NovelToon NovelToon

Volver A Amar

Capítulo 1

Valery lo recuerda como si fuera ayer. Que lamentable, las cosas que necesita recordar las olvida con rapidez. Pero las que desea con todo su corazón olvidar, permanecen en su mente a cada momento, recordandole y reviviendo el dolor de la traición.

¡Maldito desgraciado!. Soportó sus malos tratos, sus humillaciones, y las veces que la hacía sentir poca cosa.

Pero, ¿Aguantar una infidelidad? Jamás.

Él no es la clase de hombre que creyó que era.

Y ella no es la mujer que él cree que es, si asume que lo perdonará.

Por ella... se puede ir lejos, junto a su joven amante de quince años menos.

...~•~•~•~•~•~•~•...

Todo empezó bastante tiempo atrás, pero cuando Valery comenzó a sospechar fue cuando lo veía sonreír embobado sin motivo aparente.

Sonreía ¿Por ella, o por sus hijos?.... No.

Creyó que tal vez las cosas estaban mejorando en su trabajo, pero de ser así, ¿No hubieran celebrado juntos?.

Siempre fue un hombre preocupado de su apariencia, sin embargo de un momento a otro comenzó a esmerarse aún más. Iba regularmente a la barbería, se afeitaba pulcramente, y el muy bastardo se compraba perfumes, de los más caros. Cuando a ella, si tenía suerte le compraba una prenda de ropa, y eso es mucho decir, lo máximo que creía que Valery necesitaba era ropa interior; un calzón o un sostén.

¿Cómo se vestía?, con las prendas regaladas de su hermana y de su mejor amiga.

Luego, los fines de semana, salía de compras. !Si!, de compras, ya sea pantalones, camisas o chaquetas, y a sus hijos nada, absolutamente nada. Si los niños necesitaban algo, debía ser estrictamente necesario, y ojalá, económico, de lo contrario, el mequetrefe encontraba que era un derroche de dinero por algo que en poco tiempo le quedarían pequeños.

Aún así, luego de todas esas cosas, Valery creyó que era su imaginación, todo estaba dentro de su cabeza, él no la engañaba, él la amaba, y eran una familia feliz, porque le endulzaba el oído con sus mentiras.

Lo amó tanto, que cada día que salía al trabajo, contaba los minutos y horas para verlo llegar a casa, para besarlo, abrazarlo, y ponerle la comida caliente sobre la mesa. Pero él, la ignoraba, le daba una media sonrisa, y algo forzada. Fue tan ciega que no quiso creer que ella ya no formaba parte de su mundo.

.

.

.

.

.

.

...POV Valery...

Me levanto a las 7.00 AM con exactitud, me visto rápidamente y bajo a preparar el desayuno para mí esposo e hijos.

Tostadas con jamón y otras con mermelada, para mis niños un tazón de leche y para él, un café con vainilla.

Luego de desayunar, llevo a Héctor de 7 años y Lili de 5 al colegio, ya que Richard no podía llevarlos, según él, debía llegar antes a la oficina con el propósito de prepararse para la reunión con su jefe.

Nunca lo cuestione, es más, lo apoye llevando a los niños yo misma.

¡Que tonta!, siempre buscando ser valorada por un hombre que no valía la pena.

El día transcurrió como siempre. Yo, aseando cada espacio de la casa, lavando ropa y preparando la comida para todos.

Si, es tremendamente agotador ser dueña de casa, pero por ellos, mi familia, lo daría todo.

A las tres de la tarde fui a recoger a los niños, apenas me vieron corrieron emocionados hacia mi, tanto, que por poco me botan al suelo. Besé sus frentes, mejillas y los inste a subir al auto para volver.

Apenas llegamos a casa, serví el almuerzo. Mientras platicábamos, la puerta es golpeada insistentemente.

Frunzo el ceño con extrañeza, no había invitado a nadie, ¿Quién sería?.

—Niños, voy y vuelvo. Sigan comiendo.

Mis hermosos hijos sólo sonríen con las mejillas infladas de comida.

A medida que camino trato de vislumbrar por la cortina quién podría ser.

Tomó la manija y abro la puerta…

Debí haber adivinado que era ella, con sus lentes rosa flúor, su pelo rojo brillante, sus labios carmesí, y un aura tan luminosa como los rayos del Sol.

Sin previo aviso se abalanzó dejándome besos en todo mi rostro.

—¡Hermanitaaa!—chilla saltando a mi alrededor.

Quien la viera no creería que tiene 28 años.

—Te extrañe tanto tanto.

—Y yo a ti Sofi.

—Toma —extiende su mano y me entrega un llavero. Lo miró detenidamente; pequeñas palmeras con el nombre "Punta Cana" decoran el paisaje de una isla.

—Es precioso, muchas gracias —tomo las llaves de la casa, del auto y las entrelazo a mi nuevo llavero. Me encanta.

—Permiso—dice para luego correr hacia el comedor.

Voy caminando tras de ella cuando escucho el grito de tres de las personitas más importantes de mi vida.

Continúan gritando como locos, llegó y los veo abrazados y saltando completamente felices.

Suelto una carcajada al ver lo infantil que es mi hermana cuando está con mis hijos.

Ella me mira, me jala del brazo y me obliga a unirme a su abrazo.

Mis niños me miran con sus ojos brillando de emoción, me siento contagiada de su felicidad y comenzamos todos a saltar y a gritar.

La extrañabamos tanto, que sus viajes alrededor del mundo son una tortura.

Cuando ya estamos con la lengua afuera y con la respiración agitada, paramos y nos sentamos en la mesa.

Le ofrezco un plato de comida a Sofi.

Platicamos mientras terminamos de cenar…nos maravillamos con las cosas increíbles que nos cuenta sobre Punta Cana, Egipto, Indonesia y Perú.

A veces desearía viajar con mis niños y Richard, recorrer el país, visitar ríos, o montañas. Pero recuerdo que mi esposo no tiene tiempo, y no es algo que me enoje. Al contrario, valoro el esfuerzo, y todo el sacrificio que le ha puesto a su trabajo para poder darnos lo mejor, para que nunca nos falte un plato de comida en la mesa.

...Quién imaginaria que horas después, ese hombre al que tanto valora y admira, caería de su pedestal. ...

Capítulo 2

Sin embargo es inevitable desear una escapadita, un relajo o algo por el estilo.

De repente la ampolleta de mi mente se enciende mientras veo a Sofi, me fijo en su maleta, y se que se quedará unos días con nosotros. También se que si le pido que me vea a los niños para tener un momento a solas con Richard aceptará con todo gusto porque ama a sus sobrinos. Tanto así que diariamente se veían por medio de videos llamadas.

Se que puedo pedirle su ayuda para tener momentos íntimos con mi esposo, no es que no los tengamos, pero nada se compara con tener una velada romántica, o una ida a un hotel.

Sonrio con la mirada perdida, de solo imaginarme a los dos solos, me quedo embobada.

—¿Valery? —jalonean mi hombro —. ¡Valery!

—¿Ah? ¿Qué? ¿Qué pasa?.

—Pasa que te estamos hablando mujer. ¿Estás en otra o que? —me pregunta Sofi.

Me río nerviosa y observo a los tres intercaladamente —. Estaba pensando.

Mis niños se encogen de hombros y Sofi me mira detenidamente subiendo las cejas de arriba a abajo.

Le lanzó una patada por debajo de la mesa. Ni fuerte ni tan suave, lo suficiente para que deje de insinuar frente a los peques.

—¡Auuch! —me mira enojada, se cruza de brazos y me saca la lengua.

Ya se le pasara.

Miro el reloj que está en la pared y veo que faltan pocas horas para que Richard salga del trabajo, si quiero salir con él, debo hablar pronto con ella.

—Niños—ambos levantan sus caritas hacia mi.

—Necesito hablar con la tía, ya que terminaron de comer, retiren sus platos y vean un poco de televisión en lo que hablo con ella.

—Si mami—responden al unísono, tomaron sus platos, servicios, y se retiraron.

—¿Y bien? —pregunta Sofi.

—Necesito pedirte un favor.

—Soy todo oídos, suéltalo…

Sonrío de oreja a oreja —. Necesito que veas a los niños está tarde y noche. Quiero salir con Richard, pensaba en ir a buscarlo al trabajo, para ir a cenar y luego —me acercó a ella y susurro—. Ir a un hotel, tu sabes… de esos que tienen jacuzzi —le guiño un ojo.

Mi hermana me mira sorprendida y suelta una estruendosa carcajada —. No sabía que tenías esos gustos… mmm me gusta. Me encanta que vuelvas a ser esa Valery que se perdió en el camino. Por supuesto que cuidare de los niños para que disfrutes con ese zángano bueno para nada.

Junto mis cejas disgustada —. Sofía, ya, no empecemos. Tú sabes cuánto lo amo, es el padre de mis hijos.

Cruza los brazos y resopla—. Lo sé, lo sé, pero eso no me hace aceptarlo ni menos aún quererlo. Simplemente lo mastico pero no lo trago. Odio que hayas perdido tu esencia, que ese maldito te tenga aquí, encerrada, como si no tuvieras derecho a tener una vida más que estar de dueña de casa.

Ruedo los ojos, pensando que está es una vez más de las miles de veces que me ha dicho lo mismo y mi respuesta será exactamente la de siempre —. Fue mi decisión, y estoy feliz con ello.

—¡Aggggr! —gruñe como si fuera un animalito, la amo, pero es mi hermana menor, y por lo tanto mi deber es cuidar de ella, no ella de mi.

Vuelvo a mirar la hora, me levanto nerviosa y le digo —. Voy a bañarme, te encargo a los niños por favor, que no vean televisión más de una hora por favor.

Asiente mordiéndose la lengua porque se que quiere darme una plática larga, honestamente no lo necesito.

Subo rápidamente a mi habitación, abro el armario, y niego con la cabeza al darme cuenta que no tengo casi nada de ropa decente para salir.

Nota mental: Debo comprarme vestidos.

Comienzo a rebuscar entre las prendas que están colgadas hasta que doy con un vestido que tiene más de diez años, es negro, con cuello alto y parte de los hombros descubiertos, tiene unas pinzas en la cintura que hace que se acentúe, y su largo es hasta la pantorilla. Es sexy y elegante a la vez. De esa clase de vestidos que dejan ver, pero a la vez no, provocando a usar la imaginación.

Definitivamente le encantará.

Tomó una toalla y entro a la ducha, canto una canción mientras me imagino la noche de pasión que tendremos juntos, siento como el agua tibia baja por mi rostro, de pronto escucho el tono de llamada de mi celular, sin embargo lo dejo sonar, no es momento de salir a contestar, si es urgente, me llamarán nuevamente.

Al terminar de lavarme el cabello salgo de la ducha. Me secó por completo y voy a vestirme.

Me siento en la cama cuando mi celular vibra, lo tomó y veo que es un mensaje de Richard. Me ha llamado tres veces y por consecuencia dejó un mensaje.

"Valery tengo una reunión importante, llegaré tarde a casa, no me esperen".

Frunzo el ceño, ¿Una reunión?, ¿De nuevo?, ya van cuatro reuniones seguidas en lo que va de la semana, ¿Acaso están abusando laboralmente de él?, de solo pensarlo me entra un coraje.

No le respondo, ya que el plan que tengo en mente resultará aún mejor de lo que imaginé.

Voy a su trabajo, lo espero a que termine la reunión, y lo invito a comer. La guinda de la torta es una noche de pasión en un hotel, ideal para que pueda desestresarse y liberar malas energías.

Pegó un gritito de emoción.

Me levanto de la cama más que feliz, me pongo el vestido y me miró al espejo.

Abro la boca anonadada ante lo que veo.

¡Diablos Valery! ¿Dónde estabas oculta?

El vestido se ciñe a mi cuerpo acentuando mis curvas. Por Dios, había olvidado las caderas que me gastaba. Y es que cuando me volví dueña de casa a tiempo completo, los vestidos, blusas coloridas, y jeans ajustados pasaron de lado dando lugar a las poleras anchas y pantalones sueltos. Por qué honestamente, es mucho más cómodo que estar apretujada.

Suspiró y pienso que tal vez debería preocuparme un poco más de mi.

Pero Richard nunca me ha dicho nada, es más, me insta a ocultar mi cuerpo, como si le avergonzara, ¿Será que no quiere que muestre la celulitis o estrías que llevo?, sacudo la cabeza ignorando aquel pensamiento, las estrías son las marcas que me recuerdan las hermosas vidas que traje a este mundo. Y eso jamás, jamás me avergonzara.

Son solo ideas locas mías.

Continúo observandome, admirando la belleza que definitivamente no he perdido, por mucho tiempo que haya pasado. No es para tanto, solo tengo treinta años.

Veo mi busto, es increíble el cambio, de un sostén sin relleno, a uno que realmente te las realza, ¡Cielos!, parece que me hubiera puesto implantes.

Pase de copa C a copa D, y es que siempre he sido voluptuosa, pero nunca use los brasier con relleno que me regalaba Sofi, me daba mucha vergüenza que vieran mi delantera.

Ahora, a esta edad, me enorgullece.

Busco entre mi zapatos, y optó por unos botines café… para complementar el look me pongo un cinturón en la cintura igualmente café con hebilla dorada.

Me siento en el tocador, y me maquillo para luego ondular mi oscuro cabello.

Cuando termino, tomó de mi pequeña cajita de terciopelo roja un collar de doble cadena con un dije redondo.

Me miró por última vez y sonrió coqueta, el que quiere puede.

¡Y yo si que quiero!.

Capítulo 3

~{Richard, hoy tendremos una noche de pasión, y si tenemos suerte, podremos disfrutar de nuestro cuerpo más de una vez}~pienso a medida que voy bajando los escalones.

Antes de llegar al suelo escucho silbidos y aplausos.

—Wooow—mis niños gritan y me miran como si fuese una princesa de Disney. Tal vez lo sea con la excepción de que no canto armoniosa y dulcemente como ellas. Mi voz es horrible, no sirvo ni para un villancico de Navidad. Ni hablar de los cumpleaños, yo solo aplaudo y muevo los labios haciendo la mímica, afortunadamente nadie se da cuenta.

Sofi me mira de arriba a abajo —. ¡Mamasita, estás como quieres! —se acerca a mi oído y susurra—. Incitas al pecado, conozco a varios que matarían por verte así —suelta con una sonrisa ladina.

Contengo las ganas de darle un coscorrón —. Estoy casada.

—Pero no muerta mija, no muerta.

Ruedo los ojos y niego con la cabeza. Miro la hora del celular y veo que me tarde demasiado en arreglarme.

Me doy cuenta que hace mucho no dedicaba tanto tiempo en mi, específicamente desde que nació Héctor, con su llegada mi mundo se puso de cabeza.

—Debo irme —declaró impaciente, un cosquilleo se siente en todo mi cuerpo, la emoción de lo que puede pasar me pone nerviosa y expectante.

Sofi me palmeaa espalda a la vez que me guiña el ojo.

Mis hijos se acercan y me besan, en cada mejilla.

—Se acuestan temprano, no olviden cepillar sus dientes. Y nada de televisión en la noche.

—Ahhh… una cosita —mi pelirroja favorita levanta el dedo indice—. Con respecto a eso… hmmm… —se rasca la barbilla, mira a los niños y añade —. Queremos hacer una pijamada, así que no nos acostaremos temprano.

—Tu ya sabes, pijama de animalitos, papas fritas, bebida y películas infantiles —Sofi los mira y con una seña cómplice los tres se aproximan y me observan como si fueran el gato con botas.

Los contempló con una sonrisa en mis labios ¿Cómo podría negarme ante tanta muestra de ternura?, sus ojitos brillan y el puchero que adorna sus rostros sin duda no ayuda.

Resopló porque sé que contra ellos soy débil, muy débil —. Está bien, está bien, pero con una condición.

—¿Cuaaal?

—Se cepillan muy bien los dientes.

—No te preocupes, de eso me encargo yo, ya vete. Llegarás tarde —Sofi le da la mano a mis niños y juntos me acompañan hasta la puerta.

Besó a cada uno de ellos, tomó mi nuevo llavero y voy directo al auto.

Me subo y lo enciendo. Me despido por última vez y me marchó directo al paraíso.

.

.

.

.

.

.

.

...Narrador omnisciente....

Valery manejaba con una encantadora sonrisa picarona tirando de sus labios, la expresión en su rostro daba a entender lo emocionada que se sentía. Y no era para menos, ya no recordaba la última vez que estuvo a solas con su esposo.

Al cabo de un rato su auto se detuvo frente a un enorme edificio, ingresó al estacionamiento y frunció el ceño al ver que solo el coche de Richard y otro más estaban aparcados.

¿No tenían una reunión? ¿O es que ella llegó mucho después?.

Observó el reloj de la radio, se suponía que a esta hora aún estaban en la oficina.

Pero ¿Porque estaba casi vacío?

Estacionó y se miró por última vez en el espejo retrovisor.

~{Preciosa, hoy es tu noche}~ susurró para sí misma.

Caminó hasta las enormes puertas de cristal, las empujó y entró.

Miró a todos lados y torció los labios al ver que la secretaria no estaba.

Volvió a acomodar su cabello, sonrió y caminó hasta dar con la oficina principal.

De pronto sus pasos se detuvieron al escuchar gemidos.

¡Diablos! ¿Acaso estaban teniendo sexo?

Estaba por volver sobre sus pasos ya que no es partidaria del morbo, cuando una voz conocida la hizo taparse la boca para ahogar un jadeo.

—Grita mi nombre… grítalo.

—¡Siii Richard, siii!.

Las embestidas se oían salvajes.

¡Maldita sea!, ¿Era ese su amado esposo Richard?.

Se congeló en su lugar, sus piernas se negaban a moverse. Parpadeó seguidamente para evitar que las lágrimas contenidas cayeran por sus mejillas.

Sus manos temblaban, se mordió el dorso esta con rabia, !Era él, sin duda alguna era él!

Su respiración se aceleró tanto como su pulso, y sus oídos zumbaban con el latido de su corazón.

En ese momento, pensó que tenía dos opciones. O lo encaraba o se iba.

Y si se iba, el muy cabrón, después, podía negar todo. Porque si, los cabrones como él tienden a tener el poder de la persuasión, pero ya no más, ya no sería una tonta.

Por lo tanto, obligó a sus piernas temblorosas a avanzar, limpió las comisuras de sus ojos, no dejaría que las lágrimas la traicionaran.

Apretó los labios mientras seguía escuchando a su esposo gemir cual bestia en celo.

Tomó aire por la nariz y lo soltó por la boca intentando tranquilizarse.

La puerta de la oficina estaba entreabierta, y de una patada la abrió por completo.

Richard estaba entre las piernas de una jovencita, su pálido trasero estaba a la vista.

—Así te quería pillar maldito —gritó con las aletas de la nariz hinchando de ira.

—¡Vaal!—exclamó atónito ante lo que veía. Se subió los pantalones, sin poder quitarle la vista de encima a su esposa.

Se veía preciosa, como nunca.

—¿¿QUE??... ¿NO DIRÁS NADA?.

La jovencita escondida detrás de Richard, recogió la blusa y falda que estaban regados sobre el suelo.

—¿Y TÚ QUIÉN ERES? —increpó a la castaña.

La muchacha alzó su rostro de manera inmediata y Valery abrió los ojos debido a la sorpresa.

—¿No me digas que tú eres Elizabeth la hija del jefe?

La mirada llena de vergüenza confirmó su sospecha.

—Eres un bastardo Richard, ¿Que no ves que es una mocosa que aún tiene olor a leche?, ¿Cuánto tiene… 19 años?

—¡Cállate!, no sabes nada—espeto el aludido.

Valery apretó los puños —. No te atrevas a callarme que te parto la boca —fijo sus ojos en Elizabeth —. Eres una sucia ramera, no me mires con esa cara de que no quebras un huevo. Porque los rompes por docena.

Los ojos azules de la joven se llenaron de lágrimas y comenzó a sollozar, pero la sonrisa de burla no fue indiferente para Valery.

Se acercó hasta ellos, la muchacha se escondió tras su espalda, y puso sus manos sobre los hombros de Richard.

—Val ya vete, hablaremos en casa.

~{No sin antes despedazarte maldito}~ pensó.

En un rápido movimiento y aprovechando que la ilusa de Elizabeth alzó su rostro para ver sobre el hombro de Richard, Valery extendió su puño y le dió directo en la nariz...

—¡Aaaaaah!—gimió de dolor y cayó al suelo.

—¡¿Qué has hecho?!...¡LOCAA! —este se agachó para contenerla.

Aquello fue suficiente para que Val tomara ventaja, se abalanzó sobre él, lo tumbó en el suelo y se sentó a horcajadas sobre su cadera.

Golpe tras golpe estrelló su puño en el atractivo rostro de Richard.

—Te lo di todo, ¿Y así me pagas?.. maldito cabrón —un puñetazo cayó sobre su labio partiendolo en el acto.

Elizabeth gritaba asustada.

—Cállate o te tocará a ti —la fulmino con la mirada.

Cuando se dió cuenta que era suficiente, se levantó y limpió la sangre de sus nudillos con un pañuelo.

Se acomodo el cabello, sonrió y con una mirada que le provocó escalofríos a la castaña le dijo:

—Te lo regalo… pero te advierto, si me lo hizo a mi, te lo hará a ti.

Se marchó, dejando a un ensangrentado Richard sobre el suelo, casi inconsciente.

Y es que este, se olvidó que Valery en la universidad era la número uno en Boxeo, nadie podía superar la destreza y rapidez que tenían sus puños. Con su derechazo era imbatible.

De pequeña, siempre soñó con ser igual a Xena: La princesa guerrera, por lo tanto, desde la adolescencia se involucró en peleas con otros niños mayores, sin importar cuánto golpes recibiera, ella siempre procuraba dar el doble.

Pero todo cambió cuando quedó embarazada de Héctor, y luego su casamiento. Ya el boxeo no tenía cabida.

Hasta hoy, que su instinto renació y las ganas de destrozar la linda carita de Richard surgieron.

Si, no fue un golpe limpio haberlo atacado por la espalda, sin embargo, la traición de él, tampoco lo fue.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play