Este día jamás lo voy a olvidar, era el primer día del mes de diciembre, regresaba a casa despues de un largo día en la universidad, estábamos en exámenes finales, faltaban solo cinco días para que inicien las vacaciones, estaba muy cansada lo único que pedía era un buen plato de caldo de pollo que mi madre prepara, mis padres tienen un pequeño negocio de comida, ellos trabajan muy duro para que yo tenga una buena educación.
Me baje del transporte público para llegar a casa, camine bajo el frío de la oscuridad, miraba las primeras luces que iluminaban las casas de mis vecinos, al final de la calle se encontraba el pequeño negocio de mis padres, era una casa con un local en la parte baja, arriba una pequeña casa, mis padres eran dos personas sin estudios, solo estudiaron la primaria, mi papá siempre se esforzó por darle un hogar a mi madre y a mi, dicen que el día que nací ellos estaban esperando a un niño, pero resultó que no era un niño sino una niña.
Mi madre y mi padre vivían en la sierra, pero el doctor de la comunidad les comento que era necesario que yo naciera en un hospital por qué el embarazo de mi madre iba a ser complicado así que mi papá vendió su tierra y los pequeños animales que tenía, viajo con mi mamá a la gran ciudad, llegó al único hospital abierto de la ciudad, jamás imagino que el costo del parto de mi madre fuera tan costoso, esa fue la razón por la que perdió todo su dinero y no pudo regresar a la sierra, obligándolo a qué trabajará duro en la ciudad.
Al ver mi rostro mi papá supo que tenía que trabajar duro para que yo tuviera todo lo que merecía, siempre tuvimos limitaciones pero algo que amo de mi vida es que mis padres son personas honradas y muy amorosas.
Entre al negocio de mis padres, ellos me miraron tristes.
- Buenas noches, saludé y camine hacia ellos.
Ellos estaban parados frente a una pareja que se encontraba sentada. Al escuchar mi voz ellos se giraron, la mujer me miró con lágrimas en los ojos, tomo la mano de su pareja y me miraban con dulzura.
Pensé que tal vez eran primos de mis padres y sonreí.
Mi mamá lloro descontrolada en los brazos de mi padre, aún no entendía que sucedía.
- ¡mami!, ¿por qué lloras?,¿qué sucede?, la abrace fuerte.
La mujer discutía con su pareja y le decía en voz alta.
- ¡Ese abrazo debería ser para mí!.
Mire a mi padre, para pedir una explicación a lo que esa mujer decía.
- María, te amo mucho hija, pero hay algo que tienes que saber, decía mi padre con lágrimas en los ojos.
- ¡Ella es mía!, gritaba mi mamá.
- ¡Es mi hija mugrosa!, gritó la señora con ropa elegante, su pareja apretaba su mano y la detenía.
- ¿Qué sucede mamá?, dije asustada.
Mi mamá no dejaba de llorar y me abrazaba con más fuerza.
- Los señores Quiróz, están aquí por qué desde hace un año se enteraron que el joven que es su hijo no es hijo de ellos.
- ¿y a nosotros que nos importa?, dije molesta.
- ¡somos tus padres María!, dijo la señora elegante.
- ¡Mis padres!, eso es mentira, mamá dile a esa señora que lo que dice es mentira.
Mi mamá lloraba con más fuerza, no podía hablar.
- ¡Papá, dime qué esa mujer dice mentiras!.
Mi padre me miró con lágrimas en los ojos.
El hombre elegante comenzó a hablar con tranquilidad.
- María, nosotros nos enteramos hace poco que Joshua no es nuestro hijo, por qué necesita un transplante y ninguno de nosotros podíamos donar por qué no éramos compatibles, esto nos volvió locos, regresamos al hospital donde nació nuestro hijo para pedir informes ya que la única explicación era que la enfermera cambio a los pequeños cuando estaban en la cirugía, ya que mi esposa y tu madre entraron al mismos tiempo, los jefes del hospital dicen que hace años estuvo una enfermera para las dos cirugías que no era la primera vez que la enfermera cambiaba niños, que cuando su jefa se dio cuenta, ella fue despedida.
Que trataron de buscar a las personas que ella atendió pero jamás nos encontró, no estamos aqui para llevarte con nosotros, lo único que queremos es que podamos conocernos y que ellos le den a mi hijo lo que tanto necesita, estamos dispuestos a pagar lo que sea necesario para que ellos le den a mi hijo un riñón.
- ¿mamá, es verdad lo que dice ese hombre?, las lágrimas en mi rostro caían no podía creer que mis padres no eran mis padres y que su hijo estuviera muriendo.
- Mi esposo tiene razón no espero que te mudes con nosotros solo espero que podamos conocernos mejor, eres idéntica a tu abuela, se acercó la mujer elegante.
- Si, te pareces mucho a mi madre, decía el señor de traje.
Mis padres aun me abrazaban con fuerza se aferraban a mi cuerpo.
- Señor Julio necesito saber su respuesta, por favor ayude a mi hijo.
-¡A su hijo!, decía su esposa.
Mi mamá se seco las lágrimas y me besó la mejilla.
- María estos señores son tus padres biológicos. Siempre lo supimos el día que te caíste del columpio, necesitaban sangre pero tú sangre no era igual a la de tu padre, el doctor se acercó a tu papá y le dijo que probablemente tú no eras hija de el, me acuso de engañar a tu padre, pero jamás paso eso, sabes que yo lo amo, que ustedes son lo más importante en mi vida, sospechaba que te cambiaron por qué a nosotros nos informaron que tendríamos un varón, pero decían que esos ultrasonidos no son confiables.
No soporte tanta información, sentí que mi corazón se detuvo y me caí al suelo.
-¡Hija, estás bien!, gritaba mi madre y la mujer al mismo tiempo.
Cuando desperté me encontraba en mi habítacion.
- ¿cómo llegué aquí?, le pregunté a mi madre que miraba por la ventana.
- Tu primo Daniel te cargó.
- Mamá, dime qué todo fue un sueño, dime qué tú eres mi verdadera madre, dime mami, comencé a llorar.
- Mi niña adorada sabes que eres mi vida, pero no fue un sueño, tu padre se acaba de ir con esas personas para que le hagan estudios, para saber si puede donarle un riñón a ...
No pudo terminar la oración, sus ojos se llenaron de lágrimas.
- ¡Vas a querer más a tu hijo que a mí!, me arroje a mi cama a llorar, me mataba el dolor de saber que mi madre no era mi mamá, ella es la mujer más dulce y buena que conozco, me dolía saber que yo no era su hija que no tenía su sangre, de la cual me sentía orgullosa de tener las raíces de mujeres que trabajaban la tierra.
Amanecí con mi madre al lado, anoche le pedí que se quedara a mi lado, que me cantara mi canción favorita y contara el cuento de las estrellas y el conejo de la luna.
- ¿que quiere desayunar mi hija hermosa?, mi mamá preguntaba mientras me acariciaba mi cabello.
- Unos ricos huevos fritos con frijoles.
- ¿Cafecito de olla?, acaricio mi frente.
- Si mami, le di un beso en la mejilla.
Nos abrazamos, sentía que mi pecho se presionaba, tenía ganas de llorar pero anoche mi madre hablo conmigo, me dijo que para ellos es muy difícil la noticia, cómo imagina que lo fue para mis padres biologícos.
Que tratara de ponerme en el lugar de ellos, que les diera una oportunidad de conocerlos y que jamás me olvidara de ellos, por qué ellos me aman mucho y que yo seré su hija siempre.
Mi madre se levantó, fue a la cocina a preparar mi desayuno.
Entre a la ducha para prepararme, aún tengo clases, ya solo quedan unos días para las vacaciones de invierno, lo que me pone muy feliz a pesar de la terrible noticia que recibí, para mi la navidad es mi fecha favorita de todo el año.
Salí de mi habitación más tranquila, mi padre llegó se miraba cansado, se sentó en la silla del comedor, mi mamá lo abrazo.
Yo me quedé parada en la puerta de mi habitación mirando a mis padres.
- El es idéntico a mi, decía mi padre llorando.
- ¿Es compatible contigo?
- si, el es nuestro hijo Carmen.
- ¿Se va a morir?
- Está grave, me presentaron como un tío lejano, el doctor dijo que la noticia podría alterar su salud.
- si me imagino, ¿cuando le darás el riñón?
- Tengo que preparar mi cuerpo, para el trasplante, los señores Quiróz me dieron dinero pero lo rechacé, me molesta que piensen que con su dinero pueden arreglar todo.
- Tómate un café, te hace falta.
- Buen día padre, me acerque y bese su mejilla.
- hola princesa hermosa, ¿cómo estas?, me tomo de las manos y me miraba con dulzura.
- bien papi, comencé a llorar.
Me abrazo, algo que me encantaba de mi padre era su altura, me sentía protegida en sus brazos.
- No llores nena, tranquila todo saldrá bien.
- No quiero tener otro papá, solo quiero tenerte a ti y el se parece a ti, mientras que yo no.
- Maria tu tienes todo de nosotros, tienes nuestras costumbres, nuestros hábitos, nuestros corazones, eres nuestra hija amada.
Daniel entró a la cocina y saludó.
- Buenos días familia.
- Buen día hijo, siéntate ya está el café, decía mi mamá.
Me seque las lágrimas y me senté en la silla.
- Así que la güera no es de nuestra familia, decía mi primo Daniel comiendo su pan dulce.
- ¡Cállate!, mi mamá lo golpeaba.
Yo me levanté molesta y me encerré en mi habitación.
No quería salir, solo quería morir, no era justo que me quitarán lo que más amo, no iba a dejar que ese idiota me quitará a mis padres.
...-¡Mary, por favor tu primo solo dice tonterías tu eres mi hija y punto!, gritaba mi madre....
Salí de mi habitación mi primo me miró y agachó la cabeza.
- Perdoname Mary, dijo con vergüenza.
Mi celular comenzó a sonar, ya era tarde para ir a la escuela.
Tome mi café, me despedí de mis padres con un beso.
Daniel caminaba detrás de mi, el era mayor que yo, ya se encontraba en su último año de la universidad.
Era un estudiante de administración de empresas.
Yo estaba estudiando la misma carrera.
Daniel corría para caminar a mi lado, ya me había alejado de el.
- ¡Güerita perdoname!, sabes que eres mi persona favorita en el mundo y eso no va cambiar por qué no tengas la sangre de los Mejía.
- Daniel deja de decir eso que no tengo su sangre o que no soy de la familia, no pienso aceptar lo que dicen mis padres, yo soy una Mejía y punto.
Daniel me abrazo, también era alto como mi padre.
Eres mi persona favorita también tonto, no vuelvas a decirme que no soy de tu familia.
- ¡Jamás!, Daniel me miró a los ojos y sonrió.
Daniel me tomo de la mano y caminamos juntos a la parada del autobús.
Al subirme el se ofreció a cargar mi mochila, después me ayudó a bajar del autobús.
-¿cuál es tu última clase?
- contabilidad
- Te espero para llegar juntos a casa, decía el acomodando mi cabello atrás de la oreja.
- Siempre te vas solo.
- Pero ahora que estás pasando por un mal momento quiero estar contigo.
- gracias Dani, lo abrace y el suspiro.
Las clases pasaron rápido, Daniel estaba esperándome en la puerta principal.
Los padres de Daniel viven aún en la sierra, ellos tienen una granja que produce quesos y todos los productos lácteos, sus productos no son muy famosos pero dejan buen dinero para que Daniel estudie en la universidad. El es un chico alto con cuerpo fornido, desde muy chico trabajo en la granja de sus padres, cuando pasábamos navidad en la sierra el y yo montamos caballo, hacemos una fogata para que la familia se reúna somos muy unidos, ahora que se que no es mi familia siento que lo pierdo, pero se que esto no va cambiar.
- Tus padres me mandaron mensaje, fueron a conocer al ricachón.
- ¿por qué no me avisaron a mi?
- por qué saben que te pones celosa, no deberías.
- ¿por qué el tiene su sangre y yo no?, le pregunté molesta a Daniel como si él supiera la respuesta.
- pero el ricachón no sabe que son sus padres, el está acostumbrado a sus lujos, no creo que haga nada bueno con su vida.
- ¿qué sabes tu de el?, dije molesta.
- Entre a sus redes sociales, es un cabron mimado que no hace nada bueno con su vida más que presumir sus autos y sus viajes.
No pude decir nada solo caminaba y pensaba que eso era algo bueno, que el fuera un presumido, engreído, me ayudaba a que mis padres no lo quisieran y que yo fuera la favorita.
Al llegar a casa mis padres aún no regresaban, me preguntaba, si ellos ya le habían dicho a el que eran sus padres.
La puerta de mi casa sonó, alguien tocaba.
Me acerque y abrí la puerta, era el hombre elegante con traje caro.
- Mis padres están con su hijo.
- Si ya lo sé Maria, solo que les pedí permiso para poder visitar a mi hija para invitarla a comer.
- Ya comí, gracias.
- ¿Podemos ir por un helado?.
- Tengo tarea señor.
- Maria quiero saber de ti, perdí tantos años hija, tu abuela quiere conocerte, ella se muere por abrazarte, se que es difícil que es muy pronto pero tienes una familia que quiere conocerte.
- Aún no estoy lista señor.
- Dime Mauricio.
- Mauricio tengo que hacer tarea si me disculpas, cerré la puerta de mi casa.
No pensaba aceptar a otra familia, aunque una parte de mi quería conocer a mi abuela, tenía una abuela, siempre quise tener una abuela, mis abuelos murieron jóvenes tenía solo cuatro años cuando ellos murieron, otros ya no vivían cuando nací.
Me encerré en mi habitación y comencé a buscar en las redes sociales al estupido niño que tiene la sangre de mis padres.
Mis padres regresaron tarde, yo me quedé dormida frente al monitor mirando las fotos del ricachón, no tenía fotos con sus padres, ni su abuela quería conocer a los que tienen mi sangre pero ese idiota solo presumía sus carros y viajes.
Si se parece a mi papá, es idéntico a él, pero con su piel de porcelana, se ve que ni sale al sol, que se cuida mucho su rostro, lo odio, odio que el sea hijo de Carmen y de Julio.
Me levanté directo al baño, ya era tarde para irme a la universidad, cuando salí de mi habitación mire a mi madre llorando y a mi padre.
- ¿qué sucede?
- Nada solo que ayer Josh trato mal a tu madre pensando que era una sirvienta que su madre había mandado a cuidarlo, ella no le dijo nada y le duele que el sea una persona muy grosera.
- ¡ese idiota debería de morirse!, grite enojada
- ¡cállate María!, gritó mi mamá furiosa.
- Mamá, te humilló.
- Es mi hijo también Maria.
- Ya veo, entonces si lo aceptan como su hijo.
- ¡Lo es María el estuvo en mi vientre!.
- ¡y yo no, solo fui la recogida!, grite y salí corriendo de mi casa.
Sentía que el corazón se me partió, las lágrimas salían de mi rostro, sentía el viento frío en mi cara, solo quería escapar de ahí, necesitaba alejarme de todo.
Un enorme auto se paró frente a mi, golpeaba el cofre del carro enojada.
Mauricio salió del auto y me abrazó.
- ¿qué tienes Mary?
- Ellos quieren a su hijo, ¿y quién me quiere a mi?.
- Yo y mi esposa.
- ¿por qué no me buscaron antes, por qué me dejaron con ellos?
- ¿ellos te trataron mal?.
- No son los mejores padres del mundo y me duele que no sean míos, dije llorando.
- Déjame mostrarte a tu otra familia Mary
Camine junto a el y me subí a su enorme auto.
Por un momento el abrazo de Mauricio mi padre biológico me había dado tranquilidad, sentía que podía confiar en el, senti una necesidad de estar con el por más tiempo y conocerlo, era un hombre muy elegante sus ojos eran parecidos a los míos, miraba sus manos eran iguales a la mías, el tenía el cabello rubio, era un hombre muy elegante, por un momento me sentí orgullosa de ser la hija de ese hombre, de saber que mi progenitor era un hombre guapo y muy propio.
Llegue a una enorme mansión, el enorme jardín era del tamaño del rancho de los papás de Daniel, en lugar de vacas estas personas tenían autos lujosos estacionados.
El pequeño lago de la granja era una hermosa alberca que se apreciaba a lo lejos.
- Mauricio tienes una casa hermosa.
- Si es lo que dicen.
- El día que supe que eras mi hija compré otra mansión a lo lejos de este lugar, para ti. El saber que Josh no es mi hijo trajo muchos problemas para mí empresa, ahora mis socios me están presionando para que cambie mis acciones a nombre de mi verdadero hijo, mi heredero, pero amo a mi hijo, por qué yo lo cuide todo este tiempo, pero tampoco puedo olvidarme de ti, una parte de mi se preocupa por tu bienestar Maria.
Ven vamos a entrar a casa, me tomo de la mano y bajamos de la limusina.
Estaba nerviosa, el corazón me saltaba del pecho, caminaba en camara lenta apresiando todo a mi paso, mirando cada rincón de la casa.
Al entrar a la mansión una bella mujer se acercó con lágrimas en los ojos.
- Mary te esperamos por tanto tiempo, me abrazo con la poca fuerza que le quedaba, ella era mi abuela, la mire detenidamente, ella era idéntica a mi. Eres muy bella como tu abuela.
- Gracias abuela dije llorando mientras la abrazaba con fuerza.
- ¡Mary, ¿eres tú?!, gritaba una mujer de 23 años.
- Ella es tu hermana, decía Mauricio
- Hola soy María Mejía, le extendí la mano, ella me miró y sonrió.
- te falta un cambio de look, esos pantalones son horribles.
- ¡cállate Monica!, gritó la mujer de Mauricio.
Mauricio miró enojado a su hija.
- me agrada tenerte en casa hermosa.
- gracias señora.
- Dime Camila.
- Si señora Camila.
Ella me miró y sonrió.
- Vamos a comer algo, estamos desayunando algo que te va encantar, decía Camila tomándome de la mano.
Mauricio abrazo a Monica.
- Papá sabes que a Josh no le va agradar la idea que tú no seas su padre, tu eres todo para el, decía Mónica entre susurros.
- Ahora no Mónica, ella tiene mi sangre.
- Disculpen pero creo que lo mejor es que me retire, dije nerviosa.
Salí corriendo de ese lugar, quería escapar.
- ¡Espera hija!, gritaba Mauricio y Camila.
Llegue hasta la salida de la mansión y Mauricio llego con el auto y se bajó.
- Perdón no quise asustarte de esa manera.
- Mauricio así como yo lo odio el me va odiar, le voy a quitar lo que más ama, como yo pienso que el me quitó lo que más amo.
- quisiera que nos amarás como amas a tus padres.
- pero no puedo, ellos son los que estuvieron ahí cuando más los necesite, que hacen aquí ustedes mientras su hijo se está muriendo.
- Siempre estamos trabajando, casi no tenemos tiempo para estar con Josh y Mónica.
- Necesito ir a la universidad, por favor puede llevarme.
- Si claro, creo que por hoy estuvo bien.
Nos subimos a la limusina, en el camino pensaba en todo esto, no creo que a él le agrade la idea.
Al llegar a la universidad pedí que me dejara una cuadra después no quería que la gente se burlara de mi por llegar en un auto de lujo.
Daniel estaba en la entrada de la universidad con mi mochila.
- ¿me esperaste todas estas horas?, dije sonriendo al mirar a Daniel sentado en una roca.
- Sabía que estarías aquí.
Me arroje a los brazos de Daniel, me siento confundida y me duele mucho perder a mis padres y quitarle a sus padres a el, esto es mucho para mí, quiero mi vida como era antes.
- No me gusta verte triste Mary.
Daniel me limpio la cara y beso suavemente mi mejilla, fue tan cerca de mi boca que sentí un escalofrío.
- Güera me vuelves loco, decía pegando mi cuerpo al suyo.
- ¡No!, lo empuje enojada. Eres mi mejor amigo, mi hermano, mi primo Daniel, no me mires como si estuvieras enamorado, yo no podría mirarte asi, para mí eres especial pero como mi hermano mayor.
- Ya no somos familia Mary no nos une sangre, yo quiero cuidar de ti y no perderte.
- Jamás me perderás por qué te quiero, pero no me hagas esto más difícil.
- te quiero prima, dijo marchándose a su salón de clases.
Me senté en la roca y lloraba en silencio abrazando mi mochila.
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