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DESTINO TOMO II

HISTORIA #1: OBLIGADA A TUS DESEOS PARTE I

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Estaba sentada en la biblioteca junto a la ventana, viendo pasar los autos. Mientras escuchaba a una chica decir: "Las grandes pasiones son enfermedades incurables. Lo que podría curarlas las haría verdaderamente peligrosas." ( Goethe). Palabras que no le encontraba sentido, por qué siendo unos jóvenes de 17 años, donde no sabíamos del amor o del desamor, era ilógico pronunciar frases de amor.

Me llamo Miriam y estoy empezando la universidad, nunca he tenido un novio y no tengo ni la mínima idea de que es tener un novio. Toda mi primaria y secundaria la estudié en un colegio para niñas, pasábamos internas ahí, casi todo el año. Veía como las chicas a falta de chicos y en la época de la curiosidad sexual se besaban y tocaban sus partes íntimas. Muchas de ellas expulsadas por hacer cosas indebidas y prohibidas.

Aquí fuera de las cuatros paredes de mi colegio de niñas, empiezo mi vida universitaria, con miedo a relacionarme con los chicos.

•••Miryam•••

Soy Miriam, una joven que empieza su vida universitaria en una prestigiosa universidad de la capital, durante toda mi vida estudié en un colegio de niñas, la cual conversar con chicos no es mi fuerte, me dan miedos los hombres. Nunca tuve una figura paterna, mi padre nos abandono a mi mamá y a mi, a penas había nacido y como una estrella fugaz se desapareció de nuestras vida.

Mi madre es una enfermera de un centro hospitalario de una comunidad lejos de la ciudad, y ella con todo el esfuerzo de su trabajo, me pagó mis estudios en una escuela de niñas, pasaba interna casi todo el año y convivía con ella durante las vacaciones.

Nunca he tenido una experiencia amorosa, inclusive en mi colegio las chicas tenían sus primeras experiencias entre ellas mismas, al estar internas casi todo el año, y compartir cuartos, ya se imaginan que pasaba en la noche cuando lograban burlar la seguridad de las monjas y de las maestras.

Por mi parte, siempre centrada en mis estudios porque quería que la escuela me consiguiera una beca para estudiar Medicina, y así ayudar a mi madre.

Tengo una amiga, Lola, para mí es un soporte emocional. Al entrar a la universidad, cada una fue a una universidad en ciudades diferentes y eso rompió mi corazón.

Ahora estoy aquí, en la capital, empezando una vida, sin mi madre, sin Lola.

•••Manuel•••

Vi entrar a una chica muy bonita, sencilla y de vestimenta recatada a la biblioteca.

— Ella es nueva, tenemos presa— le dijo Antón a Manuel.

— Muy bonita, pero muy tapadita.

— Manu, hagamos una apuesta.

— Bien. ¿qué quieres Antón? No es mi tipo esa chica.

— Por mil dólares, te doy una semana para que la lleves a la cama, quiero fotos de evidencia—le dijo Antón a Manuel— o eres una gallina.

— Gallina, eso nunca. En una semana tendré mis mil dólares más una invitación con gastos pagados al burdel de Clarissa.

— Está bien, pero ya sabes Manu, quiero evidencias...

Soy Manuel, un joven de 23 años en su último año de Medicina, hijo de un millonario empresario, me encantan las chicas lindas y sexis, físicamente soy un hombre muy atractivo, atractivo que uso para ganarme la confianza de la chicas y así lograr mi cometido. Nunca me he enamorado, creo que las mujeres son un accesorio para el hombre.

Mis padres siempre ocupados en sus negocios, asi que he tenido el libre albedrío desde que nací, mi nana ha sido como mi madre.

•••Miriam•••

—Hola, eres de nuevo ingreso, soy María y estoy medio perdida, soy de nuevo ingreso en Enfermería.

— Igual yo soy de nuevo ingreso, soy Miriam, estudiaré Medicina.

— La bienvenida a los de nuevo ingreso dicen que es el auditorio nacional, pero no sé dónde está, jajaja.

— Busquemos juntas entonces.

María fue mi primer amiga que hice aquí, casualmente ella viene de una comunidad al igual que yo, y es becada. Los becados estamos en el internado (lugar donde hospedan a los estudiantes becados, nos dan los 3 tiempos de comida, y la hora de estar en los cuartos es a las 9:00 pm, después de esa hora, los portones se cierran. A excepción para los estudiantes de las carreras médicas, dado que hacen turnos en los hospitales como práctica profesional.)

—Vida universitaria aquí voy— dijo María.

Miriam solo sonrió.

•••Manuel•••

— Hola chica preciosa. ¿cómo te llamas?

— Hola— con voz temblorosa dijo— Miriam.

— ¿Estudiaras Medicina?

— Ehhhh, si.

— Soy Manuel, estoy en mi último año tal ves te pueda ayudar en mostrarte la facultad. Te dejo mi número de celular, cualquier cosa yo te puedo ayudar.

— Ohhhh, está bien Manuel.

— ¿Me puedes dar tu número de teléfono?

— Mmmm, no se si deba— le dijo con toda la cara sonrojada, le escribió en un post-it su número de celular, aún con todo el miedo.

— Gracias mi bella chica. ¿En la noche te puedo llamar?

— Creo que si.

— Bueno, nos vemos Miriam.

— Nos vemos.

Manuel salió del auditorio, y se fue con Antón a clases.

— Esta es una mojigata— le dijo Manuel— esta misión será super fácil. Realmente tiene un cutis muy lindo, y parece que le gusté, estuvo colorada todo el tiempo.

— Vamos a ver, te quedan 6 días Manuel...

•••Manuel•••

—Esta noche entraré en acción, será pan comido— le decía Manuel a Antón.

— Viéndola de cerca, Miriam tiene una carita muy tierna y muy bonita, te has puesto a pensar que habrá debajo de tanto trapo, usa unas camisas manga larga y floja y unas faldas que no enseña ni un dedo del pie. No se sabe si es gorda o muy flaca.

— Antón... todo el sacrificio que me harás pasar y ojalá no gane mala fama por esto, todas mis conquistas son chicas guapas y adineradas, que al igual que yo solo buscan distracción, lejos del amor, solo buscamos placer.

—Mi Manu, tú eres mi héroe—entre risas.

Esa misma noche Manuel llama a Miriam.

ring... ring... ring

— Hola, buenas noches! ¿hablo con Miriam?

— Buenas noches, así es.

— Soy Manuel, te acuerdas de mí, hoy estuvimos hablando en la facultad.

— Si me acuerdo. ¿Y en qué te puedo ayudar?

— ¿Puedo ir a tu casa?

— Ehhhh... es que yo apenas me estoy ubicando en mi cuarto, y no he ordenado nada y no veo correcto que vengas.

— ¿Cuarto? ¿acaso no eres de acá?

— No. Soy una becaria.

— Entiendo. Entonces puedo ir por ti y cenamos juntos, te parece?

— Mmmm... no se.

— Paso por ti y no acepto un no como respuesta. Estate lista.

— Ehhhh, no.

Manuel colgó el teléfono...

— Así que es una becaria. Y esta sola en esta ciudad. Como que todo se pone mejor.

Manuel se subió a su Mercedes Benz y salió para el internado.

— Disculpe amable señor, donde está el recinto de las damas, necesito darle la bienvenida a una jovencita amiga mía que viene de largo— le dijo Manuel al señor de la seguridad.

— Buenas noches, usted no puede entrar a los cuartos de las mujeres, dígame cómo se llama y yo la iré a buscar.

— Se llama Miriam y es nueva en la carrera de Medicina.

— Miriam... ¿que? el apellido de la joven, ¿ cuál es?

— Este.... ese es un problema— dijo entre risitas— la voy a llamar por teléfono.

.ring... ring... ring.

— Miriam, estoy afuera del internado, puedes salir?

— Es en serio que estás aquí...

— No dilates por favor. El señor de la seguridad no me deja entrar, así que tú tienes que salir.

•••Miriam•••

Miriam estaba en su cuarto, donde por pura casualidad de la vida, su compañera de cuarto era María, la chica estudiante de enfermería.

— María, te acuerdas del muchacho que me dio su número, está afuera, esperándome y no sé si deba salir.

— No lo dejes afuera, sal a ver qué quiere. Parece que los flechaste— le dijo entre risitas.

— Es que tengo un problemita, los chicos me dan miedo, nunca he tenido un amigo, y menos nunca nadie se ha interesado en mi.

— En serio, y donde vivías en una montaña donde solo vivías tú?

— Pues he vivido mayormente en una escuela de niñas.

— ¿Y que? Es hora que empieces a conocer a las personas sin importar su sexo, como serás una doctora si no hablas con los hombres, es momento de abrir tus alas y dejar a un lado los miedos. Asi que sal y date una oportunidad de conocer a tus futuros colegas.

— Tenés razón, es momento de vivir y de hacer amigos.

Miriam salió del cuarto y se dirigió a la entrada del edificio (internado).

— Hola Manuel.

— Hola Miriam, te tardaste un poco.

— Es que te había comentado que estaba organizando, y me tuve que cambiar la ropa.

— Puedes dar una vuelta conmigo, sube al auto.

— ¿A donde vamos?

— Confía en mi, solo vamos a comer.

Miriam subió al auto, estaba muy nerviosa.

— Cuéntame un poco de ti Miriam.

— Que quieres saber de mí, específicamente.

— Todo— le dijo Manuel, con una mirada bastante coqueta.

— Ehhhh, me llamo Miriam Flores. Tengo 17 años. Soy becaria. Mi mamá es enfermera... No sé qué más decirte..

— Está bien, yo soy Manuel Coen Wassmer, tengo 23 años, y mis padres son... empresarios.

— Ohhh... eres 6 años mayor.

— Si, pero la edad no importa.

Manuel detuvo el carro frente a un restaurante... y entre pensamiento...

***Dios mío ya me vieron entrar con esta chica mal vestida, lo que me hace pasar Antón, para que acepté***

— Entremos Miriam.

— Sabes, creo que no tengo apetito.

Podemos ir a otro lugar.

— No te preocupes, yo invito.

— No quiero entrar aquí, es un lugar muy fino, y ando vestida así.

— Okey. Entonces iremos a otro lugar un poco más tranquilo y donde te sientas cómoda.

— Si, y mil disculpas.

Manuel le dio un paseo por la ciudad, y compró hamburguesas y soda. Comieron en el auto.

— Sabes Miriam, eres muy bonita. Tienes una carita muy bella.

— Este... mmmm..... no se qué decir... — le dijo Miriam con una cara toda colorada.

Tanto era el nervio que su hamburguesa se le cayó en su falda.

— Perdón... perdón... que vergüenza....

— Tienes ketchup en tu mejilla.

— Perdón... soy un desastre— se puso a llorar.

— Cálmate, no es para tanto.

Manuel pasó sus dedos por las mejillas de Miriam limpiando el ketchup, y rozando sus labios con tanta delicadeza.

Miriam dejó de llorar, quedó paralizada, su corazón palpitaba a mil por hora, su respiración era lenta y fuerte.

Manuel aprovechó la situación y le dió un beso tan lento, les tomó las manos.

Miriam entreabrió más los ojos, sus ojos de color caramelo. Manuel quedó viendo sus hermosos ojos, llevo sus manos al cabello de Miriam y con toda la suavidad del mundo la acarició.

— Perdón Miriam, eres tan bonita y no me pude contener.

Miriam solo bajó del auto, congelada, muda.. Su primer beso fue con Manuel, un beso que no se lo esperaba, un beso que la marcaría toda su existencia.

PARTE II

Manuel bajó del auto.

— Miriam discúlpame. No sé qué me pasó.

Miriam aún con la impresión comenzó a caminar sin rumbo, en aquella ciudad que no conocía.

Manuel la alcanzó y le toma la mano.

— Miriam, perdoname. No volverá a suceder. Deja de llorar. Te llevaré al internado.

Miriam le dió una cachetada, sus manos actuaron solas, estaba tan desconcertada.

— Déjame, yo voy a caminar un poco.

— Pero no conoces, te puedes perder.

— No importa, solo déjame.

— Ya te dije que me disculpes, no tienes por qué ofenderte por un beso. Solo me dejé guiar por mis emociones.

— Era mi primer beso, no tenía que ser asi—ella lloraba— solo quiero caminar, déjame sola.

Manuel soltó la mano de Miriam. De pronto un auto color rojo se detuvo y desde su interior llamaron a Manuel.

— Manuel.

Se oyó la voz de una mujer. Miriam dirigió su mirada al auto, y vio como una chica alta, de cuerpo muy bonito y escultural, con ropa muy corta y ajustada salió del auto. Solo vió como ella se acercó a él y le dió un beso muy cerca de los labios, y Manuel no dijo nada.

*** entre los pensamientos de Miriam***

— Está en la mayor vergüenza de mi vida. ¿En qué estaba pensando para aceptar una salida con Manuel? Soy una idiota. Es obvio que esto es solo un juego, como fue un juego mi madre para mí papá.

Miriam salió corriendo, se sentía frustrada y apenada. Manuel no la siguió. Desde la distancia observó que Manuel se subió a su auto y siguió el auto de la mujer.

— Jajaja ¿Ahora donde estoy? Mi primera noche en esta hermosa ciudad, llena de luces de colores, mi falda está sucia y mi bolso quedó en el auto de Manuel, estoy sin dinero y sin celular. Voy a preguntar cómo llegar al internado.

—Hola señora, me podría indicar cómo llegar al edificio del internado, por favor.

—Buenas noches jovencita, si puedes tomar el metro, aquí mismo pasa y te deja al frente.

— Y para llegar caminando. ¿Cómo llego?

— No tienes dinero niña. Yo te pago el pasaje. No te preocupes.

— Muchas gracias, Dios se lo pague por tan buena acción. Me acaba de salvar de esta terrible situación.

— No te preocupes. No eres de por acá. Y seguro te pasó algo. Dios a veces usa angeles en la tierra. Me alegra ser de ayuda.

Miriam llegó sana y salva a su cuarto.

— Miriam, ¿Qué te sucedió? ¿Por que vienes en esas fachas? — le preguntó María.

— Tuve un pequeño accidente— le contesta con unos ojitos triste.

— ¿Cómo te fue con tu galán?

— No es mi galán. Y me fue bien. Estoy cansada. Pensé que el señor de seguridad no me iba a dejar a entrar, porque son las 9 de la noche.

— Mmmm pero ya estás aquí.

Miriam se fue a dar un baño.

No dejaba de pensar en lo sucedido.

— Ese Manuel es un tonto. Espero no volverlo a ver. Solo quiero llevar una vida estudiantil relajada. Y tengo que buscar un trabajo de medio tiempo, para poder comprar lo que necesite. Mañana después de clase, iré a caminar a los alrededores para ver si encuentro algo.

****Al día siguiente****

•••Manuel•••

— Buenos días muchachos— dice el profesor— hoy veremos la lista de los lugares donde ustedes realizaran sus prácticas de este año. Deben saber, que como es su último año tienen que dar lo mejor de si mismo y actuar con mucha responsabilidad y respeto.

Asi pasaron 40 minutos. La clase finalizó.

— ¿Cómo te fue anoche, rompecorazones?— le dice Antón a Manuel.

— Anoche fue un desastre. Ese niña estúpida, no quiso entrar al restaurante, pero gracias a Dios, porque iba vestida como para una fiesta de Halloween, la llevé a comer unas hamburguesas y tanto era su nervio que se le cayó en su falda, aprovecho y la beso. La joven se sintió ofendida que se bajó del auto llorando, y me pegó una cachetada. Y para terminar la noche me encuentro con Amanda. y Miriam salió corriendo quien sabe a dónde.

— ¿Pero la seguiste?

— No.

— Ya me dio lástima la muchacha. Ella no conoce. Que más da—dijo Antón.

— Ya no quiero seguir en este juego— Manuel sacó su cartera y le dió los $1000 a Antón — toma, ganaste.

— jajajaja la primavera está muy hermosa. No puedo creer que dejaste ir a una jovencita.

— No molestes. Para colmos anoche dejo su cartera en mi auto. Tengo que buscarla y entregarle.

— Suerte amigo.

•••Miriam•••

Por la tarde, Miriam se dirigía a la biblioteca. He iba hablando sola.

— ¿Por qué no puedo sacarme de la cabeza a ese tonto?

Cuando derrepente choca con Manuel.

Al verle la cara, se puso tan nerviosa que todos sus cuadernos cayeron al piso.

— Hola Miriam. Solo quería entregarte tu cartera que la dejaste en mi auto anoche.

— Ho...ola Manuel. Gracias.

— ¿Te ayudo a levantar tus cosas?

— No es necesario, ya lo hice yo. Si me disculpas voy a la biblioteca.

— Que casualidad, igual yo. No estés molestas. Yo no te molestaré más. Nos vemos.

***En los pensamientos de Miriam***

— ¿Qué me pasa? Deja de pensar en ese cretino. Por lo menos recupere mi cartera.

••• Manuel•••

Manuel no entró a la biblioteca y se fue a tomar unas cervezas solo.

— Miriam dijo que yo era su primer beso. Aún existe chicas a esa edad que no han dado ni su primer beso. No lo puedo creer. Estaba tan nerviosa, tan sonrojada que hasta yo sentí un poco de nervio.

Amanda entra al bar.

— Sabía que aquí estarías Manu.

— Hola Amanda. ¿Quieres un trago?

— Si, por favor. Manuel, ¿Cuándo haremos oficial nuestra relación? Yo te amo y la pasamos bien en la cama.

— ¿Qué te sucede Amanda? Solo somos amigos con derecho. Yo no quiero una relación. No arruines lo que tenemos.

— Pero Manuel... Pensé que te gustaba.

— Si me gusta, eres ardiente en la cama. Pero no te amo. Esto es lo que te ofrezco, ¿lo aceptas o lo dejas?

— Está bien Manuel. Lo acepto— se acercó a los labios de Manuel, y le paso su lengua, de una manera tan sensual.— tengo ganas de hacer el amor aquí contigo.

— Okey. Salgamos de aquí Amanda.

Manuel y Amanda se fueron a un hotel.

Asi pasaron los días, Miriam seguía su rutina diaria, se levantaba, se bañaba, desayunaba e iba a la universidad, iba un rato a la biblioteca por las tardes y a las 4 ya estaba en su cuarto estudiando. No encontró un trabajo de medio tiempo, durante la semana dado que la carrera demandaba tiempo. Pero si encontró un trabajo los fines de semana. Atendiendo un café. La paga era poca pero suficiente por los momentos.

El café tenía una actividad de Otakus y tenía que vestirse para esa ocasión. Tendría un pago extra por eso. Ella aceptó aunque la verdad no quería, pero necesitaba el dinero extra por cualquier cosa.

La chica que organizaba el pequeño evento, la vistió y la maquilló. Lucía un vestido de Maid negro corto y ajustado con unas medias rojas caladas y de tacón, la peinó con dos coletas.

— Waoo... nunca hubiese pensado que tendrías tan bonito cuerpo, tu silueta, tus curvas son asombrosas, deberías vestirte un poco más sensual— le dijo entre risas la organizadora del evento.

— Estoy muy nerviosa Luisa. Esta ropa... me siento con vergüenza. Y si mis compañeros me ven, que hago?

— Actúa normal. Estas bella.

Durante la actividad, Antón pasó por el café y vio a una joven muy hermosa con unas curvas de muerte. Se detuvo, entró al café y le preguntó a uno de los que estaban allí.

— Hola amigo, ¿qué están celebrando?

—Una fiesta Otaku.

— ¿Otaku? ¿Qué es eso?

— Estamos vistiendo con nuestros personajes favoritos, de los anime o mangas.

— A ya entiendo. Y esa chica tan hermosa que está vestida de sirvienta, ¿Quién es?

—Ella trabaja aquí. Se llama Miriam, creo.

— ¿Miriam? Será que se moleste si tomo fotos.

— No, está actividad será subida a una página de internet. Asi que no hay problema.

Antón le toma una foto a Miriam y se la envía por mensaje a Manuel.

—Adivina, adivinador... ¿Quién es esta bella dama?— le envía la foto.

— Esta bellísima. Pagaría una noche con esa chica.

— Jajaja es Miriam.

— ¿Miriam? pero Miriam no usa ese tipo de ropa. Dame la dirección para ir a comprobar con mis ojos que es ella.

— Es el café que está cerca de la facultad. Ella no me ha visto. Me saldré. Estaré en mi auto. Te doy 10 minutos para que estés aquí.

— Ya voy. Si es así, le perdonaré la cachetada que me dió y con ese mismo traje la haré que me sirva.

— Inténtalo. No demores.

***Diez minutos después***

Manuel llega al lugar, ve el auto de Antón, y decide entrar al café. Ve a Miriam. Queda impactado de tal cambio.

— Hola, ¿Me puedes servir un café?

Miriam se queda congelada, sonrojada.

Llega Luisa, la organizadora

— Hola joven, está actividad es una actividad privada y por el día de hoy no vamos a atender clientes. Espero me comprenda.

— Comprendo. Pero me gustaría participar de la actividad, aunque no tenga invitación, soy fan de Zoro, Me gusta, digo, me fascina One piece. Déjeme quedarme.

— Ehhhh... esta bien. Solo porque compartimos gustos. Él es mi favorito también.

Manuel se sienta en una mesa, y llama a Miriam.

—Hola Miriam, puedes servirme un café americano.

— Mmm ya lo traigo mi señor — le dijo a Manuel con tono nervioso.

— ¿Señor?

Miriam le trae su café.

— Aquí tiene mi señor.

— ¿Señor? Miriam acompáñame a tomarlo.

— No puedo. Estoy trabajando. Y tengo que atender otros clientes.

Luisa le hace de seña que siente con Manuel y lo acompañe.

— Te ves muy diferente Miriam. No sabía que te gustaba vestirte así.

— No me gusta vestirme así, estoy incómoda contigo.

— No tienes que estar incómoda. Te ves muy bonita. Después del trabajo, ¿vamos a cenar?

— No quiero.

— Miriam, tú me gustas.

Miriam entreabrió sus ojos, no podía creer lo que escuchaba. Su cara se puso roja y caliente. Y a su mente vino el beso de aquella noche.

— Entonces Miriam.Te voy a esperar.

— No quiero. Siento vergüenza

— Te voy a esperar. No acepto un no.

Antón le envía un mensaje a Manuel.

— Amigo me voy. Espero disfrutes de ese cuerpo. No olvides de tomar fotos cuando esté desnuda. Si no lo haces tú, yo iré tras ella. Chao.

— Ella es mía, Antón. Después de lo que vi hoy, ella es mi Maid.

•••Miriam•••

— Luisa ya es mi hora de salida, tengo un gran de cabeza y me siento tensionada.

— Miri, cuando estoy así de cansada, yo tomo estás pastillas— sacó unas pastillas de su bolso— tómate una ahorita y cuando llegues a tu casa, te das un baño con agua caliente y caerás dormida.

— ¿Qué son esas pastillas?

— Son un relajante, tranquila. Tómatela si quieres, pero son efectivas. A mí me ayudan a relajarme cuando estoy así.

— Damelas. Quiero descansar.

— Bueno. — le dio un sobre de 10 pastillas— solo tómate 1.

— Okey. Me voy.

— Tu novio te espera— le dijo Luisa entre risas pícaras.

— No es mi novio. Nos vemos Luisa.

Miriam se tomó una pastilla, salió del vestidor.

— Te dije que no me esperaras.

— Solo vamos a festejar por tu trabajo. Solo eso y te voy a dejar a tu cuarto.

— Vivo cerca. No te preocupes.

— Miriam quiero decirte algo importante.

— Dime entonces. Aquí.

Manuel terminó convenciendo a Miriam. Manuel la llevo a un Bar-restaurante, eran las 6 de la tardes.

— Manuel, dame un minuto para llamar a mi compañera de cuarto, para que se vaya a cenar, y no me espere.

— ¿Iban a salir? Si gusta te llevo donde tu amiga.

— No. Salgamos. Solo dame un minuto.

Miriam llama a María.

📱—Hola María. Voy a llegar antes de las 9 de la noche, ve a cenar.

—Okey Miri, solo cuídate.

Manuel llevó a Miriam al bar-restaurante.

— Toma siento Miriam, ¿ Qué quieres tomar?

— Ehhh... No lo sé, esta es mi primera vez en un lugar así, nunca he probado alcohol. Prefiero un jugo.

— En serio es tu primera vez. Niña y donde estuviste viviendo todo este tiempo. Acabo de recordar que me dijiste que tenías 17 años. No puedes tomar.

— Si eso te dije, ayer cumplí mis 18 años.

— A pues celebremos tu mayoría de edad— le dijo Manuel con un mirada tentadora.

Manuel llama al mesero y pide una botella de champagne. El mesero le sirve.

— Es champagne, y vamos a celebrar tu cumpleaños y también que tienes un trabajo.

— ¿Qué me ibas a decir, te acompañé solo porque me dijiste que tenías algo importante que decir?

— Si, son dos cosas Miri. ¿Te puedo decir Miri?

— Si, no hay problema.

— Haré mi profesionalización en una comunidad, 6 meses, así que no me verás por un tiempo. Eso es una de las cosas que te quería decir— solo se lo contaba para ganar confianza, porque aunque le gustaba, solo le gustaba su cuerpo.

— A que bueno. Creo que yo estaré en esa misma situación. A mi me enviaron en un centro de salud, aquí cerca.

— Si, ahí empezamos todos y mientras más años tienes estudiando la medicina, te envían a otros lugares. Ya empezaré a dar consultas en ese lugar, como médico general. Cuando regrese quiero buscar una especialidad.

— Ohhh que alegre. Me alegro por ti. Ya sabes que tengo hasta las 9 para llegar a mi cuarto.

— Toma, bebe un poco Miri.

Mientras Miriam probaba la champagne, Manuel le dijo algo que la sorprendió mucho.

— Miriam... Tu me gustas mucho.

A lo que casi escupe la champagne de la boca, por lo que acababa de escuchar.

— No te sorprendas, creo que ya te lo había dicho, y por eso aquel día te di el beso.

— No digas más, que cada vez que me acuerdo, me da enojo y vergüenza. Dejaste que me fuera y ese día fue terrible. Y si no mal recuerdo, una chica muy guapa te llamó y tú la seguiste.

— Perdóname, ella es una amiga y tenía un problema. Por eso me fui con ella— junto sus manos— ¿Me perdonas?

— Ya no tiene importancia. Solo no me lo recuerdes.

Miriam tomó una copa completa.

Se comenzó a sentir mareada.

— Miri, no bebas tan rápido.

— Manuel, me siento un poquito mareada.

***Pensamiento de Manuel***

— Está estúpida chica, cayó. No niego que hoy me impactó tanto con ese traje de Maid. Tampoco puedo negar que me gusta, tiene un bello cuerpo. Ahora no importa como vista, si debajo de tanto ropa, hay un cuerpo tan exquisito.

Miriam se tomó una segunda copa y así una tercera y una cuarta.

— Miriam, ya no puedes tomar más. No pensé que te ibas a poner así. Vámonos de acá.

Miriam trató de ponerse de pie y no pudo.

Tal efecto no era solo por la champagne, antes de salir del trabajo, en los vestidores se había tomado una pastilla para dormir que le había dado Luisa.

Manuel la cargó entre sus brazos. La llevó al auto.

— Quédate quieta mujer.

— Manuel... Manuel... tú me gustas mucho. Pero todo esto una mentira tuya— hablaba Miriam con un tono bajo— mi padre dejó a mi madre. Me da miedo que eso me suceda.

— Cálmate. Solo quédate sentada.

••• Manuel •••

— No puedo llevarte así a tu residencia (cuarto), son casi las 9 de la noche, tampoco puedo llevarte a mi casa y no podemos estar en el auto toda la noche. ¿Que hago?

— Manuel... No me siento bien, siento que todo me da vuelta y tengo ganas de vomitar.

— Trata de no vomitar, por favor.

— Ni modo, te llevaré a mi Suite.

Manuel llevó a Miriam a su suite. La cargó porque no podía mantenerse en pie ni un segundo. Entró a su suite y la acostó. Miriam se sentó y se vomitó.

— ¿Por que siempre es un desastre contigo mujer? Ahora estás vomitada. Puedes quitarte la ropa, date una ducha. Tal ves se te baja la borrachera un poco y te cambias ropa.

Entre pensamientos...

Creo que hay ropa de Amanda aquí.

Cómo Miriam no podía hacer nada, Manuel la dejo solo con su ropa interior, ocasión que ocupó para tomarle una foto.

— Ella es tan hermosa sin ropa.

Manuel se quitó la ropa, y se quedó en ropa interior, cargó a Miriam y la llevo a la ducha. Se quitó la ropa para no mojarla.

— ¿Por que no se te baja la borrachera? No puedo creer que nunca hayas tomado. Tu primer beso fue conmigo, tu primer vez tomando fue conmigo... ¿ de donde saliste niña? Estabas en un convento o que.

La sacó de la ducha y la acostó. Le puso una camiseta de él. Y puso la ropa de ella en la lavadora.

En la cama, el solo la observaba. Acarició el rostro de Miriam.

— Así no. No te haré daño. Aunque mis ganas por hacerte el amor este al máximo. Tengo que controlarme.

Miriam entre abrió sus ojos, veía todo borroso.

— Me gustas mucho Manuel— le dijo con un tono bajito.

— Tu también me gustas Miriam. Quiero besarte, tus labios son hermosos.

— ¿Quieres besarme? ¿Por que? Siento que mi cuerpo está caliente. Ayúdame Manuel. Siento que me quemo.

— Mujer, es por que tomaste. Es normal. ¿Sientes frío?

— Mucho. Manuel tú me gustas— lo repitió denuevo— Me gustas.

— ¿Te puedes levantar?

—No puedo. Tengo frío—Volvió a decirlo.

Manuel la cobijó. Puso sus manos en las mejillas de Miriam.

— Bésame solo una vez más— le dijo Miriam.

Manuel la besó. Se puso encima de ella. Y la besó.

— Me estoy conteniendo y me pides que te bese. A pesar de ser un patán, nunca me aprovecharía de una mujer. Pero tú me dices que te bese. Todas mis conquistas han sido chicas fáciles y a lo mejor, yo era su conquista, su objetivo.

Manuel la besó tan apasionadamente, bajó a su cuello. Miriam dió un suave gemido.

—¿Puedo continuar?

— Es mi primera vez, ¿dolerá?

Manuel se perdió un instante en sus pensamientos...

— ¿Virgen? Niña, a tus 18 años aún eres virgen. No soy tan malo, como parezco. Soy un patán, pero, ¿Qué me sucede?. Manuel tú no eres así, siempre aprovechas todas las oportunidades. Nunca has estado con un virgen... ¿Por que dudo?

Manuel se quitó de encima de Miriam. Se fue al baño y ahí estuvo un rato.

Miriam estaba totalmente dormida. Manuel se acostó a su lado. Finalmente se durmió.

PARTE III

A la mañana siguiente.

Manuel se despierta e inconscientemente Miriam se puso entre los brazos de Manuel.

Manuel la observa y la abraza, cierra los ojos y se queda dormido.

Una hora después, Miriam abre los ojos y ve que Manuel la tiene abrazada. Grita.

— Ahhhhhhhhh.

— Cálmate mujer, casi me mata de un ataque al corazón.

— ¿Que hago aquí?— comienza a recordar que estuvo tomando con el, y que ella le dijo, besame una vez más— No me lo digas, ya recordé algo.

— Así, recuerdas todo— la mira con una mirada tan picara— Nunca pensé que fueras tan ardiente.

—No digas más. Por favor. Por que me hiciste eso. Yo era virgen y ahora mi primera vez es con alguien que ni mi novio es, y que no siente nada por mi— se puso a llorar.

— Pero fuiste tú, quien me dijo que te besara, me tiraste a la cama y me quitaste la ropa, me violaste Miriam— lo dice un tono pícaro y entre risas— eres muy agresiva.

— En serio hice eso. Lo lamento. No tengo todos mis recuerdos.

— Ahora haste responsable de lo que hiciste Miri.

— No me veas, siento vergüenza. ¿Donde esta mi ropa?

— Ohhh se me olvidó sacarla de la lavadora. Espera aquí, la pondré a secar.

Miriam se levantó de la cama, cuando Manuel se fue a sacar la ropa de la lavadora, vio que no tenía ropa interior y que sólo tenía una camiseta grande como ropa. Sintió tanta vergüenza que sus mejillas iban a explotar de lo caliente que estaban.

— ¿Por que tengo tanto dolor de cabeza? Siento mi estómago estallar.

Manuel, se fue al baño y trajo una botellita.

—Tómatela, es para la resaca. Nunca pensé que con 4 copas te pusieras así, me dio un poco de miedo. Estabas helada, tu presión arterial bajó.

—¿Porqué quitaste mi ropa?

— ¿No recuerdas que pasó? Miriam.

— Ayer me tomé una pastilla para dormir antes de salir del café.

Manuel un poco enojado le dice.

— Eres estúpida o te haces. Cómo se te ocurre combinar somníferos con alcohol. Cómo médico te digo, no lo vuelvas hacer. Ya decía yo que estabas demasiado borracha.

....Ding, Dong...

Suena la puerta de la suite. Manuel ve a ver quién es por la pantalla de la puerta.

— No puede ser. ¿Qué hace Amanda aquí? Ya le dije que no me gusta que venga acá. Nunca ha entrado y no entrará.

...ring...ring...ring...

Manuel contesta la llamada.

📱— Hola Manuel. Ábreme, estoy afuera.

— Amanda no estoy en casa. Además ya sabes que no me gusta que tú vengas donde no te llaman. Este es mi espacio personal. Si quieres nos vemos en el hotel de siempre.

— Manuel abre, se qué estás allí. ¿Con quién estás?

— Amanda este juego termina hoy. No me gustan los celos, además tú no eres nada mío. Estás confundiendo las cosas. Aquí se acaba nuestra amistad.

—No me hagas esto, yo te amo. Que mujerzuela está contigo. Ábreme o te hago un escándalo.

— Has lo que quieras. Ya te dije que no estoy en casa. Adiós Amanda.

Amanda empezó a gritar.

— Ábreme la puerta Manuel. Yo te amo. No puedes terminar lo nuestro de esta forma. Siempre he hecho lo que tú quieres y ahora me dejas a un lado porque estás con un juguete nuevo. Abre..

Miriam escuchó los gritos de Amanda. Y se encerró en el baño. Lloró.

— Tengo que dejar de llorar. Yo no amo a Manuel, ni nada por el estilo. Es su problema con quién se acuesta. Le di mi Virginidad a un idiota— lloró tan amargamente.

Manuel golpea la puerta del baño.

— Miriam abre la puerta. Es un mal entendido.

Miriam abre la puerta.

— Dame mi ropa. Me quiero ir de aquí ya.

— ¿Qué te pasa? ¿Estas celosa?

— Claro que no. No estoy celosa. Acaso tú y yo somos algo para que yo pueda sentir celos. Lo que pasó anoche, fue un error— lo dijo entre lágrimas.

— Cálmate mujer.

— Nunca debí hablar contigo, nunca debí salir contigo. Tú nunca debiste pasar por mi vida. Sabes, toda mi vida quise que el verdadero amor fuese quien me diese mi primer beso, y que mi primera vez fuera con ese ser que me iba a amar. Y aun a pesar de mis miedos, por ver tanta mala experiencia de mi madre, de mis amigas, y aún con toda mi timidez, di un paso contigo.

— Cálmate. Me haces sentir mal, como que yo fuera una escoria. Anoche no pasó nada, así que relájate.

— ¿Porqué no tengo mi ropa interior? ¿Porqué estoy en tu casa, en tu cama? ¿Porqué estábamos abrazados? ¿ Porqué recuerdo que me besabas y besabas mi cuello?

— No pasó nada. De ahí no pasamos. Sentías frío y te abracé, tu ropa te la quité porque te vomitaste. Eso es todo.

—Lo dices en serio Manuel.

Manuel le dio la ropa a Miriam.

— Vístete y vete.

— Bien.

Manuel sentía como su corazón se hacía chiquito. Sentía algo que no se explicaba.

— Es una idiota. Si hubiese querido la hubiese hecho mía y ni cuenta se hubiese dado. Pero no, me contuve y solo la besé, te acaricié un poco y te abrecé— se decía asimismo— Chica tonta.

Miriam se vistió. Y se fue de la suite.

Afuera estaba Amanda, esperando que saliera Manuel.

— No puedo creer que Manuel me cambie por una mojigata, muerta de hambre— Le dió una cachetada a Miriam.

— Pido disculpas, no sabía que Manuel tenía novia.

—Eres una zorra— la tomó del cabello

— Ya déjame. Ahí está tu Manuel. Yo nunca más hablaré con él — gritó— Déjame.

Manuel escuchó el grito de Miriam y salió.

—Amanda que haces aún acá.

— Manuel, yo te amo y me dejas por esta pobretona, muerta de hambre.

— Tú y yo nunca tuvimos una relación.

Le tomó las manos a Amanda.

— Suelta su cabello— le dijo Manuel a Amanda.

Amanda soltó el cabello. Miriam salió corriendo, desorientada, porque no sabía dónde estaba.

— Dios mío, otra vez, no conozco este lugar. Y mi cartera y mi celular quedó en la casa de Manuel. ¿Porque siempre me ocurre lo mismo?

Había un parque cerca, se sentó en una banca a llorar.

Manuel corrió a Amanda. Entró a su suite.

Vio la cartera de Miriam.

— Lo hace a propósito. Siempre deja sus cosas. Y estamos al otro lado de la ciudad. Creo que iré a buscarla.

...ring...ring...ring...

📱— Hola Manu, ¿Salimos a montar caballos?— le pregunta Antón.

— Si salgamos. Estoy tan estresado.

— A las 10 te parece.

— Está bien. Te veo en un rato.

Manuel se dió una ducha larga, se vistió y se preparó para ir al club campestre.

Sube a su auto, mientras conducía, vió a Miriam, sentada en el parque cerca de donde él vivía. Tenía las manos en su cara, estaba llorando. Detuvo el auto. Se bajó y se dirigió donde ella.

— Miriam...

Miriam levantó su cara, lo vió.

— Déjame en paz. Nunca debí haber salido de mi pueblo. Pero mi ambición por ser alguien en este vida, me llevó acá.

Mírame parezco una pordiosera, mi cabello desarreglado, sin dinero, sin celular, sin saber que rumbo tomar.

— Toma, aquí está tu bolso. Te voy a llevar a tu casa. Me siento mal verte así. Es mi culpa.

Manuel les tomó las manos, se arrodilló y la abrazó.

— Perdóname. Lo mejor será que no te busque más. Siempre que lo hago, todo termina en un desastre— arregló sus cabello— Vamos te llevo.

Miriam subió al auto. Un poco más tranquila.

— Miriam, el próximo lunes me toca ir a realizar mis prácticas.

Miriam no le dirigió la palabra. Ni siquiera lo vió.

— Llegamos.

— ¿Porque no puedo abrir la puerta?

— Tiene llave. Quiero que me mires y me escuches.

Miriam dirigió su mirada a él.

— Realmente me gustas y mucho. He llevado una vida loca, nunca había pensado si una chica sufría por mí, la verdad nunca me importó. Pero contigo es un poco diferente— Llevó sus labios a los labios de Miriam y la besó— este es nuestro adiós.

•••Miriam•••

Han pasado 6 meses. Y cada día que ha pasado Miriam no deja de pensar en Manuel.

— Miriam, ¿Trabajas este sábado? Me gustaría que me acompañes a visitar a mis padres. Ayer me enviaron dinero. Mi padre está bien enfermo— Le dijo María.

— Te acompañaré. Avisaré que no iré. Voy a renunciar, ya no me ajusta para nada. Buscaré otro empleo.

— Muchas gracias. Has sido una buena amiga, desde que vine aquí, tú has sido mi única amiga. Sabes, me gusta alguien.

— ¿Y a ti te gusta?

— Acepté ser su novia. Estamos en el mismo curso.

—¿No tienes miedo que te engañe?

— No. La verdad creo que es sincero. Y sabes, tuvimos sexo.

— ¿Qué? Tan pronto. ¿Te dolió?

— jajaja no era mi primera vez. Y él lo noto. Me dijo que le hubiese gustado que el fuese sido el primero.

— Tranquila amiga, si él es para ti, eso no será un problema.

Llegó el día sábado. María y Miriam viajaron al pueblo de donde María es originaria. Estuvieron ahí sábado y domingo. Y viajaron de vuelta a la capital el lunes en la madrugada.

— Miriam la otra semana son nuestras vacaciones, vas a viajar donde tu madre.?

— Si. Este semestre ha sido lo peor y necesito cargar mis fuerzas para terminar este año con todos los ánimos. Y aunque hablo casi diario con mi madre, quiero verla.

El lunes por la tarde, Manuel llegó a la facultad, con una actitud soberbia, altiva.

— Hola amigo, ¿Cómo te fue?

— Bien. Un semestre más y seremos Médicos graduados. Antón, tu internado fue acá, no tuviste que ir a un pueblo, no se si vengo con ganas de trabajar o de renunciar a mi preciada carrera.

— Así es, mi internado fue acá, presté servicio en la universidad, dando laboratorios de anatomía. Y sabes a quién le di clases????

— ¿ A quién?

— A tu amada.

— No me hables de ella. Por su culpa la he pasado tan mal.

— Mmm Manuel salimos está noche, te presentaré a Charlotte, una jovencita bellísima que estudia con tu amada. Te va a encantar.

— No. Esta noche solo quiero descansar. Mañana salimos. ¿Te parece?

— Está bien. Te dejo, voy con el doctor Moria.

Al salir Manuel se encontró con Miriam. Pasó a su lado, aunque se le aceleró el corazón, no la miró ni un poquito. Miriam se detuvo, quedó ahí, esperando que Manuel la saludara.

— Soy una tonta, después de tanto tiempo pensé que él me iba a hablar. Si durante estos seis meses no me envió ni un mensaje, ¿por qué me hablaría hoy? — pensó Miriam.

Manuel se subió a su auto y se fue a su casa a saludar a sus padres.

— Hola padre, Hola madre. Estoy de regreso.

— Ya pensaste en que te quieres especializar.

— Si padre. Neurocirugía.

— Perfecto. Todo Coen, debe ser lo mejor. Asi que en Estados Unidos estudiarás la especialidad.

— Pero padre, no quiero viajar. Aquí puedo estudiar.

— No. Irás a Estados Unidos. Te vas en Diciembre. Le dije a Morgan que prepare todo.

— Por una vez padre, me puedes escuchar. Siempre he hecho lo que he querido.

—¿Siempre? Estas seguro, yo me entero de todos tus movimientos, si te he dejado hacer es porque lo que has hecho no es nada. No me decepciones.

— Madre di algo.

— Tu padre tiene razón. Te espera un futuro brillante.

— Me voy. Aquí no puedo estar más. Lo de estados unidos aún no está definido. Yo decido mi futuro padre.

Manuel salió enojado.

Se fue a su suite. En el camino llamó a su mejor amigo.

📱— Antón, salimos hoy. Consiguete unas chicas, necesito sexo para relajarme. Y lo peor de todo no puedo sacarme de la cabeza a Miriam.

— Entendido Manu. Te presentaré a Charlotte. Lo que no entiendo es porque no puedes sacarte de la cabeza a Miriam. No me digas que te enamoraste de ella.

— No digas tonterías. Yo no estoy enamorado de ella. Pero antes de que presentes a esa Charlotte, necesito hablar contigo. A las 8 en el Tommy' Bar.

Llegadas las 8.

— Por fin llegas.

—Me dijiste a las 8 Manuel. ¿Cuantas copas llevas? Estas borracho.

— Necesito decirte algo, pero no digas nada, solo escúchame. No puedo sacarme de la cabeza los besos de Miriam, su cuerpo desnudo, su cara, su hermosa mirada, quiero tenerla pero no quiero lastimarla.

— Manuel, estás enamorado de ella. No puedo creerlo. Nunca pensé verte así amigo.

— ¿Qué hago? No quiero sentir está estupidez.

— Creo que es hora de dejar tu vida de mujeriego. Si estás enamorado, vive tu amor con ella. Aunque me parece que ella no está enamorada de ti. Últimamente un chico anda detrás de ella. Parece un chicle pegado.

— Antón, no me hubiese dicho eso.

Manuel salió del bar, subió a su carro y sin pensarlo se fue a la residencia (internado) de Miriam. Estando afuera, la llama.

📱— Miriam, sal. Quiero decirte algo.

— Ahorita bajo. Te escuchó raro.

Miriam salió en pijamas. Se acercó al auto.

— Entra— le dijo Manuel con un tono un tanto molesto.

— Ando en pijamas.

— No importa, nadie te verá.

Miriam entró. Manuel comienza a conducir. Y la lleva a su suite.

— No quiero entrar a tu casa.

— Lo que tengo que hablar contigo, lo hablaré allí. Además andas en pijamas. No puedo llevarte a un restaurante.

Miriam bajó y ambos entraron a la suite.

— Estás borracho, milagro no nos matamos.

— ¿Quién es el tipo que anda detrás de ti?

— ¿Cuál tipo? además es mi problema.

Manuel la sujetó del brazo, y la tira a la cama.

— Dime. ¿Quién es? o no respondo.

— Me estás lastimando. Sueltame.

— Hasta que me digas te suelto.

— Si te ibas a portar así conmigo, no hubiese venido. Ese chico que camina conmigo es un compañero de clases, estamos juntos en un trabajo de investigación, y yo no elegí hacer pareja con él, fue el profesor.

— Solo es un compañero— le soltó la mano y la abrazó— Sentía que me volvía loco, cuando me dijeron que un hombre estaba detrás tuyo.

— No entiendo lo que sucede. Estas borracho.

— Te amo Miriam. Quiero que seas mía, mi mujer, mi novia, mi pareja.

— Ehhhh esto se está poniendo raro. Me estás dando miedo.

—¿Te gusto?

— No tengo porque responder eso.

— Dime mujer, estos seis meses, han sido un infierno lejos de ti, te pensé todos los días, cada minuto te extrañé. Me acabo de dar cuenta que estoy enamorado de ti.

— Sueltame, me quiero ir.

Manuel le dió un besó a la fuerza.

— No lo hagas de esta forma Manuel. No conviertas mis sentimientos de amor en odio.

— ¿Me amas? Solo dilo.

— No me obligues a decirlo. Los sentimientos no se obligan.

— No ves mujer que pronto no estaré aquí— lo dijo con una mirada triste.

— ¿Qué te sucede? Tomaste de más.

— Solo di que me amas. Por favor— se puso a un lado de la cama.

Miriam asustada, se levanta. Manuel la sujeta nuevamente y abraza con fuerza.

— Te amo. No lo entiendes. Te amo, tardé tanto para entender este sentimiento y tú no me amas— la tira denuevo a la cama y se sube encima de ella.

— Manuel, Sueltame. Yo a ti te amo, pero esta no es la forma— con una voz triste.

Manuel fue soltando poco a poco las manos de Miriam. Dirigió sus manos a sus mejillas, las acarició, sus ojos no dejaban de ver los labios de Miriam. Lentamente se acercó y la besó. Esta vez Miriam aceptó aquel beso, un beso sin ser forzado, sin ser robado. Asi estuvieron unos 10 minutos, besándose.

— Miriam, te amo. Lo digo con el corazón en la mano— Tomó la mano derecha de Miriam y la puso en su pecho— escuchas como mi corazón palpita con locura, es por ti.

Miriam no decía nada. Y como por un encanto de amor, llevo sus manos al cuello de Manuel y acercaba sus labios a los de ella.

— Manuel, solo se gentil conmigo.

Manuel entendió esas palabras. Miriam le estaba dando luz verde. Manuel la abrazó , besó su frente, besó sus labios con tanta pasión. Le quitó su pijama y la dejó desnuda, él se quitó la ropa, y esa noche, Manuel la hizo mujer, su mujer.

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