En un bus lleno, está sentado al fondo un joven, encorvado y evitando la mirada de una señora que estaba parada frente a él.

Mientras abraza su mochila, vio que su paradero de bajada se acercaba y se paró para finalmente ceder el asiento.

Cuando bajó del carro, vio como unos señores acosaban a un joven, mejor dicho... Niña, pues aparentaba de unos 14 años.

Lucas apretando su puño y tragando saliva para agarrar valor, pidió que dejaran a la chica en paz.

Los señores quienes eran sus tíos de Lucas le hicieron caso y dejaron ir a aquella niña, poniendo de excusa que solo estaban buscando novia a él, porque escuchaban rumores de otros vecinos que tal vez él sea gay.

-Gay o no, no es motivo de acosar a una niña, aquella muchacha máximo pareciera de 14 años, y yo ya tengo 16... Cómo pueden estar tan enfermos? - gritó Lucas a su par de tíos.

- wow... entonces los rumores son ciertos - dijo Hermes, uno de sus tíos, mientras se rascaba su cabeza.

-el sobrino nos salió maric*n - respondió decepcionado Sebastián su segundo tío.

Lucas vio a sus dos tíos retirarse mientras le miraban raro.

Él, ya andaba acostumbrado a que su familia, que andaba atascada en el pasado, pensaran así de él.

Llegando a casa, saludó a su madre y cuando ella le pidió sentarse en la mesa para cenar este solo pidió perdón, porque haría dieta.

-¿dieta? - gritó José, el padre de Lucas - No me salgas con mariconads, eso no es cosa de hombre, ven aquí y almuerza!!!!

-Todos los días me dicen que baje de peso, y ahora que decido hacer dieta...

-Pero me refería a que hicieras ejercicios, como los verdaderos machos, no comiendo lechugas*

Lucas al escuchar las palabras de su padre siguió con su camino hacia su cuarto, y cerró la puerta de su cuarto.

Ir a su habitación o estar en la mesa con su familia, decisión difícil para Lucas. Normalmente, cuando uno se siente mal, su alcoba es el lugar más seguro, pero para él, su cuarto era un lugar extraño, porque siempre se sentía observado.

Aquella sensación empezó a sentir cuando su hermana Lucía, su melliza, se mudó de alcoba.

Con un gran espejo en su camino para llegar a su cama, era imposible no ver su reflejo, cosa que tampoco le agradaba...

Lucas desde niño siempre ha tenido sobre peso, cosa que no le importaba antes... Pero cuando iba creciendo, su apariencia tomaba protagonismo en su mente, porque las otras personas siempre le comentaban negativamente su aspecto.

-ahhh...supongo que no tengo alternativa - suspiró Lucas mientras se detenía frente al espejo y subiéndose en la balanza que estaba ahí

Lucas se sorprendió, había subido 1 kilo, y triste, se fue a ducharse ante de irse a dormir.

Mientras tomaba una ducha, solo pensaba que a veces deseaba ser más como su hermana Lucía, que a comparación de él, no importaba cuanto comía, siempre estaba delgada, además de eso, sus notas en el colegio siempre eran las mejores, y ser inteligente no interfería con su simpatía de hacer amigos, pues era la chica más popular.

Nadie podría creer que eran familia, hermanos, mellizos...

Con la autoestima hasta el suelo, apagó la luz, subió a su cama, y se durmió profundamente con la sensación que sentía casi todas las noches, la sensación de que alguien le estaba abrazando...

Flash back. 5 años atrás

-Lucas, Lucas, eres un traidor - gritaba Lucía mientras lloraba.

-Lucía, espera, pero dime que te ha pasado!!! - gritaba Lucas mientras corría atrás de su hermana.

Fin del flash back

Desde aquel día, ambos hermanos que parecían inseparables, ahora se veían como solo un par de conocidos viviendo bajo el mismo techo.

Recordando las palabras de hermana, mientras lloraba con gran ira e irse por siempre. Lucas sentía salir unas lágrimas que recorrían sus mejillas, mientras dormía.

Al despertar por el ruido de la tetera que hacía hervir el agua y como alguien gritaba para qué lo apagarán, vio que a su lado había pañuelos, como si alguien le hubiera limpiado las lágrimas que derramó con ese sueño.

Mientras se alistaba para irse a clases, notó cómo siempre, que Lucía se había adelantado para no ir con él al colegio.

Lucas siempre intenta adivinar, o recordar, sobre su erro. ¿Qué podría haber hecho él, para que su hermana se alejara?

Después de tomar su desayuno y despedirse de su madre, se fue, en el camino a la escuela, vio a Etham, su vecino, recibiendo otra confesión de una chica, un joven muy hermosa... Lucas sintió envidia de su amigo.

Sabía que Etham casi todos los días recibía confesiones, o cartas anónimas de amor, pero la joven de aquella mañana era justo la crush de Lucas, Mónica era una compañera de clases, una de las pocas que era amable con él y no solo eso, sino que para sus ojos, ella era la chica más hermosa del mundo.

Cabello largo y rizado, con unos ojos enormes y pestañas bien marcadas, la piel bronceada y labios carnosos, agregando su amable personalidad era el tipo ideal de Lucas de quien estuvo enamorado desde el 1er año de secundaria.

Y al ver como ella le entregaba una carta y una caja de chocolates a Etham, toda avergonzada, Lucas sintió que su corazón no aguantaba más y salió huyendo de aquella escena donde él terminaba sobrando.

Etham había notado la presencia de su amigo y cuando Mónica terminó de decir sus palabras de amor, él se fue sin dar una respuesta y cuando llegó al colegio, solo tiró aquella carta y chocolates en el tacho más cercano.

Lamentablemente, a ambos amigos no les tocaba mismo salón de clases, no obstante, eso no interfería que Etham visitara a Lucas, hasta el momento que llegara su profesor.

Etham sabía que a Lucas le gustaba Mónica, y no dijo nada sobre el inconveniente, sentándose juntos en un silencio incómodo mientras, los demás compañeros llegaban, fueron interrumpidos por aquella muchacha.

-hola chicos - dijo Mónica sonrojada, mientras miraba a Etham

Lucas evitando ver a su crush para no sentir su corazón romperse, decidió alejarse y dejar a aquel par solos.

Desde la puerta miraba como se veían tan bien, su amigo y su amor platónico...

"Ni sucedió, pero al menos en sueños, fue hermoso nuestro amor" pensaba Lucas, hasta que vio a su profesora entrar al salón y ver a Etham irse con una leve sonrisa y a Mónica que antes era amable con él, ahora le daba una miraba fulminante, mientras se dirigía a su asiento.

Etham se dirigía hacia su salón en lo que veía como la persona de limpieza, tiraba los residuos del tacho de basura... Y en entre esos desperdicios, se encontraba la carta de amor y chocolates de Mónica, que eran para Lucas...

Hace 10 años

Era una atardecer lluvioso, los niños en las calles jugaban con el barro, hasta que vieron un carro acercase, de el bajaron una nueva familia que no habían visto antes.

Los vecinos nuevos al parecer.

El señor y la señora, se veían como robots, no tenían expresiones y siempre andaban con el celular en la mano, ni para buscar la llave soltaban sus artefactos.

Con el tiempo, aquella cerradura de aquellos vecinos, fue cambiado por un teclado para solo presionar unos números y entrar.

Era una pareja extraña, no se sabía para qué habían comprado una casa, si con la justa iban a dormir una vez a la semana ahí.

Pero un día, se supo que aquel par de traje tenían un hijo, todos quedaron sorprendidos cuando lo trajeron y nadie creía que podría ser adoptado por aquella fría pareja.

En las tardes aquel niño de nombre Etham, a veces salía en las tardes tratando interactuar sin éxito.

Lucas y Lucía de 6 años vieron al tímido niño nuevo, sentado en un banquillo del parque, y fueron hablarle para ser amigos.

Etham de 7 años, se sentía feliz que al fin tuviera amigos y sorprendido cuando se enteró de que Lucas y Lucía era mellizos.

-si dijeran a un extraño que tienes un mellizo en este parque, todos me señalarán a mí - dijo Etham riendo.

Lucas y Lucía se miraron raros y preguntaron del por qué creía eso.

- Pues, yo soy un niño gordito con rasgos físicos similares al de Lucas, mientras que tú Lucía eres una niña muy delgada, haciendo que tu rostro sea muy diferente al de Lucas.

-sabía que tenía un poco de barriga, pero no que fuera tan gordito - decía Lucas mientras peñiscaba su panzita

-no tienes tanta grasa acumulada- comentaba Lucía en lo que peñiscaba los cachetes de su hermano.

Después aquel comentario, Lucas empezaba a mirar su reflejo con más curvas de lo normal.

Los años pasaron y vio como su amigo empezaba a crecer y con ese estirón, le seguía un enorme bajada de peso, rasgos de su rostro que antes no se notaba, ahora se hacían presente.

Aquel joven a quien antes molestaban al igual que a él, ahora era un chico a quienes algunos le temían por su altura de 1.80 y de quien muchas chicas perseguían.

Aunque Etham tampoco ha tenido novia a sus 17 años, su familia de Lucas siempre lo comparaban con su vecino. Comentarios que solo molestaba a Lucas y le bajaba la autoestima, al entrar a su cuarto solo tiraba las cosas o se lanzaba a su cama y se ahogaba con la almohada para gritar con toda su furia ahí.

Al comienzo de cada rabieta por comentarios comparativos, siempre sentía odio hacia su amigo, luego tristeza por no ser como él, y al final sentía que no debía sentir nada negativo hacia alguien que no tenía la culpa.

Pues los verdaderos culpables eran su familia que menospreciaba Lucas.

Etham al ser hijo único, siempre la pasaba solo, sus padres tomaban más atención a sus trabajos y ni iban a casa a dormir. Únicamente le depositaban dinero a su cuenta para que no muera de hambre.

Al parecer solo habían comprado esa casa para su hijo, pues él antes vivía con su abuela materna, pero está tenía cáncer y murió.

El joven, al estar tan solo, siempre era invitado a la casa de sus amigos Lucas y Lucía, y ver siempre una familia tan numerosa y ruidosa, sentía una gran envidia de sus vecinos ...