Año doscientos cincuenta en el Reino de Elgía, este Reino de un tamaño mediano comparado a los demás reinos que lo rodeaban, era un lugar donde hacía más de cien años se vivía en completa paz, su economía era estable y su pueblo prosperaba, la monarquía que los gobernaba estaba encabezada por el Rey Abel, la Reina Olena, el principe Lennox y la princesa Artemis.
Una familia real bastante querida por su pueblo, ya que gobernaban con justicia para todos, no había conflictos dentro de la monarquía ya que él principe Lennox era él heredero desde su nacimiento, en cuanto a la princesa Artemis no tenía interes alguno por disputar el título de heredero de la corona con su hermano, ellos tenían una exelente relación. Artemis adoraba a su familia así como ellos lo hacían con ella.
La personas que portaban sangre real en Egía tenían características únicas, cabello color plata casi blanco y ojos de un color azul-celeste que parecía ser translúcidos cómo las aguas de los mares.
Artemis la única actual princesa de este Reino tenía fama de ser la mujer más bella que se haya visto, incluso algunos se atrevían a decir que la princesa Artemis debía ser la persona más bella de todo el continente.
Artemis era apenas una Señorita, una niña aún para su familia, tenía diecisiete años y el próximo año sería su cumpleaños número dieciocho que también implicaba su mayoría de edad.
La princesa Artemis era descrita como la imagen en la tierra de un ángel y la pacifidad de su actitud hacía mayor la comparación.
En pocas palabras la historia del Reino de Egía era demasiado pacífica, pareciera que esto y otras cosas incomodaba a sus vecinos, además de que Egía era un reino muy rico tenía variedad de minerales que interesaban a otros países, también la fertilidad de sus llanuras atraía el interés de los codiciosos, entre todos el más interesado en lgía fué el Imperio Zanthos.
El Imperio Zanthos era el más grande del continente, y sus gobernantes eran conocidos por su ambición milenaria, en los últimos cincuenta años estuvieron expandiéndose en el continente, pero su interés estába concentrado en el lado norte del mismo, mientras que Egía se encontraba al sur, pero ahora que el Imperio Zanthos había conquistado todo lo que se propuso en el lado norte, volco su interés al sur y sus riquezas.
Egía estába en el foco de atención, el Rey Abel no tenía intención alguna de mandar su pueblo a una guerra ya que sabía de las consecuencias de la misma, por eso trato de negociar de multiples formas con Zanthos, pero parecía que sus negociaciones no darían frutos, cuando menos pensaron Egía fué invadida.
El principe Lennox encabezó una defensa, pero la cantidad de soldados y sus habilidades en batalla sobrepasaron a las defensas de Egía, los soldados de Egía obligaron al principe Lennox a regresar a la capital para sacar a la familia real, pero las fuerzas de Zanthos avanzaron a la misma velocidad que él principe.
Cuando Lennox llegó a la capital mal herido fue directo al palacio real, su padre su madre y su hermana debían huir porque ahora Zanthos estába tomando el control de todo, y si no lo hacían antes de que los puertos fueran tomados ya no podrían salir y sus cabezas rodearian.
Lennox entro corriendo muy tarde en la noche a la gran sala de audiencias del Rey, ahí estaban los nobles que organizaban las tácticas militares el Rey y la Reina.
Lennox inco su rodilla ante él Rey y le hablo.
- Majestad hemos fallado, la diferencia entre las fuerzas de Zanthos y las nuestras son abismales, debe irse usted, la Reyna y la princesa, todos los nobles aquí deben irse ahora! No hay tiempo que perder Zanthos no tardará en llegar a la capital.
La sala se hizo un alboroto completo, los nobles entraron en desesperación, pero el Rey mantenía la calma.
- Silencio!
Después de escuchar la orden de su todavía Rey los nobles se silenciaron.
- ya veo principe, pero Yo no abandonare mí lugar, en cambio tú la reina y la princesa, ordenó que sean sacados del Reino ahora mismo.
- Jamás lo haré Majestad! ustedes se deben ir yo seré quien afronte las responsabilidades
- Todavía soy él rey muchacho a quien le debes tú lealtad y a quien debes obedecer!
- Yo no me iré, su majestad tiene una esposa que juro estar con él en todo momento, los príncipes deberán irse ahora.
La Reina hablo, él Principe Lennox y él Rey no pudieron decir nada porque conocían bien a esa mujer.
Al final se decido que los príncipes debían ser mandados a salvó, en tanto que los nobles decidirían que hacer ellos mismos por su cuenta, ya que Zanthos venía por la cabeza de la familia real y de quienes los defendieran, cómo su último recurso los nobles podían huir o quedarse e hincar la rodilla ante el nuevo Imperio, él Rey aconsejo a aquellas personas que lo acompañaron durante tantos años.
- Mi consejo para ustedes es que no huyan, ustedes tienen todo aquí, dobleguen su orgullo por el bien de sus familias, la única cabeza que rodará será la mía.
Los nobles estaban conmocionados por las palabras de su Rey, él estába aceptando su inminente muerte y buscando incluso en su final lo mejor para ellos.
El Rey se retiró de la sala de audiencias y reunió a su familia en una sala del palacio, la dignidad y honor del Rey la mantendría hasta el último momento por eso no dejaría a su país.
La princesa Artemis fue llevada al inicio del conflicto a un palacio apartado, ya que era menor de edad el resto de su familia y nobles consideraron su protección sobre todo, aunque era una jovencita la princesa no era estúpida y era más que obvio que nada estaba saliendo bien ya que la habían apartado junto a números guardias y su escolta personales, al contrario de lo que él Rey intentaba lograr las ansias de la princesa aumentaban en cada instante que no veía a su familia.
Era pasado la media noche cuando el capitán de la guardia del palacio fué a buscar a la princesa para llevarla hasta donde estaba la familia real reunida.
Artemis se encontraba muy perturbada por todo ya que nadie le decía nada, cuando llegó a la gran sala donde estaba su familia entro en estado de pánico al ver a su hermano con sangre en sus armaduras, Artemis corrió hacia su hermano
- Hermano! herma..no por qué! por qué estás así!?
- Tranquila Artemis estoy bien, por favor tranquila siéntate tenemos que hablar ahora.
Artemis no entendía, cómo iba a estar bien si estaba cubierto en sangre así que recurrió a sus padres para ver que decían
- Padre, madre !
-Artemis siéntate si .
La Reina busco a su hija e hizo que se sentara mientras ella seguía tomando su mano.
El silencio inundaba toda la sala y la nerviosa mirada de Artemis era percibida por todos.
- Seré lo más sincero contigo hija ya que no hay mucho tiempo
- Tiempo de que hablas padre...
- Hija mía los tiempos de Paz para esté Reino han terminado, tú hermano y tú son el legado de la familia Real de Egía por eso mismo deben irse ahora mismos de aquí .
Artemis era incrédula ante las palabras de su padre, así que busco otra respuesta en su madre, mirándola rápidamente
- Madre, es mentira, madre?
Ante la falta de negativa por parte de su madre Artemis miró a su hermano.
- Hermano, es verdad?
- Así es Artemis es nuestra realidad ahora.
Las lágrimas comenzaron a brotar y mojaron el precioso rostro de la niña, ante su desconsuelo su madre la abrazo, esos fueron los últimos instantes de Artemis con su familia.
El avance del Imperio Zanthos en el territorio del Reino Egía era inminente, siendo comandados por el mismo Emperador Karim y su mano derecha el Duke Aster.
Sobre él Emperador Karim no sé había escuchado nada bueno en las tierras de Egía, se sabía que cómo su pueblo era muy religioso y decía que todo lo que hacía lo hacía porque era la voluntad de la diosa Áine, era despiadado con sus enemigos y era un loco de la guerra, se decía que en el campo de batalla parecía un demonio ya que sus ojos rojos y cabello negro le daban ese aspecto asociado con los mismos, al contrario de él que era su mano derecha el Duke Aster era un hombre de aparecía más apacible que él Emperador, un cabello de un suave rubio y ojos dorados, pero ésto no tapaba el hecho que él Duke peleaba a la par del Emperador en las batallas, para Egía en estos momentos el Duke Aster era igual de despiadado y repudiable que él Emperador Karim.
- Vimos que él principe Lennox retrocedió.
- Era apenas un niño, si los datos no están mal tiene unos veintiun años.
- Dejen de perder el tiempo y movamos, uiran si no llegamos a tiempo.
- Cómo ordene Majestad!
Así él escuadrón de un poco más de cien hombres, siguió en bloque al Emperador, calculaban llegar antes del amanecer, apuraron el ritmo de su cabalgata para llegar en el tiempo que el Emperador quería.
Nadie más que él Emperador Karim sabía cuáles eran las verdaderas intenciones que lo impulsaban a conquistar todo territorio que rodeará al Imperio Zanthos.
En la sala del palacio real de Egía, Artemis lloraba desconsoladamente en los brazos de su madre, entonces su padre se acercó y levantó el rostro de su hija haciendo que lo viera fijamente.
- Ya no hay tiempo de llorar hija, a partir de ahora debes ser fuerte, por ti, por tú madre, por tú padre, por tú hermano, por él pueblo que sigue confiando en nosotros. Se que estoy pidiendo demasiado a una niña como tú pero la sangre que llevas te lo demanda, demanda que madures y seas fuerte, pero así cómo esa sangre te lo demanda, esa misma sangre será la que te de las fuerzas para conseguir lo que te exige, porque tú eres una digna portadora de la noble sangre del Reino de Egía, de los primeros señores que con su esfuerzo hicieron prosperar estás tierras, no lo olvides hija, nosotros ya hemos vivido ahora es tiempo de que ustedes lo hagan, no puedo decir más que estoy agradecido de haberte tenido a tí como hija y a tú hermano, y tú madre cómo la maravillosa esposa que es. No importa lo que pase yo ya lo tuve todo.
Las palabras de despedida del Rey a Artemis solo hicieron que ella colapsará más, con esas palabras su padre le estaba diciendo que tanto el cómo su madre no se irían del lugar.
- Padre de que hablas tú y mí madre están bien pueden irse con nosotros? Verdad madre, hermano.
- Artemis debes entender que nosotros tenemos un deber así que...
- Que demonios quieres decir padre!? que su deber es morir! por qué, por qué!!
- Algún día lo entenderás hija, ahora ven aquí
El Rey abrazo a Artemis lo mismo hizo la Reina y Lennox, no había nada que su familia le dijera que pudiera consolarla, estaba escuchando de la boca de sus padres hablar de ellos cómo un sacrificio, cómo si fuera algo tan natural.
De repente el abrazo familiar fué interrumpido por el portazo dado por un guardia.
- Es ahora Majestad! ya no hay tiempo, las tropas de Zanthos rodean el palacio!!
El rey soltó a sus hijos y comenzó a dar órdenes.
- Ahora Eitan y Ossian saquen los de aquí! llevárselos ahora!.
Antes de que Artemis pudiera reaccionar estaba siendo arrastrada por su escolta Eitan mientras veía como se alejaba de sus padres, Artemis no podía aceptarlo, no podía dejar a sus padres ahí, comenzó a gritar cómo loca para que Eitan la soltara y forcejear con él sin obtener resultado alguno.
- No no no! Eitan por favor suéltame, suéltame, déjame, padre madre por favor déjenme con ustedes, por favor!
Los gritos de su hija en los que se podía sentir su angustia, su dolor y desesperación, quebró completamente a sus padres, pero no había nada que pudieran hacer más que enviarla al lugar más seguro.
Lennox y Artemis fueron rodeados por guardias y sus escoltas personales, estos guardias los guiaban hacía la puerta este del palacio que llevaba directamente al muelle donde ya un barco los esperaba.
Artemis veía hacía atrás mientras corrían, su cabeza no terminaba de procesar que habían dejado a sus padres atrás, cuando la primer fila de guardias dió el grito de alto.
- Alto! ya están en está puerta! Llevence a los príncipes, la primera línea debe luchar!
Ahora todo era un caos, de repente había soldados del enemigo dentro del palacio real combatiendo con sus soldados, Artemis solo podía sentir como era arrastrada por Eitan, mientras escuchaba los ruidos de las espadas chocando entre si a sus espaldas.
- A la puerta Oeste, a la puerta Oeste!
Repitió varias veces, uno de los guardias, pero cuando llegaron a la puerta Oeste, está también ya estaba tomada, el capitán de los pocos guardias que quedaba hablo rápidamente.
- Nosotros nos quedaremos luchando, usted deben sacar a los príncipes de aquí, escondanse y esperen, sean siguilosos y eviten combatir incluso si hay un solo hombre en frente, entienden?
- Lo entendemos!
El capitán les hablaba a Eitan y Ossian, que ahora eran los únicos que quedaban con los príncipes.
Eitan y Ossian guiaron a los príncipes de nuevo por el pasillo central, parecía que los invasores habían atacado primero las entradas laterales del palacio, su suposición no era del todo errada, solo que los invasores ya se encontraban por todo el palacio.
Huyendo por el pasillo se encontraron con cinco soldados enemigos, Eitan puso a la princesa a un lado del principe quién se encontraba herido pero aún así podía pelear aún, mientras que Ossian y Eitan enfrentaron a los enemigos a pesar de la advertencia de su capitán, pero esto fue inevitable.
Lennox tomo la mano de su hermana y doblo por un pasillo, sin pensar mucho, Artemis no pudo evitar pensar que parecía que estaban en un laberinto sin salida y que no importara a dónde fueran ahí habría un soldado enemigo, el miedo que sentía era demasiado.
Y así fué al doblar la esquina, un hombre vestido de forma diferente a los demás soldados caminaba con dirección a ellos, Lennox se freno de repente, puso a Artemis detrás de él y saco su espada. Artemis temblaba cuando el hombre frente a ellos hablo
- No huyas de lo inevitable principe.
Artemis vió la cara de furia que jamás había visto en su hermano, entonces miro al frente y ese hombre por como vestía y por la reacción de su hermano era sin dudas él Emperador de Zanthos.
- Hermana, sin mirar atrás vete, vete corre y encuentra a Eitan.!
Cuando dijo hermana la mirada del terrible hombre se poso en la asustada joven. Lennox que noto esto, volvió a insistirle
- Estoy diciendo que te vayas sin mirar atras Artemis esto es una horden!
Artemis solo se les escaparon alguna palabras casi inaudibles.
- herma..no . tú, tú también por favor no
Lennox volteo a ver a Artemis y le dijo.
- Por favor Artemis... ve ahora...
Artemis volteó y con lágrimas rodando por su rostro avanzó por el pasillo, sin mirar atras como dijo su hermano.
- Esto es entre nosotros bastardo!
- Impresionante todavía tienes fuerza para proteger a tu hermanita.
Así Karim saco su espada y comenzó a luchar con el mal herido Lenoxx. Artemis pronto escucho los golpes de los metales chocando entre sí. Ella siguió avanzando y sin tener demasiada conciencia sobre su orientación dentro del palacio en el que había crecido, de pronto se dió cuenta que estaba frente a la gran puerta de la sala donde estuvo con sus padres por última vez, no había nadie en el pasillo y ahí había silencio absoluto, la puerta se encontraba entre abierta, así que Artemis se acercó sigilosamente para ver si sus padres aún estaban ahí, la escena que vio no pudo ser más horrible.
Su padre y su madre yacían cubiertos en sangre en el suelo, Artemis no pudo contenerse y empujó entre un grito desolado llamando a sus padres.
- Padre ! Madre ! no por favor, por favor!
Pero antes de que avanzara hacía ellos, vió a un hombre de cabello rubio con su espada en la mano y parado mirándola.
Artemis boleto y corrió por el pasillo por el cuál vino en completo estado de desesperación y solo pudo pensar en Lennox
-[ Mi hermano, mi hermano, debo ayudarlo, mi hermano]
Artemis corrió con desesperación y cuando doblo en la esquina del pasillo donde se había quedado su hermano, choco contra algo firme y termino en el suelo. En un estado de confusión producto del golpe y todo lo que estaba viviendo, Artemis penso que se trataba de Lennox y a antes de abrir los ojos lo llamo por su nombre.
- Lennox, hermano eres tú.
Totalmente confundida Artemis alzó la mirada, la imponente figura del hombre con ojos rojos la miraba fijamente, ese no era Lennox.
Artemis no pudo ocultar su rostro de miedo ante la atenta mirada del hombre, Artemis se movió un poco para atras, el hombre hizo un movimiento, Artemsi penso que sacaría su espada por eso cerro sus ojos con fuerza. Pero al pasar el tiempo y no sentir nada abrió poco a poco sus ojos, el hombre le estaba ofreciendo su mano para que se levantara, por supuesto Artemis no la tomaría, se puso de pie como pudo y cuando lo hizo sintió dolor en su pie izquierdo, se lo había lastimado. Artemis saco fuerzas de quién sabe dónde y le hablo al aterrador hombre.
- Mí herman... Lennox donde está Lennox?
La contundente respuesta del hombre helo la sangre de Artemis.
- Muerto
- Qué.. mí hermano muerto... está mintiendo, dónde donde está!!
El dolor que casi la llevaba a locura se estaba apoderndo de Artemis. El hombre se movió a un costado y miro hacia atras, Artemis que también miro hacia esa dirección, vio tan solo unos metros adelante un cuerpo arrodillado, cabello del mismo color que el suyo y la armadura de su hermano, ese era Lennox.
Artemis corrió hacia su hermano sin importarle la presencia del hombre.
Se arrodilló frente a él y vio como aún corría sangré desde su pecho, la desesperación de Artemis era indescriptible, rompió una parte de la falda de su vestido y lo puso como compresa en el lugar por donde salía la sangre, con su otra mano tomo el rostro de su hermano y le dió unas pequeñas palmadas.
- Hermano, hermano, soy yo Artemis! Hermano por favor, hermano habré tus ojos.!
Artemis no lo había notado pero el hombre vestido de negro estaba parado detrás de su hermano viéndola a ella.
- no sirve de nada lo que está haciendo está muerto te lo eh dicho.
Artemis parecía no escucharlo y seguía suplicando a su hermano.
- Por favor, por favor, Lennox mírame, hablame, por favor..
Artemis estuvo así por unos cuantos minutos cuando se dió cuenta que ya no había nada por hace por su hermano, estaba muerto.
Artemis se quebro, sus lágrimas brotaban como las aguas de un río, lloro mucho pero de repente el dolor que sentía se convirtió en una iría inmensa, y quién era el culpable de eso, ese hombre, ese hombre que estába pada frente a ella, Artemis comemos gritarle
- Ya vas a matarme!! haslo, haslo de una maldita vez
Los ojos de la noña veían con furia al hombre y le pedía a gritos que acabará con su vida...
Pero el hombre seguía inmóvil ante el pedido de la niña
Artemis arrodillada frente al cuerpo de su hermano le gritaba al hombre frente a ella que la matará. Ella ya no tenía fuerzas para nada, termino apoyando su cabeza ante el hombro de su hermano y se cubrió el rostro con sus manos manchadas con la sangre de él, sus lágrimas corrían por sus palmas, y Artemis entre sollozos seguía con sus palabras de lamentos.
- Primero mi madre, mi padre y ahora mi hermano, solo falto yo!
Artemis volvió a dirigir su mirada que desbordaba odio, miedo, irá y tantas otras cosas al hombre que seguía inmutable en el lugar.
- Maldito demonio te he dicho que me mates! que esperas, ya todos en mi familia están muertos no tengo nada que seguir haciendo, no sigas perdiendo tú tiempo y mátame!
Los gritos de Artemis guiaron al hombre que estaba en la sala donde estaban los reyes , hasta el lugar donde estaba Artemis y él Emperador.
El hombre camino tranquilamente hasta donde estaba Karim, inclino su cabeza y dió su reporte.
- Está hecho Majestad, el Reino es suyo.
- Bien.
El Duke Aster no pudo evitar mirar a la joven que lloraba frente al cadáver de quién evidentemente era él principe Lennox. Aster miro a su Emperador tratando de buscar una respuesta de porque aún seguía viva la joven, entonces ella le hablo.
- Tú, tú otro bastardo que mató a mis padres, ya que ese demonio no me ha matado aún aslo tú! Vamos maldita sea !
La sorpresa del Duke Aster fué demasiada, no tan solo había escuchado pedir a la joven que la matará sino que su Emperador aparentemente no lo había querido hacer.
Aster hizo un movimiento como para deseinvainar su espada ya que al fin y al cabo esa niña era sangre del reino de Egía y debía morir. Pero antes de que pudiera sacar un centímetro de la hoja de su espada, tuvo la mirada asesina del Emperador sobre él.
- No te atrevas a sacar un centímetro más de esa hoja. Duke Aster, nunca haga algo frente a mí que yo no autoricé.
La forma en la que el Emperador habló demostraba su enojo, Aster lo conocía muy bien y podía reconocerlo,
así que guardo su espada e inclinó su cabeza ante él Emperador.
- Entiendo Majestad, lo siento no volverá a ocurrir.
Obviamente Aster no entendía nada y pronto sería mayor su desconcierto cuando escucho lo que él Emperador le diría a la niña en el suelo.
- Tú vendrás conmigo.. Aster traerla no la lastimes.
- Oh sí claro Majestad.
Aster se dirigió hacia Artemis, quien podría decirse que de repente entro en un estado de locura frente a las palabras que escucho.
-Entre risas y lágrimas Artemis comenzó a lanzar sus palabras contra él Emperador nuevamente.
- estás loco, creés que también estoy loca, antes muerta, yo soy tú enemigo maldito demonio, mátame si no puedes hacerlo oredenacelo a éste otro maldito bastardo o cualquier otro! pero hazlo!
- tú no norias aunque lo pidas de rodillas, ahora Aster haz lo que dije y vamos.
Aster se acercó a Artemis y la tomó ante su forcejeo y los gritos de negativa, pero claro Aster era mucho más grande y fuerte que la frágil Artemis.
Artemis nuevamente era llevado contra su voluntad, entre lágrimas Artemis veía como la figura de su hermano se desvanecía en la distancia, Artemis lloro en los brazos de aquel enemigo hasta perder todos sus fuerzas y desmayarse.
Cuando estuvieron fuera del palacio, Aster se detuvo detrás de su Emperador esperando la siguiente orden, el Emperador volteo a verlos, pero Aster noto como solo veía a la joven. Un carruaje paro frente a ellos, Karim ordeno a Aster que subiera a la joven al carruaje, después de que Aster dejara suavemente a la joven en el asiento del carruaje se bajo, entonces el Emperador fué quien se subió sin decir nada más a Aster.
Aster se encontraba totalmente atónito, no podía creer lo que estaba pasando, que era lo que intentaba él Emperador llevadose a la joven, no la necesitaba él ya era dueño de ese reino, es más que ella esté viva implicaba más un problema que otra cosa. De todas formas Aster monto su caballo y siguió al carruaje.
En el carruaje él imponente hombre miraba con atención a la joven que estaba recostada en el asiento frente a él.
La larga cabellera de un color plata brillante casi blanco llegaba hasta el piso del carruaje, las pestañas en el mismo tono que el cabello también muy largas se encontraban totalmente empapadas por las lágrimas, las mejillas y sus labios de un color rojo intenso contrataban con el resto de la blanca piel de la joven. Karim sintió la necesidad de tocar su rostro, pero se detuvo a medio camino, si lo hacía la despertaría.
¿Por qué? se preguntó él Emperador Karim así mismo.
Por qué él no sabía de la existencia de esa joven, en la investigación que hizo sobre el Reino de Egía solo había aparecido el principe Lennox cómo hijo de los reyes, no había más, nadie fuera de Egía sabía de la existencia de la princesa, pero cómo lograron que fuera así , tampoco estába seguro sí el mismo pueblo de Egía sabía sobre ella, lo que tenía que hacer para sacarse la duda era preguntar entre los ciudadanos del Reino.
Al ver cómo el principe dió su vida por su hermana y razonando que tal vez los reyes ocultaron su existencia al resto del mundo ella debía ser alguien muy importante para el Reino, pero que era eso de especial que tenía la joven frente a él? Verdaderamente aún siendo una niña comparada a él no tenía dudas de que era la mujer más hermosa que vió jamás, pero sería esto suficiente cómo para ocultarla del resto del mundo?
De hecho había historias de la antigüedad donde se hablaba que muchas guerras se desataron por causa de la belleza de una mujer incluso por el amor de ellas, pero para Karim estas no eran más que historias ridículas inventadas por viajeros y trovadores para poder ganarse la vida mientras las contaban.
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