Cuando todo comenzó nadie estaba preparado, incluso de haberlo estado no podíamos hacer mucho, pues, lo que sucedía llegó sin aviso alguno y tan rápido que probablemente si la población no se reducía nadie habría podido sobrevivir pues los problemas que vendrían en el futuro necesitaban que la población se dispersara, ya sea por el bien de los pocos que había o por el bien de los muchos que permanecerian ocultos de los riesgos de este nuevo entorno.
Un pequeño joven solo caminaba por la calle, sin razón aparente ¿A dónde iría? Y/o ¿De dónde regresaría? Que su paso era lento y descuidado, su entorno estaba lleno de paz, era de noche y la calle estaba oscura, aunque alumbrada por la luz de la luna llena. Tal oscuridad era rara pero tal vez había sido solamente un apagón como cualquier otro, en la mayoría de las ciudades ya superpobladas era muy común, y esta, no sería una extrañez para sus habitantes.
A lo lejos un grupo de personas se aglomeraron como observando algo dentro de un círculo, lo que parecía a simple vista el resultado de una pelea callejera, o para no parecer tan negativo, una reunión para admirar al payaso del pueblo.
El chico que caminaba tan descuidado parecía por fin preocupado por lo que sucedía en aquella aglomeración, y a consecuencia de esto, intentaba mirar a través de la gente lo que ellos observaban, un intento que había sido en vano ya que estaban tan juntos unos de los otros que era imposible mirar lo que ellos tan atentos esperaban con tan precisa atención.
Sin previo aviso uno de ellos volteó de golpe y miró al chico sorprendido, el chico ya había sido carcomido por su curiosidad y únicamente quería saber que miraban, aunque esto le costará un poco de la preservación de su cuidado.
- chico. Ven, ¡acércate!-
El chico sin temor se acercó y quedó paralizado de lo que veía, aunque su lenguaje corporal no parecía haber reaccionado junto con sus ojos y mente.
Los hombres que se habían reunido a admirar tal abominación se miraron entre ellos; comunicándose sin necesidad de decir una sola palabra a espaldas del chico. El chico pudo reaccionar a un movimiento brusco de uno de los hombres, pero ya era tarde.
Detrás de él un hombre puso su mano en la boca del chico para evitar ruido, otros lo ayudaron sosteniendo sus brazos y piernas, mientras que un sexto hombre con un cuchillo hizo un corte limpio en la garganta. Acto seguido con un machete oculto bien afilado corto sus extremidades.
Las últimas escenas de este chico grabadas en su moribundo cerebro era ver su cuerpo en una sola pieza sin brazos ni piernas y ahogándose en su propia sangre que trataba de salir de su esófago antes de dar su último suspiro.
Comenzó como nadie esperaba, un día en varias partes del mundo mucha gente reporto comportamiento extraño en las casas aledañas, normalmente en poblados alejados. En las ciudades, por otro lado, las desapariciones eran más seguidas e incluso se corrían rumores de sectas que mataban gente, lo curioso era cómo los cuerpos eran encontrados.
Los gobiernos mantenían a su población en paz diciendo que la guerra contra el crimen se estaba luchando, pero la verdad es que desconocían todo lo que sucedía y de igual forma mantenían silencio. Ni siquiera desplegaban cuerpos de seguridad para la sociedad, total un muerto más o un muerto menos.
-3 años después-
Cuando todo ocurrió fue muy calmado, una transición entre el fin y el reinicio muy notable. La gente no corrió pánico debido a que esas cosas entraban sigilosas, aunque no muy inteligentes eran hábiles, y lo que querían era comida, cuando sacaban su hambre dejaban a la persona simplemente ahí, pero el medio de contagio no se conocía y aún menos sin científicos que lo investiguen. La población se redujo y notablemente el mundo se volvió un lugar silencioso.
En un poblado de escasos recursos yacía un joven, un joven de apenas 17 años que buscaba comida, comida que estaría por caducar dentro de un año, pero lo importante era comer algo, revisaba casas a su paso y lleva recorridos 876 kilómetros desde que inició el delirio colectivo.
El mundo funcionaba de una forma rápida de entender, la gente no es confiable y todos pueden matarte, es casi indistinguible quienes son los infectados y quienes no, pero es seguro que es mejor estar solo y es algo que Dan entendía perfectamente y su modo de vivir era también básico; moverse constantemente, buscar comida y descansar, un ciclo que se movía ya de manera muy sistemática.
Ahí estaba Dan, recolectando comida en una tienda departamental de wriman un poblado muy extenso al que era peligroso entrar, pero claro, no tiene mapa y recordemos que su punto es sobrevivir.
Dan recogió apenas unas cuantas sobras en los estantes cuando de la nada miró a lo lejos una silueta, era una señora que parecía asustada.
Dan sabia que no podía confiar, pero necesitaba confiar aún para no perder la esperanza en la humanidad.
Años antes Dan había estado cuando todo comenzó con sus padres, un anuncio sonaba en la radio del auto mencionando que un poblado tenía manifestaciones en las calles, la gente enloqueció y comenzó a matarse entre ella, al día siguiente los cuerpos fueron recogidos y no vueltos a ver. Pero realmente no le tomaron importancia, pues iban a un viaje de vacaciones apenas terminado el verano sin mucho que hacer el tráfico los embotello en medio de una interseccion entre 6 caminos. Un hombre sacó un arma y le disparo a su esposa dentro del auto y se quedó mirando con deseo el cuerpo tomó el volante y chocando otros autos se retiró.
La gente miró esto asustada pero no hicieron más que llamar a la policía, el hombre se había fugado exitosamente, de la nada en otros pequeños puntos la gente se empezaba a pelear sin razón aparente y varios hombres con armas de fuego. Dan y sus padres corrieron y se alejaron lo más posible hasta llegar a un callejón solitario pero seguro a descansar de la corrida.
La sorpresa se la llevó Dan al ver que al estar desprevenida su padre metió sus dedos a los ojos de su esposa sin algún remordimiento, grito de horror y trató de calmarlo, pero su padre no paraba, al sacar los dedos de aquellos ensangrentados cuencas chupo sus dedos y luego jalo la cabeza de la mujer por el cabello, sin aviso mordió la nariz y la arrancó. Con sus manos libres le quito la ropa superior y justo por debajo de la costilla comenzó a abrir el cuerpo de la mujer solo para masticar sus entrañas como si de un coctel se tratase.
Dan asustado corrió lejos pensando naturalmente en lo sucedido, algo que lo dejaría marcado de por vida.
Por ello no quiso acercarse en un inicio a la pobre viejecita, pero al final se acercó:
-¿Señora? - preguntó en voz baja Dan
-hola hijo, no hagas ruido por favor- dijo apenas pujando la señora al punto de llorar.
-tranquila señora, todo va a estar bien, ¿qué necesita? -
Dan al preguntar tenía toda la intención de ayudar, hasta que de reojo miró que su mano tenía sangre seca por lo que tomó precauciones.
-no te preocupes es mía, estoy herida- dijo la viejita al ver que Dan retrocedió
-lo siento, creí que era otra cosa-
Dan la ayudó a levantarse y puso su brazo sobre su hombro para que la viejita dejara caer sobre éste su peso.
-solo necesito sentarme en un lugar más cómodo, me caí y me lastimé con un tenedor-
-no se preocupe, yo la ayudo-
Dan la llevo y la sentó y al dejarla sentada notó la herida de la señora, era una mordida, pero una mordida extraña, los dientes eran distinguibles, pero no parecía a la mordida de un infectado, sino que los dientes habían sido clavados muy torpemente.
Dan siguió analizando a la viejita y siguieron hablando.
-¿de dónde vienes? - preguntó la viejita
-la verdad es que no sé si conozca pero es de muy lejos-
-ya veo, también te mueves por aquí después de eso-
-si así es, como todos buscando un lugar donde asentarnos-
-ya no hay hijo, lamentablemente-
Al escucharlo Dan dudo de lo que dijo, la viejita lo miró al voltear y ella miraba fijamente sus ojos con una sonrisa muy extraña, la sonrisa detono un sentimiento en Dan.
Sacó un arma y le disparo en la cabeza rápidamente, al ver el movimiento brusco la viejita iba a intentar agarrarlo, pero no funcionó.
La rara mordida de la viejita había sido de ella misma a sí misma lo que quería decir que estaba infectada.
Después de matar a la anciana salieron dos hombres que electrocutaron al chico y desmayado lo levantaron a una camioneta que iba a un lugar del que nunca se había hablado. Así comienza la aventura de Dan.
Llegaron a un pequeño campamento, que, a juzgar por su apariencia no parecía un apocalipsis; permíteme describirte el lugar.
El sitio era blanco y por ello se veía que la gente se empeñaba en limpiarlo, había pasillos muy largos y laberínticos, sin embargo, había un orden estricto entre las diferentes zonas y sus utilidades.
Ahora bien al verlo por dentro Dan no sabía qué pasaba, estuvo por mucho tiempo caminando por las calles y merecía explicarse como es que este lugar nunca se murmuró entre los no infectados.
Dan fue aislado en una pequeña habitación cerrada hasta con 3 candados magnéticos, una falla en las instalaciones eléctricas podría liberarlo, pero aún no pensaba en salir, era tan grande la curiosidad por averiguar la historia de aquella bella prisión que salir de ahí no estaba en sus planes.
Encerrado, en su blanco y tan cómodo pupitre se sentó a reflexionar. Esto es importante en el apocalipsis, que la mente siempre funcione de la mejor manera, pero no reflexionaba por esta razón.
Con una rara morbosidad recordaba aquella noche.
Estaba sentado en la calle solo mirando al infinito, la pausa en su vida le dio paz, mirando a lo lejos como destripaban a un tipo inocente, alguien que hace unos momentos había pedido ayuda. No lo miraba tranquilo, lo miraba con culpa, lo miraba con recelo.
Antes de que Dan mirara aquella escena había pasado varias noches con un hombre que encontró en las inmediaciones de las calles, buscando únicamente a su bebita. El hombre le ofreció a dan un lugar seguro y lo llevó a una tienda derrumbada, donde sabía que los infectados nunca buscarían, pues estaba ubicada justo por encima de las ya expuestas alcantarillas que apestaban con ese aroma tan particular del metano expedido por las bacterias que descomponen lo que hay ahí, obvio y seguro que también había cuerpos humanos.
Dan sabia en lo que estaba en aquella ocasión, no era paz pero se podia sentir seguro, así es que de la nada se quedo dormido, cansado de su larga travesía huyendo de los infectados.
Por la noche aquel hombre lo cuido, pero no por gusto, el hombre lo admiraba, lo veía y amaba, deseaba su cuerpo y por las noches había ruidos extraños, jadeos que no eran normales, una clase de quejidos, pero no por dolor, era algo más. Dan usaba ropa que apenas cubría sus piernas y su torso, no hay mucha moda que usar en el fin del mundo.
Una noche no muy lejana al día en que se encontraron noto que aquel hombre se masturbaba mirándolo dormir, las cosas que pasaron por la mente de dan eran básicas pero entre ellas hubo miedo así es que trato de alejarse un poco de él.
El hombre insatisfecho por solo mirar en un momento intento usarlo; sin embargo, Dan se alejó rápidamente y en un movimiento brusco pero peligroso dejo al hombre fuera de la reja que separaba el espacio interior del exterior, el hombre gritaba de furia, y su misma desesperación lo llevó a su final.
Un grupo de infectados lo escucho y lo masacraron, buscaron a dan pero este se escondió bajo el agua de la alcantarilla por unos segundos, acto seguido admiro con atención y morbo, pero aún con recelo y con duda de su decisión la muerte de aquel hombre.
Pasaron horas cuando por una pequeña ventana que daba al pasillo paso un guardia con otro chico más pequeño. Entonces aconteció lo que Dan esperaba.
La instalación eléctrica falló por un momento y todas las puertas se abrieron, sin embargo, todos tenían la misma mentalidad que Dan, salir era suicidio, tenían cama, ropa, hogar, ¿por qué querrían salir?
Del cuarto salió Dan y camino hasta el fondo del pasillo, olió un rico aroma que venía de lo que parecía una cocina, el horror estaba en que era lo que aquellos hombres uniformados cocinaban, pues eran chicos como él.
La reacción fue rápida, en una parte de la cocina estaban los cuerpos de chicos colgados con las viseras salidas, vaciaban el cuerpo para cocinar la carne y los órganos por separado, como un embutido, los huesos, por otra parte, los apartaba y lavaban para su uso en armas. Dan tomo un hueso y lo partió esperando que quedara una gran punta filosa su esfuerzo fue en vano al primer intento, pero en el segundo lo logró, lo rompió y se ocultó bajo la mesa, llegaron dos guardias que pasaron de largo a revisar las habitaciones.
Dan estaba asustado pero sabía que tenía que salir, sus opciones eran salir corriendo a ningún lado pues desconocía el lugar o tratar de buscar aliados, como sea las dos decisiones eran complicadas y no aseguraban ningún resultado positivo sólo tenía un hueso que duraría dos apuñaladas y no significaba que era a dos personas diferentes.
Su nombre era henry y un día de la nada se comenzó a sentir mal, tenía un dolor insoportable en la parte trasera de la cabeza y por ello no podía salir de casa. Ese día no trabajo y se quedó en cama a descansar. Su esposa entró a la habitación, ofreciendo desayuno pero esté se sentía tan mal que prefirió posponerlo a unas horas más tarde.
Las oficinas llamaron a su celular pero lo ignoro y continuó con su día. A las 6 de la tarde tocaron la puerta de su habitación
-¿eres tu amor? Pasa y ven a darme un abrazo-
La puerta no respondió y nadie tras ella lo hizo. Henry se levantó y un disparo lanzo a su esposa a la puerta, henry no veía nada, al abrir la puerta noto a un hombre moribundo en el suelo. Su esposa estaba muerta pero esto lo pasó de largo, miró el piso con inquietud y pasmado.
Dio un paso y sus manos comenzaron a temblar, al segundo paso su mandíbula apretaba la quijada y su cuello se tensó tanto que sus venas eran fácilmente observables. El tercer paso y el más largo se detuvo a mirar de nuevo.
Miró a su esposa y su cuerpo se relajó se puso en cuclillas frente a ella y lloro su perdida, levantó apenas su mano y la llevó a la mejilla de su amada, apretó suavemente y lloro más fuerte su pérdida. Pero no se dio cuenta y apretó aún más su mejilla, al paso de unos segundos apretó tanto su mejilla que su piel se deformaba y llegó a un punto en el que la cara comenzó a sangrar.
La sangre corría por sus dedos que seguían apretando con fuerza, arrancó la mejilla de su esposa y aun con un incontrolable llanto de gritos de dolor, mastico dicho pedazo de piel.
Una hora después se miró a sí mismo en el espejo que yacía frente a él, el tocador de su esposa, se miró las manos y miró un cadáver irreconocible en el piso que claramente había sido su esposa antes. La levantó y la llevó a la mesa, y cuando se decidió a limpiar todo el desorden miró al otro hombre ya lastimado, pero no por él. No pudo resistir las ganas de comérselo pero tenían mal sabor.
Henry limpio su casa todo el tiradero que había lo recogió y su casa volvió a lucir tan limpia como cuando recién la había comprado.
Los cuerpos yacían en la cocina donde improviso un gancho rudimentario y como vacas colgó los cuerpos para cortarlos en pedazos y almacenarlos en la nevera, no sin antes haberlos limpiado.
Estaba ocupado en esto cuando su timbre sonó, la policía respondió a la llamada de sus vecinos.
- ¿todo en orden señor?-
- si disculpe porque están aquí?, verá tengo muchas cosas que hacer-
-respondimos a una llamada de emergencia, una vecina suya escucho lo que podrían ser balazos-
-si, un maldito mapache tuvo un mal día y decidió jodérmelo a mí, así que lo volé en pedazos-
-pedazos muy grandes ¿no cree? -
-¿qué? -
- ¿son aquellos que puedo observar?-
Henry volteó la mirada y noto su error, intento cerrar la puerta pero el policía entró a la fuerza y lo golpeó tan fuerte que no pudo responder. Lo esposaron y lo llevaron a la oficina de la policía donde iba a ser procesado.
Henry no podía mantenerse en pie, aquel dolor de cabeza ya de hace tiempo empeoró.
Henry se sintió mal y cayó al piso, su cabeza sangraba y el policía en guardia se asustó por lo que llamó a más policías y un cuerpo de enfermeros.
Pero él estuvo solo unas horas, al mirar el cuerpo con detenimiento notó que se movía y emitía un sonido extraño, era casi de noche y estaba oscuro, y no se iba a arriesgar a acercarse, no obstante en la oscuridad notaba a henry moviéndose de forma extraña
Dio unos pasos para observar mejor pero el movimiento se detuvo, por lo que suspiro de alivio.
Se alejó y escucho más movimiento, miró con una linterna y el cuerpo de henry ya no estaba, ni siquiera estaba henry, solo un rastro de sangre que llevaba al fondo de las celdas.
El policía miraba a la oscuridad sin mucho éxito, pero sabía que él lo observaba, sabía que henry estaba ahí, y no solo por el rastro confuso de sangre en la oscuridad, sino porque podía oírlo.
Escuchaba su cansada y vieja respiración, su jadeo al respirar, similar al de un viejo anciano con pulmonía. Ahí estaba él.
No podía ver la posición, no podía saber por qué ni con que razón u objetivo lo miraba tranquila y fijamente, pero ahí estaba se sentía y se escuchaba tan quieto que se incomodó y salió del lugar pues no pueden poseer arma adentro es peligroso para los dos.
Esa fue la primera noticia que pudo haber desembocado en lo que hoy es el mundo, una nueva vida
"32 muertos y 57 desaparecidos en un pequeño pueblo de westerland, aún se buscan indicios de lo sucedido y no hay respuestas"
Los forenses lo describieron como un delirio colectivo, un genocidio voluntario o peor aún, sacrificios.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play