La sangre me hervía de rabia cuando sentí su bofetada. ¡Este tonto humano tan insignificante se había atrevido a golpear a un ser como yo! Todavía de que se puso a jugar conmigo y con mi tiempo, se atrevía a tratarme de esta manera. Lo escuché claramente, pero por la ira que me consumía, no le puse caso a nada de lo que dijo, ya que salió corriendo. Logré alcanzarlo, lo tomé fuertemente del brazo y lo arrastré hasta unos baños cercanos. Lo veía llorar, pero me importaba muy poco. Lo contemplaba con una ira inmensa. El verdadero sentimiento que tenía por los humanos, más por los que eran como él, era tan abrumador que comenzó a revivir con fuerza frente a White. Me acerqué rápidamente a él a pesar de que se alejó, lo arrojé contra la pared tomándolo de las muñecas y apresándolo contra el frío azulejo, sin importarme si tenía dolor.
“¡Mentiroso, hipócrita, estúpido e insolente! ¡Eres peor que todos los humanos que he conocido, pero créeme, no eres el único sobre esta tierra que es de esa manera!”
Ahuequé sus mejillas con mi mano libre, para después besarlo y mordiendo su labio con fuerza.
“¡No debiste jugar con el lobo si no ibas a soportar el ataque!”
Me miró a los ojos con lágrimas y miedo, pero parecía tener fuerzas para continuar discutiendo. Me encanta su dignidad, entonces, hagamos algo para castigarlo. Tiré del cuello de White, arrastré aquel sexi, delgado y pálido cuerpo hacia el baño de discapacitados y lo arrojé al suelo. El golpe seco y su gemido de dolor no me importaron, ahora quería hacerle entender que nadie puede jugar conmigo. Lo levanté para ponerlo contra la pared y tomé sus manos para aprisionarlas por encima de su cabeza. No sé si era porque estaba llorando o por ser débil, pero él dejó de luchar. Solamente me miraba con enfado y miedo. ¿No lucharás? Entonces hagámoslo rápido y delicioso. Ni siquiera intenté prepararlo, no se lo merece, procedí a tomar el regalo que tanto me negaba para después suspirar.
“Genial, esto es… Realmente es genial”
El interior de White era tan bueno, cálido y apretado, pero continué moviendo mis caderas más duro, más rápido, llegando hasta lo más profundo. Empujé con fuerza su cuerpo a las frías paredes poco a poco, hasta que el espacio personal desapareció para él. Lo escuchaba gemir, pero no sabía si era de placer o de dolor, pero no me interesa. Le hice pagar por querer romper el trato; sin embargo, no fue suficiente, yo continuaba enojado con él.
Días antes…
Kiet
Ya era hora de ir a la universidad y seguramente será un buen día, pues siempre hay un gran catálogo de bellezas desfilando en el pasillo, existían veces en las que alguna que otra chica me llamaba la atención; sin embargo, prefería enfocarme en los chicos y vaya que había de donde escoger.
—Bien, veamos qué nos depara el día de hoy.
Entré en busca de alguna presa interesante, iba caminando por el pasillo cuando encontré a un chico que sin duda, se veía como un juguete fácil, estaba tan tranquilo y tímido que esto será pan comido. Cuando el suave viento alzó ligeramente su camisa de vestir, reveló su delgado y delicioso abdomen. Se me hizo agua en la boca. Definitivamente será mío. Sonreí de lado y me aproveché de que había mucho viento para enviar una ráfaga lo suficientemente fuerte como para que volteara hacia atrás y derramara la fila de sillas que estaban apiladas, una vez que volteó, me moví rápido para ponerme frente a él. Era obvio que cuando regresó la vista enfrente para seguir caminando, chocó contra mí esparciendo algunos de sus libros por el suelo y cayendo irremediablemente.
—¡Auch! —se quejó.
—Fíjate por donde vas, ratoncito, puedes hacerte daño o hacer daño a alguien más —dije con una sonrisa sínica. Me reí mientras me agachaba poniéndome a su altura recogiendo un libro que estaba en el suelo, contemplé cómo se apuraba a recoger los demás—, dime, ¿tenías la cabeza metida en la tierra o como es que no me viste?
White
Se me hace muy tarde, supongo que no pasa nada si apresuro un poco el paso; sin embargo, un ruido detrás de mí me hizo voltear. Qué raro, bueno, continué avanzando deprisa, pero caí sobre mi trasero y miré entonces. Era quizás el chico más guapo que he visto en mi vida. Es tan, tan, ¿cómo decirlo?
—Lo siento.
Es como un ángel malvado.
Comencé a levantar mis libros y noté que estaba molesto, será mejor no hacerlo enfadar más, yo tuve la culpa por no mirar mi camino. Debe tratarse de esos chicos de último año, solamente espero que no estemos en el mismo salón. Suficientemente, mal comencé este año al recibir la noticia de que me saltaré dos grados debido a mi alto coeficiente intelectual, eso suena bien para muchos alumnos, excepto si eres un estudiante de esta universidad.
—Lo siento.
Volví a repetir, ya que él continuaba acechándome con una sonrisa malvada, recogí mis lentes y me los puse, debo verme como un dulce fácil para él por mi apariencia. Solamente visto la camisa de manga larga color blanca, con la corbata a medio hacer y el típico pantalón negro. Esta universidad exige utilizar un uniforme que requiere de un porte en particular, eso nos ayuda para distinguirnos del resto. El problema es que me veo desaliñado, la camisa está algo corta y revelará un poco mi abdomen si hago un movimiento inadecuado.
—Me tengo que ir.
Kiet
Parecía apurado o quizá eran únicamente los nervios, pero de verdad que de cerca se veía aún mejor, se veía su blanca piel a los lados de su cuello, ya la vería bien luego. Debo admitir que esos ojos verdes hicieron que me perdiera por un momento. Es raro ver ese color de ojos por este lado del mundo. Sentí que los había visto antes, en algún lugar, pero no recuerdo donde. No obstante, noté como estaba por huir. Me reí sin perderle la vista y al final se puso sus lentes levantándose y diciendo que se tenía que ir; sin embargo, antes de que pudiera moverse, lo tomé suavemente de la barbilla y me acerqué peligrosamente hasta que nuestros labios rozaron.
—Mantente alerta en tu camino o podrías encontrarte con una... Sorpresa.
—Yo…
Lamí mis labios sonriendo aún cerca de él, sintiendo como temblaba ligeramente, parecía ya no tener aliento, ni siquiera podía moverse. Soltó un gemido dulce a mis oídos e irresistible para mi necesidad. Debo pensar con la cabeza fría ahora mismo, no puedo hacer nada. Después de unos segundos lo solté y regresé a mi posición.
—Y, ¿a qué clase vas, ratoncito?
—¿Mi clase? —preguntó mientras miraba su reloj. Dios santo, es como un libro abierto—. ¡Diablos es muy tarde! Lo siento, me tengo que ir.
Sonreí ladino al verlo tan perdido, se la pasaba disculpándose y era un tanto molesto escuchar "lo siento" cada 5 palabras, pero se lo pasaría esta vez. Lo vi salir corriendo hacia su salón y de esta manera, pude apreciar mejor su figura, delgada y elegante, digna del evento principal de mi cacería. Ese dulce gemido no es el único que saldrá por mi causa. Me reí acomodándome el cabello y caminé directo a clases, ahí también podía tener bastante diversión. No obstante, caminé unos cuantos pasos más hasta que algo en el suelo me detuvo. ¿Un celular? Seguro era del chico de hace un momento, lo encendí y aunque tenía clave, supe que si era de él al ver su foto, no pude evitar pasar mi lengua sobre mis labios, era un tic que tenía, además se veía tan apetecible. Lo guardé en el bolsillo de mi pantalón y caminé hacia mi salón. Cuando entré, mi sorpresa fue aún más grande cuando lo vi ahí sentado y con esa expresión tan mortificada que me hacía querer ponerlo contra la mesa y darle duro hasta que no pudiera ni caminar. Metí las manos a mis bolsillos de la chaqueta y caminé pasando cerca de él sin dejar de mirarlo.
—Veo que te has venido a meter a la boca del lobo, ratoncito.
Solté una carcajada y fui hasta mi lugar esperando a que los demás y el profesor no tardarán en venir.
Por cierto, se preguntarán quién soy.
¿Mi nombre? Bueno, no lo sé, he usado muchos a lo largo de mi existencia; sin embargo, el que tengo actualmente es Kiet. Mi vida la vivía al máximo, sin cursilerías ni ataduras, solo disfrutando de lo que la vida ponía a mi paso, usando para satisfacerme a quien fuera lo suficientemente ingenuo como para caer en mis redes. Poco me importaba dejarlos después con solamente el recuerdo de esas maravillosas noches que pasábamos entre las sábanas, la mayoría terminaba suficientemente cansado como para reclamarme cuando me veían salir por la puerta, algunos hasta perdían la razón.
Hoy en día, mi popularidad en el instituto me ayuda a mantenerme en la cima, hice varios amigos pertenecientes a la misma raza porque los humanos se me hacían muy inferiores como para mantener una amistad con alguno. Todos repetimos año solamente porque así lo queremos y más por esa razón, somos los dueños de la universidad.
White
Pensé que no podía pasarme nada peor hasta que descubrí que no traje mi celular. Creí que lo puse en mi mochila; sin embargo, debió caerse en algún lugar cerca de aquí mientras corría como gallina sin cabeza. Quería enviarle un mensaje a mi mejor amigo Earth para saber si va a venir, pero ahora ya no puedo.
Ahora, ese chico con el que choqué, me produce cierto problema en mis pantalones, ya que su mirada parecía desnudarme por completo y de manera muy perversa. Dios sabe lo que estará pensando. Me ericé cuando pasó al lado mío y solamente tragué saliva. ¿Me vine a meter a la boca del lobo? ¿Por qué lo dice? ¿Tiene que ver con el hecho de que toda la clase parece estar llena de chicos como él? Eso no puede ser, bueno, podré ser nuevo en este salón, pero eso no significa que seré la comidilla de la clase solo por ser estudiante becado. También sé defenderme.
La primera clase la escuché sin problemas, no dejaron tarea, lo cual es bueno, así tendré tiempo de buscar mi celular. ¡Mi celular! Mi mamá me llamará en 3 horas y necesito saber dónde lo dejé. En cuanto el profesor se fue, yo me levanté y miré por todo el salón, ni siquiera me percaté de que ese chico sonreía burlonamente. Salí del salón para buscar en los alrededores antes que venga el otro profesor. Tenía miedo, pues mi contraseña eran los primeros 5 números, es muy fácil de adivinar, ojalá nadie lo encuentre ni vea mis fotos, porque tengo una muy comprometedora al final de la galería. Diablos debí eliminar esa foto desde que rompí con él. Pero desgraciadamente aún no logro olvidarlo. Odio tanto amar a Kai incluso ahora que ya no estamos juntos.
Busqué inútilmente en los alrededores del salón hasta que decidí regresar, buscaré a mi amigo para que me preste su teléfono antes de que a mi madre le dé un ataque de nervios. Desde un incidente en particular, ella no deja de preocuparse por mí. Es una decisión que jamás volveré a tomar, pues la cicatriz en mis venas aún duele.
Mientras regresaba, pensaba que estaba seguro, porque no podían desbloquear mis conversaciones, ahí si doy pena. Rogándole a Kai para que viniera a mi casa para tener una aventura es lo peor que pude hacer después de alejarme de él. ¿Ya mencioné antes que no tengo dignidad ni autoestima? Resulta que un perro tiene más dignidad que yo, ni siquiera deben arrojarme migajas para ir tras de un chico guapo y musculoso.
—¿Hola?
Me detuve. De nuevo vi a ese chico mirándome, muy fresco y guapísimo cómo hace momentos, la sangre subió a mi rostro, poniéndome tan rojo como la remolacha. Bien, él es del tipo que me fascina, pero hay algo en él que no me cuadra.
—Disculpa. ¿Has visto mi celular? Es uno con carátula negra, es simple, sin ninguna calcomanía. Como chocamos antes de clase...
—No lo he visto, deberías ser más cuidadoso.
Kiet
La escena de él, preocupado y buscando con la mirada a todos lados, era como poesía, ni siquiera se dio cuenta de que yo estaba por partirme de la risa. Lo vi salir y sonreí ladino sacando el celular de mi bolsillo, intenté dar con la clave, pero no pude hasta la tercera vez que logré adivinarla. Di un vistazo a su música, pero me dio igual, luego en su galería y encontré una que otra cosa interesante, incluso descubrí una foto de él con otro chico que parece ser su novio. Busqué algún otro indicio que me dijera quién era, cuál era su nombre y no tardé en dar con él. Sin embargo, cuando intenté ir a sus conversaciones, me di cuenta de que estaba bloqueado por otra contraseña, eso significa que no puedo ver nada más. Escuché pasos acelerados, acercarse de nuevo y rápidamente guardé el teléfono, quería torturarlo un poco más.
Sigue buscando lindura, sigue buscando.
Finalmente, se percató de mi presencia, no me molesté en apartar mi mirada de él y es que no encontraba el motivo. Me gustaba verlo dar vueltas y mejor aún, si intentaba siquiera acercarse para amenazarme, bueno, el que saldría perdiendo sería él. Lo vi venir hacia mí y preguntarme sobre su teléfono, yo solo alcé los hombros sonriendo y respondiéndole que debió tener más cuidado. Mi vista nunca se apartó de sus gruesos y rojos labios, y me acomodé mejor en el asiento del pasillo, mordiendo levemente mi labio inferior al verlo más a detalle. No disimulé, yo le daba una buena mirada lasciva.
—Deberías darte la vuelta e ir a tu lugar, dudo que el profesor tarde en llegar —dije con una sonrisa burlona.
El profesor llegó y justo vi la cara que ese chico puso. ¿Acaso era enfado lo que veía en su rostro? Tuve que reprimir la risa para que el profesor no me reprendiera mientras entrabamos. En cuanto ese chico se dio la vuelta, pude ver su lindo trasero contonearse, algo me decía que iba a pasar un muy buen rato en esto de cazar al ratón. Sonreí y discretamente puse en silencio su teléfono, si sonaba en clase de improviso, al que regañarían sería a mí y estaba de muy buen humor como para aguantar reclamos. El profesor ya estaba en el escritorio y empezó a dar su clase, por lo que tuve que dejar de ver a ese chico para poner atención.
White
Me aprendí mis pocos números de memoria, los escribí en mi libreta y más tarde les enviaré mensaje a todos. Protegeré mis datos y correos electrónicos. Desgraciadamente, no presté mucha atención en clase, incluso me regañaron por no responder una pregunta. Escuché las risas detrás de mí y de todas partes del salón. Ya odio esta escuela.
Menos mal ya era tiempo de ir a la cafetería, allá me encontraré con mis mejores amigos, Sunan, Earth y Aroon. Tenemos otro amigo en común, pero él ya está en el campo laboral.
—Menudo día, perdí mi celular —dije haciendo un puchero y colocándome junto a ellos en la fila para ordenar.
—¿De verdad? Si necesitas ayuda, te puedo regalar uno.
Earth, es el chico más hermoso del mundo, su corazón es tan grande que de ser posible, se le saldría del pecho. El pelirrojo muchacho siempre estaba al pendiente de mis necesidades.
—Muchas gracias, Earth, pero debo encontrarlo, es casi nuevo y lo peor de todo, es que aún estoy pagándolo.
—Te podemos ayudar a buscarlo después de clase, estoy seguro de que se cayó en el jardín —argumentó Aroon.
—Tienes mucha razón, no he buscado ahí.
Aroon sonrió y casi enseguida noté sus hoyuelos. Ese era su mayor encanto. Admito que los tres llamamos la atención por muchos motivos, pero ninguno se percata de eso. Creí que mi día sería tranquilo, pero noté que a lo lejos, se encontraba ese sombrío chico con el que choqué antes, junto con otros dos que parecen ser sus amigos. Todos ellos mirándonos como si fuéramos bocadillos.
Kiet
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Prólogo
Bienvenido a una historia de fantasía. La novela se centrará en cuatro parejas de estudiantes tailandeses:
White y Kiet
White es un chico muy bello e inteligente, posee unos delicados ojos verdes los cuales son extraños en los chicos asiáticos. Su físico es perfecto, solamente tiene un problema: no tiene la mínima pizca de autoestima. Kiet es un hermoso vampiro de cientos de años, poderoso, rico y muy impaciente. Su odio hacia esa especie, que consideraba inferior, no dejaba de crecer conforme más conocía a White.
Aroon y Big
Aroon es un chico virgen de 20 años, quien jamás conoció el amor. Cada noche tiene sueños eróticos, los cuales le causan una erección. El vampiro Big descubre un gran secreto que acecha a "la pulga amarilla".
Bright y Earth
Obligado a casarse con una mujer, Earth trata de persuadir a sus padres de desistir con el tema del matrimonio; sin embargo, ellos continúan con los planes a pesar de saber que a Earth no le gustan las mujeres. Bright apenas tolera la actitud de los humanos, ¿podrá Earth hacer que los deje de odiar?
Sunan, Dmitry y Kao.
Sunan es un chico abiertamente gay, al hueso colorado; no obstante, se encontrará en un triangulo amoroso poco usual, pues sus dos pretendientes son vampiros.
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"No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y transforme en héroe".
Platón (427 a.C – 347 a.C)
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¿Que tal? Lo prometido es deuda. Les enseñaré en lo que estuve trabajando junto con Demon todo el 2022 y parte del 2021 (Está desaparecida por el momento). Espero les guste. Advierto de nuevo que es una historia de amor tóxico, hay agresión, abuso y muchas cosas más. Si no les es de su agrado, no lean.
Sin más que agregar, disfruten la lectura, compartan y denme mucho apoyo. Les comento que mirar la publicidad en la sección de regalos es de mucha ayuda. 🥳
Aroon
No recuerdo la última vez que dormí a gusto, pero si recuerdo la última noche en la que tuve esas pesadillas... Y eso fue hoy. Manos acercándose a mi cuerpo, tocando cada fibra de mi piel y esos susurros que se escuchaban desde las sombras.
“Déjate llevar”
“Nosotros te haremos sentir bien”
“Ven y abraza el deseo, lo disfrutarás como siempre”
Sentí arquear mi espalda y ahogarme en mi propio placer. El sueño siempre me vencía y pocas veces podía disfrutar de la tranquilidad que todos tienen al sumergirse en ese mundo alterno.
A la mañana siguiente, descubrí lo de siempre. Ensucié mi pijama. Me abochorna decirle a mi casera que lave mi ropa, ya que descubriría que soy un ninfómano que sueña cosas eróticas; sin embargo, todo es inconsciente. No sé que es lo que me ataca en las noches o posiblemente se deba a que jamás he tenido relaciones sexuales. Ni siquiera suelo ver vídeos para adultos. ¿Debería comenzar a hacerlo? Además, supongo que alguna de las razones por la que nadie me presta atención, es porque visto como si siempre fuera a un funeral. Mi closet está lleno de ropas negras, es como si pidiera a gritos pasar desapercibido.
Nuevamente, como todos los días, lavé mi ropa yo mismo y la tendí en el área de lavado. Mi departamento se encuentra en el corazón de la ciudad, con un sofisticado Lounge y amenidades características de los departamentos de lujo. Además de encontrarse en medio de muchas plazas comerciales, está bastante cerca de la universidad.
Aunque tenía todo, me sentía muy triste. Cada día de mi vida es patético. Tengo pensamientos oscuros, tengo muchas ganas de suicidarme y lo peor de todo, es que no sé por qué. Mi psicólogo no está ayudándome mucho que digamos, desde que le conté que tengo sueños extraños, me recomendó no pensar en ello y concentrarme en mi rehabilitación. ¿Qué tipo de terapia es esa?
Días posteriores, investigué por mi cuenta utilizando el internet y encontré algo muy peculiar. ¿Los íncubos y súcubos existen? En ese caso, debo estar siendo acosado por un súcubo, ¿verdad? No perdí más el tiempo y comencé a hacer todo lo que recomendaban en el foro. Muchas personas eran acosadas por entidades del mal y mayormente eran mujeres, las pobres eran atacadas de manera no tan agradable; sin embargo, los hombres terminaban igual que yo.
Bueno, he terminado con el ritual y supongo que tendré un sueño muy agradable.
Al abrir mis ojos, la luz de la luna iluminaba a través de la ventana. Era bellísimo, parecía que brillaba solamente para mí. ¿Qué cuerpo celeste era más bello que la luna? ¡Ninguno!
“Tu belleza es aún mayor, Aroon”
Mi corazón comenzó a latir rápidamente, no sabía qué sucedía; no obstante, mi cuerpo comenzó a retorcerse de placer.
—Por favor…
Mi susurro solamente desencadenó una ola destructora de orgasmos que hicieron que mi excitación derramara semen sin haberme tocado, entonces, mi mano fue directo a mi miembro obligándome a acabar varias veces. No sabía si esto iba a terminar ya, pero lo único que entendí a la perfección, es que el ritual que seguí en internet, empeoró el asunto, ahora soñaba despierto y no sabía cuando estaba dormido o cuando estaba despierto. Necesito ayuda de manera urgente.
Lo único que me mantiene cuerdo, es asistir diariamente a la escuela para ver a mis mejores amigos. Todos nosotros tenemos problemas de gente rica, incluso White, pero podemos seguir adelante siempre que estemos juntos, hoy, por ejemplo, White perdió su celular y bien que podríamos comprarle uno a cada quien; sin embargo, no hace mucho que se compró el suyo. Acordamos ayudarle a buscarlo lo más pronto posible.
Ojalá nuestros problemas se resolvieran con dinero.
Kiet
De verdad que era divertido ver cómo incluso lo regañaban por no poner atención y todo por un teléfono. ¿Qué tenía ese aparato que era tan importante? Decidí seguirlo, pero en el camino me encontré con mis dos amigos. Bright y Big, ambos vampiros como yo. Entendían mi forma de cazar, por lo que no fue necesario explicarles que ahora estaba tratando de atrapar a alguien.
—¿Es él?
Bright señaló disimuladamente y yo sonreí ladino, asentí y bebí de mi “licuado rojo”.
—¿No es exquisito? —dije con orgullo.
—No lo veo bien, estamos algo lejos, luego nos lo presentas —Big expresó con flojera—. ¿Podemos ir a dormir?
—El pelirrojo es lindo. —Bright mordió su labio sin disimular.
—Olvídenlos, vámonos a ver la pasarela de los chicos de teatro—dije dando la espalda a la cafetería—. Es más entretenido.
—Vamos, hombre. ¿Será que alguno se tropiece? —Bright bromeó—. Podrías utilizar tu poder, Big.
—Sabes que no haré tal cosa.
—Qué desperdicio de poder —bramó. Era obvio que “largo” iba a negarse.
—La manipulación de sombras no se utiliza para tonterías. Gasto mucho poder.
El chico azabache rodó los ojos y caminó adelante. Siempre discutían por lo mismo. Bright puede emplear el poder de la teletransportación, él termina muy cansado después de cada movimiento; sin embargo, es increíble moverte de continente a continente en cuestión de un segundo. Y por su parte, Big se encarga de mandar seres oscuros al inframundo, es una especie de cazador de sombras o bien, un exorcista. Y yo tengo el poder de manipular los elementos, es bastante útil si necesito vengarme de alguien.
White
Volví a mirar para ver qué hacían esos chicos, pero noté que ya no estaban. Gracias a Dios. Admiré mi hamburguesa entonces y reflexioné, ¿por qué no puedo engordar si solamente me encantan estas cosas? Mi madre no pierde un día en decirme que debo comer adecuadamente, pero siento que si hago eso, bajaré aún más de peso. Negué y continué comiendo. Mis dos compañeros prefieren comer saludablemente, bueno, ellos vienen de otro mundo, no como el mío. Tales ensaladas cuestan entre 100 y 200 baths, es bastante barato por ser una escuela.
Al fin las clases terminaron y yo salí corriendo para la dirección, le pedí a la señorita encargada de cosas perdidas y encontradas que me avisara si sabía de mi celular. Salí suspirando, de pronto, una voz me hizo saltar asustado, puse cara de mártir, diablos ahora lo hice reír más. Fruncí el ceño viendo cómo se partía de risa.
—¿Otra vez andas perdido? —dijo como si nada.
—¿Qué quieres? —pregunté sin soportar más de él—. ¡¿Por qué no me dejas en paz?!
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