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No Debo Amar Al CEO

El fin de un largo amor

Roselin es una mujer independiente, siempre fue eficiente y fue amada por sus padres, al graduarse de la universidad se enamoró de uno de sus compañeros, por cosas del destino aquel hombre también se enamoró de ella.

Luego de graduarse aquel hombre llamado Tiago le propuso matrimonio, fue el día más feliz de la vida de Roselin, está acepto felizmente, sus problemas aparecieron cuando ella obtuvo un trabajo mejor al de Tiago, este sentía que él era mejor que ella y ella no podía tener un mejor trabajo y sueldo que él.

Esta constante envidia hizo que Tiago comenzará a menospreciar a Roselin, ella estaba dolida, pues ella lo amaba, pero el trato que estaba recibiendo no era el mismo de antes, incluso peleaban por cualquier estupidez.

Roselin decidió hablar con él y arreglar sus problemas, luego de conversarlo un poco ambos se arreglaron. Al creer que todo estaba bien, Roselin se centró en todo lo referente a su boda, también estaban recibiendo ayuda de sus familias por lo que hacer los arreglos no era tan difícil.

En una tarde como cualquier otra, Roselin salió a escoger el pastel y las flores cuando vio a Tiago con una mujer escogiendo flores, pensó que solo estaba mal pensando las cosas hasta que los vio besarse de forma muy amorosa, al ver bien a la mujer, notó que era su supuesta mejor amiga. Roselin se sentía muy miserable, amor de su vida no solamente la trataba con indiferencia, sino que también le era infiel con su mejor amiga.

Al no soporta más decidió volver y contarle todo a sus padres, ella ya no podía ver las cosas que escogió para su boda de la misma manera. Ese mismo día encaró a Tiago.

—¿Cómo te fue en el trabajo?

—Cansado igual que todos los días, no puedo tener dos días libres a la semana como tú.

No únicamente estaba usando un tono grosero y prepotente, sino que se estaba victimizando y mintiendo descaradamente, en otra ocasión ella se habría preocupado y le hubiese hecho inclusive un masaje para que pudiera relajarse, pero ya no podía soportar el descaro de Tiago.

—Es extraño, creí haberte visto en un lugar que no era tu oficina, justamente fue hoy en la tarde.

—¿Qué dices? Pase todo el día en la oficina, tal vez te confundiste o yo que sé.

—Es imposible que te hubiese confundido cuando claramente te vi compartiendo besos amorosos con Julia, ¡Mi mejor amiga!

—¿Me estabas siguiendo?

—¿Es lo único que dirás? Obviamente, fue casualmente, pero me alegro de que haya pasado, no puedo pensar que iba a casarme con alguien como tú.

—Lo haces sonar como si fueras mejor que yo, acaso no notas que no me complaces, tuve que buscar en otras mujeres lo que no encontré en ti, lo siento Roselin.

—¿Así te disculpas? Te he amado por más de cinco años… cinco años Tiago, ¿Por qué me hiciste esto? Consideré que estábamos bien, íbamos a casarnos.

—Deja de exagerar tanto, no es como sí nunca iba a pasar algo así.

—Continuaré con este falso compromiso, lo siento… por favor vete de mi casa, porque te recuerdo que este lugar lo compre con mi dinero.

—¿Qué estás diciendo? No podemos cancelar nuestra boda ¡Estás loca!

—Lo hubieses pensado antes de estar de cama en cama con sabía Dios que cantidad de mujeres.

—¿Qué dirán nuestros padres y los invitados? No puedes tomar esa decisión.

—Claro que puedo, lárgate ahora mismo, mis padres ya saben sobre esto, ahora solo eres alguien que deseo borrar de mi vida con mucha intensidad.

A pesar de negarse a irse, Tiago armó una maleta con todas sus cosas y decidió irse, estaba enojado, a sus ojos, Roselin estaba exagerando, era demasiado tonta la decisión de terminar con su compromiso.

Por otra parte, Roselin estaba devastada, el hombre que amo ni siquiera le pidió perdón por engañarle y haberle sido infiel, ¿Ese era el verdadero Tiago? Un hombre arrogante y mujeriego, tantos años puestos en una relación que al final sería algo vano y artificial. ¿Por qué le pasaba esto a ella? Ella lo amo y siempre intento hacerlo feliz, pero al parecer eso no era suficiente para una persona como Tiago, al final todo terminó de forma abrupta y sin darle una oportunidad a Roselin de procesar bien la situación.

Lo que más le dolía es que ella le contaba lo preocupada que estaba por su relación a su mejor amiga, no creyó que Julia fuera capaz de hacer algo tan bajo, incluso sabiendo lo emocionada que estaba Roselin por su boda. Si Tiago termino siendo una persona totalmente diferente a la que Roselin conoció, ¿Qué tipo de arpía podía ser Julia? Era más que claro que solo era una mujer fingiendo ser buena y amable, incluso llegó a decirle a Roselin que sus preocupaciones era un poco exageradas y que Tiago la amaba.

Estaba claro que Julia y Tiago le vieron la cara, le hicieron ver a Roselin lo estúpida y confiada que era, Roselin estaba tan dolida que no sabía que hacer para sentirse mejor, estar en su casa la deprimió todavía más. Ver los espacios vacíos en lugares de la casa donde anteriormente estaban las cosas de Tiago exclusivamente hacía que Roselin quisiera llorar más, ¿Por qué el amor debía doler tanto?.

Si Tiago le hubiese dicho que ya no quería estar con ella, tal vez ella lo hubiese entendido y se habría alejado para que ninguno sufriera, pero Tiago decidió dañar todo entre ellos a base de mentiras.

Roselin ya no quería pensar en Tiago y mucho menos en Julia, deseaba simplemente dejar de pensar, posiblemente no estaba pensando con mucha claridad a causa del dolor en su corazón causado por un amor que no pudo ser.

Pero la única idea que se le vino a la cabeza fue ir a beber, no había mejor forma de ahogar las penas que bebiendo, en la mente de Roselin nada malo podría pasar, solo bebería un poco y tal vez después de estar un poco borracha regresaría a casa.

Un guapo desconocido

Cuando Roselin decidió ir al bar recordó que no tenía a alguien para que la acompañase, sus amigos se alejaron de ella después de que empezara su relación con. Tiago, Tiago era muy celoso y antes pasaba mucho tiempo con ella, eso impedía que Roselin tuviera tiempo para salir con alguien más además de Tiago.

Aunque Roselin tampoco quería estar con alguien en ese momento, en el fondo quería compañía porque no estaba acostumbrada a ir a bares o beber mucho, su trabajo tampoco le permitía salir tanto, bueno, si se lo permitía, pero ella siempre le dedicó todo su tiempo libre a Tiago.

Dejando de lado esos pensamientos, Roselin se puso un vestido escotado que Tiago jamás le dejo usar y se puso un poco de perfume, si iba dispuesta a emborracharse al menos debía lucir bien.

Luego de terminar de arreglarse, Roselin puso todas sus cosas en un pequeño bolso y tomó las llaves de su auto para dirigirse a un bar, Roselin era buena escogiendo lugares, por lo que busco un bar de calidad y con buenas reseñas.

Al llegar al bar las luces y la música recibieron a Roselin con los brazos abiertos, Roselin escaneo el sitio brevemente, luego de familiarizarse con el sitio fue a la barra para comenzar a beber.

En la barra estaban otras personas bebiendo a gusto y conversando, el ambiente era tranquilo y agradable, Roselin se sentía un poco extraña, antes no habría ido a un bar por sí misma, era una mujer que por su vida atareada gozaba bebiendo en su casa, incluso tenía una pequeña colección de vinos.

Luego de sentarse, Roselin pidió un trago, al ver a la pista de baile recordó lo mucho que fue a fiestas antes de ser novia de Tiago, siempre bailaba con todas las personas que podía, esos tiempos eran tan divertidos.

Después de beber un par de tragos más Roselin fue a la pista de baile y bailo con una cantidad inmensa de desconocidos, se estaba divirtiendo, a pesar de querer olvidar estaba divirtiéndose tanto como podía.

Luego de bailar volvió a la barra y comenzó a beber más y más, un trajo se convirtió en dos y sin notarlo ya estaba borracha, al ver su reloj notó que eran más de las dos, sin embargo, alguien ebrio no razona correctamente, mucho menos alguien que bebió hasta más no poder.

La atención de la borracha Roselin fue atraía por un hombre con traje y cara sería que bebía solo en una mesa, era realmente atractivo, sin pensarlo mucho Roselin se acercó a la mesa de este y decidió hablar con este.

—¿Necesitas algo?

Preguntó aquel hombre con una voz tranquila y seria, incluso su voz era tan atractiva.

—Es que eres muy guapo.

Por la forma de hablar de Roselin, aquel hombre pudo saber de inmediato que la joven estaba sumamente ebria.

—¿Viniste sola, cariño? Creó que tus amigos deberían llevarte a casa?

Roselin se puso sentimental y se sentó junto al desconocido para contarle con tristeza su desgracia.

—No estoy acompañada, ¿Quién querría acompañarme? Mi novio me fue infiel con mi mejor amiga y no quiero volver a casa, esa casa me recuerda a él.

A pesar de ver la vergonzosa escena se Roselin el desconocido creyó que era muy interesante, la chica estaba siendo muy desvergonzada, tal vez era el efecto del alcohol.

—Tu novio es un idiota.

—Es mi prometido, bueno ya no, rompí nuestro compromiso.

—Oh, lo siento, ¿Quieres ir a casa? Estás muy ebria.

—No es verdad, quiero beber mucho más.

Roselin le quitó la copa que tenía en sus manos al desconocido y la bebió de un tirón, el desconocido se sorprendió e intentó quitarle la copa, pero ya era muy tarde. Roselin arrugo su rostro, el trago estaba demasiado amargo.

—¿Te han dicho que eres muy guapo?

—Tú me lo has dicho dos veces hoy.

Roselin estaba tan hundida en el efecto del alcohol que sin importar la situación beso al desconocido, este estaba sumamente sorprendido, aunque debía admitir que la mujer era muy bonita y tenía un físico envidiable.

El desconocido poco a poco fue cediendo ante aquel beso, después de corresponder, el beso se volvió más profundo y apasionada, sus lenguas estaban en una pequeña pelea. Al separarse un pequeño hilo de saliva quedó entre ambos, ambos lograban sentir el choque de sus desenfrenadas respiraciones, sin embargo, Roselin se recostó sobre el pecho del desconocido y procedió a dormir.

—¿Es en serio?

El desconocido pago la cuenta y cargo a Roselin hasta su auto, no sabía su nombre ni mucho menos donde vivía, por lo que decidió dejarla en un hotel cercano al bar para que volviera por sí misma a casa al día siguiente.

Ese era el plan, solo que no salió de la forma en la que esperaba, al llegar al hotel, el desconocido pidió una habitación VIP y la pago por un día entero, si la chica se quedaba dormida todavía no tendría que pagar sobretiempo. Al entrar a la habitación, quito los tacones de Roselin y la acomodó y arropó en la gran cama, cuando iba a poner el bolso con las pertenencias de Roselin sobre la mesa de noche está se despertó y se lanzó sobre el desconocido.

Aquel hombre estaba sumamente sorprendido, de repente sintió como Roselin lo besaba con cierta intensidad, este correspondió abrazándola por la cintura, a pesar de hacer algo tan loco, esa mujer era encantadora, tal vez podían dejarse llevar un poco.

Roselin tenía un pensamiento similar al del desconocido, aunque esta ya no estaba pensando correctamente quería dejarse llevar por el momento, nunca había estado con otro hombre además de Tiago, tal vez podría probar estar con alguien más por una noche.

Los besos entre ambos comenzaron a ser cara vez más intensos, con cada beso, la pasión entre ambos era más y más incontrolable, ya estaban en un punto en el que no había vuelta atrás, la influencia del alcohol entre ambos tampoco ayudaba mucho, pero ya era tarde para arrepentirse.

Ya no está

El ambiente en la habitación era tan caliente que parecía haber una gran llama calentando todo a su alrededor, sus miradas se cruzaron creando chispazos en el interior de ambos. Con cada segundo que pasaba la pasión entre ambos era incontrolable, la mirada en el rostro de ambos mostraba mucho deseo. De un segundo a otro Roselin comenzó a quitar la ropa del desconocido, lo primero que hizo fue quitar la corbata de este y después su saco.

Al ver lo emocionada que estaba Roselin, el desconocido comenzó a quitar el vestido de esta, con cada toque sentía como la mujer frente a él se estremecía, no había nada que se pudiera comparar al dulce rostro que poseía aquella mujer.

Después de que toda la ropa estuviese regada en el suelo, aquel hombre cargo a Roselin entre sus brazos y la dejo con un poco de brusquedad sobre la cama, la joven frente a él tenía la respiración agitada y su rostro estaba totalmente rojo, la escena solo lo excito más.

—¿Cuál es tu nombre?

La pregunta desconcertó un poco a Roselin, ya que de por sí su razonamiento no estaba funcionando bien, la pregunta fue muy repentina.

—Mi nombre es Roselin.

—Bien Roselin, soy Sebastián, recuerda bien mi nombre.

Sebastián acarició la espalda de Roselin y beso cada rincón del abdomen de esta, Roselin sentía como su cuerpo se estremecía con cada toque, era como sentir una dulce y suave brisa haciendo que la sensación erizara su piel. Ya ni siquiera recordaba como había llegado a tal punto.

Al pasar unos segundos Sebastián no soportó mucho más y subió al pecho de Roselin probando el dulce sabor de los labios de esta mientras acariciaba el pecho de esta con cierto desespero, ya no soportaba más y los sonidos provenientes de los labios de la joven tampoco eran de mucha ayuda para su calma.

Roselin se sentía perdida en el mar de sensaciones por el que estaba pasando, su consciencia divagaba en el mar de placer que estaba sintiendo, el olor de aquel hombre nublaba con mucha facilidad su mente, en tal punto era imposible no querer continuar.

Una leve corriente eléctrica recorrió el cuerpo de Roselin cuando sintió su intimidad ser llenada, eran como miles de agujas diminutas recorriendo cada mínimo centímetro de su piel.

Las sacudidas entre ambos cuerpos eran intensas, el intercambio de besos hacía que la pasión del momento tuviera un dulce y excitante sabor.

Con cada movimiento Sebastián sentía como el interior de Roselin se estremecía, esto solo causaba que este intensificará sus movimientos.

Roselin giró su rostro para evitar la mirada de Sebastián mientras luchaba con aquellas fuertes sensaciones, este acto no le gustó a Sebastián y tomó el rostro de Roselin haciendo que esta lo mirara directamente a los ojos y la beso.

Sebastián usó todas sus fuerzas para hacer que Roselin quedara sobre sus piernas, esta sentía mucha vergüenza y su rostro lo demostraba.

—Ahora que estás sobre mi regazo, salta por ti misma.

La forma desvergonzada de hablar de aquel hombre hizo sonrojar a Roselin, sin embargo, tomó un poco de valor y comenzó a moverse por sí misma, la cama no dejaba de rechinar mientras se movía de un lado a otro mientras los cuerpos se conectaban con mucha insistencia.

El sudor recorrió la frente de Sebastián el cual puso sus manos en la cintura de Roselin haciendo que esta se moviera con más facilidad e intensidad. Roselin exhalo para poder relajar su cuerpo el cual estaba tenso, Sebastián aprovecho e hizo sus movimientos más bruscos, Roselin arqueo su espalda y grito al sentir como su parte más sensible desbordaba placer.

—S… siento que moriré.

—No mueras aún, esto se siente muy bien, tu interior es muy cálido.

Sebastián movió sus caderas como si estuviera en medio de una maratón y sintió como Roselin temblaba sobre él, el placer de Sebastián fue tan intenso que sintió como sus pensamientos se paralizaban por un momento y un gran flujo de líquido viscoso lleno el interior, al mismo tiempo Roselin dejó caer lágrimas a causa del placer.

El resto de la noche fue cada vez más intensa, la habitación estaba demasiado caliente como para poder calmar a los cuerpos. Después de un eso, la mente de Roselin se volvió muy confusa, Sebastián paro solo cuando el sol salió y el cansancio de su cuerpo lo hizo ceder.

Al despertar al día siguiente el sol golpeaba el rostro de Roselin la cual se sentía muy confundida al no reconocer el lugar en el que estaba, esta se confundió más al ver a un hombre guapo durmiendo no solo junto a ella, sino también que la abraza con mucha fuerza.

—¿Qué estupidez hice anoche?

Dijo en un susurro para sí misma, Roselin volvió a ver el rostro de aquel hombre que dormía tranquila y profundamente y se levantó, no podía mentirse a sí mismas, ya que sus piernas, espalda y cintura dolían, era una punzada constante.

Rápidamente, escogió su vestido del suelo al igual que su ropa íntima y después de tomar un rápido baño se vistió, antes de irse dejo dinero sobre la mesa de noche y una nota, al menos aquel hombre pagó la habitación y verifico que nadie robara nada del bolso de Roselin.

Con toda la vergüenza del mundo, Roselin camino hasta el bar y soltó un suspiro lleno de alivio al ver que su auto seguía allí.

Debía trabajar, pero se sentía cansada y ya eran las diez, tenía dos horas atrasada, sin dudarlo llamó a su jefe y aviso que llegaría un poco más tarde, fue una gran suerte que su jefe no se lo tomará tan mal.

Al llegar a su casa se cambió y fue directamente a su oficina, en el camino a su trabajo los recuerdos de la noche anterior comenzaron a aparecer en su mente como si de una película se tratara.

El rostro de Roselin se volvió completamente rojo mientras recordaba como desvergonzadamente sedujo a un desconocido y también al recordar que le contó sobre la infidelidad de su prometido.

—Creo que no volveré a beber jamás, al menos no tanto.

Su único consuelo era que al menos no se había acostado con algún tipo raro o alguien que solo intentaría robarle, al menos paso la noche con un gigoló muy guapo.

Ese día Roselin recibió un pequeño regaño de parte de su jefe, sin embargo, le importo poco, también intentó desviar sus pensamientos para no pensar en su comportamiento de la noche, bueno, de la madrugada de ese día. Al despertar, Sebastián palpo la cama en busca de su acompañante, sin embargo, la cama estaba vacía y no había rastro alguno de Roselin, excepto por el dinero y la nota sobre la mesa de noche. ¿Había sido confundido con un gigoló? Era increíblemente absurdo, pero era cierto, la nota era de agradecimiento por sus servicios al igual que el dinero, jamás en su vida Sebastián se había sentido tan insultado. Aquella interesante y sensual mujer no solo lo abandono antes de despertar, sino que también lo llamó gigoló, alguien como Sebastián jamás recurría a ese estilo de vida.

—No está, es increíble.

Sebastián tomó una ducha y se vistió, miró el dinero sobre la mesa por última vez y decidió guardarlo en su bolsillo e irse de aquel lugar.

Al llegar a su casa fue directamente a su habitación para cambiarse, después de cambiarse bajó y una de las criadas lo veía con ganas de decirle algo.

—Si me vas a decir algo, hazlo de una vez, sabes bien que no me gusta esperar o tener que adivinar.

—El joven Santiago fue traído temprano en la mañana por la señorita Samantha, el joven quiere pasar el día con usted.

Sebastián suspiró y miró su reloj, se suponía que Santiago sería traído el día siguiente, pero era más que obvio que Samantha no gozaba cuidando al niño.

—No puedo estar con él ahora mismo, prepáralo a las seis, lo llevaré a salir y rato, dile que no se sienta triste.

—Si señor.

Aquella criada hizo una reverencia y se dirigió a la cocina, pero Sebastián la llamó y le impidió irse.

—¿Dónde está?

—Su abuela paso por él y dijo que lo traería después de comer con él.

—Perfecto.

Sebastián salió de su casa y subió rápidamente a su auto y se dirigió a su empresa, Sebastián no tenía muy buen humor y le dolía mucho la cabeza, otra cosa que no lo dejaba estar tranquilo era el insistente recuerdo de aquella mujer. No era la primera vez que dormía con una desconocida, Roselin tampoco fue diferente a otras mujeres, sin embargo, esta logro captar su atención y hacer que perdiera el contrato de sus actos.

También debía admitir que la mujer era interesante y atrevida si se lo proponía, además de que ni siquiera lo reconoció, algo gracioso, ya que cientos de mujeres intentaban seducirlo a diario y ver si lograban sacarle dinero.

La molestia también hizo hervir su sangre, era molesto saber que al despertar ella ya no estaba junto a él, simplemente se fue y ya.

Al llegar a la empresa Sebastián fue recibido por su asistente el cual se veía apurado y preocupado, al ver a Sebastián soltó un largo suspiro de alivio.

Era evidente que su asistente se sentía presionado por los horarios apretados, el retraso de Sebastián lo afectaba a él también.

El día de trabajo fue realmente pesado, sin embargo, cuando Sebastián se desocupó busco a su asistente para pedirle un favor.

—Puedo investigar, pero sería más fácil si me mostrará una foto.

—No tengo fotos de ella.

—Entonces haré lo mejor que pueda.

—¿Cuando estará listo?

—Dos días, máximo una semana.

—Perfecto.

Sebastián no soporto sus constantes pensamientos sobre Roselin, no sabía ni siquiera porque, pero quería saber más de ella, quería encontrarla, lo extraño es que no sabía que hacer después de estar frente a ella.

Al salir de la empresa fue a su casa, las sirvientas estaban reunidas en la sala junto al pequeño Santiago, una de las sirvientas arreglaba la corbata del pequeño mientras las otras miraban con cariño al pequeño.

Cuando Sebastián entró no pudo evitar sonreír al ver la hermosa escena, normalmente no pasaba mucho tiempo con su hijo desde su divorcio, pero cuando podía verlo lo aprovechaba al máximo, nada lo hacía más feliz que el pequeño. Casi nunca demostraba su afecto, pero al pequeño Santiago no le importaba, con seis años era lo suficientemente inteligente como para saber que su padre trabajaba mucho, pero que pasara poco tiempo con él no significaba que no lo quería.

—¡Papá!

Santiago corrió hacia los brazos de Sebastián con una sonrisa radiante y los brazos abiertos.

—Mi pequeño príncipe.

A pesar de su tono un poco monocromático y frío, Santiago podía sentir el cariño en las palabras de su padre.

—Mamá dijo que se iría de viaje, podré pasar un mes contigo, pero mamá dijo que tú ibas a tener otra esposa y tendrías otros hijos y me dejarías de lado, ¿Es mentira, verdad?

Sebastián intentó no hacer tan evidente su rabia, Samantha no tenía el título de buena madre y mucho menos de buena persona, a pesar de que no le gustaba pasar tiempo con su hijo, tampoco le gustaba que Sebastián estuviera tranquilo son su hijo, razón por la que cada vez que tenía oportunidad le llenaba la cabeza al niño de basura. Samantha también pidió la custodia de Santiago para molestar a Sebastián y cada vez que Sebastián planeaba con anticipación un viaje o salida con su hijo esta siempre encontraba la forma de arruinarlo o no dejar ir a Santiago.

—Claro que es mentira, si alguna vez volviera a casarme jamás te abandonaría, no olvides que era mi pequeño príncipe, nadie puede tomar tu lugar, además me encargaría de buscar a una mujer que te quiera tanto como yo.

—Mi papá es el mejor papá del mundo.

Sebastián cargo en sus brazos a Santiago y salió de la casa, esa noche lo llevaría a un parque de diversiones, aunque en el fondo seguía molesto por la actitud de Samantha.

Jamás se habría casado con ella si no hubiese sido por el compromiso que ambas familias plantearon, al final ella le fue infiel y gracias a eso pudo divorciarse, lo único bueno de esa odiosa relación fue su hijo. Sebastián odiaba a Samantha con mucha fuerza y está compartía el mismo sentimiento, aunque la clara diferencia entre el odio de ambos era que Sebastián no sería capaz de poner a su hijo en contra de su madre, no porque fuese incorrecto, sino porque simplemente respetaba el cariño que su hijo sentía por su madre.

Mientras conducía al parque de diversiones su hijo cantaba una canción que aprendió en su escuela, Sebastián escuchaba la dulce, pero poca armoniosa voz de su hijo hasta que el recuerdo de aquella mujer vino a su mente, Sebastián estaba cansado de pensar en ella, sin embargo, su mente estaba empeñada en recordarla una y otra vez.

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