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El Personaje Secundario Solo Quiere Sobrevivir

¡He muerto!

Hola ~ este es el inicio de una nueva aventura, disfruta de la historia de Catalina y olvídate de la moral, ten la mente abierta a cualquier posibilidad, además si eres una persona sensible no lo leas ya que hay escenas de secuestro, algo de sangre. Las advertencias no son por nada. Esta historia es dulce al principio, pero luego se torna algo oscura, así que estás advertida.

Catalina Conte es mi nombre, soy una chica de 22 años, al menos esa era mi edad, ahora ni siquiera sé cuantos años tengo, lo único que sé es que voy a morir en cualquier momento.

No...

Espera...

Yo morí, al menos eso pensé cuando fui apuñalada cruelmente en un callejón oscuro por algún loco al azar, sin embargo, en vez de despertar con coros celestiales o con llamas quemando mi alma, desperté en una habitación pequeña, pero, lujosa, al menos no era algo que mi yo huérfano podía costear.

Cuando desperté, al principio me sentí confundida, al menos, pensé que todo lo que había ocurrido en esa trágica noche fue solo un mal sueño al no ver la herida que se suponía que debía estar en mi abdomen, sin embargo, no pude evitar sorprenderme al ver un pircing en mi ombligo, eso no era algo que tenía, así que sin miramientos me acerque al espejo y contemplé mi aspecto, aunque parecía que algo había cambiado en mi rostro no podía decir que, tal vez era la nariz que la tenía más respingona o quizás mi rostro que se veía claro no con las señales de acné que estaba acostumbrada a tener.

En fin, esta era yo, pero, no al mismo tiempo.

¿Había despertado en una realidad alterna? ¿Estaba soñando?

Trate de apretar mi mejilla para comprobar si estaba soñando, pero al notar el enrojecimiento y el leve dolor, supe que no era un sueño.

Entonces...

¿Esto era una pesadilla? ¿Qué demonios estaba pasando?

¿Me habían secuestrado? ¿Estuve en coma y ahora pertenecía como alguna especie de esclava a algún jeque árabe?

Miles de posibilidades acudían a mi mente en este momento, pero, ninguna me convencía totalmente.

El zumbido de un celular me sacó de mi ensimismamiento.

El tamaño y el modelo no coincidían con el artefacto trizado que había tenido durante muchos años.

Aún confundida con todo lo que me estaba pasando, revise el celular de alta gama que solo en sueños me hubiese atrevido a tener, navegue por el buzón debido a que era la mejor manera para enfrentar esta realidad y conocer mejor mi entorno, sin embargo, no pude evitar soltar el celular cuando vi aquel mensaje.

Rose Queen: Hola Catie, Catie, te extraño, ya quiero salir de este internado, ah, bueno, te comento que en unos días tendré vacaciones e iré a tu casa para poder visitar algunas universidades de nuestro interés. PD: Ya quiero iniciar nuestra vida universitaria.

Yo conocía ese nombre, no, tacha eso, yo lo había leído.

Rose Queen era la protagonista femenina de un libro de misterio y suspenso que había empezado a leer, aunque solo leí el capítulo uno y antes de que me asesinen iba a leer los siguientes capítulos, pero, no pude hacerlo.

Lastimosamente, aquel libro no tenía una sinopsis específica, más bien tenía una sola frase que como la lectora compulsiva que era me atrapó por completo.

El libro se llamaba: El nacimiento de un monstruo. Y empezaba con la frase: "Todos tenemos un monstruo, ¿te atreves a conocerlo?"

Pero, eso no es lo importante, en el libro había un personaje con mi mismo nombre, su identidad era la mejor amiga de la protagonista Rose Queen, todo indicaba que había transmigrado en ese personaje secundario.

¡Diablos!

Necesitaba huir muy lejos, no quería morir por segunda vez luego de haber muerto, parecía que este era mi karma por leer muchos libros de misterio y suspenso.

Después de todo, ni siquiera tenía alguna información sobre mi asesinato, como el lugar o el proceso.

Lo único de lo que estaba realmente segura era que morí en la primera línea del primer capítulo.

"Catalina está muerta, no murió por alguna enfermedad o por un accidente al azar, no, ella murió en manos de un monstruo, alguien desalmado y despreciable. Un psicópata, un animal de sangre fría que juró destruir algún día por quitarme lo más preciado que tenía en esta vida..."

Y esas fueron todas las líneas que le dedicaron a mi personaje, aunque algo melodramáticas, pero fue el inicio de la historia de transformación de la risueña heroína en alguien despiadada consigo misma, la cual decide abandonar su sueño de estudiar literatura para estudiar criminología y así algún día atrapar al criminal que asesino a su amiga, pero, lo que más me intereso del libro fueron los chicos locos, obsesivos y malvados que presentaron como posibles asesinos o candidatos a novio.

Cabe recalcar que en el libro los presentaron como los herederos de las familias prominentes a los que la heroína no debía ofender, sin embargo, no pude seguir leyendo y solamente conozco los nombres de esos tipos, aunque pensando en ello, entre esos hombres se encontraba mi hermano, es decir, el hermano del personaje en el que me he convertido.

Creo que su nombre era Cale, sí, al revisar el celular en mi mano que gracias al cielo no tenía contraseña, comprobé que ese era el nombre de mi hermano.

Al pensar en ello necesitaba de manera urgente averiguar qué estaba pasando con esta nueva yo en la que me había convertido antes de poder enfrentar el mundo.

Pero...

¿Tendré alguna oportunidad de vivir?

Justo cuando estaba meditando y revisando la forma de hablar de esta nueva yo en la que me había convertido, pude notar que ella tenía una personalidad semejante a la mía, hasta aquel emoji de cara sonriente al final de cada mensaje era el mismo, que por un instante la idea de que esta era mi vida pasó por mi mente de manera fugaz, sin embargo, me vi interrumpida de cualquier pensamiento debido a la entrada estrepitosa de cierto alguien que hizo que me pusiera pálida al ver su aspecto.

Sí...

Yo quería desertar, porque la mirada llena de odio en el rostro de aquel sujeto alto y de cabello negro me hizo querer hacerme una bolita y llorar.

— Catalina, ¿cuánto tiempo piensas mantener esta farsa? — cuestionó dejándome anonadada debido a que no entendí a que se referían sus palabras — Aunque finjas estar enferma, debes entender que ya sea la bruja de tu madre o mi padre no vendrán a verte así que deja de perder el tiempo y ponte a estudiar — comentó antes de cerrar la puerta de un tirón.

Bueno...

No tenía idea de lo que estaba hablando, pero, tampoco me interesaba, al menos no en este momento porque lo único que había en mi mente era buscar la manera de sobrevivir.

Sí...

La mejor opción era huir.

¡Huir nunca fue una opción!

Huir nunca fue una opción, al menos no para mí. Eso lo descubrí cuando lo intenté, bueno, al menos lo hice.

Quise escapar rápidamente de esta casa luego de descubrir que había transmigrado en el personaje secundario que iba a morir en manos de un asesino. Tomé todas las cosas de valor que tenía a mano, porque pensé que las podría vender y como era alguien que había vivido en la miseria durante mucho tiempo, sabía como enfrentar al mundo y defenderme.

Pero…

Cuando logré salir de la mansión en la que residía me di cuenta de que este mundo era similar al mío, así que sin preámbulos tomé un taxi y me dirigí hacia el aeropuerto, lejos de esos chicos psicópatas, del asesino y de la bella heroína. Sin embargo, antes de que pusiera un pie en el aeropuerto, un sujeto inmenso de cabeza rapada se me acercó y sin previo aviso me alzó como un costal de papas, ignorando todas mis protestas hasta subirme en un auto negro.

Aunque creí que estaba siendo secuestrada y estaba tratando de buscar la menor oportunidad para escapar, tuve que olvidar todos mis planes, luego de que escuché hablar a aquel sujeto.

— Joven Cale, ya tengo a la señorita, sí, no se preocupe, la cuidaré — comentó mientras me miraba por el espejo retrovisor.

¡Cale! ¡Oh, no!

Así que no estaba siendo secuestrada…

Y esa fue la triste historia de mi fallido escape.

Ahora me encontraba siendo regañada por el que se supone que es mi hermano.

— Catalina, ¿qué estás tratando de hacer al ir al aeropuerto? — cuestionó arrugando sus cejas — ¿Acaso ibas a buscar a papá? ¿Por qué no puedes entender que ellos están ocupados y vendrán dentro de una semana? Sé que el jueves es tu cumpleaños y querías que estuvieran aquí, pero, entiende mujer que no pueden…

Deje que pensará lo que quisiera porque en realidad no había pensado en alguna excusa sobre mi escape. Sin embargo, estaba algo interesada en saber como fue que me localizó.

Es decir, ni siquiera pude poner un pie en el aeropuerto, eso no era lógico, por el jodido cielo.

— ¿Cómo me encontraste? — le pregunté mirando el traje negro que se pegaba como una segunda piel a su cuerpo.

Solo ahora me tomaba el tiempo para evaluar la apariencia de este hombre que se hacía llamar mi hermano.

Él tenía una apariencia ruda, pero, del tipo sexy, al menos para mí, aunque su expresión facial daba bastante que desear porque parecía como si siempre estuviera enojado debido a la forma arqueada de sus espesas cejas que resaltan el color de sus ojos azules que eran muy diferentes al color casi negro de mis ojos.

Cale Conte en el apartado de personajes fue presentado como un abogado prometedor, era el futuro heredero de un bufete de abogados de gran prestigio en el centro de la ciudad, su edad parecía estar alrededor de los 23 o 25 años, su altura era de 1.80 cm.

Y eso era todo lo que sabía de él.

Aunque ahora podía añadir otra cosa: sus serios problemas de ira.

Porque el chico enfrente de mí al escuchar mi pregunta parecía un volcán listo para estallar.

— No seas bruta Catalina, ¿cómo más te voy a encontrar? — negó con la cabeza — Acaso te olvidas de que mantienes un rastreador en tu cuerpo desde los diez años debido a todas tus travesuras.

Mi cara debió verse ridícula en este momento porque el hombre enfrente de mí hizo un amago de sonrisa que rápidamente lo cubrió con un ceño fruncido.

— ¿Un rastreador? ¿Cómo un GPS? — cuestioné para mí misma llena de incredulidad dándome cuenta de que todos mis planes de huir se fueron al más allá.

— Ya deja de perder el tiempo — comentó aquel chico mientras levantaba una ceja — Soy tu hermano mayor y debes hacerme caso niñata — me siguió sermoneando — Espero que te sirva de lección esto y no ocasiones más problemas, ¿entendido?

Como aún me encontraba llena de estupefacción debido al descubrimiento que había hecho, solo pude asentir para luego levantarme con pasos nerviosos y regresar hasta la que se suponía que era mi habitación, aunque me perdí un poco debido a lo grande que era la casa y anduve deambulando por los pasillos durante algún tiempo al final pude llegar.

Pero…

¿Cómo podía tener un rastreador dentro de mi cuerpo? ¿Esto era algo lógico? ¿A dónde fue todo eso de los derechos humanos? ¿En dónde quedó mi privacidad?

No pude evitar suspirar antes de echarme en la acolchada cama.

— Porque no pude leer un libro sobre romance dulce antes de morir, así no estuviese rodeada de tantas personas con serios problemas mentales — murmuré.

Sin tener nada que hacer me puse a revisar la habitación y por suerte encontré un montón de diarios en orden de edad, parecía que a esta chica al igual que a mí le gustaba escribir su día a día.

Como no tenía nada más que hacer, me puse a leer cada uno de estos. Aunque sabía que estaba invadiendo la privacidad de alguien y que a mí no me gustaría que hicieran lo mismo, no tuve más opción que hacerlo porque no podía andar a oscuras, sin saber quién era realmente, después de todo ahora yo era esta Catalina Conte, la cual es una niña rica y no una huérfana como yo que era una hija más de la calle.

Leí durante mucho tiempo, pero, cuando terminé de leer el más reciente, no pude evitar suspirar porque existían demasiadas coincidencias entre esta chica y yo.

Muchas, en realidad, era como si está fuera mi vida.

Y lo más curioso fue que con cada palabra que leía tuve una imagen mental de la situación como si yo la hubiera vivido realmente.

Para empezar la letra era muy similar, los gustos y disgusto exactos, al leer sus pensamientos sobre algunas situaciones que habían sucedido en su día a día pensé que yo hubiese actuado igual, esto era demasiado espeluznante, era como si siempre hubiese sido Catalina, no, era como si ella fuera la yo de una realidad alterna.

Las diferencias entre nosotras eran muy pequeñas, casi inexistentes y estás radicaban en nuestro entorno familiar. Porque la Catalina Conte de este mundo tenía una familia que la amaba demasiado cuando yo siempre he estado sola sin nadie alrededor.

Al leer su vida me sentí un poco triste porque no entendía la razón por la que alguien con la personalidad de Catalina sería asesinada de una manera espantosa. Tampoco podía entender el motivo por el que había transmigrado, pero, me prometí a mí misma que haría lo posible para vivir.

En este momento acepté que yo era la Catalina de este mundo, que ahora su vida me pertenecía y mi promesa para ella era cumplir todos sus sueños, que también eran mis propios sueños, tratar a sus seres queridos como si fueran los míos.

Desde este momento ya no nos dividiría como personas diferentes porque desde este instante éramos la misma persona.

Yo soy Catalina Conte y esta era mi vida.

De pronto, el celular que se encontraba en mi bolso empezó a zumbar sacándome de mis pensamientos.

¿Quién me estaba llamando?

Vacíe mi bolso encima de la cama porque en mi proceso de huida había guardado demasiados objetos que según mi percepción eran de valor.

Miré el identificador de llamada, el cual decía “Amor”.

¡Oh, No!

Yo no quería un novio, tampoco uno que no conocía.

Lo siento, pero, debíamos terminar porque en realidad, mientras leía aquel diario, descubrí que este novio que recién hacía acto de presencia solo era alguien con el que salía debido a la presión social.

Abrí la llamada con algo de incertidumbre mientras planeaba mis próximas palabras.

— Catalina, gracias al cielo contestas, te he estado enviando un montón de mensajes, pero, no me contestaste ninguno, creí que te había pasado algo — dijo rápidamente — Sé que solo llevamos dos días de salir y estoy siendo algo paranoico…

Aunque el chico tenía una voz dulce y sabía que yo solamente era alguien más que se había despertado en este cuerpo, no quería engañar los sentimientos de nadie, por ende no podía seguir manteniendo esta relación, así que esto sería como quitar una bandita.

— Lo siento — contesté — Creo que salir fue un error, no creo estar preparada para esta relación.

— Catalina ¿Qué estás diciendo? ¿Acaso estás jugando conmigo? — cuestionó con voz grave.

— Terminamos — dije con voz seria antes de colgar.

Me sentí liberada.

Observé la hora en la mesita al lado de mi cama antes de bajar a buscar algo de comida.

Cuando llegue a la mesa del comedor, un hombre vestido como esos mayordomos que aparecían en las películas hizo acto de presencia, casi grité cuando lo vi, porque apareció de la nada, haciendo que me pregunte si esto era algo de mayordomos porque aquellos que aparecían en las películas o series que me gustaba mirar en mi tiempo libre hacían lo mismo.

— Señorita, ¿desea cenar ahora o espera al joven Cale? — preguntó con voz grave haciendo que el bigote en sus labios temblará con cada movimiento que hacía.

— Esperaré a Cale — anuncié — Quiero hablar con él — señalé viendo sus ojos opacos, casi translúcidos.

— Cómo desee, le daré aviso de inmediato — comentó.

— ¡No! — exclamé antes de que se fuera — Deja que mi hermano termine lo que tenga que hacer.

— ¿Hermano? — susurró confundido antes de asentir y alejarse con rumbo desconocido.

Mientras veía el interior de la casa y trataba de familiarizarme con el lugar, no pude evitar sorprenderme como una chica de campo al ver las decoraciones y los lujos que destacaban en el interior, aunque en mi anterior vida había visto casas lujosas, ninguna se podía comparar con esta, definitivamente estaba a otro nivel.

— ¿Me buscabas? — cuestionó alguien a mi espalda.

— Sí, hermano — mencioné haciendo que se sorprendiera por qué desde que era una niña hasta la edad adulta debido a que no compartía ningún lazo sanguíneo, en raras ocasiones lo llamaba hermano.

Mi madre y su padre se casaron cuando tenía cinco años, aunque no podía decir que la relación entre Cale y yo era mala, porque lo quería, sin embargo, debido a la diferencia de edad, además de su carácter tan espinudo, la mayor parte del tiempo discutíamos.

— Quiero disculparme, sé que he sido inmadura y te he hecho preocupar con mis travesuras, pero, te prometo que de ahora en adelante cambiaré.

— ¿Acaso piensas que soy bruto, Catalina? — comentó levantando una ceja, parecía que le gustaba hacerlo — Siempre dices lo mismo, pero, al final, cometes otra burrada.

— Esta vez será diferente — señalé con una sonrisa.

— Te creeré cuando vea resultados, ahora comamos — comentó mientras caminaba hacia el comedor.

La cena transcurrió de manera amena, al menos, así me parecía porque no sabía que locura pasaba por la cabeza del chico enfrente de mí.

Después de todo, aunque parecía normal, claramente su forma de ser era impredecible por algo, era uno de los candidatos a asesino, por esa razón estaba tratando de enmendar nuestra relación, al menos no deseaba que mi hermano en un futuro se canse de mí y decida que no necesitaba seguir ocupando oxígeno.

Mientras comía trate de demostrarle que ahora era una buena niña, no tan caprichosa como en el pasado.

Cuando termino la cena, me sentí tan satisfecha porque nunca en mi vida había comido tantas delicias en una sola noche, en el pasado consideraba que las papas fritas eran celestiales, ahora, no creía lo mismo, porque aquellos platos místicos que no recordaba sus nombres se consideraban mi comida favorita.

— Gracias — susurré cuando una joven de aspecto delicado empezó a recoger la mesa.

— Ahora le agradeces a la servidumbre — comentó mi hermano mientras bebía una copa de vino — No lo has hecho desde los siete años — añadió risueño — ¿Qué clase de juego estás jugando? ¿De verdad quieres estudiar actuación? Pienso que tienes un futuro prometedor.

— Ninguno hermano, te dije que cambiaré un poco, no necesitas molestarme o cortaré tu cabello cuando duermas — amenace haciendo un puchero.

— Parece que tu cambio no durará demasiado — sentenció serio — Solo trata de no meter a nuestra familia en problemas — murmuró — Sí, matas a alguien y te descubren, dejaré que te pudras en la cárcel como lección para que en otra ocasión aprendas a no dejar evidencia.

Cuando termino de hablar no pude evitar verlo boquiabierta.

Esas son palabras que le puedes decir a tu hermana menor. Ya veo porque eres uno de los sospechosos, tu forma de hablar es muy siniestra hermano, más que un abogado de futuro prometedor pareces un criminal.

— Me voy a dormir — comenté mientras me levantaba y me acercaba a Cale con algo de nerviosismo, mientras él me miraba con aquellos ojos tan parecidos al azul del cielo, deposité un beso de manera fugaz en su mejilla.

— Buenas noches, hermano, ten dulces sueños — dije mientras me escapaba como si mi trasero estuviera en llamas sin ver su reacción, mi cara se sentía ardiente y mi dignidad como chica ruda se vio perjudicada. Pero, era necesario hacer aquello porque deseaba que este hermano mío, si era la persona que me iba a asesinar en un futuro, me viera como alguien dulce e inofensivo.

¡Dios! Todo lo que tenía que hacer para sobrevivir.

Cuando subí a mi habitación entré a la ducha rápidamente sorprendiéndome de nuevo debido a la cantidad de ropa que tenía guardada en el armario.

Busque una bata de dormir antes de bañarme.

Al salir del baño sequé me largo cabello negro con el secador hasta dejarlo esponjoso, cuando todo estuvo listo me acosté a dormir esperando que mañana sea un nuevo día.

Sin embargo, en medio de la noche recibí un mensaje de texto que me hizo despertar de inmediato porque era de la protagonista informándome que mañana vendrá.

Rose Queen: No respondiste mi mensaje, ya pedí permiso, mañana iré a verte.

¡Oh, no!

Era demasiado tarde para responder y decirle que morí.

Decidí no responder y seguí durmiendo, ya mañana le diría que mi teléfono se había arruinado o algo.

Pero…

A la mañana siguiente, demasiado temprano para que salga el sol, alguien tocó mi puerta.

Era Dmitri el mayordomo que tenía esa habilidad que todo mayordomo debía tener para pasar desapercibido.

— Señorita, la joven Rose se encuentra abajo esperando por ust…

— Catie, aquí estoy, déjame pasar — dijo interrumpiendo al mayordomo por completo.

¡Oh, no! La protagonista estaba aquí.

¿Por qué su “mañana” difería del mío? Eran las cinco de la mañana por el amor de dios, no podía con su entusiasmo por mi bienestar.

Parecía que ninguna persona era normal en este libro.

Sí…

Debí haberle respondido.

Cuando abrí la puerta una chica alta de cabellera castaña y cuerpo delgado me esperaba, sus ojos verdes me miraban con entusiasmo y sus labios se mantenían arqueados.

— Catie — susurró antes de abrazarme — Te he extrañado tanto.

Sus brazos se sentían cálidos que no pude evitar devolverle el abrazo.

— Pasa, Rose — invité haciendo que ella me soltara y se acostará en mi cama.

— Tu cama sigue igual de suave — mencionó en voz baja antes de tomar al osito rosa que se encontraba encima de mi cama — Sigues teniendo el oso que te regalé, creí que lo habías botado — señaló animada.

La protagonista delante de mí luce tan diferente que no sabía cómo actuar.

¿Qué debo hacer? ¿Qué debo decir? Esperando respuestas de manera urgente en línea.

Esperando respuestas de manera urgente en línea.

La protagonista está aquí.

Decidí actuar normal, pero, siendo sincera, aún seguía medio dormida. Sin embargo, no entendía el razonamiento de esta chica para venir tan temprano a verme solamente porque no le había respondido sus mensajes. Mientras pensaba en cosas al azar me recosté en mi cama, a un lado de donde se encontraba recostada la heroína.

— Tengo tanto sueño — murmuré tratando de espabilar antes de mirar a la protagonista principal de aquella historia que nunca termine de leer debido a mi repentina muerte.

Rose Queen.

Ella luce tal como la imagine, en el libro la describieron como una chica alta de cabello castaño claro, ojos gatunos y pestañas espesas.

Al mirar su aspecto detenidamente, por un momento, me sentí como si estuviera viendo a un artista, así que con algo de nervios le di una sonrisa.

— Si tienes sueño, sigue durmiendo — susurró mientras me atraía a sus brazos — Recuerdo que le tenías miedo a la oscuridad, ahora que estoy a tu lado puedes apagar las luces que yo te protegeré — añadió sonriente — Los monstruos no podrán atraparte si estoy junto a ti.

¡Ay, no! Ella es tan dulce que no podía relacionarla con la chica fría del libro.

— No quiero dormir ahora que estás aquí, así que hablemos — mencioné mirando como sus ojos hacían un arco hermoso.

Rose se levantó rápidamente de la cama como si tuviera un resorte en su trasero.

— ¡Sí! — anunció risueña — ¡Hablemos! Pero, primero déjame mostrarte una canción que he estado escuchando y me recuerda a ti — dijo antes de buscar en su bolso de manera rápida su celular.

Esta chica realmente era sinónimo de hiperactividad.

— ¿Qué canción? — cuestioné intrigada debido a que en todos mis años de vida nunca nadie me había dedicado una canción.

— Déjame buscarla — contestó mientras movía las cejas de manera extraña.

¡Cuánto misterio!

Rose buscó en su celular por un largo tiempo antes de acercarse a mi lado y mostrarme algo que me dejó anonadada.

— ¿Por qué la canción de los pollitos dicen pío, te recuerda a mí? — cuestioné haciendo un puchero.

— Es un secreto — sentenció sonriente antes de caminar alrededor de mi habitación — Cómo no podré venir a tu cumpleaños debido al internado, hoy hagamos como si fuera tu cumpleaños, he descubierto un montón de lugares que deseo visitar contigo, así que tengamos un día de chicas — musitó.

Luego Rose tomó una hoja en blanco de mi escritorio y empezó a escribir algo.

— ¿Qué haces? — cuestioné mientras me acercaba a ella, pero, Rose al notar mi intención escondió la hoja detrás de su espalda.

— No seas curiosa — dijo con picardía — Catalina se una buena chica y anda a cambiarte.

Puse mi cabello detrás del oído antes de alejarme de ella. Como no tenía nada más que hacer decidí hacerle caso y vestirme

Elegí un enterizo de color rosa junto con unas vans blancas, sin embargo, antes de cambiarme, me fui a asear en el baño.

Cuando estuve lista me aplique algo de maquillaje para luego peinar mi cabello en una coleta.

Miré mi reflejo en el espejo y quedé satisfecha con el resultado.

Cuando salí, Rose se encontraba hablando con mi hermano.

Espera…

¿Qué hacía mi hermano despierto tan temprano?

— ¿Pasa algo? — cuestioné mientras me acercaba a mi hermano y le sonreía con lo que esperaba que sea una sonrisa dulce — Buen día, hermano.

— ¿Qué tienen de buenos, Catalina? — escupió mientras miraba a Rose de mala manera — ¿Qué hace esta chica aquí? ¿Acaso se escapó del internado? — cuestionó arrugando las cejas.

Rose negó con la cabeza mientras me sonreía.

— Le estaba explicando a tu hermano que tengo permiso, pero, no me quiere creer — comentó mientras sacaba un papel de su bolso y se lo entregaba — Mira, aquí está el pase.

Mi hermano le echo un vistazo antes de resoplar.

— Eres tan astuta — comentó antes de mirarme — Catalina, si vas a salir, espero que regreses temprano, prometiste cambiar, así que espero resultados, nada de niñerías, ni de excusas baratas.

— Está bien, hermano — mencioné tratando de no decir nada que me perjudique en un futuro.

¡Ah! Vivir era tan agotador.

— Rose, sé que tú y mi hermana han sido amigas desde la infancia, también sé que la aprecias bastante, pero, todo tiene su límite, ¿cierto? — cuestionó serio haciendo que me preguntará, ¿cómo en el libro este tipo sobre protector y controlador se interesó por la heroína?

— Lo sé — respondió Rose — No te preocupes, sé lo que debo y no debo hacer — anunció antes de tomar mi mano — Y hoy voy a hacer que Catalina pase el mejor día de su vida.

Cale solo negó con la cabeza, cuando estuvo a punto de marcharse me acerque a él con algo de mortificación y deposite rápidamente un beso en su mejilla.

— ¡Qué tengas un buen día, hermano! — comenté antes de alejarme rápidamente de la mano de la heroína, la cual ahora mantenía una expresión seria mientras se tocaba una mejilla.

Cuando salimos de la mansión el cielo estaba claro haciendo que me diera cuenta de que en mi afán de escapar de la mirada inquisitiva de Cale no tome nada más que mi celular, ni siquiera, me acordé del desayuno.

— Dame yo te lo guardo — mencionó señalando mi móvil — Hoy nos vamos a divertir como nunca — dijo mientras me pasaba un casco.

Espera…

Sí, era un casco, no me digas que la motocicleta en la entrada de la mansión pertenece a la heroína.

— ¿Iremos en tu moto? — cuestioné dudosa debido a que nunca había tenido el honor de subirme en una motocicleta — ¿Estás segura? — insistí con las piernas temblorosas al ver su sonrisa.

— Sé que hace frío y no te gusta andar en moto debido a los accidentes que suceden, pero, no tengas miedo, ya sabes que siempre he sido tu heroína y conmigo nada malo te sucederá — aseguró mientras me ayudaba a ponerme el casco.

— Está bien — asentí — Siento que este día será memorable.

Y sí que lo fue.

Rose me llevo a desayunar a la playa, nunca había visto el mar, que no pude evitar mirarlo durante mucho tiempo. Luego de desayunar fuimos a un centro comercial en donde ella me compró un montón de vestidos y faldas. Aunque insistí en más de una ocasión para que no lo haga, no escucho ninguna de mis palabras e hizo lo que se le dio la gana bajo la excusa de que era mi regalo de cumpleaños. Después fuimos al cine en donde vimos una película de terror que nos hizo gritar en más de una ocasión. Además, cabe recalcar que fuimos al parque de diversiones luego del almuerzo en donde pasamos jugando durante mucho tiempo.

— Estoy tan cansada — señalé mientras me sentaba en una banca.

— Yo también — comentó Rose sentándose a mi lado — Iré a comprar una botella de agua — comentó, sin embargo, antes de que se levantara la detuve.

— Yo iré — dije sonriendo — Espérame.

Luego me levanté con las piernas temblorosas hasta el kiosco que se encontraba detrás de donde estaba sentada Rose.

Hoy había sido un día demasiado agitado, realmente no podía seguir el hilo de pensamiento de la heroína, era demasiado imparable.

Mientras caminaba hacia el kiosco tropecé con alguien haciendo que el helado que llevaba se le cayera al suelo.

Con algo de temor miré el rostro de la persona a la que había perjudicado, sin embargo, lo único que pude ver fue una máscara y un par de gafas de sol, así que no pude identificar si el hombre enfrente de mí estaba enojado.

— ¡Lo siento! — mencioné dando un paso hacia atrás — Iba entretenida y no te vi.

— Si las disculpas resolvieran todo en este mundo no existirían las leyes y los policías — comentó con una voz grave.

Justo cuando iba a ofrecerle comprarle otro helado, algunas chicas y chicos empezaron a gritar.

— ¡Derek! ¡Derek! — exclamaban con entusiasmo.

El joven enfrente de mí se llevó una mano a la frente antes de sacarse el abrigo negro que llevaba y colocarlo encima de mis hombros.

— Espera…

— Me debes un helado, así que ayúdame — comentó antes de abrazarme.

— ¿Qué estás haciendo? — cuestioné tratando de alejarme, sin embargo, me era imposible de hacerlo.

Cuando me estaba debatiendo entre patear a este joven en sus partes nobles o morderlo, una chica con lentes se acercó a nosotros.

— Disculpen, ¿Han visto a Derek? — cuestionó presa de emoción mientras miraba hacia todos lados.

— ¿Quién diablos es Derek? — pregunté intentando salir de los brazos de aquel sujeto.

— No — contestó aquel chico con una sonrisa, pero, al ver que la chica lo miraba, dijo algo que me dejó asombrada e hizo que detuviera mis movimientos por completo — Quiero besar a mi novia, será que te puedes ir.

— ¡Oye! — protesté ganando un pellizco en el trasero.

Cerré los ojos tratando de calmar mi enojo, pero, me era imposible, había cosas que simplemente no podía dejar pasar y una de esas era ser atacada y manoseada por alguien que ni siquiera conocía, ya sea intencional o no era algo que no podía soportar.

— Lo siento, es que te pareces tanto a él — comentó la muchacha antes de alejarse.

Cuando las voces que buscaban al tal Derek se esfumaron, aquel extraño sujeto dejó de mantenerme cautiva en sus brazos.

— Gracias — agradeció sonriendo de una manera superficial — Creo que te has de haber dado cuenta de que soy Derek así que te daré un autógrafo en compensación.

Cuando termino de hablar sonreí de la manera más dulce que podía, quería transmitirle con mi sonrisa que estaba encantada, más bien, quería que baje la guardia porque en menos de un segundo la sonrisa que mantenía en mis labios se esfumó dando paso a un ceño fruncido el cual se mantuvo hasta el momento exacto en que le di una patada en la rodilla.

— Ni siquiera sé quien eres, ¡pervertido! — mencioné con ira tirando en el proceso el abrigo que colgaba en mis hombros.

— ¡Maldita, loca! — exclamó con enojo — Te vas a arrepentir de lo que has hecho.

— Agradece que no te patee en otro lugar — comenté mirando su entrepierna con una sonrisa para luego alejarme a comprar esa maldita botella de agua.

¡Qué tipo tan loco!

Cuando regrese con la botella de agua, Rose aún se encontraba sentada en la banca, era solo que su expresión se veía un poco fría.

— Catalina — mencionó con voz ronca cuando me vio — ¿Estás saliendo con alguien? — cuestionó arrugando el ceño — Ese tipo es un patán.

— ¿Por qué dices eso? — cuestioné haciendo que me viera fijamente antes de darme el celular en donde claramente resaltaba las 20 llamadas perdidas y los 200 mensajes de textos de “Amor” — No estoy saliendo con nadie — comenté dándole la botella de agua — Está persona es alguien con la que acepte salir debido a una apuesta, pero ya lo termine.

Rose me miró durante algún tiempo antes de sonreír.

— ¡Oh! — exclamó — No deberías salir con personas extrañas, no sabes lo locos que pueden estar — recomendó antes de tomar mi mano — No quiero que te pase nada malo.

Al escuchar sus palabras hizo que me diera cuenta de que este exnovio bien podría ser mi futuro asesino.

— Tienes razón — contesté — Prometo no hacerlo de nuevo.

— Tus promesas no son certeras — señaló risueña — Pero, por esta vez te creeré, ahora vamos a casa porque después tu hermano no nos permitirá salir en el futuro.

— ¡Vamos!

Cuando llegamos a casa el cielo se encontraba rojizo, anunciando que muy pronto llegará la noche.

— Esta vez no entraré — comentó acomodándose en la moto — Debo marcharme, Catie, la próxima vez que regrese será dentro de dos semanas — comentó con voz cantarina — Por favor, mantente saludable.

— Tú también, conduce con cuidado — mencioné con una sonrisa — Nos vemos pronto — señalé mientras le daba un beso en su mejilla — ¡Adiós!

Después de nuestra despedida entre corriendo a la casa en donde Dmitri me esperaba.

— Bienvenida, señorita — saludo — ¿Desea que preparé la mesa para la cena? — cuestionó con voz grave.

— No te preocupes — señalé mi estómago abultado — He comido demasiado — mencioné antes de dirigirme a mi habitación.

Antes de que entrara me encontré a Cale en el pasillo.

— Veo que te has divertido bastante — comentó señalando la cama llena de bolsas de ropa.

— Sí — señalé risueña.

Cale negó con la cabeza antes de acercarse a mí.

— ¡Catalina! — murmuró dándome suaves toques en la cabeza — Ten un buen sueño.

Después de decir aquellas palabras se marchó dejándome confundida.

Cuando entre a mi habitación negué con la cabeza al ver las bolsas de ropa, aunque todas eran de mi gusto, no pude evitar sentirme algo apenada.

Encendí el televisor dentro de mi cuarto mientras escuchaba las noticias, sin embargo, cuando terminé de arreglar el desorden que tenía algo llamó mi atención.

“El ídolo Derek Ruggiero ha roto el récord mundial con su nuevo sencillo “Amor brutal”…”

¡Oh, no!

Fue lo único que pude decir al ver el rostro de aquel tipo porque era el mismo chico del parque de diversiones, además de que era otro candidato a asesino o futuro novio de la protagonista Rose Queen.

En el libro lo presentaron como el hijo bastardo del presidente, el cual era un ídolo amado por millones de fans, sin embargo, este tipo tenía algunos serios problemas de confianza, además de ser alguien vengativo.

Yo había pateado a un tipo como él.

¡Maldición!

¿Cómo es que soy tan bruta? ¿Era demasiado tarde para ir y disculparme con él?

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