Capítulo 1

Hola, antes que nada me voy a presentar. Mi nombre es Martina Echeverría, tengo veinticuatro años y provengo de otro mundo, uno más moderno pero sin magia. En ese lugar vivía muy bien con mi familia y estaba en una relación que creía era muy estable, ya que hace varios años estábamos juntos. Sin embargo, varios sucesos que pasan después me llevaron a poder contarles esta historia, mi historia.

Tuve una muy buena infancia y nunca me falto nada. Sin embargo, mi forma de ser y mi personalidad dejaba mucho que desear en las personas, esta me traía muchos problemas. Ellos no me entendían y a mí no me importaban ni un poco, esto ocasionada muchos conflictos, con amigos y con mi pareja.

Solo mis padres me aceptaban tal cual era, sin embargo, estaba pensando en ver a un psicólogo, porque hasta yo me daba cuenta de que mi comportamiento no era muy normal que digamos, solo que no tuve tiempo.

Siempre pensé que podría llegar a ser una psicópata y alguien además muy narcisista, pero como dije no llegue a averiguarlo, por circunstancias de la vida, pero afortunadamente llegue a tener otra oportunidad de vivir como yo quería, sin que mi rareza sea un problema.

Estudiaba en la universidad dos carreras en simultáneo, administración y contabilidad. Como mi familia era rica, el dinero no era un problema, además de que era muy inteligente y me esforzaba mucho para poder sobrellevar ambas carreras a la vez. Cuando heredara la fortuna de mis padres, esos títulos me servirían mucho.

Estaba todo bien en mi vida, hasta ese fatídico día en donde desperté en este lugar. Al abrir mis ojos descubrí que me encontraba en una habitación que jamás había visto en toda mi vida. Todo era de un estilo muy elegante, pero a la vez antiguo, como en esas películas que tratan sobre historias de antes, sobre personas de la realeza o algo así. Estaba muy confundida, no sabía donde estaba, ni como había llegado allí.

Solo podía recordar que había estado muy cansada mientras caminaba a casa. Había descubierto al idiota de Federico, mi novio de hace más de cinco años en la cama con Luisa, mi única amiga desde siempre. Solo de pensar en todo el tiempo que se hizo la mosca muerta y después darme una puñalada por la espalda, me daban ganas de matarla yo misma.

Cuando llegue al cuarto de él y lo vi, al muy desgraciado que la tenía en cuatro sobre su cama mientras la embestía con unas ganas, que jamás me demostró a mí. El maldito apenas y si me tocaba, siempre dejándome insatisfecha. Pero a ella sí que le estaba dando como conejo y la maldita, muy gustosa también, gemía y gritaba lo bien que él se lo estaba haciendo.

Mi corazón y mi alma estaban completamente entumecidos. Al verlos teniendo sexo, ese cariño o dizque amor que le tenía a él, ya no lo sentía, se había ido en un instante. Solo podía verlos con odio y asco, porque me estaban traicionando y eso no era algo que me gustara.

Después de gritarles lo perros que eran y revolearles algunas cosas, me fui a mi casa y en el camino vi una luz. Pero no la famosa luz que te lleva al cielo. Creo que morí atropellada por un auto porque puedo recordar un golpe, seguido de mucho dolor y luego desperté en este lugar. Y era obvio que no es este el cielo.

Mientras miraba atentamente el lugar, la puerta de la habitación se abrió y una mujer entró. Era una mujer de unos treinta o treinta y cinco años, tal vez. Sus ropas eran como de mucama o empleada doméstica. Al verla despierta, ella dijo sorprendida.

-¡Mi señora, ha despertado! ¿Cómo se siente majestad?

-Majestad? - Dije alarmada de que me llamara así. Ya que no estaba entendiendo nada de lo que pasaba.

Al verme un poco desencajada, por mi respuesta, se queda sorprendida al ella entender algo.

-¿Majestad, sabe quien soy? ¿Me recuerda?

-No, ¿quién eres? ¿Dónde estoy?

-La mujer rápidamente sale corriendo sin decirme nada. Me quedé esperando unos minutos, cuando ella regresó, lo hizo acompañada de un anciano.

-¿Majestad me recuerda? Soy Brandon, el médico del palacio. ¿Me podría decir su nombre?

Preguntó el hombre.

-Eh no lo recuerdo.

Respondí sin saber que más decir. No estaba entendiendo nada de lo que pasaba.

-Oh, por dios, parece que su majestad ha perdido la memoria.

Dijo el hombre preocupado.

Después de decir eso me revisó y dijo que mi diagnóstico era perdida de memoria por un golpe que me había dado al caer de unas escaleras de mi palacio. Me indicó que tenía que hacer reposo por una semana y alimentarme bien. Cuando terminó se marchó dejándonos a la señora y a mí a solas en la habitación.

Lo que no entendía era porque decía que yo había perdido la memoria si mi memoria estaba muy bien.

Al ver que el silencio entre las dos se prolongaba tanto, decidí entablar una conversación para poder obtener información relevante sobre este lugar tan raro. Estaba segura de que había muerto, tal vez y me han dado otra oportunidad de vivir.

-¿Disculpe, pero me podría decir como se llama usted señora?

Le pregunté por fin a la mujer.

-Oh majestad, disculpe mi insolencia. Mi nombre es María y soy una de sus doncellas.

-¿Y yo, como me llamo?

-Usted es Iris Dorni y es la emperatriz de este imperio. Está casada con el emperador, David Castelli.

Al escuchar esos nombres fue que entendí donde estaba. Hay dios.

Capítulo 2

Una semana antes del accidente que había tenido, había leído una novela por internet desde una gran plataforma donde se contaba la historia de una pareja, él era un emperador de un imperio que no recordaba como se llamaba, su nombre era David Castelli, quien se casó con una joven por la que tenía muy fuertes sentimientos, Iris Dorni. Él estaba enamorado de ella desde que la conoció a los quince años en su fiesta de debut, lamentablemente para él ella no sentía lo mismo por él; sin embargo, eso él no lo sabía.

La joven fue obligada por sus padres a contraer matrimonio con el emperador sin que él lo supiera. David se casó con ella creyendo que Iris sentía lo mismo que él, ya que había aceptado casarse tan pronto, solo dos meses después de que él le hiciera la propuesta. Recién hasta después del casamiento, cuando ya era demasiado tarde, es que él se enteró y eso fue porque escuchó a Iris hablando con sus padres en privado en una habitación del palacio después de la boda.

Él escuchó como ella fue amenazada por sus propios padres, si no hacía lo que ellos le ordenaban, se encargarían de que el hombre que ella, si amaba, muriera de la peor manera posible. Así que viéndose obligada lo hizo. El enterarse de esto fue un gran golpe para él, por lo que en la fiesta se mantuvo lo más alejado posible de ella.

Él estaba triste y se culpaba por ver a su ahora esposa tan triste, por tener que dejar a la persona que ella amaba.

En la fiesta de boda, al ver que la pareja se mantenía muy separada, los padres de ella, idearon un plan para que el matrimonio si se consumara. Pues si no hacían algo esto jamás sucedería, ya que el rey se acababa de enterar de que su esposa no lo quería y que solo se casó con él porque sus padres se lo habían ordenado bajo amenaza. Esto ellos lo sabían porque fueron informados por alguien que trabajaba para ellos, quien había visto al emperador escuchando a sus señores a escondidas, por lo que luego de ver al emperador retirarse y a Iris, le contó a sus patrones.

Unos momentos antes de que la pareja se tenga que ir a la habitación, se hizo un brindis para festejar a los recién casados. El rey tomó todo el contenido de la copa, de un solo trago, ya que estaba frustrado con la situación en la que estaba, sin saber que sus suegros, los padres de Iris, se habían encargado de pagarle a una de las sirvientas del palacio para que le meta una sustancia afrodisiaca en la copa.

Cuando ellos llegaron a la habitación, pasaron y una vez dentro ella fue al baño a cambiarse, dejándolo a él solo sin decirle nada, para cuando salió vio a David sentado en la cama, mirando a la nada. Al verlo lo noto raro de inmediato, pues él estaba sentado, pero se lo veía con la respiración acelerada y tocándose la cara como queriendo despabilarse.

Pudo ver el momento exacto en que él la vio, lo que le causo un escalofrío en la piel. Sin decir, nada se levantó y se abalanzó sobre ella y comenzó a besarla y a tocarla en todas partes. Ella, por más que forcejeaba y le pedía que se detuviera, no pudo sacárselo de encima. La tiró sobre la cama y se puso sobre ella, le rompió la ropa dejando sus pechos al aire y él se inclinó a morderlos.

David estaba tan perdido en su mente por lo que tenía la bebida que había tomado, que no se daba cuenta de que estaba lastimando a Iris, la mujer que él amaba. Este hecho marcaría el comienzo de su futuro juntos.

Terminó de romper la parte de abajo del camisón y se posicionó en medio de sus piernas. Mientras ella lloraba e intentaba gritar a través de las lágrimas, David se abrió los pantalones y se hundió en ella con fuerza.

Como ella era virgen hasta ese momento, la fuerza de la embestida le ocasionó un gran dolor, que hizo que pegara un fuerte grito desgarrando su garganta por el poder con el que fue lanzado. La tomó y la siguió tomando por mucho tiempo con mucha fuerza, hasta que el cansancio lo hizo quedar inconsciente encima de Iris. Ella ya hace mucho que se había quedado desmayada en la cama, por todo lo que su cuerpo tuvo que soportar esa noche.

Para cuando David se despertó, notó que estaba muy cansado, aún a pesar de que estaba durmiendo hasta hace solo unos segundos. Se movió y eso hizo que moviera a la persona que estaba a su lado. Iris, al sentir que alguien se estaba moviendo a su lado, se despertó de golpe asustada, y todo el dolor que su cuerpo estaba sintiendo en ese momento se hizo presente, por lo que empezó a llorar y a gemir.

Cuando David la vio quedó muy sorprendido, ella estaba desnuda a su lado en la cama, tenía muchas marcas en su cuerpo de mordiscos y algunos morados que tenían forma de dedos en varias zonas de su cuerpo. También se podía ver sangre tanto seca como fresca en las sábanas, la cual todavía salía de entre sus piernas y manchaba sus muslos por completo.

-Iris? Qué té... - Dijo David muy preocupado al ver su estado, pero fue silenciado por los lloriqueos de ella cuando la tocó.

-¡No, no, por favor, ya no me toques! ¡No me lastimes más!

Capítulo 3

Luego de esa trágica noche Iris se aisló de todos, ya no salía, no recibía visitas y al rey no quiso verlo nunca más. Tomó posesión de un pequeño palacio lo bastante alejado de David y se mudó del palacio real que, se supone, tendría que compartir con su esposo. Esta era la primera vez que una pareja imperial no vivía en el mismo palacio, por lo que fue el chisme entre los sirvientes, que rápidamente se esparció entre los nobles, ocasionando un verdadero sin fin de especulaciones.

La pobre no pudo llegar a entender que si bien el rey si la había violado, no lo había hecho consiente, que todo había sido una retorcida trampa creada por su propia familia. Además, nunca dejó a su esposo explicar que es lo que había sucedido esa noche. Solo se aisló de él y del mundo. Él era el único culpable en su mente. Nunca llegó a enterarse de que sus padres eran los verdaderos responsables de la trágica noche de bodas que ella había tenido.

Después de tres meses, en donde Iris estuvo recluida y aislada de todos en su palacio, donde no se alimentaba bien y cada día sus doncellas, quienes trataban de cuidarla lo mejor posible, la veían peor, dando el resultado que un día ella se desmayó. Cuando despertó se vio rodeada de doncellas y el médico real, enterándose allí de que ella estaba embarazada.

Esa noticia fue la peor que le pudieron haber dado, luego de lo que le había pasado hace unos meses. Estaba completamente desquiciada, ya que para ella el haberse enterado del embarazo era simplemente revivir lo que le había pasado, por lo que solo había querido acabar con la vida de ese bebe. Incluso trató de matarse ella misma para así matarlo también, tomo un cuchillo y se cortó las muñecas, pero una de las doncellas la encontró justo a tiempo y le salvo la vida, luego el médico la trato para curarle las heridas.

El rey, al enterarse de esto, ordenó que ella sea cuidada día y noche sin dejarla sola en ningún momento para que no cometiera otra locura. Si bien se odiaba por haberla tomado de esa forma en su noche de bodas, no quería que su hijo y el hijo de la mujer que amaba muriera, por eso tomó esa decisión.

Sin tener más opción, Iris, ya que todo el día y toda la noche estaba siendo vigilada, tuvo al bebe. Sin embargo, desde que nació solo pudo rechazarlo. Desde lo más profundo de su ser, no salían esos sentimientos de amor por ese niño que cualquier madre podría tener, ella solo sentía asco cuando lo miraba, puesto que era el fruto de lo que le habían hecho a ella. Era un niño nacido de una violación.

Estaba consciente de que odiaba a un bebe inocente, pero sus rencores eran más fuertes que ser madre de ese niño. Por lo cual a la semana de su nacimiento, después de ser obligada a alimentarlo y ver que su desprecio por él crecía cada vez más y en forma desmedida porque era obligada a verlo y a tocarlo, le dijo a una de las sirvientas que le dijera al emperador que fuera a su habitación a verla.

Cuando David llegó, pensando que tal vez ella lo había perdonado y que quería arreglar las cosas entre ellos, se decepcionó al ver la expresión en su rostro.

-Sé que el bebe es inocente, pero mi odio por él puede más. Si no te lo llevas en este momento, juro que soy capaz de hacerle daño. No quiero hacerlo, pero lo aré. Después de lo que me hiciste, no hay amor de madre que yo le pueda dar, solo llévatelo y sálvalo. Sálvalo de mí.

A David esas palabras lo desgarraron en lo más profundo de su alma, pero entendió que ella a su manera estaba tratando de ayudar y proteger a su hijo de esa forma. Así que se lo llevó y le dijo que cuando ella lo quisiera, ella podría verlo. Lamentablemente, para ese niño, el amor de madre no nació en ella y ya más nunca quiso saber de él. Aun cuando él la buscaba a ella en su niñez, ella no lo veía. Solo mandaba a sacarlo de su palacio.

Ella y el rey David murieron solos, ya que ninguno pudo rehacer su vida. Ella no pudo borrar de su alma el recuerdo de la noche de bodas y él no pudo sacar de su corazón el amor que tenía por ella, aún a pesar de todo el daño que el desprecio de ella, le había causado.

Marcos, el hijo de ellos dos al ver lo que su padre sufría por culpa de su madre, y el desprecio que ella les tenía a ellos, jamás pudo confiar en el amor y solo se casó para tener herederos, más no pudo conocer el amor antes de morir.

Su esposa, hija de un noble de alto rango, llegó a odiarlo por no poder amarla, a pesar de que ella en un principio si lo hacía, pero después de tantos años de abandono por parte de él, provocaron un cambio en sus sentimientos.