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Soy La Esposa Del Duque

capitulo 1: “ Elizabeth"

Mi nombre era Adela. Una mujer que apenas inició en el tema de la universidad. De hecho mi verdadera intención era hacer amigos más cuando ellos me escucharon hablar de fantasía eh historia, se aburrieron de mi, de verdad que intento hacer amigos que valen la pena, pero yo soy diferente a esa personas comunes. Al concluir el día, conocí a una chica igual a mi de hecho ambas teníamos mucho en común en el tema de la literatura. Los días fueron pasando y nos hicimos amigas, hoy antes de despedirnos me entrega un libro. Una novela llena de magia fue lo que me explico. El duque y su esposa. Era el nombre de dicha historia, le agradecí mas le dije que estaba cansada que la leería después. Al días siguiente, después de alistarme para irme, vi el libro en la mesa, me quedé pensativa para leerlo, ya se me iba hacer tarde para la universidad. Pero podía escuchar como esa portada me susurraba, léeme, léeme. No pude evitarlo y tome la novela.

— aún tengo tiempo.

Sin dudar más, me senté y comencé a leer. trataba sobre un duque que era alquimista o un mago antiguo. Este tenía una esposa que no lo amaba porque iba en contra de sus creencias sobre la magia. Ambos fueron casados por obligación y obviamente no había amor en ese matrimonio, pero el duque la quería por cariño, él era un hombre dulce y amable. Su esposa pidió solo un favor, que no la tocará pues para ella era repugnante que alguien como él la toque. Siendo hombre le dolió, pero eso no lo detuvo a conseguir a una amante para su compañía. La esposa lo acepto, pero luego se arrepintió, esa amante poco a poco fue ganándose el amor del duque tanto así que la esposa fue olvidada por él, y en los momentos de intimidad, ella aveces veía, envidiando lo que no aprovecho por tonta. Un duque tan guapo como él nadie lo tiene como esposo, un albino con el cuerpo de un dios, poderoso y dulce. Pero como ella no lo quiso por odiar la magia perdió una buena persona. Cuando ella estaba arrepentida y quería inténtalo con él, el duque la rechazo con el divorcio para casarse con su amante... La esposa no quería pero el duque tenía más poder en el tema judicial así que fácilmente le fue concedido la separación.

— jaja, siempre suele ser al revés. Pero que mujer más bruta, tener a un bombón como ese duque nadie tiene esa suerte. Si yo fuese la esposa lo hubiese querido tal cual como es...

Yo seguí leyendo la historia por el duque, pues era demasiado interesante que te sumergía cada vez más en su personaje. La sonrisa se me desaparece al leer que el duque muere por enfermarse con unos de sus hechizos. Tanta fue mi impresión que me hizo despegar los ojos del libro. Así que mi mirada se desvía al reloj.

— ¡Mierda!... ¡Ya es tarde!

Tomé mi mochila apresurada, pues adivinen que... Me perdí en el libro por más de una hora y ya debí de haber entrado al instituto. No servía el ascensor y si mi suerte no era peor vivía en el último piso de mi edificio. Tuve que usar las escaleras de emergencia y baje sin control, cuando no vi bien el suelo pise mal un escalón, cayendo todos los escalones con impacto, hasta chocar con una pared y adiós luz que se apagó.

Adela se había roto el cuello con gran fuerza causando su muerte.

— Ay, que dolor de cuello... Pero si hace rato no sentía ni dolor... Yo-...— la voz de Adela era diferente.

Mi voz, suena diferente. Poco a poco despegaba mi párpados.

— ¿Donde?... Estoy.

Indiferente me levanté de donde estaba, un sofá del estilo antiguo. De hecho la casa era de ese modo. Cuando veo un espejo completo no dude en verme. Al observar que mi apariencia era totalmente diferente grite asustada.

— no... No puedo ser yo...— pellizque mi rostro y al sentir dolor no podía creer que si era yo.

Retrocedí con tembladera y sin darme cuenta tropecé con un banquillo.

— Aaah!

Pensé que tocaría el suelo, pero fue todo lo contrario al sentí unos fuertes brazos atajarme en el aire.

— te tengo...

Susurro él, con una voz tan ronca y vanidosa que me erizaba la piel. Al verlo al rostro muchos recuerdos llegan a mi mente como si fuesen míos. Parecía un dulce ángel caído. Reencarne en Elizabeth, la esposa destinada a estar ciega por no apreciar a su marido y él es ese duque... Dominic.

— ¿Estas bien?

— ah... Eh...— balbuceaba las palabras.

— Lo siento si te estoy tocando. Lo dejaré de hacer. Elizabeth... Háblame, estás pálida.

Bruta, ciega y sordomuda era lo que escuchaba en mi mente.

🙋🏾‍♀️ hola nuevamente mi hermosa gente. aquí estamos con otra historia. no será la excepción y si habrá un villano pero no se dejen llevar por la apariencia 😏. creadora de villanos le trae una novela llena de amor dulce y puro con un toque de maldad. espero que me apoyen en esta obra. gracias 🙇🏾‍♀️

capitulo 2: “ Dominic"

Lo siento si me quedé en blanco en el momento de ver al duque. Sin embargo, el poseía unos ojos únicos, su piel y cabello haciéndolo lucir demasiado bien. Por éstos recuerdos que ahora poseo, puedo asimilar que estoy en una parte de la historia que el duque ya no quería estar solo, y aunque el me tenía cariño, empezaría a buscar a otra que lo quiera, cuando por fin iba a sacar las palabras él desvía su mirada para no verme, con un tono de tristeza se expresa apartándose de mí.

— es algo molesto. Me cansé de estar al lado de una mujer que solo le causo desagrado. Saldré a una cita con la baronesa Vanica, no me esperes.

Al darme la espalda yo le detuve sujetándole de la muñeca.

— lo siento si te heri de varias formas. Perdóname.

Él me miraba confundido. Su esposa era muy distante y cruel con el duque, pues como ella odiaba la magia, sus comentarios negativo hacia él lo hicieron dudar de su gran habilidad. Esta disculpa la digo de verdad porque él no es una mala persona al contrario. Pero como ahora yo estaré en el lugar de su esposa quiero que Dominic sepa que no es la misma mujer dispuesta en apartarlo no soy ciega para dejar pasar a un hombre tan único como él, pensaran que estoy yendo demasiado rápido en pensar así, pero yo leí la historia de Dominic y es como si ya lo conociera.

— ¿Que te pasa?— preguntó él indiferente. Aparta su mano de la mía—... Esta mañana me acababas de decir que soy un ser asqueroso por usar mi alquimia... ¿Crees que una simple disculpa hará que yo perdone todo lo que me has hecho sentir?... No, quiero que alguien que me quiera por como soy no por como deba ser.

Una vez más, Dominic se aleja de mí. Era muy pronto para reaccionar con algo más allá para apaciguar su humor. Así que rápidamente lo abracé. Era de esperarse que su cuerpo se pusiera rígido.

— E-Elizabeth...?

— lo reconozco. He sido ciega durante este tiempo de matrimonio. Jamás supe valorar tu trabajo y siempre ponía mi gusto encima de los tuyo... Pero— levanté mi rostro y lo miré fijamente—... Déjame compensar todo el mal que te he hecho, Dominic. Déjame cambiar para ser tú esposa...

— yo...— se aparta nuevamente y aclara mientras se va—... No será tan fácil, Elizabeth... Tengo que irme.

Con un suspiro se quedó las palabras en mi boca. No dejó de sentirme mal, pues los recuerdos de la antigua dueña se mezclaron muy con los mío. No hay ni un recuerdo agradable con Dominic. Todo los malos ratos lo ha causado ella. Tal vez lo dejaría ir, que sea libre y feliz con su amante, pero por algo estoy aquí ¿No?

__________________

Dominic quien se había ido, se sube a su carruaje para visitar a su compañía. Se queda pensando vago mientras veía la ventanilla del carruaje. Divagando por el extraño comportamiento de su esposa. A la media hora después llega a la residencia Muller. Donde una encantadora mujer lo esperaba en el balcón.

— señorita Muller. El duque Winter ya llegó

— ah!... Mi Dominic! Hágalo pasar y atiendalo como se debe

De inmediato, la chica manda los sirvientes para que lo reciban y le dieran tiempo a ella en arreglarse. Después de esperar unos minutos en la sala de estar, la señorita Muller se presenta con toda elegancia.

— duque. Es un placer tenerlo aquí otra vez. Veo que le gustó mi compañía...— una vez que los sirvientes dejan las tazas de té servidas, dejan solo a los dos... Ella nota el comportamiento tan cállado de Dominic— ¿Que pasa?... Desde que llegaste ha estado de ese humor.

El albino se encontraba en su mente aún.

“Elizabeth jamás suele tocarme. Sin embargo, me abrazó con afecto. Algo que siempre había querido por parte de ella, pero ella se alejaba y era ofensiva. Se que nuestro matrimonio fue arreglado, aún así la he tratado de la mejor manera... ¿Será que está arrepentida como dice?... Ya me duele la cabeza de tanto pensar sobre esto"

Dominic ni siquiera le prestaba atención a Vanica. Ella harta de llamarlo suavemente le grita.

— ¡Dominic!

— ¡¿Que pasa?!

— eso mismo te pregunto a ti. Estas raro. No veo esa sonrisa habitual que siempre cargas.

“ah, es cierto. Siempre, por culpa de Elizabeth mi sonrisa se borra. Ese cambio de actitud quiero saber las razones, pero antes de eso..."

El duque se levanta del asiento dejando la taza de té a un lado.

— ¿Eh?... Dominic?

— Vanica, los siento por quitarte el tiempo hoy. Tengo que regresar a mi casa.

— no. Espera... Ni siquiera ha pasado un rato conmigo... ¡¿A dónde vas?!

Él se detiene en la puerta de la sala y le expresa con un tono jamás conocido de él.

— iré en arreglar un problema con mi esposa.

Sin más, el duque se marcha mientas que Vanica observan sorprendida.

— su esposa... Pero si nunca habla de ella.

Cuando Dominic por fin sale de la casa, estaba cayendo la tarde, eso quiere decir que cuando llegue será de noche, dando el resultado de que Elizabeth esté dormida ya que ella está acostumbra a dormir temprano, más eso no lo hizo detener y le hará sacar la verdad de esa nueva actitud a su esposa.

capitulo 3: “ recuperando a mi esposo"

De noche era cuando el duque llega a su hogar. Decidido irá hablar con su esposa por esa actitud tan versátil. Sin embargo, un olor embriagador a comida lo hace detener levemente.

— Nana nunca suele cocina así...

Nana es la sirvienta de ambos duques y la que prepara la comida en este lugar. Ese olor tan delicioso lo conduce a la cocina. El albino se queda paralizado al ver la deslumbrante mesa llena de platos exquisitos.

Elizabeth quién estaba preparando el último plato, es ayudada por Nana que ambas no se dan cuenta de la presencia de Dominic.

— mi señora, me sorprende lo bien que cocinó. Es la primera vez que la veo hacer eso.

— también es la primera vez que veo eso de tí... Elizabeth.

Habló el duque detrás de ellas, ambas se sorprenden pues lo esperaba que llagara un poco más tarde.

— mi señor.

— Nana, por favor. Déjanos a mi esposa y a mi a solas.

— si.

La sirvienta agachaba su mirada, sale de la habitación y las cosas se tensan un poco.

— ¿Por qué?— preguntó él.

— ah, bueno... Estaba aburrida y decidí yo preparar la comida. Aunque Nana al principio se opuso.

— no me refiero a esto. Tu cambio de la noche a la mañana, cocinarme, jamás harías eso ni por tí. Hacer que quieras que me ponga de tu lado... ¿Que es lo que realmente quieres de mí?

— ya te lo dije. Estoy tratando de remediar todo el mal que te había causado. Aún así... Si no decides perdoname, está bien, si no puedes aceptar que quiero mejorar por tí.

Elizabeth deja el trapo de cocina en el mesón y a punto de irse, pasa de lado del albino quién la detiene tomándo de la muñeca.

— es que solo... No lo puedo asimilar, Elizabeth, tu siempre me tratabas de indiferente. Y ahora que tratas de acercate a mí... Lo veo todo confuso.

— quiero decirte que te entiendo, pero realmente lo que deseo es que te dejes llevar un poco de lo que trato de hacer...

— ¿Y que tratas de hacer?— susurró él. Tomé su mano y la lleve a mi lado. Con una sonrisa le expliqué.

— quiero ganarme tú confianza. Te prometo que ya no te haré daño.

Dominic no podía creer lo que estaba viendo, la dulce sonrisa de aquella mujer que jamás se le fue mostrada, ahora podía apreciarla. El tacto de su mano con la de ella era suave y genuina, aunque el duque siempre mantuvo distancia por su esposa, siempre quería este tipo de trato con ella apesar de todo.

“nunca la había visto sonreír de esa manera... Se ve tan dulce, su mano es tan suave yo... Tal vez pueda darle una oportunidad"

Todo comentemos errores y aveces queremos repararlos, y pues Dominic compartía esa idea, así que piensa darle un chance a su esposa de recuperar su confianza.

— está bien. Elizabeth... Podremos comenzar de nuevo. Bajo la promesa de que ya no me pidas que me aleje de tí... Así yo no necesitaría tener una compañía.

— no te preocupes, que desde ahora yo seré la única... Me aseguraré en eso. Ahora, por qué no mejor cenamos.

— de acuerdo.

— ¿Nana podría cenar con nosotros?... Ella me ayudó en la cocina y no me gustaría dejarla aparte.

Levemente se sorprende, pero acepta con una ligera sonrisa.

Desde ahora, reparare los errores de la antigua Elizabeth. Dominic es alguien que quiero conocer más, y ser la esposa que él necesita.

Luego de haber cenado, Nana se queda a lavar los platos, me iba a ofrecer en ayudarla, más ella me dijo.

— oh, no, no... Ya me ha ayudado mucho, por favor, vaya a descansar. Señora...

— está bien, Nana, pero mañana hago el desayuno...

La mujer mayor me sonríe con dulzura. Cuando detrás de mí, Dominic me sisea, hace una seña y me indica que lo siga. Le dediqué las buenas noches a Nana y me marche tras el duque. Alejados de la cocina, él se detiene para darse la vuelta y afincar su hombro contra la pared.

— si decidiste cambiar... ¿Ya no me rechazaras por mi magia?

— no lo haré. Podría al contrario aprender de ella.

Se acerca a mi lentamente hasta tenerlo tan cerca de mi cuerpo.

— ¿Dejaras que te toque?

— si... ¿Por qué no?

— y...— Dominic acerca su rostro al mío a punto de tocar mis labios, pero murmura—... ¿Y dejaras que te bese?

— soy tu esposa, puede ser más que un beso...

Sin más que pensarlo, el albino toma mis labios con los suyos en un sin frenesí beso.

Veía esos ojos cielo y comprendí que era como si él siempre lo hubiese deseado hacer hace tiempo, pero yo no soy esa estúpida mujer que apartará a su duque.

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