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Mi Donatello

Capítulo 1 (Adoptada)

Esperé por mi graduación durante tanto tiempo que ahora mismo me parece irreal. Ya está llegando el día en el que por fin dejaré atrás todo aquello que me ha estado lastimando todos estos años.

—Papá, ya sabes que mi graduación es en tan solo unos días y estaba pensando...— Sentí mi boca secarse ante los nervios por la petición que estaba a punto de hacer. Hablar con mi padre nunca me había resultado tarea fácil, al menos no desde que mi madre murió. —Estaba pensado si ya sería posible que me dejaras manejar el dinero que mamá me dejó.

Después de que mamá murió, su abogado nos informó a mí y a mi padre de que ella había dejado todo su dinero y la casa a mi nombre, pero debido a que yo tan solo tenía quince años en ese momento, todo quedó bajo la tutela de mi padre.

Ya una vez intenté que mi padre, al cumplir la mayoría de edad me dejara controlar todo, pero el insistió en que sería mejor esperar a que terminara mis estudios para que no tuviera que preocuparme por nada más.

—El dinero de tu madre, ¿Dices?— Se rió.

—Si, así es. Tu prometiste que podría hacerme cargo de ello en cuanto terminara mis estudios.

—Sobre eso...creo que ya no queda nada— Escupió despreocupado.

¿Cómo que ya no quedaba nada?

—No entiendo, ¿Qué...qué quieres decir con eso?

—¿Crees que te he estado criando de gratis? Todo esto se fue en alimentarte, vestirte y pagarte los estudios.

—No. No es posible que tanto dinero se haya ido en eso— Digo, no es que fuera una fortuna, pero con dicha cantidad podríamos haber vivido cómodamente durante muchos años más. —Es claro que de seguro lo gastaste en tu esposa y sus hijos.

>>Mi historia no es algo simple. Fui adoptada por mis padres cuando apenas era una bebé, viví junto a ellos mis primeros años de vida y por lo que puedo recordar, incluyendo algunas fotos que conservo, fueron los años más felices de mi vida. Pero tan solo dos meses después de mi cumpleaños número quince, mi madre fue víctima de un accidente. Su auto resbaló a causa de la nieve y murió.

A tan corta edad descubrí lo que es el dolor y me quedé sola, tan solo al cuidado de mi padre.

Los primeros meses luego de la muerte de mi madre, él continuo comportándose como el padre amoroso y atento que solía ser, tanto que me dio esperanzas de que la vida sin mi madre tal vez podría no ser tan dura, pero tan solo un año después, una tarde volvió a casa con una mujer junto a dos pequeños y varias maletas. Me la presentó como su nueva esposa y fue la primera vez que comprendí lo que era la traición. Mi padre, a quien tanto había admirado, estuvo engañando todo el tiempo a mi madre. Los primeros meses si lo sentí como una especie de traición latente a mi madre, pero poco a poco fui dejando de lado ese pensamiento al ver lo feliz que se veía mi padre y al darme cuenta de que mamá ya no regresaría y que cualquier cosa que haya pasado, ya había quedado atrás.

Tal vez la felicidad de él iba en aumento, pero la mía, luego de que esa mujer entrara en esta casa, se convirtió en una pesadilla. Con su llegada y la de sus hijos, poco a poco me fueron haciendo a un lado hasta quedar relegada a las sombras.

Era como si para ellos yo no existiera y no lo lograba comprender. Comenzaron a tratarme, incluyendo a mi padre, como una completa extraña y quizás nunca lo habría comprendido de no haber sido porque hice enojar a mi madrastra al manchar uno de sus costosos vestidos en un accidente con pintura. Ese día ella se enojó tanto que terminó por contarme que yo no era más que una simple niña adoptada.

—Deberías guardar silencio, Emma. Te he mantenido y criado todos estos años sin que te faltara nada.

—¡Nunca he tenido nada de tu parte, papá! Ni amor, ni atención y mucho menos algún tipo de retribución económica— A penas y si tengo lo necesario para vivir en esta casa. Papá nunca me permitió conseguir un trabajo, según él para que me mantuviera centrada en los estudios, pero ahora mismo lo único que creo es que sus intenciones de seguro han de haber sido otras.

—Eres una mal agradecida. He puesto todo mi esfuerzo desde que murió tu madre para que te convirtieras en una persona que pudiera hacerla sentir orgullosa y mira cómo es que me lo pagas— Dijo levantándose de su sofá  para marcharse. —Sé que no he sido un padre perfecto, pero al menos lo he intentado...Lo he intentado aun cuando sé que no eres...— Guardó silencio antes de terminar la frase.

—Vamos, dilo. Aun cuando sabes que no soy tu hija—Concluí por él.

Esta vez la que termino por marcharse de ahí fui yo. Desde que me había enterado de la verdad ambos habíamos evadido el tema, pero el saber más sobre mi pasado y orígenes, saber quiénes son mis verdaderos padres y el porqué de que me hayan abandonado era algo que me perseguía cada día y a lo que no me atrevía a enfrentar.

Arthur Morgan, padre de Emma.

Capítulo 2 (Confianza)

Estaba tan enojada después de la conversación con mi padre que decidí quedarme en mi habitación y evitarme la incómoda cena junto a mi supuesta familia perfecta.

Estaba a poco de quedarme dormida cuando el destello de luz proveniente de la comisura de mi puerta me despertó por completo.

Luke, mi hermanastro entró con una bandeja de comida a mi cuarto actuando bastante sigiloso, como si el hecho de que estuviera entrando a mi cuarto no fuera extraño de por sí.

Ni él, ni su hermano han puesto un pie en mi cuarto más que unas cuantas veces y eso fue cuando solo éramos unos niños.

—¿Qué estás haciendo aquí?— Le pregunté incorporándome en la cama.

—No bajaste a cenar. Supuse que tendrías hambre.

No me llevaba mal con él, de hecho, de todas las personas que hay en esta casa, con él es con quien tengo la mejor relación.

—Te lo agradezco, Luke— Le dije mientras lo veía sentarse en la orilla de mi cama haciendo que la situación se sintiera algo incómoda. —Pero creo que deberías irte. Ya es muy tarde.

—Claro, debes estar cansada, pero hay algo que debes saber.

El tono en el que hablo me preocupó, parecía querer contarme algo importante, haciendo que tuviera toda mi atención.

—Sí, dime.

—Yo, escuché a nuestros padres hablar sobre ti hace un rato— Después de la discusión que tuve con papá, no me extraña que se lo esté contando a su esposa.

—¿Sobre qué?

—Bueno... Al parecer estar planeando casarte— ¿Pero qué carajos?

—Luke, si esto es una broma no es buen momento.

—No, no lo es en absoluto— No puede ser que hable enserió. Papá nunca sería capaz de algo así.

—¿Cómo estás tan seguro? Tal vez escuchaste mal.

—Escucha, Emma. Nuestros padres no quieren que lo sepamos, pero la familia está pasando por serios problemas económicos.

¿Mi padre pasando por problemas económicos? Eso es impensable, el jamás se permitiría perder lo único que logra mantenerlo dentro de los círculos sociales a los que está acostumbrado. Aunque de ser verdad, eso explicaría por qué ha decidido gastarse todo lo que mi madre me dejo.

—Y no solo eso— Continuo. —Estamos a punto de perder la casa.

¿Qué? ¿Tan mal estamos? No, perder la casa no puede ser una posibilidad. Esta casa es lo único que me queda de mi madre, no puedo dejar que caiga en manos de otra persona.

—Pero, ¿por qué casarme sería la solución a todo esto? No lo entiendo.

—Hay un hombre. El tipo está forrado en dinero o al menos eso fue lo que escuché decir a mi madre. Mi madre se contactó con él y está dispuesto a pagar mucho dinero con tal de que seas su esposa— Deborah, claro. Esto lleva su nombre y apellido.

Existen más de mil maneras de conseguir pagar una deuda, prestamos, favores, lo que sea. Pero claro, a ella solo se le ocurrió sacrificarme a mí a un completo desconocido para solucionarle la vida a ella y a sus hijos.

Y que hay de ese hombre, estos segura de que no debe ser una buena persona ya que está dispuesto a pagar por una mujer sin tan siquiera pedir su opinión.

—No puedo creer que esto esté pasando— Dije en voz alta más para mí misma que para Luke.

—Lo sé y es una lástima. Siempre creí que permanecerías a mi lado para siempre.

—¿A qué te refieres?— Es claro que estaba más extraño de lo normal.

—Yo, no se si no te has dado cuenta o simplemente has preferido hacer como si nada pasara— ¿Y ahora de qué estaba hablando? —Pero yo nunca he querido verte como una hermana.

Mi cuerpo se puso nervioso en cuanto escuché eso y de pronto, la incomodidad de encontrarme a solas con él en mi cuarto se hizo evidente.

—Luke, creo que ya deberías irte— Hizo caso omiso a mis palabras.

Me tomo de las piernas tirando de ellas para poder colocarse sobre mí.

—¡Ya basta, Luke! Esto no es gracioso— Le dije tratando de conservar la calma. —Si no te vas ya mismo, empezaré a gritar.

Siguió sin hacerme caso y procedió a colocar una de sus manos sobre mi boca acallándome.

—Eso me encantaría— Se relamió los labios mientras una maliciosa sonrisa se postraba en su rostro y entendí que esto era muy enserio, no era ninguna estúpida broma. —Porque sabes, en mi mente te he escuchado gritar muchas veces.

Mi corazón estaba que se me salía del pecho en cuanto sus labios rozaron mi cuello. ¿De verdad esto estaba pasando? Mi hermano, en quien confiaba plenamente había enloquecido por completo.

—Es una lástima que vayas a casarte, hermanita— Prosiguió mientras adentraba su mano libre por la fina tela de mi pijama. —Yo quería que fueras únicamente mía, pero ya que no podrá ser así— Cerré mis ojos apretándolos con fuerza en cuanto sentí su erección refregarse contra mí. —Al menos me conformaré con ser el primer hombre en tu vida.

Aproveché el momento en el que alejó su mano de mi boca y se entretuvo juntando sus asquerosos labios a los míos para propinarle un rodillazo en la entrepierna que logró desestabilizarlo.

No perdí el tiempo y mientras él se retorcía junto a mi cama por el dolor aproveché para salir corriendo gritando como loca.

Por suerte, a media escalera me crucé con mis padres los cuales se dirigían hacia mí despavoridos por los gritos.

—¿Qué manera de gritar es esa, Emma?— Habló Deborah.

Preferí ignorarla y dirigirme a mi padre.

—Papá...Luke...él intentó abusar de mí.

—¿Pero qué estás diciendo? Mi hijo sería incapaz de hacer algo así.

—¡PUES YA LO HIZO!— Grité.

Estaba más que harta de todo esto. La manera en la que eligen ignorar cada vez que tengo un problema para que me las tenga que arreglar sola.

—Emma, cálmate. Estás muy alterada y por eso dices todas estás tonterías.

—¿Tonterías, papá? Te estoy diciendo que tu hijo a intentado violarme, a mí, a tu hija.

—¿Y qué quieres que haga? Él es mi hijo— Claro, él sí es de su sangre. Yo no soy más que la chica que tuvo desafortunadamente que adoptar.

—Quiero que me creas, papá. Que me defiendas— Trataba de contener el dolor que sentía revolverse en mi pecho.

—Ya cállate, malcriada. Nadie va a creerte esta estupidez, así que mejor guárdatela para ti misma.

Cómo demonios pude correr hacia ellos por ayuda. Debí salir por esa puerta e ir por la policía.

—Bien, si tanto van a defender a su querido hijo, entonces úsenlo a él y cásenlo con quien se le dé la gana porque yo no pienso ayudarlos.

Por qué demonios debería mover un solo dedo por estás personas que no hacen nada más que darme la espalda.

—Ya estuvo bueno. Vamos a calmarnos y hablar las cosas como adultos que somos— Papá se interpuso entre Deborah y yo y que bueno que lo hizo porque esta mujer está que me vuela la última gota de razonamiento que me queda. —Cariño déjanos solos un momento por favor— No muy feliz aceptó yéndose escaleras arriba.

—Si lo que vas hacer es tratar de convencerme de que olvide lo que ha pasado, pierdes tu tiempo, papá.

—No, nada de eso. Yo no sé por qué Luke hizo esto, pero te prometo que hablaré con él y aclararé el asunto. Incluso haré que te pida disculpas. Pero tienes que prometerme que no seguirás enojada ni cometerás una locura.

—No estoy enojada solamente por lo que hizo Luke. Estoy enojada porque tuve que enterarme por él y no por ti de que pensabas venderme por unos cuantos pesos a quien sabe quién.

—Esto fue lo único que se me ocurrió para salvar el recuerdo de tu madre— Claro, como si de verdad le importara alguna cosa que tenga que ver con mi madre. —Sé que no puedes creerme. He tomado muy malas decisiones, pero no me gustaría que el recuerdo de mi amada esposa desapareciera así nada más.

—¿De verdad aún recuerdas a mamá?

—No hay ni un solo día en que no piense en ella— Dijo acercándose a mí y abrazándome. Hacía mucho que no me abrazaba, que no me sentí así con él.

—Si me hubieses dicho desde un principio la situación, yo lo habría entendido.

—Entonces, ¿Nos ayudarás?

—Si, por supuesto, papá— Me alegra saber que papá aún recuerda y quiere a mamá. Llegué a creer que debido a su nueva familia el recuerdo de mi madre había sido olvidado.

—Te prometo que esa situación será solo algo temporal. En cuanto tenga el dinero para pagar la casa, te sacaré de ahí y te traeré de vuelta.

—Confío en ti, papá.

Luke Morgan, 21 años

Capítulo 3 (Cazador o Presa)

Días después

Ya no tengo que esperar más, por fin ya es el día de mi graduación y estoy tan feliz, esperé y luché mucho para lograr esto, pero gracias a Dios lo logré, tan solo espero que mamá, sea donde sea que se encuentre, esté orgullosa.

Me habría gustado que papá pudiera estar aquí hoy en cada momento, pero me aseguró que trataría de llegar antes de que termine la ceremonia. Tanto Deborah como Luke prefirieron pasar de la ocasión y no es como que yo los quisiera aquí. Después de lo ocurrido ambos habían mantenido lo más lejos posible de mí y yo les agradecía el no tener que verles la cara. Por otro lado, Jeremy, el hijo más pequeño de mi padre dijo que debía ir a casa de unos amigos para terminar algunos trabajos de la escuela, así que si, hoy me encontraba completamente sola mientras veía a la mayoría de mis compañeros estar rodeados por sus familias.

—Padres y graduados, les pido un aplauso para recibir a nuestro benefactor de este año, el señor Donatello Santorini— Todos aplaudimos al unisonó al tiempo que seguíamos con la mirada al hombre trajeado que se dirigía al escenario.

No sé a quién esperaba ver, pero en definitiva no era un hombre de unos treinta y tantos, de cabello negro, ojos azules, alto y por lo que se ve, de un cuerpo bien tonificado.

—Esta para comérselo—Dijo una chica frente a mi sin señales de ocultar lo mucho que se le estaban yendo los ojos.

—A ese hombre le digo si a lo que quiera— ¿Es enserio? Parece como si las hubiesen poseído a todas sus hormonas.

No es como que esté tratando de negar la belleza de este hombre, es atractivo, varonil, elegante y.... Ya me estoy yendo por las ramas. Si no más bien de que no creo que sea como para volverse loca y perder todo tipo de vergüenza.

Los aplausos de todos los presentes me hicieron volver en sí. Me había distraído viendo las graciosas reacciones que tenían la mayoría de chicas aquí y los pobres intentos de abrirse su toga para que él las viera.

—Contesta papá— Volví a marcarle por quinta vez consecutiva desde que nos permitieron marchar del auditorio y por fin ir al salón en donde se celebraría la fiesta y nos despediríamos de nuestros maestros.

–Señorita Olsen, que bueno que pude alcanzar a verla.

—Profesor Rick, creí que no vendría— Él es mi profesor de historia, me ha ayudado más que nadie durante todo el transcurso de mi carrera, le estoy muy agradecida.

—No me perdería la oportunidad de ver a mi alumna favorita por última vez— Si no supiera que está comprometido diría que me está coqueteando.

Estuvimos charlando un rato más hasta que varios de mis compañeros se acercaron a nosotros y terminaron por llevárselo.

Miré mi celular una vez más, pero no tenía mensajes ni llamadas pérdidas. Ya me queda claro que papá no vendrá, esto no le importa lo suficiente, lo que sea que deba estar haciendo de seguro es mucho más importante que yo para él.

—Esperando a alguien, señorita— Me sobresalté un poco al tener esa repentina e imponente figura frente a mí.

—Señor Santorini, lo siento mucho. No lo vi llegar— Espeté mordiendo mi labio.

Definitivamente, verlo de cerca es mucho mejor. Cada facción de su rostro se ve mucho más definida y ni hablar de los varias cabezas que logra sobrepasarme.

—Descuida. Yo fui quien decidió acercarse con sigilo— Dijo poniéndose a mi lado para observar la multitud, pero estaba segura de que su mirada estaba completamente fijada en mí, solo que no me atrevía a girarme para comprobarlo. —Llevo rato observándola, no ha apartado la mirada de su teléfono ni por un segundo.

—Oh, lamento no haber ido a hacer fila con sus admiradoras por algo de su atención— Le dije sin pensarlo mucho y me di una cachetada mental.

¿Por qué dije eso?

—Me alegra que no haya ido— Sonrió llevando su copa de champán a sus labios.

>>No, debo controlarme. No quiero que me vea babear frente por él.

—Es claro que es más cazador que presa— Volví a decir.

¿Pero qué me pasa hoy? Es como si estar al lado de este hombre derribara cualquier filtro que pudiésemos tener.

—Te estás considerando mi presa de esta noche.

—No estoy en la lista, lo siento— Dije intentando marcharme.

Ya me había quedado lo suficientemente.

—Espera, al menos dime tu nombre.

—Mejor intente averiguar el de la presa que logre atrapar— Le dije terminando de marcharme mientras escuchaba una risa irónica escapar de sus labios.

No importa, sea lo que sea que sea que le haya dicho se quedará aquí. Nuestras vidas son claramente polos opuestos, es improbable que volvamos a cruzarnos nuevamente.

Donatello Santorini, 30 años

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