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LA VIZCONDEZA SABRINA SAPRANO

EL RUMOR

Sabrina era la hija mayor del Vizconde Dorca Saprano, como su primogénita fue la única hija que hubo con su primer matrimonio.

Cuando Sabrina era una niña no asistió al funeral de su madre que se había suicidado cuando ella tenía 12 años.

Incluso sus hermanastros y hermanastras del segundo matrimonio de su padre fueron a aquel funeral y ella no. Fue una simple cuestión para Sabrina que de niña miraba el funeral de su madre por una ventana, con una mirada de indiferencia:

«¿Tenías que llegar a matarte?, madre»

Obviamente nadie contestó a eso, Sabrina alguna vez fue como cualquier niña de su edad. A Los 6 jugaba con muñecas de porcelana y fingia hacer alguna fiesta de té. A los 10 ya pensaba en la ropa de moda y soñaba por adelantado con su fiesta de adultez.

Lo que la cambió y la volvió astuta como un zorro fueron dos incidentes: La pelea de su madrastra y su padre, y las duras palabras de su madre antes de suicidarse.

Sabrina se alejó de la ventana encontrándose con los ojos de la institutriz Federica.

La institutriz Federica era dura, y golpeaba a Sabrina junto a sus hermanos, estricta con todos los deberes que debían aprender los hijos de un Vizconde.

Todos eran soldados frente a ella y a decir verdad no tenía preferencia con ninguno y tampoco podías chantajearla, era tan recta que te asombraba que hubiera tal persona.

«señorita Sabrina, no es digno de una dama el no asistir al funeral de su madre, alistese y vaya al menos a hacer presencia»

«si, señora»

Contestó Sabrina, aunque luego de regresar a su habitación ya no salió en 2 días, al final, nunca fue al funeral.

Había pasado años desde todo ello, ahora mismo estaba tomando un sorbo de té frente a un hombre noble 15 años mayor que ella. Sabrina tenía 24 años.

«es bueno conocerla señorita Sabrina, el Vizconde me contó mucho acerca de usted»

Sabrina sonrió delicadamente respondiendo:

«mi padre, siempre presumiendo a sus hijas e hijos, supongo que nos quiere mucho» [tanto presume que mis dos hermanas ya están casadas]

El hombre, un Barón de 39 años la miró de arriba a abajo, aquel atuendo escotado lo provocó, pues era un hombre que ya se había casado y divorciado más veces de lo que desayunaba.

«no es para más, es usted una joven muy hermosa»

«gracias por sus halagos Barón Persan»

Sabrina se acercó a él en forma un poco sensual luego de dejar su té en la mesa. Pensaba en sacarle provecho al rumor confirmado del Barón.

«sabe Barón, usted me parece de confianza» [Si es usted, puede ser de ayuda]

El hombre se entusiasmo por las acciones y palabras de Sabrina.

«claro que lo soy, jajaja, se todo tipo de cosas porque me lo cuentan»

«eso es genial, aquí entre nosotros quisiera contarle un secreto mío» [vamos a ver si realmente es de lengua suelta]

El tipo se interesó de inmediato y sonrió complaciente.

«adelante, soy todo oídos. Soy bueno escuchando, su secreto está a salvo conmigo»

«¿De verdad?, pero... esto no debe saberlo nadie, ¿Puedo confiar en usted?»

Dijo sentándose en las piernas del hombre, cosa que él lo permitió como el pervertido que era.

«claro que puedes preciosa»

«está bien, se lo diré»

«escucho, escucho»

Sabrina se acercó a su oído y se lo susurro. Al instante que acabó el hombre la tiró a un lado y se fue en silencio.

Ella suspiró cansada y con una sonrisa ladina regresó a su habitación.

«mañana será duro»

Se dijo aún sin tomarle demasiada importancia.

***

«¡Sabrina!, ¡Maldita mocosa!, ¡Abre la puerta!»

Escuchó a su padre gritando muy temprano en la mañana. Sabrina recién había terminado de ducharse, sabía muy bien el porque su padre estaba gritando al otro lado de la puerta tan temprano.

Pff~

No pudo evitar burlarse y pensó:

[El Barón si que era un chismoso, mira que contar aquel rumor en solo una noche]

«¡Sabrina!»

Ella ignoró sus gritos y terminaba de vestirse con un vestido amarillo. Cuando se peinaba su cabello gris su padre abrió la puerta con llaves extra que trajo una sirvienta y entró a pisotones.

«¡Sabrina!»

Ella ni volteó a mirarlo, sólo se seguía peinando frente al espejo, mirando a su padre por el reflejo.

«buenos días padre»

El Vizconde ardía en ira y gritó:

«¡Esta fue tu última oportunidad de quedarte en la mansión y gozar de lujos!, ¡Siempre es la misma tontería contigo!, ¡¿Cómo es posible que no sepas medir lo que dice tu boca?!, ¡¿Cómo se te ocurre decirle eso al Barón Persan?!»

«oh, por Dios, padre. Yo soy inocente, ¿Qué fue lo que dijo el Barón sobre mi?»

El Vizconde se puso verde del enfado.

«¡¡No te hagas la que no sabe!!, ¡¿Te atreves a negar tu pecado?!, ¡Tú te lo buscaste!, ¡Iras al Convento de Santa Marta!»

Sabrina se sobresalto y se inclinó en el suelo.

«¡No, padre!, ¡Por favor!, ¡No haga eso a su hija!, ¡Enviarla a un convento es-»

«¡No me importa!, ¡¡Irás, aunque te lleve a rastras!!»

El Vizconde Dorca azotó la puerta con esas últimas palabras y Sabrina al asegurarse que se fue soltó un "pfff~".

«jajaja, fue mejor de lo que esperaba. Ir al Convento no está tan mal»

Rápidamente trepó a lo alto de su cama que tenía un techo sosteniendo un velo. Sacó una bolsa que había preparado desde los 14 años y se lo escondió bajo su vestido atandola a su pierna izquierda. La falda lo cubría después de todo.

Fue al baño a ponerse unas gotas falsas en los ojos y justo después su padre regresó con un par de soldados de la mansión diciendo:

«agarrenla»

Sabrina actuó triste y arrepentida.

«¡No!, ¡No quiero ir al Convento!, ¡Padre!, ¡Se lo ruego!, ¡Seré una mejor hija!»

«¡¡Ya no confío en ti!!, ¡¿Cuántas veces me dijiste eso?!, ¡¡Hasta ya perdí la cuenta!!»

«¡Padre!»

«¡¡Cierra la boca!!, ¡Si no lo haces ya no irás al Convento si no al Purgatorio!»

Sabrina sudó frío.

[El Purgatorio es un lugar terrorífico según los rumores. Básicamente es un reformatorio para nobles dirigido por la Reina viuda. ¡No quiero ir!]

Gritó asustada.

«¡Hieee!, ¡Está bien!, ¡Está bien!, ¡Prefiero el Convento de Santa Marta!»

«¡Hump!»

Con esto fue tirada dentro de un carruaje y llevada directo al Convento de Santa Marta.

Dorca suspiró cansado y lleno de ira.

«lo siento Sabrina, pero...» [¡¡¿Como se te ocurre decirle al Barón más chismoso que te gustan las mujeres y que además tuviste romances con muchas de las sirvientas?!!]

—————————————————

(Yaguar-Misi: ¡Bienvenidos a una de mis historias!, quiero agradecer por leer y darle una oportunidad y listo. Espero disfruten la historia)

[Pluplu: sip y tengan lindo día con el recalentado de Navidad]

SOR GUADALUPE

Sabrina fue llevada directamente a la puerta del convento de Santa Marta, una edificación preciosa refinada con mármol dónde destacaban sus ventanas de colores con las imágenes de la vida del hijo de Dios.

Uno de los soldados se acercó al Convento con una carta del Vizconde Saprano mientras el otro se quedaba a vigilar a Sabrina.

Sabrina suspiró cansada y dio un codazo al soldado a su lado.

«vez, te dije que lo lograría»

Dijo y el guardia se quitó su casco mostrando una cara preciosa junto a cabellos negros.

Contestó seriamente.

«señorita Sabrina, aún no entiendo porque quiere hacer esto. Escapar de su casa. No digo que el Vizconde sea exactamente buen padre con usted y sus hermanos, pero tampoco los abandonó ¿Verdad?»

Sabrina sonrió poniendo sus manos a la cintura animandose a si misma.

«bien. Daré lo mejor aquí también»

El guardia tenía signos de interrogación sobre su cabeza.

«¿En verdad quería ser monja?»

«jajaja, pero que dices Marlon, digo que daré lo mejor para que me expulsen de aquí también y luego escapare con dignidad»

El guardia Marlon pensó seriamente...

[Y dónde está exactamente la "dignidad" de la que habla la señorita en eso]

Instantes después Sabrina vio salir a una monja con cara de amargada junto al otro soldado. Y empezó a poner cara triste hacía su guardia y tal vez amigo.

«mira Marlon, ahí viene mi sentencia, que monja tan aterradora»

«usted se lo busco. Ya debería estar casada incluso a los 15, pero siempre espantaba a los pretendientes, ya está vieja»

Sabrina sintió una lanza atravesarla con la palabra "vieja".

«ya tiene 24 años, nadie querrá casarse con alguien así»

Sabrina sonrió muy molesta con los comentarios de Marlon y dijo:

«¿A si?, y que me dice de usted. Tiene 27 años y sigues igual de soltero»

«eso no le importa»

«¡¿Como se te ocurre hablarme en ese tono?!, ¿Cómo que no me importa?, ¿Acaso ya tienes a alguien en mente?»

El viento sopló y levantó el cabello gris de Sabrina junto a sus brillantes ojos azules haciéndola bastante hermosa a los ojos de Marlon.

Marlon no dijo nada pues la voz de la monja se hizo presente.

«Mucho gusto, soy Sor Carolina, me informaron que la señorita Sabrina se quedará aquí»

Sabrina se arrojó entre llantos falsos al suelo.

«¡Mi padre comete un error!, ¡Por favor!, ¡No odio el Convento o la Iglesia, voy cada domingo a escuchar la sagrada misa!, ¡Pero no quiero ser monja!, ¡Esto es un malentendido!, ¡Déjeme regresar a dónde mi padre y lo hablaremos!»

La monja Carolina hecho humo y ordenó:

«llevenla con Sor Guadalupe»

Dos monjas aparecieron de la nada como si fueran ninjas y tomaron los brazos de Sabrina, arrastrandola dentro del Convento.

«¡No!, ¡Espeeeeren!, ¡Marlon!, ¡Dile a mi padre que en verdad me arrepiento!»

Marlon dio medía vuelta ignorandola con una sonrisa, pues sabía muy bien lo buena actriz que era Sabrina y además...

[Me alegro que vayas al Convento, aquí ningún hombre se te acercará. Seré caballero real en unos años..., ¿Podrás esperarme Sabrina?]

***

Sabrina llegó con lloriqueos ante el despacho de Sor Guadalupe.

La Sor, una anciana de ya 92 años sonrió tranquila y bondadosa.

«señorita Sabrina bienvenida. Se me informó de su ingreso repentino al Convento»

«mucho gusto, soy Sabrina Saprano»

«si, ya que al parecer se quedará un tiempo por favor revise esto»

Dijo dándole un papel en dónde estaba el horario de todos ahí.

«cómo podrá notar debe cumplir todo lo indicado, si no lo hace no comerá ni tampoco dormirá»

«¿Tal vez tenga tolerancia con las recién llegadas?»

«no»

Sabrina sudó frío arrepentida de esta situación.

[¿Sin comer ni dormir?, tengo que salir de aquí lo más pronto posible]

***

Sor Guadalupe revisaba el registro de actividades que tenía el convento, ya habían pasado tres meses desde que había llegado Sabrina y todo parecía normal.

Notando eso revisó las tareas realisadas por Sabrina con una cara benevolente.

Mirando el libro de trabajo vio todo en orden, incluso la puntualidad y la habilidad con que hacía las tareas diarias eran de admiración para una joven hija noble como ella.

Suspiró conforme.

[Pensé que sería difícil lidiar con ella siendo la hija mayor de Vizconde Saprano, pero es realmente responsable]

Se paró de su asiento en su despacho y abrió la puerta para dar un pequeño paseo por el jardín.

«¿Hmm?»

Cuando salió vio a varias hermanas de Santa Marta esperandola, de hecho todas las monjas jóvenes y hermosas del convento estaban esperando a Sor Guadalupe y la hermana Carolina era quién las lideraba y representaba.

Sor Guadalupe muy amablemente preguntó:

«¿Qué ocurre hermana Carolina?»

Sor Carolina se inclinó y beso la mano de Sor Guadalupe en señal de respeto como la líder de todo el Convento para finalmente hablar.

«es sobre la hermana Sabrina, pedimos desde lo más profundo de nuestro razón e integridad que la saque de aquí»

«¿Qué?, ¿Porqué?, vi que era muy buena haciendo tareas domésticas de forma eficiente y puntual, ¿Qué cosa podría molestar?»

Sor Guadalupe no entendía nada de lo que pasaba y Carolina respondió con un rostro algo avergonzado:

«a esa mujer no se le puede corregir, ¿Sabe por qué está haciendo bien las cosas aquí en el Convento?»

«¿Por qué?»

«a la hermana Sabrina le gustan las mujeres hermosas»

«¡¿...?!»

«todo lo hace muy bien para poder quedarse a coquetear con todas las hermanas. Sor Guadalupe haga algo, hemos aguantado esas cosas obscenas durante tres meses, ya estamos cansadas. Pensamos que con el tiempo se calmaria y rectificaria, pero no hay avance...»

«¿Estás consiente de la gravedad de tus acusaciones Sor Carolina?»

«por supuesto Sor Guadalupe, me hago responsable de mis acusaciones, si miento puede enviarme a ser azotada por mis mentiras en el Convento y dejaré de ser Sor Carolina para irme al exilio»

«t-tranquila no llegues a extremos»

«pero Sor Guadalupe...»

«esta bien, ire a preguntarle ahora mismo»

«¡Pero Sor Guadalupe!»

«¿Qué pasa?»

«es obvio que lo negará, ¿Porqué preguntar? Debe verla en secreto. Seguro actuará educada cuando sepa que usted sabe sobre su maña»

Sor Guadalupe caminó tranquila sólo dando una orden.

«eso lo decidiré yo. Dime donde está Sabrina»

Sor Carolina bajó la mirada...

«en... el huerto de melocotón»

DEBES SER PURGADA

Sabrina caminaba por el Convento con una canasta en sus manos luego de terminar sus deberes diarios.

Sus ojos buscaban la presa del día, cualquier hermana linda que pasara.

[¿Dónde están todas?]

Sonrió alegre recordando como acorraló contra el muro a Sor Carolina contra pared el otro día diciéndole:

...«pero que bella dama, tal vez quiera acompañarme toda mi vida. Serás mi esposa número 34»...

...Sor Carolina se puso azul del susto y Sabrina se alejó mandandole un beso volado con un....

...«mi habitación siempre está abierta cielo, puedes venir cuando quieras»...

Mientras Sabrina llegaba al huerto de melocotón pensó en forma reflexiva.

[¿Me habré pasado al decirle eso?...., no importa con tal que me expulsen de aquí]

No pensó demasiado y recolectó melocotones del huerto del convento. El aire tranquilo era perfecto aunque seguía inconforme con el horario y quería ser expulsada lo más pronto posible para ser libre.

Era un día tan precioso, ¿Por qué su presa del día no estaba?

«¿Que extraño?»

«¿Qué es extraño Sabrina?»

Sabrina giró y vio a la amable anciana. Sonrió amablemente con su túnica de monja que no le gustaba ni un poco.

«Sor Guadalupe, buenos días, ¿Qué la trae por aquí?»

«buen día Sabrina, solo daba un paseo. Dígame, ¿Qué es extraño?»

«¿Mm?, es que soy la única recogiendo melocotones, normalmente habría más hermanas»

La Sor asintió calidamente, era verdad que recolectar melocotones era una tarea diaria, pero ahora casi todas las monjas habían ido a quejarse.

«ya veo. Sabrina»

«¿Si?»

«usted sabe que el camino del señor es puro y bueno. Ser bondadosa y buena con nuestras hermanas es realmente un regalo apreciado»

«si, Sor Guadalupe»

«compartir la alegría es bueno, pero es malo si se malinterpreta»

«lo entiendo»

«he escuchado un rumor bastante peculiar pequeña Sabrina y algunas hermanas se empezaron a quejar diciendo que coqueteas con ellas»

Sor Guadalupe vio la sonrisa brillante de la joven monja a su lado. Pensó.

[No parece mala niña, tal vez sólo fue excesivamente amable y lo tomaron como coqueteo]

«vaya»

«¿Mm?»

«digo, no pensé que fuera tan obvio»

«¿Eh?»

«resulta que las hermanas de aquí son unas bellezas, quise coquetear un poco, pero no sabía que estaba siendo demasiada obvia» [ya era hora que se quejaran, ahora me expulsaran, es seguro]

Sor Guadalupe se quedó en shock ante la confirmación de Sabrina. Si ella lo confirmaba, había más de 50 hermanas como testigo y tampoco tenía buena reputación fuera del convento.

Sabrina continuó despreocupada comiendo irrespetuosamente uno de los melocotones que había ya puesto en su cesta.

«mi padre me envió aquí para purgar mis gustos, me estoy esforzando. Pero todas son lindas, quisiera que todas fueran mis esposas»

***

Sabrina yacía dentro de otro carruaje conducido por unas monjas.

Sor Guadalupe la despedía con pañuelo en sus manos.

«señorita Sabrina, si su problema con el gusto de las mujeres es así de grave me temo que el Convento de Santa Marta no puede ayudarla»

«¿Qué quiere decir?» [¡Bien!, ¡Es mi oportunidad de escapar!, me enviaran de vuelta con mi padre y mi padre me echará despojandome de todo. Suena tan lindo]

«me temo que un convento lleno de mujeres son sólo una tentación para usted y yo no podré manejarla»

«¡No me abandone Sor Guadalupe!, ¡No sea igual que mi padre!, ¡Creí que sería como mi madre ahora!» [falta poco y me podré ir. Tengo lo bolsita de supervivencia siempre atada a mi pierna]

Sor Guadalupe derramó unas lágrimas de pesar asustando a Sabrina con sus siguientes palabras.

«oh querida Sabrina. Yo seré una madre preocupada por su hija, es por eso que redacte una carta al Purgatorio para ayudarme con tu caso»

«¡¿Qué?!» [¡No puede ser!]

El carruaje empezó su marcha y Sor Guadalupe se despidió con un pañuelo.

«cuidate cariño»

«¡¡Sor Guadalupe!!»

Sabrina no podía salir del carruaje ya que estaba siendo escoltada por caballeros de la corte real al servicio de la Reina Viuda.

Y aunque quisiera usar sus piedras mágicas, no tendría tiempo para activarlas y su cosas serían decomisadas. Era el peor final.

***

Pasó horas y Sabrina no sabía cómo terminó así, se supone que quería ser expulsada no trasladada.

Tenía la cara de penumbra cuando los caballeros reales la bajaron del carruaje y la llevaron por pasillos que llevaban a la sala del director, en otras palabras, la pusieron delante de la Reina Viuda.

Sabrina se inclinó obligada debido al estatus.

«Saludos a su majestad, la Reina Viuda»

La Reina Viuda era una mujer arrogante, mandona y de mal carácter. Aún así podías ver lo elegante y rica que era sólo con ver sus vestidos y joyas.

«Sabrina Saprano, primogénita del Vizconde Saprano»

«...si, su majestad»

«Sor Guadalupe me informó de tu deplorable condición mental»

Sabrina se enojó, pero para sus adentros.

[Soy una mujer normal y quiero tener una vida normal. Luego que mi padre muera habrá una guerra por obtener el título de Vizconde y no quiero estar ahí]

La Reina Viuda era ajena a los pensamientos de Sabrina y dijo:

«ya que debes ser purgada aquí compartiras habitación con Archey»

«¿Eh?, ¿Un chico?»

«en efecto»

Sabrina cuestionó la autoridad de la Reina Viuda con precaución.

«su majestad, Reina madre de nuestro glorioso Rey Ricardo, se que me trajeron aquí por mi condición, pero estar en la misma habitación que un varón estaría mal visto ante cualquier opinión de la alta sociedad, ¿Sería mucho pedirle en tal caso, darme una habitación para mi sola?»

«imposible, el purgatorio tiene un estricto sistema, todas las habitación son compartidas. Sin embargo tengo que admitir que esta mal visto que un hombre y una mujer que nunca se han visto empiecen a convivir juntos o

«entonces-»

«pero a usted le gusta las mujeres no puedo ponerla con una»

«yo soy una dama y mi compañera de habitación debe ser mujer»

La Reina Viuda mostró su abanico rojo y dijo en tono de burla...

«oh por Dios, tratamos de purgarte ¿Cómo te pondríamos en la misma habitación que otra mujer?, ¿Acaso eso no sería igual que tentarte?, si falláramos en tan simple lógica "el Purgatorio" perdería la reputación que a construido durante generaciones»

Sabrina se puso pálida y sudo frío con un pensamiento cierto:

[¡¡Es jodida!!]

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