- ¡Ey! ¡Que hermosa que sos!
-Yo no vine acá para discutir si soy hermosa o no. Vine a saber quien es Silvio-
Respondí con un tono de voz que denotaba todo mi enojo sin voltear a ver quien era el mocoso que me había hablado.
-¡Uhhh Erik! No te esperabas eso-
Se escucharon las risas y burlas de los otros chicos que estaban amontonados contra el baño de varones.
-¡Yo soy Silvio!-
Volvió a hablar esa voz engreída y con coquetería.
Me giré y ahí lo ví, trepado en un muro, con los cabellos castaños despeinados bastante lacios, su frente estaba cubierta de una especie de vincha azul que le servía para cubrir sus orejas del frío que hacía, tenía una sonrisa socarrona que me mostraba todos sus dientes.
Típico del chico que quiere hacerse el canchero y tirar aire de malo, su guardapolvo blanco, que a mi parecer era mas una camisa por lo corto que era, estaba desabrochado hasta la mitad, llevaba unos pantalones violeta y un abrigo de una banda de música de muy mal gusto, además de sus zapatillas marrones con los cordones por el suelo.
Me pareció un horror que un alumno estuviese en esas fachas, no solo por la institución educativa sino porque era una aberración a la moda y al buen gusto. Ni hablar de las muñequeras y pulseras hippies que tenía en las manos.
Lo único que me llamó mucho la atención fueron sus ojos.
Tenía unos ojos que eran casi indescriptibles, enormes, cubiertos por unas espesas y largas pestañas negras, lo que daría yo por tenerlas así sin necesidad de usar rímel, y el color de sus pupilas eran asombrosas, jamás había visto un color así en mi vida, no eran ni azul ni verde, eran la mezcla de los dos, eran brillantes, llenos de vida, era el cielo en esos dos globos oculares. Por un instante me quedé hipnotizada en el vasto de su mirada, hasta que él levantó una ceja y volvió a hablarme.
-Yo Soy Silvio, hermosa.
-Sé muy bien que no lo sos, así que no pienso perder mi tiempo con vos, ¿Quién es Silvio?-
Repetí la pregunta.
-Soy yo-
Dijo un chico bajito dando un paso al frente. La verdad que cuando lo miré me sentí un poco mal por mi actitud. Era de baja estatura, morocho y con muchos rulitos, hasta provocaba ternura, tenía una mirada que demostraba todo su miedo, y no era para menos, un niño de trece años frente a una chica de casi diciocho era mucha la diferencia.
Pero la situación de lo que sucedió con mi hermana me había sacado de mis cabales y completó con su compañerito haciéndose el canchero. Seguramente tendrían la misma edad, aunque el de la vincha parecía con más años.
De igual manera no le daba derecho a querer seducir a una chica que podría ser su ¡hermana mayor! Que mocoso insolente pensé yo.
-¿Podemos hablar Silvio? ¿Me acompañarías un momento?-
Pregunté disminuyendo mi enojo.
El muchacho asintió y comenzó a seguirme.
Como era de esperarse el chico ojos de cielo volvió a abrir su bocota.
-Yo también te podría acompañar con mucho gusto.-
Soltó entre carcajadas.
En ese instante estuve a medio segundo de girarme, mostrarle el dedo medio y soltarle unos cuantos insultos por lo maleducado que me parecía y ni hablar del gusto tan vulgar que tenía con respecto a su vestimenta. Pero recordé que las señoritas no hacen esas cosas, que aparte de clase yo tenía mucho mas cerebro que él, agregando que solo era un nenito,por ende, no valía la pena desperdiciar mis palabras. Así que con toda la elegancia del mundo seguí caminando sin voltear a verlo.
**************
-Disculpá que te haya hablado de tan mala manera, por lo general yo no soy así. Pero todos los rumores que llegaron me sobrepasaron, por suerte que no llegó a oídos de mi mamá porque sino vos y mi hermanita estarían bajo tierra ya.
¿Es verdad que están saliendo?-
Pregunté horrorizada.
-No, no. Yo no estoy con tú hermana.-
Negó con pánico.
Eso generó que mi furia renaciera. Encima de todo ¡cobarde! No era capaz de dar la cara y quería dejar todos los platos rotos para que los pague ella.
-Tienes exactamente cinco minutos para empezar a relatarme la verdad-
Dije fingiendo que observaba mi reloj de mariposas diamantadas.
-Claro está que si no lo hacés quedarás expulsado de esta escuela en este mismo instante. Te recuerdo que estás hablando con Melody Fritzz, ex-alumna de dicha institución primaria, graduada con honores, colaboradora activa de la Biblioteca y de las ferias de Ciencias, una sola palabra con la directora y estás fuera de aquí-
Sonreí con suficiencia mirándolo a los ojos nuevamente.
Está de más decir que el pobre chico pasó de ser morocho a blanco nieve.
-¡No por favor!-
Me suplicó tartamudeando.
-Yo soy un buen alumno y tengo buenas notas, si me mando alguna mala mis padres me colgarán de las orejas-
Lloriqueó él.
-Bueno comienza a hablar entonces.
-Está bien. Sí, Nicole y yo estamos saliendo, pero hace dos semanas comenzamos. Jamás le falté el respeto. Solo nos vemos en los recreos y a la salida. Nada más, lo juro.-
-A mi me llegó el rumor de que se quedan después de hora y que te sobrepasas con con tus sucias manos. Muchos están hablando mal de ella y eso no me agrada nada. Si bien ella y yo somos como el agua y el aceite y su reputación en esta escuela no es ni un poquito como fue la mía no me gusta que se estee expandiendo esa clase de chisme reapecto a su persona.
Encima recién ha cumplido sus trece añitos,sobre todo es MI hermanita-
Grité enfurecida nuevamente.
-¡Eso no es cierto!-
Refutó el.
-Yo jamás me propasaría con ella. Yo tambièn tengo trece años recién. Nicole me parece hermosa y tierna, nunca haría algo que la perjudicara, no sé quién repartió ese rumor pero en cuanto encuentre quien fue le romperé la cara.-
Dijo con su rostro rojo, en verdad parecía enojado.
-Además- agregó con timidez- Ni siquiera un beso nos dimos todavía-
En ese momento quise reirme a carcajadas pero a la vez me derretí de amor. Eran tan tiernos e inocentes y verdaderamente ví que no tenía malas intenciones con Niki. Aunque eran muy chicos, decidí que lo hablaría con mi hermana y luego vería que solución tomaba.
-Está bien. Te creeré por ahora. Igual lo hablaré con ella-
Le dije soltando un largo suspiro y acomodando mi flequillo.
-¡Muchas gracias! Prometo que jamás haría algo que la dañara.
-Eso espero. Ahora entrá a clases o tendrás problemas. Pero ten mucho ojo porque no dudaré en buscarte ¿Entendido?-
-Más claro imposible-
Me respondió caminando de espaldas y sonriendo de oreja a oreja.
-Nos vemos cuñada-
Soltó riendóse cuando entraba a su curso.
¿¿Cuñada??
Pensé yo. ¿Quién le autorizó a llamarme asi? Mientras caminaba por el pasillo pasé por el aula de mi hermana y le dediqué una sonrisa para que viera que todo estaba bien y que no había matado a su Romeo negro como ella creía.
Me susurró que hablábamos luego.
Seguí mi camino pensando que yo a los trece años jugaba a las muñecas todavía, pero la juventud de hoy día era muy diferente.
Después de todo me parecía que el primer amor era lo más lindo, y hablando de amor pensé en Christopher. ¡Hacía tanto que no lo veía! Ojalá mi primer amor hubiese sido como el de mi hermana.
Con esos pensamientos me encaminé hacia mi casa pensando en una buena excusa para mi mamá con respecto a los rumores que se habían propagado de mi hermanita menor.
-Te estaba esperando-
Dije levantando la vista de mis apuntes. El tiempo parecía haber volado desde que llegué a mi casa.
-Ya llegué-
Respondió mi hermana.
-¿Mami no está?
Preguntó tirando su mochila sobre la mesa y comenzando a sacarse el guardapolvo.
-No. Tuvo que salir, tenía unos papeles que arreglar para papi. No quieras esquivar el tema Nicole, tuve que faltar a mi clase de gimnasia para arreglar tus desastres-
Espeté cansada.
-¡Yo no te pedí que arreglaras nada! Pero como es tu maldita costumbre fuiste a meter tus narices donde nadie te llamó. Agradecé que Silvio no terminó conmigo porque sino no te volvía a hablar.
-¿Mis narices donde no me importan? ¿Te recuerdo los rumores que se esparcieron acerca de tu persona Nicole? ¡Que estabas teniendo sexo atrás de la Escuela con tu noviecito! ¡En la cancha de Fútbol! ¿Te parece poco?-
Respondí furiosa.
Mi hermana se levantó de un salto de la silla y apoyó sus dos manos sobre la mesa, bufó y entornó sus ojos hacia mi.
-¡¡Me importa una mierda lo que digan!! ¡¡Nada de eso es cierto!! ¡Y por mi que hablen, no vivo de ellos!
-¿Qué es ese vocabulario Nicole?-
La corregí encolerizada.
-¡No pareces una señorita, pareces una cualquiera! ¿Cómo no te va a importar el qué dirán? ¡¡¡Esos comentarios llegaron a oídos de la abuela y de la tía Steph!!! Les rogué para que no dijeran nada a mamá.
¿La quieres matar de un paro cardíaco? ¿Y si se entera Papá? ¡Te va a sacar de la escuela... Hasta es capaz de echarte de casa! ¿Es eso lo que querés?
-¡¡Me tenés re podrida Melody. Me importa una mierda el qué dirán, yo no vivo de ellos!! Y la tía Steph no es una santa asi que no puede decirme nada.
Con respecto a mamá y a papá no son capaces de hacer tales cosas, vos sos la única mojigata que se desvive por complacerlos en todo y terminás postergando tu vida-
Soltó enojada señalándome con su índice.
Eso fue duro y me dolió a tal punto de querer llorar.
-¡¡Yo soy una señorita decente y pienso en un futuro!! Deberías hacer lo mismo. Además tienes apenas trece años, TRECE Nicole para andar comportándote asi.-
Contraataqué al borde de las lágrimas.
-¿Ya vas a llorar?-
Rió mi hermana.
-Es lo único que sabés hacer. y sí, tengo trece años pero apuesto lo que sea que disfruto mucho mas la vida que vos en tus aburridos casi dieciochos años, ¡mojigata! Dejá de querer complacer a todo el mundo, solo vive, y si querés seguir pareciendo una aburrida mojigata envuelta en tu estúpida burbuja de fantasía y hadas allá vos.
Qurdate asi y vuelvéte una vieja antes de tiempo, pero dejame vivir a mi y ya no te entrometas más.
Andá a estudiar y a preocuparte por tus vestidos y tu estúpido cabello, a ver si tanta inteligencia te sirve para algo.-
De un empujón tiró la silla y salió de la cocina echa un demonio.
No pude hacer otra cosa que largarme a llorar como ella había dicho, sus palabras dolieron y quemaron tanto que me sentía horrible pero quizás, solo quizás, muy en el fondo ella tuviese razón.
*******************
-Lo lamento, no debí decir lo que te dije.
Mi hermana se acercó y me dió un abrazo.
-Ya sabés que soy muy chispita y aveces no mido mis palabras.
-No te preocupes, creo que en varias oportunidades tenés razón-
Respondí recostando mi cabeza en sus hombros.
-Sé que suelo querer cuidarte demasiado, me gustaría ser espontánea y disfrutar más, pero el solo hecho de pensar en eso, escaparme del colegio o reprobar una materia ¡me aterra! Hay días en los que me gustaría ser como vos.
-¡No digas eso! La oveja negra de la familia soy yo-
Contestó levantando mi cabeza.
-Para mí sos la mejor hermana y no tenés que cambiar nada. Yo me siento muy orgullosa y sabés que daría mi vida por vos-
-¡Me harás llorar nuevamente tonta! Yo también te amo y daría todo por verte bien. Aveces suenas tan madura y otras quiero matarte-
Reí golpeándola en la cabeza.
-Tambien quiero matarte-
Dijo devolviéndome el golpe.
-¡Me olvidaba! Erik te mandó saludos.-
-¿Quién es Erik?-
Pregunté frunciendo el ceño.
-El amigo de Silvio, me dijo que te vió esta tarde cuando fuiste a la escuela. Me pidió que te diera sus saludos y también tu número pero le contesté que no podía dárselo sin antes consultarlo contigo.
-A ver, a ver, esperá. De a poco.
Una, no sé quién es el tal Erik y dos ni se te ocurra pasar mi número.-
Dije exaltada.
-Ey tranquila que no se lo dí. Erik es el chico de ojos azules, el de la vincha. Dijo que te molestó bastante hoy-.
A mi hermana parecía divertirle mucho la situación, en cambio, a mi no me agradó nada su comportamiento y más viniendo de un pequeño mocoso ¿Cómo se atrevía ahora a mandarme saludos? ¿Qué tenía en su cabeza?
-Jajaja sí, ¡como no!-
Reí con mucha ironía.
-Decile al niñito ese que primero aprenda a limpiarse las narices antes de querer seducir a una chica mucho más grande que él y por encima de todo decile que yo tengo novio y que seguramente lo conocerá muy bien como todos en este pueblo.
Ahora me voy a dormir, mañana tengo que levantarme muy temprano-
Comencé a empujar fuera de mi habitación a mi hermanita quien quería responderme algo pero no la dejé.
Una vez sola,cerré la puerta y comencé a pensar que verdaderamente en estos tiempos la adolescencia estaba descontralada.
¿Cómo yo me fijaría en un nenito de trece años?
-¡Tu hermanita es una genia! Deberías aprender un poco de ella-
Rió mi mejor amiga.
-No le veo la gracia Anahí, es muy chica todavía. Además te imaginas el escándalo que se armará si mis padres la descubren y más si saben que en cierta manera yo la estoy ayudando.-
Contesté acomodándome en el asiento del omnibús.
-Lo que pasa es que sos demasiado temerosa Melody. No te arriesgas a nada y tu hermana sí lo hace.
Si la llegan a descubrir recibirá un castigo pero no se acabará el mundo, como dice el dicho"¿Quién le quitará lo bailado?-
-Lo dice la persona que se cruza a la casa de mi vecino por la cerca de atrás ¿No?-
Solté una carcajada recordando esa escena en la que mis padres casi descubren a mi mejor amiga escabulliendóse a la casa de nuestro vecino.
-Sí- Respondió suspirando- Nosotros somos como Romeo y Julieta disfrutando de nuestro amor prohibido-.
A veces me gustaría ser como Anahí, ella y mi vecino, que también resultaba ser mi mejor amigo, eran novios desde hacía casi medio año ¿El problema? Es que él ya era un tipo divorciado, sin contar que le sacaba quince años. Pero después de eso y de lo pervertido que parecía la situación él era un buen chico y realmente estaba enamorado de Ella.
-Hablando de Ariel... ¿No sabés si tiene novedades de Chris?-
-Me dijo que aparentemente está de viaje en ruta pero no se han comunicado mucho estas semanas ¿Por qué? ¿No sabés nada de él?-
-No, la verdad es que hace unas semanas no hablamos y ya sabés que los mensajes no son su pasatiempo favorito-
Suspiré con un dejo de tristeza.
-Ay Melody, sabés lo mucho que aprecio a Chris y que me encanta la parejan que hacen pero aveces no entiendo porque es tan idiota.
Hay ocasiones que parece que se desvive por vos y otras que te ignora por completo. Ariel dice que él tampoco lo entiende, que tal vez le falta madurar-.
-Tiene veintidós años ya, me parece que está lo suficiente grandecito¿No lo creés? Sé que tiene razón en molestarse conmigo pero hay cosas en las que todavía no me siento preparada, y él no ayuda mucho.
En unos días cumpliremos un año y un mes y ni siquiera sé si estará en la ciudad.-
Bajé la cabeza cuando sentí que un profundo dolor me inundaba y ganas de llorar nacían desde adentro.
Annie se acercó pasando sus manos por mis hombros.
-Yo creo que él te quiere tanto como vos pero su relación es complicada, lo fue desde el principo.
Están destinados a estar juntos, yo lo sé.-
Me animó reforzando el abrazo.
-¡Sí, claro!-Sonreí con amargura.
-No sé porque las cosas cambiaron tanto desde el año pasado y todavía no se anima a hablar con mis padres-.
-Que sea amigo de tu familia no ayuda mucho Melody, menos sabiendo como es tu mamá. ¡Jamás lo aceptará! Eso lo sabés mejor que nadie-.
-Lo sé, pero me duele que no pasemos mucho tiempo juntos o que no hagamos todas las cosas que hacen los novios normales. Lo amo tanto que me conformo con tan poco.-
-¿Sos feliz a su lado?- Quiso saber mi amiga.
Su pregunta me pilló por sorpresa, si bien él era mi primer amor yo no había vivido esa intensidad de un noviazgo verdadero por así llamarlo y últimamente teníamos mas discuciones que ratos buenos.
-Aveces si y otras no. Depende de si peleamos o no.
La verdad es que no me gusta el rumbo de nuestra relación pero él me dice que en cuánto termine mis estudios todo mejorará-.
-Entonces tranquila, ya cambiarán las cosas. Quiero verte felíz como antes y mas ahora que tenemos que pensar en nuestra graduación, ¡ya no queda nada!-
Gritó eúforica mientras descendíamos del omnibús frente al colegio.
-Sí, todavía ni pensé en eso. Necesito centrarme un poco más en las cosas que realmente importan.-
-Vamos no seas dramática, todo es importante. Y... Hablando de cosas importantes-
Me codeó con una sonrisa picarona.
-Este fin de semana viene mi primo de visita y quiere conocerte-.
-No otra vez con ese tema. No estoy para conocer a nadie Annie, menos si de entrada dijo que parezco fea y odiosa.-
Bufé adelantándome a nuestro salón.
-Lo dijo porque solo vió una mala foto. Dale una oportunidad, se quedará todo el fin de semana y quiero que pasemos tiempos juntas pero tampoco lo puedo dejar solo a él. ¡Por fis! ¡Por fis!-
Suplicó juntando sus manos frente a su mentón.
-Lo pensaré. Pero antes..-
No pude terminar la frase porque de mi cuello se colgó Lauren, mi otra mejor amiga, si necesitabas meterte en pleitos ella era perfecta.
Con excelentes notas pero sin ningún problema para arrancarle los ojos a cualquiera.
Lauren resaltaba entre todos por su tez morena y su larga y lisa cabellera negra, ni hablar de sus curvas que eran perfectas. Tenía a muchos a sus pies, pero aparte de desbordar sinceridad ella desbordaba amor, y es que los novios de larga fecha no eran lo de ella.
Muy diferente era Anahi además de ser la más alta del grupo, era delgada como un escarbadiente, con un cabello rubio y ojos verdes que impactaban, lo que no la favorecía era su cáracter, que a decir verdad una cebolla era mas dulce que ella. Pero si la conocías, en el fondo tenía un gran corazón y era una persona a todo dar, eso fue lo que produjo que mi vecino perdiera la cabeza por la rubia.
Por último estaba yo, la tercera del trío, con mis cabellos castaños hasta la cintura y unos rulos que odiaba pero ahí estaban, era delgada pero no tanto como Annie y no llegaba a tener la figura de Lauren, mis ojos eran de color miel y mi estatura normal. Mi gusto para la moda era indiscutible al igual que mi promedio que era excelente. Tenía a muchos pretendientes a mi alrededor, lástima que yo solo tenía ojos para mi Christopher Draxler aunque él parecía no notarlo.
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