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En Brazos De La Muerte.

Morir.

Sobrevivir a la muerte, es algo impactante y que sin duda marca la vida de cualquier persona, pero... ¿Cómo procesar cuando la misma muerte es quien decide no solo darte una oportunidad, sino ser tu guardián? — Les voy a relatar la forma poco convencional en que conocí a Mikha'el, el amor de mi vida, aquel hombre de ojos grises que no es otro que la misma muerte, una que llegó para salvarme en cuanto modo se puede salvar a una mujer.

De niña, papá solía contarme la historia del beso de la muerte mientras me enseñaba a jugar ajedrez. Aquella princesa engañada para casarse con el rey más feo que jamás se hubiese visto, pero que en medio de un baile, el cual papá interpretaba en medio del juego, ella colocaba veneno en sus labios luego de usar un protector para que no hiciese efecto en ella y, posteriormente seducía al reír hasta que cayera en su juego para darle un beso, con este beso le daba muerte a su verdugo.

De ahí que siempre hubiese asociado el beso de la muerte con el fin de la vida. Otras historias describen una calavera que utiliza un manto negro y persigue a sus victimas hasta llevarse su alma...

He aquí la verdad detrás de la muerte y la forma en que llegó a ser el transportador de almas.

***

— No más por favor... — Suplico ya sin fuerzas mientras aquel desgraciado, el cuarto para ser más exacta, se complace con mi cuerpo. Mis labios están secos y mi voz sale como un leve susurro...

— ¡Deja de llorar, todos sabemos que lo has disfrutado! — Mientras uno de ellos me mira y dice estas palabras, aquel que me toma se estremece mientras se descarga en mi interior. — Ya no me quedan lágrimas para derramar.

— ¡Yo quiero otra vez! — Exclama otro.

— Hazlo rápido o lo harás con un cadáver, no creo que aguante mucho más. — Comenta el que va saliendo de mí. Ya no puedo siquiera protestar. El hombre se baja el pantalón; pero justo en ese momento el cielo se ilumina y el sonido de un trueno resuena muy cerca.

— Mejor dejémoslo así, va a llover, en este lugar suelen caer rayos y solo queremos una muerta.

— ¡Maldición! — Se queja el bastardo al no poder saciar sus deseos mientras vuelve a subir el pantalón; luego saca un arma y me apunta a la cabeza.

El mayor de ellos, un hombre de unos 55 años y de aspecto deplorable, lo detiene.

— Espera, déjala que sufra un poquito más, por perra, ya no hay poder humano que la salve. — Se agacha y apretando mi rostro me obliga a mirarlo. — ¿Lo disfrutaste? — Me obliga a mover la cabeza en señal de asentimiento; todos ríen ante la forma tan cruel en que soy tratada y se alejan haciendo chistes acerca de la manera en que abusaron de mí.

Tirada en aquel terreno baldío, en medio del monte que me oculta por completo de los ojos humanos, mis agresores se alejan dejándome en la agonía luego de ser abusada por esos cuatro desgraciados... aquellos que fueron enviados por mi prometido; el hombre al que amo... o amaba.

La sangre brota de mi boca y nariz impidiendo que pueda respirar, mi cuerpo expuesto y lleno de golpes es muestra de la brutalidad de la que fui víctima, no tengo fuerzas para levantarme, tampoco es algo que desee hacer, lágrimas silenciosas brotan de mis ojos. Mi mente reproduce en cámara lenta cada escena que marcó mi vida, los besos de mi madre, el abrazo de papá, el día en que Camilo pidió mi mano... y por último... mi primer beso, ese tierno beso a la edad de diez años, solo fue el roce de los labios de ese niño de ojos grises.

Empiezo a toser y los coágulos de sangre son la clara señal de que la hora de partir ha llegado; mis ojos se cierran y me entrego a mi suerte al tiempo que las gotas de agua golpean sin clemencia mi piel magullada y expuesta.

Mi cuerpo se eleva y me pregunto si es así como se siente morir, como si unos brazos cálidos y fuertes te tomarán para reconfortar tu alma.

— Debes recordar esto, no es una pesadilla, es tu realidad... No debes olvidarlo, te daré un año... no lo olvides, no habrá más oportunidades. — Escucho una voz grave y profunda que Susurra a mi oído. Intento abrir los ojos, pero no puedo hacerlo en su totalidad, solo veo esos ojos grises iguales a los de ese niño, pero que pertenecen a un hombre, sus labios se unen a los míos en un casto beso, ¿el beso de la muerte? No sé por qué mi mente lo asocia. Ese beso que sin saberlo me trae de vuelta a la vida. — Ahora respira, debes hacerlo, respira, tu vida depende de ello. Evita que esto vuelva a suceder. — Vuelvo a escuchar su voz en un susurro, lo abrazo e inhalo su aroma mientras vuelvo a respirar.

Mis ojos se abren de golpe y me siento sobre la cama buscando el oxígeno que le falta a mis pulmones. Cuando estabilizo mi respiración, enciendo una lampara, observo la hora en el reloj de mesa y este marca las doce y dos minutos de la madrugada. Instintivamente mis dedos acarician mis labios sintiendo la suavidad de los labios con los que soñé. Me coloco en pie, busco huellas en mi cuerpo y extrañamente encuentro un par de marcas en el, como si me hubiesen golpeado, me sorprendo y rápidamente llevo mi mano a mi intimidad, pero todo está bien, vuelvo a la cama y me dejo caer sobre la almohada. Esa voz resuena en mi cabeza. "Debes recordar esto, no es una pesadilla, es tu realidad... No debes olvidarlo, te daré un año... no lo olvides, no habrá más oportunidades" Llena de angustia y mil interrogantes, vuelvo a la cama. Me repito una y otra vez que todo es una pesadilla, pero... ¿y las marcas en mi cuerpo?

Cierro los ojos procurando dormir, pero es infructuoso, recuerdo todo lo que soñé y mis ojos se llenan de lágrimas; lloro desconsolada como si viviera un duelo.

"Tu novio te manda este obsequio, tenlo presente cada segundo que estés junto a nosotros" Mi mente repasa una y otra vez los fragmentos de mi pesadilla y cada vez se siente más real ¿Y si no fue un sueño? ¿Y si en realidad estoy viviendo una segunda oportunidad? O tal vez la tercera. Con eso en mente después de no sé cuánto tiempo, logro conciliar el sueño; aun así, esa voz sigue haciendo eco en mi subconsciente.

Nota autora.

Bienvenidas, mis amadas lectoras.

Este es el primer capítulo, del día de hoy y en general, pero no sé preocupen, faltan dos, pensé en subirlos juntos, pero en vista de que ya varias están buscando la historia y no la encuentran, decidí subir el primero. En general actualizaré dos capitulos diarios como es costumbre, pero trataré de que sean tres y solo descansaré los domingos, la idea es no tardar mucho.

Las amo, y gracias por emprender este nuevo viaje a mi lado.

Ángela.

Mi nombre es Ángela de la Torre, nacida en Colombia en el año dos mil uno, soy hija única de Franco de la Torre y Melinda Sandoval; he sido criada como una princesa, pero consciente de la responsabilidad que implica ser la hereda de ambas familias. Mis padres han inculcado en mí valores que me han acompañado a lo largo de mis veintiún años, ya casi veintidós. Mi novio y actual prometido, se llama Camilo Castro, es un chico trabajador y de buena familia, lo conozco desde que éramos niños y aunque no pertenece a mi clase social, es un hombre maravilloso que se ha ganado la aprobación de mi familia y actualmente dirige una de las empresas de mi padre, el cual confía plenamente en él; y aunque pretendientes pudientes no me han faltado,, mi padre ve en mi novio el hombre perfecto para cuidar de mí y que juntos continuemos con los negocios de la familia. Vivo con mis padres y mi prima, quien además es mi mejor amiga, y como olvidar a mi mejor amigo, Noah, mi hermoso gato.

Luego de la terrible noche que pasé, me levanto de la cama, con el dorso de mis manos tallo mis ojos tratando de sacudir el sueño y la pereza que me ha causado el trasnocho. Noah se acomoda cerca de mi cuello y ronronea mientras clava ligeramente sus garras en mi piel, lo acaricio y se duerme tranquilo.

Después de un rato voy al baño, me quito la pijama, recojo mi cabello castaño en una cola alta y empiezo a examinar detalladamente mi cuerpo frente al espejo; en mi brazo hay un verde, al igual que a la altura de mis costillas y otro en mi muslo derecho. — Suspiro más confundida que ayer y tratando de no pensarlo mucho, ingreso a la ducha.

Al salir, busco algo de ropa cómoda y me visto rápidamente, necesito respuestas y debo buscarlas, aún no sé dónde, pero lo haré.

— ¡Buenos días! — Doy un brinco de impresión cuando mi prima entra sin avisar y se lanza sobre mi cama.

— Me has asustado. — Le digo llevando una mano a mi pecho para controlar los latidos de mi corazón.

— Jajajaja lo siento, la culpa es tuya por no poner seguro, ya sabes como soy.

— Sí, seguro, la culpa es mía. — Le digo con un poco de sarcasmo. — Cualquier otro día me hubiese reído junto a ella, pero mis nervios en este momento están a flor de piel.

— Quita esa cara de pocos amigos y más bien dime ¿Qué vas a hacer esta noche? — Mi ceño se frunce ligeramente al escucharla.

— Aún no tengo planes, por ahora voy a la empresa... necesito revisar el listado de importaciones del mes pasado; papá me ha pedido el favor.

— Que aburrido, ¿qué tanto tiempo te tomará? Hoy es domingo y hay que hacer algo. — sacudo mi cabeza, creyendo que me estoy volviendo loca, o que estoy viviendo un déjà vu.

— Creí que era lunes. — Susurro más para mí, pero Magdalena me ha escuchado y vuelve a reír.

— Jajajajajaja con razón se me hizo extraño oírte decir que irías a la empresa.

Hoy hay una fiesta en casa de Sam, y no me puedes decir que otra vez pasarás de mí. — Se sienta en el borde de la cama mientras yo me aplico un poco de brillo labial y esperando sus próximas palabras las cuales deben ser: "Eres muy aburrida, debes ponerle más sabor a tu vida, te prometo que esta será una noche inolvidable"

— Eres muy aburrida, debes ponerle más sabor a tu vida, te prometo que esta será una noche inolvidable. — Realmente esto es mucho más que un simple déjà vu. Voy a decirle algo, pero mi celular suena y me quedo petrificada al ver que es mi novio quien me llama, si no me equivoco para decirme que saldrá de viaje y volverá en tres días.

— ¿No vas a contestar? — Pregunta Magdalena al ver mi reacción.

— Por supuesto. — respondo saliendo de mi ensimismamiento. Abro la llamada, pero me quedo en silencio.

— Hola, amor, ¿me escuchas?

— Hola... Sí, te escucho.

— ¿Cómo amanece mi hermosa novia?

— Bien... supongo.

— ¿Supones? — Pregunta extrañado. — ¿Te sientes bien?

— Sí, lo estoy, no te preocupes, solo tuve una mala noche.

— Entiendo, sabes que si necesitas algo solo debes decirlo.

— Lo sé, siempre has estado para mí. — Al decir estas palabras se hace un nudo en mi garganta.

— Tengo que salir de viaje, es algo que surgió de repente, hay problemas en la sede de Cali y debo apersonarme, por lo tanto, viajaré hoy después de medio día, quiero estar dispuesto a primera hora y a más tardar en tres días estaré de vuelta. — Al no tener respuesta de mi parte, vuelve a hablar. — Amor, ¿seguro que estás bien?

— Sí, lo estoy... que tengas un buen viaje.

— ¿Solo eso? ¿Así te despides de tu prometido? Ángela, no olvides que te amo.

— Nunca lo olvido.

— ¿Sabes que? Voy a pasar a verte antes de partir, me da la impresión que la mala noche te afecto más de la cuenta.

— No, no es necesario que lo hagas, viaja tranquilo; voy a estar algo ocupada.

— De acuerdo, te amo.

— Yo también. — Le contesto y me apresuro a colgar.

Tomo mi cartera y camino hacia la puerta.

— ¡Eh, sigo aquí! — Exclama Magdalena.

— Lo siento, después hablamos.

— ¿En Serio vas a trabajar hoy domingo?

— Sí, eso haré.

— No olvides la fiesta de esta noche. —

— Sierro y salgo dejándola sola. Confío plenamente en Magdalena, pero ¿cómo le dices a alguien que anoche fuiste abusada, golpeada y prácticamente asesinada por cuatro hombres, pero que llegó alguien que te dio un beso y todo vuelve a empezar, sin parecer que estás loca? Porque a estas alturas hasta yo dudo de mi lucidez mental.

Voy al parqueadero interno de la mansión y saco mi Porsche blanco. Mientras salgo de la propiedad observo a los hombres de seguridad y pienso que de ahora en adelante deberé tener un par de ellos para mi cuidado, pero por hoy, hay algo que debo hacer sola.

Mientras conduzco, vuelvo a sentir en mis labios la sensación agradable de aquellos labios que en medio de mi travesía fueron mi salvación y mis dedos por inercia los acarician.

Con un beso llegó la calma, con un beso se fue el dolor. (Besos, Morat.)

¿Quiénes?

Llamo a la puerta de aquella casa humilde. De su interior, se asoma una anciana con cabello blanco y de baja estatura.

— Buenos días, señora. — Me quito los lentes de sol para saludar.

— Buenos días. — Contesta la mujer un poco escéptica.

— ¿Es usted madam Rosse?

— ¿Para qué la necesita? — Contesta aún con la puerta entreabierta dejando ver solo la mitad de su cuerpo.

— Mi nombre es Ángela. — Le Tiendo la mano, pero ella continúa escéptica y yo tratando de ocultar mis nervios.

— ¿Quién es mamá? — Pregunta una voz femenina desde el interior de la casa.

— Una riquilla que viene en busca de saber si podrá conseguir atrapar a un galán de portada. — Ante estas palabras, retiro mi mano al saber que no le interesa conocerme, y si con solo verme concluye eso, creo que estoy perdiendo mi tiempo. Pienso en marcharme, pero la puerta es abierta por completo dejando ver a una mujer muy hermosa de unos treinta y cinco años, alta, ojos verdes y cabello rubio, dueña de una bonita sonrisa. Toma a la anciana por los hombros y le habla con cariño.

— Mamá ya te he dicho que debes tratar a las personas con respeto ¿Sabes? Creo que los peces necesitan ser alimentados, ¿podrías ayudarme con eso?

— ¿Mis peces? Comen tanto esos niños... — La anciana cambia su mirada por una de ternura y se marcha.

— Lo siento, solía ser una mujer llena de amor, pero los años han hecho estragos con su cabeza.

— No se preocupe, pero entonces temo que no podrá ayudarme. — Le digo con una sonrisa de comprensión. — Necesitaba que me leyera el tarot. — La mujer sonrío.

— Entonces creo que en realidad usted me busca a mí y no a mi mamá. Mucho gusto, soy madam Rosse.

— ¿Es usted? — Pregunto algo sorprendida al tiempo que recibo su mano.

— Lo soy, adelante.

— Mi nombre es...

— Angela de la Torre... y no crea que soy bruja o adivina, en el país no hay nadie que no conozca a su familia.

— Respecto a eso... — Hablo mientras la sigo.

— No se preocupe, la discreción hace parte de mi oficio, y en cuanto a mi madre, ya debió haber olvidado que hace un par de minutos la conoció. Por favor siéntese. — Al buscar un lugar donde leyeran el tarot, pensé que me encontraría con algo escalofriante, pero nada más lejos de la realidad. La mujer tiene un salón adecuado perfectamente con mucha luz, cuadros de la vía láctea, la alineación de los planetas y muchos libros. Nada de plantas, velas o cruces de cabeza.

Se sienta y yo hago lo mismo frente a ella.

— Antes de empezar, quiero aclarar que solo puedo suministrar la información que me muestre en las cartas, no espere nada extraordinario, el tarot es una ciencia, no brujería, no tengo poderes sobre humanos. Si aún le interesan mis servicios, podemos empezar.

— Por favor. — Es mi respuesta para ella. La mujer no pierde el tiempo y empieza a barajar las cartas.

—Tome una carta. — Dice luego de tenderlas sobre la mesa.— La emperatriz. En tu caso nos habla de un nacimiento, pero no un nacimiento natal, es un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. Te has enfrentado a un evento traumático, pero eso te ayuda a resurgir. Toma otra carta. — Hago lo que me indica y ella continúa. — Espadas. Hay una traición que se está orquestando en tu contra y viene de personas a las que amas.

— ¿Personas? ¿Quiénes?

— Toma otra carta... — Se queda en silencio por un momento. — Un hombre y una mujer, como te lo dije, no puedo darte nombres, pero debes estar atenta a las señales. — Me hace señas con la mano y tomo una carta más. — La muerte de un amor, ese que creíste que no tendría final, las cartas nos dicen que si lo tiene. — Tomo otra carta. — Ese hombre te ama, pero su orgullo y los celos son más fuertes que su amor. — Mi ceño se frunce y por un momento pienso que es pura charlatanería, Camilo nunca ha tenido motivos para celarme. Tomo otra carta, la observo mientras ella vuelve a hablar. — Está es la carta de la muerte... toma otra... ¿La muerte es tu guardián? — Pregunta en lugar de afirmar, evidentemente sorprendida.

Lo siento, lo que las cartas me muestran no tiene coherencia.

— Siga por favor, ¿Qué más dicen las cartas?

— No puedo, ya te he dicho, nunca he visto algo parecido, tal vez estoy interpretando mal.

— Por favor continúe. Lo necesito.

— Lo siento, será mejor que vuelvas otro día. — Saco dinero de mi cartera y se lo Tiendo.

— No es necesario, he hecho una mala interpretación de las cartas.

— Yo no lo creo. — Dejo el dinero sobre la mesa y camino rumbo a la salida.

Me despido de ella quien me sigue y vuelvo a mi carro.

Conduzco sin rumbo alguno dando vueltas en la ciudad, me detengo frente al malecón de Barranquilla, donde me dedico a observar el río, El sol es inclemente a esta hora del día cuando casi se hacen las 12, pero la brisa se impone apaciguando la sensación de ardor sobre mi piel.

¿Qué debo hacer? ¿Voy a un sociólogo? ¿Me enfrento a Camilo? Y si lo hago, ¿qué le voy a decir? ¿Qué debe asumir las consecuencias de mis pesadillas? Eso es absurdo, voy a una banca bajo un árbol tratando de que Dios me ilumine.

Han pasado tres días, y aunque mis alarmas siguen encendidas, no he podido averiguar nada que me haga sospechar de que Camilo quiera hacer algo en contra de mí. En cuanto a la fiesta en casa de Sam, a la que me invitó Magdalena, decidí no asistir, si la secuencia de las cosas debió transcurrir como en mi pesadilla, en una loca teoría creo que logré cambiar el destino, o eso espero.

Camilo me pidió que lo recogiera en el aeropuerto y aquí estoy; con la sonrisa más radiante tratando de continuar con mi vida. Una vez me observa desde la distancia me sonríe y mi corazón se estremece. Es imposible que el hombre que lo daría todo por mí sea capaz de hacerme algo tan atroz.

— Amor, no imaginas cuanto te Extrañé. — Deja las valijas a un lado y me carga mientras me besa. Es este amor bonito al que he estado acostumbrada y el que se niega a dudar de él.

Una vez me deja en el suelo y me giro para caminar a su lado un hombre alto y corpulento tropieza conmigo.

— Perdón. — Dice sin mirarme dejando caer una pequeña flor roja.

Nota Autora.

Es la primera vez que incursiono en el romance paranormal; espero les guste y a mí también 😄 De lo que pueden estar seguras es de que voy a dar el 100% como siempre.

Y ya se dieron cuenta de que tenemos una canción que representa esta nueva historia, así que por fa' saquen el ratico y escuchen "11 Besos, de Morat" Así nos conectamos.

Besos, nos leemos mañana.

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