Se dice que todos tenemos un doble, es decir, una persona muy parecida a ti, para evitar decir que idéntica. Cada ser humano tiene un doble o un clon en alguna parte del mundo.
Exactamente, para ello estoy aquí.
Mi abuela materna necesita una operación urgente en su cadera.
El aviso decía que se necesita una doble para una modelo y cantante llamada Ariana Dimarí, decía que ganabas cierta cantidad de dinero solo por participar. Obvio, debes tener un parecido con la chica.
Pasé la primera y la segunda etapa, ahora estoy esperando la última.
Solo quedamos tres participantes.
Si no gano, al menos tendré una parte del dinero para la operación. Si gano, tendré el dinero, más un trabajo como doble.
Ahora, solo falta pasar la prueba de canto. Siempre se me dio bien cantar, le canto a los bebés del orfanatorio, ellos siempre se relajan con mi voz.
—Rocío D' Marin, es tu turno.
Paso adelante con micrófono en mano y pienso en mi abuela.
Trago grueso y respiro hondo.
Comienzo a cantar una de las canciones de cuna. La que mejor me sé.
Cuando termino, veo que todos me miran y susurran entre ellos.
Avergonzada, le paso el escenario a la siguiente chica.
Ya dándome por vencida, voy a casa de mi abuela.
Me tiro al sofá dejando al lado mi cartera.
Respiro profundamente y miro el techo.
La abuela está en el hospital, debo conseguir el dinero como sea.
Oh, ya está oscureciendo.
Me levanto para prender las luces y después cerrar las ventanas.
Mientras hago esto último, veo un flash fuera.
Salgo de inmediato.
—¿Quién eres?. ¿Por qué me fotografías?. ¿Tienes mi autorización?. Te voy de demandar.—Salgo corriendo detrás de un hombre que lleva una cámara.
Como puedo me saco el zapato y se lo aviento, aquel hombre desaparece de mi vista.
Camino suspirando pesado hasta mi zapato.
Cuando por fin me termino de colocar mi calzado, atrás de mí, aparecen unos hombres.
—¿Quiénes son ustedes?.—apenas me dejan hablar y me obligan a entrar a un auto.
De pronto me comienzo a sentir mareada y pierdo el conocimiento.
.........
Abro los ojos de a poco, me cuesta un poco enfocar la mirada.
Miro a mi alrededor y veo unas personas discutiendo.
—¿En qué momento les dije que la trajeran asi?. ¿Qué son?, ¿animales?.—habla una chica con varia joyería encima.
—Señora, cálmese.—dice una mujer un poco mayor.
—No me digas Señora que aún no estoy casada. Oh, despertó.—se acerca a mí.—Disculpa a los animales de allá.
—Disculpa por traerte así.—dice la mujer.—Pero, la Señorita Ariana quiere hablar con usted. Soy manager de Ariana Dimarí, mi nombre es Nala. Primero le explicaré que usted es la ganadora en esto de buscar una doble. Las demás son solo chicas de adorno o de reserva en caso de que usted no acepte.
—Alma, deja de hacer tanta introducción y ve al grano. No, mejor lo hago yo. Tengo un tumor maligno en la mama. Debo someterme a un tratamiento en estados unidos y no puedo descuidar mi carrera ahora. Ni a mi familia. Pronto me voy a casar y me gustaría que te hagas pasar por mí.—Esto es mucho que procesar. Me duele la cabeza.
—Rocío, sé que tienes una abuela. Y ella necesita dinero. Es fácil, únicamente debes fingir ser yo. Nadie se dará cuenta. Será un secreto.—habla la chica convincentemente.
—¿Hasta cuando debería yo fingir ser tú?. No puedo dejar sola a mi abuela.
—Lee el contrato. Hasta que yo me recupere de mi tumor. Es todo. Son solamente cinco meses. Nada más que eso. Por lo de tu abuela, pagas su operación y con el dinero que te daré por ser yo, podrás contratar a una enfermera para que la cuide. ¿Qué dices?. Son exclusivamente cinco meses. Ya investigué todo de ti.
—Es una oferta tentadora. Pero, debo pensarlo mejor.—digo mordiendo mi labio.—es complicado.
—Está bien, te doy quince minutos para que lo pienses bien.—dice la chica acercándose a la puerta de la habitación.—dejémosla sola un momento.
Todos salen de la habitación y yo me levanto de la cama.
Busco mi bolso y recuerdo que lo dejé en el sofá.
Toco mi cabeza en señal de frustración.
—Bien. ¿No era esto lo que querías?. Necesitas el dinero para el cuidado de tu abuela. Solo acepta y listo.
Solo serán cinco meses.
Bien, estoy decidida.
Noto que están fuera de la habitación y les llamo.—Señora Nala, acepto el trabajo.—abren la puerta y entra Nala con Ariana.
—Acá está el contrato.—dice la mujer entregándome una carpeta.—léelo y firmas acá.—apunta la hoja.
—Te hablaré de mi prometido. Nos casamos la próxima semana. Contarte que esto es completamente un matrimonio arreglado entre compañías. La ceremonia es privada con sólo los testigos. Con él no nos conocemos, por eso tenemos la ventaja de engañarlos.—habla Ariana.—Ahora lo importante, mi prometido Caleb Hall es discapacitado. Él en un incendio quedó quemado, tiene la mitad de su cara quemada. Y perdió la movilidad de ambas piernas, está en rehabilitación para que vuelva a caminar.
—Okey, ¿tengo que hacer algo por él?. ¿Atenderlo?, ¿algo?.—pregunto curiosa.
—Según lo hablado no. No tienes que hacer nada por él, solo ser su esposa.
—Está bien. Haré lo que sea necesario para que no haya problemas con él ni con la familia. Seré una buena esposa sustituta por estos cinco meses.
—Muchas gracias, Rocío. Eres muy buena persona. Enviaré un comunicado al hospital, tu abuela será operada lo antes posible. Pagaré todo yo. Tú solo has bien tu trabajo.—dice Ariana caminando meneando su cadera hasta la puerta de la habitación.
—Los gastos de mi abuela, descuéntelo de mi sueldo, Señorita. —digo firmando.
—Si así lo deseas.—dice y todos salen de la habitación dejándome completamente sola.
Espero que todo salga bien.
...****************...
La semana pasó muy rápido, mi abuela ya está operada, solo falta que le den el alta.
Por ahora, hay una enfermera contratada para ella.
—No puedo evitar estar nerviosa.—le digo a Nala.
—Solo relájate. Nadie te descubrirá si haces las cosas bien.—responde mientras revisa que mi maquillaje haya quedado bien.
—No es eso, aquel hombre...Caleb...tiene quemada la mitad de su rostro. Me asusta.—la mujer suspira y sonríe.
—Rocío, yo igual estoy asustada. A ese hombre no le he visto ni en pintura.
La estilista dice que ya estoy lista y que ya es hora de salir a la ceremonia.
—Rocío, por estos cinco meses... olvida que te llamas así. Ahora eres Ariana Dimarí. ¿Comprendes?. Rocío D' Marin... Dejará de existir.
Eso es cruel, pero es mi trabajo.
Hago una respiración para calmarme y abren las puertas para que yo camine hacia el altar.
Solo puedo ver a un hombre en silla de ruedas. Temo ver su rostro.
Al llegar a su lado, cierro los ojos fuertemente y me tenso.
—Deberías abrir los ojos, mujer. ¿Estarás así toda la ceremonia?.—habla una voz fría, pero de alguna manera me transmite seguridad.
Abro los ojos lentamente y le miro.
Admito que fue espeluznante verlo con aquella máscara.
Caleb me ofreció la mano, dudé al principio pero después cedí.
Estoy seguro de que detrás de esa máscara hay una buena persona.
La ceremonia siguió, y al terminar de decir ambos los votos matrimoniales, el juez pide que él me bese.
Soy Ariana... Soy Ariana...
Con ese pensamiento me acerqué y besé la máscara de aquel hombre.
.........
Después de la ceremonia, tuve que irme con él a su casa, bueno, más bien... mansión.
Ahora estoy sentada en la cama, él está en su silla de ruedas completamente callado.
—Caleb, ¿no desea venir a dormir?.—pregunto mirándolo.
—Deseo que no compartamos habitación. Aún no estoy preparado para mostrarle mi rostro a una mujer.—dice cortante.
Veo que alguien está de mal humor.
—¿Quieres que llame a alguien para que me trasladen a otra?.—él se queda nuevamente en silencio.
—No. Hoy es nuestra noche de bodas. Acércate.
Oh, es cierto...pareja de recién casados...hay que consumar.
¿Debería llegar tan lejos por mi trabajo?.
Me acerco con temor.
Él toca mi rostro.
—Eres bastante guapa. Ya veo porque me hicieron casarme contigo.—me suelta y mueve su silla de ruedas hasta un ventanal.
Y así, permaneció en silencio un rato.
—Caleb, ¿que tal si nos conocemos un poco?. Digo, al final somos pareja. Deberíamos conocernos.—hablo sonriendo.
—Comienza tú.—dice suspirando.
—Me llamo Ariana Dimarí, soy modelo y cantante profesional. Tengo 22 años. Me encanta mi trabajo, soy feliz cantando y modelando.—digo el perfil de Ariana.
—¿Eres feliz comiendo restrictivamente?, ¿eres feliz siendo mercadería de una agencia?.—pregunta con un tono sarcástico.
Es cierto, me dieron un menú que debo comer para mantenerme y bajar un poco de peso, ya que peso tres kilos más que Ariana.
—Caleb, veo que eres muy pesimista. Desde que llegamos solo hablas apagadamente, como enojado. ¿Será que no querías este matrimonio?.
—Ariana, ¿quién querría casarse conmigo?. Es obvio que a ti te obligaron a casarte por el bien de la empresa de tu padre. Estás aquí por el dinero, nada más. No, no estoy contento con este matrimonio.
—Creo que solo estas viendo la parte mala de esto. Nosotros podemos ser una buena pareja.—me acerco y tomo su mano.—¿Te avergüenzas de tu situación?. Sientes miedo y yo también lo tengo. Pero, Caleb. Yo cuando te vi, el temor fue momentáneo, para mi no es común ver a una persona con una máscara. Caleb, yo puedo ser una buena mujer para ti.
Puedo ver sus ojos un poco sorprendidos.
Después me jala del brazo y me sienta en sus piernas.
—Yo no pretendo ser un buen hombre contigo, Ariana.—dice tocando mi cintura.—Créeme.—baja el cierre de mi vestido.
—Caleb...no.—le empujo.—No estoy preparada aún.
—¿Tú crees que me importa?.—dice apretando con fuerza mi muñeca.
—Por favor...
En eso, tocan la puerta.
—Disculpen las molestias. Pero, señor. Es hora que su hermano llegue. Son las once de la noche.
—Cuando llegue, dile que suba.—dice suspirando. El sirviente se va y él me suelta.—Ve con Maria, mi ama de llaves. Que te dé una habitación aparte.
—Está bien. Que tenga una buena noche, Caleb.—digo y salgo corriendo de la habitación.
Salgo de la habitación y busco a Maria.
—Señora Maria, Caleb dice que me dé una habitación aparte.
La señora me mira suspirando y me guía hasta un cuarto de invitados.
—Acá tiene, señora Ariana. ¿Después cenará?.—pregunta.
Escucho mi estómago gruñir.—Si, cenaré. ¿Caleb también estará?.—pregunto nerviosa.
—El señor come en su habitación. Comerá con el señorito Zyan, el hermano del señor.
—Está bien.—digo pensando en que conoceré a mi cuñado.
María se retira y yo me quedo pensando en mi abuela.
¿Cómo estará?.
Busco el número de la clínica privada en mi móvil y llamo.
—Buenas noches, ¿me podría decir el estado de Zulema D' Marin?. Mm...su nieta, bueno prácticamente su tutora. Si, operación de cadera. ¿Mi Rut?. Claro, enseguida se lo doy.
.......
La abuela está bien. Con eso estoy más tranquila.
Me recuesto y me quedo dormida.
.........
Entre sueños, escucho la puerta. Me despierto y abro.
—Señora, he estado llamando hace un buen rato. La cena está lista. Por favor, baje a cenar.
—Voy enseguida.
Bostezando me cambio a pijama y bajo a cenar.
Estando abajo, veo sentado a un chico en la mesa serio y comiendo deprimente.
Me acerco y saludo.
—Buenas noches. Provecho con su comida.—el chico me sigue con la mirada mientras me siento.
—¿Tú eres la esposa de mi hermano?.—pregunta con recelo.
—Si, mi nombre es Ariana Dimarí. Usted debe ser el hermano de Caleb, ¿cierto?.—él se queda callado.
Bueno, tienen muchos rasgos parecidos. Y al parecer tienen el mismo genio.
Suspiro y comienzo a comer la cena servida.
El silencio reinaba en el comedor, pero aquel chico decide romperlo de una manera no muy sutil.
—Conozco muy bien a las mujerzuelas como tú. Solo buscas engatusar a mi hermano por el dinero de la empresa.—habla y bebe vino.
—¿Perdón?.—digo ofendida.
—Eso. Que a mujeres como tú no les importa nada más que el dinero. Por eso te diste en bandeja para ser la esposa de mi hermano. A ti no te importa la persona o la situación de Caleb, si no, lo que hay detrás, ¿no?. El dinero.
—Escucha, tú a mí, no me conoces. No hables sin saber.
—Es que si lo hago. Ariana Dimarí, tienes 22 años. Tu padre es dueño de una de las empresas más conocidas a nivel mundial. Lo malo, es que esa empresa está decayendo, por lo tanto, necesitas que alguien para que salve a la empresa de caer en quiebra. ¿No es cierto?.
No sabía aquella versión. ¿Qué debería hacer?.
Bien, me voy a hacer la ofendida. Ya casi termino mi plato, no pasaré hambre si me levanto ahora de la mesa.
—Me está ofendiendo. No voy a permitir faltas de respeto hacia mi persona. Si me disculpa, me iré a la habitación. —digo levantándome de la mesa.
—Ni siquiera duermes con Caleb, ¿te puedes llamar esposa?.
Le ignoro y sigo con mi camino.
...****************...
Esa mujer...
Es que estoy seguro que solo se casó por el dinero.
No puede ser tan santa y buena persona con Caleb.
—Algo debe tener esa mujer, y lo voy a descubrir.—le digo a mi amigo Daniel.—Esa mujer es una prostituta que vende su cuerpo por dinero.
—Zyan, deberías dejarla en paz. No creo que sea como tú dices.
Habla Daniel pero después suspira.
—Podría ser como tu dices, pero no tanto como para llamarla prostituta.
—Daniel, hoy estás invitado a cenar para que conozcas a esa mujer. Ahora, ve a trabajar. Déjame en paz para ordenar mi mente.
—Claro. Nos vemos. Y no lo pienses tanto. ¿Bueno?.—dice mi amigo y yo asiento.
Las personas de la casa no me dejan ni acercarme a la habitación de Caleb.
Quise darle los buenos días, pero no me dejan entrar, dicen que según él dio la orden de no verme.
Maldita sea, ya jodí el matrimonio de la señorita Ariana.
Debo, arreglar esto...de alguna manera.
La noche llegó y ando muy nerviosa. Necesito verlo, para hablar de todo.
Para arreglar las cosas.
Me escabullo y logro llegar a la puerta de la habitación de Caleb.
Golpeo, no se oye nada. Golpeo nuevamente y tampoco responde.
—Caleb, por favor. ¿Podemos hablar?. No has querido abrirme en todo el día. Por favor, hablemos, ¿si?.
En eso que voy a golpear nuevamente, aparece Maria y me mira sorprendida.
—Señora Ariana. Le dijimos que el señor no quiere verla. Respete su decisión.—dice la mujer y trata de alejarme de allí.
—No, señora Maria. Déjeme hablar con mi esposo.—le digo mientras forcejeo con ella para poder entrar.
—¿Qué es este escándalo?. Mi hermano dijo que no quería verte, ¿entiendes eso?.—llega el joven de anoche.—ahora ve a cenar, mujer.
—¿Disculpa?. Tú a mí no me mandas. Yo quiero hablar con Caleb. Solo pido eso. ¿Por qué no puedo?.—digo alzando la voz.
—Cierra la maldita boca.—me habla Zyan.—Y ve a cenar. Yo soy una de las autoridades de esta casa y debes obedecerme. Baja ahora.
—Quiero hablar con Caleb, cuñado. Por favor.—le suplico.
—Después de cenar puedes venir a verlo, solo si es que te abre la puerta.—dice y se dirige al comedor.
Llego al comedor y me siento.
En eso, llega un joven que se disculpa por la tardanza y saluda a Zyan.
—Buenas noches. Provecho, señorita.—dice y me sonríe.
—Buenas noches, mi nombre es Ariana. Un gusto. Soy la esposa de Caleb Hall.
—¿Caleb?.—dice y mira a Zyan.
—Así es, Daniel. Ella es la esposa de mi hermano.
—Oh, disculpe. Señora, un gusto conocerla.
Yo sonrío y espero la comida. Cuando llega, comienzo a comer.
—¿Una mujer tan joven y hermosa casada?.—pregunta Daniel.
—Así es. Es una decisión bastante complicada, pero la verdad soy feliz con este matrimonio. Espero que Caleb pronto se dé lo suficiente como para sentarse conmigo en la mesa.—digo sonriendo.
—¿Por qué Caleb no cena con nosotros?.—pregunta y Zyan golpea la mesa.
—Daniel, estás preguntando mucho.—dice enojado.
—Bueno, Daniel. Caleb no se siente seguro por su condición. Él tuvo un accidente que lo dejó en silla de ruedas. Además tiene una cicatriz en el rostro que lo hace usar una máscara.
—Ah, suerte con ese matrimonio.
—Gracias. Me gustaría hablar con él en estos momentos.—digo apenada.
—¿Por qué no vas a hablar con él?.
—Daniel, mi hermano no quiere. Por favor, coman en silencio.—dice Zyan suspirando frustrado.
Realmente no entiendo a Zyan, será mi mejor amigo, pero su carácter ha empeorado desde aquel accidente.
No entiendo que no le ve a esta chica Ariana, es linda, se preocupa por su esposo... ¿Qué más quiere?.
Es bastante simpática y la encuentro muy adorable.
Zyan, eres extraño. No sé que pretendes.
Zyan se fue a dormir después de despedir a su amigo. Me cayó bastante bien ese chico.
Ahora que ya nadie está vigilando la puerta de Caleb, voy a tratar de hablar con él.
Me acerco a la puerta y golpeo, no responden.
En eso, me doy cuenta que la puerta está sin llave.
Abro y entro.
Miro a la cama, allí está acostado.
Me acerco y le acaricio el cabello.
—Caleb, hey.—le llamo.
Él se queda callado y toma mi muñeca, haciendo que me siente en la cama.
—Oye, me gustaría que conversemos.—le sigo y acaricio su cabello.—Caleb, quiero que conversemos.
—Adelante, habla.—dice el chico un poco sin aliento y con voz débil.
—Bueno, como ahora estamos casados. Me gustaría que te abrieras más a mí. Somos una pareja y no quiero que te escondas. Quiero saber a que le temes, que te hace enojar, que quieres a futuro. Quiero saber eso, quiero que dejes de esconderte.
En eso que espero una respuesta, Caleb comienza a hiperventilar.
—¿Estás bien?. Caleb, oye.—digo preocupada.—¿Puedo quitarte la máscara?. —Él aprieta mi mano y niega.
Está sufriendo y aun así piensa en su apariencia.
—¡MARIA!. A CALEB ALGO LE PASA. —grito y acaricio su cabello.—Caleb, por favor. Quítate la máscara. Por favor. Yo no te voy a temer. Por favor. Hazlo por ti.
En eso llega Maria y le inyecta algo. Después me dice que me vaya a mi habitación.
Cuando salgo al living, veo que en la televisión hay una noticia sobre un incendio.
¿Será que revivió un trauma por ver la televisión?.
Pero, él no ha venido al living.
Quizás sí.
Quedé muy preocupada. Ahora solo queda esperar a mañana.
Suspiro y me voy a mi habitación.
Al otro día, antes de desayunar Caleb pide hablar conmigo...
...****************...
Download MangaToon APP on App Store and Google Play