.-dijo Rubén.
-No papá, no es lo mismo.-dijo Carlota.
-Somos Familia hija, se que duele.-dijo Rubén.
-No, Fer y yo nacimos para estar juntos, lo amaba más que a mí vida y no me importaba que fuera mi primo. Yo lo amaba papá y no sabes cuánto dolor tengo por dentro.-dijo Carlota.
-¿Lo amabas de forma de primo cierto?-Pregunta Rubén.
-No papá, yo lo amaba como mi hombre. Fer era mi vida y me dijo que nunca me dejaría, a pesar de que tú te opusieras.- confesó Carlota.
-Hija, no es el momento, por favor, llora todo lo que quieras, pero no es el momento de que digas eso.-dijo Rubén.
-Es hora papá, Fer era mi vida y ya no lo tengo. Nada voy a perder, no vez que acabo de perder a la persona que tanto amaba.-dijo Carlota.
-Es mejor que nos vallamos.-dijo Rubén.
María observa a estos y se acerca.
-¿Qué sucede? Estás más mal que yo.- dijo María.
-Sabes que ella era muy pegada con su primo.- dijo Rubén.
-Porque lo amaba- Dijo Carlota
-¿Qué?- se sorprende María
-No pongas atención a sus palabras ya nos vamos.- Rubén trata de cambiar de tema.
El sentimiento de la chica era algo prohibido, pero Fer pudo corresponder a ella, por eso el dolor que tenía de perderlo se apodera de ella.
Ya hay una sombra despejada de Fer, ¿Qué otras cosa el llevaría acabo?
Olvidar no es tan fácil y mucho menos aquellos seres que han dejado una huella imborrable en el alma, cómo lo es el caso de Fer en su padre, él estando sentado en su estudio donde la brisa mueve las cortinas, la poca luz que entraba dejaba ver cómo Rigoberto lloraba de forma desmedida por la pérdida de su hijo, pensando que en realidad no había hecho un buen trabajo y que su ejemplo no fue el adecuado para su hijo, mientras se centra en pensar esas ideas que no daban con nada, un libro se cae, su ánimo es tan bajo que no se da cuenta de lo sucedido, tanto así que la brisa fuerte que entraba deja caer un florero, el hace caso omiso a este ruido. Solo tiene mente para su adorado y fallecido hijo.
-¿Que pude haber hecho mal? ¿Por qué mi hijo se convirtió en un ser tan despreciable? ¿Acaso todo eso fue mi culpa? Ahora ¿como pudiera remediar todo? Hijo de mi corazón. Solo quiero tenerte aquí nuevamente- sollozando el señor Rodríguez seguía recordando a ese ser que le proporcionó tanto amor.
Han pasado los días y Rigoberto no se ha movido de ese lugar, dónde encontraba el consuelo a su vida, no quería salir y ver qué su hijo amado ya no existía. Francia ya preocupada por su padre porque lo ve que calló en una depresión severa, decide sacarlo para que se ocupe en lo que será su vida después de Fer.
-Me parece un poco egoísta de tu parte que te pongas en este estado, estamos nosotros también queriéndote ayudar papá, se que Fer no merecía morir de tal manera, pero te pido padre mío que te levantes de esa silla y vayas a la tienda a nombrar una persona que va a sustituir a Fer.- decía Francia.
-A Fer nadie lo sustituye- Grita.
-En tu vida no, ni en la de mi mamá, ni en la mía, ni en la de mis hermanos, pero tenemos que seguir con nuestro negocio papá, para poder poner en alto la empresa y el nombre de Fer. Entiéndeme papá.- seguía Francia.
-Hazlo tu- Sin mirarla a la cara.
-Pero levántate y acompáñame por favor- Tendiéndole la mano para levantarlo y el acepta de la mejor manera. En eso él le da un fuerte abrazo, y llora junto a ella.
Tal vez necesitaba desahogarse un poco para que el alma le fuera remontando a su cuerpo y pudiera salir del encierro que se había montado.
En la sala ellos ven que venía bajando Carlota mientras ellos suben a la habitación de Rigoberto, Rubén que también bajaba piensa que es la hora de aclarar las cosas con su hija, tenía la idea de que lo que había escuchado en el entierro de Fer hubiese sido una mentira.
-Contigo quiero hablar.- dijo Rubén.
-Dime papá.- Dijo Carlota.
-Ahora me vas a explicar lo que habías dicho en el entierro de Fer.- dijo Rubén.
-¿Que quieres que te cuente papá? Pues si, yo amaba a Fer como hombre, lo amaba tanto como el a mi. Lo amaré más allá de esta vida.- dijo Carlota.
-No, no eso era imposible, olvídalo ya, ya Fer murió, que esto no se repita más, acuérdate que el era tu primo. Y tú eres una menor. No tenías la edad para enamorarte de nadie. Mucho menos de Fer.-dijo Rubén
-No me importa, ni me importará, lo ame tanto, que lo amaré eternamente.- dijo Carlota.
-Fer y tú no podían tener esa relación, creo que lo mejor que ocurrió fue que el muriera. Porqué te juro que si me hubiese enterado antes, lo mato con mis propias manos. – dijo enojado Rubén.
-¿Que dices? – Mauricio que había escuchado todo se llena de ira al descubrir lo frívolo y malvado que pudo ser su tío, al desear la muerte de su hermano -¿Cómo pudieron llegar a tanto? ¿ Tu Carlota con Fer? Ustedes son de lo peor.
-Mauricio por favor, es mejor que no digas nada, total ya Fer no está y a ella se le pasará todo este amor loco que le dio, porque solamente fue un amor de niña.- se excusa Rubén.
-Nunca papá, nunca se me pasará este amor por Fer, lo amé y lo amaré por siempre.- dijo Carlota.
Ella sale lo más rápido que pudo del lugar, nunca desea olvidar a ese amor que la ha marcado.
El tiempo podría pasar, pero lo que Carlota llegó a sentir por Fer es y fue tan verdadero que jamás logrará sacarlo de su alma. Eso en realidad viene siendo el amor aquel sentimiento tan bello que están fuerte que podría pasar dimensiones y solo así se podrá aferrarse a el.
Las horas pasan, Francia y su familia han decidido ir a la tienda Rigoberto hará el nombramiento oficial del nuevo gerente del lugar, esa será la persona que se encargará de ella por el resto del tiempo.
Ya muchos especulaban, podría ser Olimpia por antigüedad o Blanca que era novia de Fer o el mejor amigo de Fer Adrián, que no había llegado al lugar, pero ya había una decisión y era…
-Feliciten a la nueva gerente de la tienda, la señorita Francia Rodríguez- decía Rigoberto, mientras ella se asombra con la noticia de su padre- hija si no es Fer, entonces eres tú, se que lo harás de lo mejor.
Las emociones que trajo está sorpresa, algunas pueden ser positivas y otras sienten odio de que Francia pudiera ser la nueva jefa.
Tal vez la felicidad puede empalagar y esto hace que muchos seres se amarguen.
Por otro lado, aunque seguimos con la idea de los seres que no tienen felicidad, un ser desmedido ha entrado a la casa de Rigoberto, su lentitud al andar, cuidando ser escuchado y visto para que todo lo que hiciese le saliera de maravilla, en su poder poseía un veneno fulminante, dispuesto a echarlo en una jarra de agua con la finalidad de asesinar a la familia completa.
La persona que lo hacía, era un ser que guardaba mucho odio para llegar hacer tanto daño. Lo que no se percata, es que en la casa está Salomón que al ver eso se esconde y ve como la persona vierte el veneno en el agua, para luego ingresar la jarra a la nevera y sale de la casa de la misma manera sigilosa que entró.
Salomón al ver que sale, decide seguirlo, pero se da cuenta que llega Mauricio con intenciones de calmar la sed que le asecha. Al servirse el líquido en el vaso de vidrio. Salomón interviene de prisa desparramando el vital líquido por todas partes.
-¿Que te sucede?- le dice Mauricio.
El chico trató de explicarle lo que había visto, pero no lo logró.
-Definitivamente estás loco- Dijo Mauricio enojado con el por haberlo mojado.
Las noches de tensión continúan de forma muy seguidas, una nueva sombra asechaba la casa de los Rodríguez. Tal vez la maldad se ha metido en el alma de ese ser, ha dañado tanto que puede observarse claramente que no conoce el amor, no sabe que el amor puede hacer cosas maravillosas. A este solo la sed de venganza lo arropa y hace que cometa los crímenes más viles. Sin importar quién esté en su camino.
Una noche estando Rigoberto en su estudio, es atacado por la espalda por ese mismo ser, colocando un pañuelo con formol en su rostro, la finalidad era eliminarlo, pero el lucha para darle la pelea a su atacante, este al escuchar ruidos cercanos sale y deja al señor inconsciente.
Es preferible amar por todas las cosas a pesar que hayas recibido tanto daño, en cambio el odio te come el alma y te daña por dentro que jamás puedes sanar.
Por eso amemos aquel ser que te daña, se que en algún momento de su existencia tendrá que ver lo bonito que es el amor, y así cederá.
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