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El Diablo

Sinópsis

"NADA MOLESTA MÁS A DIOS QUE EJERCER EL LIBRE ALBEDRÍO"

Miles de años en esta tierra y ya no encuentro placer en hacer fechorías. He causado guerras, disputas religiosas, horrores sin nombre, todo para fastidiar a papá... y nada. Ni una mueca.

Es gracioso. Eligió a su creación por encima de sus propios hijos celestiales, y encima permitió que yo mismo los torturara. (Spoiler: los odiaba con ganas).

Como todo artista frustrado, primero se obsesiona con su obra, la retoca, la idealiza... pero tarde o temprano se aburre y pasa a otra cosa, como buen narcisista.

Quizá ahora tenga Netflix allá arriba, porque las súplicas y oraciones siguen llegando como spam, y Él solo bajó el volumen de la radio celestial para no escucharlos.

Me conocen por muchos nombres, pero el más usado es Diablo. O Satán. Mis hermanos me dicen Lux o Lucy. Y por más raro que suene, los “malos” ahora hacemos el trabajo sucio de proteger a la humanidad.

Como hijos exiliados y tirados al barro, nos tocó hacer el trabajo que papá abandonó. Ironías de la vida: cuidamos justo aquello que provocó nuestra caída.

No todo el mundo merece salvación. Los hijos de puta sin alma van directo al infierno, sin escalas.

Sí, tengo un infierno que administrar, demonios que mantener a raya, y una tierra que no se gobierna sola. ¿Te piensas que esto es chiste?

Aunque lo detesté durante siglos, aprendí a verle belleza a este lugar. A veces, entre tanto desastre, todavía hay algo que vale la pena. Quizá por eso la humanidad sigue existiendo.

No crean que soy un angelito rubio y correcto como los que ilustran biblias. No, cariño. Yo torturo con gusto a quienes se lo ganan. Asesinos. Violadores. Genocidas. Pero mis favoritos son los “hombres de Dios”.

¡Ah, sí! Castigar a uno de esos me da más placer que una buena corrida. Al último cura le sembré sus peores miedos y lo dejé al borde del manicomio. Le van a pasar las ganas de violar inocentes o robarle a pobres con la excusa de la fe.

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A mis hermanos y a mí no nos quieren. Al principio nos hicimos de una reputación, tuvimos nuestras aventuritas, pero creo que es injusto que hoy nos crean tan malos, cuando somos los únicos que sostenemos esto en pie.

Me encantaría que sepan la verdad, pero todavía no están listos para eso, y haría que se convierta en una histeria colectiva global. “El diablo está aquí”... ha, ha, ha. Nah… mejor dejar las cosas como están.

Acabo de dar mi última ronda de la semana, cuando por casualidad veo a una tierna bebita sosteniendo un pequeño juguete. Definitivamente va a ser hermosa cuando crezca. Lástima que, mientras lo hace, sufrirá mucho. Veo a su madre comprando droga; está casi en los huesos y no le queda mucho de vida. Puede que mañana o pasado esa pequeña se quede sola y sin cuidados. ¿Dónde estará su padre? Me acerqué más a ella, necesitaba la esencia de su padre para encontrarlo, y me llevé una gran sorpresa. Ella puede verme. Estira su manito hacia mí y sonríe ampliamente. Es bellísima.

¿Cómo es posible que una simple humana, y más aún siendo tan pequeña, pueda verme?

Claro, los humanos pueden vernos si así lo queremos, solo que para protegerlos siempre somos invisibles a sus ojos. La bebé puede verme, me hace sonrisas y muestra los bellos hoyuelos de sus mejillas, mientras su madre fuma crack, olvidándose de su pequeña.

Al fin recordé para qué me acerqué a ella: capté la esencia débil del padre de la criatura y salí a buscarlo. Estaba muy lejos de la niña, y no estaba en mejores condiciones que su madre.

Era traficante y alcohólico, estaba de fiesta con un montón de hombres y putas. Esperé paciente a que todo termine y, cuando fue a la cama y se quedó dormido, toqué su cabeza y le mostré a su pequeña hija. Le implanté la idea de cambiar de vida, y que debía recuperarse para cuidar de su hija.

Los recuerdos que tiene de su exnovia son muy vagos. Él quería a su bebé, pero ella no quería dejar las drogas, entonces se fue... y él se hundió en la bebida.

Espero que este maldito bastardo cuide de su hija… o lo tendré que hacer yo mismo.

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Se preguntarán por qué no hice eso con la madre de la niña. Su madre está muriendo, su cáncer es terminal y su adicción a las drogas solo aceleró el proceso. Como ya dije antes, solo le quedan días. No hacemos milagros; eso es trabajo de los emplumados blancos de arriba. Yo solamente puedo interferir en algunas cosas o ejercer justicia.

Volví a ver a la niña después de visitar a su progenitor. Estaba dormida en una cama mugrienta y su madre estaba en su propio mundo. Sentí mucha pena por ella y descubrí algo nuevo, algo que jamás había pasado. Estaba interesado en el bienestar de esta niñita, y quería que tenga un futuro mejor.

¿Futuro feliz? Nadie lo tiene en este mundo. Nacen, crecen, se reproducen, trabajan como burros y mueren.

Mejor debo alejarme de ella, o al menos hasta saber que va a estar bien.

Unos días después, tal y como lo predije, la pequeñita perdió a su madre. Justo cuando su padre la encontró y se la llevó con él a la gran mansión donde vivirían en familia.

Cada cierta cantidad de meses iba a asegurarme de que la pequeña estaba bien. Su padre había cambiado. Ya no hacía fiestas ni bebía alcohol. Lo único que mantenía era su negocio. Dejarlo implicaría su muerte, y no puede permitirse ese final. No mientras su pequeñita esté a su cargo.

Editado.

NOTITA: ESPERO LES GUSTE ESTA NUEVA VERSION.

Capitulo 1 Dulces 16

Lux

Los años fueron pasando, y mis visitas no fueron tan frecuentes como antes. No podía permitirme desarrollar eso que siento y no se identificar cuando estoy cerca de ella. Quiero protegerla, pero no quiero que me vea.

Hoy Sandy cumple 16 años. Su padre le organizó una gran fiesta de cumpleaños e invitó a sus socios y a sus hijos. Está increíblemente bella: tiene el cabello tan negro y lacio como la noche, los ojos tan azules como el océano. Su piel blanca hace que todo lo mencionado resalte aún más.

Aunque todavía es muy joven, se ha desarrollado muy bien. Desde las sombras observo a cada hombre que se le acerca. Ella no es tonta: lo que tiene de bella lo tiene de inteligente, y su padre le ha enseñado bien. No debe involucrarse con personas del bajo mundo, o terminará con el corazón roto.

—¿Vas a seguir espiando a la humana, Lucy? —mi hermano Azazel me sorprendió observando a la niña.

—Solo la veo una vez al año, Aza. Déjame tranquilo. ¿No tienes algo mejor que hacer? Únicamente me tomo este día libre al año.

—¿Sabes que ella no es como nosotros, verdad?

—Lo sé, pero no consigo entender cómo es que ella es tan especial. Cuando era una bebé, podía verme. Usé más Glamour con el tiempo para que no notara mi presencia, pero aun así me podía sentir. Ahora mismo lo hace. ¿Ves cómo busca con la mirada?

—Sí, lo noto. Y también noto que te interesa la niña. Déjala crecer y hacer su vida. No necesita al diablo para joderle la vida —él sonrió y después se fue.

—Maldita sea —dije en voz alta. Ella acaba de encontrar mi posición, y ahora tengo que moverme entre el gentío. No puedo mostrarme. No todavía.

Mi aspecto no es aterrador; al contrario. A diferencia de mi hermano gemelo Miguel, yo soy el más hermoso, incluso entre todos los ángeles. Mi cuerpo es perfecto y muy bien proporcionado. Mi edad puede cambiar a voluntad sin necesidad de modificar el rostro.

Sí, soy hermoso, y me asusta que después de verme ella se obsesione conmigo. Todas las mujeres que se involucraron conmigo lo han hecho. Involucrado sexualmente, claro. Nadie es digna de tenerme.

Los ángeles caídos por castigo de Dios tienen la desgracia de no tener pareja por toda la eternidad. No tenemos sentimientos hacia los humanos. No... mejor dicho: no tenemos sentimientos. Solo sabemos sobre el bien y el mal, y los placeres que algunas mujeres puedan brindarnos.

—Si lo que quieres es jugar a las escondidas, está bien. Te encontraré —dijo en voz alta, haciendo que los invitados la miraran extrañados por sus palabras a nadie .

Yo sonreí al escucharla. Entonces decidí jugar a las escondidas, bajando un poco la intensidad de la magia que me oculta del ojo humano para que me sintiera mucho mejor... y, si tenía suerte, pudiera encontrarme.

Cada tanto tenía que parar a conversar con las personas que se acercaban a ella, mientras seguía buscando con la mirada. Decidí mostrar el rostro de un joven de veinte años... y la dejé verme.

Su sonrisa es la más hermosa de toda esta creación. Es perfecta.

Luego decidí desaparecer nuevamente.

La fiesta había terminado, y su padre le regaló un auto. Increíblemente, no le gustó el que su padre había escogido para ella.

—Papá, no me gustan los autos tan ostentosos. Además, ya estuve ahorrando para comprarme el que quería... el que tenía mamá cuando ustedes se conocieron —hizo puchero, y su padre la abrazó.

—Mi amor, esos autos son peligrosos además de anticuados. Conserva el Lamborghini, y puedes probarlo... quizá te guste.

—Hablas de peligro. ¡No sabes la velocidad  levanta ese auto! ¿Cómo voy a ir a la escuela en esto?

—Está bien, voy a quedármelo y tú puedes tener el que más te guste. Al fin y al cabo, mi felicidad es complacerte.

Ella lo volvió a abrazar, y él le dio un beso en la frente.

—Gracias, papito. Eres el mejor.

—Ve a la cama a descansar, y mañana buscaremos el auto que quieres.

—Está bien —le regaló la última sonrisa del día y subió a su cuarto.

Ya era hora de irme, pero quería verla dormir una vez más. No la vería hasta dentro de un año.

A las tres de la madrugada aparecí en su habitación. Tenía las mejillas rosadas y el pelo revuelto. Una sensación extraña se agitaba dentro de mí y me inquietaba. Sonreí al verla dormida, tan tranquila. Se movió, y me alejé de ella sin hacer ruido. Era hora de marcharme.

—Hasta el próximo año, preciosa.

Ella abrió los ojos. No estoy seguro de que me haya visto cuando desaparecí, pero sus ojos estaban en los míos.

Sandy

No estoy loca. Lo vi con mis propios ojos. Dos veces, hoy. Y lo escuché despedirse de mí en voz baja.

"Hasta el próximo año".

Toda mi vida me sentí acompañada por algo que podía sentir, pero no podía ver. Bueno... hasta hoy. Cuando era una niñita, recuerdo que jugaba con un joven. Tenía los ojos claros, pero no sabría explicar su color. Eran hipnóticos. Su piel era bronceada, pero no del tono caramelo... era más clara, casi como si brillara desde adentro. Y un día, simplemente dejé de verlo.

Le pregunté a mi padre por ese hombre, y él jura que nunca hubo nadie más conmigo aparte de él y mis tíos. Que todo era producto de mi imaginación.

Acabo de descubrir que no lo era. Que no estaba loca. Que aquello que siempre sentí cerca... era real. Era una fuerza sobrenatural la que me acompaña. ¿Si no, cómo explicaría su desaparición instantánea después de verlo?

—Dios mío... ¿Quién es este chico?

Se parece a él. Pero este... este es más joven que el hombre que recuerdo.

Recé, como todas las noches. Le pedí a mi ángel de la guarda que no me abandonara. Cerré los ojos, tratando de convencerme de que todo había sido un sueño raro, y volví a dormirme.

A la mañana siguiente, al despertar, encontré una pluma negra en los pies de mi cama. Era larga, de unos veinticinco centímetros, suave como la seda.

La guardé en un cajón, junto con las otras.

Ya tenía quince. Todas aparecieron después de mis cumpleaños.

Mi nana solía decir que si me las quitaban, hacía un escándalo. Así que decidieron conservarlas para mí como un bonito recuerdo.

CAP 2 Felices 18 Sandy

Han pasado 2 años. Hoy cumple 18 años, el año pasado no fui a visitarla para sus 17. Solamente le dejé una pluma en la cama como todos los años mientras estaba en la escuela.

La razón por la que no estuve con ella es porque durante todo el año estuvo metida en mis pensamientos. Se ha convertido en una joven hermosa, inteligente y capaz de hacer por ella misma todo lo que se propone. No es necesario ir a verla cuando donde sea que yo esté pueda ver que hace y que no. Se sintió frustrada al no sentirme cerca, pero por el bien de ambos es mejor tomar distancia.

Hoy iré por unos minutos. Soy el chiste entre mis hermanos, se burlan de mí y por cuidar de una humana. Por más que cierren la boca por unos instantes al ver mi cara de fastidio vuelven a lo mismo. No es fácil tener a raya a 200 hermanos ¡Si sabía que iban a ser así no les hubiera pedido que me acompañen! Son insoportables.

La casa de Sandy estaba iluminada, decorada con Globos de color negro y plata. Luces blancas en todos lados. Este año su fiesta es más elaborada. No me molesté en ocultarme, hoy quiero que me vea y espero poder charlar con ella. Tengo un regalo, hoy se merece algo más que una pluma.

Muchas chicas de su edad estaban curiosas de saber quien soy, me miraban descaradamente mientras ingresaba a la fiesta con el paquete en mis manos. Las risitas y cuchicheos se escuchaban claramente.

"¡Quien es ese Adonis!" "¡Lo quiero en mi cama!" "¿Por qué no lo conocemos?" Y muchas otras cosas más que preferí no prestarle atención. Solo mostré mi sonrisa al encontrarla justo cuando me vio acercarme a ella.

"Feliz cumpleaños Sandy, hoy cumples 18. Espero te guste mi presente"

Ella simplemente se quedó mirándome, no dijo una palabra ni tampoco se movió por unos segundos. Yo seguía de pie frente a ella, tomé su mano y le entregué mi regalo.

Estaba decidido a irme, estaba seguro de que mi presencia era extraña. Me di vuelta para marcharme de la misma forma que había llegado. Subí a mi auto para darle arranque y partir, pero ella ya estaba abriendo la puerta del copiloto. Tenía lágrimas en los ojos, estaba triste.

"¿Por qué te marchas? ¡Esperé dos años para volver a verte y lo único que haces es dejarme un presente y marcharte! ¿Quién eres? Te recuerdo. Recuerdo haberte visto muchas veces cuando nadie más lo hizo. Por favor no te vayas"

Me quedé viendo sus hermosos ojos Azules.

"Está bien, pero tus invitados están saliendo y mirándonos en este momento. ¿Por qué mejor no disfrutas de tu fiesta y nos vemos después?"

"¿Lo juras?"

"Estaré ahí cuando todo termine"

Nosotros no juramos, no prometemos nada. No podía decirle que lo juraba.

"Espérame en mi cuarto"

"¿En tu cuarto?" Sonreí.

"No actúes como si nunca hubieras estado allí"

Antes de bajar dejo un beso en mi mejilla y me dio un breve pero cálido abrazo.

Saque el auto, era un clásico, sabía que le gustaría. Un Ford Torino negro. El que ella quería.

¿Por qué andaba en un coche? Porque era para ella, y no quería desaparecer delante de todo el mundo aquí, tuve que llevármelo.

"Ahora me queda esperar a que termine la fiesta" Pensé en voz alta.

"¿Hablando solo Lucy?" Mi hermano Semy estaba sentado en el asiento trasero.

"¿Ahora tú? ¿Qué diablos quieres?" Ya estaba comenzando a molestarme.

"¿Que diablo quiero? A ti hermanito... deberías esperar un poco más y hacerle un hijo. Todos tenemos un pequeño Nefhilim, menos tu. Debemos dejar descendencia y ella es un hermoso ejemplar. Solo debes cuidar de ella para que sobreviva al parto. No creas que no me di cuenta que te gusta esa humanita" Solo sonrió cruzado.

"Eso a ti no te interesa. ¿Por qué estás aquí? No creo que te aparezcas solo para hacerme compañía."

"Tienes razón. Tenemos asuntos que resolver. Todos estamos reunidos en casa y te están esperando"

"Ahora no puedo. Deberían ponerse a trabajar y cumplir con sus deberes. El infierno es un desorden y ustedes se la pasan vagando y divirtiéndose con humanos. Tengo cosas que hacer"

"Como hablarle a la humanita. Esta bien, pero cuando termines te esperamos en casa"

Se había ido y yo veía como la gente salía de la casa de Sandy. Era hora de volver y tener una conversación con ella. Lleve el auto a su casa y esperé a que se vaya el ultimo invitado. Cuando las luces al fin se apagaron ya estaba en su habitación. Estaba parada en el centro luchando por quitarse el vestido.

"¿Puedo ayudarte?" Dio un salto y un grito ahogado. Sus mejillas tomaron un delicado color rosa. Creo que la asusté.

"Las personas normales golpean la puerta antes de entrar" Sonrío levemente y se dio vuelta para que la ayude con el cierre. Su espalda blanca era hermosa, sentí con los nudillos la suavidad de su piel y un escalofrío recorrió mi espalda. Tiene una mancha con forma de estrella en su espalda baja.

"Gracias. Puedes ponerte cómodo mientras vuelvo" Había tomado una pijama de su placard y entro al baño.

Sonreí al verla moverse en dirección al baño. No hay puertas ni paredes que me impidan verla.

Tenia una pluma en mis manos y me senté en una silla cercana a su cama.

"Bien, ya estoy lista. Quiero respuestas pero primero quiero saber tu nombre" A paso decidido salió del baño y se sentó en la cama mirándome de frente.

"Primero que nada, debes saber que no puedo darte todas las respuestas que quieres. Solo algunas ¿De acuerdo?" Le entregué la nueva pluma y le sonreí.

"No me gusta, pero supongo que es la única forma de que me digas algunas cosas. ¿Como te llamas?"

"Lucy Morgenstern"

"¿Y quién eres?" Sus ojos se afiliaron aún más cuando le dije mi nombre.

"Tu guardián. Desde tu primer año de vida"

"Eres un Ángel entonces ¿No?"

"Algo así" Me puse un poco más serio. Debía ser más inteligente en sus preguntas. Solo que no tome en cuenta que es una pequeña niña.

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