_¿Porqué me vas a dejar?, ¿qué voy a hacer sin ti?
_Willy, es en contra de mi propia voluntad, y lo sabes.
_Emily, no te vayas, vuelve.
_No me olvides.
Ella, se despertó gritando de aquel sueño tan triste, que se estaba repitiendo tanto últimamente.
Emily Santana, con 32 años de edad, piel morena, cabello castaño claro largo y lacio, ojos verdes, vivía en la gran ciudad de México, tenía un buen trabajo, era licenciada en administración de empresas, era la más eficiente en lo que hacía, trabajaba en una empresa textil, le pagaban bien, no se quejaba, tenía un buen novio, Víctor, era una vida hermosa la suya, pero, por alguna razón, no era feliz, siempre sentía que le faltaba algo, que no era su lugar allí, quería a su novio, aunque no lo amaba, ya se había olvidado como se sentía estar enamorada, sentir aquella sensación única al ver a una persona, pero, últimamente en cada sueño volvía a recordarlo, estaba soñando mucho con él, William Alcázar, un hombre de 34 años, piel blanca, cabello negro, ojos azules.
Emily y William, eran mejores amigos en la escuela, en Barcelona, España, hace diez años que no había vuelto a su país, Willy, como ella lo llamaba con cariño, y no lo veía desde entonces. Todo comenzó hace veinte años atrás, cuando los padres de Emily decidieron mudarse a México, una decisión que la afectó sumamente a ella, fue muy dolorosa la separación, ya que Emily lo quería más que un amigo, era su primer amor, pero, sus padres nunca quisieron entender eso, era una tontería para ellos lo que su hija decía sentir, cosas de niños cuando no querían abandonar a sus amigos.
_Pero, mamá, papá, yo lo amo.
_Te vas a olvidar de él, es algo pasajero, no sabes lo que dices_ le dijo su madre.
_No quiero ir.
_La decisión no es tuya_ respondió su padre.
_¿Porqué no entienden que yo lo amo?_ insistió ella.
_Hija, es una locura lo que estás diciendo, entendemos que son buenos amigos, pero, volverás a tener otros_ su madre trató de convencerla.
_Yo no quiero otros amigos, lo quiero a él_ respondió con las lágrimas en los ojos.
Salió corriendo hasta la casa de él, le contó sobre la idea repentina de mudarse de sus padres, él la abrazó tiernamente y le prometió_ siempre te voy a querer.
Aquel día se le rompió el corazón a Emily, ni siquiera las palabras de William la podían consolar, sentía un dolor indescriptible en el pecho que iba aumentando por cada segundo que pasaba.
Una vez estando en México quiso escapar, y regresar en donde él estaba, pero, habiendo fracasado en su intento de escape, decidieron dejarla en un internado, en donde terminó su colegio, nunca perdió la esperanza de volverlo a ver, cuando a penas pudo salir, trabajó un tiempo para no pedirle nada a sus padres, fue directo a verlo, estaba tan contenta de que iba a volver a encontrarse con él que ni siquiera pensó si era buena idea la suya, una vez estando en España buscaría trabajo, aunque eso no lo era lo importante en ese momento, a penas llegó en el lugar en donde fue tan feliz fue directo a su casa, le dijeron que no se encontraba allí, sino en el parque con unos amigos, Emily se dirigió hasta el sitio, de solo verlo se le temblaron las piernas, estaba muy nerviosa, con su equipaje en mano fue acercándose hacia él.
Estaba tan emocionada que no pensó en qué decirle, de cómo habían cambiado los dos, sentía vergüenza al pensar que solo había venido por él, incluso darse la vuelta y regresar a México era una buena idea en ese momento, sin embargo, su cuerpo no respondía a la razón, más bien seguía acercándose.
_¡Willy!_ lo saludó ella algo nerviosa, estaba haciendo una llamada al parecer, se había alejado del grupo de personas, no había cambiado mucho, tenía la misma mirada de siempre, sus ojos eran hipnotizadores como de costumbre.
_Hola..., ¿Emily?_ dijo frunciendo el ceño.
_Sí, soy yo_ respondió ella con una sonrisa.
_¡Que sorpresa!, ¿qué haces por aquí?_ esperaba más como un fuerte abrazo, y no una pregunta tan decepcionante como esa.
_Yo vine a...
_William,... ¿vienes?_ gritó una voz femenina interrumpiéndola desde el grupo de adolescentes reunidos allí.
_Lo siento, continúa_ se disculpó y les hizo señas con la mano a que lo esperaran.
_Gracias, es que yo,... vine a verte a ti.
_¿De verdad?, ¿Viniste de México hasta España para verme solamente?
_Sí.
_Cariño, te estamos esperando_ una chica pasó al lado de ella chocándola apropósito, pelirroja de cabello largo y ojos negros.
"Le dijo cariño" pensó ella, sus ojos se llenaron de lágrimas aunque intentó disimular mirando hacia otro lado, pero, sus ojos se encontraron con las de él, como era posible explicar tanto dolor que la oprimía en el pecho, sus lágrimas amenazaban con desbordase en cualquier momento, menos mal que estaba resistiendo lo más que podía.
_¿Nos vamos?_ preguntó de nuevo la chica.
_Sí, bueno,... fue un gusto poder ayudarla señorita_ dijo él, no tuvo el valor suficiente de decir que era su amiga, pasó al lado de ella, viendo aquellos ojos luchando para no derramar las lágrimas, sin embargo, una comenzó a rodar por su mejilla, sin poder contenerse otra más, la vista se le empezó a nublar, miró hacia abajo, caminó con pasos verdaderamente lentos, los segundos parecían horas que no ayudaban con el dolor.
Emily se quedó con el alma hecha pedazos, no se esperaba eso, su mejor amigo la había negado, olvidando su indolencia respondió_ gracias, por su gran ayuda_ se dio la vuelta para mirarlo una vez más, le dio una punzada en el pecho al verlo con otra, de saber que ya lo perdió, o más bien que nunca lo tuvo, él también la estaba mirando, y con una mirada suplicante, que tal vez era el miedo a que lo descubriera, o que no se marchara. De todos modos ya estaba todo hecho, ya la había olvidado, ya tenía nuevos amigos, ya tenía novia, no obstante ella, con el corazón roto no podía oponerse, o seguir en un lugar en donde no hacía falta, se secó las lágrimas que llegaron a rodar por sus mejillas, comprendió que fue una bonita historia, pero, que las páginas de aquel libro en donde, él y ella, eran los protagonistas ya había terminado, y que tenía que seguir su rumbo a parte, desde entonces, ella, no había vuelto ahí, ni siquiera volvió a permitirse pensar en él, hasta en esos momentos, que esos sueños tan repetitivos la obligaban a recordarlo, estaba absorta en los recuerdos cuando sonó su celular.
_¡Hola!
_¡Hola, Emily!_ era su jefa Alejandra Ríos.
_¿Qué sucede?_ preguntó aún distraída.
_Necesitamos hablar, se que es muy temprano, pero, necesito que estés en mi oficina dentro de una hora.
_Está bien, no hay problema, pero, ¿puedo saber de que se trata al menos?
_No es algo malo, no pienses eso, más bien es una buena noticia.
La empresa indumentaria en donde ella trabajaba se llamaba Ríos, puesto que los que levantaron la empresa fueron la familia de Alejandra, ella siguió mejorándolo, y ahora se estaba extendiendo, poniendo nuevos sucursales, los diseños que salían de allí eran de muy buena calidad, y esto llegó a ser tan pedido en Barcelona, España que decidió comenzar por allí, sin embargo, no tenía a quien mandarle allí para que se encargara de la mediana empresa creada allí, y la mejor opción era Emily, su mano derecha, le iba a costar estar sin ella, pero la necesitaba más allí.
Cuando le dio la noticia quiso renunciar inmediatamente, pero, Alejandra, además de ser su jefa era su amiga, sabía de su pasado, y por ende no dejó que renunciara.
_Emily, yo sé, pero, tú eres la mejor en esto, confío solo en ti, sabes que no puedo mandar a cualquiera, la nueva empresa necesita de alguien capaz de manejar las cosas ahí, conozco el motivo por el cual no quieres regresar, pero, en verdad te necesito.
_¿Pero, tenías que crear una empresa justo en Barcelona, y lo peor, cerca en donde está él?
_Era el mejor lugar, iba a ir Juan_ su marido_ pero, por el accidente sabes que él no puede, además... esto te puede servir para cerrar ciclos.
_Yo cerré ese ciclo hace mucho.
_Algo me dice que no, sigues viéndolo en tus sueños.
_Ale, yo no...
_La verdad.
_Últimamente sí.
_Son las vueltas de la vida, seguramente tienen que resolver sus problemas.
_Yo no voy a cruzar palabra alguna con él, sabes lo que me hizo la última vez que fui a verlo.
_No puedes juzgar a la ligera Emily, nada sucede por casualidad, seguramente no estaba preparado, y ahora lo van a resolver.
_No me interesa.
_Por favor, hazlo por mi, te necesito, solo tres meses, y después Juan se va a encargar de todo.
Ella sabía que esto significaba sacrificar su paz, volver a abrir las heridas que ya fueron cerradas, sabía que no era feliz del todo, había algo que le hacía falta, seguramente era porque últimamente estaba muy pendiente del trabajo, estresada, y a pesar de eso sabía que unos días libres la relajaría, y por ende no aceptó.
_Lo siento por ti, pero, me rehúso a volver allí.
_Emily, te doy ésta semana para que lo pienses bien.
_ Mi respuesta seguirá siendo la misma_ insistió.
_Aún así, espero tu respuesta al finalizar la semana.
Llegando a su apartamento encontró la cena preparada, su novio Víctor, la recibió como siempre, con mucho amor, cenaron, platicaron de muchas cosas hasta que ella por fin tuvo el valor de decirle sobre la propuesta de Alejandra, él lo comprendió, ya que él era el administrador de la empresa en donde trabajaba ella, tenía el apellido Ríos, por lo tanto cuando Emily comenzó a trabajar con Alejandra, su tía, ella los presentó, Víctor sabía que Alejandra tenía que mandar a una persona de confianza, y la más indicada era su novia, aunque no sabía de su pasado, ya que Emily nunca le volvió a dar importancia a lo que pasó.
_Ya lo sabía, mi tía me había hablado ayer de que era una posibilidad que te fueras allí.
_¿Y no me dijiste nada?
_Porque mi tía quiso contártelo.
_Yo no quiero ir.
_Cariño, yo te entiendo, pero...
_¿Pero qué?, tu no me entiendes, no va a existir más un nosotros si me voy.
_Siempre estaremos juntos, a pesar de la distancia
_Eso es lo que tu piensas, las parejas que se distancian el uno del otro ya no vuelven a ser los mismos.
_Yo sé que nuestro amor lo va a aguantar, además, es la única manera de que a la empresa le vaya bien.
_Víctor, no.
_Por favor, hazlo por mi.
Emily, una mujer decidida, y ordenada, tanto en su vida privada como en lo profesional, guardó silencio tratando de acallar los gritos desesperados que quería en ese momento gritar, no por el trabajo, ni por alejarse de su novio, mucho menos porque dejaría su vida de lujos allí, sino por que era un presentimiento que todo se le iba a poner de cabeza en su vida, y no tenía la menor idea de como iba a terminar todo aquello.
_Emily, cariño, no te enojes conmigo..._ él siguió hablando e insistiendo, sin darse cuenta de que ella no la escuchaba, estaba abrumada por la decisión que su novio y su trabajo la obligaban a tomar, que solamente se levantó de la mesa y se dirigió a su habitación, Víctor la siguió llamando_ Emily, ¿qué sucede?
Ella, se dio media vuelta y dijo con calma, pero, con una tristeza en los ojos_ ¡bien, tú ganas!, espero que no te arrepientas de tu decisión_ así, con esas palabras se fue a dormir, sin volver a hablar aquella noche, no estaba enojada, más bien preocupada.
Emily al día siguiente llamó a Alejandra, le avisó que había aceptado su propuesta de trabajo, hablaron un buen rato de lo que probablemente podría pasar y Ale como siempre no dudó en darle buenos consejos, después de un par de horas, unos nervios que no se disipaban con nada la rodeaba, preparó sus maletas, y sin darse cuenta a estaba en un vuelo hacia España, ya el separarse de su novio hacía que se sintiera más sola, habían arreglado sus pequeñas diferencias, aunque eso seguía sin ayudarla a calmar sus nervios, no conocía a nadie en Barcelona, tendría que comenzar de nuevo.
No le costó volver a adaptarse en su propio país, a sus costumbres, volver a probar las comidas de allí, los lugares que buenos recuerdos le daban, era todo hermoso como siempre.
Se instaló en su nuevo apartamento, se tomó el resto de la semana para organizarse y descansar un poco a pedido de Ale. El día que llegó a la empresa, todos le dieron una agradable bienvenida, de alguna forma esperaba encontrarse con William, por alguna razón le dolía no verlo, era lo mejor para ella, pero su corazón no entendió de razones, la solución era el trabajo y tratar de olvidar.
Así como quiso tuvo bastante trabajo que no le permitió pensar en nada.
Jazmín, su secretaria, una chica de veinticinco años más o menos, tenía una carpeta entre sus manos, tocó la puerta y Emily le dio la orden de pasar.
_Señorita Emily, aquí le traje lo que me pidió.
_Solo dime Emily, y trátame de tú por favor, dame toda la información que tengas de todas las cantidades de confecciones que salieron y los que no se llegaron a vender.
_Está bien, Emily_ le devolvió la sonrisa, y añadió pasándole la carpeta_ aquí va a encontrar los números de teléfono de todos nuestros clientes, mañana tiene una reunión con "A la moda", eso de las 14:00hs de la tarde.
_Gracias Jazmín, ¿algo más?
_No, eso es todo por ahora, en un momento le traigo toda la información que me pidió.
_Bien.
Siguió trabajando en todo el día, sin darse cuenta que estaba en Barcelona, no tenía para pensar. Sara una chica encargada del marketing entró en su oficina.
_Cuéntame, Sara, ¿porqué quieres renunciar?
_Tengo un negocio en mente que quiero hacer crecer.
_Comprendo, ¿qué tipo de negocio?
_Un salón de belleza,... siempre me ha gustado, y ahora que tengo el dinero suficiente quiero ver si funciona.
_Claro que va a funcionar, todo depende de ti, además, eres la mejor en lo que haces, desde México yo me mantenía al tanto de como hacías crecer la empresa Río.
_Muchas gracias.
_Sin embargo,... yo necesito pedirte un favor.
_Dígame.
_Que me des tiempo a buscar a otra persona en tu lugar primero, un mes, es lo máximo que te puedo pedir, porque acabo de llegar y necesito que esto no se me salga de control.
_Bien, así será.
_Gracias Sara.
_Si me permite, tengo una invitación para mañana, es mi cumpleaños y lo voy a celebrar en mi casa.
_Me encantaría.
_Perfecto, aquí está mi dirección_ se lo anotó en un papel y añadió_ serán a las 20:00hs.
_Bien, allí estaré.
_Gracias.
_A usted.
Salió de su oficina, siguió trabajando, hasta que miró la hora, eran las cinco de tarde, salió de la empresa con un cansancio terrible, tendría que comprarse un coche, porque ir y venir en taxi se le iba a complicar.
Llegó a su apartamento, se dio una ducha, preparó la cena y se recostó, comenzó a mirar algunos lugares que estaría bueno visitar en la semana para comprarse un coche, anotó diferentes direcciones, después decidió llamar a su novio.
_Hola, ¿cómo estás?, ¿cómo estuvo tu primer día?
_Hola, bien supongo, aunque me siento algo extraña al estar aquí y no contigo.
_Lo sé, pero, por el momento será así.
_Me siento algo sola.
_No digas eso, no estás sola, me tienes a mí.
_¿Y a ti cómo te fue?_ él le contó todo, siguieron hablando de otras cosas hasta que se dieron las buenas y se dijeran unos cuantos te quiero, ella cansada al fin se durmió.
El martes en la mañana temprano, se levantó, se preparó su café y se fue directo a la oficina, a penas llegó comenzó a entrevistar a muchas mujeres que pudieran quedar alguna de ellas en el lugar de Sara, cuando terminó ya eran las doce del medio día, decidió ir comer, cuando estaba de salida se encontró con Sara.
_Hola señorita Emily.
_Por favor dime solo Emily.
_Bien, Emily, ¿vas a salir a comer?
_Sí ¿y tú?
_También, voy al restaurante que está a una cuadra de aquí, te recomiendo ese lugar, es muy bueno.
_Bien, vamos,... y cuéntame ¿tienes a alguien en mente para que te ayude con tu proyecto?
_Sí, mi marido, él me dijo que me iba a apoyar en todo lo que necesitaba, además tengo a mis hijas que estudiaron peluquería, manicura, etc.
_¿Tienes dos hijas?
_No, cuatro, las dos son mellizas, y otras dos son pequeñas aún, y un hijo, el mayor, pero, él estudia derecho, por el momento no está aquí, se fue un par de días en Madrid, a la casa de mi hermana, a veces se va a visitarla, cerca de donde vive ella es en donde quiero crear mi salón de belleza.
_Me alegro por ti, por tu familia, que todos se ayuden mutuamente, no siempre se ve algo así.
_Gracias, ¿y tú?_ preguntó Sara_ ¿qué me cuentas de tu familia? si es que se puede saber claro.
_Mis padres están en México, nos mudamos allí hace veinte años, desde entonces no volvieron aquí, ellos viven en Guadalajara, yo vivía en la capital con mi novio, de vez en cuando me iba a visitarlos, no tengo mucho que contar igual.
_¿Tienes novio?
_Sí.
_¿Vino contigo?
_No..., no pudo, es que no puede dejar la empresa de allí así nada más.
_¿Empresa, es un empresario entonces?
_Bueno, sí.
_¿Cómo se llama?
_Se llama..._ justo recibió una llamada, después de eso Emily le cambió la conversación, no quería que pensaran que ella era interesada, o que todos la vieran como la novia del jefe y la respetaran por eso, sino porque quería ganarse el cariño de la gente por sí misma.
Entraron a comer, al regreso se quedaron mirando unos vestidos hermosos de una vidriera, cuando lo vio reflejado en ella, inmediatamente Emily se dio la vuelta, ahí estaba él, William, la miró un segundo, ella dos, su corazón con más fuerzas latió, como hace tiempo no había vuelto a hacerlo, que caprichoso era el corazón que no entendía de razones, sin querer se le escapó un suspiro.
_¿Y ese suspiro tan doloroso?_ preguntó Sara.
_Fantasmas del pasado.
_¿Quieres hablar?, te pido disculpas si estoy preguntando algo que no debo.
_Tranquila, no, sigamos.
Volvió a mirarlo, estaba con unos amigos, la miraba disimuladamente, ella siguió caminando con Sara, aunque ella no llegó verlo.
Emily entró a su oficina, terminó con unos papeleos y fue a la sala de juntas para comenzar la reunión, hasta que llegó la hora de salir.
Julio García, el presidente de la compañía "a la moda" no fue fácil de convencerlo para que hiciera negocio con ellos.
Fue a su apartamento se bañó, se maquilló, se preparó para salir, sin sacarse de la cabeza a ese hombre de la cabeza.
_¿Qué más da?... si ya te negó una vez, imagínate cómo te va a hacer las otras ocasiones, no seas tonta Emily, ya todo está perdido_ le decía a su reflejo en el espejo, terminó de arreglarse y fue directo a la dirección que le había dado Sara, llegó con un regalo en la mano, ella la hizo pasar, le presentó a su familia y amigos.
_Emily, te presento a mi marido Walter_ dijo Sara con una sonrisa en la cara, contenta por la familia que tenía, siguió añadiendo_ mis hijas, las mellizas, Sofía y Camila, Laura y Natalia las más chicas.
_Mucho gusto_ saludaba Emily.
Pasó un cuarto de horas, Sara dijo que tenía que hacer una llamada, la dejó un momento, Emily tenía un vaso de jugo en la mano, no quería tomar, ya que al día siguiente tenía trabajo, ella, estaba hacia el lado de la puerta, mirando un cuadro muy bonito que le llamaba la atención, todos estaban en la sala, pero, ella quiso indagar aquella hermosa casita, no era grande, pero, tenía muchos recuerdos, era una lastima de que tuvieran que irse las personas que lo habitaban, observó muchas fotos, casi todas desconocidas, excepto una, en donde se encontraba William abrazado a ella, las preguntas en su mente provocaron otra nueva grieta se abrió en su corazón, y lo sentía cada vez que lo veía, él era veneno puro, su amor una maldición, que en la orilla del abismo deja muerto un corazón, lo mata y lo revive, cual si fuera un juguete.
Volvió a la sala tratando de evitar seguir pensando en él, disimulando sentimientos, la familia de Sara era muy bonita, eran muy amables.
Su celular comenzó a sonar, tuvo que contestar, era Víctor.
_¿Cómo te fue hoy?_ preguntó Víctor.
_Muy bien, estoy algo cansada, tuvimos un día bastante largo, estoy en la casa de Sara en este momento, ¿y tú?
_Algo pensativo, cansado también, bueno... espero que lo disfrutes entonces, y..., deséale feliz cumpleaños también de mi parte si puedes, hablamos mañana, tengo algo que hacer ahora.
_Comprendo.
_No te enojes, es solo...
_No, de verdad, lo entiendo_ cortó algo decepcionada, pues quería hablar con él, le hacía falta escucharlo, sentía un vacío en su pecho, que no lograba llenarlo con falsas ilusiones.
Todo estaba mejorando, la tristeza se había disipado de ella, estaba nuevamente tranquila, hasta que sucedió otra vez, William entró por la puerta, Emily tenía un vestido morado, suelto hasta las rodillas, con un cinturón negro en la parte de la cintura, el cabello atado en una colita, zapatos altos negros y un bolso de mano del mismo color que el vestido, parecía una reina de belleza.
Él, abrió la puerta, la cerró con cuidado, al dirigir su mirada hacia la chica que estaba de espadas la saludó amablemente, preguntándose quien sería aquella elegante mujer, con un físico escultural, "tal vez sea una amiga de Sara" pensó.
_Buenas noches_ saludó William.
_Buenas no..._ Emily se quedó pasmada, volvió a encontrarse con aquellos ojos tan encantadores, hace a penas unas cuantas horas que lo vio y ya le parecían un siglo, lo había visto de lejos, pero, esta vez lo tenía más de cerca, se miraron directo a los ojos, sin buscarse, el destino los puso ahí, comenzó a sentir un temblor en las piernas, una serendipia que le alegra, pero, a la vez hace que quiera salir corriendo, aunque su cuerpo no responda_ permiso_ respondió ella, trató de alejarse, pero, él volvió a ponerse en su camino.
_Ha pasado mucho tiempo, ¿no?
_Sí.
_Estás hermosa.
_Lo lamento, pero, me tengo que ir.
_¿Me das tu número de celular para hablar?
_No, William, no tengo porque hacer eso, ya que no tenemos nada de que hablar, mataste nuestra amistad hace años, cuando me ignoraste, y comenzaste una nueva vida.
_Tenía que hacerlo, pero, siempre seguiste siendo la amiga de la escuela.
_La que no te gustaba, ¿lo recuerdas?, la que hace diez años vino a ver a su amigo, ya que solo eso podía conseguir, y terminé siendo ignorada.
_No lo sabía.
_Sí lo sabías, ¿o acaso no te acuerdas que le dije a una compañera como un secreto, y lo expuso en frente de toda la clase, y dijiste que no te gustaba para nada?
_Éramos unos niños.
_Sí, eso pensé, hasta hace diez, que te vi con tu novia, ya te olvidé, estoy comenzando de nuevo ahora.
_¿Entonces que haces aquí?
_Créeme, si por mi fuera, no estaría aquí.
_Si me estás reclamando es porque aún sientes algo.
_Sí, siento algo, y es arrepentimiento por haberte querido tanto.
_William, al fin llegaste_ dijo Sara bajando la escalera.
_Sí, no iba a fallarte.
Emily estaba confundida, no se imaginaba que se pudieran conocer, se preguntaba si eran novios, había visto la foto, pero una parte de ella no quería creerlo, si eso era así le iba a causar mucho dolor, porque parecía que era una buena persona y le caía bien.
_William, ella es mi jefa, y futura ex jefa_ dijo algo en broma_ Emily, y..._ estaba muy tensa, trataba de sonreír, pero no le salía, Sara continuó diciendo_ éste es mi primo William.
_¿Qué?_ preguntó ella sin creer lo que estaba escuchando_ aunque feliz porque no sean parejas.
_Sí, así es, antes ella vivía en Madrid, por eso no la llegaste a conocer_ explicó él.
_¿Entonces, ustedes se conocen?_ preguntó Sara sonriente.
_Sí, éramos mejores amigos_ dijo William mirándola.
_Exactamente, éramos, es la palabra correcta, lo lamento Sara, pero, me tengo que ir, gracias por haberme invitado_ respondió Emily, sus ojos demostraban enfado.
_¿No te quedas a cenar?_ insistió Sara.
_No, gracias, de verdad me tengo que ir_ le dijo con una sonrisa.
_Emily, ¿podemos hablar?_ preguntó William.
_No tenemos nada de que hablar, adiós_ respondió ella.
Así salió rápidamente de la casa de Sara, detrás de ella salió corriendo William.
_¡Emily, espera,... tenemos que hablar!_ dijo él tratando de alcanzarla.
Ella, en cambio, apuró el paso, no quería seguir estando allí, aún no estaba preparada como para confrontarlo, le dolía verlo todavía. Cuando pudo alcanzarla, la detuvo del brazo, algo que a ella le produjo un estremecimiento que jamás le había sucedido, su corazón latía tan fuerte que parecía que se le iba salir del pecho, sus miradas se encontraron, aquel niño del que ella estaba tan enamorada, ya había crecido, era más guapo, aunque, la seguía mirando con los mismos ojos encantadores, por otro lado, ya todo era diferente, por esto ella se soltó de su agarre y dirigió la mirada hacia el lado contrario de la calle buscando algo que ni sabía que era.
_¿Porqué no quieres hablar conmigo?, yo se que he sido un completo imbécil contigo, pero, dame una oportunidad al menos, yo sé que no lo merezco, después de lo que te hice, pero dime ¿qué hago para que me perdones?
_No lo sé, por el momento no quiero saber de ti, tampoco que intentes nada, me hiciste mucho daño que no quiero volver a repetir aquel dolor.
Pasó un taxi, le hizo la señal a que se detuviera, él intentó detenerla nuevamente, pero lo esquivó.
_Estamos mejor así, con caminos separados.
_Emily, no te vayas,... ¡escúchame!_ ella cerró la puerta del taxista y le dio la orden al chofer que condujera, dejándolo a él gritando su nombre, no se dio vuelta para mirarlo, porque se bajaría corriendo del coche, y correría a sus brazos.
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